III

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

–¿Con quién me llevas?– curioseo el peli-celeste, mientras caminaba siendo guiado por el mayor.

–Con tu nuevo tutor, él te enseñará como controlar tus poderes.

–¿A qué se referían con “telequinético”?

–Él posee la habilidad de mover objetos con la mente, a lo cuál se le llama telequinesis.

–Oh, ya entiendo– asintió. Pero, al mirar hacia el frente, notó en donde se encontraban. Era una especie de río, realmente turbulento, con algunas rocas sobresaliendo del agua. Se veía que cruzar por allí sería imposible– Town, no creo que podamos cruzar.

–No cruzaremos, esperaremos a que se aparezcan.

–Eh, ¿quiénes?– en cuanto preguntó, se escuchó un estruendo metálico. Unos grandes trozos de metal iban dirigidos hacia ellos.

–¡Cuidado!– se escuchó una tercera voz. Ambos chicos se agacharon de inmediato, esperando el impacto, pero nunca llegó.

–¿Eh?– el de piel morena levantó la mirada, notando que un chico se encontraba frente a ellos, y había debido aquel metal, pero... Estos se encontraban en el aire, mientras él tenía los brazos estirados hacia los pedazos.

–Uy, no me fijé que estaban ahí– otro chico se apareció, ayudando a Town y Bon a levantarse. El peli-celeste logró ver bien la apariencia de los recién llegados. Quién les ayudó a levantarse, era un chico de piel morena, cabello gris, ojos curiosamente semejantes a los de un águila y una cicatriz en forma de ‘X’ en su rostro. Y el otro, era un chico de piel clara, ojos rojos y un cabello morado algo largo, atado en una coleta alta, con unos mechones cayendo a los costados de su rostro. Bon sintió un leve ardor en sus mejillas al ver a este último.

–¡Eak! ¡te he dicho que tengas cuidado a la hora de entrenar con metales tan grandes!

–Tranquilo~, nadie salió herido ¿no?

–Por poco y los aplastas, Eak. De no ser porque logré detenerlos se hubieran convertido en tortillas– regañó también el peli-morado, dejando en el suelo aquellos metales, para luego mirar al peli-celeste, cruzándose de brazos– ¿nuevo recluta, no?

–Así es. Bon, ellos son Eak y Bonnie– habló Town con una sonrisa– Bonnie, tú serás su tutor– soltó rápidamente.

–Es un gus... Espera ¿¡qué!?

–Sí, necesito que seas su tutor y lo mantngas vigilado.

–Wow, wow, wow, alto ahí. Yo no pinso ser el tutor de nadie– el de piel nivea miró con notable molestia al de cabellos anaranjados– ya tengo suficientes cosas con las cuales lidiar, y ser tutor no está ni estará en mis planes. Así que mejor busca a otro– soltó sin más, caminando lejos de ellos, con la intensión de irse. El oji-naranja sonrió con algo de malicia.

–Vaya, no creí que te daría tanto miedo– el peli-morado se detuvo en seco, al escuchar las palabras de su “líder”– parece que solamente eres un conejito asustado~

–¡Ag, bien!– se acercó nuevamente a ellos– seré su tutor.

–Sabía que funcionaría– rió– bueno, de ahora en adelante estarás con él, Bon. Quiero que sigas las odenes de Bonnie al pié de la letra ¿entendido?

–Oh ¿qué? ¿ahora tengo que seguir órdenes de él?– soltó con algo de molestia.

–Estoy igual que tú, novato– el de mirada rubí rodo los ojos– será mejor que te vayas acostumbrando a obedecerme.

–Yo no sigo las ordenes de nadie– se acercó de forma retadora, cosa que el contrario imitó– nadie me da órdenes.

–Pues, sorpresa, ya apareció quién.

–No puedes decirme qué hacer.

–Solo observa, novato. De ahora en adelante vivirás conmigo y seguirás mis órdenes. Mi cabaña, mis reglas. Y si me llegas a desobedecer, prepárate para lo que te espere, nuevito– dió un paso, mirándolo con amenaza, logrando algo que nunca nadie había logrado: hacer que Bon retrocediera– ¿fuí claro?

