Justo después de que Norman despertara de su ensimismamiento, hablamos un poco más y luego nos fuimos.

Un punto que pareció interesarle mucho a Norman fue cuando el profesor Yuugo me preguntó:

— ¿Acaso no te importa lo que los demás piensen sobre esto? — en el momento en que Yuugo pareció recordar algo me lo preguntó. — Escuché de algunos alumnos que casi tienen sexo en las duchas.

Eso fue demasiado vergonzoso. Mientras molestaba a Norman ese día me parecía muy divertido, pero que los pobres alumnos lo recordaran y que se esparciera tal hecho era penoso, en cierto sentido; porque no me arrepentía de haberlo hecho. Mi intención no era incomodar a nadie, ni hacerlos enojar, o afectarles, es solo que no me importa qué es lo que piensen.

En el camino a casa Norman me hizo una pregunta que hacía clara referencia a aquella pregunta de Yuugo.

— ¿Realmente no... Te importa qué piensan la mayoría sobre nuestra relación?

— ¿Debería? Su opinión se basa en si lo que hacemos es bueno o malo, y para ellos es malo.

— Para todos… Sí. ¿Adónde quieres llegar?

— Por mis pies, a casa, con el tema, a preguntarte: ¿piensas que nuestra relación es incorrecta?

— Por supuesto que no.

— Pero piensas que todos lo ven incorrecto.

— Ajá.

— La opinión mayoritaria sobre lo que es bueno o malo normalmente define si las acciones de otros son buenas o malas. Los sofistas(¹), del siglo v a. E. C., enseñaban que las normas sobre lo bueno y lo malo se determinan según la opinión popular, como ahora se hace.

— ¡Ah! Los conozco:
“Lo que cada ciudad le parece justo y recto, lo es, en efecto, para ella, en tanto lo juzgue así ”. — citó mi albino.

— Correcto. — nos dedicamos una sonrisa al coincidir en conocimientos. — Mientras que Kant(²) decía:
“Cada persona tiene derecho propio en decidir cómo efectuará sus acciones por medio de sus decisiones”. — nos detuvimos justo en la esquina antes de llegar a casa. — Entonces, como hombre que se guía por la filosofía de Kant, tomo mis decisiones pensando en que eso es bueno. Y si los demás piensan lo contrario, ¿debería solamente dejarme llevar? ¿crees que tengo que cambiar mi ideología solo para adaptarme a una totalmente contraria a la mía? Hombres y mujeres que no estuvieron de acuerdo con la opinión popular son quienes han logrado algo realmente grande en sus vidas, y me gustaría seguir una parte de sus caminos.

— Pero Ray…

— No quiero cambiar al mundo, no me interesa. Pero si mi filosofía cubre el amor, haré lo imposible por no flaquear en ella. Sabes que si me guiara por la opinión popular yo nunca hubiera aceptado como soy, ni tú tampoco, y no estaríamos aquí ahora, tomandonos de las manos mientras vamos a mi casa.

— Ray… Qué cursi eres.

— En parte, trataba de serlo.

— Te amo. — y justo trataba yo de tomar la iniciativa (que hace tiempo no había tomado) y besarle, cuando un estruendo tremendo y gritos de chicas se escucharon desde lo que ahora llamo hogar.

— Ah, rayos.

— Y si las ignoras ¿y sigues con mi beso, eh?

— Norman …

— Aww, no. ¡Vamos de una vez, les daré la reprimenda de sus vidas!

Cuando abrí la puerta principal, las risas malvadas comenzaron a escucharse dentro. Tenía miedo de entrar y encontrarme con una conspiración en mi contra, o algo peor: las chicas "decorando" mi habitación con cámaras y micrófonos diminutos. Ahora que tengo seguro de que ellas pueden entrar fácilmente no podré bajar la guardia, mi privacidad está en peligro.

— ¡¿Qué están haciendo, maniáticas del yaoi?! — gritó Norman, todavía enojado por la anterior interrupción. Y yo detrás de él.

Al entrar, a simple vista podíamos ver esto: Emma, Gilda, Gillian, Runa y Anna, tres de las cinco sostenían dos extremos de una larga cuerda. La mayor parte de aquella cuerda envolvía perfectamente el cuerpo de un extraño de cabellos castaños claros. Runa tenía un pie sobre el chico atado y era quien reía como si acabara de derrotar al general de una nación enemiga. Anna, con una expresión preocupada de cuclillas en el suelo, parecía recoger… ropa. MI ROPA.

— ¡¿Q-qué sucedió?! ¡¿Podrían explicarme?! — ahora fui yo quien exclamó. No sabía qué pensar, no entendía la situación ni un poco.

