Capítulo 4.

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Chingadamadre, me dio tremendo insomnio y me puse a escribir este capítulo xd.

No sé por qué me da mas hueva escribir cuando tengo mas días libres, es el misterio de la semana.

En fin, espero les guste. Aquí se calentaron un poco las cosas.


Sin ser fuego me hacía arder, y juro que esa sensación divina no la sentí nunca antes.

- Riveria Ljos Alf.

X X X

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.

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Esa misma noche, en la cabaña rentada por Riveria.

El rey Larfal regresó poco después a la posada junto a sus guardias para comenzar los preparativos de la ceremonia de bodas, la cual sería en la mañana del día siguiente.

Según logró comprender Bell, había una cantidad considerable de invitados, así como un sacerdote Elfo traído del bosque Alf. También se dejó muy en claro que era algo que iba a pasar sí o sí.

-- ¿Estás bien? Te ves pálido...

-- Ah, eh... sí, estoy bien.

Riveria entendió que Bell no estaba siendo sincero, y eso la hizo sentir ligeramente culpable. Por supuesto, no dudaba del amor que Bell sentía por ella, pero era clara la renuencia tallada en su cara ante la idea de una boda.

Por su parte, ella estaba tan emocionada que apenas y podía contener un grito de felicidad, y si bien Bell también deseaba casarse con Riveria, todavía seguía preocupado por la variante llamada Axela.

Riveria sabía que Axela tenía un lugar especial en el corazón de Bell, incluso si le desagradaba la idea de aceptarlo. Por eso mismo sintió que si ella era la segunda favorita, entonces podría soportarlo.

Sin embargo, aquí estaban, acostados en la cama de la habitación hermosamente decorada para parejas enamoradas y sin siquiera tomarse de las manos.

-- Lo siento —murmuró Riveria, dejando caer su mejilla contra la suavidad de la almohada —Si esto es demasiado, pediré que se posponga a una fecha próxima. No tiene que ser de inmediato, lo importante es que estamos juntos.

-- .....

Las palabras de Riveria se clavaron como estacas de hierro oxidado en el corazón dudoso de Bell, haciendo que formara una mueca de frustración.

Él entendía a la perfección la ilusión que le hacía la boda a Riveria, y a pesar de eso, aquí estaba, siendo tan lamentable.

Pero era cierto que sus pensamientos estaban discutiendo seriamente si estaba bien casarse a espaldas de Axela. Mas allá de posiblemente ser castrado, también necesitaba pensar en los sentimientos de la demás.

De nada servía tener un harem si no era capaz de brindarle la misma felicidad a todas, al menos así lo pensaba Bell.

-- Ven, acércate.

La suave y melodiosa voz de Riveria llegó a sus oídos como el susurro de una brisa nocturna, acogiéndolo en un abrazo cálido.

Fue imposible resistirse, por lo que su cuerpo fue jalado por Riveria si ninguna dificultad, terminando con la cara hundida en un hermoso par de pechos.

-- Si soy sincera, realmente quiero que nos casemos.

-- .....

-- Yo... quiero que nos unamos en cuerpo y alma, pero para eso, necesitamos consagrar nuestro amor en matrimonio por medio de una ceremonia. Son costumbres de mi raza, lo sé, pero es algo importante para mí.

Suave y delicadamente, Riveria usó una de sus manos para acariciar el cabello de Bell, mientras que la otra recorría la espalda ancha y musculosa con movimientos tentadores.

-- Sé que la señorita Axela tiene el primer puesto, por eso mismo estoy resuelta a tomar el segundo para mí. Quiero ser tu segunda favorita, Bell. Por mas que digas amar a todas por igual, tienes que entender que siempre estaremos compitiendo por quién tiene mas de tu amor y atención.

-- Yo... no quiero verlas competir. Realmente las quiero a todas...

-- Te creo, pero el corazón de una mujer es mas complicado que eso. Somos caprichosas y competitivas, y siempre tomaremos la mínima oportunidad para estar cada vez más cerca de ti. Por supuesto, la competencia será sana, al menos de mi parte.

-- .... Sí, la que me preocupa es Axela. Yo corro peligro de ser castrado, y bueno, en serio puedes llegar a morir, ja, ja....

Riveria rió por lo bajo ante el comentario de Bell, que si bien sonaba exagerado, en realidad tenía mucha parte de verdad.

Más que nada, Axela era temida por lo despiadada y fría que podía llegar a ser con las personas que la disgustaban, que eran literalmente todos menos Bell y un par mas.

Pero para Riveria era diferente. Si bien Axela representaba un peligro cuando se le subestimaba, era distinto si se tomaban las medidas necesarias para responder a cualquier situación.

Debido a eso, sonrió con picardía al momento que susurraba melosamente al oído de Bell.

-- Vaya, ¿a caso no crees que el riesgo vale la pena?.

-- ¿Eh?.

-- Bueno, al fin y al cabo, estarás dentro de mí. ¿No vale la pena? Tomar la virginidad de una princesa no es algo que cualquiera pueda lograr, ¿sabes?.

-- R-Riveria, estás siendo un poco atrevida, ¿no crees?.

