𝗗𝗼𝗰𝗲: Eternamente resplandecientes

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Advertencia: Este capítulo contiene menciones de temas que pueden dañar la sensibilidad del lector. 

"La noche de la Luna de Sangre se convirtió en un punto de inflexión sumamente importante en su historia".

    Jake sintió el aire escapársele en un suspiro cuando la rubia terminó de pasar aquella pequeña brocha por su rostro y le mostró su imagen apoyándose de un espejo. Miró a cada uno de sus compañeros con los ojos bien abiertos, los cuales sorpresivamente habían llegado a su casa con la excusa de querer prepararse juntos para su rol en el festival. Ryujin sonrió, orgullosa del trabajo que logró sobre el rostro del pecoso pese a aún encontrarse algo débil de salud, sin embargo, ese no fue impedimento para acompañar a su equipo en la enorme fiesta del colegio, ella estaba conforme al menos con participar ayudando a que lucieran fabulosos y dándoles aliento desde el público.

Jay, quien era el principal responsable de la repentina intromisión le hizo una seña de aprobación. Alzó su pulgar y asintió un par de veces, Daniel en cambio se limitó a sonreírle de manera adorable y Jeongin silbó suavemente, causando que las mejillas del Terra-Natura se pintaran de un tenue carmín.

No era la primera vez que se preparaba para un evento de tal magnitud como lo era el Festival de la Luna de Sangre, pues en su niñez participó en múltiples y desempeñó papeles similares, recuerda que cuando tenía trece fue parte del grupo de aprendices que se encargó de la inauguración del baile de las Estrellas Azules, también fue el encomendado por tres años consecutivos de ser quien daba el discurso recalcando la importancia de mantener los lazos y la paz entre las diferentes clasificaciones en el Día de la Unión y más papeles que lo convirtieron prácticamente en un veterano de las participaciones en Moonblood, empero, en la actualidad su situación era completamente distinta, ya no era el hechicero tan requerido de Mondsee, tampoco era considerado siquiera hechicero por la sociedad mágica a pesar de que se ganó el título a corta edad y con ello, el pensar en estar expuesto ante múltiples ojos simplemente siendo Jake le generaba unos nervios enormes.

Se incorporó después de colocarse aquellas botas que le llegaban hasta la rodilla y tomó sus gafas redondas con cautela, acarició los bordes del marco con sus dedos antes de alzar su vista y decidirse por colocárselas pese a la mirada de reproche de Ryujin, pero es que no era capaz de dejarlas atrás aunque no las requería, pues estas eran como su amuleto de la buena suerte desde que su madre murió. Solían pertenecerle a ella y cada que cargaba con estas, de alguna manera le hacía sentir como si siempre llevara una parte de su madre con él. Esbozó una pequeña sonrisita viéndose en el espejo de cuerpo completo que estaba en una esquina de su habitación de tonos verdosos, los colores que la rubia había colocado sobre su rostro le agradaban bastante, la suave sombra marrón esparcida por sus párpados hacía resaltar sus orbes hazel y el leve rubor sobre sus pecas las hacía sobresalir, el rojo difuminado sobre sus labios aumentaba su atractivo natural y sus cejas rellenadas y perfectamente acomodadas combinaban con su cabello que fue dividido y empujado hacia atrás también por la chica. Las vestimentas que todos cargaban eran similares entre sí, pero diferían en ciertos detalles que les daba personalidad a cada uno, en el caso suyo portaba una camisa blanca en la cual en medio resaltaba una franja negra interna acompañada de un pantalón de gabardina de la misma tonalidad oscura y encima de todo aquello, estaba una chaqueta larga de cuero que le llegaba casi a las rodillas al igual que su calzado.

Debía ser honesto, le gustaba bastante esa imagen de sí mismo que el objeto reflectante le mostraba, se sentía atractivo y sobre todo, se encontraba confiado y eso le daba una genuina alegría, porque había pasado mucho tiempo desde la última vez que se sintió así.

Dejó de juguetear con su ropa y de admirarse en el espejo para depositar su mirada en un mueble sobre el cual descansaba una pequeña bolsita marrón atada por dos lazos, uno verde y uno azul y la tomó tras dar un suspiro tembloroso. La abrió con parsimonia depositando el contenido sobre su palma.

—Wow —jadeó Jay con sorpresa, llamando la atención de sus compañeros de equipo —. ¿A quién te le propondrás, Sim? —Jake se sobresaltó y su rostro se tiñó de rojo al sentir toda la atención puesta en él. Apretó sus palmas, escondiendo aquel pequeño presente para su chico especial de los ojos curiosos de sus compañeros.

—A nadie —murmuró apenado a lo que el rubio alzó una ceja —. Es solo un regalo para alguien que quiero, eso es todo —dijo mientras devolvía las pequeñas argollas a la bolsita. Ryujin chilló emocionada ante sus palabras.

—¡Entonces era cierto! ¡El príncipe de hielo y tú están saliendo! —Abre su boca para excusarse, pero la Ventus lo interrumpe —. Oh, por Merlín. ¿Le pedirás que sea tu vinculado? —La cara de Jake para ese entonces se encontraba más roja que el cabello de su amigo Ignis de la infancia. Negó rápidamente, haciendo que sus compañeros se miraran confundidos entre sí.

No es que Jake no lo deseara, por supuesto que lo hacía. Anhelaba que Sunghoon fuese su vinculado, aunque el lazo para ellos sería más de título que otra cosa, pues gracias a su unión como almas gemelas, ya poseían incluso más destrezas compartidas de las que los vinculados podrían llegar a tener, aun así, la añoranza de portar un objeto que los enlazara y el declararse su amor en una tierna ceremonia era algo que soñaba constantemente, aún más tras la aparente indirecta del menor en donde expresó también desear aquello, sin embargo, Sim sabía que no era el momento idóneo para ello, pues Park merecía estabilidad y Jake a penas se encontraba forjándola. Esta vez, quería asegurarse de hacer las cosas bien.

—Es más bien... una promesa —le sonrió a sus compañeros haciéndoles una seña indicando que ya era tiempo de marcharse y ellos a regañadientes obedecieron saliendo con Jake tras su espalda, quien borró su sonrisa cuando al descender al segundo piso notó que su tía se encontraba llamándolo con señas algo apresuradas —. Ahora vuelvo —les dijo, dejándolos en la enorme sala. Frunció su ceño al distinguir un deje de preocupación pintado en el rostro de su tía pese a que esta le dedicaba una sonrisa.

—¿Pasa algo, tía Yerim? Creí que te vería hasta el día de mi cumpleaños —inquirió con una ceja alzada, la mujer trató de darle una sonrisa tranquilizadora que solo inquietó más al pecoso.

—Ese era el plan, mi niño —habló, invitando a Jake con una seña a aproximarse a ella. Dubitativo y con su ceño fruncido obedeció.

La hechicera Quarius lo tomó con cautela de las mejillas, acariciándolas de manera cariñosa.

—Pero alguien me avisó que estarías participando en el festival y no me lo podía perder —Jake rio suavemente cuando la mujer tiró levemente de sus mofletes y negó con una sonrisa.

—Adivinaré, Sunghoonie te dijo —supuso rápidamente ya que conocía lo mucho que a Sunghoon le agradaba su tía y viceversa. Yerim no le afirmó ni negó nada, únicamente le sonrió a lo que Jake tomó aquello como una obvia afirmativa —. No es la gran cosa, tía. Ni siquiera nos apegamos a la presentación tradicional porque nos faltaron mágicos —hizo una mueca restándole importancia al asunto pues para él ese ritual que se celebraba cada año había dejado de ser fascinante a sus ojos desde que lo degradaron de nivel y se dio cuenta de que todos esos discursos de unión y paz que se daban en Moonblood eran una vil mentira, pero aun así, pese a toda su decepción interna lo haría bien esa noche. Si él realmente tenía un propósito al ser el líder de Hoba, se encargaría de marcar un gran antes y después en la historia de Mondsee, porque aunque existía mucha oscuridad y dolor dentro de la ciudad, aún había pequeñas cosas brillantes a las cuales valía la pena aferrarse.

—Rompiendo los paradigmas, tu madre estaría orgullosa —le dijo. Al escucharla Jake sintió su labio inferior temblar levemente ante la mención de su madre, no pudo evitar preguntarse a sus adentros si realmente así sería. Por desgracia, nunca lo sabría.

La fémina Quarius pareció percibir aquellas dudas que lo inquietaban así que habló nuevamente.

—Le enorgullecería demasiado ver la manera en la que estás luchando por seguir adelante pese a todo, Jake. Yo lo estoy y ten por seguro que, donde quiera que esté, ella también —aseguró, apretándole los hombros con suavidad. El pecoso elevó sus comisuras con alegría, parpadeando un poco para alejar las pequeñas gotas saladas que se acumularon en las esquinas de sus ojos pues no quería arruinar el trabajo de la rubia con su sentimentalismo —. Tengo algo para ti, sobrino —informó, llamando la curiosidad del Terra-Natura rápidamente.

—No era necesario —habló, pero la mujer lo calló rápidamente con una seña.

—Es un regalo de tu madre —aclaró —. Dijo que te lo diera en un momento especial y creo que esta es la ocasión idónea —Yerim movió su mano, haciendo un par de movimientos circulares de los cuales se desprendieron unos destellos azulados y justo cuando frenó, una pequeña caja se materializó en frente del brujito, quien la tomó de manera veloz. Alzó su mirada hacia la mayor, contemplándola con algo de duda presente en sus orbes.

Jake comenzó a abrir la cajita de manera lenta después de que ella le hizo una seña invitándolo a hacerlo, sus manos se movían de manera temblorosa al pensar en que cargaba en sus manos un regalo proveniente de su progenitora, pues cabía la gran posibilidad de que este fuera una de las últimas cosas que realizó antes de morir. Soltó un jadeo de sorpresa al terminar de retirar la tapa de la cajita en su totalidad y descubrir lo que se escondía al interior. Observó con sus ojos bien abiertos a la hechicera y esbozó una sonrisa gigante.

—¡Es el pin de mamá! —Exclamó, señalando con incredulidad aquel pequeño broche de metal que solía ser de su madre. Lo sostuvo con cautela con sus manos aún ansiosas y apretó sus labios tratando de contener la tormenta de nostalgia que ese pequeño objeto le desencadenó.

—Ella quería que lo tuvieras —informó, pidiéndole permiso con la mirada para tomarlo. Jake se lo tendió tras unos segundos de admirarlo a profundidad —. Además de ser su mejor arma, también era un símbolo que la representaba a la perfección. Ella era mística y tú, Jake, eres igual —una vez que acabó por terminar de encajar el pin en la camisa del Terra-Natura le regaló un leve apretón en su nariz, el cual provocó que él arrugara levemente el gesto haciendo reír enternecida a la mayor.

Jake sonrió melancólico, observando de reojo la pequeña figura que consistía en una estrella de cinco puntas invertida y levemente deformada, con dos enormes astas y tres puntos encima. Ese ícono era representativo de los mágicos místicos, quienes eran aquellos que tenían una profunda conexión con su magia y la energía que rodeaba su entorno y por ende, poseían un poder avanzado que pocos lograban comprender.

—Ahora, ve con tu equipo y juntos deslumbren a todos, pequeño —le impulsó dándole un leve empujoncito, Jake rio en voz alta y asintió decidido, no sin antes brindarle un profundo abrazo a la mujer.

—Muchas gracias —le agradeció de corazón. Yerim le acarició el cabello y asintió, dejándolo marcharse unos segundos después pues los participantes debían llegar horas antes para prepararse y los asistentes ingresarían al anochecer cuando el festival diera inicio.

Jake les dedicó una mirada alegre a sus compañeros en cuanto los tuvo nuevamente en su campo de visión y ellos lo imitaron.

—¿Listo? —Jay le preguntó a lo que él afirmó apretando sus puños con emoción.

—Más que listo —respondió, el rubio deslizó su brazo por sus hombros y le brindó unas cuantas palmadas y ambos se pusieron en marcha con Daniel a su costado y con Ryujin y Jeongin al frente.

Sería una noche inolvidable para todos, no cabía duda.






Pasó su mano por tercera vez por la parte posterior de su cabeza y exhaló tembloroso sin atreverse todavía a separar sus orbes azules de su propia imagen en el espejo, ni siquiera había terminado de colocarse su vestuario entero por estar centrándose en sus nervios que hasta hace unos minutos ya había calmado, empero, estos volvieron con fuerza en cuanto vertió el disolvente sobre su cabellera que Kang y Choi le prepararon, el cual devolvió su cabello a su tonalidad natural en cuestión de segundos.

Desde sus trece años comenzó a teñir sus hebras para ocultar el tono blancuzco que tanto atraía la atención en busca de pasar desapercibido, que el hecho de ahora verse nuevamente albino le parecía sumamente extraño, era como si esa parte suya del pasado hubiera vuelto a la vida, era el renacimiento del verdadero Park Sunghoon, el que era un auténtico Quarius Gélida.

Unos leves toquidos en la puerta blanca de la grisácea habitación destinada para que los próximos nombrados magos pudieran prepararse lo sacaron de su trance, desvió su mirada a la entrada y exclamó un "pase", tragando saliva pesadamente al ver a su adorado brujito pecoso cruzar el umbral y quedarse pasmado al contemplarlo gracias al reflejo del enorme espejo adherido a la pared.

—Oh, wow —se escapó de sus labios acompañado de un suspiro, Sunghoon mordió su labio analizando también al mayor, deleitándose de manera inevitable con lo bien que éste lucía con aquellas prendas en su mayoría negras.

—De verdad lo hiciste —señaló su cabellera.

Sunghoon sintió el impulso de pasar su mano nuevamente por sus hebras, pero Jake se lo impidió al posarse tras su espalda y deslizar sus palmas por sus brazos, consiguiendo que se relajara al instante.

Maldición, lo conocía tan bien que podía identificar cuando se encontraba tenso con solo verlo y era capaz de calmarlo con un leve toque.

—Sí... uhm —titubeó, sintiéndose tembloroso cual gelatina bajo el tacto del mayor —. ¿Qué opinas? —Apuntó con la mirada su cabello aún sin moverse de su posición inicial, Jake dejó sus hombros para pasar a hacerse un hueco en el cuello del menor y abrazar su torso. Ambos analizaron su reflejo atentamente.

—Creo que lo que realmente importa es ¿Qué opinas tú? —Murmuró suavemente contra su oído haciendo estremecer al pálido. Desde que el Jake había dejado de poner trabas entre su lazo este comenzó a tomar mayor fuerza de la que anteriormente poseía, así que, si antes las emociones en ambos eran intensas, ahora cada sensación se multiplicaba al triple. Cada toque, roce e incluso mirada era tan apasionada que incluso en ocasiones se sentía tortuosa, era un frenesí de sentimientos que volvía completamente locos al par y les provocaba un inmenso deseo de lanzarse a los brazos del contrario y jamás salir de ahí.

Así como inició el contacto, Jake fue quien lo rompió alejándose unos centímetros del de ojos azules, provocando que este hiciera un leve mohín mientras lo veía rebuscar algo con la mirada alrededor de la habitación y una vez que pareció localizar aquello, esbozó una sonrisita traviesa que provocó que Sunghoon alzara una de sus pobladas cejas cuando Jake tomó entre sus manos el resto de las piezas de su vestuario que aún le faltaban por colocarse. El Terra-Natura se aproximó a él pidiéndole con un gesto que se diera la vuelta a lo que obedeció con el rostro coloreado de carmín al ya tener una idea de lo que este haría.

Sintió su corazón golpear fuertemente contra su pecho en el instante en el que Sim lo hizo alzar sus brazos levemente para deslizar sobre estos el chaleco blanco con encaje dorado que se ciñó perfectamente a su cuerpo una vez que terminó de enganchar los pequeños botones que pasaban desapercibidos ante tantos detalles que poseía la prenda, después, lo hizo agacharse un poco pues la diferencia de alturas le dificultaba lo siguiente, que era colocarle la banda donde estaba plasmado el emblema que le habían asignado al Quarius Gélida: cuatro rombos entrecruzados, imitando la forma de las alas de una mariposa al estar extendidas y al centro de cada espacio entre los rombos, estaba uno más pequeño, dando en total ocho figuritas que al unirse, generaban la ilusión de estar presenciando un lindo copo de nieve.

Sonrió suavemente al pensar en la suma significancia que poseía ese bordado sobre el chico.

—Definitivamente eres un pequeño copo de nieve —pellizcó su nariz tras haber concluido de vestir al chico colocándole la larga capa blanca sobre sus hombros y de asegurarla a los pequeños ganchos escondidos en su chaleco para evitar que esta se cayera. El rojo en el rostro de Sunghoon aumentó consiguiendo destacar de sobremanera gracias a su pálida piel, enterneciendo al mayor —. Mírate en el espejo y dime que piensas —obedeció con Jake quedando a sus espaldas y en cuanto sus orbes azulados chocaron nuevamente con su propia imagen no pudo contener el jadeo sorprendido que se escapó de sus labios al ya verse completamente arreglado, llevó sus manos a su abdomen, donde las pasó ligeramente en busca de dejar perfectamente acomodada toda su vestimenta, empero, Jake tomó sus manos volviendo a su posición inicial, deteniendo así su ademán nervioso. Sunghoon barrió con su mirada cada parte de su imagen; su cabello de un blanco tan puro como la nieve descansaba tranquilamente a los costados de su frente, pues había sido perfectamente peinado hacia atrás por su madre quien lo observó melancólica al verlo relucir nuevamente su color natural, sus párpados y sus labios estaban suavemente coloreados por una tonalidad rosácea que él mismo se había colocado con algo de dificultad ya que sus manos no paraban de temblar y el pulcro vestuario blanco acompañado de unos pequeños botines del mismo color le daban una apariencia tan resplandeciente que Jake creía estar visualizando a un príncipe.

—Me gusta —soltó en un susurro tras unos minutos en los que únicamente se mantuvieron abrazados, Sim amplió su gesto alegre al oír sus palabras y ver en su mirada que realmente le agradaba el finalmente lucir su apariencia real. Lo apretó más entre sus brazos y comenzó a repartir pequeños besitos en sus mejillas y a lo largo de su mandíbula haciendo que Sunghoon soltara leves risitas.

—Me alegra mucho oír eso —dijo alegre —. Te ves precioso, cariño —Sunghoon sonrió genuinamente feliz, mostrando todos sus dientes y enterneciendo al mayor, pues su pequeño copo de nieve lucía completamente resplandeciente.

—Oh —murmuró, desviando su atención al ventanal que daba al exterior —. ¡Mira, Jakey! Está nevando —señaló con emoción, apretando de manera inconsciente la palma que aún se aferraba a su cintura. Jake llevó su mirada a donde el de cabellos blancos apuntaba y tuvo una idea al ver los pequeños copos de nieve cayendo lentamente en el exterior.

Tiró levemente de su mano, haciendo que Sunghoon volteara a verlo y apuntó con un movimiento de su cabeza al exterior.

—Salgamos un momento —Park se dejó arrastrar pues tenía el anhelo de juguetear en la nieve desde hacía tiempo, ya que desde el último invierno de hace cuatro años no lo había vuelto a hacer.

En cuanto el viento gélido impactó contra su rostro y sintió los diminutos copos de nieve tocar su piel suspiró aliviado, Jake le dedicó una suave mirada al contemplar la manera en la que sus orbes cambiaban de un tono azulado a un platinado adaptando su cuerpo al clima frío. Sunghoon rio infantilmente mientras tiraba del brujito en dirección a la pequeña laguna congelada escondida en uno de los rincones de Moonblood y aunque Jake lo dudó por unos instantes, dejó que el mago lo llevara al interior del agua congelada sobre la cual ambos comenzaron a deslizarse suavemente, con Jake siendo sostenido fuertemente por el albino. Dieron un par de vueltas por la laguna tomados de las manos, riendo a viva voz desprendiendo una tierna alegría por todas partes.

El sol inició a esconderse tras un rato en donde ellos juguetearon sin preocupaciones y paulatinamente los insectos nocturnos salieron iluminando con las lucecitas que desprendían sus cuerpos el lugar, dándoles al par de almas gemelas una atmósfera simplemente majestuosa. Jake hizo el amago de frenarlos a ambos, pero Sunghoon se anticipó a sus acciones, deteniéndose abruptamente para soltarlo, provocando una sensación de vacío que hizo al más bajo soltar un pequeño quejido en protesta. Park le sonrió ladino empezando a alejarse sin dejar de mirarlo a lo que él abultó sus labios, pues sin el apoyo del pálido no se sentía en confianza para moverse por sí solo, así que se mantuvo quieto en el lugar en donde su alma gemela lo había dejado, que era justo al centro del cuerpo de agua. Jake lo observó con una ceja alzada sin comprender muy bien lo que el mago hacía, hasta que este dio un par de golpecitos con la punta de sus pies sobre el hielo, liberando una pequeña onda de energía que se esparció por toda la capa de hielo que se vio fortalecida con su acción, al menos lo suficiente para que Sunghoon pudiese moverse con seguridad sobre ella y una vez que se encargó de eso, se agachó lo suficiente para alcanzar a tocar su calzado, el cual cambió en cuanto sus dedos rozaron sus botines transformándolos en unos lindos patines blancos con dorado que combinaban perfectamente con todo su vestuario.

Fue en ese instante en el que Sim supo exactamente lo que Park haría y aquello pareció transportarlo en los lejanos recuerdos de su infancia y preadolescencia, en donde el Quarius Gélida solía patinar constantemente para su amigo, presentándole coreografías inéditas que el joven amante del patinaje armaba con un solo pensamiento en mente: él.

