─ Nos ve como unos niños...

─ Pues claro, Ray es la madre del grupo.

─ ¿Entonces yo sería el padre? ─ preguntó divertido Norman, viendo a Emma flotando en el agua sin mover un solo músculo.

─ Nah. Ray es padre y madre por sí solo.

─ ¿Y dónde quedo yo en ese caso?

─ ¡Norman es el amante que no tiene nada que ver con los niños! Es como el caso del profesor sexy saliendo con el alumno mientras es soltero y tiene hijos.

─ ¿Es usted realmente un alcalde maduro y responsable?

─ Mientras los demás me vean como tal, lo soy. ─ rió a todo pulmón Don.

Los niños comenzaron a reír con él, sin entender realmente qué pasaba pero siendo contagiados por la enérgica risa del alcalde. Norman y Emma también comenzaron a reír, pronto todos los demás también.

Desde la orilla Ray los observaba, junto a Gilda.

─ ¿Alguien echó alucinógenos en el agua? ─ Gilda rió ligeramente ante la pregunta, entendiendo el porqué de ésta.

─ Simplemente están mal de la cabeza.

─ No lo dudo.

Aun sin hacer algo para ello, el día se tornaba divertido.

Ray estaba disfrutando de la compañía, de la sombra, del viento, la arena y ver a aquellos locos nadando y riendo en el agua. 

No pasó mucho para cuando Ray quiso acostarse sobre la manta en donde estaba, viendo el cielo coloreado de las Hespérides, los colores del atardecer. Pronto escuchó las risas y voces alejarse.

─ No debería quitarles el ojo de encima a ese grupo… ─ dijo Ray, incorporándose. No fue poca su sorpresa al no ver a alguno frente a él, donde anteriormente estaban. ─ ¿Dónde…? ─ y unos gritos divertidos lo interrumpieron.

Un gran número de rocas grandes formaba una cumbre, bastante alta, donde vio como Emma y Gillian corrían y justo al borde saltaban. Estaban haciendo una competencia de clavados. Incluso Gilda se les había unido.

─ ¡Vamoooos! ─ escuchó más vítores y entonces su curiosidad despertó.

¿Dónde estaban los niños?

Entró en el agua hasta que cubrió sus piernas, entonces pudo ver a todos los pequeños junto a los más grandes. Suspiró.

Se sentía aliviado de que ninguno estaba saltando. Sería muy peligroso si alguno lo intentaba y justo abajo había rocas, pues no podría saltar lo suficientemente lejos para no caer directo sobre ellas.

─ ¡¡Phill, Phill, Phill!! ─ todas las voces se unieron en una sola, alentando al pequeño moreno a saltar.

F*ck.

Esto era lo que temía.

Si Phill saltaba desde allí lo más seguro es que no saldría bien.

Tenía que llegar a él para pararlo. Esperaba lograrlo. ¡Bajo su cuidado nadie saldría herido!

Vio a Phill corriendo listo para saltar.

─ ¡¡No, m**rda!!

¡No llegaría a tiempo!

Escucho a lo lejos a Norman gritando. ─ ¡Espera, Phill, detente!

Sí, qué bueno que su novio era sensato, pero estaba decepcionado de que no haya pensado detenerlo antes.

Sus habilidades de escalador se activaron.

Había un árbol; bien. Lo escaló y, agradecido de que fuera gigante y tuviera una cuerda para saltar. La desató y lanzó a uno de lo árboles en la orilla de la cumbre. Se quedaba sin tiempo. Lo más fácil sería correr, lo que hizo.

Aseguró que la cuerda estuviera firmemente atorada en el árbol y corrió por la pared de la cumbre hasta llegar a la orilla y saltar. Phill estaba por saltar. Cuando Ray aterrizó Phill despegó sus pies del suelo; su salto fue pequeño, como temía. Corrió con todas sus fuerzas y, con esas mismas, saltó hacia Phill. Por lo menos quería asegurarse de que ambos caerían lo suficientemente lejos de las rocas de abajo.

─ ¡¡Ray!!

Cayeron al agua.

Abrió los lejos cuando estaban abajo, asustándose por las rocas en forma de pico que se escondían debajo de la superficie del agua. Si alguien cayera allí podría morir.

Al subir a la superficie, con Phill en brazos, dejó ver en su expresión su preocupación y molestia. Los demás no entendían porqué, a excepción de Norman, quien ahora se sentía arrepentido por no haber detenido a Phill de saltar desde antes.

─ Lo siento mucho, Ray, fui muy lento…

─ Está bien. ─ lo interrumpió Ray. ─ Todo está bien.

─ Señor Ray… ─ los ojos de Phill se iluminaron de admiración. ─ Gracias por salvarme. ¡Nunca volveré a saltar por allí en mi vida!

─ Me alegra escuchar eso. ─ y Ray sonrió.

Estaba sinceramente aliviado de que Phill estuviera sano y salvo, lo suficientemente bien como para darle las gracias.

─ Y ustedes…

─ ¡¡Iiiiiih!! ─ chillaron todos al ver la mirada furiosa de Ray.

─ Solo logran preocuparme, joder. ─ dijo en un hilo de voz.

No era exactamente furia lo que sentía, más bien era angustia. Nunca había estado tan asustado por el bienestar de una persona como ahora. No solo lo decía por Phill, también por los demás. Cuando los perdió de vista se asustó, pensando que la corriente se lo pudo haber llevado o algo así.

─ Ray. Estamos bien. Gracias por preocuparte. ─ Agradeció Gilda.

Todos procedieron a acercarse y abrazar al pelinegro, que después los pellizcó a todos y se fue junto a Phill.

─ No duren mucho tiempo empapados o pescarán un resfriado.

─ ¡Sí, mamá!

─ Hmph.

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Pregunta: ¿Qué portada les gustaría?

Oh dejamos la que estaba.

Eso y, bueno, perdón por no actualizar antes. Ah, y actualizaré pronto, esperemos que sea hoy en la noche.