Capítulo 47: "La cita" (Parte 1)

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Pov's Emma 

Me han regañado, claro que si. Matt había llamado a mis padres justo antes de llevarme a casa para que ellos estén tranquilos. Una hora y media me retuvo mamá, claramente lloró y reclamó algo que me hizo sentir asquerosamente mal. Sabía que últimamente andaba mucho más sensible a estos temas por lo que estaba pasando en el pueblo, debí ser más prudente, lo reconozco, porque yo había planeado todo con suficientemente tiempo de anticipación como para decirle que iría casa de Matt. 

—Esta noche tu padre y yo saldremos, deberás quedarte cuidando la casa. —Me informa mamá levantando la vista de sus uñas, las estaba pintando de rojo.

—Pero... ¿No puede quedarse Liam? —Pregunto separando mi cuerpo del respaldo del sillón. Mierda, quería salir con Alex, claramente no le había contado a mamá lo que había pasado la noche anterior entre nosotros, ni que teníamos una cita hoy. 

—Liam no vendrá a dormir esta noche, se irá a casa de Ria —Menciona y enarco una ceja. 

—¿Lo dejarás quedarse en casa de una chica? —Pregunto y ella levanta la vista. 

—Te dejo quedarte a ti en casa de Matt teniendo a Alex junto a tu vieja habitación. —Me da una mirada cómplice y mis mejillas se encienden. 

¿Lo habría notado? 

—Es distinto, yo soy grande —Susurro, no estaba peleando por que a Liam lo dejaran dormir en casa de una chica porque sabía que ellos no se gustaban, yo peleaba porqué quería estar libre para salir con Alex. 

—Liam también lo es, confió mucho en él —Se encoje de hombros —Pase lo que pase se que le enseñe a ponerse un condón —Dice y mis ojos se abren. 

—¿Ya tuvieron la conversación? —Digo sorprendida, supongo que para los hermanos mayores era difícil imaginar que los pequeños hacían eso también. 

—Emma por Dios, tu hermano ya casi tiene dieciocho —Dice de forma obvia —Yo siempre fui franca con ustedes respecto al sexo querida, prefiero eso a que terminen con hijos a corta edad —Asiento, mi charla con mamá había sido a los quince. 

—¿Ustedes vendrán temprano? —Pregunto jugando con mis dedos, ella entrecierra los ojos. 

—¿Qué tramas? —Susurra y giro los ojos. 

—Alex me invitó a salir esta noche —Susurro con pena. 

—¿Qué? —Pregunta mamá y suspiró. 

—Alex me invitó a salir —Susurro con una sonrisa. 

—¿Plan cita? —Pregunta cerrando el esmalte de las uñas. Asiento. —¿Se acostaron? —Pregunta inclinándose hacia adelante como si el chisme le interesara. 

—¡Mamá! —Me quejó sonrojada. 

—Ay cariño, ¿Si no puedes hablar de esas cosas conmigo con quien? —Se encoje de hombros. —Esta bien, respeto si no quieres contarme —Dice con falso desinterés y ruedo los ojos. —Puedes invitarlo a cenar aquí —Propone y levanto las cejas en su dirección. 

—Sabes que no sé cocinar —Susurro. 

—Ay cariño, se más creativa, pueden cocinar juntos, es chef —Dice de forma obvia y sonrío. 

—Estaremos solos... —Murmuro y mamá sonríe. 

—Sabes lo único que te voy a pedir —Me señala y bajo la vista. 

—Lo sé —Digo sabiendo lo que insinuaba —Pero no creo que vaya a pasar —Murmuro poco convencida y mamá bufa. 

—No importa, nunca esta de más decirte que te cuides, tienes un futuro por delante —Siempre decía lo mismo. 

—Creí que querías nietos míos —Sonrío y me mira mal. 

—Eres muy joven todavía —Me señala de forma amenazadora. —Y no juegues con mis ilusiones ya dijiste que no quieres hijos —Frunce el entrecejo y yo suelto una risa. 

. . . 

Pego el teléfono a mi oído mientras muerdo una de mis uñas con nerviosismo, no había hablado con Alex desde ayer en la tarde ni tampoco nos habíamos mandado ningún texto. 