Sunghoon comenzó a moverse con gracia sobre el hielo dando vueltas a su alrededor sin apartar su mirada de la hazel de Jake y cuando sintió que había acumulado la velocidad necesaria, se animó a dar un pequeño salchow sin preocuparse mucho si era perfecto o no, pues había pasado mucho tiempo alejado del hielo que el hecho de haber conseguido aterrizar limpiamente lo hizo soltar una risa de felicidad. Volteó hacia Jake, quien lo miraba con ese mismo gesto brillante completamente alegre de verlo disfrutar de nuevo aquello que amaba. Park le sonrió travieso para comenzar a acercarse a él, hasta que frenó una vez que se encontró a unos cuantos pasos y le extendió su mano como si se encontraran en un baile y él le estuviese solicitando acompañarlo en una pieza musical. Sim sintió sus mejillas arder, pese a ello, aceptó el contacto deleitándose con aquella sensación electrizante que los recorrió a ambos cuando sus manos se encontraron nuevamente, dejándose llevar por los movimientos del menor y entregándose por completo a las acciones del contrario.

El mago sonrió enternecido al ver a Jake temblar levemente bajo su tacto, así que para intentar relajarlo, depositó un ligero beso sobre los belfos ajenos que hizo a Jake suspirar completamente enamorado. Posteriormente, colocó suavemente una de sus manos sobre la fina cintura del mayor y con la otra sostuvo su mano antes de empezar a deslizarse suavemente con el pecoso siguiéndole el paso, Sunghoon fue suave, limitándose a hacer calmados movimientos que unidos a los del más bajo, formaban una coreografía perfectamente sincronizada y en el instante en el que Jake pareció relajarse lo suficiente, posó ambas palmas en su cintura y lo elevó ligeramente, este le dedicó una sonrisa resplandeciente antes de ser devuelto nuevamente al suelo, donde procedieron a continuar moviéndose a la par sin despegar la vista el uno del otro. Su pequeña danza finalizó con Sunghoon haciéndolo dar un par de vueltas en su lugar antes de atraerlo hacia sí mismo, quedando tan cerca que sus respiraciones aceleradas impactaron bruscamente.

Se quedaron así por unos instantes, únicamente mirándose fijamente mientras se esforzaban por calmar sus ritmos acelerados, hasta que el pálido se sintió lo suficientemente recuperado para hablar.

—Te amo —el aire se le escapó cuando Sunghoon pronunció aquello, pues fue algo que tomó completamente desprevenido al mayor, sin embargo, tras unos segundos en los que procesó sus palabras llevó sus palmas al rostro ajeno, dejando unas leves caricias antes de darle un leve jalón para unir sus bocas en un beso, que contrario a los anteriores que ya habían compartido, este se encontraba cargado de sentimentalismo para ambos, pues en ese contacto plasmaban intensamente todo el sentimiento que tenían por el otro. Park delineó con su lengua el belfo superior de Jake a lo que él respondió con un suave jadeo que deleitó al más alto. Sonrió levemente cuando Jake abrió su boca permitiéndole a su intrusa abrirse paso a lo largo de su cavidad bucal, a lo que Sim hundió sus dedos en las hebras blancas de la nuca de Park, sacándole un pequeño gruñido satisfecho.

Finalmente acabaron por apartarse cuando sintieron necesario llenar sus pulmones de oxígeno, soltaron unas risitas traviesas al notar el desastre en el que se habían convertido sus bocas debido al hambriento beso que compartieron. Jake acarició con suavidad la mejilla de Sunghoon con su mano libre antes de exhalar profundo.

Park había admitido en voz alta que lo amaba y aunque él ya era consciente de ello, el hecho de que este lo soltara en alto justo en ese momento después de todo lo que ocurrió entre ellos, significaba que el pálido estaba plenamente seguro. Amaba por completo a Sim Jake y sobre todo, confiaba en que él lo amaba de regreso.

—Tengo algo para ti, Hoonie —dijo, separándose por unos instantes del menor para buscar entre sus bolsillos, de los cuales sacó una pequeña bolsita que apretó de manera inconsciente. Sunghoon ladeó levemente su cabeza con curiosidad al notar los hábitos nerviosos de Jake hacer aparición. Resopló, decidiendo simplemente ser directo y lanzarse a ello —. Estaba malditamente indeciso sobre si hacer esto o no, no porque dudara de lo que siento por ti, sino más bien, porque temía no ser lo suficientemente fuerte para darte la seguridad que mereces, pero por primera vez en mi vida, no quiero abrumarme pensando, quiero ser valiente —admitió tomando su mano.

Sunghoon sintió sus piernas temblar cuando al entrelazar sus dedos con los de Jake, percibió la marea de sensaciones y emociones ajenas azotarlo. Llevó su mano libre hacia su boca, cubriéndola para acallar los sollozos que amenazaron con salir cuando fue consciente de que podía sentir al brujo nuevamente a través de su conexión.

Su lazo de almas gemelas estaba totalmente restablecido y más fuerte que el que poseían hace cuatro años atrás.

Jake le sonrió pese a las lágrimas que se asomaban por las esquinas de sus ojos.

—Puedo sentirte —lloriqueó Sunghoon. El mayor acarició su mejilla y unió sus frentes sin romper su contacto visual.

—Lo sé, bebé —depositó un beso sobre la punta de su fina naricita para continuar —. Lamento tanto haberte alejado en primer lugar y el hacerte sentir que estaba jugando contigo, jamás quise darte a entender eso, Sunghoon —le llamó por su nombre en lugar del apodo cariñoso que le había asignado hace años pues quería que aquello le quedara perfectamente claro al menor.

—Estaba tan asustado de todo y de todos, sobre todo de mí mismo que acabé lastimándote con mi temor, me encerré en mi burbuja de dolor que no reparé en que, eso también te generaba dolor a ti —limpió de la manera más suave posible las gotas de agua salada que brotaban de los ojitos del menor —. No puedo mentir y asegurarte que me he librado de todo ese temor, aún sigo estando asustado del pasado, de mi pasado y de lo que el futuro deparará, pero lo que sí puedo afirmar es que no dejaré que ese miedo me vuelva a dominar. Seré valiente, Sunghoon y si me permites tomar tu mano nuevamente, juro que no la soltaré. Así que, Park Sunghoon. ¿Me permitirías amarte correctamente esta vez? ¿Le darías el honor a este tonto Terra-Natura de ser tu pareja? —Sunghoon abrió sus párpados con sorpresa cuando Jake le mostró el contenido de la bolsita, el cual eran dos argollas plateadas que eran adornadas por dos pequeñas franjas de sus respectivos colores de ojos.

Volteó a ver al brujo aún conmovido por la repentina propuesta y asintió frenéticamente al verse imposibilitado de hablar debido al llanto. Jake le colocó el anillo y le brindó un cálido beso a su mano, haciendo el rostro del mago enrojecer, después, introdujo su argolla a juego con la del menor en su dedo y se la mostró al menor, quien sonrió al notar que el pecoso llevaba puesta la pulserita que solía ser su catalizador y ahora, también cargaba con ese tierno objeto que los unía aún más.

Ambos se fundieron en un profundo abrazo que acabó por sellar la promesa silenciosa que se hacían a través de tan significativo regalo: el juramento de mantenerse unidos sin importar lo que sucediera y el ser valientes para afrontar cualquier prueba que la vida pudiese ponerles. Ya no dejarían que nada los separara, porque ahora estaban juntos y esta vez, eran mucho más fuertes que antes.

