Misión 1: Celular perdido. 

Había pasado una semana desde que el moreno se había reencontrado con Bonnie, aunque probablemente este ni haya reparado en él, y había corroborado de que se tratara del mismo chico del cual se enamoró en su adolescencia. Estuvo varios días pensando en como acercarse y su amiga le aconsejó que le pida su número de manera casual, lo cual pensaba que se le dificultaría en demasía, pero valía la pena intentarlo. 

Entró al establecimiento y fue hasta el chico con el corazón en el pecho y a Joy espiándole desde una de las mesas, ella era la encargada de darle apoyo moral y rescatarlo de cualquier situación vergonzosa; típica cosa de mejores amigos. 

—¿Hola?— medio saludó/preguntó Bon al chico pelimorado que hoy traía un moño algo desarreglado junto a sus orejas de conejo, ante el toque de su hombro Bonnie se volteó y dirigió sus hermosos ojos carmesí al moreno que comenzaba a sudar por los nervios. 

—¿Necesita algo?— preguntó amablemente Bonnie con una pequeña sonrisa, tenía sus manos en la espalda y jugaba entrelazando sus dedos.

—Es que me preguntaba si me prestaría su celular para llamar al mío, creo que lo perdí y le juro no robar el suyo ni nada. 

Bon quedó algo confundido al escuchar la tenue risa del más bajo, era tal como la recordaba pero le descolocaba un poco que lo hiciera en esa situación. El pelimorado siempre fue alguien un tanto inusual, pero esta acción le sorprendía. 

—¿No es ese que tienes en tu mano?— preguntó sonriente ahora señalando la parte nombrada, el moreno miró en esa dirección descubriendo que estaba apretujando con nervios el aparato. 

—Oh...sí, qué torpe soy, disculpa— con la vista baja salió del local y pateó frustrado una pequeña piedra, enseguida sintió una risa detrás suya que inconscientemente le obligó a voltearse; se trataba de su rubia mejor amiga. 

—Aunque no lo quieras admitir, fue muy gracioso— confesó la chica cubriendo con ambas manos su evidente sonrisa. 

Conclusión de la misión 1: Terriblemente fallida.