02

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Traer un desconocido del bosque a su casa/búnker no contaba como liarla, ¿verdad? 

Hace unos minutos había amanecido y Auron ya estaba recogiendo las patatas de su huerto, decidido a cocinar un buen desayuno para el apuesto hombre que dormía en su cama. 
Para su mala suerte, no era a causa de una situación comprometedora, en realidad le había cedido su habitación al hombre mientras que él minaba en busca de materiales.

—Auronsito. 

—Buenas Luzu —saludó volteándose solamente para mostrarle una hermosa sonrisa. 

—¿Qué hacías tan temprano? 

—Nada, aquí en el huerto, recolectando algunas patatas, ¿y tú? 

—Iba a comprar unas decoraciones al pueblo, pero como te vi por aquí decidí pasar a saludarte. 

—Como te quiero Luzu, mi niño. 

—Por cierto, disculpa mi indiscreción, ¿pero volviste a secuestrar a alguien? 

—¿Qué dices? 

—Allí, en tu habitación nos está mirando un hombre. 

Ambos miraron hacia los cristales rojizos de la habitación y Auron largó una carcajada al ver como Conway se había agachado para no ser visto. 

—No lo secuestré, vino por su cuenta propia, es el superintendente Conway. 

—¿El nuevo oficial de policía? 

—Sip —afirmó infantilmente. 

—¿Y porqué está en tu habitación? 

—Lolito y yo le ayudamos por la noche, y cómo no tenía donde dormir le invité a quedarse. 

—¿Lolito permitió eso? —preguntó receloso, puesto que si se acercaba más de la cuenta a Auron su mejor amigo ya le estaba atacando con el arco. 

—No tiene porque enterarse, ¿no? 

Auron estaba nervioso, y Luzu, que tan bien lo conocía, se daba cuenta de esto, así que decidió cambiar el rumbo de la conversación. 

—¿Cómo está Frederick? Me gustaría verle, si es posible —pidió, y aunque realmente tenía ganas de ver al pequeño polluelo, las razones por las que quería entrar al búnker de Auron eran otras. 

—Sígueme. 

Ambos hombres se pararon al fin, el más bajo llevando consigo una canasta llena de su verdura favorita, y entraron al lugar. 

Auron se dirigió a la cocina siendo seguido por Luzu, quien no paraba de observar los alrededores en busca del, para él, intruso. 

—Frederick —llamó el dueño de la casa dejando la canasta sobre una mesada, volteándose confundido al no escuchar las pequeñas patitas golpeando el suelo— ¡Frederick! 

El moreno se acercó a la puerta de la cocina,  retrocediendo inmediatamente para no chocar con Conway. 
El hombre, quien ya se había aseado, vestía unos pantalones deportivos grises y una camiseta blanca que le quedaba ajustada debido a la diferencia de tallas con Auron. A demás, en sus brazos, cargaba al pequeño polluelo que parecía disfrutar de las caricias. 

—Aquí está tu pollo, mariconetti —avisó con su gruesa voz, ignorando al de sudadera negra. 

—Joder, ya me había asustado —confesó tomando a su preciada mascota— Frederick, ven, que vino a visitarte Luzu. 

El pollo, contento, removió sus emplumadas alas. 

—Mucho gusto, yo soy Luzu. 

—Superintendente Conway —se presentó correspondiendo al apretón de manos, ejerciendo más fuerza de la necesaria. Y es que Reborn no se fiaba de aquél hombre, ¿qué hacía ahí tan temprano? Ayer por la noche, cuando Auron le abrió las puertas de su hogar le había confirmado que no tenía pareja, así que esa opción quedaba descartada. 

¿Estaría interesado románticamente? El chico del búnker no parecía ser alguien con pretendientes. 

 —¿Siempre te despiertas tan temprano? —preguntó Auron interesado. 

—Sí, supongo que soy de sueño ligero —respondió con simpleza apoyándose en el marco de la puerta— ¿Dónde dormiste tú? 

—Oh, no dormí, pasé la noche minando. 

Ambos, Luzu y Conway, fruncieron el seño, pero ninguno dijo nada al respecto. 

—Luzu, ¿te quedarás a desayunar? 

—No Auronsito, gracias, pero debo irme —avisó.

—Entiendo, Conway, ¿podrías sostener a Frederick? 

—Superintendente Conway, capullo —corrigió, pero aún así cargó al animal mientras los otros dos iban a la escalera. 

—Auron —llamó Luzu cuando el chico abrió la puerta— No me gustaría entrometerme, pero no creo que sea bueno tener a este señor en tu casa, you know...

—Luzu, español pless —preguntó, pronunciando realmente mal la palabra "please"— Y tranquilo, tengo todo bajo control. 

—Espero tengas razón, pero prométeme que si sucede algo me llamarás, llegaré volando. 

—Eh, Luzu, que eso es ilegalísimo. 

Ambos hombres rieron y Luzu salió de la casa con una sonrisa, pensando que quizás no tendría de qué preocuparse. 












Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro