Capítulo 33: Guerra x Guerra

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Son las 10:38 pm mientras traspaso el capítulo, a ver si alcanzo a publicarlos antes de las 00:00 pm XD. 

Este, ¿cómo digo esto? 

Será un capítulo corto, 7 mil palabras. 

Fue una semana complicada, subí 9 mil palabras en el Fic de Alfia, 9 mil en el de Asfi, 5 mil en la nueva historia que publiqué hoy en la madrugada y 7 mil de esta historia. 

En total, 30 mil palabras en una semana y eso que descansé lunes y jueves XDDDD.

Nombre, pero si a veces soy una cosa bárbara. 

¡EMPECEMOS!

.

.

.

<Distrito del Placer>, 10:00 pm.

Había mucho movimiento.

Las entradas habían sido selladas antes de lo esperado, pero Bell y Mikoto habían logrado infiltrarse con éxito.

Estaban en lo alto de un edificio cercado a [Belit Babili].

-- Bell-dono, ¿cuál es el plan? ¿Vamos y atacamos de frente?

La pregunta directa de Mikoto hizo que Bell sonriera irónicamente, estaba flexionando sus rodillas mientras analizaba el lugar.

Mikoto estaba en la misma posición, observando junto a él y preguntando los planes de guerra.

-- No es una mala idea — respondió — Una distracción no serviría más que para perder el tiempo, y no podemos olvidar que hay un Lv. 7 y varios Lv. 5 en sus filas, además de que la mayoría son Lv. 4 y 3.

Se aseguró de recalcar las desventajas que habían.

-- Lo siento — Mikoto se disculpó — Entiendo que con mi nivel no soy de mucha ayuda, Bell-dono.

La impotencia adornó su voz, mordiéndose el labio por la frustración de ser débil.

Bell notó eso.

-- Por favor no digas eso Mikoto-san, las personas débiles pueden llegar a ser las más problemáticas. Alguien que goza de gran poder siempre dará una apertura y tendrán descuidos, los débiles son peligrosos por aprovechar esos descuidos.

Ofreció esas palabras de aliento mientras la miraba directamente, luego le extendió su máscara hecha por Welf.

-- Tómala — aclaró — Con ella podrás aprovechar la versatilidad de movimientos que tienes, además de tener el elemento sorpresa.

Entregó su confianza a la chica oriental, quien solo podía mirarle en un estado de aturdimiento.

-- ¿M-Mi versatilidad de movimientos...? — preguntó con duda y un tartamudeo.

-- Sí, no he olvidado la pelea que tuviste con Axela en el piso 17 — que trajera ese recuerdo a la conversación envió un escalofrío a la columna de Mikoto — Confieso que admiré tu voluntad de acero que no cedió en ningún momento contra tal diferencia de poder.

Luego de esas palabras sinceras, desganchó la funda que contenía su espada maldita.

-- Así que te confiaré mi espada, ¿puedes adaptarte al uso de un arma que no sea una Katana?

Los ojos de Mikoto no podían estar mas sorprendidos, observando la funda negra azabache que Bell le estaba extendiendo.

-- Yo usaré mis dagas, ya que posiblemente esté rodeado por todos lados, necesitaré un manejo de corto alcance. Así que necesitaré que cubran mi espalda, ¿qué dices, puedo contar contigo, Mikoto-san?

La emoción inundó el cuerpo de Mikoto.

-- ¡Sí! — sus mejillas se ruborizaron — ¡Cuente conmigo, Bell-dono!

Extendió sus manos y recibió la funda, desenfundando la espada y quedando conmovida por el sonido metálico que producía al ser sacada.

Luego, ese hermoso color negro azabache y centro purpúreo la cautivó.

-- Bell-dono, su espada es hermosa e imponente — elogió de inmediato.

Bell le sonrió, aceptando que Mikoto se veía tierna con ese brillo en sus ojos mientras observaba el filo de su espada.

-- Gracias — contestó — Pero ten cuidado de no tocarla porque es venenosa — también advirtió.

-- ¿Tocarla? Me acabo de hacer un pequeño corte, está demasiado afilada Bell-dono...

-- ...

-- ...

-- ...

-- B-Bell-dono... comienzo a ver borroso...

-- ¡¡...!!

Rápidamente Bell invocó con ayuda de Alvis su magia de fuego sagrado, haciendo que todo el cuerpo de Mikoto se sumergiera en las llamas blancas.

4 segundos pasaron y desaparecieron.

-- Eso estuvo cerca... — comentó Bell mientras daba un suspiro de alivio.

-- ¡P-Perdone mi estupidez Bell-dono! — Mikoto dejó la espada e hizo una <Dogeza> — ¡Y-Yo no pude evitar tocar su hermosa espada, soy culpable! ¡No recordaba lo del <Juego de Guerra>!

Bell miró a la postrada Mikoto con una sonrisa suave, le agradaba su personalidad despistada y divertida.

-- No pasa nada Mikoto-san, debí advertirte mucho antes de dártela. Por favor levántate.

Mikoto hizo caso y dejó de hacer <Dogeza>, tomando nuevamente la espada pero con extremo cuidado.

Con su reciente experiencia, hizo una pregunta crucial.

-- Bell-dono, ¿en serio puedo usar su espada para pelear contra las Amazonas? Yo quiero salvar a Haruhime-sama pero... no sé si estoy lista para arrebatar vidas...

Era normal ese pensamiento, y Bell envidiaba a las personas que pensaban así.

-- No te preocupes — fue por eso que le trató con mucha suavidad — Sellaré la maldición de la espada, dejando un pequeño fragmento de su poder lo suficiente para solo inmovilizar, ¿de acuerdo?

Mikoto no entendió eso de sellar, pero había comprendido que podría evitar quitar vidas.

-- Muchas Gracias Bell-dono, lamento los problemas.

-- No le tomes importancia.

Bell usó su magia de sello para contener una gran parte de la maldición en la espada, luego comenzaron con su estrategia para atacar.