—¿Si? —Escucho del otro lado de la línea, su voz sonaba grabe. —¿Hola? —Me sobresalto al escuchar su malhumor. 

—Alex —Murmuro encogiéndome contra el respaldo de mi cama, quizás lo había llamado en un mal momento. 

—Rubia. —Lo oigo soltar un suspiro. —Lo siento, no sabia que eras tú —Un raro alivio se asienta en mi pecho. —¿Sucedió algo? —Pregunta y puedo notarlo más relajado que antes. 

—Yo... sobre nuestra cita —Murmuro. 

—¿Quieres saber si sigue en pie? —Pregunta y muerdo mi labio inferior. 

—Algo así —Digo. —Mamá quiere que cuide la casa esta noche, ella sale con papá y Liam no estará —Susurro cerrando los ojos sin parar de pensar que quizás no quiera que tengamos una cita si no podemos salir, quizás le parecía aburrido, pero yo en verdad quería verlo esta noche. 

—¿Y tú qué quieres? —Lo oigo hablar —Si me quieres esta noche en tu casa allí estaré —Murmura y un escalofrío me recorre al pensarnos en una cita, solos. 

—Quiero que vengas —Susurro y puedo saber que sonríe aún sin verlo —Lamento cambiar los planes. —Abrazo mis rodillas. 

—Cualquier plan es el mejor si implica pasar tiempo contigo, Rubia —Mis mejillas se encienden y mi estómago sufre de locas cosquillas por sus palabras. 

—Entonces... —Susurro casi sin poder hablar. — Nos vemos en la noche. —Me dolían los labios de tanto sonreír. 

—Allí estaré —Su voz sigue siendo demasiado profunda pero a la vez tranquila, me aprieto queriendo tenerlo entre mis brazos. 

—Ah, una cosa más —Susurro y él hace un pequeño sonido para indicarme que tengo su atención. —Quizás pueda intentar preparar la cena —Digo insegura de mis habilidades en ese ámbito, para que mentir no habían habilidades en mi para con la comida. 

—Tranquila, iré a ayudarte —Ríe un poco y yo también lo hago. —Debo irme pero contaré el tiempo para poder volver a probar tu boca,  amor. —Sisea lo último y como si se lo ordenarán mi corazón se detiene. 

Me dijo amor. 

—Está bien —Trago grueso queriendo evitar soltar un grito de felicidad, mi corazón volvió a bombear pero ahora golpeaba tan fuerte que no podía hacerme la tonta con lo que Alex causaba en mi. —Adiós —Susurro. 

—Adiós —Dice él antes de colgar. Seguido a que la línea se queda muda un grito sale de mi garganta mientra múltiples cosquillas me recorren el cuerpo. 

—Dios —Suspiro abrazándome a mí misma sin poder creerlo, luego de tantos años estaba comenzando a vivir una historia con mi amor platónico de la infancia. 

Los pequeños golpes a través de puerta de mi habitación me hacen volver a la tierra y aclaro mi garganta. 

—Adelante —Digo dejando mi teléfono la un lado, la puerta se abre dejándome ver a Liam, él llevaba una camiseta blanca y unos chándal negros, hacia poco había llegado de su clase de ballet, no me habia hablado desde ayer por lo que me parece raro verlo aquí. —¿Si? —Pregunto sentándome recta en mi cama, él todavía traía mala cara mientras sostenía la puerta.

—El almuerzo está listo —Dice de forma seca y como si le molestará verme, gira para irse. 

—Liam —Lo llamo antes de que pueda cerrar la puerta. Me levanto rápidamente para detenerle. —Siento de verdad no haber avisado —Él se queda quieto y gira a mirarme. —No pensé en que ustedes seguramente se preocuparian por mi y lo siento tanto —Digo sinceramente, me observa por unos minutos. 

—Cuando desperté esa mañana y nadie sabía donde estabas yo... —Sus ojos se cristalizan —Creí que serías otra Katherine —Susurra y mi boca se abre sin saber que decir para consolarle. —Creí que podía haberte perdido como a ella —Su voz se quiebra. 

—Ly —Mis labios tiemblan y no termino de decir nada cuando ya me acerqué para abrazarle —No vas a perderme, nunca —Sus brazos se envuelven en mi espalda y me aprieta contra él como si yo pudiera desvanecerme en cualquier momento. Lo siento llorar en silencio. —Perdoname —Acaricio su atletica espalda de bailarín, Liam ya me había superado en estatura por lo que no podía abrazar sus hombros como cuando era más pequeño. 

—Tonta —Lo oigo susurrar. —Eres tan despistada —Se queja separándose un poco. —Ni siquiera quiero pensar que te mantuvo tan ocupada como para olvidarte de nosotros —Dice por lo bajo cuando se separa de mí y mis ojos se abren en sorpresa. 

¿Acaso todo el mundo se había dado cuenta? 

—Cállate —Digo golpeando su hombros y él ríe divertido. —Lo que sea que estés pensando que paso no se lo digas a nadie —Lo señalo y él lleva una mano a su boca y pasa sus dedos por sobre sus labios como creando un zipper. 

. . . 

—Cierren todas las puertas y ventanas, no abran sin antes preguntar y preferentemente no dejen pasar a ningún desconocido —Enumera mamá mientras Liam y yo escuchamos con aburrimiento, cada que nos quedábamos en casa decía lo mismo y ya no le importaba volver a mencionarlo aunque ambos tuviéramos la edad suficiente para saberlo.  

—Cariño, creo que ya saben cómo deben comportarse —Papá se posiciona detrás de mi madre tomando su cintura. 

—Nunca está de más decirlo —Dice ella guardando de otro de su bolso sus llaves y teléfono. 

—Deberíamos irnos ya, la reservación es a las ocho —Dice mi padre luego de mirar su reloj de mano. Mamá asiente y se gira para como siempre comenzar a supervisar que papá se vea presentable. 

Ambos iban bien vestidos, papá con unos pantalones de vestir beige y una camisa rosa casi blanca, su cabello rubio igual al mío estaba peinado hacia atrás. 

—Muestra un poco de tu pecho —Susurra mamá desabrochando los primeros dos botones y contengo una risa. Ella le acomoda el cuello de la camisa y deja un beso sobre su mejilla luego de ver que su trabajo terminó. —Okey niños, nos vamos  —Dice mamá soltando un suspiro. 

—Adiós mamá —Dice Liam apoyando su cuerpo contra una de las paredes de la entrada, todavía del lado de adentro de la casa. 

—Que tengan una hermosa velada —Digo dándoles una sonrisita. 

—Gracias mis bebés —Mamá se acerca para dejar un beso en cada una de nuestras mejillas. 

—Tengan cuidado —Ahora habla papá saludando a Liam. —No nos esperes despierta cariño, descansa —Dice para luego besar mi frente. Asiento estirando mi mano hacia la puerta cuando  papá se separa. 

—Liam avísame cuando llegues a casa de Ria —Le dice mamá mientra mi padre entrelaza sus manos seguramente ya queriendo dejar la casa. 

—Si mamá —Dice Liam. Sin nada más que decir ambos salen de la casa y tanto yo como Liam salimos para asegurarnos de que se vayan. 

Papá abre la puerta del copiloto y todavía tomando la mano de mi madre se inclina en una reverencia para que ella suba al auto, oigo la risa de mamá ante las típicas payasadas de mi padre. Él cierra la puerta del copiloto y luego rodea el auto hasta su puerta. Nos da un último saludo antes de subirse al auto. Segundos después los vemos alejarse por la calle principal. 

Cierro la puerta luego de que ambos hayamos entrado.

—¿Tú ya te irás? —Le pregunto a Liam mientras ambos comenzábamos a subir la escaleras, eran las siete por lo que tenía una hora para que Alex llegue, debía prepararme. 

—¿Por qué? ¿Necesitas que me vaya? —Pregunta divertido y niego rápidamente. 

—Solo preguntaba —Murmuro mientras terminamos de subir los últimos tres escalones. Una vez en el pasillo de la casa Liam se adelanta hacia su habitación. 

—Entonces en nada te afectará saber que hoy me quedo en casa —Dice antes de siquiera abrir su puerta.

—¿Qué? No, no puedes —Camino rápido y entro junto a él a su habitación. 

—¿Por qué? —Pregunta alzando una ceja y entre cierro los ojos. 

