𝗗𝗶𝗲𝗰𝗶𝗼𝗰𝗵𝗼: El gran sacrificio

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"Sálvenme".




Bajo el estricto yugo de la magia, tres Quarius Gélida unidos serán la ruina de Mondsee, llenos de poder acabarán con todo lo que una vez se ha conocido.

Solo una decisión dictará el rumbo de la vida,
aquello que ha sido corrompido finalmente será corregido
y desde las cenizas el mundo renacerá.






Cuatro años atrás.



— Necesito tu ayuda con algo de suma importancia...



Los tres mágicos jóvenes comparten una mirada inquieta antes de que el mayor de ellos se atreva a hablar.

— ¿Estás seguro de esto, Jake? — Pregunta Kang Taehyun con una pizca de preocupación presente en su voz.

El castaño posa sus manos sobre su cadera y aprieta sus labios, pensante. Ve de reojo al Ignis, quien se encuentra en el mismo estado de análisis que él.

— Siendo honesto, no. Pero tengo que hacerlo, necesito saber cómo terminará esto. — Sim habla con seguridad, asintiendo para sí mismo en un intento de persuadirse al respecto de sus próximas acciones.

Taehyun hace una mueca, no está muy convencido pues aquello involucraría realizar prácticas prohibidas.

— Jugar con el tiempo es algo muy riesgoso, ni siquiera debería estarles hablando de esto, me meteré en muchos problemas si alguien más se entera. — Pasa su mano con frustración por su cabellera castaña despeinándola, después, deja caer con brusquedad sus brazos a sus costados, provocando un golpe seco.

Hay un silencio dentro de la Biblioteca General, que es donde se encuentran discutiendo, los tres están estudiando la situación y sus posibles consecuencias.

— Será un secreto entre nosotros. — Heeseung dice, rompiendo el silencio que se volvió algo abrumador.

Jake asiente con suavidad y se dirige al brujo.

— No manipularé el tiempo, solo necesito dar un vistazo. — Aclara, comenzando a hacer sus usuales ademanes inquietos. — Mondsee está en medio de una guerra de la cuál desconocemos resultado, la incertidumbre es nuestro peor enemigo aquí.

Taehyun pasa su mano a lo largo de la extensión de su rostro y bufa bajito.

— Lo entiendo, pero Jake, no tienes el nivel necesario para acceder a la magia negra, si te dejo hacerlo, rompería todos mis principios como futuro guardián del conocimiento. — Habla. Está preocupado por el bienestar del menor, pues realmente lo aprecia. Se conocen desde hace realmente poco, pero hay reciprocidad y una amistad creciente.

Jake lleva su mano a su mentón y lo acaricia un poco.

— Quizás exista otra manera...

El brujo alza una ceja.

— ¿A qué te refieres?

Sim parece no escucharlo, pues se pone a dar pequeñas vueltas dentro de su mismo lugar a la vez que murmura: — Tal vez pueda funcionar, sería peligroso y no la he manejado más allá de hechizos simples, esto sería otro nivel, pero no tengo alternativa...

— Jake, estás divagando. — Heeseung le señala, eso parece hacerlo reaccionar pues da un respingo y se voltea hacia ellos.

— Sé emplear la hechicería escarlata. — Confiesa de golpe, provocando que sus dos amigos abran sus párpados con fuerza. — Mi padre tenía ocultos muchos libros del Cruentus Klan en su oficina, hice algunas copias de las páginas más interesantes y después le pedí a Seungwan que me enseñara, sé que no debería haberme metido y que probablemente nada bueno salga de eso, pero es de las hechicerías más poderosas y justo ahora es lo que se necesita.

Heeseung y Taehyun se miran inquietos.

— Es corrosiva, Jake, acabará contigo y si eso pasa, Sunghoon me matará por ello. — Lee habla, queriendo disuadir al castaño de ojos hazel de llevar a cabo eso.

Sim inhala y exhala con pesadez.

— Él no lo sabrá, es muy inocente y no tiene idea de en qué me metí y espero, por todos los magos, que no lo sepa nunca. — Cuando dice aquello, el pelirrojo siente un vacío abismal formarse en su pecho. Ocultarle la verdad al Quarius Gélida en definitiva no iba a terminar en nada bueno y era obvio que perjudicaría el lazo entre ambos menores, empero, Lee conocía perfectamente al hechicero y sabía que no podría hacerlo cambiar de opinión si es que ya se había decidido. A veces detestaba un poco que el castaño fuera un terco de primera.

— Piénsalo un poco, Sim. Es un camino sin retorno. Te corromperá y no volverás a ser el mismo nunca. — Taehyun le advierte y aunque sus palabras le provocan un sudor frío, no titubea.

Aprieta sus puños para darse mayor seguridad.

— Créeme, lo sé muy bien. — Admite, bien consciente de las posibles consecuencias. — Pero tengo mis principios muy bien definidos, no tiene porqué suceder así. — Heeseung arruga el entrecejo y Taehyun alza una ceja con sospecha.

— ¿Qué tramas? — El brujo pregunta con algo de recelo.

Jake muerde su labio con nerviosismo antes de atreverse a abrir sus labios para expresar su idea.

— Crear un ancla. Algo tan fuerte que me ate a la luz e impida que todo el uso de la magia de sangre me corrompa. — Dice y al procesar sus palabras, Kang lo mira como si repentinamente tuviese tres cabezas.

Taehyun chasquea su lengua. Sitúa una mano sobre su pecho y la otra la coloca debajo de su mentón, donde empieza a dar varios golpecitos. Está evaluando con suma cautela la propuesta del actual hechicero.

— Lograr un ancla es muy difícil, necesitas crear un vínculo emocional muy fuerte con ella y por lo que veo, solo con pocos tienes ese nivel de conexión. — Aclara ese punto de suma importancia provocando que la mirada hazel de Jake divague hasta que recae en su amigo de cabellera rojiza.

— Heeseung, necesito que tú seas mi ancla. — Ruega, aproximándose al de orbes escarlata para tomarlo de las muñecas. Lee traga en seco por la cercanía que le aceleró el corazón y a causa de la petición tan importante.

— ¿Qué? Pero Jake... — Intenta decir, pero el menor lo frena dándole un suave apretón a sus manos.

— Eres en quien más confío, por favor, Heeseung. — Dice y con eso le es imposible al Ignis el no sonrojarse hasta las orejas. — N-no tengo a nadie más y no puedo involucrar a Sunghoon de ninguna manera.

El Ignis analiza al castaño, quien lo mira fijamente, rogándole sin la necesidad de soltar más palabras. Lee suspira profundo. Comprendía el sentimiento de querer proteger al pálido, pero también le preocupaba su propia integridad. Sin embargo, lo que más le preocupaba era...

— Nada te sucederá, haré que estés a salvo. ¿Confías en mí? — Pregunta, posando su palma sobre la mejilla ajena, sintiendo el calor natural del pelirrojo acariciar su piel. Heeseung no responde de inmediato, se mantiene observándolo atentamente, con cada detalle del chico de preciosos ojos hazel guardándose en su memoria.

— Lastimosamente, más de lo que quisiera. — Susurra, Jake le regala una sonrisa suave antes de separarse, dejando a Lee con el vacío volviendo a incomodar en su corazón.

Si tú nos protegerás, ¿Quién te cuidará a ti?

Ah, en serio debía frenar esos pensamientos ya, pero una parte suya se negaba, no quería deshacerlos, ni mucho menos arrancar las sensaciones que su corazoncito inexperto comenzaba a tener.

— Solo... Prométeme algo. — Heeseung lo frena, sosteniéndose del borde de su sudadera verde.

Jake dirige su atención al mayor que lo mira enrojecido.

— Claro, ¿Qué es? — Pregunta con inocencia, curioso por la repentina timidez que su amigo adoptó.

— Júrame que no nos separaremos. Sunghoon y tú son lo único que tengo. — Ruega, aferrándose con su manita hecha puño a la ropa del hechicero. Pese a que Lee era mayor que Sim, Jake muchas veces tenía el instinto de querer protegerlo, sentía que Heeseung callaba muchas cosas y necesitaba de alguien que lo quisiera. — N-no quiero perderlos.

El castaño lo mira afligido. El corazón se le estremeció con la mirada temerosa que el pelirrojo colocó.

Tras unos segundos de silencio, su respuesta es atraerlo en un abrazo protector que Heeseung corresponde hundiendo su carita llorosa en su cuello.

— Nunca más volverás a estar solo, te lo juro Lee Heeseung. — Promete, apretándolo entre sus brazos. El Ignis no emite respuesta, pues el llanto silencioso no se lo permite. Al oírlo, no puede frenar el sollozo que se escapa de sus labios. — Me aseguraré de eso.

¿Por qué se sentía tan bien y mal a la vez? ¿Cómo podía un simple contacto causarle tantas cosas? Heeseung estaba cansado de engañarlos, quería decirle la verdad a Jake y Sunghoon, que únicamente habían cruzado caminos gracias a un sucio propósito de mágicos más arriba de ellos, pero que había elegido desistir de su asignación porque no podía, simplemente era incapaz de siquiera pensar en hacerles algún daño, no después de todo el cariño que le habían dado.

¿Se había visto muy desesperado al caer ante la más mínima muestra de afecto de las almas gemelas? Heeseung quería creer que no, que era algo completamente natural y que no tenía que avergonzarse de nada, porque sentimientos como el amor florecían de manera habitual entre los mágicos.

Cuando se ponía a pensarlo bien, realmente no fue la deficiencia de cariño recibida durante su infancia la que lo llevó a ceder de inmediato, es que simplemente Sim y Park tenían algo que era atractivo en demasía, ellos lo hacían sentir en calma, como si no viviera en un mundo al borde del colapso y no tuviera ataduras, con ellos se sentía libre. Jake y Sunghoon le hacían bien.

