Capítulo 25

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¡Holiwis! Muchas felicidades en este día del amor y la amistad 💜💜💜. No avisé que actualizaría hoy porque no estaba segura de poder, pero me daba cosita no compartirles nada. No se preocupen, aunque haya publicado hoy, igual habrá dos capítulos la semana que viene, este es un pequeño regalito.

No sé nada de medicina, pero no creo que sea necesario para conocer el nombre de ese medicamento. ¿Qué tan fuertes son los dolores que está experimentando Jimin como para tener que usarlo? Los pocos metros que separan la habitación del baño me han parecido eternos. No saber si esa crisis que acaba de experimentar fue algo que se agudizó cuando intentó moverse bruscamente, o si ha estado soportando el dolor desde que supo de mi llegada para no preocuparme, hace que se me escape el aire de los pulmones y una punzada atraviese mi pecho.

Entrar y verlo tratando de regularizar su respiración, con el sudor perlando su frente y resbalando por sus sienes, con una arruga en su entrecejo y una mueca de pesar en sus labios, me hizo acelerar el paso y arrodillarme a su lado.

—Aquí está lo que me pediste. ¿Qué tengo que hacer? —Le acerqué el medicamento y la jeringuilla.

—Gracias…

Tomó todo en sus manos temblorosas y comenzó a cargar el contenido de un ámpula. Se colocó una liga para reducir la circulación de su brazo, canalizó su vena y se comenzó a administrar el medicamento después de tirar, con sus dientes, de la liga que actuaba como torniquete. La relajación de su expresión y sus músculos fue casi instantánea segundos después de tener el analgésico en su cuerpo.

¿Qué tan acostumbrado está a lidiar con esto como para poder hacer estos procederes con tanta maestría a pesar de su estado? ¿Qué tan frecuentes son sus crisis? Un terremoto de preocupación vuelve a sacudir mi efímera y superficial tranquilidad. Tengo me mantenerme fuerte. Tomé aire profundamente antes de volver a hablar.

—¿Ya te sientes mejor? —No hubo respuesta. Su expresión es calma, pero su mirada se nota perdida en el infinito—. ¿Jimin? —Lo tomé por ambos hombros y los moví con suavidad, intentando hacerlo reaccionar.

Mis ojos estuvieron a punto de salirse de sus órbitas cuando vi su figura comenzar a desplomarse. Cayó entre mis brazos, con su cabeza en mi pecho, totalmente inconsciente.

—¡¿Jimin?! —exclamé asustado.

Sentir su respiración acompasada cosquilleando en mi clavícula y escuchar un sutil ronroneo relajado abandonar sus labios me hizo voltear su cabeza hasta que me quedara visible. Mi rostro se relajó y no pude evitar dedicarle una sonrisa enternecida y aliviada. Se ha quedado profundamente dormido. Me duele comprender que el dolor era tal que en cuanto se alivió, su cuerpo se relajó y cayó rendido, también porque, seguramente, tantos días de esfuerzo, mala alimentación y  escaso descanso terminaron pasándole factura.

Quiero dejarlo dormir cómodamente en su cama, pero dudo que pueda hacerlo con tanto sudor y agotamiento acumulados. Ha llegado la hora de enfrentar mi temor y vergüenza, al menos Jimin está dormido y no me sonrojaré por encuentros fortuitos de nuestras miradas. A pesar de mentalizarme de todo ello, y estar consciente de la situación en la que estamos y su estado de salud, mi corazón no puede detener su desenfreno.

El mayor de mis problemas es que pensé ayudarlo a darse una ducha antes de entrar en la bañera, ahora tengo que cambiar mis planes. Manteniendo mi cordura atada a mi consciencia tan fuerte como mi voluntad me permite, lo dejo desprovisto de sus pantalones. Trato de mantener mi vista alejada de los relieves que se marcan por debajo de su ropa interior, a pesar de que es bastante difícil, y mis ojos terminan recorriendo sus monumentales y esculpidas piernas. Son, definitivamente, las piernas de un bailarín: fuertes y musculosas, definidas en toda su extensión; son una muestra fehaciente de todo el trabajo duro que se encuentra detrás de sus innumerable triunfos.

Preparo una abundante espuma y lo coloco suavemente dentro del agua, sin retirarle su bóxer. Con una esponja, delineo sus brazos y cuello. Pasar a sus pectorales y marcado abdomen fue una tarea que llevó más autocontrol de mi parte, ni que hablar de sus piernas. Cada porción de su cuerpo fue delineada por mis manos, dejándome con una sensación de añoranza y anticipación que no soy capaz de negar. Mi suerte fue que la espuma que cubría el agua me impidió ver lo que estaba tocando; no obstante, la imaginación puede llegar a ser tan peligrosa como la visión real de ciertos panoramas.

No pude dejarlo dentro del agua por demasiado tiempo. Mojé su cabello y lo llené de un champú con delicioso olor a flores de cerezo. Pasados unos minutos, lo saqué del agua y envolví su cuerpo en una bata de baño y su pelo en una toalla, le quité su bóxer lo más rápidamente que pude y sin mirar, lo elevé entre mis brazos y lo llevé hacia la cama. Su respiración es tranquila y su rostro se ve apacible a pesar de las ojeras que no desaparecen y los restos del agotamiento acumulado siguen ahí.

Me quedé recostado a su lado por unos segundos. Contemplar su rostro podría convertirse en uno de los grandes placeres de mi vida, si no es que ya lo es. Se ve tan indefenso. Quién diría que el prototipo de chico perfecto, el hombre más deseado de la Academia de Artes de Seúl, la sensualidad personificada; pudiese apreciarse tan tierno y dulce mientras duerme.

Mi sorpresa fue enorme cuando intenté alejarme del colchón para buscar una toalla más para terminar de secar la humedad de su cabello y noté sus pequeños deditos entrelazando los míos. Intenté soltarme suavemente para no importunarlo, pero me dedicó unas palabras que derritieron mis intenciones de alejarme.

—Kookie…, quédate conmigo. —Su suave agarre se afianzó.

—No puedo contigo, Park Jimin… —Volví a recostarme a su lado.

Sus brazos eran los que me rodeaban ahora. Colocó mi rostro en su pecho y puso su mentón sobre mis cabellos, tomó aire con profundidad, cual si intentara dejar mi aroma grabado en sus sentidos, y relajó sus músculos nuevamente, quedándose abrazado a mí.

Esta posición es peligrosa, al menos para mí. Mis propios sentidos están fuera de control. Jimin es un afrodisíaco más hechizante de lo que mi mente puede procesar. La innegable mezcla de deseos de todo tipo se está agolpando en mi interior, llevando a mi corazón hacia una interminable carrera de descontrol.

—Te amo, Minnie.

Dejé un beso en su cuello y cerré los ojos, deleitándome con su aroma, deseando que Morfeo venga a buscarme pronto, o me esperarán unas horas bastante dolorosas, en más de un sentido.

Y aquí está mi pequeño regalito para ustedes 💜, espero les haya gustado, fue algo sencillito.

Les deseo que pasen un feliz día junto a las personas importantes para ustedes. Hoy es el cumpleaños de mi mamá y yo estoy de guardia en el hospital... Pero, bueno, cosas del oficio, recuerdo que también estuve de guardia el 24, 26 y 31 de diciembre. —Llora desconsoladamente—. Creo que los días festivos me persiguen 😂😂😂😭😭😭.

Ahora sí, me despido que voy para el salón de operaciones ❤️❤️❤️. ¡Feliz día del amor!

Chao chan 😘.

Hasta la próxima actualización.

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