—¿Lo sabes, no? —Digo cruzando mis brazos, él hace lo mismo solo que en su boca hay una sonrisa. —Mamá te fue de chismosa —Niego y él suelta una carcajada. 

—Así que... una cita —Canturrea con superioridad y ruedo los ojos. 

—¿Te irás o no? —Pregunto. 

—Si —Admite y frunzo mis labios. Una especie de calma se había asentado en mi pecho cuando la posibilidad de estar solos volvió, si Liam se quedaba en casa no pasaba nada ya que podríamos salir a cenar o algo así, pero la idea de quedarnos en casa se me hacía más íntima. 

—¿Y por qué dijiste que te quedabas? —Digo algo fastidiada al ver la diversión en él. 

—Te lo mereces por no contarme —Me muestra su lengua en acción infantil y yo se lo devuelvo. 

—Bueno, ahora que lo sabes debes ayudarme a elegir que ponerme. —Giro saliendo de mi habitación y aunque Liam no me respondió se que me sigue hasta la mía. 

—¿Tienes algo en mente? —Pregunta dejándose caer en mi cama. 

—Si, seleccioné tres opciones —Digo entrando a mi armario en donde tenía cada opción en un gancho. Vuelvo a mi habitación
 —Opción uno, esta falda de Jean con esta remera básica blanca —Digo levantando el gancho para que lo vea, sus labios se fruncen. 

—Siguiente —Dice y suspiro. 

—Opción dos un mom jean con una remera básica negra —También elevó el gancho hacia arriba para que lo vea bien. Niega. 

—La otra —Dice y tiro las dos opciones rechazadas a la cama junto a él. 

—Tercer y última opción —Digo levantandola. —Este jumper de Jean con la misma remera básica de la primer opción. —Me acércate a la cama para tomarla y se los muestro juntos, sus cejas se levantan. 

—Los tres son bonitos, pero debías elegir el que más te conviene —Lleva una mano a su barbilla. —Remera negra no, siempre usas negro —Dice mirando la ropa sobre mi cama. —La blanca me gusta, el pantalón... —Duda un momento. —Me gusta pero quizás la falda te ahorre más tiempo —Lo veo apretar sus labios tratando de contener una risa. 

—¡Liam! —Golpeo su nuca. 

—¿Qué? Hay que pensar en todo —Se encoje de hombros. —Ay como si no lo hubieses pensado Emma —Rueda los ojos. —Tú cara de desilusión cuando te dije que estaría en la casa me lo dijo todo. —Se levanta de la cama y guardo silencio para no darle la razón. —Me gusta la última opción, con esas zapatillas negras y blancas quedaría mejor —Señala un par junto a mi cama. 

—Okey voy a probarmelo —Digo tomando todo y con un poco de emoción me meto en mi armario. 

—Iré a preparar mi bolso avísame cuando termines —Lo oigo decir justo después de cerrar la puerta de mi clóset. 

. . . 

—Son las ocho menos cuarto, vete —Asomo mi cabeza por mi armario luego de oír a Liam volver a entrar. 

—Qué agradable es pasar tiempo contigo querida hermana —Dice con falsa sonrisa tirandose en mi cama. —Muestrame de una vez como te queda así podré irme —Se apoya en sus codos y asiento abriendo más la puerta para poder salir. 

—¿Qué tal? —Pregunto tirando la tela de Jean hacia abajo pensando en que quizás debía haberme puesto un short debajo.

—Me encanta, te vez cómoda con eso —Asiente y sonrío un poco. 

—Lo hago —Acepto mirándome para poder mirarme en mi espejo, ese mismo que ya había sacado de mi clóset, ya no lo escondía más. 

—Me gusta esta Emma —Liam se levanta de la cama y yo miro mi reflejo. —Te vez feliz —Agrega. 

—A mi también me gusta más —Susurro mirando el jumper pegado a mi cuerpo, marcando mi figura. —Gracias por todo —Me giro y en un rápido movimiento abrazo a mi hermanito que no era tan pequeño ya.

—No es nada —Dice él revolviendo mi cabello como si fuera mayor que yo. —Debo irme —Dice y asiento. 

—Te acompaño abajo —Digo y rápidamente ambos salimos de mi habitación sabiendo que tenemos poco tiempo para que llegue Alex. Nos detenemos frente a la habitación de Liam que toma una mochila de dentro con lo que supongo es ropa y ambos corremos escaleras abajo. —Adiós —Beso su mejilla —Portate bien, no hagas nada que yo no haría —Lo señalo con mi dedo una vez que abro la puerta. 

—No eres ejemplo ahora —Dice enmarcando una ceja y golpeo su hombro. 

—Vete —Digo señalando hacia afuera y él se ríe mientras toma las llaves del auto de papá. —¿Le pediste permiso? —Pregunto viéndolo salir de la casa y me siento una madre pesada. 

—No debo —Dice bajando los primeros escalones de mármol —Ganar su confianza es un trabajo de años —Gira para giñarme un ojo y le muestro el dedo del medio. Espero paciente hasta que él sube al auto y lo enciende, momento después también desaparece por la calle principal. 

Estoy sola, mi pecho comienza a latir cada vez más fuerte mientras cierro la puerta a mis espaldas, era cuestión de minutos para que Alex esté aquí y tengamos nuestra primera cita. 

Voy a desmayarme...

Doy un salto cuando mi teléfono suena en alguna parte de la casa y corro rápidamente hacia la cocina cuando recuerdo haberlo dejado ahí. Mi manos están sudando y hay un cosquilleo en mi vientre que no me deja tranquila. Desbloqueo la pantalla recibiendo su mensaje: 

Mensaje 

Alex: Estoy por llegar

Ahogo un grito soltando el teléfono sobre la mesa. 

—Por los dioses —Susurro acomodando mi ropa y cabello mientras camino en círculos alrededor de la mesa del comedor. —Calma Emma, por favor —Susurro tomando bocanadas de aire. —Es solo Alex, como si ayer no hubiera pasado nada —Apoyo mis manos en la mesa y dejo caer mi cabeza hacia adelante mientras me concentro en respirar. 

La ansiedad de saber que lo vería en un par de minutos me estaba matando, el no saber que pasaría esta noche también lo estaba haciendo. Lo quería todo con Alex pero sentía tanta pena y vergüenza que llegaba a odiarme muchas veces. 

Me sentía estúpida por haberme avergonzada de que me diera sexo oral? Claro qué si, porque estaría mintiendo si dijera que no quería su boca justo en ese lugar que le pertenecía, pero me gano la vergüenza. 

Tin,Tin

Mis ojos se abren con impresión cuando el timbre de la casa suena, mi pulso sigue como loco y me tiemblan las piernas cuando camino hacia la entrada llena de nervios. 

—No lo arruines —Susurro justo antes de tomar una bocanada de aire. Con un poco de valentía lo hago, abro la puerta. —Alex —Murmuro con una pequeña sonrisa cuando lo tengo frente a mí tan seguro de sí mismo como siempre, tan guapo. 

—¿Le abres la puerta a todo el mundo sin preguntar? —Frunzo el entrecejo cuando su pregunta me saca de mis pensamientos. 

—Eh... yo —Murmuro sintiendo mis mejillas rojas —No esperaba a nadie más —Digo dándole un pequeño repaso a su cuerpo y no estoy segura de si ya había mencionado que Alex tiene un exelente gusto para vestirse. 

—Me quedaría más tranquilo si preguntas antes de abrir —Dice levantando una ceja y yo asiento despacio todavía un poco embobada con él. 

—¿Qué... es eso? —Susurro cuando las bolsas en su mano llaman mi atención. —Digo, lo siento pasa —Me hago a un lado notando que todavía seguíamos en la entrada, él suelta una pequeña sonrisa que me hace imitarlo como una tonta.

—Traje algunas cosas para preparar la cena —Dice adentrándose. 

—Deja que te ayudo —Susurro girando la llave para cerrar la puerta, luego me giro hacia él. 

—¿Te aseguras de que no me escape? —Dice divertido pasandome una de las bolsas que traía en su mano y niego sonriendo un poco. 

—¿Qué vamos a preparar? —Pregunto adelantándome para pasar por su lado dirigiéndome a la cocina.

—Pensé en carne al horno con papas —Su voz me sigue hasta el interior de la cocina. 

