Advertencia, este capítulo tiene leve contenido explícito.
Leer bajo tu responsabilidad.
Espero y te guste.

Ya había pasado casi un año desde que los dos amigos se habían reencontrado, salían al menos dos veces por semana y no era raro que los sábados se quedaran a dormir juntos en la casa del moreno. Todo su círculo de amigos bromeaba sobre un posible noviazgo y, si bien no era cierto, tampoco estaban tan errados.

—¡Traje las palomitas!— canturreó Bonnie llegando al sofá, dejó las nombradas sobre la mesa ratona y se acurrucó sobre el hombro de su amigo como solía hacer.

—Entonces que comience la función— murmuró Bon y con el mando comenzó a reproducir la película, era una de terror que su amigo pelirrojo les había recomendado y ninguno se negó a verla.
Cuando la introducción de filme hubo pasado los chicos prestaron suma atención al televisor, comiendo y bebiendo en el proceso siendo casi inconscientes de la cercanía que tenían.

Tampoco eran unos ignorantes, ambos sabían sobre sus propios sentimientos y los aceptaban con gran alegría. También tenían alguna idea de lo que sentía el otro, pero solamente dejaban que las cosas fluyan por sí solas. 

—Cuando te asustas me haces rebotar— susurró Bonnie separándose del moreno, este le miró avergonzado y con un gran sonrojo en sus mejillas.

—¿Sí sabes que solo es una película, no?— volvió a hablar el pelimorado ante el silencio del contrario.

Nadie había pausado la película y ellos tampoco le dieron mucho importancia, simplemente se miraban a los ojos con un pequeño sonrojo; bueno, el de Bon no tan pequeño. 
Enseguida el de tez pálida se acercó a su rostro y besó su mejilla manteniéndose a una pequeña distancia, se había arrodillado y estaba apoyando sus manos en el muslo del contrario.

—Eso no ayuda Bonnie— tartamudeó por lo bajo Bon sacándole una pequeña risa al aludido.

—¿No?— preguntó con una pequeña sonrisa pícara y se sentó a horcajadas del moreno afianzándose de su cuello. Automáticamente Bon posó sus manos en la pequeña cintura y comenzó a acariciar en cada lado haciendo un vaivén hacia la espalda.

—¿Recuerdas nuestro primer beso?—, esta vez el de ojos verdes no tartamudeó y se sintió orgulloso de sí mismo.

—¡Como olvidarlo! Fue en la competencia de primavera, mi equipo había ganado y nos sentamos en las ramas del árbol. Recuerdo que estaba muy feliz por mi equipo, entonces mientras te hablaba de mis amigos tu me besaste y luego saliste corriendo.

—Y caí del árbol.

—¡Cierto! Nunca podría olvidar eso.

—Fue muy vergonzoso— admitió Bon y escondió su rostro en el hueco que se formaba entre el cuello y el hombro de su acompañante, enseguida el pelo largo de este se entreveró con el suyo y cosquilleó en partes de su rostro, cuello y orejas.

—Luego nunca más te vi— susurró el pelimorado con la mirada pérdida.

—Lo siento, desde entonces comencé a evitarte. No me correspondiste, entonces...

—¿Corresponderte? ¡Me diste un pico y te fuiste!

—....no pensé en eso.

Bon salió de su pequeño escondite y se miraron a los ojos, enseguida rieron y, con mucho cariño, comenzaron a besarse. Al principio era una simple unión de labios que segundo a segundo fue subiendo la intensidad, el moreno había metido sus manos debajo de la ropa de Bonnie y las colocó en su espalda baja a la vez que este meneaba levemente sus caderas.
Cuando se separaron volvieron a mirarse a los ojos y, nuevamente, el de tez pálida tomó la iniciativa comenzando a besar el cuello de su menor.

—Bonnie— jadeó Bon avergonzado y sorprendido.

El moreno ladeó su cabeza dejándole más espacio y posó su mano acariciando los cabellos del contrario cuando esté comenzó a lamer, chupar y morder. Los jadeos de Bon se escuchaban en el living y, cuando él volvió en sí, separó al pálido. 

—Bonnie— gimoteó algo aturdido, el otro iba a volver a su cuello pero lo detuvo a tiempo. 

El pelimorado se sintió mal al pensar que estaba siendo rechazado, pero cuando el menor dio un pico en sus labios no pudo evitar sonreír. 

—¿No te gustaría ir a mi cuarto?