Capítulo 25: "La carta"

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Prov's Emma

—¿Quieres tostadas cariño? —Levanto la vista de la mesa cuando papá habla. Él se encuentra con un delantal bastante llamativo y la cara un poco manchada por estar cocinando un postre para la tarde.

—Si, claro pa —Digo levantando mis piernas a la silla para cruzarla sobre estas. Papá asiente y vuelve a girarse esta vez buscando el pan para prepararme las tostadas. Sonrió cuando siento un tan conocido calor envolver mi pecho, así me estaba sintiendo desde que llegué a casa de mis padres, los extrañaba demaciado, a ellos y sus mimos.

Automaticamente al momento en el que pedí quedarme unos días, papá le dio vacaciones a la chica de la cocina, realmente no la conocía, pero él quería encargarse de las comidas, por lo menos del desayuno que era a la hora que estaba en casa; parecía que habia vuelto el tiempo atrás cuando era a penas una niña que admiraba a su padre mientras este se desplazaba por la cocina preparándome su desayuno preferido, siendo el único que lo hacia como a ella le gustaba.

—Buenos días —Mis ojos se dirigen hacia Mamá cuando esta cruza la entrada de la cocina, lleva una bata Blanca de seda y su cabello negro está un poco revuelto aún así papá se gira hacia ella y le sonríe de una forma indescriptible.

—Buenos días mi amor —Mamá  se acerca a él que debe volver su vista a mis tostadas. Ella lo abraza esperando su beso algo que él sin rechistar le da.

—¿Que tal dormiste mi amor? —Mamá me habla, se acomoda la bata mientras camina hacia mi para dejar un beso en mi frente.

—Bien, me alegra que no hayan sacado las cosas de mi cuarto —Digo riendo un poco.

—Sabes perfectamente que les damos cinco años como máximo para quitar las cosas de sus habitaciones —Dice mamá divertida acariciando mi cabello. Niego riendo un poco, el cuarto de Matt se habia convertido hace un tiempo en un gimnasio que en realidad nadie usa. —¿Cariño a que hora debes irte? —Mamá le habla a mi padre que parece estar buscando una taza en la alacena.

—A las ocho —Dice papá  mirando su reloj.

—Oh genial ¿podrías acercarme al centro? necesito ver unas cosas —Habla sentandose a mi lado, papá dice que no hay problema y que todavía tienen tiempo.

—Aquí el desayuno de la princesa —Dice papá dejando una canasta de pan tostado frente a mi y una gran taza de chocolate caliente.

—Mm... gracias pa, huele delicioso —Digo lamiendo mis labios. Mamá trae mermelada, miel y chocolate derretido para juntar las tostadas.

Tomo la mermelada de fresa y hunto un par de tostadas. Mis padres también desayunan hablando de cosas del trabajo y sobre algunos cambios que mamá le quería hacer a la casa.
Me encojo sobre mi lugar y todo la cocina se sume en silencio cuando alguien se hace presente.

—¿Liam quieres desayunar? —Pregunta mamá tratando de romper el silencio que se habia creado. El rubio niega indiferente.

—Descuida desayunar en la escuela —Dice el abrochandose el puño de su camisa sin levantar la vista. Camina hasta el interior de la cocina tomando una botella de agua de la heladera y vuelve a girarse dispuesto a irse —Adiós papá, mamá —Da un asentimiento de cabeza por último para luego salir de la cocina minutos después el ruido de la puerta principal cerrándose  me avisa que él dejo la casa.

Hago una mueca mirando de reojo a mis padres, sintiendo el ambiente totalmente distinto al que había unos segundos atrás, estamos incómodos y ninguno quiere hablar de lo obvio hasta que mamá es quien decide hacerlo.

—Cariño deberías intentar hablar con él  —Lo dice de una forma cautelosa. La observo sintiendo un poco de culpa al verla tan preocupada y tambien triste —Quizás este sea el momento indicado, ya se que viniste aquí para tomarte un tiempo  de todo pero... —Muerdo mi labio nerviosamente, no me gustaba mentirles a mis padres, pero no estaba preparada para contarle lo que había pasado, así que dije lo primero que se me ocurrió, necesitaba un descanso. A ninguno le importó la razón del por qué estaba ahí, solo dijieron que se alegraban de tenerme un tiempo en casa.

—Tranquila ma —Susurro llevando la taza a mis labios tratando de disimular mi incomodidad. —Lo intentaré... pero no prometo nada —Vuelvo a mirarlos encontrandome con una sonrisa esperanzadora de parte de ambos, se las devuelvo poco convencida, no queria hacerles ilusiones, pero que podría decirles.

