◇XXVI

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Desde aquel día, Norman no dejaba de decir piropos y cursilerías científicas que parecían sacadas de google, y eso que no lo he visto usar su celular desde que llegamos a la ciudad.

Ya pasó una semana desde aquel casi desmoronamiento moral (?) y que me informaran que mi madre me buscaba.

A propósito, hoy estoy dirigiéndome a un evento de firma de libros. Y los insistentes compañeros que tengo como amiga y novio se me han pegado.

Aishe me obligó a ir formal, así que me he vestido lo mejor que pude. No llevo un saco porque hace calor y, con mucha seguridad, sé que el ambiente será sofocante dentro del lugar donde será el evento. Sé con certeza que habrá un aire acondicionado totalmente funcional en el recinto, sin embargo la cantidad de autores que estarán presentes es algo… increíble. No puedo imaginar la cantidad de lectores que estarán allí también, inutilizando la termorregulación que nos regala el aparato mencionado anteriormente. Maldita aglomeración de personas.

─ Estás vestido como un oficinista. ─ volvió a decir Norman, mirando fijamente a donde yo estaba sentado manejando.

Algo observaba, y no precisamente mi cara.

─ ¿Puedes dejar de decirlo? Ya lo sé.

─ Pero no sabes el corto circuito que le estás provocando a mi sistema nervioso.

─ Norman…

─ Y mi ritmo cardíaco podría hacer un récord mundial en una lectura de electrocardiograma.

─ Uy, uy.

─ Telurio, Americio y Oxígeno. ─ de repente dijo el albino.

─ Yo también, Norman. Yo también. ─ no sé si estos piropos científicos y cursilerías de la misma gamma me están fastidiando o comenzando a gustar.

─ No entendí.

Con eso, Norman comenzó a explicarle la Tabla periódica a Emma, diciéndole que los elementos que había mencionado podían formar la frase "Te Amo", hasta que llegamos al lugar destinado.

Dejé el auto en el estacionamiento exclusivo y entramos por la parte trasera. Ya dentro, Aishe me encontró enseguida y nos llevó hasta la mesa donde yo estaría firmando mi último libro.

─ ¿Y ellos?

─ Piensa en ese par como aire. Solo dejalos andar por allí. ─ respondí. ─ Si quieren vayan a ver los otros puestos de escritores. Serán unas horas tediosas en cuanto empiecen a llegar las personas. ─ les dije a Norman y Emma, quienes solo asintieron.

─ En realidad ya llegaron. Solo que son tantos que están haciendo que se formen para entrar ordenadamente. ─ informó Aishe, apuntando hacia la puerta principal. No la podíamos ver, pero personas desconocidas alcanzaban a mirarse desde aquí, entrando y observando.

En menos de cinco minutos, enormes filas se formaron frente a cada puesto de cada escritor.

Si mirábamos la fila que estaba frente a mí… podíamos encontrar a muchas mujeres. Demasiadas, diría yo. Y, no muy lejos de aquí, un Norman con afilados ojos asesinos las observaba con recelo. Mientras tanto, Emma andaba de aquí para allá, hablando con quien sea y comprando uno que otro libro que le pareciera interesante. Sin importarle nada, la misma pelinaranja idiota vino hasta donde yo estaba, ignorando olímpicamente la fila y sentándose a mi lado. Aishe la miró mal, y no solo ella, sino todas las mujeres aquí esperando turno.

─ ¿Qué haces? ─ le susurré avergonzado, mientras firmaba un libro más y un bolso.

─ Ya me aburrí. Vámonos. ─ se quejó con un mohín. Como toda una niña pequeña.

─ Y te quejas de que te tratamos como una niña cuando tu comportamiento es tal cual. ─ chasqueé la lengua al final. Tuve que pedir disculpas a la chica a la que le firmaba su libro por ello.

─ ¿Podemos tomarnos una foto? ─ pidió amablemente la chica.

─ Ah, claro. ─ me levanté y Aishe accedió a tomar la foto.

Norman estaba por romper una pared, o la cara de la chica. Lo que le dejara menos consecuencias.

─ Deberías estar jugando por allá. Creo que hay una sección LGTB+ al final del recinto.

─ ¡Solo hay un puesto! Y ya no hay libros. Y yo no tengo ningún libro de ese autor.

─ ¿Y quieres que deje aquí mi trabajo tirado y vaya a conseguirte uno? ─ firmé otros dos libros y me tomé otras dos fotos.

─ ¡¿Puedes?!

─ No. Preguntale a Aishe si te acompaña.

─ ¿Crees que soy su mamá? ─ cuestionó amenazante.

─ N-no. ─ otro libro firmado. ─ Ah. Qué remedio, ten.

─ ¿Qué…?

Saqué un libro de temática LGTB+ de mi mochila. Era interesante, y casualmente era del mismo escritor que estaba en el evento. Al sacarlo, rápidamente lo reconocieron las chicas de la fila y empezaron a cuchichear entre sí.

Aishe me miró mal.

─ ¿No te dijo Ratri que debías, por lo menos mientras resuelven sus asuntos, tener cuidado?

─ Me importan un carajo esos asuntos. Si me terminan despidiendo de la editorial solo iré a otra. Sé que tú estás pensando lo mismo desde que Satanás habló sobre el tema en la reunión para entregar el manuscrito. ─ Me pidieron una selfie y agradecieron. ─ De nada. Eh, aunque debo decir que sí estuve asustado unos días.

─ Te odio.

─ Tampoco me caes tan bien.

Y los cuchicheos se intensificaron cuando un hombre alto, apuesto, de cabello blanco y porte elegante se acercó a donde estábamos Emma y yo.

─ ¿Vienes a romper mi aura de serenidad? ─ solo sonrió como respuesta.

Oh, parece que se conocen.

─ ¿Serán amigos?

─ ¿O pareja? Ja, ja, ja.

Solo tienes que pararte allí y ya empiezan a sacar conclusiones, ¿escuchas?

─ Ya no podía soportar observar desde lejos, Querido.

─ No me digas "Querido", ni que fuéramos un matrimonio.

─ ¿Y no te gustaría?

─ Haz que tus cuerdas vocales dejen de emitir sonido alguno, por favor.

─ Oh, pero no puedo hacer tal cosa. Tengo que expresarme en todo momento; mi imaginación está tan activa con solo tener tu bella imagen en mi memoria.

─ Norman Crosley…

─ ¿Ray Tooru?

─ Demonios. Emma, ayuda.

─ ¿Para qué? Esto se está tornando interesante. ─ si hubieran aperitivos aquí dentro, Emma estaría disfrutando de unas palomitas.

─ Agh. En serio no sirves para nada. Aishe, ayuda.

─ Estoy a favor de la chica Antena.

─ Maldita sea. ─ suspiré rendido. Algo malo sucedería y no podría evitarlo a menos que me largara. Pero seguía firmando libros, y la fila no parecía disminuir. ─ Solo dejenme trabajar en paz.

─ ¿No te tranquilizaría que te susurrara cosas lindas al oído? ─ escuchar a Norman tan cerca me hizo saltar de mi asiento, nervioso a más no poder.

Carraspeé y volví a sentarme, apenado por tal reacción. Incluso provoqué algunas risillas.

─ Por supuesto que no, menos aquí. Me meterás en problemas. ─ seguí firmando libros, bajo la atenta mirada de las mujeres, que se alternaban de mí a Norman y de vuelta a mí.

Él se mantuvo tranquilo por un largo rato, hasta que sucedió lo peor.

Una chica me pidió una foto y accedí, como hasta ahora, entonces al momento que el flash se activaba ella me besó la mejilla. Así que en la foto salimos así, casi como la típica foto que se tomaría una pareja de novios. Obviamente, eso enojó a Norman y, obviamente, lo hizo notar.

Ahora él estaba en mi asiento, me obligó a sentarme allí encima de él y me mantenía abrazado. Lo que nos dio más publicidad no deseada, así que Aishe solo se reía a nuestras espaldas sin decir nada.

─ Te odio. Te odio. Te odio. Te odio. ─ empecé a murmurar cuan mantra budista, pellizcando al contentísimo, posesivo y desvergonzado Norman de vez en cuando. ─ Ahora mi trabajo está arruinado. Seré despedido, sin duda.

─ Yo también te amo. ─ decía en respuesta el muy imbécil.

─ No debí traerte. A la próxima te dejo allá en la isla, solo. Desamparado. Lejos. ─ enfaticé la última palabra, a lo que Norman rió cerca de mi oreja.

─ ¿Me dices eso cuando fuiste tú mismo el que dijo que fuera a la ciudad con él porque me extrañaría?

─ Te odio. Te odio. ─ Lo había olvidado.

─ Eres tan lindo.

─ Deberías disfrutar de esto mientras puedas, porque de ahora en adelante la incertidumbre de cuándo podrás aprovecharte de mí de nuevo como ahora haces te comerá hasta los huesos. Juro que no te dirigiré la palabra hasta que el sentimiento de vergüenza y humillación pública que estoy sintiendo ahora se me pase. Ni la mirada te voy a dirigir, desde ahora. ─ firmé otro libro, a toda velocidad. Una de mis cejas temblaba, en un tic por la molestia.