X X X



[Belit Babili], 10:30 pm.

Todo era silencioso bajo la tranquila noche.

Frente a la entrada principal de la sede de la <Familia Ishtar>, Bell se encontraba observando la enorme puerta.

Era muy detallada y posiblemente tenía un enorme costo.

-- Bueno, daños colaterales son daños colaterales al fin de cuentas — comentó con desdén.

"Alvis, hagamos una buena distracción"

[¡Sí, maestro Bell!]

Al final, la estrategia había sido una distracción. Con Bell haciendo un escándalo mientras Mikoto aprovechaba de su invisibilidad para tomar a Haruhime sin que nadie lo notara.

Era la opción que evitaba una batalla de desgaste, lo que dos personas no querían al luchar contra cientos de aventureros.

Y en este caso eran Amazonas, no de les debía subestimar.

Alvis, más animada que nunca, no había tardado ni dos segundos en conjurar la magia de fuego, siendo el segundo nivel.

4 orbes azulados aparecieron alrededor de Bell, levitando y girando con lentitud.

Un segundo después, las ráfagas de proyectiles azules llameantes destrozaron la enorme puerta de [Belit Babili].

Un sonido estruendoso se espació por todos los rincones cercanos.

-- Permiso — dijo Bell mientras ponía un pie dentro del lugar — He venido a jugar un poco con ustedes.

No eran demasiadas, pero 7 Amazonas estaban frente a él, sus rostros eran incrédulos al mirar la figura de Bell caminando entre los escombros y el polvo.

Ese estupor duró poco y entre gritos de alegría y guerra, se lanzaron contra el peli-blanco.

-- No quiero sonar machista, pero las mujeres no son la mejor opción para hacerme frente.

Había algo raro en el chico, sonaba molesto a pesar de sus comentarios bromistas.

-- Apártense — un rojo rubí intenso destelló de sus ojos.

Las Amazonas, tomadas por sorpresa, fueron sacadas de sus conciencias por 3 segundos a la vez que sus ojos se perdían y sus rostros se sonrojaban.

Fue mas que suficiente para que fueran golpeadas por numerosos proyectiles de fuego azul, mandándolas a rodar por el suelo.

-- No seré piadoso con aquellas personas que estén de acuerdo en sacrificar a Haruhime-san. 

Con ese comentario en su mayoría gélido, Bell siguió su camino hacia el interior del lugar.

No hizo caso a las inconscientes Amazonas y siguió destrozado el lugar con su magia de fuego.

Paredes, tapices, muebles; todo a su paso era incinerado y explotado.

Las Amazonas que intentaban contenerle no fueron la excepción.



X X X



Interior de [Belit Babili], pasillo oeste.

Un trío de Amazonas se dirigían a distintas direcciones por un repentino ataque a su sede.

Una de ellas bajó para tomar guardia en la entrada del <Distrito del Placer>.

La segunda dobló a la derecha con dirección a la planta baja, dejando a la última que seguía su camino recto, posiblemente a la planta alta del edificio.

Esta Amazona desafortunada de un momento a otro tenía una espada negra azabache con un intenso centro purpúreo en su cuello.

El tiempo se detuvo para ella, su cuerpo comenzaba a sudar por el filo de la hoja a milímetros de su tráquea.

-- ¿Dónde se llevará a cabo el ritual de Haruhime-sama?

La atacante, Mikoto, no presentó duda o amabilidad en el tono de su voz.

-- E-En el piso 40. Cerca del jardín flotante.

Fue suficiente, con la información requerida, Mikoto no dudó en estrangular a la Amazona, dejándola inconsciente.

La arrastró por el tapiz del pasillo y la aventó en un ropero para no levantar sospechas, cerrándolo de forma segura.

-- Nada honorable...

Murmuró con un rostro complicado por sus acciones.

Atacar por la espalda y realizar actos deshonrosos cómo estos no eran de su agrado para nada, pero el recuerdo de Bell bastó para que dejara de pensar en eso.

"Mikoto-san, al final, la persona que sigue en pie es la mejor. No importa el método, una victoria es una victoria. No te perdonaré si mueres por no haber aprovechado todo tu potencial".

Esas habían sido las palabras del chico antes de que se separaran, lo que hizo que Mikoto dejara sus pensamientos sobre el honor.

Si quería respetar algo así, primero tendría que ser fuerte.

A los débiles no se les permite contenerse, tenían que luchar con uñas y dientes, usando todo a su alcance para tomar la victoria.

Con esa resolución, abrió una de las ventanas cercanas y la traspasó, comenzando a escalar la estructura hacia el piso 40.



X X X



Haruhime estaba observando la noche a través de la ventada, temblando.

El presentimiento de que algo inusual ocurría fue confirmado cuando las <Berbera> habían anuncias que <Asesino de Toros>, Bell Cranel, había realizado un ataque directo.

Quiso salir de inmediato, pero fue capturada por dos Amazonas y traída de vuelta a su habitación.

Ahora sus dos compañeras prostitutas y guerreas la cuidaban con los mismos ojos sin emociones de siempre.

-- ¿Qué hizo Cranel-sama...?

Ante la pregunta qué se escapó de sus suaves labios rosados, nadie le contestó.

Haruhime, quien se había cambiado a su kimono rojo formar importado desde el <Lejano Oriente>, siguió observando la noche mientras abrazaba su delgado cuerpo.

"¿Por qué?, ¿cómo?, Por favor detente".

Débiles pensamientos rondaron por su mente mientras su esponjosa cola caía lánguidamente.

Su mirada igual cayó, teniendo miedo de lo que iba a suceder a continuación.



X X X



-- Ustedes vayan a ayudar. Me quedaré aquí.

Mientras Harumihe agonizaba mentalmente, Aisha había llegado a la habitación y dado órdenes a las Amazonas que la cuidaban.

Estaban por acatar las ordenes de su superior, pero otra Amazona extremadamente grande llegó.