A Heeseung le gustaba eso, la sensación de que podía tocar el cielo con la punta de sus dedos por el simple hecho de ver a los pequeños sonreír. Pese a que en ocasiones chocaba con el brujito Quarius Gélida al ser de elementos y personalidades opuestas y en muchas otras veces se exasperaba por la inmensa terquedad del hechicero castaño, los quería demasiado.

No deseaba catalogar sus sentimientos en una palabra, porque ni siquiera él sabía qué era lo que su corazón sentía. ¿Simple cariño? ¿O era algo más fuerte como el amor?

En definitiva no lo comprendía aún, solo sabía, que era lo suficientemente fuerte para llevarlo a cometer locuras por los dos.

Taehyun carraspeó avergonzado, desviando la mirada a un costado. Lee y Sim se separan. El mayor mantiene su mirada pegada al suelo mientras que el menor de los tres lo mira directamente.

— Odio interrumpir pero... — Musita, sin embargo el ojos hazel lo corta.

— Sí, está bien. — Dice, sacudiendo sus cabellos castaños para distraerse del bochorno reflejado en su rostro.

Aquel detalle hace que Kang alce una ceja, curioso.

— Yo seré el ancla. — Heeseung susurra tras unos minutos de silencio, su voz es débil y cuando habla se quiebra, empero, no es ni una pizca de insegura.

— Bien, pero no podemos ejecutar el hechizo aquí. — Taehyun informa, comenzando a caminar de un lado a otro de la biblioteca para mover objetos y muebles, despejando el centro de la sala para dejar el espacio libre.

— ¿Entonces dónde? — Jake pregunta, sosteniendo a Heeseung del hombro con su diestra.

— Hagámoslo del otro lado. — Una vez que dice eso, extiende sus brazos, mostrándoles que en el suelo se encuentra un pentagrama tallado que no se apreciaba anteriormente por los muebles y tapetes colocados, pero ahora al estar libre se visualizaba por completo. Ambos amigos abren sus bocas con impresión cuando Taehyun toca el grabado con la punta de su zapatilla marrón y éste se ilumina en una preciosa tonalidad púrpura que se extiende por todas partes hasta que se desvanece y deja ver otra área completamente diferente.

— Bienvenidos al área de los Hijos de Tenebris.

El castaño y el pelirrojo comparten un breve vistazo, comunicándose a través de ese gesto. Heeseung le asiente a Jake y éste inhala fuertemente, esforzándose por eliminar el temblor de sus manos que lo azotaba desde hace un rato, el Ignis lo había notado, pero prefirió no señalarlo. Sin embargo, se aproximó hasta él y enviando bien lejos toda su incertidumbre, se atrevió a tomarlo de la mano. Sim se aferró a su palma y le sonrió débilmente.

Estamos juntos en esto.

Dijeron a través de su juego de miradas.

— Hagámoslo. — Heeseung habla dirigiéndose a Kang.

El chico asiente sin verlo, pues está centrado en sacudir un poco el área. Maldito Kang Daniel, no ayudaba en nada con la limpieza de la biblioteca, por algo su padre pidió que se le cediera el cargo a él en lugar de su primogénito. Su hermano era un irresponsable además de un imbécil.

— Si algo sale mal, mi hermano fue quien les dio el hechizo, ¿Está bien? — Advierte, señalándolos con su índice. Los dos menores ríen levemente para después afirmar sacudiendo sus cabezas.

— Como diga el futuro guardián del conocimiento. — Sim lleva su mano a su frente y luego la baja en un saludo que había visto usar únicamente dentro de las patrullas de la asociación Quarius con sus superiores a manera de mostrar respeto, así que lo empleó a modo de aligerar un poco el ambiente tenso que se había formado dentro de las paredes. Tal parece que consiguió su cometido pues el sonidito de dos leves risas se escuchó, por lo que Sim sonrió ampliamente.

— ¿Tienes todo lo necesario, Jake? — El menor de los Kang pregunta en cuanto ha culminado con su tarea. Sacude sus palmas y le sonríe amablemente, el castaño le corresponde el gesto. Antes de empezar a convivir, nunca habría creído que Taehyun en el fondo resultara ser bastante amigable. Bien le decía su madre que las apariencias engañaban, el chico solo era un poco arisco, pero en el fondo amoroso, le recordaba a una Stella. Algo gruñonas pero de buenas intenciones.

— Creo que solo me faltan las tres velas rojas y dos moradas. Ah, y la sal para el círculo de protección. — Enumera los objetos pendientes con sus dedos y el otro castaño afirma, paseando su mirada rápidamente por el lugar para recordarse dónde tenía ubicados los instrumentos e insumos para los rituales.

— Iré a buscar las cosas, esperen aquí. — Indica, sin esperar respuesta para desaparecer entre los pasillos oscuros. Ah, ¿Por qué el área de los Hijos de Tenebris tenía que ser tan oscura? Oh, era que su hermano no había reemplazado las viejas bombillas tal como había pedido.

Daniel tenía suerte de que Taehyun no manejara del todo bien las habilidades de los Ignis, sino, ya le hubiera quemado las cejas del coraje.

— Sí. — Jake musita y Heeseung se limita a afirmar de manera suave pese a que el Terra-Natura ya no los escuchaba por la distancia.

El hechicero de orbes hazel lleva su diestra a su brazo contrario y rasca levemente el área, sin darse cuenta de que aquello enrojece su piel, empero, su amigo pelirrojo se percata de sus acciones y lo frena tomándolo de la muñeca.

Lame sus labios nerviosamente antes de armarse de valor para decir; — También estoy nervioso, puedes tomar mi mano si necesitas calmarte.

Jake lo observa directamente. Sus iris rojizos resplandecen en un brillo de emoción e inocencia que le provocan unas ganas enormes de abrazarlo, empero, se controla, pues no quiere resultar demasiado invasivo.

— Gracias, Heeseung. — Agradece desde lo profundo de su corazoncito y Lee afirma, susurrando bajito que no es necesario decirlo.

— Listo, ya conseguí todo. — El futuro encargado del lugar reaparece, cargando con todos los objetos solicitados. Decide ignorar el hecho de que los dos menores están torpemente tomados de las manos pues solo ellos comprenden el trasfondo de sus acciones o al menos esperaba que lo hicieran, Kang no creía que fuesen tan ciegos para no percibirlo, ¿Verdad?

— Bien. Debemos colocarnos frente a frente. ¿Estás listo?

— Si continúas preguntándome eso me arrepentiré. — Heeseung susurra, haciendo una mueca discreta.

— Lo siento. — Jake se disculpa, aunque no sabe si lo hace por lo que Lee ha dicho o porque ha tenido que romper el agarre para empezar a trabajar. — Ponte aquí y no te muevas, haré el círculo de protección con la sal y por favor no salgas por ningún motivo de él. — Prácticamente ruega y el pelirrojo afirma, comprendiendo. — Taehyun, retrocede y si algo sale mal, no interrumpas, puede ser peligroso. — Advierte y el castaño, quien a éste punto se encuentra mordisqueando su pulgar nerviosamente, traga en seco.

— Sí, definitivamente esto es una pésima idea. — Musita.

Jake ignora las palabras dichas por el brujo y se dedica a dibujar en el suelo, vaciando el contenido de la bolsa de papel a sus pies y trazando con cautela un aro alrededor del Ignis que no despegaba sus orbes escarlata de él, después, trazó una línea a una distancia que consideró prudente para conectarla con un semicírculo en el que él se posó. Kang le pasó las velas y Sim las tomó, ubicando una roja al frente suyo dentro del círculo abierto y las restantes en pares delante de los trazos, una roja y una morada a cada lado de la línea que lo conectaba con el círculo que protegía a Heeseung.

— Arrodíllate, por favor. — Pide y su amigo obedece de inmediato.

Le dio un vistazo más a Lee, quien le asintió.

— Hazlo.

No esperó más y con la daga que extrajo del bolsillo derecho de su pantalón holgado marrón, hizo un corte profundo en su palma izquierda del cual rápidamente brotó el líquido carmín tibio. Mordiendo su labio para acallar el ardor, pegó su mano a la sal y en cuanto la sangre entró en contacto con esta, las velas se encendieron de golpe y todo el polvo antes blancuzco, adoptó una tonalidad rojiza. Seguido a ello, unos aros de luz escarlata rodearon sus muñecas al igual que las de Heeseung.

El anclaje estaba establecido, ahora debía proceder con el hechizo. Con su palma aún sangrante, hizo que unas gotas se deslizaran hasta manchar sus dedos y con éstos dibujó varios símbolos sobre el suelo, los cuales recuerda haber visto en las páginas que copió sin permiso. Se trataban de runas de visión, dibujos sagrados del Cruentus Klan demasiado poderosos porque no poseían límites ante los campos a los que se podía acceder con ellas.

Ostende mihi future. — Dijo una vez que terminó de trazar con su sangre sobre el suelo de madera oscura, el líquido carmín se hundió en el material y lo quemó, dejando las marcas negras que pronto se iluminaron en un rojo latente. Con ese acto, el hechizo se activó y ambos amigos fueron levantados del suelo, Heeseung cerró con fuerza sus párpados y se concentró en pensar en los momentos felices que había tenido al lado de sus únicos dos amigos, pues su deber como ancla era mantener a Jake en la luz y para hacerlo, debía aferrarse a su propio brillo para no permitir que el castaño perdiera el suyo.

Contrario a Lee, Sim no cerró sus ojos. Los mantuvo bien abiertos aún cuando sintió un ardor calarle, Jake no fue capaz de verlo pero tal fue provocado por el tono rojizo que tiñó sus orbes. Con sus manos aún temblorosas pero no inseguras comenzó a hacer movimientos circulares, avanzando con ello hacia adelante en el tiempo. Millones de imágenes pasaron frente a sus ojos hazel pero él no se detuvo hasta que una en específico llamó su atención.

Mondsee hundido en un invierno crudo e imperturbable y en medio de todo, veía a Park Sunghoon como la causa de ello. Arrugó el entrecejo y tras ver de reojo a Taehyun, quien tragó en seco, cerró ahora sí sus párpados, permitiendo que el hechizo lo transportara por completo a esa visión futura.

Dentro de la proyección, el ojiazul se veía más maduro e imponente, su cabellera había vuelto a ser de su tonalidad original y habría sonreído por ello, si todo lo que estaba alrededor suyo no se encontrara en ruinas y consumido por el frío. Jake tembló por la gélida temperatura y se abrazó a sí mismo a modo de transmitirse calor, avanzó unos cuantos pasos, aproximándose al Quarius Gélida pero aún manteniendo una distancia considerable.

¿Qué rayos había sucedido?

Su respuesta llegó con lo siguiente que vio.

La visión se desintegró, hundiéndolo en una pura oscuridad por unos segundos hasta que un nuevo escenario se manifestó frente a sus ojos temerosos. En él, se veía a sí mismo en una versión mayor sumamente herida, sosteniendo una espada de plata con la que apuntaba de manera peligrosa al albino.

— Hazlo, por favor, Jake. Aún estamos a tiempo de detenerlo, el renacer no tiene porqué ser así. — Rogó Park Sunghoon, tembloroso por completo. Su esclerótica estaba consumida por la negrura, resaltando peligrosamente el gris por sobre el azulado de sus ojos, pero aún así, sus iris denotaban su temor. Estaba librando una enorme batalla interna en donde se esforzaba de sobremanera por tener el control.

— P-pero, ¿Qué pasará con nosotros? Morirás, Sunghoon. — El castaño pregunta al borde del llanto y la desesperación, haciendo uso de la manga de su camisa ya bastante sucia de sangre que supone, es suya y algo de barro, limpia bruscamente las pequeñas gotas que se han acumulado en las esquinas de sus ojos, sin importarle el haber desacomodado sus gafas redondas con su arrebato.

¿Desde cuándo él empezó a usar gafas y por qué estas se parecían enormemente a las de su madre?

— Ambos sabíamos que pasaría, amor mío. La profecía lo dictaba, ésta es la decisión de la que depende toda la vida. — Dice y a Sim se le forma un pesado nudo en la garganta que siente que lo asfixia. Ya no puede frenarlo más, lágrimas comienzan a deslizarse sin control a lo largo de sus mejillas pecosas.

— ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué? No es justo. — Reprocha entre torpes balbuceos y a Sunghoon le duele el corazón de apreciarlo tan destrozado.

Suelta un suspiro tembloroso.

— Es lo que debemos hacer, nacimos para esto. — Expresa, sin saber que eso reavivó una rabia contenida desde hacía tiempo en el castaño.

— ¿Y qué hay de lo que nosotros queremos? ¡Nuestras metas! ¡Todos nuestros sueños! — Exclama con molestia, pero no es con el pálido, sino con el cruel destino dictado para ellos. — ¿Qué hay de nosotros?

— Creo que nuestro nosotros no estaba destinado a ser un para siempre. — Susurra lastimero, usa sus dedos para hacer a un costado la punta del arma a fin de acercarse al castaño y una vez que respiran el mismo aire debido a la proximidad, posa su palma helada sobre la piel levemente tostada del castaño, quien de inmediato solloza en voz alta.

— ¡No lo digas! ¡No te atrevas! Nosotros... Esto no puede terminar así, me niego.

Park sacude su cabeza con dolor.

— Jake, cariño. No hay otra manera. Soy el Quarius Gélida que Taehyung creó para ser su recipiente, para acabar con él necesitas terminar conmigo, estoy vinculado a él. — Toma la mano libre de Jake y la posa sobre su pecho, de inmediato Sim la hace un puño, apretando la tela de la ropa ajena entre sus dedos.

El agarre de su diestra sobre el arma de metal tembló, hasta que esta se deslizó y cayó al suelo en un brusco golpe. Miró a Sunghoon con los ojos enrojecidos y las lágrimas desbordando sin control por su rostro, el pálido se encontraba igual de mal, pero aún así, se esforzaba por dedicarle una sonrisa tranquilizadora.

Park no quería que su historia terminara así, él deseaba estar al lado del castaño, realizar todas sus metas individuales juntos y posteriormente, comprometerse y formar una linda unión. Pero tal parecía que el destino no estaba de acuerdo.

Si tan solo pudiesen rehacer todo, tal vez tendrían una oportunidad... Una pequeña ventana por la cuál pudieran regresar y reescribir todo.

— No me iré, estaré a tu lado siempre. — Promete, empero, Sim agita su cabeza en una negativa. Tal vez parece un berrinche, pero se negaba en dejar ir al Quarius Gélida. Debía existir otra manera, solo tenía que encontrarla.

— Cállate, no digas esa basura que no es cierto, y-yo, te quiero a mi lado, quiero sentirte, si lo hago... — Un escalofrío le recorre por toda la extensión de su espalda. — Te irás y no podré sentirte, estaré vacío sin ti.

Su mano sobre el pecho ajeno empieza a sacudirse al igual que todo su cuerpo.

— Debí haber aprovechado el tiempo en lugar de huir de ti, me arrepiento tanto. Si tan solo te hubiera dicho todo antes, pudimos haber hecho algo contra tu condena. — Se siente tan malditamente culpable, ¡Era su jodida culpa! ¡Todo porque no pudo dejar su manía de cargar con todo solo! Ahora quién más amaba debía perecer para salvar un lugar que en el fondo no sabía si lo merecía.

— Jake... Basta. — Hace el amago de hablar, sin embargo, el castaño se lo impide.

— ¡No quiero dejarte ir, Sunghoon! ¿De qué sirve salvar Mondsee si tú no estás en el? Por favor, debe existir otra manera, podemos encontrarla...

El ojiazul posa ambas palmas sobre las mejillas del castaño frenético, deteniendo su habla inquieta. Deposita un par de caricias suaves y posteriormente, une sus labios en un suave contacto que al paso de unos segundos, se torna más intenso. Sunghoon muerde con brusquedad los belfos ajenos, provocando que Jake suelte un jadeo y abra su boca, permitiendo que su lengua se cuele en ella. Sim se aferra con más fuerza a la ropa oscura del ajeno y Park busca entrelazar su diestra con la mano del de ojos hazel, generando un toque cálido.

— ¿Q-qué? — Jake musita cuando siente un objeto helado ser depositado en su mano y antes de que pueda reaccionar, Sunghoon tira de esta con fuerza, provocando que la que ahora nota, es un arma punzocortante se hunda en su pecho. — ¡Sunghoon! ¡No! — Exclama horrorizado, el pálido flaquea y cae, Jake se apura en sostenerlo y depositarlo con suavidad en el suelo, abrazándolo de inmediato sin importarle que la sangre ajena está embarrando sus ropas aún más de carmín.

Park le dedica una sonrisa débil antes de toser y expulsar líquido rojizo. Sim solloza ante la imagen y el que es espectador de todo cubre su boca con su mano, cayendo al suelo de rodillas de la impresión. Todo iba a terminar mal para ellos, ¿Siempre había sido así? ¿Realmente estaba escrito en el destino?

¿Ellos no estaban destinados a ser felices?

Lentamente, los preciosos zafiros del pálido pierden su brillo hasta que se tornan en dos cuencas vacías, Jake lo llama repetidas veces, sacudiéndolo con brusquedad en un vano intento de hacerlo despertar, pese a que sabe a la perfección que aquello es inútil.

Tal como el de cabellos blancos predijo, con su muerte, el frío gélido que azotaba a Mondsee comenzó a disiparse, permitiendo que el calor los abrazara.

— Sunghoon...

Había tenido razón, habían triunfado.

Una versión mayor de Lee Heeseung llega corriendo a ellos con frenesí y en cuanto aprecia la escena se desploma en el suelo, rompiendo en desgarradores sollozos.

Ganaron, pero eso no se sentía bien. Era simplemente desgarrador.

El precio de la salvación los destrozó a ambos por completo.

Jake abrazó con fuerza al chico cada vez más frío entre sus brazos y comenzó a mecerse de adelante a atrás en un ritmo constante.

— Esto no tenía porqué suceder así. No debía, no tenía que ser así.

— Jake... — Heeseung musita en un hilo de voz.

El de lentes sacude su cabeza de un costado a otro, negándose a escucharlo.

— ¡No! ¡No puede acabar así! — Grita, apretando con fuerza el cuerpo inerte entre sus brazos. Heeseung tiene que desviar la mirada pues le destroza por dentro el verlo, no podía aceptar tampoco que Park Sunghoon había muerto. — Tiene que existir otra manera.

— ¿Qué es lo que propones? — Pregunta en un susurro.

— Él dijo que lo hiciera porque era el único vinculado a Kim Taehyung, pero no es así... Somos... — Habla quedito, con sus orbes perdidos sin algún punto fijo. — Éramos almas gemelas...

El Ignis siente un enorme vacío al escucharlo, es como si hubiesen extraído su alma de su cuerpo. Duele.

— Por favor dime qué no te refieres a lo que estoy pensando.

Sim afirma, llevando una de sus palmas a su propia cabeza para sacudir con desesperación su cabellera marrón.

— Todo este tiempo lo querían a él, nos separaron y nos engañaron para mantenernos lejos, no hubo ataduras que impidieran que Taehyung llegara a Sunghoon y lo tomara como su recipiente. — Explica, su ceño está fruncido como muestra de su frustración. Lee hace una mueca, pues la sensación de culpabilidad aún está presente en él. Se sentía en gran parte responsable pese a que Jake le había dicho en repetidas ocasiones que no tuvo alternativa. — Yo fui un idiota, caí por completo en las manipulaciones, lo dejé solo. Debo corregir lo que hice.

