Capitulo 29

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Publicado: 04/ 03/ 2018

Editado: 17/ 09/ 2020

Esa noche los tres se quedaron juntos pensando sobre todas las cosas, y al día siguiente volvieron sin problemas al mundo humano. Bill y Tom decidieron perderlo todo con el apoyo del otro mientras que Will había decidido ir por su cuenta en tal viaje. Esa mañana el primero en llegar al mundo humano fue Will; Janna apenas despertaba esa mañana cuando pudo ver a Will sentado frente a su cama, pero la sonrisa de esa chica no tardó en aparecer haciendo sonrojar al peliazul que por igual sonreía por lo bajo; de un momento a otro aquella chica salió de la cama y llegó directamente a aquel chico estrechandolo entre sus brazos, el peliazul se sorprendió un poco, pero enseguida se aferró a aquella chica descansado su rostro en el hombro de ella mientras sentía plácidamente aquella calidez, la felicidad que aquella chica desprendía.

— ¿Dónde estabas? —se aleja sonriente.

—Fui a hacer unos papeleos, ya sabes... El trabajo.

—Oye —bromea entre su risa — ¿Dónde está mi temeroso Will? Estás muy relajado.

— ¡E... Eso!

La sonrisa de Janna se extendió por completo al verlo sonrojarse y desviar la mirada con total vergüenza, ella sonrío complacida y dirigió su mano a la mejilla del peliazul sorprendiendolo un poco, ella se acercó lo mas posible hasta mirar de cerca sus ojos.

—Allí está, te ves... Aún mejor —toca levemente sus cabellos —con tu cabello levantado.

Will trago saliva pensando que un beso se avecinaba, pero de pronto esa chica solo comenzó a reír animada entre su alejarse hacia su guardarropa, por primera vez aquel peliazul frunció el ceño con molestia y sin emitir más palabras avanzó con firmeza hasta detener a la chica por el brazo y luego tomarla por la cintura, Janna quedó en blanco ante tal acción, y sin poder decir más nada se vio aprisionada por aquellos suaves labios; aunque le sorprendiera ella sabía que ese chico jamás se atrevería a herirla así que terminó relajándose rápidamente, aferrándose a la ropa de aquel chico sentía la mano de aquel peliazul sobre su mejilla, con suavidad ella continuaba ese beso y una vez se alejaron de tal unión ambos se perdieron del mundo concentrandose solo en los ojos del contrario, perdiéndose en ellos.

—A mitad de este año.

El chico trago saliva y ella solo lo miró atenta en espera de sus palabras, la luz comenzaba a filtrarse por la ventana.

—Nos olvidaremos del otro.

—... ¿Que?

—Volvere Janna, así que no me olvides, estaré contigo hasta que llegue el momento de desaparecer de tu mente, ¿Podrías recordarme?

Exhalaba un suspiro pegado su frente a la de ella mientras sujetaba sus mejillas entre caricias suaves con sus dedos; Janna por otra parte no podía entender por completo el cambio de actitud de aquel chico, el hecho de “Olvidarlo" pero no hacerlo al mismo tiempo, Janna se separó y subió la mirada a los ojos azules de aquel chico.

— ¿Puedes... Explicarme mejor?

—Me gustas Janna Ordonia, y solo puedo estar contigo pasando la dificultad de olvidarte... Cuando estemos a mitad del año escolar, a mitad de la noche serán borrados mis recuerdos y los tuyos... —traga grueso —si luego de eso volvemos a encontrarnos podremos estar juntos de la forma que queramos... ¿Quieres arriesgarte a eso?

La mente de Janna tenía muchas cuestiones, sus ojos buscaban respuestas en todas direcciones, en las manos de aquel demonio que la sostenían y en el beso que se dieron tiempo antes... En todo, pero no había más pistas que las palabras de ese demonio... De ese chico.

— ¿Prometes que me encontrarás?

—Prometo que te buscaré sin parar.

El chico de pronto hizo aparecer un collar con una pequeña gema morada que le colocó a aquella chica, Janna sonrío al ver la gema sobre su pecho y avanzó hasta abrazar a aquel chico para susurrar en su oído. (Cómo pinche telenovela mexicana)

—Entonces, encontremonos.

En la casa de los Diaz un demonio entraba con sumo silencio a la mirada cuidando que la puerta no hiciera tanto ruido al cerrarse, eran la siete de la mañana y el hijo de la casa bajaba medio adormilado las escaleras tallando sus ojos con algo de cansancio; al girarse para subir a su habitación Tom se percató de aquel castaño que bostezaba con pereza y solo pudo sonreír animado de ver su rostro, al abrir los ojos Marco se detuvo y sonrió de gran manera al ver a aquel chico ahí; animado bajo los últimos escalones y brinco hacia los brazos de aquel pelirosa que lo recibieron con gusto en un fuerte abrazo.

—Tonto, te estuve esperando anoche.

—Se presentó algo en el inframundo —sonriendo con burla jala la mejilla de su pareja — ¿Me extrañaste mi pequeño chico karate?

Entre su burla de acerco a los labios de aquel chico propinandole un suave beso, al alejarse Marco tomo la mano de Tom llevándolo hacia la cocina. En en el segundo piso una chica veía la escena con algo de dolor, sus ojos estaban cristalinos y una sonrisa dolida se mostraba en sus labios. Ellos reían una vez dentro de la cocina.

— ¿Me quieres ayudar con el desayuno o primero vas a tomar un baño? —cuestiona entre el buscar en la repisa.

— ¿Quieres tomar el baño conmigo? —juega bromista.

Riendo se gira a él — ¿Que dices? Eso es sumamente peligroso en esta casa.

—Bien —se endereza avanzando un paso hacia aquel chico —entonces dame un beso y subiré a bañarme.

El pequeño Díaz sonrío con entusiasmo y tomo las mejillas de aquel demonio para atraerlo a un beso suve y corto, pero Tom no pensaba detenerse ahí; Tom profundizó aquel beso posando las manos sobre las caderas del castaño para mantener sus cuerpos juntos, Marco no se rehusó y se abrazo al cuello de aquel chico, mientras aquel beso aumentaba su intensidad Tom deslizaba las manos bajo la pijama de aquel moreno en dirección a su trasero, Marco suspiró contra sus labios y aquel chico sonrío entusiasmado elevándolo sobre su cadera, entre el seguimiento de besos ambos llegaron a la barra donde Tom lo dejo descansar de tal manoseo para iniciar con uno un poco distinto. Los besos al cuello del moreno llegaban con profundidad y leves mordidas haciéndolo erizar y sujetarse con fuerza a la ropa de su pareja, sus mejillas estaban rojas y su cuerpo se sentía completamente caliente.

— ¡Aahh! —suspiraba mordiendo su labio —Tom... Vas a hacer que tenga una... ¡Erec...!

Sus palabras se volvieron en un pequeño gemido al sentir una profunda mordida en su hombro por parte de aquel pelirosa que se apartaba limpiado con orgullo la saliva de sus labios mirando el desastre de chico que había dejado frente a él; un jadeante Marco centro sus ideas con rapidez y sujeto a aquel chico por la sudadera acercándolo a un nuevo beso, Tom no se resistió descansando sus manos sobre la barra y dejando guiar el beso aquel moreno, después de todo su erección disfrutaba frotarse contra aquel chico y Marco estaba contento de verlo tan animado.

—Basta Marco —baja la mirada jadeante de deseo sobre el hombro del castaño —tus padres podrían bajar —aclara encontrando su mirada.

—Es muy tarde ¿No? —sonreia complacido —besandome de tal forma y terminando duro —tocaba con suavidad aquel bulto en el pantalón contrario — ¿No quieres... Seguir?

¿Que si Tom lo quería? Vaya que estaba deseoso de tomarlo en ese preciso momento, de arrancarle la ropa de encima y ponerlo contra esa barra para penetrar lo una y otra vez con profundidad hasta hacerlo gemir de una forma tan indecorosa que lo hiciera cubrir su rostro con vergüenza, luego lo llevaría hasta una silla donde él tomaría asiento y dejaría a Marco satisfacerse por su cuenta mientras él solo disfrutaba de la vista, de ese chico deseoso de él, de sus pieles fundiendose en el calor del momento, lo abrazaría con fuerza entre el sudor de sus cuerpo y lo penetraria con tal fuerza... Pero ese no era el momento, podían hacerlo después en un mejor momento y lugar. Enfriando su mente sacudió un poco su cabeza y solo sujeto la nuca de aquel chico para darle un último profundo beso, sin más suspiró y despeinó a aquel castaño.

—Ire a tomar un baño frío, bajo en un rato ¿Bien?

—Bien —suspira desanimado —no tardez mucho.

Su desanimo era claro, pero él bien sabía que hacerlo en ese momento y lugar era peligroso, y no solo por sus padres, si no que por aquella chica rubia que aún no sabía sobre la relación que su ex pareja, y amigo, tenian. Bill entro por fin a su casa y enseguida pudo notar a la joven castaña en la sala de estar mirando la televisión, ella comía un helado sin prestarle atención.

— ¿Que haces?

—Una fiesta —eleva su brazo meneandolo sin animos y solo lo baja —Dipper está arriba, deja de molestarme.

El chico no presto mucha atención y solo asintió para subir al segundo piso; al abrir la puerta de aquella habitación pudo ver al castaño dormido abrazado a una almohada, soltando un suspiro de encamino hasta él y tomo asiento en el borde de la cama mientras acariciaba delicadamente, con las yemas de sus dedos, los labios de aquel castaño.

—Bill.

Musitaba el castaño soltando aquella almoha de entre sus brazos para aferrarse al brazo de aquel chico a su lado, pero el rubio se safo con prisa y se arrodilló en el suelo inconforme con tener que alejarse, sin más acarició la mejilla del castaño.

—PineTree... —musito perdido.

Sin poder contenerse viajo a los labios de aquel chico besandolo con delicadeza, Dipper no tardó en despertar al sentir tal invasión sobre sus labios, pero... No sé aparto. Sin abrir los ojos aquel demonio se percató de su despertar y solo siguió besando esos labios, pero entonces Dipper poso las manos sobre los hombros del rubio apartandolo un poco.

—Yo... Lo siento Dipper... —desvia la mirada.

— ¿Que haces?

—Venia, venía a preguntarte —se alejaba levantándose.

El rubio sujeto su nuca entre el exhalar de un suspiro mientras aquel castaño se incorporaba en su cama.

— ¿Quieres que terminemos éste contrato?... Sería como si nunca lo hubiéramos hecho... No te pediré nada y solo me iré.

— ¿Pero que dices?

—Quitaré la marca en tu cuello y... No nos volveremos a ver, ¿Te parece bien eso? Además terminar el contrato no te quitará nada.

Dipper parecía dudoso sobre esas palabras, pero el recuerdo de Tom hablando sobre el término de un contrato vino a su mente. Se levantó enseguida yendo hasta el rubio que cerraba los ojos en espera de un golpe por el beso dado anteriormente, pero al abrir los ojos solo miró el rostro de Dipper fruncido frente a él, aquel chico lo sostenia por la ropa con enfado.

— ¡Ni sé te ocurra demonio idiota!

—... Eres peor que una mujer, ¿Te lo han dicho?

— ¿¡Y qué!?

La sonrisa en la cara del rubio no se hizo esperar, sujetando a aquel chico por la cintura apreso la muñeca del castaño besando sin restricciones sus labios.

—Que me encanta.

Aunque su ceño permanecía fruncido el castaño no se negaba a hacia algo para llamarle la atención. Bill apenas se alejaba cuando una patada fue dada en su pantorrilla, el demonio se encogió del dolor maldiciendo y tocando el lugar afectado mientras veía a aquel chico que trataba de mantenerse serio aun cuando su sonrisa lo delataba. Aquel demonio lo tomo por la camisa acercándolo de nuevo cerca de su rostro.

—No te atrevas a irte.

—No lo haría —sonrie con calma.

—Bien, cambia tu ropa porque tenemos que ir a la escuela.

—Si... —se aleja a su parte de la habitación —por cierto, ¿Que está haciendo Mabel allá abajo?

—No tengo idea, no siempre tengo idea de lo que hace.

Bill se encogió de hombros y quitó su camisa, Dipper regreso la mirada mirando las marcas en la espalda de aquel chico, los tatuajes...

—Por cierto —menciona sin mirarlo, sacando sus ropas —aun cuando no rompamos el contrato debo marcharme a mitad de éste año escolar, claro que volveré, pero quizá tome un tiempo... O quién sabe, puede que no me demoré mucho.

Decía con una leve risa volviendo la mirada, el castaño trago grueso, y desvío con prisa la mirada avergonzado por casi ser visto observando le; Bill por su parte lo miraba atento preguntándose si no le diría nada o haría algo con esa nueva información, pero la verdad era que con la vergüenza aquel chico apenas y había escuchado palabra de aquel demonio.

—Amm... ¿No dirás nada?

— ¿De qué? —contesta nervioso.

—De que... Me iré a mitad de este año escolar.

— ¿No te dije que no se te ocurriera irte?

—Si, pero... Cómo ya te dije solo será un tiempo.

—Te dije que no.

El demonio sonrío victorioso al ver que aquel chico se negaba con fervor a su partida. Bill se quitó el pantalón llamando nuevamente la mirada de aquel castaño, y es que el cuerpo de ese demonio no era ningún juego, además de ser altamente tenebrosos los demonios de su tipo, como él o su hermano mayor, tenían un atrayente en toda su persona, algo que los hacia ver altamente atractivos para atraer la confianza de los humanos, una fruta prohibida para los humanos, eso eran, así obtenían tan fácilmente las almas de sus humanos. Con Tom y Will era una cosa totalmente distinta, sus rostros y cuerpos no estaban mal, pero no eran tan llamativos a la vista de los humanos como los hermanos del peliazul. Una cualidad más de aquel par de hermanos era la de controlar la mente de los humanos, y Dipper estaba siendo totalmente controlado, pero por sus propios instintos carnales... No lo podía negar, ese demonio le parecía en verdad atractivo.

—Bueno, ya estoy —le dedica una sonrisa entre el ir a la puerta —voy bajando.

—ah, si... Si, cómo sea...

Pero aún ante tal interés no podia evitar sentir odio hacia aquellos sentimientos, simplemente no podía creerlo, ¿Enamorarse de un demonio? ¿Que ocurría con su cabeza?. Después de maldecirse un rato por si mismo, bajo las escaleras notando rapidamente a su gemela que veía la televisión en el sofá con un bol de helado terminado; ellos de pronto se puso de pie y despeinados al rubio subió rápidamente.

— ¡No sé vayan sin mi!

— ¡Bien! —respondia tranquilo.

— ¿No crees que está un poco rara? —cuestiona nuevamente.

—Rara siempre ha Sido —avanza a la cocina — ¿Quieres un pan tostado?

— ¿Hecho por tí? Me encantaría.

La sonrisa de Dipper ser hizo presente al mirar de reojo como aquel chico miraba con entusiasmo la televisión en la espera del desayuno prometido. Dipper podía negarlo tanto como quisiera, pero Bill sabía que en el fondo aquel chico gustaba de él.

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