Los dos siendo eternamente resplandecientes hasta el final.







Aspiró hondo y exhaló segundos después armándose de valor para empujar las enormes puertas que daban al salón de eventos en donde el histórico nombramiento se llevaría a cabo, en el cual las tradicionales reglas de Moonblood se habían roto gracias al propio ascenso de Park Sunghoon a mago. Casos como el del chico gélido eran sumamente extraños en la actualidad, pues eran pocos los que realmente se empeñaban en desarrollar tanto su magia que por eso la cantidad de magos se volvió limitada, además de eso, quienes solían alcanzar con más facilidad ese rango eran los hijos de Tenebris, pero ahora, ellos estaban prácticamente extintos, el presente era sumamente distinto y todos los mágicos con deseos de ascender debían enfrentar un riguroso camino si querían llegar a la cima, por eso en Moonblood existían los duelos de selección, en donde los aprendices más fuertes competían para ganarse el derecho de ser entrenado y así, fortalecer su magia hasta alcanzar el nivel de mago.

Sunghoon no había ganado la competencia, sin embargo, ganó ese derecho de portar el título de mago. Luchó por años para ello y él mismo rompió sus ataduras, así que nada podía arrebatarle tal cosa. Por esa razón es que, esta vez no serían tres los magos que se alzarían este año escolar, sino que, serían cuatro los que tendrán el honor de cargar ese título: Kim Gaeul, Lee Yeonjun y Lee Heeseung y él, Park Sunghoon.

Heeseung tampoco había ganado la competencia, ya que la final ni siquiera se llevó a cabo pues tras la larga discusión que los encargados del colegio tuvieron, llegaron a la conclusión de que ambos jóvenes se encontraban a la par y resultaría ser una completa ridiculez el ponerlos a pelear cuando Sunghoon ya había demostrado ser perfectamente capaz de poder avanzar sin su catalizador, así que les cedieron el título a ambos sin más enredos de por medio.

—¿Cómo están, chicos? —Min Yoongi apareció con Kim Seokjin pisándole los talones, los tres jóvenes que hasta ahora se habían limitado a mirarse entre sí con múltiples emociones carcomiéndolos internamente se sobresaltaron ante la repentina intromisión —. ¿Están emocionados?

—Emoción no es la palabra que yo usaría para definirlo —el rubio que había sido el último de los tres chicos en entrar al recinto respondió inmediatamente, comenzando a juguetear con el pequeño collar de cuarzo que descansaba sobre su cuello.

—Creo que en cualquier momento vomitaré —dijo Sunghoon, llamando rápidamente la atención de los presentes pues de los tres, era el que en apariencia lucía más tranquilo.

Heeseung se alzó de hombros cuando la mirada violácea de Min recayó sobre él.

—He estado peor —pronunció con simpleza.

Seokjin rio suavemente mientras que Yoongi esbozó una sonrisa ladeada.

—Relájense, chicos. Solo tienen que afirmar a cada cosa que les digan y ya —Kim se aproximó a los dos magos, entregándoles una pequeña piedrita de cristal, la cual en dicha ceremonia cargarían de energía para dar vida a sus Nuntius exceptuando a Kang, pues este había creado a su mensajero con anticipación ya que no quería realizar aquel acto tan íntimo frente a una ridícula multitud durante su nombramiento. Lee y Park tampoco estaban tan contentos en tener que ejecutar un hechizo que requería tanta carga emocional como el convocar a un Nuntius requería ante tantos ojos, pues los hacía sentirse sumamente expuestos, pero el tiempo se les había venido encima y era un requisito necesario para convertirse en mago para facilitar la comunicación en las labores que desempeñarían posteriormente en pro de Mondsee.

Todos estaban a la expectativa de qué criatura sería la que los dos magos con alto potencial traerían a la vida, haciéndolos sentir sumamente nerviosos pese a que trataban de no enfocarse en ello. Sunghoon hizo una mueca mientras jugaba con el anillo que hace unas horas su novio le había dado, Yoongi notó aquel gesto ansioso en su aprendiz y esbozó una sonrisita al apreciar la pequeña pero significativa pieza de joyería colocada sobre el dedo del menor, le dio un leve codazo a Seokjin y apuntó al pálido con su cabeza.

Lo miró conmovido para pasar a darle un apretón a los hombros del par de aprendices.

—La criatura que elegirán será solo su decisión, no importa lo que los demás opinen. Escojan aquello que los haga felices —les aconsejó, mirando con una sonrisa al pequeño rubio quien se encontraba en una pequeña platica silenciosa con su mensajero. Sus amigos también lo observaron, decidiéndose a obtener eso también —. Para lanzar el encantamiento del Nuntius, necesitan pensar en el recuerdo más significativo de su vida, aquel que los haya marcado en una escala grande y que los haga inmensamente felices, esa es la clave para dotar de energía a los cristales que les di, deben transmitir ese recuerdo a la piedrita y después, solo deben guiar a su magia para que ella haga el resto —indicó y pese a que los magos ya conocían a la perfección los pasos se mantuvieron escuchando atentamente al Terra-Natura.

Asintieron con calma una vez que este finalizó su explicación.

—Ya está todo listo, chicos —Choi Soobin se asomó entre las puertas que dirigían al salón donde los invitados cercanos a los nombrados se encontraban esperando. Dejó la tabla en donde tenía el cronograma del evento reposar debajo de su brazo y se aproximó a darles un corto abrazo a cada uno a modo de impulso y felicitación, deteniéndose solo unos segundos más con el rubio de magia verde —. Estoy muy orgulloso de ti —murmuró contra su oído, haciendo estremecer a Taehyun, quien se limitó a dedicarle una leve sonrisa con sus mejillas coloreadas de carmín. Soobin sonrió cuando Kang se alejó para entrar al recinto tras dar un suspiro decidido y ajustar la capucha de su largo saco negro que le llegaba por debajo de las rodillas.

—Ustedes irán al mismo tiempo —indicó dirigiéndose a los dos magos con elementos opuestos. Heeseung apretó los bordes de su saco vino tinto y se aseguró por última vez de que todo en él luciera perfecto antes de voltearse hacia el menor y hacerle una afirmativa con la cabeza. Tras ese gesto, Sunghoon se dirigió a Min, quien le brindó unos cuantos golpes sobre su hombro a modo de apoyo mientras ambos se colocaban al frente de la puerta, Kim imitó las mismas acciones de Yoongi con Heeseung, quien le sonrió en agradecimiento al instructor de los Terra-Natura cuando este acomodó discretamente el cuello de su chaleco que era similar al de Sunghoon, solo que este poseía el color opuesto, también su vestuario difería en que él no poseía una capa como tal, sino que, la parte trasera de su saco se alargaba simulando una.

Soltó el aire que había contenido momentáneamente y comenzó a marchar con parsimonia a un costado del Quarius Gélida, ignorando las miradas de reproche de sus padres ocasionadas por la presencia a su lado, pues según ellos, ese momento debía ser únicamente suyo, pero a él no le molestaba el compartirlo con su amigo, estaba inmensamente feliz de encontrarse acompañado en ello y juntos marcar un momento importante en la historia del Colegio Moonblood.

Atravesaron todo el largo del pasillo con tranquilidad, Sunghoon le dedicó una sonrisa a sus padres y al pecoso que se encontraban en el espacio destinado para sus familiares y allegados, Jake lo observó a él y a Heeseung con los ojitos brillantes de orgullo por ambos, haciendo también que el corazón del Ignis se sintiera reconfortado.

Una vez que llegaron al final, le hicieron una corta reverencia al ahora, encargado de la Biblioteca General que estaba colocado a un costado de las escaleras del recinto, quien les respondió el gesto de igual manera y ambos ascendieron los escalones, colocándose sobre sus rodillas en cuanto vieron al director de Moonblood, Hwang Hyunjin ingresar. Taehyun intercambió una mirada con el rector, quien le asintió indicando que era el momento de comenzar.

Taehyun se dirigió a Heeseung tomando un poco de la pintura especial que habían usado también en él para trazar sobre su frente y se acercó, deslizando su dedo índice de tal manera que dibujó un pequeño punto rodeado por un círculo en el rostro ajeno, seguido a ello, pasó con el albino, a quien le dibujó tres pequeñas franjas en su entrecejo aparentando pequeños rombos. Después, les hizo una seña invitándolos a proseguir por su cuenta.

Sunghoon suspiró, llevando el cristal que Seokjin le había dado hacia su pecho, en donde lo apretó y empezó a murmurar el encantamiento de convocación. Un suave destello comenzó a crecer desde ahí y una vez que terminó de pronunciar todas las palabras, abrió sus ojos, los cuales centelleaban en un gris platinado intenso que contrastaba con todo el tono dorado colocado en su vestuario y pasó a llevar sus manos al frente extendiendo sus palmas, descubriendo a la piedrita que de manera inmediata extrajo toda la energía y emociones provocadas en el mago por el recuerdo presente en su mente.

—No necesitas cerrarle la boca a nadie, no tienes que probarle nada a los demás... —Sunghoon murmuró débilmente y Jake sonrió cuando el mismo recuerdo que el pálido estaba empleando surcó su mente gracias a su conexión.

—Solo a ti mismo —completó sus propias palabras dichas en el pasado sintiéndose inmensamente conmovido de que aquel discurso haya resultado tan importante para el pálido.

Tras unos segundos de concentrar toda su energía en el cristal, Sunghoon exclama:

Dono tibi vitam! —Es cuando tras su orden que la piedra desprende un halo de luz del cual a paso lento brota un pequeño autillo cariblanco que cae dormido entre sus manos, Sunghoon sonríe y acaricia la cabecita de la cría de ave que ahora, es su mensajero por todo el tiempo que le reste de vida.

Voltea hacia Heeseung, quien está aferrándose a su recuerdo escogido que es nada más y nada menos el momento en que conoció al bondadoso Sim Jake y al tímido Park Sunghoon, quienes significan tanto para él, que integran todas y cada una de sus pocas memorias felices. Cuando abre sus ojos, se encuentra con un pequeño colibrí de plumaje rojizo que le pía efusivo, saludándolo con emoción.

Sonríe en grande sintiéndose por primera vez en mucho tiempo, genuinamente feliz.





Jay tira del cuello de la chaqueta de Jeongin por tercera vez en la noche, separándolo de las cortinas que daban al escenario en donde realizarían su acto. Jeongin se queja en protesta y Jay frunce el ceño cuando ve llegar al miembro faltante tambaleándose ligeramente. Intercambia una mirada preocupada con Jake mientras Daniel corre hacia el mayor de todos para atajarlo antes de que caiga, Yeonjun tose un par de veces y les da una mirada de disculpa que ellos comprenden inmediatamente.

También había enfermado.

—Puedo hacerlo —asegura de inmediato y Jake se muestra inseguro ante sus palabras —. Dijiste que solo se requería concentración. ¿No? Puedo hacerlo —repitió —. ¡Vamos! Lo ensayamos demasiado y yo... yo de verdad quiero participar.

Insiste nuevamente a lo que Jake suspira pesadamente y acaba por asentir pese a la mirada inquieta de Jay y Daniel.

—¡Dos minutos! —Choi Soobin les grita desde el lado opuesto del escenario, alzándoles los pulgares en un gesto de aliento, Jake le da una pequeña sonrisa en agradecimiento. Sus compañeros comienzan a correr de un lado a otro posicionándose en los lugares previamente designados y justo en el instante en el que él se sitúa al centro es cuando el telón cae y finalmente el acto tan esperado da inicio.

Inhala y exhala profundamente para comenzar a caminar hacia el frente, esparciendo pequeñas pizcas de polvillo dorado alrededor de los lugares de sus compañeros, después, deposita cierta cantidad en las palmas de cada uno y justo al finalizar su tarea, la melodía que era tocada al fondo se intensifica, por lo que él se apresura en correr al fondo haciendo que una nube dorada se alce a sus pies. Sus compañeros saben que esa es la señal así que elevan sus cabezas de golpe, combinando ese movimiento con el cambio dramático de la tonada. Yeonjun pasa al frente, dando un par de hábiles vueltas demostrando su habilidad con las acrobacias y a través de las cuales hace brotar un par de pequeñas llamaradas a su alrededor, estas siguen cada uno de sus movimientos de manera fascinante. Alza sus manos al frente en un suave movimiento indicándole a las llamas que lo obedezcan y cuando estas se unen al centro, imitan el emblema de fuego que representa a los Ignis, el cual se eleva en el aire con indicaciones suyas para darle paso al siguiente participante que es Jay. Yeonjun se agacha, permitiendo que el rubio use su cuerpo como trampolín para impulsarse y una vez que aterriza tras su salto, le ordena al polvillo que se ha desperdigado en el aire que se transforme, Jeongin se posa a su costado y envía una ventisca que dispersa la neblina dorada restante revelando dos símbolos más: el rayo de los Fulgura y las pequeñas montañas de los Terra.

Heeseung y Taehyun codean a Sunghoon cuando Jake sale entre sus compañeros y convoca dos íconos más, el árbol de la vida de los Terra-Natura y el pequeño copo de nieve del Quarius Gélida.

Cuando todas las figuritas se agrupan en el cielo se dispersan dejando un pequeño espacio al centro, en el cual brota otra imagen más tras la indicación de Jeongin: la rosa de los vientos de los Ventus. Sim sonríe viendo con orgullo a cada uno de sus compañeros y ellos le devuelven el gesto con gran emoción. Dirige su mirada al público, donde cierto albino está observándolo completamente admirado pues sabe que él ha orquestado todo aquello y siente sus mejillas arder levemente al tener los aplausos y vítores resonando tras la finalización de la pieza musical. El brillo se hace presente en sus orbes destacando esta vez el marrón, cosa que provoca que también el pin que lleva colocado se ilumine, Sunghoon alza sus cejas con sorpresa cuando distingue el pequeño objeto en el pecho del moreno y amplía su gesto alegre.

Hasta que sorpresivamente para el público, el mago Ignis estornuda, elevando de manera inconsciente el fuego a su alrededor que aún no había sido extinguido, sin embargo, Jake reacciona de una manera tan rápida que descoloca a los espectadores, pues se ha girado de golpe para detener con su mano una llamarada que se dirigía hacia él. De alguna manera logra que el fuego se adhiera a su mano, así que gira nuevamente al frente y alza su mano en el aire, atrayendo todo el bravío elemento a su diestra y en el momento en el que ve que el pequeño incendio se ha extinguido por completo, hace un ademán hacia el frente, dejando salir toda la energía de golpe de la cual, brotan las enormes alas llameantes de un Fénix que se posa tras su espalda.