¿Debía preocuparme por el chico general-de-la-nación-enemiga que Runa proclamaba vencido?
¿Tenía que crear sospechas hacia Anna al verla recoger mi ropa del suelo?
¿Por qué Emma, Gillian y Gilda parecían empeñadas en volver una bola de carne al pobre chico apretándole tanto con la cuerda?
¿De dónde habían sacado esa cuerda?
¿Qué hacían todas estas personas aquí?

— ¡¡Mayor general Ray!! — y con el tono más militar que jamás he escuchado en persona, Emma empezó a hablar. — ¡Este hombre se infiltró en nuestra base, es un acosa- espía enemigo! Las tenientes de brigada, yo y el cabo Anna hemos logrado atraparle para que usted y el teniente mayor Norman le interroguen.

— ¿Espía enemigo…? — Norman no quería seguir este rollo militar, ni yo.

— Él … Confesó ser la persona que ha estado robandote y escondiendo ropa desde hace tres días. Dice también que solo viene cuando no estás, pero que nunca te ha visto la cara claramente y que de todos modos no le importa, porque no mereces ser recordado por él. — reportó Anna, dejando mi ropa junto a mi futón.

— Eso me hace sentir mal… ¿Qué fue lo que hice como para recibir ese trato, chico?

— ¡No me hables como si fuera un niño! ¡Solo soy un grado menor que tú! — El chico estaba dándome la espalda, todavía atado y en el suelo. Empezó a darse la vuelta cuando siguió hablando. — Y odio a las personas que hacen que genios como Norman se desvíen de sus objetivos. ¡¡Eres un emo que ha engatuzado a Norman, debería irte de esta isla, Emo fe-…!! — justo cuando me llamaba "Emo" no siguió hablando. En cuento me miró a la cara guardó silencio por un largo minuto.

— El mayor general Ray puede callar a los espías idiotas solo con su mirada, ¡ja! — Emma seguía metida en su papel militar, hablando con el típico tono que usan.

Y el chico seguía sin hablar, hasta que de repente gritó:

— ¡¡Tu eres demasiado guapo para ser alguien tonto!!

— ¿Qué…? ¿podrías explicarme qué lógica sigue ese comentario? — ¿puedo reírme? Nunca pensé escuchar algo así en mi vida. Incluso Norman, que en un momento así estaría celoso, estaba cubriéndose la boca para no mostrar que estaba riéndose del absurdo comentario.

— ¡Pensé que no eras digno de estar con el genio de Norman, pero nunca te vi de cerca! ¡Eres perfecto para estar con el jefe!

— ¿Jefe?

— ¿Verdad que es perfecto? Ow, Ray, te ganaste a mi subordinado.

— ¿Tu qué? ¿De qué hablas?

— ¿Hm? Pensé que lograrías captarlo desde el principio. Jefe y subordinado; eso quiere decir que aquí los papeles de cada personaje están cambiando a los originales.

— ¿Qué dices, Norman…?

— Ray, desde que te conocí siento que eres más que capaz de estar a mi lado y ayudarme en lo que haga falta. Así que ayúdame a vengarme de este país sin democracia adecuada, que consume al pueblo, ayúdame a volverme presidente de este país para arreglarlo. No podría hacer nada de eso sin ti a mi lado.

— ¿N-Norman? ¿Desde cuándo ese es tu personaje? ¿Desde el principio tú…?

CONTINUARÁ…

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¹ Sofistas: Destacado grupo de maestros griegos del siglo V a. E. C.

² Immanuel Kant: Renombrado filósofo del siglo XVIII. Creo que era alemán … no lo recuerdo.
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Chan-chan-chaaaan.

¿Qué está pasando con este repentino giro de trama?

Bueno, ya verán de qué trata en el siguiente capítulo.

Se acomodó mal... Pero bueno. Este dibujo es sobre lo que Ray y Norman hablaron justo al salir de la cafetería. Norman le preguntó sobre qué trataba su libro y Ray le contó que habría demonios en él, aunque no podía decirle nada más. Norman se molestó por la idea de los demonios y de que no le dijeran nada más, pensando que era muy típica una historia sobre eso, pero al ver la emoción de Ray al decirle que ya lo estaba pasando a su laptop para mandarlo al editor hizo que su molestia volara lejos y pensara que era demasiado lindo (los dos lo pensaron del otro). Entonces es cuando vino la conversación que se ve al principio del capítulo.

Espero que hayan disfrutado el contenido, lectores queridos :D.

Gracias por leer.

Cha-chau!! | ᐕ)⁾⁾

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