—Las papas al horno me encantan —Comento acercándome a la encimera para dejar una de las bolsas. 

—Podría decir que eso fue casualidad —Por el rabillo de mi ojo puedo ver como deja la bolsa a mi lado, puedo sentirlo justo detrás de mí. —Pero estaría mintiendo —Agrega tomándome delicadamente de uno de mis costados. —Te ves preciosa —Susurra sobre mi cuello justo antes de dejar un delicado beso en ese lugar, desatando millones de cosquillas por todo mi sistema. 

Giro mi cuerpo todavía manteniéndome entre la encimera y su cuerpo y levanto el rostro para poder mirarle desde mi altura. 

—Tú también te ves guapo —Murmuro apoyando mis manos en su pecho con cierta timidez. —No puedo creer que estemos en una cita —Suelto bajito sin pensar en que él podía oírme al estar tan cerca. 

—Nunca tuve tantas ganas de tener una cita con alguien —Ahora ambas de sus manos me sostienen por la cintura, nuestros ojos se encuentran y muero por besarle pero no estaba segura de sí una vez que empezáramos podríamos parar. 

—Eh... ¿quieres comenzar con la comida? —Susurro sintiendo la cara caliente. Uno de los costados de su boca se eleva como si pudiera leer mis pensamientos y asiente brevemente soltandome. —No sé cuánto tiempo nos tardaremos por eso. —Digo sintiéndome estupida por permitirle que me suelte. Me importaba una mierda la cena quería pasar la noche entre sus brazos. 

—Tranquila, la carne la traigo casi lista —Se separa para acercarse a unas de las bolsas de adentro saca un tupper, dentro se encuentra la carne con una especie de líquido que no sé que será. 

—No te hubieras molestado —Digo mordiendo mi labio. 

—No es nada, si no la hubiera preparado temprano deberíamos esperar como una hora para que la carne absorba la mezcla. —Me explica dejándolo sobre la encimera. 

—Que bueno que por lo menos uno de nosotros sepa cocinar —Digo apoyando mi baja espalda en la encimera. Él sonríe repasandome un segundo con su mirada. 

—Necesito una bandeja e ir precalentando el horno —Dice luego de deleitarse por unos cuantos minutos con mi presencia. 

—Okey —Susurro caminando hacia una de las gavetas, tomo una bandeja negra y vuelvo a su lado como una niña queriendo ayudar en la cocina. Se la entrego.

—Gracias —Dice y la deja a un lado para encaminarse hacia el lavabo. —Ven —Me mira abriendo el grifo —Debemos lavarnos las manos —Explica aplicando un poco de jabón líquido en mis palmas cuando me posicionó a su lado. 

—Lo olvidé —Susurro divertida al darme cuenta que definitivamente no soy buena en esto. Ambos enjuagamos nuestras manos y luego nos las secamos.

—Em... ¿Qué sería precalentar? —Murmuro con timidez y Alex me mira sobre su hombro al mismo tiempo que saca la carne de su tupper. —Es decir... ¿solo debo prenderlo? —Pregunto y él sonríe.

—Prendelo y ponlo en mínimo —Me explica con paciencia y asiento rápidamente caminando hacia el horno empotrado en uno de los muebles. —Asegúrate de que quede bien cerrado —Lo oigo decir y asiento aunque no sé si me está mirando. 

Una vez que consigo prenderlo vuelvo a su lado, él ahora se encuentra vertiendo sobre la carne esa mezcla que tenía el tupper. 

—¿Qué es eso? —Pregunto curiosa apoyando mis codos en la encimera. 

—Una mezcla entre ajo, orégano, sal, vinagre y un poco de vino blanco —Dice mientras toma uno de los reparadores y seca sus manos. 

—¿Tiene vino? —Digo asombrada, en realidad no sabía que se le podía poner bebidas alcohólicas a la comida. 

—Si,  el vino ayuda para caramelizar los jugos resultantes del cocinado. —Dice apoyando su cadera contra la encimera para quedar enfrentado a mi, muerdo mi labio ¿Por qué me parecía sexy hablando de comida? 

—¿Qué sigue? —Pregunto quitando mis ojos de un repentino paseo por su cuerpo. 

—Tenemos que pelar las papas para meterlas junto a la carne al horno. —Explica y dudo un segundo. 

—No recuerdo si quedaban papas —Digo pensativa. 

—Yo las traje —Se gira para tomar una de las bolsas y mostraemelas.

—Deberías haberme dicho así yo también ponía algo —Digo cruzando mis brazos. —Está haciendo todo tú —Me quejo frunciendo el entrecejo, él suelta una carcajada. 

—A mi me parece justo, yo traigo las cosas y hago la comida —Habla divertido mientras recorta nuestra distancia. Lo miro con falso enfado cuando toma mi cintura. —Y tu pones la casa y esto... —Empuja mis caderas hacia él presionando mi sexo con su entrepierna. —Es una broma —Dice rápidamente cuando nota que capto la indirecta. Ríe ante mi expresión de sorpresa.  —No me gusta ver tu ceño fruncido —Comenta acariciando mi espalda baja manteniéndome sobre su cuerpo y hasta ahí llegó mi actuación de enfado. —¿Tendré que quitarte esa expresión con besos? —Pregunta y entreabro mis labios. 

—Tal vez —Susurro encogiéndome de hombros con claro interés de que lo intentara. 

—Quizás podríamos comprobarlo —Su otra mano, la que sostenía la bolsa se encarga de quedarse libre para poder tomarme. Mis ojos van a sus labios y asiento atontada deseando que dejemos las palabras y que me bese de una vez. 

Cierro los ojos cuando su boca se pega a la mía y suspiro, Dios... sus labios se sentían deliciosamente pegados a los míos.

Su lengua acaricia mis labios pidiéndome permiso para llegar a la mía y yo le permito que haga lo que quiera, entreabro mis labios sintiendo corrientes llenas de electricidad cuando nuestras lenguas se acarician, es apenas un beso lento que me tiene los pelos de punta y el vientre lleno de cosquillas. Por un rato lo único que se escucha en la cocina es el chasquido de nuestros labios y suspiros reprimidos. 

. . . 

Exactamente una hora después estábamos sirviendo la carne junto a las papas. Tenía razón, luego de ese beso nos costó separarnos pero debíamos hacerlo o terminaríamos comiendo el día siguiente. 

Luego de colocar todo en el horno habíamos bromeado mientras preparábamos la mesa, ya no me sentía tan nerviosa y sabía que era porqué estaba muy cómoda junto a Alex, nada había cambiado entre nosotros, la conversación no se dificultaba por las nuevas cosas que estaban pasando entre nosotros y eso me tenía eufórica, podíamos seguir hablar como si fuéramos los mismos amigos solo que ahora no nos conteniamos  a la hora de comerle la boca al otro. Ya nada era incómodo luego de besarnos, al contrario se sentía tan correcto. 

—Traje vino —Menciona acercándose a la mesa luego de que ya habíamos colocado ambos platos. 

—¿Blanco o tinto? —Pregunto apoyando mi barbilla sobre mi mano siguiéndole con la mirada mientras se sienta frente a mí, habíamos decidido no comer en la mesa del comedor en cambio estábamos en el desayunador que era más pequeño que la gran mesa que nos mantenía muy alejados del otro. 

—Tinto —Dico con una pequeña sonrisa. —¿Te sirvo? —Pregunta y asiento pasándole mi copa. 

—¿Acaso quieres envorracharme? —Pregunto de forma pícara mientras él lo sirve. Lo veo entrecerrar sus ojos. 

—No necesito vino para conseguir nada —Dice con arrogancia y levanto una ceja. 

Cuanta razón tiene. 

No digo nada, solo contengo una pequeña sonrisa mientras él me pasa mi copa y llena la suya. Cierra la botella y eleva su copa dándome un pequeño asentimiento y también la elevo un poco. 

—Por nuestra primera cita —Digo con las mejillas rojas y el corazón acelerado. 

—Por esta y por las que siguen —Habla inclinándose hacia adelante hasta hacer chocar nuestras copas, sonrío mientras mis ojos se van hasta sus labios contra el vidrio del vaso mientras bebe el líquido, hago lo mismo relamiendome ante el rico sabor, hacía tiempo no tomaba vino. 



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Espero disfruten de estos pequeños momentos. 

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Besos 

-Aldi🥀

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