— Sim, ¿En qué estás pensando? — Heeseung pregunta con temor. Retrocede inconscientemente cuando el castaño se incorpora tras dejar un casto beso en la frente del pálido y la energía marrón comienza a emanar de sus manos.

Un escalofrío lo azota cuando Jake alza la mirada y se encuentra con que sus orbes han perdido su característico brillo, volviéndose opacos.

— Reescribir lo que ya se hizo.

Heeseung jadea espantado.

— ¡Jake! ¡Eso es demasiado riesgoso! — Chilla. — ¿Qué harás si todo vuelve a terminar mal?

El castaño aprieta la mandíbula. Está decidido, no va a desistir.

— Entonces volveré a intentarlo. Una y otra vez, no me importa, Heeseung. — Dicta con voz seria y hay algo en su forma de hablar que no le causa una buena sensación. Jake lucía... Como alguien de temer. Algo había cambiado en su interior, se había quebrado. — Lo quiero a mi lado y si la salvación de Mondsee depende de la muerte de Sunghoon, entonces no duraré en dejar que éste lugar se vaya al carajo.

Lee traga en seco, jugueteando de manera inquieta con su lengua dentro de su cavidad bucal. Entiende a Sim, pero sabe que las consecuencias podrían no ser nada lindas, aún así, no busca disuadirlo, porque él se siente de la misma manera.

Jake avanza hasta posarse al frente suyo y le ofrece su palma, Heeseung la contempla unos instantes antes de alzar su mirada para enfrentar sus orbes.

— No descansaré hasta encontrar una ventana de posibilidad, una versión de los hechos en la que termine bien. No me importan las consecuencias. — Dice.

Lee queda estático.

— Haría lo mismo por ti, Heeseung. — Habla nuevamente al ver qué tarda en reaccionar. Tras sus palabras, Heeseung acaba por asentir con resignación.

— Te ayudaré. — Dice y sin más duda, acepta su mano.

Nuevamente todo se volvió negro para la versión espectadora. Jake miró a los alrededores con desesperación, inquieto por saber más de ese desenlace. Necesitaba saber que ahí no había acabado todo, ese trágico final no podía ser el que marcaría su historia, ¿Verdad?

— Esta es la posibilidad final. — Una voz habla a su espalda, voltea rápidamente, encontrándose con la misma versión magullada y cansada de sí mismo que acababa de ver. — Tienes solo una oportunidad más, no la desperdicies.

— ¡Espera! ¿Cómo sabré que lo estoy haciendo bien? — Pregunta con inquietud, jugando de manera nerviosa con sus manitas sudorosas. — Si es mi última oportunidad, n-no quiero errar.

Su yo mayor le sonríe débilmente, es obvio el cansancio que posee, las bolsas debajo de sus ojos lo delatan.

— Vas a errar mucho en realidad. El cómo aceptes eso y continúes adelante será decisivo. — El Jake menor frunce su entrecejo, pues no comprendía. ¿Iba a errar mucho? Entonces, ¿Cómo se supone que eso tendría un buen desenlace? — Solo una cosa. No lo hagas solo, por favor.

Ruega para comenzar a alejarse del castaño, pues su límite ha llegado, ya no puede permanecer ahí por más. Lentamente, su cuerpo se vuelve translúcido, desapareciendo.

— ¡Espera! — Intenta decir, pero todo se vuelve negro nuevamente hasta que una luz blanca lo ciega.

La visión había terminado, no podía ver más por el momento.

— ¡Ah! — Exclamó el castaño, abriendo los ojos de golpe. Con su exaltación, las velas se apagan, la sal rojiza es desparramada por una corriente de aire generada inconscientemente por él mismo y el hechizo se rompe, por lo que Heeseung y él caen al suelo bruscamente.

— ¡Jake! ¿Estás bien? — Heeseung pregunta, corriendo hacia él de inmediato en cuanto todo se ha apagado. El castaño da un respingo al sentir la mano de su amigo posarse sobre su hombro. Lee hace una mueca diminuta cuando éste se aleja en ese mismo saltito. — ¿Qué fue lo que viste?

Los orbes horrorizados del castaño caen sobre él y Heeseung no puede evitar tragar bruscamente cuando nota que el hazel de sus ojos pierde el brillo por unos ínfimos instantes.




[ ... ]




— Por favor no se lo cuentes a nadie.



Taehyun se está esforzando de sobremanera en seguirle el paso al castaño nervioso que juguetea con sus manos de manera repetitiva y balbucea cosas sin control. De nuevo están en el otro lado de la biblioteca General, tal parece que aquel lugar se convirtió en su refugio de operaciones prohibidas.

El brujito no era alguien que usualmente se sintiera intimidado con facilidad, sin embargo, con cada día que transcurría más se acrecentaba su mal presentimiento con el hechicero de ojos hazel. Jake estaba visiblemente cada vez más alterado, nervioso y con una ansiedad creciente. Se asustaba por hasta el más mínimo ruido y sus brazos se habían convertido en su camino para descargar su inquietud junto con sus uñas.

Las bolsas bajo sus ojos no paraban de crecer y sus labios resecos y despellejados dejaban en evidencia que no estaba para nada bien. Taehyun creía con cada vez más seguridad que el chico en cualquier momento perdería la cordura. Intentaba acercarse a él, saber qué estaba mal, pero Jake era demasiado hermético. Entendía que lo fuera con él pues no eran tan cercanos, pero con Heeseung poseía un vínculo más fuerte, ¡El Ignis era su ancla, por Merlín! Aún así, ni el pelirrojo entendía qué rayos surcaba por la mente de Sim.

— Está bien, es suficiente. — Taehyun, ahora luciendo una limpia cabellera rubia producto de un percance con uno de sus compañeros de clase irrumpe en la sala, rompiendo la concentración del castaño quien se encontraba empleando nuevamente el hechizo de visión. Jake cae al suelo, aturdido. — Si no me explicas qué rayos te pasa, no permitiré que sigas manchando de sangre éste lugar.

— ¡Taehyun! — Sim chilla, saliendo de su aturdimiento para ver al brujo con reproche. Se incorpora y lo señala acusatoriamente con su índice. — ¿Tienes idea de lo peligroso que puede ser interrumpir un conjuro de la hechicería escarlata?

Kang bufa y rueda sus ojos avellanados.

— No y no me interesa, lo que me importa es que con cada día que pasas parece que se te zafa otro tornillo, ¿Qué está pasando, Sim Jaeyun? — Pregunta hoscamente, al castaño no le agrada su tono por lo que sus cejas se fruncen.

— Te dije que me llamaras Jake. — Reprocha en voz baja, sin embargo, alcanza a ser escuchado por el contrario, quien sonríe con ironía.

Con ese gesto, Jake intuyó que la conversación no pararía en nada positivo.

— Y también dijiste que confiabas en Heeseung y en mí, pero parece que sólo eran mentiras para obtener lo que querías. — Alza sus manos y después las deja caer, Sim sabía que ese era un gesto habitual en él cuando reprochaba algo que le molestaba bastante, empero, en lugar de retroceder y calmar las aguas, frunció más el ceño y preguntó con voz ronca:

— ¿De qué estás acusándome?

Taehyun suelta un grito ahogado cargado de pura frustración. Se pasa las palmas por la extensión de su rostro antes de hablar nuevamente.

— ¡Nos usaste! ¡Manipulaste a Heeseung para hacerlo tu ancla con tal de asegurarte a ti y a mí me usaste para sacar la información que querías! — Se aproxima hasta quedar frente a frente y da pequeños golpecitos en su pecho. Taehyun no lo sabe, pero tal acusación le dolió hasta el fondo al castaño, nunca quiso que los dos chicos se sintieran de ese modo, pero muy probablemente jamás podrían entenderlo. No cuando él seguía sin expresar sus razones. — En serio creí que te interesaba ser mi amigo. — Susurra lastimero y en cuanto lo escucha, la cara del castaño se deforma en una expresión de dolor. Aparta la mirada, sintiendo imposible el mantener el contacto visual por más tiempo con el rubio.

Sacude su cabeza de lado a lado en una negativa, sin verlo directamente.

— Estás confundiendo demasiado las cosas, yo no los usé. — Dice suavemente, pero lo único que consigue es que la sangre del Terra-Natura hierva.

— ¡Manejas a todos a tu conveniencia, Jake! ¡Como si fuese un maldito juego de ajedrez! — Espeta, alejándose de él para pasar a caminar a su alrededor. El hechicero lo observa receloso y aprieta sus puños.

De verdad que se estaba esforzando por no perder la paciencia, nada bueno salía cuando lo hacía.

— Estoy intentando salvarlos a todos, Taehyun. — Habla, con su voz sonando monótona. — Sin mi intervención, todo tendría un desenlace catastrófico.

El brujo suelta una risa que se percibe más como un bufido.

— Estás jugando con fuerzas demasiado poderosas, alterar el flujo del tiempo es un suicidio. Puedes destruir realidades con ello. — Advierte, sin detener su marcha alrededor del castaño. Lo ve tomar un artefacto de bronce el cual reconoce de inmediato, Taehyun se lo había mostrado con emoción una tarde a Heeseung y él. Se trataba de una especie de de dura madera oscura, empero, este era más desarrollado al resultar retráctil, facilitando su transporte y su resguardo. Tenía un soporte de metal justo al centro donde también se ubicaba el botón con el que se activaba y tal arma había sido heredada por su padre, la cuál había pasado de generación en generación.

¿Realmente Taehyun iba a oponerse a él? Ah, suponía que eso significaba que hasta ese punto llegaba su amistad.

Jake agita su cabeza en una negativa y larga un suspiro profundo.

— Estoy moviéndome entre probabilidades. — Replica, posando una mano sobre su cadera y la otra dejándola al aire para hacer señalamientos. — El tiempo es subjetivo, las realidades también. Todo se basa en las decisiones que tomamos y cada una se deriva en posibilidades distintas, solo me estoy asegurando de seguir el camino correcto para un buen desenlace.

Taehyun lo mira con horror.

— Estás reescribiendo a tu antojo la realidad. — Musita.

El castaño aprieta su mandíbula y demora unos segundos en responder, hasta que acaba afirmando resignado. Realmente no existía otra forma de denominar a sus actos.

— No había otra manera. — Habla quedito, agachando la mirada.

— Alterarás el destino de todos también. — Taehyun previene, queriendo advertirle en un vano intento de hacerlo retroceder, pero ya era tarde.

Jake ya había cambiado el destino de todos, incluso el de él.

Sin saberlo, el hechicero reescribió su triste historia a una llena de colores por el pequeño precio de una cabellera decolorada.

— Créeme, no había nada bueno al final.

Su voz no sale del tono monótono y eso no le agrada para nada al brujo, por lo que presiona el botón verde del bō para activarlo y apunta directamente al pecho del chico.

— ¿Cómo estás tan seguro? — Jake alza una ceja con escepticismo y con sus dedos índice y medio hace a un costado el arma del rubio.

— Porque lo vi, Taehyun. Todo este tiempo... — Titubea. — Creí que podía hacer algo, romper esos muros entre las clasificaciones y restaurar la unión, pero es inútil. Yo no puedo hacer nada, solo puedo lanzar los dados y esperar que el resultado sea favorable. — El mayor lo escanea de arriba a abajo, incrédulo. Jake lo observa con una súplica en su mirada. Quería que lo comprendiera aunque fuese un poco, desgraciadamente, Taehyun había dejado de escucharlo desde que el debate comenzó y Jake continuaba sin dar explicaciones claras. — Solo los mismos mágicos tienen el poder de salvar Mondsee.

Kang inhaló y exhaló. Aquello iba a doler, pues era su primer amigo y era muy probable que acabara odiándolo, pero no podía continuar permitiendo que éste continuara haciendo locuras que podían herirlo.

— Te juro que intento creerte, pero la sangre deslizándose por tus brazos me lo impide. — Puntualiza, señalando el líquido carmín que caía por sus brazos desde hacía rato. Jake no se molesta en cubrirla, simplemente da un vistazo de reojo y suelta un gruñido bajito.

— Taehyun... No hagamos esto, por favor. — Ruega.

Kang no entendía el enorme sacrificio que el hechicero estaba realizando por el bien de todos y Sim no comprendía que el brujo solo trataba de salvarlo de la agonía. Ambos querían bienestar, pero su manera de buscarlo era demasiado distinta. Ese día, ninguno externó nada de su propia verdad y eso los condujo a la brusca terminación de su amistad.

— Lo siento, estás haciendo algo prohibido y no puedo permitirlo. — Susurra y con eso es imposible que Jake continúe aguantando, se exaspera y aparta al brujo de un empujón, haciéndolo trastabillar.

— ¿En serio estás dispuesto a dejar que Mondsee sea destruido? ¡Estoy tratando de darles una oportunidad! — Grita, siendo él ahora quién habla con reproche. Taehyun toma la palma de Jake en el aire la cuál se dirigía a su pecho y se aferra a su muñeca.

— ¿A qué costo, Jake? Tan solo mírate en un espejo, te está consumiendo vivo. — Objeta y el castaño desvía la mirada, sabiendo que el Terra-Natura tiene razón. Su estado era deplorable y continuaba empeorando con cada noche de insomnio y hechizo de sangre que ejecutaba. — No me dejarás más alternativa que decirle a Heeseung que rompa el anclaje, debes detenerte. — Da un respingo de inmediato en cuanto el significado de sus palabras hacen eco en su cabeza.

— ¡Acabarás con la única opción que me queda! — Exclama, haciendo ademanes exaltados. Taehyun pierde los estribos con su reproche.

— ¡No eres el único que se está sacrificando! ¡Estoy tratando de salvarte! ¡De salvarlos a ustedes tres! — Grita de vuelta, alzando otra vez el bastón para reavivar su amenaza al castaño, pero con el movimiento las mangas de su camisa amarillo mostaza se corren, dejando un porcentaje de sus brazos descubiertos. Así fue como Sim pudo distinguir los pequeños y casi imperceptibles cortes en la piel ajena.

¿Acaso el rubio...?

— ¿Q-qué? ¿Tú...? — Susurra incrédulo.

¿Kang realmente había quebrantado su propia moral para meterse con la hechicería escarlata?

— No eres el único que está desesperado. — Habla del mismo modo que él, con volumen bajo y sin demostrar emociones. — Sin embargo, hasta aquí llegó. Te detendremos.

Jake lo mira tan serio, que pareciera que en cualquier instante saltaría a atacarlo sin piedad.

— ¿Qué hiciste?

Taehyun alza la cabeza, desafiante.

— Heeseung ya sabe todo lo que estabas haciendo. — Responde y en cuanto ve la intención del castaño de aproximarse a él, reacciona velozmente y con su diestra iluminada en verde, hace crecer enredaderas del suelo las cuales se abalanzan sobre Jake y lo atrapan contra una de las paredes, inmovilizándolo.

— ¡Agh! ¡Traidor! — Grita, forcejeando contra las plantas las cuales al sentir sus movimientos se aferran con mayor fuerza a él, haciendo que se le escape un quejido. Taehyun mantiene su izquierda alzada mientras que con su diestra tomaba el bō, pero lo deja a un costado para tenerla libre y poder elevarla. Iba a necesitar sus dos manos para lo siguiente que llevaría a cabo.

— Entiendo que me consideres como tal. Pero recuerda, soy tu amigo. — Dice suavemente, empero, Sim lo ignora olímpicamente y se dedica a gruñir y maldecir al tiempo que buscaba liberarse. — Solo quiero que estés bien.

La sangre de Jake arde un poco más en furia por eso, debido a su cólera, sus orbes comienzan a cambiar, pero tal es interrumpido por la magia del rubio, la cuál recae sobre él.

— ¡Suéltame! — Demanda, sintiendo la desgarradora sensación de la conexión de anclaje con Heeseung siendo deshecho. Quizás establecer un anclaje no causaba dolor físico alguno, pero, oh, el romperlo era agonía pura para ambas partes, por eso muchos mágicos rehuían de ello, no solo por la gran carga emocional que debía existir entre las partes, sino también por lo doloroso que resultaba el finalizarlo, Jake sentía como si le estuvieran sacando el corazón vivo y no quería imaginarse el dolor que Heeseung estaba atravesando.

— No pongas resistencia. Más doloroso será para ti y para Heeseung. — Pide, con un pesado nudo cerrándole la garganta y pequeñas gotas comenzando a nublarle la visión. Empero, aunque le duele escuchar los quejidos de su amigo, no se frena porque fue lo que Lee y él acordaron, sin importar qué tan doloroso resultara para los tres.

Taehyun se sentía pésimo por ser el que tuviera que cortar el delgado hilo entre los dos, pero su sentido de deber era más grande.

— ¡Agh! ¡Basta! — Sim lloriquea. El dolor en su pecho lo atormenta por tortuosos segundos, empero, en cuanto siente cómo el hilo es tensado hasta que comienza a resquebrajarse, todas sus alarmas se encienden con descontrol por lo que en un acto de desesperación pura, exclama;  — ¡He dicho, basta!

Su grito ronco provoca que el Terra-Natura se frene de inmediato, quien al percatarse de que lo ha hecho en automático sin realmente desearlo, arruga las cejas, confundido y asustado en partes iguales.

— ¿Qué rayos? J-Jake. — Se topa con los orbes del castaño destellando peligrosamente. Ahí nota que todo el verde ha desaparecido y solo ha dejado un marrón que lo hace tragar en seco.

¿Qué diablos significaba eso? ¿Por qué había obedecido en automático?

— No arruinarás todo por lo que he trabajado estos meses. — De un simple tirón arranca todas las enredaderas que lo frenaban y avanza con lentitud hacia el rubio, tal cual un depredador caza a su presa. — Este es el juego final y hay solo un camino, ¡No intervendrás más, Terra-Natura!

Jake mueve a un costado su cabeza, ese movimiento envía una fuerza invisible que manda a volar a Taehyun, quien se impacta contra una de las estanterías, sintiéndose aturdido por unos segundos a causa del golpe.

Cuando consigue razonar, el hechicero se encuentra justo al frente suyo oteándolo con superioridad.

Ni siquiera pensó el hechizo. Kang está seguro de eso y tal detalle le infundió temor en cada parte suya, porque sólo había visto a magos muy experimentados hacer aquello.

Tragó duramente. Sim Jake era de temer.

¡Olvida que nos conocimos! ¡Olvida todo! — Exclama e inmediatamente que lo escucha, Taehyun siente un fuerte dolor en la cabeza azotarlo. — Y si Heeseung se te acerca, no tendrás ni la menor idea de quién es, porque para ti, los tres jamás fuimos amigos.

En cuanto la orden culmina, el chico cae tal cual muñeca de trapo y cuando éste despierta, lo hace sólo, tal cómo siempre había estado antes de conocer a Sim y Lee. Sin saber de qué se trata aquella presión presente en su pecho y la sensación inquietante de que ha olvidado algo importante.




Las reglas de la magia permanecen en evolución.

La intervención es un riesgo, pero es a lo que el sesgo orilló,
para corregir aquello que se ha corrompido, se requiere la unión.

Tres magos perdidos encontrarán su camino,
y juntos sellarán su destino.






Actualidad, 2021.



Sunghoon no se aparta ni por un segundo del cuerpo inconsciente de su novio. Después de ver a Jake caer, los chicos magullados compartieron una mirada cómplice y tras analizar la situación, decidieron que lo mejor era desviarse completamente de su objetivo, no podían ingresar en ese momento al Bosque Nuboso y quedarse expuestos a pasar la noche en el borde no era opción, pues el frío estaba incrementándose y varios de sus miembros no lo resistirían, aunque en realidad, el único que realmente lo soportaría era el Quarius Gélida, quien se veía fortalecido por el clima helado.

Jay fue quien propuso acudir a Hoba Cabana, Taehyun se opuso ante la idea, pues quien podía permitirles el acceso se encontraba inconsciente y temía que las criaturas lo tomaran a mal y los atacaran por defender a su líder, pero Sunghoon se interpuso, argumentando que él podía hacer algo ante eso al ser su alma gemela, asumía que por ello los seres también responderían ante él. O al menos eso esperaba, ya que aún no comprendía del todo el alcance y los límites que su unión con el líder de Hoba podía tener, ¿La confianza que existía entre ellos sería suficiente para que Park pudiera tomar al menos una fracción de su poder para lidiar con las criaturas en caso de una emergencia? Rogaba por que sí, sino, tendrían que apañárselas para pelear con medio equipo herido e inconsciente, aunque tenían a Choi Soobin, quien lo había sorprendido de sobremanera con la forma en la que se opuso a Jake, confundiéndolo y haciéndolo sentir curioso en partes iguales, empero, no le cuestionaba al brujo de cómo había hecho eso pues este parecía tampoco comprenderlo del todo y prefería mantenerse al margen al notar la incomodidad que se había formado entre el pequeño rubio y él.

La conmoción y el desentendimiento en el grupo estaba latente.

Kang al final aceptó desviarse del camino a regañadientes y así, el grupo se puso en marcha tras sanar las heridas de mayor gravedad en el Ignis.

Avanzaron con cautela y con la guardia bien alta, pues cargaban con dos chicos heridos. Sunghoon sostenía a Jake mientras Soobin llevaba a Yeonjun, pues HueningKai continuaba débil. Beomgyu levitaba a su costado paseando constantemente su mirada del cambiante a su amigo Ignis, vigilándolos a los dos.

Todos estaban alterados. Empapados, temblorosos y desesperados y eso no disminuyó cuando ingresaron a los pies del Bosque Hoba y sus ojos cansados apreciaron el paisaje.

Hoba se encontraba enteramente congelado. De pies a cabeza, sin dejar ningún rincón libre.

El corazón de Sunghoon dio un vuelco ante la imagen, agachó la mirada para ver al chico inconsciente entre sus brazos y con algo de dificultad, consiguió cubrirlo un poco con la capa blanca que colgaba sobre sus hombros, a pesar de que sabía que Jake tenía un poco más de resistencia a las temperaturas extremas por ser un Terra y por ser su alma gemela, aquello era algo que salía instintivo, pues siempre buscaría cuidarlo de todo. Jay, quien estaba a su costado viéndolo, posa una mano sobre su hombro para llamar su atención y el Park menor voltea de inmediato.

— ¿Cómo es que empezó todo? — Habla susurrante, sintiendo el aire gélido acariciarle el rostro.

Jay suspira pesadamente.

— No lo sé.

Sunghoon hace una mueca.

— No me gusta cómo se siente esto. — Confiesa, analizando los alrededores con expresión lastimera. A lo lejos aprecia a un grupo de Lignum Tenarre y no le cuesta mucho distinguir a una que le resulta conocida. Layla lo observa fijo mientras él se mantiene lo más impasible que puede, su gran seriedad que era habitual para muchos se había desvanecido por completo desde hacía tiempo, aproximadamente desde que se vio involucrado en tal conflicto, ya no se sentía como el príncipe de hielo. Sus emociones y vulnerabilidad salieron a flote, demostrando que él solo era un chico asustado y lastimado, que había tenido que callar todo por presión.

— Esperen aquí. — Le indica a los mágicos a su espalda, estos lo miran con angustia pero no protestan y lo dejan ir. Sunghoon avanza en dirección a la Lignum joven a paso lento con Jake en sus brazos y ésta no hace más que escrutarlo con sus cuencas tintadas de verde. — Hola, Layla. ¿Me recuerdas?

La criatura no le responde, continúa analizándolo, así que tras tragar en seco decide continuar hablando.

— S-soy Sunghoon. La alma gemela de Jake. — La mención del chico provoca que el diente de león que la Lignum llevaba en la cabeza se erizara, por instinto el mago apretó al castaño dormido entre sus brazos y retrocedió en un salto, empero, tan pronto como se sobresaltó, la plantita en la cabeza de la criatura bebé se relajó, permitiendo que el de cabellos blancos redujera sus alarmas.

Aspira profundo, recordándose a sí mismo que todo lo que decían de las criaturas de Hoba era mentira y que a él no le infringirían daño alguno, se lo repitió un par de veces hasta que encontró la fuerza suficiente para abrir sus labios nuevamente.

— Algo sucedió con Jake, Layla. Estaba demasiado diferente, necesitamos ver a los guardianes de Hoba con urgencia. — La Lignum observó finalmente al que era su líder dormido en los brazos del mago y reparó en algo en lo que los chicos magullados no habían hecho, sus cabellos antes castaños se estaban oscureciendo de las puntas y no era precisamente por el barro del que estaba embarrado por completo y estaba segura de que si Sim abría los ojos, sus orbes no serían los mismos. Algo había cambiado y todo el bosque pudo percibirlo.

Hubo un gran cambio en el líder, Jake había hecho algo. ¿De qué rayos se trató?

El mago de preciosos zafiros ahogó un jadeo cuando sintió una de las enormes ramas que aparentaban las manos de la Lignum posarse sobre su cabeza blancuzca, agachó la mirada, sintiendo el rostro calentársele en el instante en el que recordó la voz de su novio contándole que ella solía hacer eso constantemente, darle mimos y balbucear alegremente. Solo que, en esta ocasión el contacto era suave, no había balbuceos, solo se percibía el sonido de las ramitas peinando sus hebras en una caricia calmante. Sunghoon sintió que se le empañaron los ojos pero aún así alzó la mirada.

— Sé que hizo algo, lo sentí. ¿Tú también lo sentiste?

El diente de león tensándose nuevamente fue su respuesta clara.

— Tengo miedo de lo que pueda significar...

Las caricias se detuvieron, pero el contacto que azul y verde intenso compartían no se rompió.

— ¿Cómo se supone que enfrentaremos esto si Jake no me dice nada? Si los dos no nos decimos nada... — Habla más para sí mismo que para la criatura, sin embargo, ésta lo escucha atentamente, comprendiendo. Layla retoma las caricias sobre su cabellera así que Sunghoon esboza una débil sonrisita. La Lignum era muy adorable, no cabía duda. — Ah, qué desastre, ¿Verdad?

Tras unos cortos minutos llenos de mimos y ternura, Park sintió un pequeño peso sobre su cabeza, así que llevó una de sus manos a su cabellera.

— ¿Q-qué? ¿Es...? — Musita. Sus dedos dan con pequeños objetos de sensación suave así que toma uno para poder distinguir de qué se trata. — ¿Aspen?

Entre sus manos tiene una flor larga y alargada, de aroma fuerte y de tonos grisáceos. Sunghoon la reconoce como Aspen, aunque ha oído que los brujos Terra-Natura la llaman Álamo Temblón.

Es una flor muy usada para las pócimas, específicamente, las destinadas a dar valor y calmar los miedos muchas veces llamados irracionales.

Layla quería infundirle valentía.

— Gracias, Layla.

La Lignum responde con un balbuceo feliz y su diente de león balanceándose de un lado a otro.



[ ... ]



A Park Sunghoon no le gusta para nada la escena que se encuentra frente a sus orbes azulados. La imagen de su novio herido e inconsciente le recuerda de manera escalofriante a aquellos tiempos en donde pasó semanas, tras su rescate del Lago Taal, rogándole a todos los magos por que el castañito abriera sus ojitos hazel nuevamente.

El mago tiembla, ha sentido una corriente fría rozarlo que lo ha hecho sacudirse y un picor en su nariz que acaba por hacerlo estornudar, llamando la atención de Kang Taehyun, quién está a su espalda maniobrando con un par de frascos con sustancias curativas.

El espasmo se repite en una segunda ocasión y ahí es cuando el rubio se acerca a él, preocupado.

— ¿Estás bien? — Inquiere, posando una mano sobre su hombro. Kang le pasa un pequeño pañuelo que él toma de inmediato.

— S-sí. — Otro estornudo. — Creo que me he enfermado. ¿Ustedes están bien?

Taehyun forma una mueca.

— Sunghoon...

El pálido hace un ruidito que indica que se encuentra escuchándolo aún cuando su atención está puesta en limpiar con su manga negra su nariz enrojecida pues ha dejado el pañuelo a un costado.

— Los Quarius Gélida no se resfrían, no deberían. — Comenta serio, Sunghoon inhala y exhala con fuerza.

— Es una muy mala señal, ¿Verdad? — Susurra, dejando unos segundos de silencio para después decir; — Estamos jodidos, continuamos sin saber qué diablos está ocurriendo con Mondsee y cómo detenerlo.

Taehyun no replica nada, se mantiene pensante, hasta que una voz cansada que suena rasposa habla:

— Están drenando la magia. — Un débil murmullo llega a sus oídos, haciéndolos voltear con rapidez a la otra cama improvisada sobre la cuál el Ignis reposaba.

Taehyun y Sunghoon comparten una mirada angustiada.

— ¿Cómo? ¿Con qué propósito? — Sunghoon inquiere, aproximándose al de cabellos rosados.