—Gracias cariño —Dice mamá acercandose para envolverse en sus brazos —No sabes lo importante que es para mí —Susurra sobre mi oído apretujandome contra ella. Sonrio ahora si sinceramente —Bueno debo ir a cambiarme —Se separa de mi y hasta puedo encontrar sus ojos más luminosos. Ella se levanta de su silla y le da un último sorbo a su café para luego irse a su habitación.

—Esto esta riquísimo pa —Hablo cuando ambos nos quedamos solos, papá sonríe y toma un poco de su chocolate, el también lo amaba como yo.

—Gracias  princesa —Se acomoda bien en su asiento, apoyando sus brazos en la mesa. —¿Vas a confiar en tu padre para contarle lo que verdaderamente te trajo a casa? —Pregunta enarcando una ceja. Mis ojos se abren por la sorpresa de ser descubierta, pero igualmente trato de no demostrarlo.

—Yo... ya dije por que vine pa, quería un tiempo para renovarme —Susurro frunciendo el entrecejo con una mueca.

—Mira... esta línea de aqui —Su mano se posa en mi frente y acaricia un poco más arriba de donde se arruga mi entrecejo —Siempre que algo te preocupa sale, y cuando algo lo hace en su mayoría... es por que estas mintiendo —Sonrie cálidamente —Puede que mamá no lo haya notado por la emocuon de tenerte en casa pero me caracterizo por ser una persona muy observadora —Aprieta sus labios —A parte de que te conozco más que a mi mismo cariño —Suspiro cuando admito mi derrota —No voy a obligarte a que me digas que sucede, es tu vida y eres... aún que me reuse eres una mujer adulta, solo quiero que sepas que estoy para ti... siempre —Aprueta mi mejilla y sonrio.

—Lo se pa... y siento haberles mentido, pero no estoy preparada par hablarlo —Susurro sintiendo mis labios fruncirse en un pequeño puchero que anunciaba mi posible llanto. Papá sonríe.

—Cuando estés lista aquí estaré —Habla con su característica voz tan dulce. Se levanta de su silla para dejar un beso en mi frente —Yo también iré a cambiarme —Me avisa y asiento.  Su mano despeinada mi cabello rubio idéntico al suyo para luego salir de la cocina dejandome sola.




. . .

Subo las escaleras rápidamente y guardo mi teléfono en el bolsillo  trasero de mi pantalón. Me detengo frente a la puerta de mi habitación conpretamente Blanca por fuera, giro la perilla permitiéndome entrar en el ella, habia sido raro dormir aqui despues de tanto tiempo, a penas iba una noche y no estaba segura de sentirme cómoda com hace unos años cuando este era mi lugar seguro. Todo se ve igual que siempre la parte de adentro de mi puerta se encuntra llena de mis bocetos, algunas son pequeñas ojas de colores con los que se pueden identificar trajes, vestidos y hasta incluso carteras. Las paredes desde que lo recuerdo llevan un sutil color rosa excepto por una de las paredes que era en realidad un ventanal gigante que permitía que la luz entre a toda hora.

Camino hasta la gran cama en el centro de la habitación a un lado de el ventanal y me tiro en ella. Ayer no había asistido a la universidad por todo lo que había pasado y hoy no estaba muy segura de tener ánimos. Con Emi pude hablar ayer ya muy tarde por la noche cuando llamo para preguntarme por mi repentino cambio de planes. Le conté todo, llore y tuve que convencerlo para que no conducierá dos horas hasta casa de mis padres para consolarme ¿Como le explicaría eso a mis padres?
Él no dijo nada solo me escuchó y cuando ya mis ojos estaban secos decidimos cambiar de tema. Me dijo que no habían hecho la gran cosa ese día en la uni, lo sabía, ya que las materias que nos tocaban ese día no eran tan difíciles como otras. Volvió a recordarme que falta poco para la entrega del trabajo final, del cual ni siquiera había hecho un boceto.

Le pregunté por Clare, sobre cómo llevaba el tema y me quedé extrañada ante un comentario acerca de que ella no se dirigió a él en ningún momento del día, actuando raro cuando el se acercó para hablar. 

Y si antes no sabía que teníamos en común con Emi para ser tan unidos, definitivamente era nuestra mala suerte en el amor.

Mis ojos recorren mi habitación, las paredes en las que puedo ver pequeñas fotos Polaroid pegadas, hay muchas de cuando era niña hasta incluso en mis mejores años con Liam, también aparecía con Matt, mis padres, Lía y en muchos de nuestros viajes familiares, ni una con algún tipo de amiga... repasando rápidamente mi vida nunca había tenido una amiga con la que no compartiera familia, hablo de una persona que conoces en el instituto o quizas del barrio. Clare era una buena amiga, pero era distinto nosotras no hablábamos de cosas que intimas, ni teníamos tanta confianza. Solo éramos dos personas que se caen bien, no se confundan Clare es importante para mi, pero nunca llegue a tener ese lazo de mejores amigas con alguien.