–S-si...

–¿Sí, qué?

–Si señor– soltó rápidamente, mientras retrocedía al ver como el de ligeramente menor altura se acercaba un poco más.

–Bién– musitó, para luego alejarse completamente de allí.

–Wow...– soltó el peli-celeste, mientras miraba como Bonnie se alejaba de allí. Él... Lo había desafiado, nunca nadie se había atrevido a desafiarle, y mucho menos de esa manera. Eso le impresionó.

–Whoa-oh, parece que alguien tendrá unos cuantos problemillas con el conejo gruñón– habló burlón en peli-gris.

–Ya era hora de que alguien le hiciera frente a Bon, y sabía que Bonnie sería el indicado para eso– el peli-naranja sonrió triunfal, para luego ver la cara de idiota que puso su amigo después de que el peli-morado se fué. Una sonrisa burlona apareció en sus labios– oye Bon~ ¿que te parece tu nuevo tutor?

–¿E-eh? Oh... Pués, c-creo que será interesante convivir con él– rió un tanto nervioso– núnca nadie me había desafiado de esa manera. Tiene agallas, y eso me gusta.

–Te gusta, ¿eh?– se acercó al más bajo, el cuál se sonrojo ligeramente.

–¿¡Q-que rayos!? ¡no de esta manera, Towntrap!– le regañó, dándole un golpe en la cabeza.

–Ok, ok, si tú lo dices– rió, mientras sobaba el lugar donde el moreno le golpeo.

–¿Hola? ¿hay alguien aquí?– preguntó curioso el de mirada esmeralda, entrando en la cabaña que supuestamente compartiría con el peli-morado. Tenía una litera, la cuál se veía bastante comoda y bien arreglada. Unas ventanas a los costados, una gran alfombra en medio y unas cuantas estanterías con libros. Al fondo había una puerta, por lo que supuso que sería el baño– um, nada mal– dijo, adentrándose en aquella cabaña, mirándola mejor.

–Ya era hora de que llegaras, novato– soltó un bufido al escuchar la voz del oji-rojo, el cuál estaba recién saliendo del baño, secando su cabello con una toalla. Llevaba puesto lo que al parecer era un pijama de pantalón corto y camiseta.

–¿Me llamarás así todo el tiempo?– preguntó de la misma manera.

–Lo haré hasta que dejes de ser un novato– soltó simple dejando la toalla de lado.

–¿Y eso cuando sería?

–Cuando controles al menos el cuarenta y cinco porciento de tus habilidades. Hasta entonces, te diré novato– sonrió con burla, escuchando otro bufido por parte del menor– como veo que no tienes tus pertenencias, te prestaré ropa hasta que Towntrap traiga la tuya. Así que toma– dijo, lanzándole un pijama justo al rostro– por cierto, dormirás en la cama de arriba. La de abajo es mía– soltó sin más, recostandose en su parte de la litera.

–Como digas, “jefe”– habló de mala gana, para luego dirigirse hacia el baño y poder cambiarse.

–¡Ya deja de roncar!– exclamó furioso el de mirada rubí, pateando la parte superior de la litera.

–¡Wha!– debido al susto y el golpe, el peli-celeste despertó de repente, levantándose por acto de reflejo, lo que provocó que cayera al suelo– ouch...

–¡Son la una treinta de la madrugada y no paras de roncar! ¿¡acaso no te cansas!?– le reclamó al ver como el contrario se sentaba en el suelo.

–¡Lo dice el que no para de hablar entre sueños!– contraatacó.

–¡Yo no hablo entre sueños!

–¡Y yo no ronco!

–¡Claro que si!

–¡Claro que no!

–¡Pareces un motor!

–¡Pero al menos yo no grito como si me estuvieran asesinando!

–¡Yo ni siquiera hablo dormido!

–¡Claro que si!

–¡Claro que no!

Y así continuaron toda la noche, discutiendo sin parar. Ni siquiera se dieron cuenta de cuando tomaron sus respectivas almohadas y comenzaron a atacarse entre si. Sin duda, una larga noche.

[…]

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro