Arco 1: Separación Y Unión [Capítulo 1]

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ADVERTENCIA

A partir de este punto de la historia en adelante (capítulos posteriores) te podrás encontrar con escenas de violencia o acciones referentes al tabú.

Estás advertido para evitar futuros reclamos o quejas hacia al autor. Si te gusta como va la historia por el momento te recomiendo dejarla hasta aquí.

Arco 1: Separación y Unión

Capítulo 1:
A la vuelta de la esquina

Otro nuevo día en la casa de Lincoln Loud. La luz del sol se filtraba por el cristal de las ventanas elevando la temperatura del ambiente. El sonido constante de las alarmas seguían y seguían hasta volverse insoportable.

Algunas chicas se despertaban con las energías al cien y otras parecen haber encontrado una unión física con cuerpo y sábanas que les impedía abrir los ojos, las pocas ganas que tenían de levantarse la usaron para detener el molesto sonido de sus despertadores.

El mal humor es recurrente todas las mañanas. Sabiendo el desastre que sucedió la noche anterior, unas no tenían las fuerzas para ir a la escuela.

El teléfono de la sala sonó temprano por la mañana, nadie contestó. Las tareas diarias venían primero y no escucharon.

Las queridas mascotas de la casa salieron de sus madrigueras. Unas rascaban la parte de atrás de sus orejas con sus patas traseras.

Lupa salió de su habitación con su rostro irritado y molesto. Estaba sumamente enojada por el desastre que arruinó su tarea, además, tampoco pudo terminar su ensayo con Lincoln, aunque en un principio ni lo había comenzado.

La chica no hizo otra cosa que no fuera suspirar, ahora sólo debía aguantar las quejas de la maestra y hacer actividades adicionales. Total molestia. O podría tratar de copiar la tarea mientras la maestra pasaba lista... No, muy arriesgado.

Se había esforzado tanto por conseguir logros por esfuerzo propio, esta vez no quiso que Lyra respondiera las preguntas por ella, soló quería explicaciones para así poder estudiar por su propia cuenta, y Lyra se las dio. Eso era lo que estaba haciendo mientras esperaba a que Lincoln volviera del trabajo para hacer el ensayo. Desgraciadamente, el efecto mariposa ocasionado por Darna, arruinó por completo el espíritu de querer afrontar los problemas de la vida, aun cuando la mayoría de esta se la debía a Lincoln.

“¿Debería inventar una excusa?” pensó Lupa, tal vez con una excusa la maestra le de un chance para volver a hacer la tarea... o no.

Bajando hasta la sala, Lupa visualizó a Lincoln durmiendo con la cabeza sobre la mesa.

“Debíamos habernos quedado a limpiar...” juzgó Lupa pasando a un costado.

La sala esta impecable, Lincoln se esmeró.

“¿Y esto?” Lupa se acercó a la mesa viendo su cuaderno completamente seco. Lo abrió viendo las páginas finales en las que había estado estudiando y vio su tarea intacta.

Eso era imposible, la tinta se había corrido, ella lo vio, pero algo llamó su atención, no era su letra. Alguien más ayudó a transcribir las partes dañadas de la tarea.

Lupa apenas y lo notó pero cuando levantó el cuaderno, había unas hojas sueltas debajo de él. Al tomar dichas hojas dejó el cuaderno a un lado. Lupa abrió los ojos con suma sorpresa y alegría. No podía creer que se haya salvado su tarea y además, que su ensayo esté terminado. ¿Acaso Lincoln hizo esto por su propia cuenta?

Dando un vistazo alrededor, la sala estaba muy limpia, como si en realidad el desastre de ayer no fuera pasado. O eso quisiera Lupa, después de todo, el que tuvo que limpiar el desastre fue Lincoln.

A un lado de Lincoln, estaba el peluche de Lizy totalmente limpio y sin ni una mancha.

Lupa acarició el cabello de Lincoln, con una sonrisa agradecía haberlo conocido. De todas sus amargas experiencias, las que suceden en esta casa se vuelven recuerdos divertidos para contar.

Algunos conejos entraron por una pequeña compuerta en la puerta trasera de la casa, que daba salida al jardín trasero. Entre ellos, Betty fue la primera en entrar para saludar a su dueño, su manera de hacerlo es sentarse en su patas traseras y alzar una de sus patas delanteras por encima de sus ojos.

A Lincoln le resultaba gracioso como un animal podía ejecutar tales movimientos. En cierto modo, la alegría de esta casa no estuviera completa sin las mascotas que en ella habitan.

Belinda siguió desde atrás a Betty, era muy temprano, pero tampoco es que a estos conejos le importe mucho eso, la que en verdad usa su tiempo es Betty.

Betty se acercó al dormido Lincoln junto a Belinda.

“¿Aún no se despierta?” preguntó Belinda.

“Es algo extraño, y todavía sigue usando ese pelaje azul.” mencionó Betty refiriéndose al traje que usa Lincoln para ir al trabajo.

“Hola hermanas.” saludó Bebe moviendo sus bigotes.