-- No dejarás el grupo Aishaaa. ¡Vendrás conmigo para cazar al conejoooo!

-- ... ¿Ahhh?

-- ¿Ya olvidaste la paliza que recibiste por romper la primer <Piedra Asesina>, Aishaaaa?

El sapo subdesarrollado, Friné, se paró frente al delgado cuerpo de Aisha.

-- Planeas usar la situación a tu favor para dejar escapar a Haruhime, ¿verdad? No puedo confiar en ti, así que te quiero donde pueda verte.

Trayendo un problema del pasado donde Aisha había evitado el ritual, las demás Amazonas miraron en confusión.

-- Idiota — dijo Aisha — <Asesino de Toros> es un señuelo, posiblemente <Zetsu Ei> esté con él.

-- Ya lo sé, pero deja que las tercera clase se encarguen de esa Lv. 2. El conejo es el peligrosoooo.

La mas cercana a posible complice de Bell había sido Mikoto, quien había sido captura y echada del lugar hace pocos días.

Pero a Friné poco o nada le importó.

Bell Cranel era el invasor más peligroso, no podían olvidar la masacre que una <Familia> completa había recibido por su propia mano.

-- Pero... — Aisha quiso objetar.

-- ¡Ya cállateeeeee!. Todo lo que debes de hacer es obedecerme, ¿o a caso quieres qué aplaste ese rostro tuyo?

Los ojos de Friné se inyectaron de sangre, atravesando a Aisha que sorprendentemente se mantenía impasible.

Hizo todo lo posible para ignorar el hedor que salía de la boca del sapo, recordando su intento por salvar a Haruhime.

Había sido destrozada por Friné y luego encantada hasta la médula por Ishtar, todo para evitar que se opusiera a sus órdenes.

Además de que la próxima vez donde ponga un pie fuera de la raya no solo ella, sino sus compañeras sufrirían el mismo destino.

-- ¿Entonces?

-- Bien.

Decidió acatar las órdenes.

-- ¡Gegegegegeh!

La risa similar al croa de una rana salió de Friné.

-- Manténganse listas con el tiempo, luego vayan al altar. Asegúrate de que Haruhime llegue con Sámira y las demás cuando todo esté listo.

Antes de que ambas salieran de la habitación, Friné dio ordenes a las dos Amazonas que cuidaban a Haruhime.

Entonces llevó a Aisha y un buen número de Amazonas hacia la entrada, todo para detener a Bell Cranel.



X X X



-- ¿Oh? ¿Irrumpió?

La divina voz de Ishtar reverberó por el interior de sus aposentos, con su característica pipa humeando.

Estaba sentada en su sofá mientras recibía el informe del ataque de Bell.

-- Sí, se encuentra destrozando todo el lugar, todos los intentos por detenerlo han fallado.

-- Destrozando todo el lugar dices... Nadie irrumpe en la fortaleza enemiga sin una buena razón.

Dio una bocanada de humo de su larga pipa, con la brisa que se colaba por las entradas acariciando sus mejillas.

-- Quizás dejó algo... ¿una mujer qué capturó su corazón?

La diosa entrecerró sus ojos mientras se sumía en sus pensamientos.

-- Será capturado de inmediato.

-- No, no lo hagas. Haz que todas se retiren.

Tammuz no supo qué decir mientras observaba a Ishtar levantarse de su cómodo sofá.

Ishtar no explicó nada y no le prestó atención, en su lugar, una sonrisa siniestra apareció en sus labios.

-- Esto podría ser entretenido. Yo misma iré.

Diciendo eso, comenzó a caminar lentamente hacia las escaleras y se dirigió hacia los sonidos de batalla.



X X X



Bell estaba en el piso 30, a más de 100 metros de altura.

Su expresión impasible no cambiaba mientras quemaba y destruida todo en su camino.

-- No dejan de llegar...

Aún así, que hubiera demasiadas <Berbera> presentaba un gran problema.

Su mente, por mas que Alvis la utilizara correctamente, no era infinita.

Fue por eso que siguió confiando en su <Encanto> en lugar de usar sus demás magias, concentrando la de fuego azul para destruir e incendiar el lugar.

Fue rodeado por 4 Amazonas, y no dudó en danzar con ellas.

Sus ágiles y acrobáticos movimientos con las piernas se combinaban en perfecta sincronía para poder darle un golpe.

Y gracias a <Encanto> fue que Bell pudo crear una abertura, usando sus puños para hacerlas retroceder.

Una en especial, posiblemente Lv. 4, logró conectar una poderosa patada en su abdomen, pero una barrera roja rubí había detenido su avance.

El sonido de huesos crujiendo seguido de un grito por el dolor no tardó en llegar y esparcirse por el lugar.

[No permitiré que toquen al Maestro Bell] — Alvis no tenía compasión con ninguna de las Amazonas.

Había usado <Svalin Freyja>.

Una vez salió de esa pequeña pelea, más Amazonas habían llegado para poder frenarlo.

[Maestro Bell, puedo crear una masa mágica concentrada combinando todas sus magias y destruir el lugar, rodearé su cuerpo con una jaula de <Svalin Freyja>. Eso evitará más peleas innecesarias]

El comentario frío y calculador de Alvis llegó al peli-blanco.

"Me agrada tu entusiasmo Alvis, pero no todos en el edificio son nuestros enemigos. Tendremos que seguir así"

[Entendido, perdone por no añadir esas variantes a mi análisis]

Justo cuando Bell estaba por decir que no pasaba nada, las Amazonas que cargaban hacia él habían sido detenidas por un grito repulsivo.

-- ¡Apártenseeeeeeee!

-- ¡...! — un escalofrío corrió por el cuerpo de Bell.

Conocía muy bien esa desagradable voz.

Llevó su vista hacia los pisos de arriba, viendo ahí una masa de carne negra con cabello en forma de hongo.

-- Friné... — murmuró el nombre de esa cosa.