Con eso, todo se hunde en un silencio sepulcral, resaltando más las exclamaciones de preocupación que los allegados del pecoso soltaron cuando este flaqueó y cayó al suelo de rodillas.




...






















Una semana después.


Soobin intercambia una mirada confundida con Jake cuando son conducidos al auditorio principal del colegio, donde rápidamente se dan cuenta de que toda la escuela está ahí dentro. Jake pasea su mirada a lo largo del recinto, rechistando al no lograr localizar a su alma gemela en ningún lado y no puede evitar sentir un pequeño mal presentimiento azotarlo al no recibir respuesta de Sunghoon a su llamado mental, sin embargo, se obliga a tranquilizarse pues siente la presencia del mago oculta por alguna parte del lugar, así que asume que se encuentra ocupado pues tampoco ubica a su amigo Ignis.

Se sitúa rápidamente al borde del espacio destinado para su clasificación y agradece a sus adentros que los Terra-Natura hayan sido ubicados al costado de los Quarius, ya que eso le permite sentarse a la par de Jay y Daniel, con quienes ha estado conviviendo constantemente tras el festival de la Luna de Sangre. Soobin se posa a su lado pues su vinculado no se encuentra próximo y tampoco sus amigos, así que el único cercano que le resta es el de lentes, quien lo recibe con un intento de sonrisa tranquilizadora que el teñido de morado responde con una mueca.

—¿De casualidad alguien sabe qué está pasando? —Pregunta el Terra-Natura al aire. De inmediato, todos niegan.

Repentinamente, las puertas del auditorio se abren y por ellas cruzan los encargados del Colegio con sus dos amigos magos tras sus espaldas. Jake reconoce entre los mayores al Quarius que soltó comentarios desagradables en las semifinales y arruga su nariz al verlo aparecer, al igual que aquel día, un micrófono azulado.

—Jay, algo aquí no se siente bien —murmuró débilmente el pequeño Quarius dirigiéndose al rubio de clasificación oculta, empero, pese a que habló bajito Sim alcanzó a percibir sus palabras, colocándolo de manera inmediata en estado de alerta. Alarma que se intensificó cuando Kang Taehyun llegó presuroso y los miró con tanto pavor, que a Jake le recordó a esa mirada que él cargó el día en el que fueron atacados por la Stella corrupta.

—¿Taehyun? —Soobin lo llamó tratando de tomar sus mejillas pero este se lo impidió apartándolo con un leve empujón —. ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? —inquirió con preocupación. Taehyun habló en un hilo de voz.

—Encontraron a Beomgyu —susurró. El ceño de Jake se frunce al no comprender el miedo que desprende el menor, hasta que continúa hablando y siente como se le escapa el aire en un jadeo de incredulidad —. Está muerto —reveló de golpe, dejando a todos los que lo escucharon pasmados de la impresión —. Fue horrible. Él estaba... —Comenzó a sollozar de solo rememorar la imagen que había tenido que presenciar hace solo algunas horas, Soobin no perdió el tiempo y lo atrajo a su pecho, en donde dejó al rubio deshacerse por completo.

Taehyun no era de piedra, tenía sentimientos y aquello lo demostraba. Pese a que era alguien que había sido educado para conocer hasta los secretos más sucios de la historia de Mondsee, jamás lo prepararon para enfrentar algo así. La imagen del cadáver del Ventus completamente destrozado y con las vísceras expuestas sería algo que difícilmente se borraría de su memoria. Lo que más lamenta es que sus dos amigos también tuvieron que contemplar lo mismo pues ahora, los tres formaban parte de los primeros defensores del colegio que salían ante catástrofes así.

—¿Los... los hicieron verlo? —Apuntó vagamente a sus amigos y después a él, Kang asintió débilmente despegándose un poco del teñido de morado para darle una mirada, Sim sintió una desagradable pesadez al notar los ojos enrojecidos del rubio.

—Heeseung fue quien mejor lo manejó aunque por su mirada supe que le afectó, yo tuve que resistir las ganas de vomitar porque debía buscar al menos una pista que nos indicara qué sucedió, pero Sunghoon... —Titubeó, poniendo nervioso al brujo —. Se puso demasiado mal, creí que en cualquier momento se desmayaría.

De inmediato desvió su mirada buscando los ojos del menor y cuando los encontró completamente apagados y clavados en el suelo, comprendió por qué el Gélida no había respondido a su llamado. Si lo hacía, Jake hubiera sentido todo el temor y sensaciones abrumadoras que él atravesó como si fueran las suyas propias.

Estuvo sufriendo en silencio.

—Mondsee está atravesando una situación sumamente crítica —se sinceró Im Jaebeom después de unos instantes de discutir entre susurros con los demás encargados lo que dirían. —La magia se está debilitando y en consecuencia, muchas amenazas están creciendo bajo nuestras propias narices —los aprendices iniciaron a murmurar entre sí tras un sonoro alarido de sorpresa. Los instructores que acompañaban a sus respectivos grupos comenzaron a callarlos rápidamente, permitiéndole al Quarius continuar —. Hay infiltrados entre nosotros —Jay y Daniel se petrificaron ante esas palabras y se miraron discretamente de reojo, rogando a su interior no ser ellos a quienes se referían —. Todo esto ha sido una catástrofe que las cabecillas de Moonblood no han sabido controlar, primero Nishimura con el hechizo que ha hecho caer a más de la mitad de la población de mágicos, después la huida de Kim Sunoo y ahora la desaparición y el lamentable fallecimiento de Choi Beomgyu, por eso, tras discutirlo profundamente los altos mandos han decidido destituir a Hwang Hyunjin como regente del Colegio Moonblood.

—¿A qué se refieren con infiltrados? —Jake le preguntó en un susurro al rubio, quien lo miró con sus ojos completamente apagados.

—Mágicos muy peligrosos de los que deberíamos alejarnos lo antes posible —habló quedito.

Jake sintió ese impulso abrumador de hundir sus uñas en sus palmas pero se forzó a contenerse al oír al encargado Quarius continuar.

—Moonblood se ha enlazado con la asociación Quarius para, junto a nuestros nuevos magos —señaló a Sunghoon y luego a Heeseung —. Encontrar respuestas lo antes posible y sancionar con mano dura a los responsables de este devastador caos —dijo. Sim hizo una mueca disgustado pues no deseaba que Sunghoon se involucrara en aquello, más al notar lo decaído y angustiado que este se encontraba. Tenía unos enormes deseos de tomarlo de la mano y llevárselo de ahí, pero no podía hacerlo por más que su corazón lo anhelara —. Mientras tanto, el colegio se mantendrá en unos días de suspensión para determinar quién tomará el cargo de director. También les pedimos de la manera más atenta que si detectan alguna cosa o comportamiento inusual, nos lo reporten de inmediato. Gracias.

Finalizó. La sala estalló en murmullos nuevamente y pasos apresurados de los aprendices que buscaban salir del lugar tras el impactante mensaje, los compañeros cercanos al Ventus se sentían desolados y los demás estaban abrumados ante la idea de que, cualquiera a su alrededor podía ser uno de esos infiltrados mencionados, sembrando paulatinamente con eso la desconfianza entre todas las clasificaciones.

El Terra-Natura aprovechó ese instante para introducirse entre la marea de aprendices con un solo propósito en mente: no dejar al Quarius Gélida solo ante tan delicada situación.

