Capítulo 22: "Ira"

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Prov's Emma

—Uhm... —Murmuro perezosamente. Es muy temprano y tengo mucho sueño, no había dormido nada en la noche, lo había intentado todo, conectar mis auriculares y poner una playlist, mirar una película, darme un baño pero nada... seguia sin poder conciliar el sueño.

Todavia con mis ojos cerrados, por que así se escucha música, tanteo la cama en busca de mi teléfono tirando el cable de mis auriculares hasta por fin tenerlo cerca. 6:10 a.m
Maldigo al ver la hora y me odio por tener responsabilidades, solo  quería quedarme en la cama.

Deslizo mi cuerpo fuera de el gran colchón luego de luchar un rato con mi mente. Camino lentamente hacia el baño y preparo la bañera, necesitaba un momento de paz.

Sumerjo mi cuerpo en las tibias aguas y mi piel se eriza, tengo el pelo limpio por lo que solo lo recogí en un moño.  Suspiro, hoy debía ir a terapia y lo agradecía, este fin de semana había sido de todo menos tranquilo.

Acaricio mis brazos con la ayuda de una esponja para limpiar, notando como rapidamente la espuma del jabón me cubre el cuerpo. Recorro mi piel con tranquilidad, acaricio tan suavemente como si de mimos se trataran, mi respiración se tranquiliza y me siento más calmada, aprieto mi hombros cuando llego hasta ellos y suspiro, no me había dado cuenta de cuán tensos estaban hasta este momento.

Luego de varios minutos de una sección de masajes a mi piel decido salir, el agua ya se estaba poniendo fria del tiempo que llevaba en la bañera. Envuelvo mi cuerpo en una toalla y suelto mi risado cabello, el que siempre solía planchar, mamá siempre quiso convencerme de dejarlo natural pero este era una de mis mayores inseguridades.

Seco mi cuerpo tratando de ser más delicada a lo que suelo hacer, nunca me detuve a darme caricias reconfortantes y antes de hoy no sabia que me hacia tan bien. Camino hacia mi armario y me arrodillo, en el fondo muy en el fondo estaba mi maleta, dentro de ella muy escondidas, cosas que deje de usar sin motivo alguno. Delizo el sipper de la maleta aún dentro del armario y ahí encuentro en una bolsa de tela dentro mi colección de cuidado corporal, recuerdo que huelen a chocolate. Saco la bolsa y cierro el armario, camino hasta mi cama y abro la pequeña bolsa turquesa. Tomo una de mis cremas corporales y hecho un poco de su contenido en mi mano olfateando el delicioso aroma que siempre me había gustado.

Lo exparso por mis manos y acaricio una de mis piernas que ahora descansan en la cama como yo, doy pequeños masajes circulares con mis pulgares, creo que la última vez que hice esto fue hace dos años o tres, no recuerdo pero se que sin falta noche por medio realizaba este ritual, me hacia sentir segura, dueña de mi cuerpo por que hacia lo que quería, sin darle explicaciones a nadie de por que me arreglaba tanto, o por que siempre quería oler bien.

—Emma —Doy un brinco en mi cama cuando unos golpes desde la puerta me sobresalgan —El desayuno esta listo enana —Avisa Matt.

—Claro, un minuto —Pido sugetando mi pecho con una mano. Escucho sus pasos alejarse. Termino de pasar la crema por mis piernas y me deshago de la toalla para tomar mi ropa otra vez del armario, saco como siempre un chándal esta vez blanco y un buzo del mismo color. Levanto mi vista justo en el momento que estoy por poner mi ropa interior pero mi reflejo en el espejo frente a mi me detiene.

—¿Quien mierda lo gira? —Susurro molesta Camino de forma casi automática hasta este y lo giro hacia en un rápido movimiento, el estruendo de este estampando se contra la pared me hace sobre saltar —Carajo —Susurro asustada viendo los vidrios regados por todos lados.

Decido ignorarlo un momento salgo de entre los pequeños cristales ilesa, me coloco mi ropa rápidamente. Busco mi bolso y lo encuentro debajo de mi cama, acomodo todo lo de mi universidad y saco mi billetera, debía pagar el espejo roto a los chicos, igualmente le hice un favor al espejo y a mí.

