XXXV

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Omnisciente

La dogeza de Ray podría no significar lo mismo para sus amigos que lo que podría significar para su madre, Isabella; horror.

Isabela y sus ojos fríos acuchillando a Ray en el suelo, mientras le daba a la espalda de Ray una sensación de cosquilleo incesante; que eso le indicara o no la premonición de un suceso inquietante por venir, estaba por verse. Mas la peor sensación recorrió a Ray cuando sintió las manos de su madre deslizándose por sus hombros hasta tocar su espalda, con esos dedos largos y delgados, como si se tratara de la mismísima muerte intentando arrancarle el alma sin que él notara la gravedad del hecho en esos sutiles movimientos. Pero a su madre la conocía bien. Sus escalofríos estaban más que justificados ante la presencia de un ser humano como lo era Isabella, que, desde la perspectiva de Ray, de humano solo tenía su apariencia mas no el alma.

──Levántate. ──ordenó la voz de su madre, con una rabia contenida que lo hizo alzar tentativamente las comisuras de su boca a pesar de estar aterrorizado.

Ray dudó en ponerse de pie, pensaba en la expresión que tendría su madre en ese momento. Se había humillado frente a ella, frente a su padre, frente a sus amigos y un montón de niños, todo por un gato. Por un momento creyó haberse vuelto loco, cuando sintió la innegable sensación de satisfacción por provocar el horror de su madre ante tal falta de decencia. Mujer hipócrita. Y cuando se incorporó todo lo alto que era, no sintió remordimiento por haber provocado esa expresión en el rostro de Isabella. La mujer parecía capaz de cerrar las manos sobre el cuello de su hijo y apretar hasta ver su rostro contraído en desesperación y pincelado con más colores de los que tiene la piel humana. Ray pasó una mano por su cuello y tragó con dificultad al sentir las intenciones asesinas de su madre tan nítidas como solo una vez en su vida las había vivido. Si con esa mirada podía recordarle lo patético que era, la furia silenciosa recorriendo todo su cuerpo parecía echarle en cara la vez que quemó su vieja casa, la primera de las tres en las que vivieron a lo largo de la infancia de él.

Ray estaba considerando seriamente si quemar su hogar en ese preciso momento y escapar sería una buena opción, pero desistió al momento de escuchar a su madre.

──Te estás- estás humillandote ¿por un gato?, ¿ese miserable gato? ──dijo Isabella, apretando los puños a sus costados, con fuerza suficiente para volver blancos sus nudillos y hacerla temblar.

──Mi gato, Shiro, como ya dije, lo quiero de vuelta. Exijo que me digas dónde está. No digo que haré lo que sea por esa información, porque te conozco lo suficiente para saber que sería mi peor elección de palabras. Estar bajo tu poder de nuevo no es una opción que tomaría, si estabas pensando en proponerme eso.

──Como ya dije ──siseó la mujer, alisando su vestido como si esa simple acción pudiera otorgarle la calma que necesitaba para reflejarla en su voz──, no tienes elección, Ray Tooru: vas a volver a la ciudad con nosotros y vas a conocer a tu prometida, entrarás a la universidad para estudiar medicina y luego te casarás. Una vez casado, graduado y, espero, escogido una especialidad, te conseguiremos un trabajo en un buen hospital y trabajarás ahí. No me interesa si sigues con esa tontería de escribir libros mientras sigas cumpliendo con tu deber como hombre de la familia Tooru, y mucho menos me importa tu orientación sexual. Es irrelevante en lo referente a conseguir estabilidad y una buena vida en estos tiempos-

──Por favor ──la interrumpió Ray, tan furioso como su madre, y conteniendo su ira tal como ella lo hacía (aunque sin el vestido)──, solo- solo para, por favor, no hables más. Madre, solo te estoy pidiendo una cosa, una muy sencilla para alguien de tu calibre, ¿qué te cuesta retractarte, mostrar un poco de arrepentimiento, por muy falso que sea, y decirme dónde dejaste a Shiro? Es solo un pobre animalito, ¿no lo ves?, ¿o tu psicopatía no te permite sentir la más mínima empatía por los seres vivos, aun siendo yo tu hijo?

Tal vez esa elección de palabras era la incorrecta, y no el decirle a su madre que haría lo que fuera por recuperar a su gato. Llamar psicópata a tu madre nunca es buena idea, mucho menos si ya estaba furiosa.

El golpe en la mejilla de Ray había sido tan imprevisible como impactante, dejando a los presentes atónitos y petrificados en sus lugares. Los niños estaban aterrorizados, la mayoría de ellos nunca habían presenciado una bofetada real en sus vidas, fuera de las que pudieran haber visto en una película o en las telenovelas que veían sus madres en las tardes, y los mayores no estaban mucho mejor. Leslie Tooru se quedó estático en su lugar, como si el sonido de esa bofetada fuera una señal para volverse más inútil de lo que estaba siendo y ni siquiera poder dirigir una mirada a su hijo. Norman y Emma estaban indecisos en si intervenir o esperar la reacción de Ray, quien estaba menos sorprendido que los otros. Ray volvió la cabeza a su madre y lamió la sangre que salía de su labio partido. Emma, Norman y los niños chillaron y ahogaron un grito al ver la sangre en su labio, pero la antinatural tranquilidad con la que Ray reaccionó a ese golpe incluso desconcertó a Isabella.

──Ni-niño idiota, estás demente. ¿Cómo puedes ser tan irrespetuoso? ¿Llamarme psicópata, y frente a toda esta gente-? Tú ──gruñó Isabella, en medio de lo que podría ser pánico y su furia de antes disipándose como si tuviera voluntad propia, llevó un dedo acusatorio al pecho del tranquilo Ray──, tú de verdad quieres verme enojada, ¿no es así? ¿Cuál es tu problema?

──Quiero que te vayas, eso es lo que quiero. Tú y tu marido, quiero que se vayan y desaparezcan de mi vida, como lo habían hecho antes. Eso me tenía muy feliz, ¿sabes?, no pensar en ustedes y el control con el que quieren dirigir mi vida ──espetó Ray, con una ira tan controlada que su imagen erguida sobre su madre se había vuelto demasiado imponente en esa cocina, con todos menos Norman siendo más bajos de estatura que él. Ray parecía poder chasquear los dedos y hacer desaparecer a todos en esa sala, justo como Isabella había estado viéndose hace un momento. Siendo percibida por los presentes como un terrorífico villano abalanzandose sobre el héroe. Sin embargo, el héroe ahora parecía capaz de convertirse en la cobra de Aarón y devorar a las dos serpientes que eran sus padres.

──No me iré, no desapareceré de tu vida ──replicó Isabella, tentativa, esperando otra reacción de su hijo antes de decir algo más──. Somos tus padres y tú nuestro hijo, solo queremos lo mejor-

──¿Lo mejor para mí? ──espetó Ray, riendo con amargura al final, pareciendo desdichado y decepcionado, como si aún esperara algo de sus padres además de amenazas, manipulación e hipocresía──. Qué broma. Si de verdad lo quisieran, habrían notado lo bien que me iba con mis libros, de los cuales aún recibo todas las regalías, y podría vivir de ellas toda la vida. No necesito la vida de lujo que ustedes tanto aman, es lo que menos quiero, solo necesito que se vayan de mi hogar. ¿Vivir infeliz, atado a una persona que nunca amaré, trabajando en algo que odio, es la definición de "bien" que ustedes tanto quieren para mí? No un hogar, ni una familia, ni amor, no felicidad, ni estabilidad emocional, no, eso no es "bien" según sus criterios.

──Son solo banalidades, Ray, que no durarán para siempre.

──Para tu información, el dinero tampoco lo hace. Es todavía más volátil que todo lo que mencioné antes, madre.

Y Ray no espero la respuesta de su madre, solo se movió esquivando a sus amigos en la cocina, esquivando sus miradas y tener que enfrentarse a ellas. Fue a la habitación donde se estaban quedando sus padres, o sea, la suya, y pudieron verlo desde la puerta, sacando maletas debajo de la cama y lanzando ropa desde el armario y los muebles, un desquiciado que ya no podía controlarse. Isabella fue hacia la habitación dando zancadas, resonando sus tacones negros por el suelo hueco de madera antigua (más bien madera vieja) y le gritó a su hijo todo lo que le esperaba hasta la muerte, incluyendo su desafortunada futura residencia en el infierno. Escucharon a Ray soltar una cortante carcajada, reprochando que sabía cuan inteligente podía ser Isabella y que creer en el infierno difería de lo que encajaba con ese intelecto admirable. Casi parecía que estaban ladrando en aristócrata, mientras cada uno vociferaba insultos admirablemente ingeniosos, sin Isabella abandonar la "delicada" elegancia que la caracterizaba, ni Ray su ironía precisa e hiriente. Era claro que Ray había heredado de su madre esa habilidad para dar en el blanco con sus palabras, especialmente con las que llevaban la intención de ofender.

Emma se ofreció a llevar a todos los traumatizados niños a sus casas cuando Ray empezó a comparar a su madre con un lobo de Benjamín, sin esperar averiguar lo que eso significaba. Por muy interesante que sonara el monólogo de Ray sobre un hombre enviando partes desmembradas de su esposa por todo el país. Sonaba demasiado turbio para que los puritanos oídos de los niños lo escucharán, y en extremo grosero para que siquiera les quedara la curiosidad de investigarlo después y ellos mismos usarlo para discutir (si es que encontraban la forma de hacerlo y que alguien los entendiera).

Tras salvar a los niños de la corrupción a sus inocentes mentes, Norman escuchó cómo la madre de Ray le gritó a éste que algún ente sobrenatural debería lanzarle un rayo y esfumarlo de la faz de la Tierra por ser una abominación andante, con menos vehemencia de la que se le había mostrado a Er (o sea, ninguna), mientras Ray gruñía sobre el ateísmo y lo fantasiosa que era la biblia. Norman no pudo evitar reírse, porque sabía que a Ray le encantaba hacer referencias bíblicas siempre que hablaba con mucha emoción, sin importar la emoción que fuera. Pero por lo visto, con tal de darle la contra a Isabella, se volvía ateo, agnostico e ignorante, cualquier cosa menos ser vencido por su madre.

La discusión pareció no afectar la eficacia de Ray para empacar, y luego de un rato ya tenía ambas maletas de sus padres en la entrada, listas para marchar. Ni su boca ni sus manos habían parado de trabajar, es más, parecía haberlo hecho más rápido con su cólera ardiente bajo su piel. Además, si Norman no hubiera intervenido amablemente, ofreciéndose a llevar ambas maletas afuera para subirlas al taxi (que había llamado en medio de la diatriba madre e hijo), podía imaginar esas maletas saliendo disparadas por una de las ventanas. Con más facilidad de lo que sus llantitas las podían hacer rodar por el asfalto desde la puerta hasta el auto.

──No creas que de verdad podrás deshacerte de nosotros, Ray Tooru, tú sigues siendo un niño inmaduro y nosotros tus padres.

──Madre ──la interrumpió, luciendo satisfecho cuando su madre guardó silencio y frunció el ceño con furiosa frustración──, puedo parecerte inmaduro, pero soy lo suficientemente capaz para cuidar de mí mismo. Lo he estado haciendo todos estos años, mucho mejor de lo que ustedes pudieron hacerlo. Se los aseguro, estaré bien. Y aún mejor cuando sepa que salieron de esta grandiosa isla.

──Pequeño y abominable demonio ──entonó Isabella en voz baja, inquieta pero firme, mostrando que el enojo no la abandonaba aún──, sé que todavía me temes.

──Obviamente ──confirmó firmemente, confundiendo a Isabella pero dándole una pizca de satisfacción──. Y, lo creas o no, las cosas que temo me son desagradables a la vista, entonces ──Ray sonrió con malicia──, hazme el favor de cumplirme un deseo y viaja lejos, muy lejos de aquí. Olvida que tienes un hijo, olvida que existe esta isla, olvida que Isabella y Leslie fueron felices por un par de años con su bebé, y mantente amargada y odiosa. Me harías inmensamente feliz si ambos procedieran así.

Isabella le lanzó una mirada furibunda y se dió la vuelta para entrar en el taxi. Leslie, en su lugar, lucía frustrado y torpe, indeciso sin poder elegir cuál sería su siguiente paso. Miró a Ray, su hijo le sostuvo la mirada, y no lo soportó. Entró en el auto con su esposa, sin dirigirle palabra a su único hijo, volviendo el rostro; y se marcharon. Cuando el auto platinado era un punto distante en el horizonte, Ray suspiró pesadamente, como si le hubieran quitado el peso de un hipopótamo de encima.

──¿Terminó? ──se atrevió a preguntar Norman, mirando a Ray cerrar los ojos y asentir.

──Terminó. Por fin, esa bruja se marchó con su sapo. Creo que debo ir a la iglesia, o algo, para purificarme.

Ambos se miraron y rieron. Un alivio. Una preocupación menos. Pero el asunto primordial seguía pendiente: el desaparecido Shiro, ¿dónde estaba el gato? Como un dueño responsable, Ray no estaría tranquilo hasta encontrarlo. Norman decidió seguirlo. Por el camino, uno iba por un lado, con una botella llena hasta la mitad de las croquetas favoritas de Shiro, mientras el otro al otro lado de la calle gritaba su nombre. Un dulce llamado para un gato. Emma apareció poco después, adelantándose para seguir llamando a Shiro por el camino. Los tres gritaron por horas, buscando sobre los árboles y debajo de las rocas, por la carretera y por los límites del bosque, hasta adentrarse en ellos y, preparados con linternas, siguieron su búsqueda aun si la noche estaba encima de ellos, limitando su visión y por ende su búsqueda.

Se unieron más personas. El profesor Yuugo apareció, fastidiado por el sonido de las croquetas, según dijo él, pero preocupado por sus alumnos merodeando por la noche dentro del bosque, entonces los acompañó. Nat, sorprendentemente, se unió a la búsqueda; un fiel amante de los gatos nunca dejaría a un felino desamparado. Yuugo llamó al profesor Sung-Joo, que incluso iba preparado con una jaula, por si Shiro tenía miedo de ser atrapado y tuvieran que engañarlo para llevarlo. Gillian, Nigel, la profesora Krone, la profesora Música, el profesor Lucas finalmente, con su problema de la pierna y todo; había tantas personas apareciendo de todos lados, buscando a Shiro, que Ray se sintió conmovido hasta las lágrimas. Afortunadamente estaba muy oscuro como para que lo vieran llorar, así que solo se secó los ojos furtivamente, enrolló sus mangas y siguió caminando, apuntando con su linterna hacia todos lados en busca de un bulto blanco.

Salieron del bosque y se reunieron. Tantas personas buscando. Incluso la anciana señora Oikawa y su nieto se acercaron a ellos y les ofrecieron agua. Aún sin rastros de Shiro.

──¿Quizás deberíamos buscar en la playa? ¿O en la isla más cercana? ──sugirió Emma, tentativamente.

──Creo que es bastante tarde... Llevamos tantas horas buscando, y no hay rastros. Tal vez debamos dejar la búsqueda para mañana temprano. ──dijo Yuugo, mirando su reloj.

──Estoy de acuerdo ──concordó Sung-Joo, mirando la hora también──. No deberían estar vagando tan tarde por ahí, niños.

──Y los gatos son animales muy independientes. Estoy segura que tu gato puede cuidarse por sí mismo esta noche, Querido. ──convino Krone, de acuerdo con los demás adultos que seguían opinando y asintiendo en mutuo acuerdo.

──¡Pero es un gato de casa! ¡Echado por esa bruja pretenciosa- digo, la madre de Ray! Debe estar tan asustado, y es un gato joven, ¿no es así, Tooru? Lo he visto algunas veces. Y ni siquiera estamos seguro de lo que esa mujer... ──espetó(?) Natt, acalorado, y genuinamente preocupado por un gato que no era suyo.

Ray y él intercambiaron una mirada. Como si eso pudiera acabar con la estúpida guerra que tenían desde que se conocieron. Una tregua silenciosa se formó esa noche. Tal vez un acuerdo de paz permanente...

──Oh, Ray, podemos buscar por un par de horas más, si eso te tranquiliza un poco. ──ofreció la maestra Música, con su mirada comprensiva.

Una sensación de gratitud invadió a Ray al escucharla. Asintió, obviamente de acuerdo, y se movieron a la siguiente ubicación para retomar la búsqueda. Pero fueron otras dos horas infructuosas, donde el terror dentro de Ray creció ante la idea de las terribles cosas que su madre pudo haberle hecho a su gato. Cuando pasó el tiempo permitido por los otros adultos, él solo estaba más preocupado por no encontrar una pista, ni una pequeña minúscula señal de su compañero felino; y los sentimientos de gratitud fueron deformándose en su pecho, mientras pensaba y sobrepensaba.

« Tal vez debí haber escuchado antes, debí volver a casa y esperar.

Me siento inquieto.

¿Podría haber esperado tranquilamente sin hacer nada?

Estoy enojado.

Es posible que Shiro volviera a casa por sí solo, es un gato inteligente.

No estoy seguro de eso.

Tanto como podría serlo un animal doméstico…

Shiro, Shiro, ¿dónde estás?

Pero si es así, ¿por qué no ha vuelto ya?

Ansioso.

¿Cuánto tiempo hace que desapareció?

Estoy preocupado.

¿Qué le haría Isabela?

Tengo miedo.

¿Alguien pudo haberla visto ir a una zona de la isla donde no esperaban verla?

Estoy furioso.

¿Debimos investigar con más cuidado? Con todas estas personas, si no han encontrado una pista hasta ahora, ¿hubiera hecho la diferencia tomar un enfoque diferente más temprano?

Me siento frustrado, impotente…

¿Isabela pudo haber llevado a Shiro a un sitio peligroso? Y…

Estoy muy asustado.

No, no, no.

Angustia.

Los gatos son listos. Los gatos tienen un sentido de autopreservación como pocos animales. Es difícil que tengan accidentes.

Ingenuo

Pero, ¿y si lo ha atacado un animal salvaje? ¡Hay osos, maldita sea! ¿los gatos son más rápidos?
No, los gatos no dan la espalda a sus enemigos, los enfrentan de frente. Sin embargo, Shiro no sería tan tonto, ¿o sí?

No quiero que esté muerto, no quiero que esté muerto, no quiero saber que lo han matado, no quiero creer en la posibilidad de que no esté aquí, quiero a Shiro conmigo, necesito a Shiro conmigo.

Si me hubiera quedado en casa cuando lo dijeron, quizá no estaría tan preocupado ahora.

Tengo miedo, no podría haberme quedado, sentado y sin hacer nada.

Estoy molestando a todas estas personas, seguro están pensando que es una molestia. Hacer todo esto por un gato que no es de ellos, de verdad debo ser patético.

Quiero hacer las cosas por mí mismo.

Quiero estar solo.

Quizá es por eso que querían volver antes.

Quiero encontrar a Shiro primero, verlo vivo primero, ser el primero en tomarlo en brazos, ser el primero en darme cuenta que, a pesar de todo, mi madre no lo mataría.

Porque… no lo haría, ¿Cierto?

Deberían dejarme solo entonces, e irse. No volveré a casa si eso es lo que quieren.

¿Y si no han buscado bien? Podrían ser inútiles, podrían haber pasado algo por alto…

¿Y si Shiro de veras vuelve por sí solo? ¿Y si le está tomando tiempo?

¿Qué tan lejos estará…? ¿Qué tan lejos está? ¿Qué tan lejos lo llevó de mí? ¿Por qué quiere alejar de mí todas las cosas que me importan?

¿Mi madre podría haberlo matado? ¿De verdad sería capaz? Me odia, la odio, pero- ¿podría haberlo matado? No, por favor, no, por favor.

Debería haber rogado con más ímpetu, hasta sangrar, hasta saberlo. ¿Dónde estás, Shiro? ¿dónde estás?

Soy el peor dueño… soy una decepción. Soy tan patético, Shiro no merece a alguien tan inútil como yo… »

──ey… Ray, ¡Ray! ──el aludido se sobresaltó y miró a Norman, quien lo llamaba mientras lo sostenía de los antebrazos──. Ray, estás temblando mucho… Estás teniendo un ataque de ansiedad. Quiero que respires, lentamente, como yo, ¿bien? ──.

Norman respiró profundamente y Ray lo imitó, con una bocanada temblorosa, sostuvieron el aire un momento para exhalar despacio. Así, en repeticiones de diez, Ray logró calmarse y tomar aire normalmente hasta dejar de temblar.

──Norman…

──¿Te sientes mejor?

──Muy poco.

Norman rió con su respuesta. ──Qué honesto.

──Gracias, Norman.

──No es nada. Es lo menos que puedo hacer por mi novio que vive de ansiedad y rábano encurtido.

Ambos se abrazaron sin decir nada más. Los otros no interrumpieron y apartaron la mirada, era un momento más íntimo de lo que aparentaba.

──Ray, Norman, niños, perdón por interrumpir, pero creo que deberían volver de una vez ──sugirió el profesor Sung-Joo una vez más──. Entiendo que estén preocupados, pero es pasado de la media noche, no es hora de que sigan despiertos.

──Sung-Joo-sensei tiene razón, chicos ──coincidió la profesora Música──. Vayan todos a casa, los adultos nos encargaremos de buscar por un rato más.

No había espacio para discutir, tenían razón. Y todos estaban cansados. Ray no se opuso, y rodeado de los brazos de Norman y Emma, volvieron a su casa para intentar dormir.

──¿Y si lo encuentran y estoy dormido? ──seguía preocupándose Ray.

Norman suspiró un poco cansado, recostado junto a Ray en el suelo, sobre un futón grande que era más cómodo de lo que aparentaba.

──Ray, si lo encuentran, estará en buenas manos hasta que vuelva a las tuyas.

──Norman, te quiero.

──¿Me estás coqueteando?

──Solo quería agradecerte.

──O sea, me estás coqueteando.

──Estoy demasiado preocupado por mi gato como para tener sexo contigo esta noche.

──Nunca más me voy a ilusionar contigo.

Eso pareció animar un poco a Ray, porque se rió. Había recuperado un poco del bonito sonido que apenas consiguió esa mañana.

¿Por qué siempre parecía que Ray era atacado en su momento más feliz? Era como si el universo quisiera ver hasta donde se extendía su fuerza de voluntad.

Norman no sabía quién estaba perdiendo.

Si las cosas volvían a suceder como lo habían hecho hasta ahora, tal vez Ray no sería capaz de soportarlo más. Aunque, a pesar de todo y esta preocupación, Norman se sentía orgulloso de ver a Ray enfrentar la adversidad valientemente.

Fue tan increíblemente sexy cuando a pesar de toda la tensión en el aire, estaba tranquilo, enfrentando la mirada de su madre como si no fuera más que una molestia, en lugar de un enorme trauma. Sin embargo, ahora lo entendía mejor que nunca, la gravedad de cada acción y lo traumático que la sola actitud de sus padres fue para Ray. Con un padre como el suyo, Norman nunca habría imaginado una vida como la de Ray, y seguiría sin poder imaginarlo del todo aunque lo intentara.

Lo único que le quedaba por hacer, a Norman y Ray, sería apoyarse mutuamente y seguir amándose.

Amor. Amor. Amor. Mucho amor.

.
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🌑🌒🌓🌔🌕🌖🌗🌘🌑

Sí, yo…, eh, bueno, pues, emm.  Quería decir ¿hola…?

No sé qué decir. ¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez?

Debería dejar de decir "Hasta la próxima semana" cuando me siento un poco inspirada, porque esto se vuelve incómodo al ilusionarles y después desaparecer y no volver en mucho tiempo, a pesar de que ustedes me dicen en los comentarios "Actualiza, por fa". Pero es que- en serio, es que viene y va, esta caprichosa inspiración.

De hecho, este capítulo lo empecé a escribir en algún punto de febrero/marzo de este año. No digo que haya venido a escribir un trocito a lo largo de estos meses con regularidad, pero recuerdo haber escrito un capítulo de alrededor de 2mil palabras y luego borrarlo, porque no me gustó cómo quedó. En cambio, ÉSTE me gustó mucho más.

Espero traerles el siguiente capítulo en menos de medio año xD.

Muchas gracias por todo su apoyo, en las lecturas, los votos, principalmente los comentarios.

He leído algunos comentarios que no había leído antes y me levantaron los ánimos. De hecho, tenía pensado tardarme otro mes en publicar este capítulo, jajaj, pero luego de leer algunos hermosos comentarios, me animé a publicarlo hoy.

Gracias por seguir conmigo.

Gracias por no darme por perdida.

Gracias por sentir esta historia, considerarla linda o bonita, incluso sentirse identificadxs con algunas situaciones. No importa si es con la siempre alegre Emma o con el traumatizado Ray, me hace mucha ilusión saber que causo algo en alguien que sea cercano a la admiración, a tocar un corazón.

Muchas gracias.

Nos vemos hasta la próxima.

Amor. Amor. Amor. Mucho amor, para ustedes también.

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