1.- Ojos grises

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Encaramada sobre la saliente del edificio, observaba con atención al hombretón que caminaba calle abajo, revisé por segunda vez la pequeña pantalla de mi móvil para verificar que fuera él.

Troy Beckham, descubierto como un traficante de rango medio dentro de la familia Darknavar. Sentencia: muerte.

La pantalla luminosa mostraba el mismo rostro que en ese momento caminaba debajo de mi así que estaba decidido, mientras guardaba el móvil me percaté de que Troy seguía de cerca a una joven de cabello claro. Sorpresivamente la joven dio un giro en un callejón oscuro y Troy la siguió de inmediato.

—Maldición —mascullé mientras me dejaba caer.

Entré al callejón con todo el sigilo que me fue posible, Troy había acorralado a la muchacha contra una pared.

—Dame la piedra, maldita mocosa —le rugió él casi en la cara.

—¡No sé de qué me hablas! ¡Déjame en paz! —lloriqueaba la niña.

Llegué detrás del hombretón, quien ni siquiera reparó en mí, preparé la daga plateada que llevaba pero entonces mis ojos se toparon con la mirada de la chiquilla, me quedé algunos segundos observando sus ojos grises, agrandados por el temor. Su cabello parecía casi blanco con la poca luz del callejón al igual que su piel, incluso sus labios eran de un rosa pálido, toda ella parecía bastante etérea.

Grave error fue perderme en los detalles de la niña pues en ese momento Troy sospechó que algo pasaba y dio la vuelta recargando todo su peso en un delgado cuchillo plateado. Reaccioné dando un salto y clavando mi propia arma en su pecho, justo a la altura del corazón, sin embargo el dolor que estalló en mi costado me indicó que mi reacción fue demasiado lenta.

Sorprendida por el dolor, bajé la vista para observar el mango plateado que sobresalía por debajo de mi pecho. Caí de rodillas y pude ver cómo el cuerpo del otro se transformaba en cenizas. "Así que era un vampiro y no un usuario..." divagué.

Al caer de bruces en el sucio suelo, el dolor volvió a estallar cuando el arma chocó con el duro pavimento. "Maldita sea. ¿Cómo fui a distraerme tan estúpidamente?"

La respuesta me llegó al ver sobre mí los mismos ojos grises y asustados, ni siquiera me había dado cuenta cuando me había vuelto boca arriba, todo era borroso y frío. "No te preocupes, es tarde para mí pero ahora tu puedes irte tranquilamente" intenté decirle pero nada de mi cuerpo me respondía y pronto la oscuridad de la muerte se cernió sobre mí por segunda vez en mi existencia.

***

Un capítulo algo corto, por lo cual subiré de una vez el siguiente

¡No duden en dejarme sus comentarios, críticas y opiniones de la historia!

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