─ Sabes que no podrás aguantar mucho.

─ ¿Qué acaso quieres apostar, Bastardo?

─ Eso suena interesante. ¿Qué te parece apostar tu vir-?

─ No se puede apostar contigo, demonios. ─ lo interrumpí antes de que terminara lo que iba a decir.

─ Mm... Dejando eso de lado. Estoy disfrutando este momento, y mucho.

Joder, en verdad son pareja. Mira eso, ah.

─ ¿A qué… te refieres, Norman? ─ algo andaba mal. Sentía que algo estaba muy mal.

─ ¿Conoces la Escala de Mohs? ─ preguntó, tensándose.

─ Sí. Es una relación de diez minerales ordenados por su dureza, de menor a mayor. Pero no me vengas con preguntas de geología, mejor responde mi pregunta. ─ otro libro firmado.

─ A eso voy. Te iba a decir que cierta parte de mi organismo influenciado por mi descontrol hormonal y necesidades fisiológicas, dignas de mi mocedad, podría ahora robarle el puesto a la Fluorita en la Escala de Mohs. (*)

─ Ahí vas de nuevo con tus… Espera, ¿qué acabas de decir? ─ no terminé de firmar ese libro por tremendo comentario.

"¡¡Es hora de un descanso!! ¡Admiradores, amados lectores, dejen descansar a sus queridos escritores veinte minutos!".

Apenas pude poner atención al anuncio dicho por los altavoces, pues mi mente había volado a mis clases de geográfica y algunos datos de geología. Obviamente entendí lo que Norman dijo, unos segundos después, pero no quería creer que tal reacción hormonal se había dado en este momento, tan, pero TAN INOPORTUNO.

─ Norman, volviste a pasarte de la raya. Que se te haya ocurrido exaltarte así en este momento… ─ quería darle un puñetazo, con toda mi fuerza. En serio quería golpearlo.

─ N-no fue intencional. E-es, eh… un cipakasi(**) involuntario.

─ ¿En qué idioma me estás hablando, demonios? Sin embargo te entendí. ─ pasé mis manos por mi rostro, exasperándome. Quería largarme. Ya. ─ ¿Y qué carajo quieres que haga? ¿Que me quede e-encima?

─ Si puedes… Sí.

─ ¿En serio crees que lo voy a hacer? ¡Ja! Me voy. ─ Y estuve por levantarme, cuando Norman me atrajo más hacia él. ─ Norman. ─ en mi voz se denotaba mi creciente molestia.

─ En un rato se me pasa, solo quedate allí.

─ Demonios, Norman. ¿Sí sabes que la Fluorita puede rayarse con un cuchillo de acero? Un cuchillo carnicero podría cortarlo. Debería llevar uno conmigo para cortartelo, Imbécil.

─ ¿Qué están cuchicheando ustedes dos? Hace rato los estamos escuchando pero simplemente no entendemos de qué hablan. ─ Aishe asintió desde su lugar.

─ Problemas maritales. ─ dijo Norman.

─ Castraciones. ─ dije yo.

Entonces Norman se removió en su lugar. No pude evitar… sentir sus problemas. Lo peor es que no me incomodó. ¡Pero sigo molesto!

─ Te odio, Norman. ─ « Controlate, Ray. Sé que en este momento estás procesando muchas emociones contradictorias, pero no puedes sucumbir a ninguna. »

Y Norman volvió a moverse. Volteé el rostro a toda velocidad para dirigirle mi mejor mirada de homicida.

─ Lo siento. Es que… ya sabes. Esto es bastante, eh… ya sabes. Eres el rey de mi Torre de Babel. ─ balbuceó escondiendo el rostro de mi vista de reojo, apoyando su frente en mi nuca.

─ Yo no quiero ser tu Nemrod y subirme a tu torre babilónica a disparar nada al cielo. Si quieres que me quede aquí no te muevas. (***)

─ Chicos… creo que estoy empezando a imaginarme lo que sucede. ¿Es… eso? ─ la perversa Emma alzó su dedo índice.

─ Y encima tenías que… m**rda. Norman, toma mi mochila y vámonos un momento.

─ ¿Vas a ayudarme?

─ Voy a conquistar Babilonia por el río en sus festejos sin necesidad de pelear para dejarla destruida, solo porque me das mucha pena ajena. (****)

─ ¡Mi rey!

─ No seré tu rey, demonios, seré el general enemigo que te derribará.