Otra más saludo luego de Bebe. “Hola.” con un tono muy amargado saludó Brenda.

“Tus días siempre son tan animados.” molesto Bebe.

Brenda miró a Bebé muy enojada. Bebe se asustó y se escondió detrás de Betty.

“Hay que llevarnos bien, hemos vivido juntas por bastante tiempo como para saber que esta es la rutina de siempre.” Bárbara llegó hasta donde estaban sus hermanas tratando de calmar las cosas.

“Bueno, las burlas de Bebe siempre han chocado con el temperamento de Brenda.” comentó Beverly saludando con sus bigotes.

“¿Ya están molestas?” Brandy preguntó confundida. Brandy pasó al lado de sus hermanas llegando hasta los pies de Lincoln haciendo otra pregunta. “¡¿Hoy se va a quedar?!” emocionada se giró a mirar a Betty.

Betty la miro sin saber que responder. Lincoln está vistiendo algo qué el siempre llama ropa de trabajo, así que se imaginaba que cuando la traía puesta no iba a estar en casa por varias horas.

“¡Oh, se está moviendo!” mencionó Brandy al sentir los gemidos de agotamiento de Lincoln.

“¿Y ella?” señaló Bebe. Lupa seguía mirando sus notas y el ensayo que Lincoln había hecho por ella.

Sentada a un lado de él, sintió que se estaba despertando. Sin entender por qué se levantó enseguida y corrió hasta las escaleras.

Lincoln abrió los ojos lo más lento que podía, sus párpados pesaban demasiado como para abrirlos de inmediato.

Una vez enderezó su espalda, tronó sus dedos y cuello.

“Ah, maldición.” se quejó por el dolor, un dolor algo reconfortante. “¿Me quedé dormido en la sala?”

Analizando un poco sus alrededores comenzó a recordar.

Dejó caer su cuerpo en la suavidad del sofá.

“¿Así es como se siente, eh? Mamá y papá son increíbles al cuidar a mis hermanas y a mí.” Lincoln movió un poco la cabeza.

“Ahora mismo deben de estar en un hotel cuidando de Lily.” pensaba un poco. “Tal vez sea esa la razón por la que no han vuelto, ¿estarán tomando eso como su retiro?” se río un poco.

Por las escaleras Lupa se encontraba detrás de una planta observando desde lejos a Lincoln.

“Acabo de correr de él... ¿Por qué? Debería de estar dándole las gracias en vez de sentirme nerviosa.” Lupa se sentó de cuclillas en el pasillo sin notar a sus amigas salir de las habitaciones.

“¿Lupa?”

“¡Ah!” Lupa se asustó mirando detrás de ella.

“¿Qué haces?” preguntó Lina con una mochila en su espalda.

“Esto... Yo...”

“¿Qué haces en el suelo, Lupa?” Lizy se acercó con un gorro amarillo en su cabeza y cargaba una mochila con forma de oso en su hombro.

Lupa vio como el resto salía de sus habitaciones, vestidas y listas para salir. Sus miradas se clavaron en ella como agujas.

“¡No es nada! ¡Déjame sola!” Lupa se levantó del suelo corriendo otra vez. Se dirigió a su habitación que comparte con Lina y Gloom.

Anteriormente era la habitación de Lynn y Lucy.

Lupa se encerró, dejando a varias chicas confundidas.

“¿Y ahora?” Gloom miró a Lina. “Ya deberíamos estar desayunando para que Lincoln nos lleve.”

Lina suspiró golpeando la puerta de su habitación.

“¡Lupa! No estoy segura de qué está pasando pero puedes contármelo más tarde, acuérdate que Lincoln nos va a llevar a la escuela y dejar a unas de nosotras en sus trabajos, así que no tardes.” Lina esperó a que Lupa dijera algo pero ni una sola palabra escuchó.

“¿Estará bien?” Lina pensó preocupada dando la espalda a la puerta. Caminó junto a Gloom bajando las escaleras hasta la cocina.

En la sala, Lincoln escuchó a las chicas bajar. Miró su reloj por pura curiosidad de saber la hora, para su sorpresa era tarde, por un momento pensó que llegaría tarde al trabajo pero se acordó que le dieron el día de hoy. Sin embargo su alivio se esfumó cuando recordó que debía haber hecho el desayuno hace más de una hora.

Olvidándose por completo de su cansancio llamó a las chicas que sabía que podían ayudarlo a salir de esta.

“¡Rinn, Lina, Lyra!” llamó Lincoln casi gritando.

Las tres chicas bajaron en su respectivo orden de llamado. Cada una se vio asustada por el repentino llamado de Lincoln.

Algunas se asomaron tratando de ver que había pasado.

“Perdón por llamarlas así.” se disculpó Lincoln viendo el malentendido. Mientras reía entre dientes les pidió ayuda para terminar el desayuno a tiempo.

Las tres chicas suspiraron aliviadas, más Rinn ya que su cumpleaños es este 30 de septiembre, pronto cumpliría los 18 y no quería causar problemas antes de ese día.