Giro sobre mi cuerpo quedandome de costado, apoyando mi cabeza en uno de mis almohadones. Mis ojos van hasta mi mesa de noche y la curiosidad me entra. ¿Todavía seguiría allí? Estiro mi cuerpo hasta intentar abrir el primer cajón, aprieto mis labios cuando este no sede, mi vista corre por toda mi habitación pensando por ese lugar en donde guardaba todo.

Me levanto rápidamente y camino hasta la puerta en uno de los costados, entro al armario que era la mitad de mi habitación, camino a penas unos pasos y me distraigo un segundo observando las prendas de ropa que cuelgan dr los ganchos, no habia entrado a este lugar desde hace tiempo. Esta lleno de ropa, vestidos polleras, pantalones, trajes, remeras exclusivas. Llego hasta el final donde se encuentran un par de estantes los dos más bajos son de tacones, ni una sola zapatilla deportiva, esas me las había llevado todas. Los últimos tres de arriba tenían carteras de mis diseñadores favoritos y hasta incluso de algunos diseños míos que no había usado nunca. Me enfoco en la única caja en el último estante. Tomo la silla de terciopelo a mi lado y me subo en ella para llegar a la caja. Una vez la alcanzó salgo del clóset y vuelvo a sentarme en mi cama esta vez con la caja sobre mis piernas.

No recordaba todo el contenido de esta caja pero creía sabe que dentro estaban las llaves, aún que apuesto que también hay otras cosas ya que esta es muy grande. La destapo encontrandome con un manojo de llaves dentro y a su lado una caja negra mediana, sonrió inconscientemente observando esa caja negra mientras mi corazón se acelera haciendome sentir exactamente como cuando tenia diecisiete. La tomo delicadamente para sacarla de dentro de la caja grande y tomo un gran suspiro preparándome para destaparla, sabia lo que había dentro claro que lo sabia.

Mis ojos se llenan de lagrimas cuando mis ojos por fin pueden ver el interior, una Corona. Mis dedos la toman delicadamente y deslizo mis llemas por el contorno de la pedrería salmón, era preciosa, pero más lo era el sentimiento que venía con ella. Recuerdo exactamente el momento en que me la regalaron, fue en mi cumpleaños número diecisiete, todavía no había conocido a Darrel por lo me sentía autentica.

Recuerdo haber celebrado ese día con compañeros de la escuela que ni siquiera conocían mi nombre, también estaba mi familia. Había recibido muchos regalos esa noche pero definitivamente ninguno se comparaba a este, no por su valor material si no por quien me lo daba.

Flashback

Miro sobre mi hombro viéndo a mis invitados hablar entre sí, todos se divierten y eso me alegraba. Camino hacia la puerta del jardín que se mantiene abierta y tomo mi vestido color salmón delicadamente para levantarlo un poco evitando así tropezarse al caminar.

Mis brazos se apoyan en la baranda del balcón de mármol que se encontraba justo antes de bajar al jardín. La noche estaba preciosa, no había frío pero tampoco me derretía con mi vestido largo. Las estrellas estaban hermosas y el jardín era iluminado por la tenue luz de la luna, era precioso, podría estar admirando la toda la noche.

—¿Escapas de tu propia fiesta? —Giro mi cabeza rápidamente hacia esa voz masculina que interrumpe mis pensamientos. Una risita nerviosa sale de mis labios al ver quien era el dueño de esa voz.

Alex...

—Q-queria tomar aire —Susurro girnadome otra vez muerta de la vergüenza por como había salido mi voz, no era una chica tímida pero Alex lograba intimidarme con su fuerte presencia.

—¿La estas pasando bien? —Pregunta llegando a mi lado, muerdo mi labios y asiento. ¿Será este mi regalo de cumpleaños? Un momento a solas con el chico que me gustó toda mi vida.

—¿Y tú? —Pregunto jugando con mis dedos desinteresadamente.

—Si... solo que un poco aburrido, nadie me habla y Matt desapareció hace un momento —Comenta apoyandose de la misma forma que yo en el barandal.

—Ah... —Susurro verdaderamente sin saber que decir, no quería quedar en ridículo frente a él. Miro de reojo su cuerpo, lleva un traje negro y una camisa Blanca, sus primeros botones se encuentran abiertos dejando ver un poco su pecho. Puedo sentir su perfume por lo que cierro los ojos y aspiro disimuladamente tratando de no parecer loca.

—Rubia... —Un cosquilleo se forma en mi estomago en el momento de que ese nuevo apodo abandona sus labios. Dios... como podía sonar tan sexy.

—¿S-si? —Pregunto mirandole sobre mi hombro.

—Tengo algo para ti —Dice y sin poder evitarlo mis ojos se abren en sorpresa para luego caer en sus manos que sostienen una caja negra con aspecto parecido al terciopelo. No se de donde la saco ya que no la note antes. —Feliz cumpleaños —Dice sacandome de mis pensamientos.

Levanto mi vista para observarlo la luz de la luna ilumina una parte de su rostro de forma perfecta, sus ojos oscuros tienen pequeñas chispas de luz que me dejan atontada.

Como puedo tomo la caja rosando un poco su  suave mano cosa que solo hace que el cosquilleo en mi estomago aumente. Él sonrie de lado y trato de analizarlo un segundo, se ceia distinto, algo había cambiado en él o quizás su forma de verme a mi. No lo sé...

Torturó mi labio un segundo mientras desarmó el listón rojo que rodea la caja, él todavia la sosteniendo por debajo para que no se caiga.

—Oh Dios... —Susurro llevando una mano a mi boca. —Alex —Mi voz sale sumamente sorprendida reflejando a la perfección como me sentía. Era preciosa.

—¿Te gusta? —Pregunta él un poco ansioso.

—Es preciosa... —Murmuro acariciando los cristales y piedras que tiene por todos lados —No debiste molestarte, debe valer una fortuna —Niego despegando mi vista un segundo de tan hermosa pieza de joyería.

Lo veo negar un poco para luego el mismo tomar la Corona y entregarme la caja vacía. Sus ojos se conectan un segundo con los míos y da un paso hasta quedar a solo sentimetros de mi. Mi pulso aumente en el momento que él acaricia un mechón enrulado que cae por el costado de mi cara. Observa mi cabello un segundo antes de llevar la Corona hasta este. Mis ojos chocan con los suyos.

—No hay valor que sea suficiente cuando quien la va a portar es una princesa —Sus manos la acomodan mientras sus ojos me observan con un brillo de diversión, sonrió. Nuestros rostro están cerca pero no lo sufisiente ya que su altura es superior. Suelto un suspiro totalmente envelezada.

Fin del flashback

Parpadeo tratando de alejar esos pensamientos de mi, no eran buenos en este momento, no cuando las cosas entre nosotros no están bien.

Vuelvo a depositar la Corona dentro de la cara y sonrio con ironía, eramos tan distintos a lo que éramos en ese momento, unos niños ricos y consentidos. Ya nada era igual habían cambiado tantas cosas, ambos pasamos por momentos difíciles que nos despertaron de esa fantasía en la que nada era imposible, lo queríamos y lo teníamos, ahora eramos adultos con problemas, cargas y conflictos internos. Tuvimos un golpe de realidad duro.

Cierro la caja dejándola delicadamente sobre mi cama, sin antes tomar el manojo de llaves para abrir el cajón, de verdad no recordaba que tenía guardado allí y me daba curiosidad.

Tomo el manojo y trato de adivinar cual era la llave, puedo notar una mancha de esmalte para uñas de distinto color en cada una de las llaves. Recuerdo que es la que tiene azul y la tomo abriendo rápidamente el cerrojo.

Dentro puedo ver muchas cajas, si todo en mi cuarto lo ocultaba en cajas algunas con llave por eso tengo tantas. Abro del todo el cajón y lo saco par apoyarlo en mi cama.

Tomo una de las cajas pequeñas como mi mano y miro la parte de abajo de esta donde recordaba haberle puesto el color de la llave correspondiente. Verde. Toma la lleve indicada, era pequeñita y la giro para husmear que tenia escondido. Siento las mejillas calientes cuando encuentro varias cajas de condones y una caja chica de cigarros, niego avergonzada de mi misma. Saco las cajas observandolas.

Que desperdicio...

No era como que me la pasaba follando, perdí virginidad a los diecisiete años, pero desde ese momento mi seguridad y confianza se desvanecieron, por lo que no es algo que ame hacer. Solo tuve un compañero sexual y a pesar de que era ami novio me daba vergüenza que vieran mi cuerpo desnudo, sus comentarios nunca ayudaron a mi autoestima por lo que el sexo entre nosotros era algo que evitaba a toda costa.

Al vaciar la caja contengo una risa por lo que encuentro en el fondo de esta, recuerdo perfectamente cuando lo compre, un anillo vibrador, mis mejillas no dejan de tener calor. Las relaciones sexuales no me gustaban pero eso no significaba que el placer tampoco, el problema era cuando debía mostrarme ante alguien, luego en la oscuridad de mi habitación, con la música alta y entre mis sábanas supe darme plaser con este pequeño compañero, aún que lo tenia totalmente guardado por miedo a que mis padres lo encuentren.

Vuelvo meter todo en la caja y voy por la siguiente, la mancha es Violeta. La abro encontrandome con millones de papeles apilados perfectamente, algunas fotografías Polaroid de paisajes, desde lo alto de las montañas hasta la playa, en la carretera e incluso había una de una paisaje tapado con la nieve, eran preciosas, las habia sacado yo.

Tomo la pila de papeles y comienzo a revisarlo, la mayoría eran cartas del comienzo de mi primer relación, promesas incumplidas y sueños rotos, reflejavan niños tontos pensando estar enamorados pero esperando el momento oportuno para partirse en pedazos en cuanto tuvieran la oportunidad. Mis ojos desprender pequeñas lágrimas cuando decido abri una de las cartas, pero frunzo el entrecejo al notar que no era una carta dirigida a Darrel, si no a Alex...

Flashback

Aliso mi conjunto rojo, la falda se amolda perfectamente a mi culo mientras que el top lo hace a mis pechos, me veo hermosa. Sonrió a mi reflejo totalmente confiada en que esta noche lo haría, le entregaría esa carta.

Tomo unos tacones negros en mis pies tratando de aparentar más edad, a mis catorse años no tengo tanto pecho y no estoy segura de que este crezca pero estoy más que satisfecha con mi trasero, mi cara no está mal, claro si no le doy importancia a que es una piel en plana pubertad.
Tiro perfume en mi cuello y pecho cuando alguien golpea mi puerta.

—Emma ya está la cena —Al otro lado de la puerta Liam, mi pequeño hermanito me llama.

—Voy —Digo dandome una última mirada camino hasta mi escritorio y tomo el sobre sobre este, había estado días escribiendo mis sentimientos en ella y a pesar de que me sentía demasiado nerviosa, estaba segura que Alex no me lastimaria.

Suspiro y dejo un beso sobre el papel mancha todo con mi lápiz labial rojo al igual que mi ropa, me encojo de hombros al notar que mis labios se calcaron a la perfección. Por último le tiro mi perfume con una distancia prudenre para no mojar el papel. Lo mento en mi falda de forma en que nadie la vea, no sabia cuando dársela podría hacerlo a escondidas o pedirle que me acompañe a mi habitación, cosa que no se si resultaría ya que papá y mamá  escucharian.

Camino hasta la puerta a pasos seguros y la abro, Liam parece no estar cerca, seguramente ya esta sentado en la mesa, por lo que me apresuro a bajar las escaleras. Mi corazón bombea fuerte y mis manos pican con nerviosismo.

Al llegar al piso de abajo puedo escuchar a mamá hablar con Liam en la cocina, me acerco hacia la puerta de esta y espió para verificar si Alex llego.

—¿Que haces? —Pego un salto cuando su voz llega a mis espaldas. Giro rápidamente sonriendo inocente.

—N-nada —Susurro y aclaro mi garganta —¿Y Matt? —Pregunto nerviosa, él se ve tan bien, lleva jeans negros y una camiseta Blanca manga corta dejandome ver algunos tatuajes que tiene en su brazos, le quedan geniales y podría dibujarlo a la perfección con los ojos cerrados de tantas veces que los observe. Parecía un adulto, bueno lo era.

—Él subió a cambiarse —Dice cruzando su brazos hacie do que sus músculos se resalten más. Supongo que venían de la universidad —¿Cómo va la escuela pequeña? —Pregunta como siempre.

—Bien, soy una mujer inteligente —Digo también cruzandome de brazos él rie un poco por lo que lo miro malhumorada.

—Eres una niña inteligente —Dice señalandome con su dedo índice —No tienes permitido crecer —Noto la broma en sus palabras, su mano se estira y revuelve mi cabello.

—No soy una niña —Digo quitando su mano para arreglar mi cabello —No dijiste nada acerca de mi ropa —Digo poniendo mis brazos en jarra y rie un poco.

—Eres todo una princesita —Dice con ternura y puedo los ojos, se suponía que soy sexy.

—Escucha —Muerdo mi labio llevando mi mano a mi pollera, justo por encima de el sobre para comprobar que todavía lo tenía. —Debo darte algo... —Estoy por adentrar mi mano para tomar la carta justo en el momento en el que unos pasos en las escaleras me detienen. Matt baja apresurado.

—Hola enana —Dice cuando llega mi lado, abraza mis hombros depositando un beso en mi frente.

—Hola —Le susurro a mi hermano, maldiciendo un poco el no harse tardado más, casi se la daba.

—¿De que hablaban? —Pregunta Matt.

—Nada —Digo rápidamente antes de que Alex hable —Vamos a ayudar a mamá —Digo giradome para caminar rápido hacia la cocina.
Ellos me siguen y logro escuchar una pregunta de Matt hacia Alex.

—¿A que hora llega? —Pregunta mi hermano mientras nos acercamos a mamá  que esta junto al horno.

—Dijo que pasaria por su casa a cambiarse y luego vendría —Contesta Alex apoyando sus brazos en la encimera en la que yo me acabo de sentar. —¿En que te ayudamos Mamá Lilian? —Bromea el hablándole a mi mami que saca una bandeja del horno.