Tomo mi morral y salgo por la puerta de mi habitación con mis zapatillas en una de mis manos, desvio mi vista un milisegundo hacia la puerta al final de pasillo y no hay luz que se pueda observar por debajo de la puerta.
¿No durmió aquí? Ayer desapareció todo el día bueno eso supongo ya que yo también lo hice, pero cuando volvi a casa él no estaba, cenamos una especie de tarta que Matt preparo y luego nos fuimos a dormir como cada día.

—Buenos días  —Susurro un saludo cuando entro a la cocina camino hasta la mesa en donde se encuentran Matt y Ali.

—Buenos días —Saluda mi hermano Ali está perdida en la televisión, solo abre la boca cuando Matt acerca la comida a ella. Dejo mi bolso sobre mi silla al igual que mis calzadados para luego caminar hacia el armario de limpieza y sacar lo  necesario para limpiar mi desastre.
Saludo con mi mano a Lía cuando paso por su lado, se ve ocupada preparando su café, sostiene entre su hombro y oído su teléfono, ella devuelve el gesto. Tomo todo y lo dejo cerca de la salida, debía ponerme zapatos.

—¿Sucede algo? —Pregunto otra vez en la mesa, me doblo para tomar mis zapatillas.

—Algo de la empresa —Explica Matt acomodando el cabello de Ali hacia un lado para que no moleste en su carita, lo abrochar con una pequeña hebilla de pelo brillosa. Asiento ante su respuesta luego de terminar con mis zapatillas.

—Ten —Digo luego de tomar dinero de mi billetera él me mira extrañado. —Accidentalmente rompí el espejo de mi cuarto —Aprieto mis labios y él rueda los ojos.

—Quedatelos no pasa nada, ese espejo era viejo — Le resta importancia dejandome con la mano extendida en el aire.

—Matt... —Me quejo frunciendo en entrecejo.

—Emma... —Se burla imitando mi ceño fruncido.

—Sabes las reglas —Digo agitando mi mano. Por su parte solo suelta un suspiro resignado.

—Debes reponerlo, dejaré que lo pagues —Entrecierro mis ojos, no quiero otro y si ese fuera el caso seguro encontraría la forma de que no lo pague.

—No, y ya esta dicho Matt villar —Sentencio tomando su mano y poniendo el dinero en ella.
—Te lo dije desde el día uno, no seré una mantenida —Lo veo guardar el dinero.

—Seria solo un regalo, nunca dejar que te regale nada

—Si quieres regalarme algo, espera mi cumpleaños —Me encojo de hombros —No falta tanto —Sonrio un poco. El rueda los ojos y me muestra su lengua, me encojo de hombros y también saco la mía.

—¿Em hoy tienes cita? —Lía interrumpe nuestra infantil pelea sentandose a mi lado.

—Am... si —Digo sonriendo un poco. Lía extiende una taza de café hacia mí —¿Problemas en la oficina? —Pregunto llevando la humeante taza hacia mis labios para darle un sorbo, estaba delicioso.

—No, nada de que preocuparse —Le resta impotencia —Solo estamos interesados en hacer una fundación destinada al centro de protección de menores Hegel —Sube una de sus piernas a su silla mientras toma una sorbo de su bebida.

—Oh que bien —Susurro asociando el nombre con ese tan conocido lugar en donde Ali tenía muchos amigos.

—Si, seguramente necesitemos hacer una cena benéfica para comenzar, queremos ser oficialmente los padrinos de ese lugar —Se une Matt con entusiasmo.

—Es un lugar muy querido por mi cielito, tiene muchos amigos allí  —Habla Lía —Por suerte Lena consiguió un hogar junto a su hermano pero no todos tienen esa dicha —Habla un poco desanimada Matt toma su mano del otro lado de la mesa.

—Me parece una idea sensacional —Digo segura de que ellos alegrarán la vida de esos niños, no era un  lugar muy grande hasta ahora, los fondos del lugar eran escasos y solo alcanzaba para la comida, creo que todo había empezado con dos hermanas fundando este lugar, luego las sucedieron sus hijos quienes cuidaban a los niños ahora.

. . .

—¿Y a que hora vendrá? —Pregunto caminando junto hacia la puerta sosteniendo en mis brazos a Ali que ya llevaba unos minutos dormida.

—Mm... —Giro hacia Lía, ella observa un segundo su reloj de muñeca. —Su madre la traerá a las diez —Responde acomodando el saco de su traje verde militar. Abro la puerta principal —Matt, cariño vámonos —Medio grita haciendo que un segundo después mi hermano salga de la cocina todavia atendiendo una llamada del trabajo. —Tengan cuidado, ya saben si necesitas algo llámanos, a cualquiera de los dos —Como cada mañana Lía vuelve a decir los instructivos del día. Se acerca para dejar un beso en mi mejilla pero justo antes de separarse Susurra cerca de mi oído —Y no olvides que me debes una charla —Termina de alejarse y lleva sus dedos índice y anular debajo de cada uno de sus ojos, haciendo una exprecion de que me mantendrá observada. Detengo una risita y siento mis mejillas coloradas. —Adiós mi cielito —Habla ahora acercándose a su hija para dejar un beso en su mejilla.

—Si, aguardame un segundo —Observo a Matt, él se aleja de su teléfono y lo apoya contra su pecho —Tengan cuidado cualquier cosa...

—Los puedo llamar, lo sé —Digo completando la oración, él sonrie.

—Las amo —Dice sacudiendo mi cabello como su fuera una niña pequeña y luego dejando un beso en la frente de la pequeña que duerme sobre mí. —Adiós —Se despide para tomar la mano de Lía y volver al teléfono. Ambos se dirigen al coche rojo estacionado frente a la puerta. Espero hasta que ellos salgan por el gran portón eléctrico para cerrar la puerta con seguro y comenzar un día más.

—Uf... —Suspiro cambiando el brazo que estaba usando como soporte de la peque, no se si a mi me faltan fuerzas o ella cada vez esta más grande. Subo las escaleras de la casa y me dirijo hacia el cuarto casi corriendo cuando doblo por el pasillo de mi cuarto, sintiendo la vergüenza y adrenalina que me daba cada que miraba su puerta. No lo habríamos hablado ni el otro día, ni al siguiente con él acerca de nuestro encuentro en la cocina, no sabia ni como iba a mirarlo por la vergüenza que me cargaba al recordar la cantidad de sonidos que salieron de mi boca a causa de sus besos, unos simples besos que lograron despertar hasta mis sentidos más reprimidos.

Con la ayuda de mi pie cierro la puerta de mi cuarto luego de haber casi tropezado por lo rápido que corrí, llego a la cama y recuesto a Ali en el centro, quito la hebilla de su negro cabello  y le saco sus zapatitos celestes con piedras incrustadas para por último arroparla con mis colchas.

Salgo de mi habitación y camino rápidamente hacia las escaleras no queriendo dejar a Ali tanto tiempo sola. Llego a cocina y tomo las cosas de limpieza que habia dejado en la en el desayuno, cuando decidí que después arreglaría el desastre que hice en mi habitación.

Vuelvo a a tomar rumbo al segundo piso pero cuando giro por el segundo pasillo me congelo casi en la mitad, notando como una cabellera castaña conocida sale de una de las puertas.

Trago gruezo tratando de que mis pies se muevan antes de que el me note, muero si nota mi vergüenza, no puedo ignorarlo, prometí no volver a hacerlo, no podía hacerlo luego de lo que habia pasado la noche del sábado.

Mis pies dan pequeños pasos y cuando la distancia es menor el levanta la vista de su telefono,  haciendo que deje de mirar su abdomen descubierto, al parecer había tomado una ducha ya que solo llevaba un pantalón y una toalla sobre sus hombros, una de sus manos cierra la puerta del baño detrás de él.

Enarca una ceja cuando sigo para frente a el sin decir absolutamente nada, solo nos miramos.

—B-buenos días —Susurro sintiendo mis mejillas tornarse coloradas. Mi corazón se acelera un poco cuando él quita la toalla de sus hombros dejandome observar más su piel, algunos lunares decoran el lugar donde la toalla estaba.

—Buenos días —Contesta dando un pequeño asentimiento con su cabeza para luego simplemente pasar por mi lado y entrar a su habitación.

Me quedo anclada en mi lugar sintiendo como si me hubieran pegado una bofetada. Siento un nudo formarse en mi estomago y tomo una fuerte respiración cuando me duele el pecho, mis ojos se empañan pero solo parpadeo rápido para secar cualquier líquido de ellos.

Entro a mi habitación tratando de no sentirme tan estupida. Mierda lo era. Espera... quizás solo esta de mal humor o.... ¿Él se estaba vengado? ¿Me había usado? ¿Se arrepentía?

