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Son cerca de las tres de la mañana cuando Auron aparece en su puerta con poco más que una mochila colgando a su espalda, cubierto de tierra de pies a cabeza…¿O es arena? No logra distinguirse con la tenue luz. Pero al igual que Luzu no parece en absoluto cansado a pesar de la hora.

El más alto mira incómodo al de cabellos negros preguntándose por que no ha ido a casa.

Auron nota el ambiente tenso y no dice nada, simplemente balancea el peso de su cuerpo de una pierna a otra, lanzando miradas hacia su espalda y acunando delicadamente a un dormido Frederick entre sus brazos, en espera de que el otro de una clase de confirmación de que puede tolerar su presencia.

Luzu permanece indeciso en si debería invitarlo a pasar o simplemente decir algo primero, se han visto varias veces a lo largo de este mes, pero es la primera vez que se encuentran a solas desde las elecciones del pueblo y aunque ya no siente esa constante punzada de rencor aparecer cuando lo ve, aquello no quiere decir que este listo para tener una conversación con él y mucho menos que sepa como empezarla.

Evalúa el par de opciones por unos segundos y concluye en apartarse de la puerta dejado espacio para que pase, después de todo no podría estar molesto toda una vida con él. Auron capta el mensaje y suelta un suspiro de alivio mientras cruza el umbral mirando al suelo, intentando sacudir sus zapatos antes de pisar dentro, aunque poco le ayuda ya que tiene tierra hasta en el cabello.

—¿Qué has hecho ahora? —Pregunta Luzu con voz moderada y directa en cuento llegan al salón.

—Que no he hecho, eso es lo importante.

Luzu encarna las cejas con recelo ante la respuesta tan enigmática, mientras el más bajo avanza hasta la pizarra en mitad de la sala la cual observa antes de continuar.

—Es sobre la explosión en el huerto de Merlon -yo quería- no iba- estaba…—las palabras se aglomeran en la garganta del menor mientras le lanza a Luzu una mirada resignada—. Van a culparme de eso y necesito que me creas.

—¿Por qué te culparían?

Luzu no puede ocultar la sorpresa de su voz, lleva tiempo mirando todos los casos que ha habido en el pueblo, buscando entre los más mínimos detalles y la forma de relacionarnos, hasta ahora las pistas no los han guiado a una persona concreta. No entiende porque de entre todos los habitantes tendría porque ser Auron, quien lejos de parecer un potencial sospechoso siempre se ha visto como de los pocos con unas vida que podría decirse estable, con más de un trabajo del que ocuparse, una relación amigable con la mayoría de sus vecinos y suficientes amigos que le estiman.

Todo eso podría ser una buena coartada.

La respiración de Auron se escucha pesada desde donde permanece de pie.—Tienen las pruebas suficientes para arrestarme.

—¿Estas diciéndome que lo hiciste?

—¿Tú lo crees? —pregunta con una sonrisa amarga, apartando la vista de la pizarra repleta de láminas y papeles—. Lo sabrías mejor que nadie.

Luzu niega con la cabeza, intentando evitar que su frustración se haga presente—. ¿Por qué tienen que ser las cosas siempre así contigo? No es tan difícil decir la verdad una sola vez.

—He entrado a su casa—admite Auron con voz acompasada y sincera. El peso de la culpa va filtrándose en su lenguaje corporal mientras acerca más a Frederick en busca de alivio—Pero sabes bien que lo que ha explotado ahí no tiene que ver conmigo.

Y no es que Luzu haya dudado en algún momento de su inocencia, pero de algún modo le decepciona que esto no contribuya en darle una pista—.Dime tu plan entonces.

Auron toma aire como si estuviese a punto de hacer la cosa más difícil de su vida—. Se que no estoy en posición de pedirte nada, luego de todo…pero necesito pedirte que cuides de mi hijo.

Sin duda alguna Luzu sabe que se refiere al pequeño Frederick y no se encuentra perplejo por ese asunto, sino por una idea que no termina de encajar del todo en su cabeza.

—Aquí esta su comida, tiene una foto mía por si me extraña y su mantita, pone muchos huevos pero no te va a causar problemas…—antes de que Auron pueda entregarle el pequeño bulto de plumas somnoliento y la mochila con sus pertenencias, Luzu eleva las manos para evitar que se acerque un paso más en su dirección.

—Espera, ¿Estas diciendo que vas a entregarte por algo que no has hecho?

El gesto de Auron se tuerce en una expresión de pesar y súplica.

—Voy a hacer lo que es necesario hacer.

Parece una medida extremadamente innecesaria para algo que supuestamente no es culpa suya, ¿Había Luzu cometido un error al creer que Auron siempre tenía un plan para salirse con la suya incluso ante la más mínima represalia?

No, hay algo importante que no le está diciendo.

—¿Que hiciste realmente?

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