Lyra regaño a Lincoln por haberse acostado tan tarde y de olvidarse de hacer el desayuno con tiempo. Por otra parte, Liena sonreía al ver a Lyra regañar a un adulto. Aunque ambas ya casi eran unas adultas.

Lyra cumplió sus 19 años el 11 de abril y Liena el 12 de enero. Junto con Loan que los cumplió el 8 de marzo y Laika y Lari que pronto los cumplirán, son las mayores en la casa.

Desde la sala, alguien gritó.

“¡Pingüinosauro-rex está bien!” dijo Lizy muy feliz estrujando al peluche.

“¿Quién grito?” Rinn se asomó desde la cocina.

“Es Pingüinosauro-rex, ya no está sucio.” Lizy le mostró su peluche. “¡Y huele bien!” la sonrisa de Lizy deslumbró a Lincoln en el fondo.

“El esfuerzo es recompensado...” sonrió cerrando los ojos.

“Lincoln, es mejor que prestes atención si no quieres cortarte.” le dijo Lyra.

Lincoln se disculpó sujetando bien el mango del cuchillo.

“¿Quién se cree diciéndole que hacer?” Belinda se veía molesta.

“No tienes por qué estar molesta con ella, sólo lo está cuidando.” comentó Beatrice.

“Sí, pero no me agrada.”

“¿No te agrada? Bueno, eso es inusual.” dijo Beatrice sorprendida.

“Es como si sintiera que esta tramando algo. ¿Sabes?” Belinda se notó inquieta.

“¿Celos?” jugó Bárbara ganándose la mirada de enojo de Belinda.

“Hmp... Ni siquiera es una rival por el afecto de nuestro amo.” cómo si fuera una diva, Belinda rodó la cabeza mirando a otro lado con indignación.

Bárbara río junto a Beatrice.

“Creo que deberías preocuparte.” Belle apareció de la nada asustando a sus tres hermanas.

“Uh, ¡Belle! ¡No hagas eso, puedes matarnos!” dijo Belinda.

“¡Y tú puedes lastimar mi espalda!” menciona Bárbara al sentir el peso de su hermana Belinda encima de ella la cual había saltado por el susto cayendo encima de Bárbara.

“Lo siento por eso, no era mi intención.” se disculpó Belle.

Belinda rascándose la oreja se resigna.

“No importa. Volviendo a lo que dijiste hace un momento, ¿a qué te refieres?”

“Deberías de darte cuenta que el amo les da más aprecio a esa chica que a ti, Belinda.” continuó Belle mientras Beatrice y Bárbara escuchaban.

“¡Eso no es cierto!”

“Piénsalo bien, Belinda, si nos comparamos con ellas, nosotras estamos a su cuidado y no hacemos mucho por ayudarlo.”

“... Es qué... No es que no quisiéramos ayudar.” respondió Belinda.

“Lo sé, hermana. Pero estamos limitadas, en cambio en todo este tiempo vemos como nuestro amo agradeció nuestra compañía con premios y a ellas por ayudar.” Bárbara y Beatrice observaban a Belle sin palabras.

“¿Te diste cuenta de todo eso?” preguntó Belinda.

“Puede que no haga mucho, pero me gusta observar al amo.” explicó Belle.

“Entonces debería acabar con ella.” Belinda habló en desafío.

Con una mirada certera, Lyra sintió un cosquilleo en su espalda. Se giró pensando que alguien la había tocado pero sólo estaban algunas de las mascotas detrás de ella a unos cuantos metros.

“Necesito ideas para derrotarla.” Belinda estaba decidida.

“Ni lo pienses querida.” Betty llegó junto a otras de sus hermanas.

“No me voy a detener, Betty, debo acabar con esta amenaza.”

Un golpe de Betty en la cabeza de Belinda fue suficiente para calmarla.

“¡Ouch! ¿¡Por qué!?” Belinda dejó su cabeza en el suelo mientras subía sus patas delanteras encima de su cabeza. 

“Deja de actuar así, sabes muy bien que nuestro dueño nos quiere a todos por igual.” explicó Betty.

“Pero...”

“Es suficiente Belinda.” Betty la miró dando por finalizado su intento de atacar a Lyra.

“Está bien... Sólo por ahora.” Belinda se retiró dejando a sus hermanas en la sala.

“Jajaja, que inusual.” río Bebe. “No pensé que Belinda se rindiera tan rápido.”

“Cállate.” Brenda la golpeó por atrás jalando su cola. “Esto también es culpa tuya.”

“Jeje... Lo siento.” dijo Bebe.

“Suficiente, el día a penas inicia y no quiero solucionar sus problemas.” sentenció Betty. “Y tú, Brandy...” Betty se dirigió hacia Brandy que suponía que seguía cerca del sofá jugando con Lizy. “¿Brandy?” pero no estaba, tampoco Lizy.

“¡Gracias, muchas gracias!” agradecida y deslumbrante era la sonrisa de Lizy que todavía seguía contenta por tener a su pingüinosauro-rex en buen estado otra vez.

Las hermanas conejos se asomaron por donde proviene el ruido y vieron a Brandy ser acariciada en la panza por Lincoln mientras que este estaba con una rodilla en el piso recibiendo los agradecimientos de Lizy con una sonrisa serena.

“Oh~ ¿No se ve adorable aún para su edad, Betty? ¿Betty...?” Blair camino hasta donde estaban sus hermanas ya que ella estaba vigilando a Brandy que no hiciera una travesura.

La casa pudo haberse hecho más grande para las hermanas conejo, pero esto no quita el inconveniente de vivir en una casa donde pisar sus patitas o esponjosas colas sucede casi todos los días.

Los bigotes de Betty se agitaron, movía su boca con recelo.

“Betty, ¿estás bien?” preguntó su hermana Bárbara.

“¿Eh? Uh... Claro que lo estoy.” dijo Betty.

“¿Segura? Lucías como si estuvieras celosa de Brandy.” concluyó Blair.

“Ja, ¿Betty celosa? Por favor, ella es muy seria para eso. ¿Verdad?” Bebe se giró a ver a Betty para ver su rostro serio pero en vez de eso, vio a Betty cubrirse sus ojos con sus patas delanteras.

“¿Por qué tuviste que decir eso, Blair?” cuestionó Bárbara al saber lo que iba a pasar.

La risa de Bebe chilló por el lugar, Lincoln vio a sus conejos y como el dulce sonido de Bebe hacia eco en la casa.

Betty no aguanto la vergüenza y salio corriendo por unas líneas blancas dibujadas en el piso.

Hubo una idea; usar pantuflas. Sonó algo ridículo, sin embargo redujo el daño que podían hacerle a los conejos al momento de pisar a alguno sin previsto. La idea no duró mucho. Aunque algunas de las chicas ya usan las pantuflas cuando es de noche o cuando las mayores llegan del trabajo.

Lizy propuso una solución, hacer un camino para ellas, y, aunque Lincoln le agradeció por querer ayudar la idea no le parecía muy viable, podría ocupar mucho espacio y luego serían ellos lo que se les dificultaría más caminar pero, al día siguiente todo el piso de la casa tenía dos líneas paralelas que dibujaban caminos por toda la casa, incluso había intersecciones.

Antes de que Lincoln pudiera si quiera decirle a Lizy que no podía rayar la casa, vio como esta misma le decía a sus mascotas, en especial a Brandy, que siguieran las líneas si querían moverse por la casa. Lincoln, además del resto de las chicas se sorprendieron al ver como los conejos obedecían lo que Lizy les decía. Lincoln no tuvo más opción que privar la idea de Lizy, y vaya que funcionó, no hubieron más inconvenientes pero eso no quitaba que se le estaba restringiendo un poco el movimiento a los conejos en ciertas partes; como es la cocina, las escaleras o el pasillo cerca del baño.

Bueno, ahora es un camino donde las hermanas conejos pueden andar sin temor a ser pisadas.

Media hora había pasado, los platos llenos de comida desaparecían en el momento que tocaban la mesa. El tiempo iba pisando los talones. Lincoln no podía suspirar de alivio todavía, tenía que llevar a las chicas a la escuela de Royal Woods, por suerte las mayores inician sus rutinas luego de las 10 de la mañana.

Lincoln habría la puerta principal esperando que todo estuviera en orden. No habían jóvenes fumando debajo de el árbol, mucho menos parecía haber basura en su jardín, sólo había una camioneta blanca estacionada al otro lado de la calle... Espera.

“¿Una camioneta blanca? ¿Desde cuando el vecino tiene amigos con tanto dinero?” esto lo cuestionó Lincoln por el hecho de que la camioneta se veía muy lujosa a simple vista, no se lograba imaginarse como sería su interior.

Así como Lincoln posó sus ojos en la camioneta, este sintió que lo estaban observando desde adentro de ella. Las ventanas estaban polarizados, hacía incapaz ver dentro de ella.

Cuando las chicas comenzaron a salir, la camioneta encendió su motor y se fue del lugar. Un extraño sentimiento de inquietud paso por la cabeza de Lincoln al ver la camioneta doblar por la primera esquina en la que se cruzó.

“...” Lincoln subió a su camioneta luego de que todas las chicas se acomodaran en ella. Miró la casa del señor quejon se encuentra en venta y encendió el motor.

En el transcurso del recorrido a la escuela, Lincoln sentía que era observado, esto no era tan inusual luego de unos años. Algunos conocidos veían con gusto o por puro morbo la camioneta de Lincoln llevar a una cantidad absurda de chicas. En la escuela incluso habían estudiantes que se quedaban esperando a que Lincoln detuviera la camioneta para que las chicas bajaran de ella.

Al momento de llegar, pasó exactamente lo mismo de siempre. Varios chicos las veían y las halagaban. También recibían las miradas de unas cuantas chicas, ¿a qué se deberá? ¿Por el vehículo o por el conductor? ¿Tal vez por lo hermosas que se veían? Y, aunque las chichas tengan la apariencia de parecer toda una diva o una egocéntrica y narcisista de primera, en realidad eran todo lo contrario a esas palabras.

La vida les enseñó de la peor manera, de una manera distinta pero con el mismo resultado para todas. Saben muy bien que aprovechar lo que ahora tienen no es la mejor opción, así como  saben que es tener algo y sin darte cuenta perderlo. Ellas van a atesorar cada segundo de sus vidas.

Diez minutos más tarde, llegaron a una tienda de ropa, donde dejaron a Lyra. Saludando a los compañeros de trabajo de Lyra, Lincoln siguió al siguiente destino; Bounce Arcade, su antiguo sitio de juegos en el que venía a jugar con su amigo Clyde, ahora renombrado y actualizado con los juegos más modernos de realidad virtual. Loan se bajó de la camioneta no sin antes darle un abrazo a Lincoln por traerla al trabajo.

El día fue el mismo como cualquier otro, pero la incomodidad y el mal presentimiento abrumaba la mente de Lincoln.

“¿Por qué estoy tan inquieto? No es como si algo fuera a pasar realmente.” Lincoln entró a la casa. “Las chicas estarán bien, nunca se han metido en problemas... Problemas que no tengan que ver con sus calificaciones.” aseguró hablando con normalidad.

“Cómo sea, es mi hora de descansar.” dijo Lincoln estirando sus brazos hacia arriba.

Al caminar hasta el sofá para ver una película en la TV, una imagen de todas sus hermanas sentadas y él en el medio cruzó su mente dibujando aquel pensamiento en la realidad.

Lincoln suspiró sentándose en el medio como lo había visto.

“Ahora estoy alucinando.” dijo en broma. “Ellas ya no necesitan de mí, y yo ya no necesito de ellas.” mencionó Lincoln, trató de ocultar su mirada triste pero recordó que no había nadie en la casa así que dejo que su rostro hiciera ese tipo de expresión.

“Lori tiene una familia con Bobby; Luan esta viviendo cerca de Royal Woods, se esto gracias a Maggie que vive con Luan. A veces cuando Luan llama termino colgando el teléfono con la misma rapidez que Luan suelta un mal chiste, si no fuera por la intervención de Maggie en las llamadas, claramente no sabría nada del estado actual de Luan. Con Lynn es diferente, ella llama más veces que Lori y mamá juntas, en un principio era molesto, seguía... no lo sé, ¿celoso? ¿Furioso? No tengo idea de por qué en un principio estaba tan enojado con ellas como para no dirigirle las palabras.” Lincoln descanso sus pies sobre la mesa.

“Ven, vamos.” se susurraron.

“¿Por qué hice todo esto con mis hermanas?” Lincoln sonrió. “Maldición, luego de tantos años, me voy a poner a pensar en eso ahora.”

“Con quién crees que este hablando.”

“No tengo idea.”

Lincoln se asustó al sentir algo peludo subirse encima de su regazo.

“Santo cielos, que susto.” expresó Lincoln al ver a Belle encima de sus piernas. Luego el resto la  imitaron.

“¿Sucede algo? ¿Una zanahoria tal vez?” preguntó Lincoln con una sonrisa.

Los conejos no dijeron nada... Bueno, no era como si los pudiera entender, de cualquier manera, eran las mascotas de Lincoln, ya conocían todos sus aspectos, así que sabían con seguridad cuando su dueño estaba realmente feliz o triste.

El calor que emitían los cuerpos de los conejos fue reconfortante para Lincoln. Su compañía siempre aliviaba su alma.

Compañía...

“¿Compañía...?” pensó Lincoln por unos segundos sin dejar de jugar con sus manos con los conejos.

“Después de todo este tiempo, sólo era eso, ¿no es así?” habló Lincoln con sus conejos. “Yo solo estaba molesto por quedar atrás, incluso sentía celos por ver como las menores lograban algo y yo no lograba nada.” Betty se acercó dejando su pata en la mano de Lincoln.

Lincoln sonrió. “Es como si me pudieran entender.” dijo él.

“Bueno, la cosa es que podemos.” comentó Blair en lo que su hermana Belulah la silencio con un golpe en la nariz.

“Si me pongo a analizar mi actitud, me daré cuenta que la solución era tan simple como preguntarle a mis hermanas; porqué.” Lincoln miró a sus adorables conejos. “Realmente son de mucha ayuda.”

“¡Escucharon! ¡Somos de mucha ayuda!” exclamó Brandy.

“Por supuesto que lo somos.” aclaró Brenda tratando de ocultar una sonrisa pero sus orejas moviéndose la delataron.

Las hermanas conejo comenzaron a reír que a oídos de Lincoln era un chillido muy dulce y melodioso.

“Intentaré solucionar las cosas con mis hermanas a partir de mañana.” Lincoln siguió jugando con los conejos mientras el reloj seguía avanzando.

“Fue muy cruel de mi parte decirles que no tenían permitido volver a la casa, pero no sabía que excusar decir para explicar por qué tengo a tantas chicas viviendo en la casa. Puedo ser el hombre de el plan, pero ningún plan me asegura a no ser visto como un posible secuestrador.”

Luego de unos minutos, Beth se levantó de su letargo, un sonido molestó su siesta. Ella, quien se encontraba a un lado del sofá, se acercó a la puerta pasando por un agujero que tenía esta.

Allí los vio, dos camionetas, una blanca y una negra que sonaron el claxon a la vez. Lincoln escuchó el sonido desde la sala.

Ambas camionetas marcharon en direcciones contrarios, en eso Beth, observa la parte trasera de ambas camionetas, luego de dar un bostezo, terminó por dormirse en la entrada.

Lincoln llegó a los segundos recogiendo a Beth entre sus manos.

“Cuántas veces debo decirte que la entrada no es el mejor lugar para dormir.” mirando a Beth no pudo aguantar las ganas de querer jugar con sus patas. “No se para que me enojo con ustedes, al final termino olvidándolo.”

En Bounce Árcade, Loan limpiaba los restos de comida de las mesas. Un compañero de trabajo se le acercó entregándole un sobre.

“Toma, es la paga de la semana anterior.” le hizo entrega del sobre. Loan lo recibió con las dos manos viéndolo como si hubiera ganado un trofeo.

“¡Sí!” la felicidad de Loan saltó por el lugar.

Josh, su compañero encargado de vender los puntos para poder jugar la miraba casi hipnotizado.

Tomando algo de valentía trato de hablar con Loan.

“O-Oye, Loan, ¿qué te parece si salimos este sábado o domingo a comer, no lo sé, por algún lugar que te guste?” Loan no entendió que Josh intentaba crear una cita, en vez de ella se puso a pensar cuál era el día libre de Lincoln, no recordaba si era sábado o domingo ya que sus horarios constantemente van cambiando.

“Lo siento, Josh, pero no puedo esos días, son los días de descanso de Lincoln.” dijo ella muy tranquilamente sin saber el daño interno que le hacía a Josh.

Loan miró el reloj del árcade, ya era hora de cerrar las puertas del lugar.

“Vamos Josh, tenemos que cerrar el árcade, Lincoln vendrá por mí pronto.”

Loan pasó a un lado de Josh mientras este se mordía su puño con vergüenza por haber dicho eso.

“Maldito seas, Lincoln, quién quieras que seas.” la cara roja de Josh divirtió a algunos de sus otros compañeros de trabajo.

Lyra salió de la tienda de ropa con una expresión de molestia, el último cliente había sido una joven mujer rubia que no decidía que ponerse.

“Pensé que sería a los cinco minutos pero duró más de media hora eligiendo la ropa y luego una hora en los vestuarios.” Lyra miró al cielo con rabia. “Espero que no vuelvas por aquí.” alzó su puño al cielo.

La gente que pasaba la vio y Lyra se avergonzó de estar actuando así en público.

Llegó hasta el parque donde también había llegado Laika.

“¡Hey!” saludó Laika a Lyra.

“Hola Laika.” respondía Lyra sentándose en una banca. Laika dejó que su cuerpo cayera sin precaución.

“¿Cómo te fue en el trabajo?” inició Laika.

“Horrible, una cliente me hizo pasar una hora y media buscando ropa en cada extremo de la tienda.”

“Ya veo, tuvo que ser agotador.”

“Lo fue, y demasiado.”

“Siempre te he dicho que debes ejercitarte chica, estar en la casa solo cocinando hará de tu cuerpo una masa gelatinosa.” Lyra se sonrojó por el comentario de Laika.

“¿¡Yo no estoy gelatinosa!?” gritó en su defensa, pero Laika la tomó desprevenida pellizcando a un lado de su cintura.

“¿Y esto?” Lyra golpeó la mano de Laika.

“Es músculo de mi cintura.” Laika río eufórica al escuchar eso. “¡Es verdad! ¡No estoy gelatinosa!” volvió a gritar.

Laika se tapó la boca para evitar reír más fuerte, por desgracia su risa y el tono alto de voz de Lyra consiguieron ganar unas cuantas miradas de las personas que pasaban por ahí.

Lyra suspiró, prosiguió ella tratando de cambiar de tema.

“Cómo sea... ¿Cómo vas tú con los entrenamientos?”

“Muy bien, gracias por preguntar.” aseguró Laika quitándose el vendaje de las manos.

Lyra vio la mano roja y con rasguños en los dedos de Laika.

“¡Laika!”

“Lo sé, lo sé.” repitió Laika. “Debo tener más cuidado, pero si no me esfuerzo lo suficiente, no podré protegerlas a ustedes... y a él.” mencionó Laika lanzando unos golpes al aire.

Lyra la miró por unos segundos, desde que Laika terminó sus estudios en la escuela que Lincoln las había ingresado a todas ellas, Laika encontró su motivación en un gimnasio de boxeo. Iba una vez a la semana a boxear con las entrenadora, luego de un tiempo, aproximadamente dos meses, comenzó a ir más seguido mientras mantenía sus trabajo de medio tiempo en una tienda de manualidades.

Lyra más que nadie sabía cómo se sentía Laika, esa impotencia de poder hacer algo, de estar a la merced de los demás sin mostrar objeción alguna. Decir sí si te lo ordenan o vivir en la basura si así lo quieren. La sociedad está dañada, el tiempo no hará que las personas cambien para bien, la maldad del ser humano siempre a latido en sus corazones.

Sin embargo, aquella pequeña esperanza a la que se aferraban, logró dar luz a su nuevo camino en la vida. “Todas nosotras estamos muy felices de habernos conocidos a pesar de las circunstancias.” donde alguna vez hubo luz hay oscuridad pero donde hay oscuridad la luz reinará.

“Siempre has sido la más fuerte de entre todas nosotras, y solo usas tu fuerza para protegernos, gracias.” agradecida Lyra se levantó y abrazó a Laika.

“Ni lo menciones.” respondió el abrazó.

El sonido de una bocina muy conocida las separó del abrazo, era la camioneta de Lincoln con las chicas ya adentro.

Lyra como Laika sonrieron al ver la camioneta y se dirigieron hacia ella.

Ya dentro, Lyra visualizó el interior y sus acompañantes. Notó que faltaba uno.

“¿Dónde está Lupa, Lincoln?” preguntó Lyra.

“Sigue en la escuela.”

“Tuvo que hacer un examen de recuperación.” aclaró Gloom. “Al parecer sospecharon que de había copiado la tarea.”

“Suponiendo que casi nunca las hacía a tiempo, era obvio que la maestra sospechara.” explicó Lina.

Lina miró el retrovisor chocado con la mirada de Lincoln.

“¿Con qué nunca hace sus tareas a tiempo, eh?” susurró Lincoln, pero fue lo suficientemente audible para las chicas.

“Si Lupa se entera de esto, estarás en graves problemas.” susurró Liby en el oído de Lina.

“Espero que Lincoln la castigue lo suficiente como para que se le olvide.” contestó ella algo asustada.

En el salón de clases, con sillas vacías y el sonido del reloj ambientando el lugar, Lupa estaba concentrada en su examen.

“¿Por qué tengo ganas de estornudar?” sus nariz se movió un poco.

Lincoln dejó a las chicas en la casa. Subió para darse un baño no sin antes decir que fueran preparando la mesa y compraran algunos vegetales.

Lizy y Lulu se posaron en el medio de la sala jugando con Brandy y otros de los conejos.

“Laika, ¿Me acompañas a comprar los vegetales que nos faltan?” Gloom se acerca a Laika que estaba descansando en el sofá.

“Seguro.” Laika se dispuso a acompañar a Gloom. “Rinn, no dejes que Terry o Vikki cambien el canal.” pidió Laika.

“Oye, nosotras no haríamos eso.” Terry le sacó la lengua en juego.

Vikki sólo suspiró con una sonrisa tosca.

La mirada feroz de Laika las alertó. Gloom salió por la puerta acompañada de Laika.

“Ya no se puede jugar con ella.” habló Terry algo aburrida.

“Jeje, ella se a vuelto muy seria desde que empezó a boxear.” Vikki miró el televisor y como Rinn protegía el control. “De todas formas no me quiero arriesgar.”

“¡Lari!” Lincoln gritó desde el baño.

Las chicas se habían asustado pero al saber de quien se trataba decidieron ignorarlo.

“¿¡Cuántas veces debo decirte que dejes de intentar entrar al baño cuando YO lo estoy ocupando!?” regaño Lincoln.

Lari se hizo la tonta... otra vez, y salió corriendo hasta su habitación.

Lyra tenía una escoba con la cual estaba limpiando el piso de la cocina, pero al saber lo que Lari intenta hacer cada vez que Lincoln usa el baño, va dejando la marca de sus dedos en la madera de la escoba.

15 minutos después…

“¡Al fin!” celebró Lupa entregando su examen.

“Parece que todo está en orden señorita Lupa, ya puede retirarse.” la maestra tomó el examen de Lupa y se dirigió a la salida del salón.

“Se que no debería ser grosera pero...” cuando la maestra le dio la espalda a Lupa esta sacó el dedo medio de su mano.

“Maldita maestra, siempre tiene un ojo de más encima mío.” Lupa tomó su mochila y vio la hora en su celular antes de guardar dicho dispositivo en su mochila.

“5:41... Estoy retrasada.” se suponía que Lincoln estaría esperándola en la salida a las cinco y veinte.

La escuela estaba desolada si no fuera por los autos de los maestros que aún seguían en la escuela. Una camioneta blanca resaltaba entre los demás vehículos.

Lupa alcanzó a ver a Lincoln en la distancia. Debajo de un árbol estaba esperando Lincoln, normalmente ese árbol era donde se reunían las chicas para esperar a Lincoln pero esta vez fue al revés.

Laika y Gloom volvían de haber hecho las compras.