—Pongan la mesa hijo —Ella le sigue el juego por lo que él le sonrie cálidamente.

Era la misma broma de siempre, pero todos sabíamos que mamá lo consideraba un hijo, Alex pasa casi todo el tiempo del día en casa, no solo ahora que es un hombre adulto, lo hace desde pequeño ya que en su casa casi nunca se encuentrasn sus padres, nunca parecio afectarle ese tema o tal vez nunca me lo demostró a mi, él es una persona muy alegre, te trata con amabilidad y logra hacerte sentir la persona más valiosa del mundo con tan solo un bonito gesto ¿Cómo no enamorarme de él?

No puedo dejar de mirarlo mientras él se desplaza por la cocina buscando las cosas para colocar en la mesa al igual que Matt, yo por otro lado decido quedarme en mi lugar ya que mis pares no me permitían tocar nada que sea de vidrio a causa de mis antecedentes, digamos que rompí muchas cosas.

Desvio mi vista hacia papá cuando entra a la cocina, aleja el teléfono de su oído cuando llega a unos pasos de mi.

—Pero miren la princesa que me encontré sentada en mi encimera —Dice en un falso tono de sorpresa, siento mis mejillas calientes cuando su comentario hace que todos me miren pero en especial Alex. Aprieto mis labios en una sonrisa. —Oh no, esperen... ¿Emma? —Pregunta papá y ruedos ojos.

—Paaa... —Me quejo avergonzada escuchando unas risas de parte de los demás en la habitación, excepto por Liam que esta entretenido con su telefono, seguramente jugando alguno de esos juegos que tanto le gustan.

—Qué gruñona —Dice mamá llegando a mi lado cuando para aprieta mi mejilla como si fuera una bebé —Solo admiramos el buen trabajo que hicimos —Dice ella guiñandole un ojos a papá que ríe divertido.

—Que asco —Susurro haciendo una mueca y un escalofrio me recorre. —Adiós —Digo huyendo de entre medio de ambos para sentarme en la mesa.

Pasan unos minutos en los que mamá  termina  de hacer la comida con ayuda de papá, Liam esta sentado a mi lado pero ahora si confirmo que juega con sus jueguitos. Matt y Alex se encuentran hablando cerca de la mesa de algo que no logro escuchar, me aburro por lo que apoyo mi cara en una de mis manos y suspiro.
Estoy a punto de quejarme cuando el timbre suena.

—Yo voy —Avisa Alex, mi hermano le da un palmada en el hombro y sonrien cómplices, fruzo el entrecejo y sigo a el castaño con la mirada cuando sale por la puerta de la cocina en direccion a la entrada principal.

Le chisto por lo bajo a Liam que no me presta  atención asi que termino picoteando su hombro.

—¿Que? —Pregunta sobando el lugar en el que clave mi uña.

—¿Sabes quien es? —Pregunto señalando con mi cabeza hacia la entrada de la casa.

—¿Eh? —habla confundido. Ruedo los ojos.

—Nada, déjalo —Digo cuando unos pasos se escuchan más cerca de la cocina seguido de unas voces. Entrecierro mis ojos cuando Alex entra otra vez a la cocina pero esta vez acompañado de una castaña despampanante.

—Hola —La dueña de esa voz es la misma que esta enganchada en el brazo del castaño que la observa con ojos de amor. No puedo despegar mis ojos de ellos.

¿Quién era ella?

Siento la mirada de Liam posada en mi y mis ojos van a él en busca de respuestas, lo veo observarme preocupado y no hace falta que digamos nada él sabe exactamente que en este momento mi respiracion se vuelve irregular a causa de la sensacion asfixiante que siente mi corazón. Mi mano se dirige hasta ese lugar escuchando de fondo como todos responden al saludo de le castaña. Escucho a lo lejos a mamá pedirles que se sienten. Mi vista baja a mi regazo cuando me siento fuera de mi cuerpo, mi cuerpo se siente poco seguro como para levantarse, podría asegurar que estaba temblando. Trato de respirar y decido no mirarlos para no lastimarme más.

Todo lo demas lo escucho a lo lejos, con menor importancia. Mamá sirve los platos y a pesar de ser una de mis comidas favoritas mi estomago está completamente cerrado al igual que mi garganta. Me siento una idiota... ¿Ella era su novia?

El ruido de un tenedor chocando con una copa suavemente hace que levante la vista un poco confundida. Alex tiene una sonrisa en su rostro mientras provoca ese ruido. Deja la copa sobre la mesa pero no la suelta.

—Bueno... como saben yo los considero mi familia —El sonido de ternura por parte de mamá no se hace esperar —Por esa razón quería que fueran los primeros en saber que...
Rebeca y yo nos comprometimos —Suelta y su mano se una a la de ella sobre la mesa.

Siento un balde de agua fría empaparme y mi pecho se sacude frenéticamente. No sabia que esas simples palabras podrían desteuirme el corazón pero lo estaban haciendo, aparto mi mirada de él cuando una mano toma la mía por debajo de la mesa, observo a Liam y mi labio tiembla, mis fosas nasales se abren buscando que entre más aire para contenerme.

Escucho a mamá gritar de felicidad y a papá felicitarlos pero nada logra hacerme volver a mirarlos, siento el cuerpo pesado y mis ojos cargan grandes ganas de soltarme a llorar. Si antes me sentia una idiota ahora no podía ni describir como me sentia.

—Ma... —Liam decide hablar sin dejar de tomar mi mano —Me siento algo mareado ¿Puedo retirarme? —Pregunta él y suelto un largo suspiro agradeciendo que él haya dicho que se sentia mal y no yo.

—Claro cariño, pero ¿qué sientes? —Pregunta ella y yo no aparto la vista de mi hermano impidiendo que los demás vean mis ojos aguados a causa de que mi pelo cubre gran parte de mi cara.

—Solo es un mareo —Dice él haciendo cara de sircuntancia mientras lleva sus dedos a su cien.

—Bueno —Dice mamá —Princesa ¿Podrías acompañar a tu hermano para que nada le pase en las escaleras? —Pregunta mamá apoyando su mano en la mía, asiento sin mirarla.

—Gracias  y buen provecho —Dice Liam levantandose sin dejar de sostener mi mano.
—Felicidades Alex, Rebeca —Lo veo inclinar su cabeza en señal de saludo y aprieto mis labios para luego susurrar un pequeño felicidades también.

No tengo fuerzas para mover mis piernas, no puedo ni siquiera respirar por que se que eso solo hará que mi pecho se oprima con más fuerza. Aprieto mi mano libre sobre mi falda roja, sobre... la carta.

Liam tira de mi mano obligandome a salir de allí. Solo cierro mis ojos y sigo sus pasos tratando de llegar a la escalera de la casa sin romper en llanto.

—Sh... —Liam frena justo antes de subir el primer escalón —Que si no habrá mucho que explicar —Susurra limpiando mis mejillas cuando mis ojos comenzaron a soltar pequeñas bolitas de cristal dibujando un sendero por éstas.

Asiento ante sus palabras y tomo una fuerte respiración. Él se gira todavía sosteniendo mi mano y nos conduce hacia arriba, no lo duda ni un segundo cuando llegamos al pasillo principal pasa por nuestras habitaciones pero no entramos allí solo seguimos caminando hasta el final de la casa o el fin del mundo como le solíamos decir de pequeños.

Abre la última puerta Blanca después del largo pasillo doblando un poco a la derecha. El aire frío de la noche choco contra mi cara haciendo volar mi pelo, me encojo un poco al notar que mi atuendo no era quizás apropiado para estar afuera.

Liam vuelve a tirar de mi mano casi como si supiera que mis piernas no quieren funcionar por si solas. Una vez que estoy del otro lado de la puerta él la cierra despacio y apoya una de sus manos en mi espalda alta empujando poquito para indicarme que camine, así lo hago hasta el borde la terraza.

—Sientate —Dice sin soltar todavía mi mano. Solo me limito a hacerle caso. Mis piernas cuelgan por la cornisa una vez que mi trasero toca el piso de este lugar al que tanto cariño le tenía. —Vico... —Susurra Liam desprendiendo preocupación por todos lados. Ese apodo logra calentar un poco mi corazón.

—Me duele mucho el pecho Lili —Susurro apoyando mi mano en ese lugar para mirar a Liam un segundo.

—Lo sé... —Su mano llega a mis hombros y tira de mi para abrazarme y lo hago me dejo envolver pero también me suelto, suelto todo lo que estuve reprimiendo, mi llanto, hipadas y gemidos de dolor —Tranquila respira —Liam acaricia mi espalda y tengo que girar mi cabeza para coger aire. Nos separamos un segundo cuando no puedo controlar mi llanto, mis hombros se sacuden y mi corazón corre dentro de mi pecho. —Vico mirame —Exige el rubio y trato de hacerlo. Mis ojos se empañan y sus dedos me ayudan a poder hacerlo. —Tranquila, todo estará bien —Trata de darme una sonrisa.

. . .

—¿Te encuentras mejor? —Su voz suave y calma es lo unico que rompe la silenciosa y oscura noche que admiramos ya desde hace un rato sobre la cornisa del techo.

—Un poco —Susurro sintiendo todavía pequeños temblores en mi cuerpo. Ya había llorado y pataleado a lo largo de una hora, Liam solo se dedicó a a limpiar mis lagrimas.