Un segundo después, esa mujer sapo lanzó una hacha de doble filo hacia él a una extrema velocidad.

El avance del arma giratoria lo tomó con la guardia baja, pero logró retroceder su cuerpo y esquivarla.

Un mechón de su cabello blanco había sido cortado.

-- Oye, oye... ¡eso es una locura! — comentó Bell al ver el desastre que había causado esa cosa.

Había destrozado todo en su camino, convirtiendo la barandilla, piso e incluso pared y asī continuando por otros 4 pisos.

Regresó su vista hacia arriba, viendo que a lado de Friné estaba una Amazona de complexión delgada y atractiva: Aisha.

-- ¿¡Me extrañaste tanto que regresasteeeeeee!? ¡Ay, qué dulce y lindooooo!

Otro escalofrío inundó el cuerpo de Bell, dando una expresión horrorizada ante esa cosa parecida a un sapo.

Otras Amazonas le dieron a Friné dos hachas de guerra, luego regresó su vista hacia Bell.

Un segundo más tarde, ella despegó del suelo.

-- ¡...!

-- ¡¡Voy a por tiiiiii!!

"¡Diablos, diablos, diablos! Alvis, con esta cosa no debo contenerme, usaremos todas las magias y habilidades. ¡Reserva <Destrucción de sangre> en caso de emergencia!"

[A la orden maestro Bell! ¿Debo usar <Encanto> contra el sapo?]

"¡Negativo! ¡De ninguna manera!"

Después de negarse a usar su habilidad en Friné, se dio la vuelta y comenzó a correr por los pasillos, escuchando el sonido estruendoso de los pasos de su perseguidora.

-- Dejen que el sapo se encargue del conejo. ¡Todas ustedes, al piso 30!

Las ordenes de Aisha lograron entrar por los oídos del peli-blanco, pero no tuvo tiempo para pensar en ello.

Su armadura de rayos había hecho presencia, otorgándole mayor movilidad y resistencia.

Desenfundó sus dagas y fueron cubiertas por llamas azules y rayos.

Fue a tiempo, ya que a una velocidad increíble Friné había llegado a su lado, dejando caer ambas hachas de guerra sobre él.

El sonido del metal chocando con metal sonó, con las chispas bailando por el aire.

-- Oh, puedes detener mis ataques.... ¡Gegegegegeh!

Friné usó su peso corporal para bajar más sus hachas.

-- ¡¡Bailemos entonces, conejitoooo!!

-- ¡¡No gracias!!

Bell se negó sin dudarlo.

Repelió el ataque gracias a su magia potenciada, no dudando en ordenarle a Asfi que cambiara al fuego negro.

Friné notó el peligro en los orbes que estaban apareciendo, así que dio un salto hacia atrás.

Segundos después, el lugar donde antes estaba de pie fue calcinado por completo, ardiendo en llamas negras.

-- ¡¡Tienes unas magias tramposas ehhhhhh!!

A ella no le importó y avanzó nuevamente, lanzando un tajo con su hacha de guerra hacia Bell. Nuevamente, Alvis había usado la magia defensiva.

Pero la fuerza ejercida en el ataque era demasiada, correspondiente a un Lv. 7, así que fue mandado a volar hacia atrás.

Impactó con una pared y la atravesó, pero la armadura de rayo había amortiguado la mayoría del daño.

-- Ella no será fácil de pasar... — comentó Bell con pesadez.

-- ¡Así que si puedes bailar, conejitoooo!

"Su voz ya me está molestando"

Los 4 orbes negros levitando a su alrededor comenzaron a disparar, pero Friné los esquivaba con su alta velocidad de primer nivel.

Bell comenzó a retroceder, absteniéndose de usar <Argonauta> hasta estar seguro de conectar un golpe.

[Maestro Bell, detecto presencias en la habitación contigua. Las probabilidades de que sea una trampa son altas]

Los ataques de las hachas de guerra eran esquivados por poco, destrozando el lugar donde conectaban.

"Entiendo, pero no importa. Mientras mas Amazonas vengan por mí, más fácil la tendrá Mikoto-san"

La risa similar al croar de una rana eran por alguna mayor más fuertes que los impactos de las armas.

Fue acorralado hasta el punto de entrar a una habitación mas amplia donde le esperaba una emboscada.

Justo como lo había dicho Alvis.

Una gran cantidad de <Berbera> llenaba el lugar, con Bell enfocando su atención en Aisha quien estaba bajando las escaleras.

-- Lo hiciste bien para llegar hasta aquí — comentó ella con su rostro serio.

Los pesados pasos de Friné resonaron por la habitación, obstruyendo la entrada por donde había pasado.

Fue rodeado al instante.

-- ¡Gegegegeh! ¡No hay salida, conejitooooo!

-- ¡No me digas conejo! — Bell exclamó dramáticamente — ¡Haces que me dé escalofríos!

Dio unos pasos en retroceso hasta quedar en el centro, con sus atacantes listas para lanzarse hacia él.

"Alvis, iremos por tu plan de hacer volar todo, solo reduce el rango de explosión"

[Yo me encargo de hacerlas explotar, Maestro Bell].

Las magias y habilidades estaban por activarse y las Amazonas comenzando a acercarse, pero una voz fuerte las detuvo.

-- Todas ustedes, deténganse.

La ominosa voz de Ishtar llegó a oídos de sus dependientes y de Bell.

El movimiento cesó, todas las miradas se dirigieron a la cima de la escalera principal, viendo ahí a la diosa Ishtar.

-- Ishtar-sama, ¿a qué se refiere con detenernos?

-- ¿No me escuchaste Friné? Dije que se detengan — Ishtar miró furtivamente al sapo — Vayan y asegúrense de que esta vez el ritual no falle, yo me encargo de Bell Cranel.

Friné miró complicadamente a su diosa, apretando sus puños y dientes.

-- ¿Tienes algo que decir? — preguntó Ishtar.