“Tenemos todo lo que nos pidió Lincoln, así que no nos falta nada.” Gloom dijo. “Estás segura de que no quieres que te ayude a llevar las compras.”

“No te preocupes, sólo son dos bolsas, no es nada que no pueda cargar.” Laika sonrió confiada. Pero la verdad era que sus manos estaban ardiendo de dolor.

“Me excedí en el entrenamiento de hoy.” pensó Laika para sí misma.

El sonido de un vehículo captó la atención de los oídos de Laika.

Lentamente, detrás de ellas, una camioneta negra que se confundía en el entorno oscuro del día iba a pasando cerca de ellas a muy baja velocidad.

Laika sintió un mal presentimiento.

Lupa se subió en el asiento de acompañante del conductor, a un lado de Lincoln.

“Abróchate el cinturón de seguridad.” le pidió Lincoln a Lupa, ella obedece.

“Listo.” fue lo único que dijo.

Lupa todavía seguía nerviosa, no sabía cómo decirle gracias por haber hecho su tarea, realmente la salvó de unas posibles vacaciones en la escuela. Pero la palabra gracias se le hacía cada vez más complicada de decir para Lupa.

Lincoln la observó por unos momentos, la notó distante y poco habladora el día de hoy. Cada día de escuela Lupa tenía algo que decir sobre la escuela o los maestros, le recordaba un poco a las quejas de su hermana Lynn o las obligaciones que Lucy no quería hacer.

Lincoln levantó su mano llevándola hasta la cabeza de Lupa. La chica de cabellera blanca de lo quedó mirando un buen rato.

“No tienes que pensar tanto las cosas, ¿sabes? Sea lo que sea qué te está molestando, estoy seguro que lo solucionaras sola o con ayuda de todos nosotros.” Lincoln le regaló una sonrisa.

Como si todas las preocupaciones de Lupa se esfumaran al aire, sentía un ligero alivio en sus hombros.

“Gracias.” susurró Lupa.

Laika caminó detrás de Gloom inclinando su cuerpo un poco hasta estar a la altura de ella. Le susurró algo al oído pero Gloom simplemente no entendió por qué debía hacerlo.

“Gloom, cuando de diga, vas a correr hasta la casa.”

“¿Qué?” cuestionó Gloom con una sonrisa pensando que era una clase de entrenamiento que quería hacer su amiga con ella.

“Sólo hazlo.” Gloom notó la seriedad y la preocupación en el rostro de Laika. “Ese auto lleva un rato siguiéndonos. Tengo un mal presentimiento.” Laika estaba tapando un poco la vista de Gloom sobre el auto pero aún así decidió creer en ella.

Al doblar en la esquina, se encontraban a pocos metros de distancia de su casa. Laika le avisó de inmediato a Gloom para que comenzará a correr. Si Laika en verdad estaba equivocada, y no sabes como quería que lo estuviera, solo sería un mal entendido y el auto seguiría su dirección, pero ese no fue el caso.

En el momento que doblaron la esquina, la camioneta negro aceleró pasando a por un costado de Laika y Gloom y bloqueando su camino hasta la entrada de la casa.

Lulu sintió algo extraño y se acercó a la ventana, viendo confundida como dos de sus amigas eran forzadas a entrar en unas camionetas.

Laika por su parte había golpeado en el rostro a los dos primeros sujetos que se bajaron de la camioneta, un tercero se bajó al ver a sus camaradas tendidos en el suelo. El tipo era el doble de tamaño que Laika. Intentó golpearlo pero sus manos estaban en su límite, ya no podía seguir golpeando por más tiempo si no descansaba adecuadamente.

El tercer sujetó tomó a Laika por la espalda haciendo una llave con uno de sus brazos. Laika de quejó de dolor.

“¡Laika!” llamó Gloom que ya había sido abordada en la camioneta.

“¿Qué hacemos con ella?” preguntó el tercer sujeto mientras los primeros dos se levantaban y miraban al resto.

“Traerá, la señorita sabrá que valor darle.” comento uno de ellos.

“¿Cómo van los otros?” habló el conductor.

“Todo salió muy bien, el objetivo está asegurado tal como nos lo ordenó el señor Lebom.” aseguró el tipo.

Lejos de la escuela, por las calles de poca luz, la camioneta de Lincoln estaba con un gran golpe en la parte delantera del vehículo al igual que la puerta del conductor como si hubiera recibido un gran choque de ese lado.

5 minutos antes…

El cuerpo de Lincoln de mantenía en el asiento gracias al cinturón de seguridad y a los bolsas de aire. Un rastro de sangre brotó desde un costado de su cabeza y bajaba por detrás de su oreja cayendo a gotas. Su cuerpo inconsciente a un respiraba con normalidad.

Por otra parte, Lupa ya no se encontraba en el asiento de al lado del conductor.

¿Dónde se habrá ido Lupa? ¿Qué quieren estos extraños tipos llevándose a la fuerza a Gloom y a Laika? Nadie lo sabía por el momento, pero algo era seguro, esto sólo era el inicio de muchos problemas.

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