-- ¿Hmm, es así? Solo digo los hechos. Yo también quiero sentirte dentro de mí, me encanta tocarte y que me toques, pero soy ambiciosa y quiero más.

En un instante, la cara de Bell ardió de un rojo brillante, sintiendo la humedad de los labios de Riveria mordiéndole el lóbulo de la oreja.

Su lengua emergió poco a poco, bajando hasta llegar al cuello y chuparlo hasta dejar una marca notable.

-- Te mostraré algo divertido, ¿si? Tal vez te ayude a decidirte~

-- .....

Bell tragó saliva, viendo a Riveria alejarse de él y tomando asiento sobre el colchón. Su hermoso cuerpo estaba cubierto por una camisola, misma que se quitó en cuestión de segundos.

Debajo de la camisola, estaba un hermoso conjunto de ropa interior color negro profundo con tirantes.

-- ¡¿Q-Qué haces?!

Estalló Bell, desviando la mirada.

Por supuesto, no era la primera vez que veía a Riveria en ropa interior, pero el tipo que vestía ahora era demasiado estimulante para la vista. Mas aún cuando la modelaba un cuerpo escultural como el de ella.

-- Solo una demostración de lo que tendrás si nos casamos mañana, cariño.

Riveria mostró una sonrisa coqueta, haciéndola ver increíblemente erótica. Su aura de madurez solo hizo que su encanto aumentara cientos de miles de veces, incitando a que la parte inferior de Bell se levantara.

"Fufu, qué lindo" —pensó Riveria al mirar la erección de su novio.

Poco a poco, Riveria hizo que Bell se sentara en la orilla frontal del colchón mientras ella recargaba su espalda sobre las almohadas y la cabecera de la cama, abriendo sus piernas de forma magistralmente atrevida.

La quijada de Bell cayó tanto como pudo, abobado por la vista de ensueño que se les estaba mostrando.

Sus ojos, que parecían remolinos a este punto, miraron fijamente el paraíso escondido entre el par de piernas esbeltas y carnudas de piel blanca.

Por un momento creyó escuchar un llamado de ese lugar, incitándolo a acercarse.

-- ¿Te gusta?.

-- .....

Riveria estaba lo suficientemente avergonzada como para morir, pero dio todo de sí para mantenerse serena y cuerda. Además, el sonrojo en sus mejillas y orejas solo incrementaban su belleza, algo que ya se consideraba imposible de hacer.

-- Entonces esto te gustará más....

Al momento de decirlo, Rivera tomó el borde de la lencería que cubría su entrepierna con los dedos, haciéndola a un lado para darle una vista completa a su novio, que ahora derramaba sangre hasta por los ojos.

-- R-Riveria.... —murmuró, babeando y sin saber qué decir o hacer pero sin dejar de mirar la entrepierna de Riveria — E-Esto..., eso es...

-- Sí, esto es tuyo, cariño....

La parte prohibida y considerada territorio divino por todos los hombres goteó un líquido incoloro y espeso sobre el colchón, esparciendo una fragancia seductora y lasciva que encantó a Bell.

-- Imagina meter tu cosa aquí, seguro se sentirá bien, ¿no? Imagina meterlo y sacarlo una y otra vez, sin descanso. Imagina... haah, imagina llenarme con tu semilla...

-- R-Riveria....

-- P-Podrás hacer eso y mas si nos casamos...

La cara de ambos era un desastre total, y Riveria ya presentaba los síntomas de la excitación.

Su respiración era pesada, y la mirada en sus ojos comenzaba a tornarse borrosa y nublada. Sus pensamientos le dijeron que si seguía, todo terminaría avanzando a cosas mas explícitas.

-- ¿No quieres... hacerlo, cariño?.

-- S-Sí, quiero hacerlo...

-- Eh, fufu, comienzas a ser sincero~

Antes de darse cuenta, Riveria estaba usando dos de sus dedos para acariciar su entrepierna por encima de los pliegues superiores, que presumían de un hermoso color rosado.

Estaba tan mojada ahí que comenzó a reverberar por la habitación un lascivo sonido húmedo, y Bell, tan excitado como estaba, también comenzó a auto complacerse mientras miraba el espectáculo que le estaba dando Riveria.

Cuando la misma Riveria fue consciente de eso, sus ojos no pudieron despegar la mirada del largo y grueso miembro de Bell, que desprendía un olor extrañamente exquisito para ella.

Verlo y ser vista aumentó su excitación, y poco a poco aumentó el movimiento de sus dedos ahí abajo, derramando mas de sus jugos.

"Ah, esto es malo. Si seguimos así....".

Pensaron los dos al mismo tiempo, viéndose fijamente.

El cuerpo sudoroso de Riveria se miraba tan candente a ojos de Bell, decorado por esas brillantes perlas de sudor corriendo sobre su piel blanca. El abdomen plano y sus extremidades delgadas le daban un toque seductor imposible de ignorar.

La forma en que abría las piernas para él, así como el movimiento de los dedos estimulando su entrepierna; todos y cada uno de sus movimientos lo hechizaron.

Tampoco pudo ignorar la respiración pesada y acalorada de Riveria, que miraba fijamente hacia su miembro con la vista perdida y nublada. Pensó que era un tipo de belleza en Riveria que solo él tenía el lujo de ver.

-- Eres hermosa....

Murmuró, haciendo que Riveria se ruborizara mas de lo que ya estaba.

-- N-No digas algo así en este momento, es vergonzoso...

Desvió la mirada por un segundo, pero al instante volvió a mirar el miembro de su novio, sin la intención de perderse nada.

De vez en cuando echaba miradas discretas al abdomen marcado de Bell, así como su cuerpo musculoso repleto del sudor causado por la excitación.

Le encantaba verlo respirar con dificultad mientras se la comía con la mirada, que era mas una nube tormentosa que cualquier otra cosa. Se veía tan lindo y sexy a sus ojos, tanto como para calentarla mas.

-- E-Estoy por acabar, Bell...

-- Yo... también....

Ambos se miraron, preguntándose con cierta dura en sus ojos. ¿Estará bien? Sus respiraciones se aceleraron, sintiendo que sus pechos podrían explotar en cualquier momento.

-- ¡Al diablo, necesito sentirte!

-- ¡Yo igual!

Ninguno fue capaz de mantener a raya sus deseos, acercándose rápidamente.

Riveria tumbó a Bell de espaldas sobre el colchón, subiendo encima de él y sentándose literalmente en su cara.

-- ¡U-Usa tu lengua...!

Sus jugos humedecieron el rostro de Bell, pero no sintió ningún tipo de incomodidad. Al contrario, su erección incrementó mientras hacía caso al mandato de su chica y metía la lengua en un paraíso sin explorar.

-- ¡Hg...!¡M-Me vengo...! ¡B-Bell, me vengo....!

-- ¡Hmmm....!

Al instante en que su lengua ingresó al espacio húmedo, cálido y apretado de Riveria, ella tuvo un orgasmo instantáneo, arqueando su espalda de forma antinatural antes de volver a caer para tomar la carga de Bell en su boca.

Estaba perdida en el placer, pero tenía la cordura suficiente para entender que no solo ella debía disfrutar el clímax.

Por eso mismo, se aseguró de tomar cada gota de la semilla de Bell en su boca, succionando hasta no dejar nada.

Así mismo, sus fluidos fluyeron como una cascada directamente en la cara de Bell, que poco pudo hacer para evitarlos.

-- Haah, haah...

-- Ahh, ahh...

Segundos después, sus cuerpos perdieron fuerzas y cayeron rendidos en la posición que estaban.

Solo poco después, cuando el temblor en las piernas de Riveria se esfumó, ambos se acomodaron el uno al lado del otro, abrazados bajo las sabanas en completo silencio.

Sus corazón latieron como locos por varios minutos donde ninguno hizo el intento de hablar, ya que se estaban muriendo de la pena y vergüenza.

Fue una experiencia increíble, por supuesto, pero era la primera vez que los dos llegaban a tal extremo. Siempre fue "tocar y acariciar", por lo que el salto fue difícil de procesar en su momento.

Entonces, cuando el sonido del oleaje llegando desde afuera sonó como fondo, Riveria aclaró su garganta antes de hablar.

-- Entonces... —murmuró con un notable sonrojo, mirando tímidamente a Bell —¿La boda se cancela?.

Este la miró en silencio, igual con sus mejillas brillando intensamente. No pareció pensarlo, y a diferencia de antes, la duda ya no se alojaba en su mirada.

-- No —respondió firmemente —Nos casaremos, y te haré mía en cuanto la ceremonia termine.

-- O-Oh, Dios...

-- .... ¿No te interesa?.

-- ¡N-No, sí, me interesa! Y-Yo...! Yo... quiero sentirte dentro de mí, y... quiero sentarme en tu cara otra vez

-- Vaya, puedes ser tierna y erótica al mismo tiempo.

-- ¡T-Tonto, no te burles de tu prometida!

-- Ja, ja, lo siento, lo siento. Ah, por cierto...

-- ¿Eh, si?.

-- Tu..., bueno, ya sabes...

-- ¿Ya sé qué?.

-- .... Tu sabor es delicioso.

-- .....

Riveria tardó en comprenderlo, pero cuando lo hizo, su cara literalmente explotó de un rojo brillante, expulsando humo desde la punta de sus orejas.

-- ¡¿E-Ehhhh...?! ¡E-Eres un pervertido!

-- ¡¿Qué?!

-- ¡Degenerado, pervertido!

El arrebato duró un par de minutos, pero tras calmarla, Bell le robó un beso apasionado antes de dormir plácidamente abrazados, frotando sus cuerpos desnudos y compartiendo un agradable calor corporal.


To be continued... xd (2200 palabras).


Dos capítulos mas y le damos fin a esta ruta, siiuuuu. 

Bueno, ya solo falta la boda, la luna de miel y el epílogo. Veré qué pongo ahí para que sea interesante, chance y una aparición de Axela xd

En fin, iré a tratar de dormir ahora, nos vemos pronto chicos. 

Ciao.

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