Después de unos segundos donde nadie se movía, Friné negó.

-- No, no tengo nada que decir ishtar-sama.

Diciendo eso, la colosal mujer dio vuelta sobre sus gordos pies y comenzó a salir de la habitación.

Hubo claro disgusto en su mirada.

-- Es caso perdido, Ishtar-sama lo cautivará.

-- Si, que lástima.

Varias de las <Berbera> susurraron para sí mismas, y en un corto tiempo, la habitación quedó completamente vacía.

-- Ehh... ¿gracias?

El tono bromista de Bell al tiempo que enfundaba sus dagas hizo que Ishtar sonriera divertidamente.

-- Bell Cranel, ahora que te veo bien, en realidad eres lindo — ella fue directa en su halago.

Antes opinaba que era un tanto infantil, pero la expresión seria que Bell daba en estos momentos le hacía ver atractivo.

El peli-blanco se mantuvo callado, observando a Ishtar que seguía bajando lentamente las escaleras.

-- Pensé que la zorra de Freya tenía un pésimo gusto, debo admitir que me apresuré un poco.

Luego pasó directamente a insultar a Freya, la diosa de Bell.

Un ceño fruncido nació en el peli-blanco, pero se reservó los comentarios.

"Hace mucho que no la veo, debería visitarla después de esto" — hizo una agenda mental.

Ishtar se confundió al ver el rostro pensativo, así que preguntó.

-- ¿A caso te ofendió que llamara así a tu diosa? Es normal, después de todos sus hijos son unos psicópatas.

El tono venenoso hizo reír a Bell.

-- Oh, no, te equivocas. Estaba pensando en ella, pero no de la forma que crees — Bell negó sus palabras.

Agitó sus manos con desdén.

-- Por cierto, me gustaría preguntarte algo, diosa Ishtar.

-- ¿Qué es?

Con la diosa de piel cobriza a unos metros de él, afiló su mirada y preguntó seriamente.

-- Ya tengo una ligera sospecha, pero quiero confirmarlo. ¿Por qué llevas a cabo el ritual con Haruhime-san?

Su voz se tornó uniforme y seca, analizando cada reacción de Ishtar.

-- ¿Puedes hablar de otra mujer frente a mí? Ufufu, interesante — ella no prestó atención en nada que no le interesara.

-- No es muy difícil, de hecho, es muy fácil.

Bell no se molestó en decir eso, sabiendo el resultado.

-- ... — Ishtar distorsionó su rostro en uno de disgusto.

Caminó hacia él, acortando más la distancia.

Luego comenzó a desvestirse.

"¿Esto es en serio? ¿Qué tipo de ataque psicológico es este?" Porque es muy malo — Los ojos de Bell se volvieron puntos blancos.

[Maestro Bell, ¿puedo incinerar a la pervertida?]

"Ahaha, tranquila Alvis, a diferencia de Apolo ella parece un tanto lista, necesitamos pruebas de sus actos para hacer justicia por mano propia"

[¿Entonces qué hará, Maestro Bell? Detecto el despliegue de <Encanto> de la pervertida]

"Oh, ¿así qué desvestirse es un requisito para usar su <Encanto>? No es muy practico que digamos".

[Sí, en ese sentido el suyo es mejor Maestro Bell]

"Gracias, gracias. Entonces, ¿crees que podamos...?"

[No hay duda, démosle una cucharada de su propia sopa]

Bell había ignorado por completo del avance de la desnuda Ishtar, sumergiéndose en una platica con su habilidad Alvis.

La diosa lo detectó.

--Tú... ¡¿acaso estas ignorándome?!

Su voz se exaltó un par de niveles.

-- Oh, perdón perdón. Estaba pensando en algo, pero no puedes enojarte después de haber ignorado mi pregunta.

-- ¡No digas idioteces! — Extrañamente, Ishtar estaba temblando.

Estaba haciendo uso de su <Encanto> como diosa del amor, pero el chico a pocos metros delante de ella ni se inmutaba.

Incluso solo la estaba viendo a los ojos, ignorando su desnudo cuerpo.

Ella se sentía insultada.

-- ¡¡Tammuz!!

Fue entonces que gritó.

"Finalmente..." — Bell lo tenía todo calculado.

Una sombra a la velocidad que no pudo percibir se posicionó detrás de él, luego lo estrelló contra el suelo mientras torcía su brazo para impedirle el movimiento.

-- ¡Kh...! — el quejido del peli-blanco sonó.

Fue bueno que su traje amortiguara la mayoría del daño.

"Alvis, dime su nivel"

[Nivel 6 Maestro Bell]

No estaba usando su magia de rayo que potenciaba sus cualidades físicas, así que fácilmente había sido inmovilizado.

-- Kufufufu — una risita desagradable salió de los labios de Ishtar — Ahora quédate quieto mientras grabo mi cuerpo en cada fibra de tu ser.

La poca distancia que antes los separaba no existía, con Ishtar a tan solo unos pasos de distancia mientras mi miraba desde arriba.

Bell no se molestó en alzar su mirada, después de todo no quería ver el cuerpo desnudo de la diosa.

Viendo eso, Ishtar dobló sus rodillas para alcanzar el rostro del chico y elevarlo, pero:

"Alvis, manda a volar al tal Tammuz"

Al igual que con cierto hombre lobo que intentó leer su <Estado> hace ya unos meses, el hombre llamado Tammuz recibió una descarga eléctrica de alta potencia.

El sonido atronador de un imponente rayo lastimó los oídos de Ishtar, soltando un quejido de dolor.

Sus ojos fueron dañados por el destello azul, luego notó que escombros caían del techo de la habitación.

Elevó su vista lastimada solo para llevarse la sorpresa que un agujero con la forma de un humano se extendía por el techo, y sino miraba mal, no solo era uno.

Tammuz había sido lanzado varios piso en ascenso por la torre [Belit Babili].

-- ¿T-Tammuz...? — ella no sabía qué decir, solo miraba en completo shock.