Apoyo mi barbilla sobre mis manos dejando que mis ojos vuelvan a perderse otra vez en el horizonte, entre los árboles del bosque que nos rodeaba, podía ver a lo lejos muy a lo lejos como si fueran pequeñas hormigas las luces de la ciudad más cercana. Me inclino un poco hacia adelante y frunzo el entrecejo cuando el ruido a papel llama mi atención.

La carta.

—Que idiota —Susurro tomándola de dentro de mi falda. Apoyo mis manos sobre mi regazo observando el sobre, mis labios descansan en el junto a una brisa de mi perfume.

—¿Que es eso? —Pregunta Liam sacandome de mis pensamientos.

—Yo... —Suspiro —Quería confesarle todo —Murmuro encogiendome de hombros al mismo tiempo que mi pecho volvía a doler.
Que ilusa.

—¿Puedo leerla? —Pregunta suavemente. Miro el sobre por última vez y luego lo hago a él. —Gracias  —Dice cuando le apoyo sobre sus piernas.

Veo como abre la primer solapa del sobre y una corriente de vergüenza recorre mi cuerpo. Tiro mi peso hacia atrás dejando mi espalda recostada en el piso.

—Qué vergüenza —Susurro tapando mi cara.
Siento a Liam recostarse a mi lado y lo observo él todavía la sigue leyendo.  Corro mi vista al cielo, la luna es nuestro gran reflector junto a las estrellas que por estar en medio del bosque nos permiten observarlas.

—Wow es... —Habla Liam después de un momento.

—Lo sé una cursilería —Mis ojos vuelven a llenarse de lagrimas, presiono mis labios.

—Es Bonita —Dice él doblando los pequeños pliegues ya marcados por mi.

—Gracias pero ahora no sirve de nada —La tomo una vez que él me la entrega ya dentro de su sobre.

—¿Planeabas dársela hoy? —Pregunta girando su cabez ahacia mi, hago lo mismo.

—Si —Susurro y él aprieta sus labios algo pensativo —¿Que? ¿Que sucede? —Pregunto.

—Quizas lo mejor sea que no se la hayas dado —Dice haciendo una mueca.

—Oye... —Digo ofendida.

—Vico... él va a casarse —Dice haciendo que el pinchazo a mi pecho vuelva —Ellos están hace mucho tiempo, él  ya la había traído a casa cuando tu no estabas, no menciome nada por que no crei que iba en serio...

—Estas lastimandome —Susurro sintiendo como mis labios tiemblan.

—Quizás si hubieran sido otras sircuntancia vico... —Suspira —Si él correspondiera esto...

—Pero no lo hace —Mi voz sale temblorosa.

—No es tu culpa, ni la de él. Nadie decide de quién enamorarse —Aclara tratando de seguramente no romperme más de lo que ya yo lo había hecho.

—Quizás deba entregársela igual... —Hablo un poco esperanzada, él frunce el entrecejo —No es lo que piensas solo... quiero sacarlo de aquí —Balbuceo tocando mi pecho —Se que no va a ser fácil pero necesito sacar este peso de mi pecho —Susurro acariciando ese lugar que tanto dolía.

—Se que en este momento eso suena muy correcto Vico pero lo mejor quizás por ahora es no decir nada — Lo miro confundida y un poco enojada —Emma él es un hombre quiere casarse hasta quizás tener hijos, ¿tú le darías eso? —Pregunta y abro mis ojos sorprendida.

—N-no... —Respondo temblorosa —A penas soy una niña —Susurro asustada.

—Él está en otra etapa, tiene otras metas, yo se que lo amas y que te duele mucho lo que esta sucediendo, y por que lo haces se que dejaras que él sea feliz —Dice. Entre abro mis labios para replicar y él me interrumpe —¿Que piensas que va a suceder si él sabe de tus sentimientos? —Pregunta deja dome en blanco.

—N-no, no lo se —Me encojo de hombros.

—Van a llegar otras personas a tu vida Emma y no quiero verte sufrir por que él se aleje de ti al saber de tus sentimientos —Me encojo en mi lugar un poco apenada a pesar de que su voz siempre sigue siendo delicada.

—Él no me lastimaria así... —Susurro abrazando mi carta.

—Vico no le des la carta o al menos espera un poco —Pide hasta un poco suplicante.

—Esta bien —Me rindo viendo un poco de alivio en sus expresiones. —Gracias Lili...

Fin del flashback.


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¿Qué les pareció el capítulo?

¿Les gustan este tipo de flashbacks?

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N/A: Espero que les haya gustado, si quieren apoyarme pueden votar el capítulo, comenten (que siempre es bien recibido) y seguirme en el intagram del libro, y si están generosos en wattpad.

Mi DM siempre esta para cualquier duda o comentario 💕

Besos.

-Aldi 🥀

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