Sorbo mi nariz y siento mis labios curbarse hacia abajo, tiemblan un poco. Me acerco a los vidrios rotos y comienzo a recogerlos tirandolos dentro del cesto que había en mi habitación. No puedo despegar la pesadez que carga mi pecho y decido no reprimirme más cuando las lágrimas bajan por mis mejillas.

¿Que creías que las zorras como tu se merecen un cuento de amor?

No mereces que te quieran, si solo con una caricia estaba dispuesta a darle todo.

Me arrodillo en el suelo cuando mi vista es casi nula por la cantidad de lagrimas que abandonan mis ojos.

—Callense —Susurro soltando cualquier objeto que esté en mis manos —Dejenme en paz —Sollozo dandole pequeños tirones a mi cabello. —P-por favor —Mis palabras salen ahogadas y hago una mueca cuando mis uñas se clavan en la piel de mi cabeza.

. . .

—Él es Dorito, el hijo de mí tío Alex —La voz de Ali se oye por toda la cocina. Ella se encuentra cerca de la mesa presentándole a Lena su familia, como ella misma había dicho.

—Es muy tierno —Responde la pequeña niña. No podía verlas desde donde yo estaba ya que la isla nos separaba.

Tomo un par de pan y lo abro para rellenarlo de una mezcla que Lía había dejado en la heladera para que les diera como almuerzo a las niñas. Ellas no iban a comer mucho ya que seguramente iban a querer jugar.

—Yo quero un gatito, pero la Señora Blair dijo que era pequeña para tenerlo —Vuelve a hablar Lena.

—¿Por que no le dices mamá a tu mamá? —Pregunta Ali sumamente sorprendida o eso es lo que distingo en su voz.

—Ella no es mi mamá Ali —Murmura la niña y hago una mueca, pobre niña. —Deyo que la llamará así hasta que pueda decirle mamá —Vuelve a hablar.

—Oh... —Responde Ali sorprendida —Sho les digo papá y mamá  —Contesta todavía sin entender la peque.

—Niñas, vamos a lavarnos las manos ya esta listo el almuerzo  —Digo dejando todo para rodear la encimera. Ellas se encuentran sentadas en el piso con Dorito dormido sobre las piernesitas de Ali.

—Vamosh Lena —Dice la peque bajando a la bola anaranjada y tomando la mano de la castaña a su lado. Salimos de la cocina y ellas me siguen al pequeño baño escondido debajo de las escaleras. Me arremango el buzo que llevo puesto y con mi pie empujo la pequeña escalera para que ellas puedan alcanzar el lavabo.

Primero se sube Ali a quien ayudó a lavarse las manitos, luego pasa Lena que me dedica una dulce sonrisa, era preciosa, su pelo castaño era corto casi por encima de sus hombros, sus mejillas eran tan gorditas que daban ganas de apretarlas y sus ojos marrones derrochan ternura.

Ellas toman cada una, una de mis manos y salimos del baño volviendo a la cocina. Tomo el plato de la encimera y me acerco a la mesa donde ellas ya estaban acomodadas.

—Coman niñas —Les doy permiso para luego ir por unos vasos de plástico para servirles una bebida. Una vez todo listo me siento junto a ellas.

—Esta deliciosho —Habla Ali vin su boca llena sobando su estomago. Lena asiente entusiasmada.

—Si... —Murmura la niña luego de darle un mordisco a la comida —La señora Blair no me deya comer pan —Agrega para volver a morderlo. Frunzo el entrecejo.

—¿No puedes comer pan? —Pregunto confundida. Quizás es celíaca, no si lo seria su  madre me lo habría dicho.

—No, él dotor diyo que soy gorda —Dice ella para seguir comiendo. Frunzo el entrecejo ¿Gorda? A penas tiene tres años. —La señora Blair diye que es para que sea saludable, pero a mi no me gusta  —Vuelve a decir ella y yo niego en desacuerdo, es a penas una niña en pleno crecimiento.

¿Que carajo le pasa a los doctores creandome complejos a los niños?

—Aquí puedesh comer, toma otro —Dice Ali sonriendo para pasarle otro arrollado de pan.

Luego de que ellas terminaron de comer Ali me pide que las deje salir a jugar al jardín, les coloco bloqueador en sus caritas ya que ambas parecían un papel de lo blancas que eran sus pieles.

Una vez puestas las reglas, no acercarse a la piscina, no arriesgar su vida y hacerme caso, las dejo salir a jugar dejando el ventanal abierto para verlas aunque sea hasta que me prepara un café.

La verdad no tenía apetito, luego de haber perdido toda mi energía allí arriba lo único que necesitaba era un café.

Prendo la cafetera y me cruzo de brazos mirando en dirección al jardín, mi teléfono suena haciendome volter hacia la isla.

Llamada:

—Hola —Hablo primero a travez de la línea.

—Hola florecita —Me responde Emi y por primera vez en el día una sonrisa genuina se dibuja en mis labios —Llamaba para avisarte que sobre las tres te pasaré a buscar —Avisa tranquilamente.

—Tengo cita con Laura —Digo cancelando cualquier tipo de salida que quiera que hagamos, no podía faltar a una sesión menos hoy luego de lo que paso, necesitaba desahogarme.

—Lo sé, ¿Para que crees que te pasaré a buscar?
—Dice con modestia, seguramente por recordar los días que tengo mis citas.

—Eres el mejor amigo que podría pedir ¿Lo sabías? —Digo abrazandome a mi misma.

—Claro que lo se florecita —Habla totalmente seguro —No menos de lo que te mereces —Sonrio de lado.

—Gracias  y te estaré esperando —Digo sinceramente todavía sin acostumbrarme a lo que es tener un amigo como Emi. —Nos vemos —Susurro y él se despide colgando primero.

Bloqueo mi teléfono soltando un largo suspiro. Doy un pequeño salto cuando siento algo acariciarse en mis piernas, mis ojos vuelvan a estas y me paraliza cuando veo a la bola anaranjada resfrgandose contra mí.

—Tranquila —Susurro levantando una de mis piernas para alejarme un poco, lentamente. Dios no puedo tenerle tanto miedo a algo que pesa un kilo o menos quien sabe.
Me pegó a la encimera cuando le veo volver a acercarse.

—Miau... —Maulla un par de veces para volver a autoacariciarse con mis piernas.

Es un gato no te hará nada.

Mierda ¿Esta dandole lambetazos a mis piernas?

Abro mis ojos sorprendida ante la insistencia. No lo negaré es bonito y tierno con su mini estatura pero aún así podría sacar sus uñas y lavarlas en mis piernas.
Lo veo estirarse frente  a mis pies y abrir su boca para bostezar.

—¡Ah! —Pego un salto sentandome en la encimera  cuando hace el intento de escalar mi pierna clavando sus pequeñas garras en mis pantalones. —Por favor, baja—Susurro viéndolo escalar hacia mi, elevo mi pierna y chillo asustada.

—Dorito —La voz de Alex hace que mis ojos se desvíen del pequeño gato a la entrada de la cocina. En un segundo y sin verlo venir el se coloca mi lado tomando a Dorito entre sus manos —No cariño, no hagas eso —Le susurra pasándolo sobre su pecho.

No pudes envidiar a un gato.

—Lo siento, él no quiso hacerte daño —Habla y supongo que se dirige a mi, pero ni siquiera me mira. Frunzo el entrecejo sintiendo el coraje recorrer mi cuerpo y mi rostro ponerse colorado pero esta vez no por la vergüenza. Abro mi boca dispuesta. a decir todo lo que me molesta.

—¡Dorito aquí estásh! —Ali entra a la cocina haciendo que me trague mis palabras. Alex se acerca a Ali y le entrega el pequeño gato.

—¿Ya llego Lena? —Pregunta Él a la peque. Apoyo mis manos en la encimera y me bajo de ella.

—Chi, ¿Como sabes? —Habla Ali rápidamente sin para a respirar, por lo que termina agitada.

—Yo todo lo sé —Dice el acariciando la pequeña melena negra.

—Ven, quero que la conozcas —Dice ella tomando la mano. Reprimo una maldición cuando él sale de la cocina junto a Ali. Carajo ahora debería guardarme todas las cosas que querian salir de mi boca.

El resto de las horas que estuve en la casa fueron iguales, él sin ni siquiera dirigirme la palabra y supervisando como las niñas jugaban uniéndose cuando ellas se lo pedían.

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Si el capítulo llega a los 100 comentarios mañana subo otro.

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Qué le pasa a Alex?

N/A: Espero que les haya gustado.
  no se olviden que pueden apoyarme al votar, comentar y seguirme aqui y en el intagram del libro que se los dejo abajo.

Mi DM siempre esta para cualquier duda o comentario 💕

Besos.

-Aldi 🥀

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