"Gracias Alvis" — mientras la diosa estaba en trance, Bell agradeció mientras se levantaba.

Sacudió el polvo de su traje nuevo.

[Yo solo sé decir de nada, Maestro Bell] — el tono de Alvis sonaba feliz.

-- Es como lo he dicho, los fuertes siempre dejan espacios libres y los débiles aprovechan esos mismos espacios.

La voz calmada del peli-blanco trajo de nuevo a la diosa, bajando su vista hacia él y retrocediendo unos pasos.

-- Ahora, bien podría mandarte al plano celestial, pero esa mujer se molestaría...

De pronto, dijo palabras aterradoras sin ninguna complicidad, aunque eran un tanto extrañas.

-- ¿Q-Qué estás...?

-- Así que solo te demostraré que yo también tengo algo de <Encanto>.

Sin dejarla hablar, los ojos de Bell destellaron un intenso rojo rubí brillante, haciendo que su cuerpo desnudo se tambaleara.

Sus mejillas comenzaron a sonrojarse y su respiración se volvió pesada.

-- Es todo, no estoy interesado en tus celos hacia Freya-sama, así que dejaré que el <Gremio> se encargue de ti.

Bell se dio la vuelta, dejando a Ishtar que había caído sobre sus rodillas con su vista nublada y su consciencia perturbada.

-- ¡¡¿Qué demonios?!! ¡¿Tienes <Encanto>?! ¡Eso es imposible!

Ella comenzó a gritar.

-- Si lo tienes, ¡¿por qué?! ¡Qué diferencia hay entre el tuyo y el mío!

El lento caminar de Bell se detuvo, regresando su vista por encima se su hombro.

Él sonrió.

-- Esencia.

Ishtar se quedó petrificada mientras miraba la sonrisa que Bell le dedicaba.

-- Ninguna otra cosa tiene sentido ahora, ¿verdad?. Nos vemos.

Un momento de silencio.

Luego las puertas se cerraron seguido inmediatamente por el atormentado grito de una diosa.



X X X



Desde una ventana en las afueras de la anterior habitación.

-- Esto va mal.

Con esas palabras preocupadas, Bell alzó su mano con la palma abierta por la ventana y la apuntó hacia el oscuro cielo.

-- Es hora de los refuerzos.

Un rayo de fuego azul salió expedido de su palma y atravesó la calmada noche.



X X X 



<Jardín Flotante>, un rayo de fuego azul había ascendido atravesado la noche.

Había una gran cantidad de cuerpos tirados por el puente que servía de conexión entre la torre y el <Jardín Flotante>.

La pesada respiración de Mikoto se esparció con el viento.

NOTA: cambien la katana por la espada de Bell XD y joder, Mikoto tan hermosa 

-- Es más problemática de lo esperado... — Samira jadeó pesadamente.

Estaba siendo acorralada por la herida Mikoto y eso era vergonzoso.

Ella recientemente había subido a nivel 5, así que era ilógico que una cualquiera nivel 2 le estuviera causando tantos problemas.

E incluso, con rastros de vencerla.

"¡Esto no hubiera pasado si me hubiera hecho esos cortes!"

Su furia creció al recordar que Mikoto había comenzado a cortar ligeramente a sus compañeras, por su puesto, ella no fue la excepción.

No pudieron hacer nada hasta que ya era demasiado tarde, que la chica oriental fuera invisible importó mucho.

Fue pura suerte que de un corte esa mascara se partiera a la mitad.

-- ¡¡Me llevaré a Haruhime-sama, así que apártate Amazona!!

Mikoto gritó fervientemente.

Ella estaba decidida a rescatar a su amiga de la infancia, quien justo ahora, estaba llorando mientras le veía desde el altar donde seria sacrificada.

Eran alrededor de 15 Amazonas las que estaban cuidando el lugar, y de todas ellas solamente quedaba una.

Samira.

-- ¡No seas engreída, mocosa! — la Amazona se abalanzó contra ella.

A pesar de que estaba contagiada por la maldición retenida de la espada, aún podía moverse a la velocidad de un Lv. 2 a finales o Lv. 3 a inicios.

Mikoto blandió la espada negra azabache que no perdía su brillo o filo, esquivando las patadas acrobáticas de la Amazona y aprovechando sus descuidos.

"¡Es como lo dijo Bell-dono, los fuertes siempre subestiman a los débiles!"

Retrocedió un paso y giró sobre sus pies, dejando que el peso de la espada creara un torbellino a su alrededor y logrando cortar por tercera vez a la Amazona.

Fue suficiente para que Samira cayera sin poder moverse.

-- Por fin... — las palabras cansadas de Mikoto sonaron.

Comenzó a caminar hacia el altar donde se encontraba Haruhime, ella le miraba con extrema preocupación por sus heridas.

"Gracias a Bell-dono... gracias a que sirvió como carnada..." — todo su ser le estaba agradeciendo a ese chico amable pero feroz.

Miró hacia atrás sobre su hombro y observó el edificio en un completo desastre, estelas de humo salían de él.

Entonces, sin previo aviso.

-- ¡Gegegegeh! — el croar de una rana llegó a oídos de Mikoto.

No pudo ni siquiera saber qué la había golpeado, pero todo su cuerpo se sintió sin fuerzas cuando fue azotado contra el concreto del puente.

No se le permitió gritar por el dolor cuando fue sujetada dolorosamente de su pie y alzada, luego, fue azotada de izquierda a derecha.

La espada que Bell le había confiado en un momento se había soltado de su mano.

-- ¡¡Mikoto-sama!! — el grito horrorizado de Haruhime fue lo último que escuchó.

Todo se volvió oscuro para Mikoto. 



X X X



Actualidad.

El cuerpo maltratado de otra Amazona rodó por el pedregoso suelo, había quedado inconsciente después de una serie de patadas por parte de Axela.

-- Bueno, ahí va otra — comentó Welf con ligera compasión en su voz

Ellos estaban siguiendo a la molesta chica que iba pateando gente para abrir paso por el lugar.

Amazona que veía, Amazona qué pateaba.

Pronto, más integrantes de las <Berbera> habían rodeado a la joven peli-negra.

-- Aquellas que no valoren su propia vida den un paso al frente — nuevamente Axela habló.

En todo su recorrido ella había estado dando esas palabras de advertencia, y como siempre había pasado hasta ahora, las Amazonas se lanzaron con distintas emociones.

Su parte guerrera salía a flote ante la belleza de pelo negro que iba apaleando a sus compañeras.

Y como si danzara con ellas, Axela hizo uso de su Katana enfundada y destreza en taijutsu para eliminar a sus atacantes.

Una vez las dejó inconscientes y con heridas mortales, siguió caminando

-- Ustedes, ¿qué hacen siguiéndome? — Axela finalmente preguntó.

Se dio la vuelta y dirigió hacia los hijos de Take, Welf, Daphne, Cassandra e incluso Kaguya.

Todos tragaron pesadamente ante la mirada malhumorada de la joven.

-- ¡¿También yo?! — Bueno, todos menos Kaguya.

Ella había reaccionado dramáticamente con lagrimas cómicas en las esquinas de sus ojos amatista.

-- Escuchen, yo iré a por Bell. Ustedes vayan y destrocen el lugar, ¿entendido?

Ella estaba priorizando sus intereses, ya que estaba enfadada de que todas las Amazonas vinieran hacia ella e impidieran su reunión con Bell.

-- P-Pero Axela-sama — Welf intentó protestar.

-- ¿Entendido?

Y se quedó solamente en el intento.

-- " " " "¡Entendido!" " " "

Era de conocimiento común no contradecir a Axela en la <Familia Phobos> y la <Familia Takemikazuchi> ya habían sido adiestrados anteriormente.

-- Bien, luchen aunque pierdan los brazos y las piernas. Kaguya, tú irás con los orientales, no puedo dejar que Bell se mortifique si llegan a morir.

-- Está bien.

A ella no le importó en absoluto, solo quería divertirse un poco.

-- Herrero, tú te quedas con la peli-roja y la tímida.

-- ¡A la orden, Axela-sama! — Welf hizo un saludo militar.

Aquí es donde Daphne debería criticarlo como alguien patético, pero en absoluto podía hacerlo.

Se trataba de Axela, y cuando se trataba de ella, ambos compartían ese miedo.

La joven oriental observó a las personas presentes, luego asintió y les dio la espalda, comenzando su búsqueda.

Necesitaba encontrar a Bell, y la pista más reciente era esa enorme torre.

-- Sí mueren me aseguraré de destruir sus almas para evitar que reencarnen.

Con esas últimas palabras, la chica comenzó a correr.

Los escalofríos que sintieron todos sus "compañeros" sucedieron en silencio, haciendo que sus gargantas se secaran y sudaran frío.

Kaguya comenzó su propio camino hacia otro lugar, siendo seguida por los demás orientales hijos de Take.

Solamente Welf, Daphne y Cassandra se quedaron el el mismo lugar.

-- Entonces, ¿hacia dónde? — preguntó Daphne.

Ella junto a Cassandra era una Lv. 4, superando por dos niveles al chico herrero.

-- Optaremos por un escudo lanza — contestó Welf — Ustedes me cubrirán mientras me centro en destrozar los edificios.

No hubo objeciones ante su plan.

Y con una sonrisa dentuda muy característica de él, comenzó a caminar al mismo tiempo que desenfundaba su nuevo invento.

-- ¡¡Hay que alocarnos!! — exclamó fervientemente.

Cassandra asintió tímidamente y lo siguió.

Daphne... ella suspiró ante la actitud infantil de su compañero, pero sus mejillas estaban levemente ruborizadas.



X X X



El cuerpo inerte de Mikoto estaba sobre el concreto del puente.

Los lamentos de Haruhime resonaban por el frío lugar.

Su piel tenía lugares morados debido a los golpes que Friné le había dado, e incluso ahora, todas las Amazonas antes desmayadas ahora no estaban.

Las demás <Berbera> las habían arrastrado fuera del lugar, y ahora estaban esperando a que la hora exacta para el ritual comenzara.

Entonces, una nueva presencia comenzó a caminar lentamente desde el otro extremo del puente.

Todas las Amazonas vieron al chico que parecía muy molesto.

-- ¡Gegegegeh! ¡¿Ishtar-sama ya terminó contigo y ahora es mi turno?!

La voz ronca de la mujer sapo sonó.

En su mano derecha tenía la espada de Bell.

El peli-blanco se detuvo.

Llevó su vista hacia el cuerpo maltratado de Mikoto y su expresión enojada empeoró, sus ojos comenzaron a emanar completa hostilidad.

-- Suelta esa espada, o te cortaré el brazo — no se reservó la ira en él — Espero que estén conformes, ustedes anhelantes del poder, lo conocerán de primera mano. No tendré piedad.

Su figura fue captada por los llorosos ojos de Haruhime, quien miraba en completo trance al chico peli-blanco.

"Cranel-sama...." — esa ira desbordante en él era nuevo para ella.

-- Eres demasiado temerario e imprudente, chico — Aisha a lado de Haruhime comentó — ¿No crees que estás en desventaja? Somos más de 20 contra 1.

Aisha tenía razón, en el lugar estaban las Amazonas que antes Ishtar le había quitado de encima.

En retrospectiva, si Bell hubiera durado más tiempo como distracción, Mikoto posiblemente hubiera logrado salvar a Haruhime por su cuenta.

"Qué descuidado de mi parte" — el chico se auto-criticó internamente.

-- No te confundas, no estoy solo, lo he dicho muchas veces — dijo mientras se acercaba — Y no soy tan arrogante como para afirmar que ganaría contra ustedes, así que lo repetiré una vez más, dame la espada.