Cuando Jake consiguió encontrarlo, este se refugiaba entre uno de pasillos de salida que solía tener poca afluencia de mágicos, no dudó en ningún instante antes de aproximarse a él y tomarlo entre sus brazos, sorprendiéndolo hasta que acabó por romperse completamente en cuestión de unos segundos entre los fuertes brazos del más bajo. Ahí, Jake pudo percibir todo el dolor que su pequeño copo de nieve estaba atravesando y se juró a sí mismo el cuidarlo a toda costa.

Heeseung retrocedió sobre sus pasos tras haber ingresado accidentalmente a ese pasillo y encontrarse con la imagen de sus dos amigos abrazados, sintió una punzada en su pecho que se obligó a deshacer mientras se dirigía al lado opuesto, quedándose quieto en su lugar al notar que alguien ingresaba a uno de los pasillos ocultos situados al costado del camino que daba a la Ala Prohibida del colegio. Lee avanzó a paso decidido manteniendo una prudente distancia siguiendo a aquel mágico a lo largo de su trayecto hasta que este desapareció entre uno de los túneles y él se quedó inseguro sobre qué rumbo tomar pues se encontraba en un nudo donde se encontraban múltiples túneles con destinos completamente distintos.

—Fue muy bajo lo que hiciste, incluso para ti —habló una vez que sintió una presencia a su espalda —. Fingir ser víctima de ese hechizo del que no dudo, ustedes sean responsables para así poder atacar a Jake. Fue una jugada inteligente, lo admito —lo felicitó con la ironía resaltando obvia en su voz —. Ahora. ¿Me dirás por qué asesinaste a Beomgyu cuando él era tu cómplice? —Yeonjun sonrió ladeado, alzando sus hombros sin mucha preocupación o culpabilidad.

—Era un completo dolor de cabeza que sólo entorpecía mis misiones —contestó simple. Heeseung se sintió sumamente asqueado por la forma tan ligera con la que pronunció aquello.

—Oh, por favor. ¡No me mires cómo si tú fueses un santo! —Le reprochó acusador.

—Yo no traiciono a mis amigos —respondió, haciendo reír fuertemente al mayor.

—Ahí vas de nuevo con eso. ¡Bien! Aférrate a ello, pero cuando la verdad salga a la luz. ¿De verdad crees que ellos seguirán considerándote su amigo? —El Lee menor desvió la mirada sintiéndose inevitablemente afligido —. Solo debías cumplir con tu papel, plantar discordia lentamente entre esas tontas almas gemelas y destrozarlos por completo, pero ¿Qué hiciste? ¡Te enamoraste! —Le señaló con burla —. Dime, ¿Qué se siente amar tanto a Jake y no ser correspondido?

Heeseung apretó sus labios en una fina línea, sintiendo esa sensación ardiente que indicaba que su sub-elemento se estaba descontrolando en su interior. Se obligó a respirar profundamente para calmarse pues sabía que lo único que Yeonjun quería provocar en él era sacar su furia para convertirlo en uno de sus títeres. similares a todas las bestias que él había esparcido por Mondsee.

—¿Sabes? —Comenzó a dar pasos alrededor de él, observándolo con una sonrisa socarrona que le puso los vellos de punta —. Podríamos hacer algo respecto a eso, simplemente habría que mover algunos hilos y ¡Tah dah! Tendrías a Jake solo para ti —susurró contra su oído buscando tentarlo, pero Heeseung se mantuvo firme y le dio una mala mirada.

—¿Así como tú hiciste con HueningKai? —La sonrisa de Yeonjun se borró ante la mención del joven hechicero —. Manipulaste sus sentimientos y lo obligaste a amarte, pero caíste en tu propio juego.

—Eso no es cierto —refutó de inmediato, apretando sus puños fuertemente.

—¿Entonces por qué sigues con él? —Contraatacó.

—¡Él es solo un peón, al igual que tus estúpidos amigos deberían serlo para ti! —Soltó un bufido y rodó sus ojos sin creer en nada de su exclamación.

—Entonces creo que no te molestará si le doy un antídoto y le cuento lo que estuviste haciendo con él. ¿No? —Fue cuando le propinó un fuerte golpe al menor en la mejilla que supo que estaba absolutamente perdido. Rio desenfrenado, llevándose una mano hacia el cabello y empujándolo hacia atrás en un movimiento de pura frustración.

—No haré lo mismo que tú, es caer demasiado bajo y además, Jake no sería feliz con ello. Jake es para Sunghoon así como Sunghoon es para Jake, jamás me interpondría entre ellos y no dejaré que nadie más lo haga porque los amo a ambos —amenazó, esperando ver alguna reacción agresiva venir de su hermano, sin embargo, cuando este rompió en carcajadas nuevamente, no pudo evitar sentir un deje de temor.

—El amor te ha vuelto tan débil —hizo énfasis en el "tan" —. Es patético que ese mismo amor que sientes por el brujo sea tu condena —Heeseung cayó de rodillas, mirando con recelo al Ignis mayor quien le oteaba altanero. Yeonjun tomó su hombro y se arrodilló a su altura, viéndolo agonizar de dolor mientras se aferraba a su pecho —. ¡Tú y ese Terra-Natura son igual de tontos, dejó tu maldición abierta a cualquier interpretación! —Le señaló. Lentamente la piel de Heeseung empezó a endurecerse y a tomar una tonalidad grisácea. Yeonjun hizo un falso mohín.

—El hechizo se activó en cuanto admitiste lo que sentías, Heeseung —el Lee menor tosió, sintiendo sus ojos escocer al expulsar de su garganta una mezcla de su propia sangre y pequeñas espinas de pino. Le lanzó una mirada furiosa al mayor.

—Esto no terminará como tú esperas, en cuanto dejes de servirles van a matarte —le advirtió, esperando ingenuamente que eso lograra remover algo en el interior del perverso Ignis. El de hebras rosadas ladeó su cabeza, fingiendo meditar aquello.

—Cierto, no será como lo espero —coincidió.

—Será aún mejor —contestó alejándose del menor a paso lento, sin tener ningún remordimiento al apreciar los gestos de agonía en su hermano menor. Sus entrañas estaban siendo destrozadas por las ramas que brotaban en su interior por lo que comenzó a llorar de dolor, sintiéndose inmensamente tonto por haber caído en las trampas de Yeonjun con tanta facilidad.

Fue cuando perdió la movilidad que empezó a aceptar su inminente destino, miró por última vez a su hermano y deseó fervientemente que en algún momento este recapacitara, pero sabía que aquello era prácticamente imposible. Apretó sus párpados, implorándole a todos los dioses que cuidaran a sus amigos, porque lo eran todo para él.

Jake y Sunghoon colorearon su vida con su alegría y travesuras infantiles, lo hicieron sentir querido y protegido pese a que eran menores que él y debido a ello, es que le fue imposible el abstenerse de adorar por completo al par, al punto de oponerse a una fuerza que lo superaba y a arriesgar todo por ellos. Exponer su vida, que era lo único que poseía de valor.

Finalmente, después de una larga tortura Lee acabó por ceder a la maldición de silencio, dejando salir su último suspiro con un solo pensamiento en mente: al menos aprendió como era el sentirse querido.

Las ramas lo tomaron prisionero y así, Lee Heeseung quedó condenado apermanecer en la forma de un pequeño árbol de pino, con la inminente verdadatorada entre sus cuerdas vocales.



Fin de la parte I





Editado: 2023.






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