─ Espera, ¿qué? ¿Eso es bueno o malo?

─ ¿A Babilonia le fue bien? ─ el tomó la mochila y yo lo tomé de la muñeca y me lo llevé a los baños exclusivos para los escritores del evento.

Dejo a la imaginación del lector lo sucedido allí.

O bueno, en realidad no. Hay muchas mentes pervertidas. No hubo más que un mínimo contacto, Norman ya estaba en su límite. O sea, se desbordó el río y, esta vez, Babilonia no pudo ser conquistada.

◇| ᐕ)⁾⁾◇◇◇( ・ิω・ิ)◇◇◇(っ'ヮ'c)◇◇

* A quienes no entendieron. A Norman se le puso dura, vulgarmente hablando.

Mocedad es la etapa de la vida de un adolescente en sus plenas facultades, antes de llegar a adulto. O sea, pubertad.

Ah, y la Fluorita (CaF²) es un mineral que está en cuarto lugar en la Escala de Mohs. Solo seis lugares por debajo del diamante. Siete u siete.

**Cipakasi: Significa "erección". Es la palabra para eso en un dialecto de la etnia Ainu, o aino. Esa etnia pertenece a Japón, Hokkaido (específicamente), y a la isla de Karafuto de Rusia.

(Los que leen el manga Golden Kamuy sabrán ;3 (Lo recomiendo).

*** Nemrod era el primer rey de la antigua ciudad de Babilonia. A los que no saben ─ que serán pocos ─, allí el rey mandó a hacer una torre súper alta, que logró sobrepasar las nubes (tal vez era tan alta como la cima del Cristo Redentor de Río de Janeiro, contando montaña, base y la propia estatua), con dos intenciones:

1) Crear un lugar lo suficientemente alto y grande para que la humanidad viviera allí y no tuvieran que irse a otras partes del mundo, por si volvía ocurrir un Diluvio así no poder ser exterminados de nuevo. 2) Desafiar a Dios, entonces le lanzaba flechas desde la cima de la Torre [hacia el cielo], esperando que las flechas lo hirieran. Hasta entonces, dejaría de construir la torre hacia arriba.

**** En épocas festivas, la ciudad de Babilonia se sintió confiada por la seguridad que sus grandes murallas y el río que los rodeaba les otorgaba, así que dejaron las puertas de la ciudad desprotegidas y abiertas.

El rey de Persia, Ciro, y su ejército hicieron un canal para bajar el nivel del río, y cuando estuvo lo suficientemente vacío como para pasar a pie llegaron hasta las puertas e invadieron sin necesidad de pelear. Todo alrededor del 540 a. e. C. (?)

Y en cuanto a ser destruida, bien, Babilonia con el tiempo terminó convertida en un montón de ruinas. La ciudad estaba a unos 80km (?) de Bagdad (Irak), pero ahora nadie vive allí. Como dije, son solo ruinas.

Y a lo que Ray se refería con eso es que las hormonas que estaban poniendo contento al amiguito de Norman (¡festejos!) eran una debilidad que él (Ray) iba a usar para conquistar Babilonia (que en este caso sería Norman) y su Torre (no me digan que no saben qué), sin necesidad de hacer algún esfuerzo (pelear) para bajarle la excitación (dejarla destruida(?)). Pero aún así le ayudaría un poco (como fue llevarlo al baño) y casi casi, iba ayudarle un poco más (mínimo contacto).

Tenía que explicarlo para que se entienda más fácilmente el capítulo, si es que algunas se quedaron sacadas de onda. Quienes no, me alegra xD.

P. D.: Quedé encantadísima con este capítulo. Por alguna razón, aunque no haya algo realmente relevante para la trama de la historia, puse más esfuerzo en este cap y me gustó mucho como quedó (XD). (Estoy 99% segura que el siguiente cap y los que le siguen serán bastante más simples xdxd)

P. D2.: Allí tienes mis metáforas locas, Kira-chan xdxd.

P. D3.: Gracias por leer. Por leer hasta aquí, y por leer la siguiente posdata↓.

P. D4.: Hubiera subido antes el capítulo si tuviera internet. Soy de esas personas que usan sus datos para usar wattpad y otras cosas xD. Pero estoy segura que la información que usé en el capítulo está correcta (97% segura).
Confíen en .

UwU

Hasta luego. Espero que hayan disfrutado del capítulo. Y si no les sacó una sonrisa, por lo menos que les haya dejado información útil no muy útil en la cabeza (っ'ヮ'c)?)

💞Cha-chau!!| ᐕ)⁾⁾


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