Yeonjun acaricia sus propios brazos a modo de darse calor. Con ese acto, se da cuenta que ya no tiene las pesadas cadenas puestas. Suspira aliviado.

— Debilitan a Mondsee lentamente para cumplir con su objetivo, quieren traer de vuelta a Kim Taehyung para que los ayude a forzar el renacer de la magia. — Confiesa, sintiendo su cuerpo dar pequeños espasmos nerviosos y friolentos, Sunghoon desvía su mirada a los alrededores hasta que sus zafiros dan con una frazada blanca la cuál toma y se la tiende al otro mago. Yeonjun susurra un débil gracias al cuál Park asiente en respuesta.

— ¿Por qué diablos nos lo dices hasta ahora? — Taehyun pregunta, pero el hecho de que exclamó con fuerza hizo que sonara más a un reproche, después se abalanzó sobre él, apartando al Quarius Gélida de un empujón accidental.

El rubio lo zarandea tomándolo del cuello de la sudadera.

— ¡Taehyun! ¡Suéltalo! — Chilla el pálido, dudando si intervenir o no pues temía que en medio del forcejeo el Ignis mayor resultara herido. Lee se aferra a las muñecas del menor y lo mira suplicante.

— ¡N-no sabía si podía confiar en ustedes! ¡Creí que querían asesinarme! — Responde alarmado, empero, Taehyun lo ignora y el agarre sobre su prenda se tensa más.

— ¿Y cómo es que sabes todo eso? Eres uno de ellos, ¿Verdad? — El de cabellos rosáceos desvía la mirada, dándole así una respuesta implícita. — ¡Maldición, fue por ti! ¡Por tu culpa nos seguían esas cosas! — Lo suelta de golpe, pero Yeonjun no tiene tiempo para aliviarse por ello porque el rubiecito le vuelve a saltar encima con agresividad. — ¡Si Jake no acabó contigo lo haré yo!

— ¡No! —Lloriquea el Ignis, intentando cubrirse con sus brazos heridos los cuales tienen vendas colocadas.

— ¡Taehyun, detente! — Sunghoon tira del abrigo del brujo con fuerza, consiguiendo apartarlo del mayor. Lo sostiene por unos minutos hasta que éste parece tranquilizarse un poco, empero, aún continúa lanzándole dagas a Yeonjun con la mirada.

— Te estás equivocando. — Dice, pero después balancea su cabeza de un lado a otro. — Bueno, tienes cierta parte de razón, estaban rastreándolo pero él no fue la única razón por la que nos localizaron, fue... Fue por mí también. — Confiesa, mordiendo su labio con inquietud.

— ¿Q-qué demonios? — Espeta con confusión. Arruga sus cejas y se voltea a encarar directamente al pálido.

— Mi magia, la condena que hay en mi. Es un vínculo directo con el primer Quarius Gélida. — Hace ademanes inquietos a medida que explica, hasta que acaba apuntando su cráneo. — P-por eso puedo escucharlo dentro de mi cabeza.

Yeonjun asiente con frenesí.

Le da un vistazo al pálido y después, al de orbes escarlata quien lo mira suplicante. Acaba soltándose con brusquedad del agarre de Sunghoon tras bufar.

Lee aspira fuertemente y se lleva una mano al pecho para apretar el suéter rojizo que los chicos que lo custodiaban le colocaron durante su inconsciencia. Después, mira al albino ojiazul que está oteándolo parado a los pies de la esquina del colchón.

— ¿Quién está detrás de todo esto? — Pregunta susurrante.

Yeonjun chasquea la lengua.

— ¿No es obvio? El maldito Cruentus Klan.

— Es imposible, el Cruentus Klan quedó extinto hace siglos, ¿Cómo es posible que estén detrás de esto? — Sunghoon interviene, colocando sus brazos en jarras para acariciar sus brazos. La nariz le cosquillea y esa sensación le resulta incómoda en demasía.

El pelirosa niega.

— Eres muy ingenuo, mago. ¿En serio no te habías dado cuenta? — Pregunta hastiado. Sunghoon alza una ceja con extrañeza, pues aunque entendía que Yeonjun tenía más lados de los que él quisiera y eso no era culpa suya, le parecía impresionante el modo en el que brincaba de uno a otro en tan solo segundos. Sus ojos escarlata ahora lucían opacos, empero, no temió como antes gracias a que sabía que la marca en su cuello que había sido colocada por el hechicero cambiante durante su inconsciencia lo frenaría, era un hechizo calmante, lo pondría a dormir ante cualquier alteración peligrosa. — Muchos de los mágicos en Moonblood son Cruentis, Heeseung, yo... ¡Hasta tu novio lo es!

— ¡Yeonjun! ¡Basta! — Beomgyu, quien hasta el momento había permanecido impasible dentro de la habitación exclama con reproche al Ignis. Lee voltea a verlo de reojo y cuando sus miradas se encuentran, parece reaccionar y darse cuenta de que ha dicho algo que no le correspondía.

Rayos. En serio detestaba cuando la oscuridad tomaba las riendas.

— ¿Q-qué? Deben estar jodiéndome, esto no es un juego. — Musita con desconfianza. No podía creer aquello, así que se dirige al rubio, quien inmediatamente evade su mirada. — ¿Es cierto, Taehyun?

Demora unos segundos, pero el rubio acaba por asentir. El pálido aprieta su mandíbula al igual que sus puños y aquella acción le hace sentir el metal de la joya colocada sobre su índice. Empero, el recordarla le provoca un sabor ácido que le cala en la garganta.

— ¿Desde cuándo? — Pregunta con su voz sonando gélida. Taehyun traga en seco.

— N-no lo recordaba, parece que había un hechizo bloqueando mi memoria, no pude rememorarlo hasta hace unos meses...

Sunghoon aprieta la mandíbula.

— ¿Cuándo te enteraste la primera vez? — Continúa inquiriendo, sintiendo la molestia crecer cada vez más a medida que escucha nuevas respuestas.

— Hace cuatro años.

Esas palabras se sintieron como un golpe directo al rostro.

— ¿Heeseung también sabía?

Enterarse de la respuesta le va a doler enormemente en caso de que resulte positiva, pero necesita conocerla para entender. Así que iba a soportarlo.

— ... Sí. Desde esos mismos años. — Agacha la mirada y Sunghoon bufa. Ya había comprendido muchas cosas del pasado, el extraño comportamiento evasivo de Jake con él y la repentina complicidad que tuvo con ese par.

— ¡Mierda! Claro, por eso estaban tan unidos en ese entonces. — Gruñe bajito, pasando su mano desde la parte superior hasta la inferior de su rostro. Un silencio se forma entre los tres, hasta que otra voz se suma a la conversación con un susurro inseguro.

— ¿Sunghoon...?

El castaño habla tembloroso, llamando la atención de los tres. Ante la quietud de los presentes, Taehyun se acerca a él para sostenerlo con cautela.

— Jake... Con cuidado. — Aconseja, pasando su brazo por su cintura para ayudarlo a enderezarse.

— ¿Qué fue lo que pasó? — Pregunta. Todo su cuerpo se siente débil y la cabeza le martilla. Lo más importante, tiene un espacio en blanco en su memoria. Solo recuerda que estaba conversando con el pálido sobre el incidente con las bestias y después, nada.

— ¿No lo recuerdas?

El castaño sacude su cabeza de lado a lado con lentitud, negando. Taehyun hace una mueca.

Sunghoon bufa y coloca sus brazos en jarras, Jake posa sus ojos sobre él y no puede evitar que el corazón le duela cuando éste gira la cabeza para no mirarlo.

No comprendía qué había ocurrido, en su mente todo estaba borroso.

— ¿Hoonie? — Lo llama débilmente, no entiende porqué pero la garganta le duele de manera horrible. Hablar le cuesta por la misma razón.

— ¿Es verdad lo que dices, Jake? ¿No recuerdas nada de lo que pasó? — Pregunta. Sim arruga ligeramente el entrecejo cuando percibe en el fondo de su voz una molestia contenida.

— N-no. Intento recordar, pero me duele la cabeza cada que lo hago. — Dice, apretando con su diestra su sien que no dejaba de palpitar. Se sentía desconectado de la realidad y confundido en demasía. Sunghoon no le responde, se cruza de brazos y comienza a caminar de un lado a otro en la habitación, pensando.

Yeonjun lo mira comprensivo y carraspea ligeramente para llamar su atención mientras Beomgyu flota hasta él para sentarse a su costado.

— Es normal, tal vez no puedas recordar eso nunca porque no fuiste tú mismo en ese entonces. — Dice. Cuando Sim lo mira inmediatamente un gesto de arrepentimiento se plasma en su rostro.

— Yeonjun... Yo...

Lee hace una negativa suave.

— Está bien, me lo merecía, supongo. — Habla con delicadeza y con eso la conversación entre ellos termina. Estaban en buenos términos ahora, aunque eso no quitaba el que el Ignis sintiera un leve miedo interno hacia el Terra. ¿Él se veía igual cuando perdía el control? Yeonjun nunca era consciente de esos momentos, solo había oscuridad y cuando despertaba, culpa por los actos realizados.

— ¿Cuándo pensabas contarme? — La voz gélida de Park Sunghoon rompe el silencio que se formó en la habitación, rápidamente todas las cabezas se giran hacia él, incluida la del fantasma quien ladea su cabeza confundido.

— ¿Qué cosa? — El castaño pregunta, desentendido.

Sunghoon se detiene abruptamente y a prisa, camina hasta él para posarse al frente de su lugar de reposo.

— Las marcas en tu piel. — Dice, provocando que abra sus párpados con fuerza. Ve de reojo a los demás espectadores y se revuelve incómodo ante ese tema.

¿Por qué el pálido había sacado ese tema a flote con ellos presentes? Él sabía mejor que cualquiera que era delicado.

Muy al fondo, se sintió levemente molesto y herido hacia Sunghoon.

— Y-ya te conté sobre ellas... — Susurra, empero, Park gruñe y lo corta.

— De esas no estoy hablando, Jake. — Reprocha y la seriedad con la que lo hace le causa un estremecimiento que lo sacudió de pies a cabeza. Por inercia, se abraza a sí mismo.

— Sunghoon, yo...

Park exhala dolorosamente. No le gustaba ser brusco, pero estaba desesperado. Jake no era alguien que solía decir las cosas de frente, en realidad divagaba mucho así que Sunghoon tenía que ser quien plantara cara muchas veces.

— ¿Hasta cuándo seguiremos haciéndolo, Sim Jake? — Habla en un suspiro y el castaño sabe que la conversación se tornará dolorosa cuando el pálido menciona su nombre completo en lugar de un apodo meloso.

Tiene una idea de a qué se debe su actitud, pero aún así, dice; — ¿De qué hablas?

— Jake, por Merlín. ¿Es en serio? ¡Ni siquiera me estás mirando a los ojos! — Exclama, señalando ese detalle con su índice. Jake enrojece hasta las orejas al sentirse expuesto. — ¿Creíste que no me daría cuenta? ¡Soy yo siempre quien te busca últimamente porque tú no eres capaz de tocarme, a duras penas me besas y no me dices una mierda de lo que te está pasando! — Los otros presentes se ponen alertas al sentir la temperatura dentro de la habitación descender. — Tengo el corazón en la boca y los nervios de punta todo el tiempo porque no sé en qué momento nos sucederá algo igual a lo de hace algunas horas. ¿Qué rayos fue eso? — Demanda saber y gracias a su actitud exaltada, los nervios del brujo explotan y acaba gritando.

— ¡No lo sé, Sunghoon! ¡No lo sé!

No mentía, estaba siendo completamente honesto. No comprendía qué le había sucedido hace unas horas, solo sabía que recientemente una sensación extraña lo aquejaba, algo que lo hacía sentir como alguien completamente distinto. Su cabeza martilleaba constantemente y se veía a sí mismo más confundido sobre quién era en realidad.

El mago hace una mueca, dolido.

— ¿Sabes? Quizás dejaste de usar el hechizo de rechazo, pero de nada sirve porque continúas alejándome. — Con esas palabras es que finalmente el brujo se atreve a conectar sus miradas, encontrándose con los ojos cristalizados de su novio, los cuales demuestran cuánto le duele esa situación. Amaba a Jake, pero detestaba que siempre se esforzara por mantener todo para sí mismo. — Cuando estábamos ahí, tratando de acercarnos a ti, me alejabas. No querías que viera más allá en tus memorias. ¿Por qué, Jake? ¿Qué es lo que te da tanto miedo que vea?

— N-no hay nada. — Intenta evadir su verdadero sentir, pero el pálido insiste en presionarlo.

— Jake, no podemos seguir así. Vamos a fracasar si continuamos de ésta manera. — En un movimiento rápido lo toma del rostro con sus dedos fríos, impidiendo que sus orbes hazel divaguen por otras partes que no sean su pálido rostro. — Por favor... No quiero que esto termine mal, que nosotros...

Taehyun desvía la mirada cuando escucha la súplica de su amigo a su pareja.

Dilo, por favor dilo. Sé sincero.

La solicitud rompe por completo al castaño.

— ¡No sé qué diablos está pasándome! ¿Está bien? ¡Sólo se que no tengo el control de eso que está mal en mí y me asusta como el infierno! — Confiesa, abriendo sus brazos con fuerza y liberando un brillo marrón en sus palmas que provoca que el suelo bajo sus pies se estremezca levemente. Yeonjun traga en seco, aún con el temor hacia el castaño latente, así que se cubre hasta la cabeza con la manta blanca y se vuelve un ovillo. — ¡Quiero tocarte, quiero besarte y amarte como se debe pero tengo miedo de herirte, c-cada día que pasa siento que me pierdo más y no quiero que eso pase, porque no sé que ocurriría!

Nadie lo interrumpe, así que tras dar un suspiro tembloroso, continúa: — ¡Por amor a la magia, casi mato a Yeonjun! No quería que vieras más allá porque temía que te decepcionaras de mí. Jamás fui del todo bueno, Sunghoon y no quería que supieras eso.

Sus palabras le duelen en lo profundo a cada presente, por lo que se mantienen callados. Eso, hasta que el Ignis, con algo de duda, asoma la cabeza para decir unas palabras que provenían de nadie más que su mejor amigo, las cuales se habían quedado grabadas en lo profundo de su ser.

— El ser bueno o malo es algo subjetivo. Solo somos mágicos haciendo lo necesario para sobrevivir.

Beomgyu sonríe ampliamente al escucharlo. Jake lo mira sin saber que decir y Sunghoon se mantiene con su mismo semblante serio y molesto, pero también está analítico en el fondo.

Taehyun interviene con algo de vergüenza.

— Creo... Que deberíamos dejarlos descansar un momento. — Se dirige al pálido, quien lo otea con recelo. — El instructor Min quería hablar contigo, ¿No, Sunghoon? Después de que Jake despertara.

— Como sea. — Espeta, colocando los ojos en blanco y saliendo del lugar dando un portazo. Los tres chicos lo ven marchar y en cuanto sale, un suspiro de alivio sale de la boca del fantasma, el cual únicamente Yeonjun puede escuchar.

— Por Merlín, sentí que iba a congelarnos aquí mismo. —Beomgyu habla, llevando una mano a su pecho. Yeonjun lo mira reprochante y le apunta la puerta de salida. Choi le hace un mohín, pero Lee no quita su gesto serio por lo que también acaba yéndose al atravesar la pared y desaparecer.

Taehyun está por salir, pero una pregunta del castaño dirigida a él lo frena y lo hace retroceder sobre sus pasos.

— Taehyun. ¿Tú le dijiste? — Inquiere y por unos segundos, sus orbes avellanas analizan a Yeonjun, quien continuaba cubriéndose con la cobija dada. Es evidente el miedo que posee, así que no duda en decir:

— Sí, yo se lo dije. — Miente, encubriendo al Ignis quien suspira aliviado.

— Ah.

Es la única respuesta que el Terra emite, comenzando a jugar con la tela blanca debajo suyo entre sus dedos. Taehyun alza ambas cejas ligeramente.

— ¿No vas a...? ¿Molestarte? — Habla bajito, con cautela de no causar un sobresalto en el ajeno.

Jake exhala. No le gustaba esa actitud de cuidado a su alrededor que sus conocidos estaban adoptando, sin embargo, la comprendía.

— No... Es decir, sí me enoja, demasiado. Era algo que me correspondía a mi contar, pero... — Muerde su labio y sus orbes se clavan en un punto al azar. — Entiendo, Sunghoon es tu amigo más de lo que yo lo fui. — Dice, provocando que la boca del brujo se abriera con sorpresa.

— ¿Recuerdas...?

El de lentes sacude su cabeza.

— Solo fragmentos, nada claro en realidad. — Aclara, haciendo que el rubio formara una mueca triste. — Sólo sé que fuimos amigos Heeseung, tú y yo, pero por alguna razón terminé separándonos al borrarte la memoria.

Sim juega un poco con sus manos y después, con nerviosismo, pregunta: — ¿Tú sí recuerdas todo?

Taehyun asiente con pesadez.

— Lo siento. — Susurra el castaño.

— Está bien. ¿Quieres...? ¿Quieres que te cuente?

Jake lo mira con un brillo de gratitud en sus ojos.

— Te lo agradecería. Aunque sería bueno tener la perspectiva de Heeseung también en esto. — Musita, formando una mueca de arrepentimiento al final.

— Tal vez... Yo pueda ayudar un poco. — Yeonjun los interrumpe, su cabellera rosácea se asoma con timidez entre la tela blanca.

Jake ladea la cabeza.

— ¿Cómo? Nunca fuimos cercanos, no que yo recuerde. — El castaño susurra, no quería sonar malagradecido, en realidad, cualquier pista de su pasado podía ser buena, pero no comprendía cómo el Ignis podía ayudar cuando nunca habían sido especialmente unidos.

— No en realidad, pero estuve en momentos... No muy gratos. — Especifica, pasando saliva con fuerza cuando ve a Jake alzar una de sus cejas oscuras.

— ¿A cuáles te refieres? — Pide saber, el Lee mayor duda un poco pero finalmente se atreve a decirlo.

— Cuando maldijiste a Heeseung, yo estuve ahí.

Con sus palabras, un silencio abismal se forma entre ellos. El pelirosa siente las ganas de cubrirse nuevamente, pero la suave presencia ventosa de Beomgyu a su espalda lo impulsa a mantenerles la mirada. Taehyun está sorprendido y Jake confundido en demasía, ¿Por qué Yeonjun había estado ahí...?

Sus ansiadas respuestas llegarían más pronto de lo que creía.








¿Dudas? Trataré de responder las que no involucren spoiler :D.

Me puse bien enfermo el otro día, pero sobreviví.

Jake ya va a recuperar sus recuerdos en la siguiente parte, en realidad, iba a estar incluido en este capítulo, pero decidí cortarlo para dejar esa parte y ya de ahí, saltar directamente a los fragmentos, a partir de aquí siguen varios importantes, así que no olviden leerlos porque son vitales, son partes de la memoria de nuestro brujito.

Ah, ¿Qué opinan de Jake ahora?

Y Taehyun maneja la hechicería escarlata, uhhh. ¿Esperaban eso?

Eso es todo por hoy, nos vemos el domingo con lo bueno (ya saben, si me trata bonito la vida). En cuanto arranque la próxima semana les subiré los fragmentos, serán 5 aproximadamente.

Les quiere.

— Jae.

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