Su voz molesta subió el tono.

-- Solo personas dignas pueden tocarla, y tú, no eres una de ellas.

La espada era un recuerdo de su abuelo, así que Bell era muy especial en el tema de prestarla.

De hecho, Mikoto fue la segunda en sostenerla después de Axela.

-- ¡Gegegegeh! ¡Oh, qué miedo! ¡¿Por qué no vienes y me la quitas, coneji—?!

Friné no alcanzó a terminar de hablar cuando una increíble presión se presentó en el aire.

Unas pocas Amazonas Lv. 3 cayeron sometidas contra el suelo.

Y luego, un tajo preciso se dirigió al cuello de Friné.

El sonido del metal chocando contra el metal reverberó por la extensa noche, con Friné habiendo bloqueado con éxito el ataque con su hacha de guerra.

-- Hey maldita abominación. ¿A quién estás llamando así? — una voz más muerta de lo que muchas podrían imaginar sonó.

Incluso Bell tembló al ver la espalda de su novia frente a él.

Su larga Katana estaba desenfundada.

-- ¿Y tú quién eres, fea? — preguntó Friné con clara molestia.

Antes de que Axela arremetiera contra la mujer sapo, un llamado la trajo de regreso al mundo de la razón.

-- A-Axela... — fue un llamado temeroso.

Miró hacia atrás por encima de su hombro, y a unos pocos metros, estaba Bell.

Su novio.

Una brisa ondeo su flequillo con el viento, luego sus labios formaron una suave sonrisa y comenzó a caminar hacia él, ignorando a las Amazonas que no sabían qué pasaba con este ambiente inesperado.

Inconscientemente Bell suspiró de alivio al ver la sonrisa de su novia en sus labios que hace tantos días no besaba, pero se fijó tanto en ella que no vio sus ojos.

Esos orbes verde-agua no sonreían en absoluto, estaban fríos.

-- Axela... — entonó Bell con cariño.

La distancia había sido eliminada, con los espectadores que no tenían ni idea de qué carajos estaba pasando y a dónde se había ido el ambiente hostil.

Axela extendió sus brazos hacia Bell y este quiso hacer lo mismo, pero las manos de Axela agarraron fijamente el cuello de su camisa.

-- ¡...! — fue jalado hasta el punto que que sus narices se tocaban.

Entonces Bell vio los ojos gélidos de su novia.

Luego, sus suaves labios se movieron.

-- Escúchame bien  estúpido maldito conejo desgraciado e infiel, tú y yo tendremos una platica muy larga cuando esto termine — tembló de miedo ante las palabras.

No sabía si eran susurros o gritos, pero todo se tornaba tan silencioso a sus alrededores.

-- A-Axe — quiso hablar.

-- Cállate idiota, lo que quieras decir no te ayudará en nada.

Bajó su cabeza con una expresión arrepentida y temerosa.

Sí, estaba temblando levemente.

Un silencio se hizo presente por unas docenas de segundos.

-- Ya dame amorcito — Axela volvió a hablar.

-- ¿ Eh?

Bell alzó su mirada debido al tono tímido y cariñoso que no se parecía en nada al frío de antes.

Ella ladeó su rostro en perfil y mostrando su mejilla.

-- Apúrate, o me enojaré.

Sus mejillas estaban pintadas de un lindo rojo.

-- S-Sí... — Bell entre nervioso y temeroso le dio un beso en la mejilla.

'¿Qué demonios están haciendo?' O '¿Me juras que la besó?' — los murmullos de las Amazonas llegaron a la pareja acaramelada.

Ignorando eso, Bell miró a su novia que ahora le daba una mirada cariñosa.

-- Ehehe, se sintió bien — ella murmuró sonrojada.

Tomó sus mejillas con ambas manos y ladeó su cabeza de izquierda a derecha con una sonrisa tonta.

Aunque eso duró poco, nuevamente sus ojos quedaron libres de emociones.

-- Bien — aclaró su voz — ¿Qué es lo que pasa con ese sapo? ¿A caso te molestó?

Preguntó mientras se ponía a su lado, mirando a sus contrincantes, en especial a Friné.

Bell pensó en quejarse como un niño se quejaba sobre otros que le hacían burla con su mamá, pero pensó en su dignidad y dejó la idea de lado.

-- En pocas palabras, ellas quieren sacrificar a Haruhime-san para obtener más poder.

-- Entiendo, entonces mostrémosle las consecuencias de anhelar el poder.

Ella no preguntó más.

¿Quién era Haruhime?

¿Cómo su sacrificio les daría más poder?

Nada de nada, solo balanceó su Katana con precisión.

Bell sonrió ante eso, desenfundando sus dagas gemelas y tomando una postura de combate.

-- ¿Lista para nuestra primera pelea juntos?

-- Nunca lo he estado más, trata de seguirme el paso.

Sin decir más, se lanzaron contra sus contrincantes. 


To be continued XD



Bueno, para el duo de Axela y Bell quiero lucirme, así que ténganme paciencia para el siguiente capítulo :3 

Oh sí, trataré de que este viernes sea sobre publicación en esta historia. 

Y... mi cabeza está explotandoooooo! JAJAJA si me excedí así que tomaré unas vacaiones. 

¿Alguien que lee mis locuras de de Chiapas? es que tengo la duda en ir o no las próximas semanas, nunca he estado ahí así que por eso pregunto 😔👊🏻

Bueno, me despido mi gente no sin antes aprovechar para invitarlos a leer el prólogo de "Un mundo cruel". Tengo cosas chidas en mente para esa historia XD. 

Ennnnnn fin, nos vemos, Barrita fuera :3 ¡Dejen sus estrellitas!

Buzón de sugerencias: 🍷🧐

Buzón de quejas: 😔👊🏻

Buzón de halagos: 😎👊🏻

Chao chao, arribaderchi 🧐🍷

Ya tengo material para una escena de Bell con Ryuu jeje, gracias RETUMBAR-kun

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