Capítulo 52: "Provocar"

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


Pov's Emma 

—Nerd —Empujo la cabeza de Liam justo cuando paso por detrás de él, quien justamente no quita la mirada de sus cuadernos en cambio solo levanta su mano para mostrarme su dedo del medio. —¿Has desayunado? —Le pregunto rodeando la isla en la cual se encuentran apoyados sus libros. 

—No —Murmura concentrado en las hojas. 

—¿Papá y mamá? —Pregunto extrañada al no verlos. Oigo a Liam suspirar. 

—No lo sé —Dice simplemente y ruedo los ojos comenzando a buscar los ingredientes para hacernos un desayuno. 

—¿Qué quieres desayunar? —Le pregunto luego de ubicar nuestras dos tazas sobre la encimera. 

—¿No debes irte ya? —Pregunta con una sonrisa falsa claramente molesto por que interrumpa su lectura. 

—No seas grosero —Lo señaló con mi dedo —¿Té o chocolatada? —Pregunto señalando las tazas. Eso era lo único que sabía hacer para desayunar, era todo mi menú. 

—Té —Dice rodando los ojos para volver a su lectura —Por favor —Murmura luego de un minuto seguramente notando mi mirada sobre él. 

—Está bien —Digo dejándolo en paz para ponerme a preparar el desayuno, no me parecía extraño que mis padres no hayan dejado una nota ni siquiera un mensaje en mi teléfono, supongo que lo habían olvidado. 

No me gusta cocinar, todo el mundo lo sabe, pero hoy me espera un largo día y no soy alguien que tenga buenas experiencias con la falta de comida, solía desmayarme mucho cuando me saltaba una comida por lo que esa es mi única motivación, a parte de mi hambre, por la que le prepara el desayuno a mi hermano. 

Tras varios minutos en los que busqué y calente cada bebida por fin pude sentarme frente a Liam en la barra.

—Deja eso —Digo pasándole su té para luego agarrar una de las frutas que había sobre la isla, mamá era alguien que se cuidaba mucho y nos obligaba a comer sano cuando yo era pequeña, ahora... bueno no me quedó mucho de eso pero las frutas me encantan. 

—Gracias —Murmura Liam cerrando su cuaderno. —¿Vas a comer eso con el té? —Pregunta haciendo cara de asco cuando dejo la manzana junto a mi taza. 

—No, pienso llevarla —Digo —Trae las galletas que las olvide —Le pido y él se levanta sin protestar hasta la alacena de donde saca varios paquetes de distintas galletas. 

—¿Saldrás? —Pregunta dejándolas en la encimera para luego sentarse frente a mí.

—Em... si —Susurro tomando uno de los paquetes para abrirlo. Son galletas de chips de chocolate, una de mis favoritas. 

—¿Sola? —Levanto la vista hacia Liam cuando lo noto insistente y preocupado, sabía por qué era, él se había vuelto protector luego de Katherine. 

—Tranquilo salgo con Alex  —Le aclaro y lo veo levantar ambas cejas con sorpresa para luego sonreír con picardía. —Que no se te ocurra pensar perversidades —Le señaló. 

—¿Yo? —Pregunta falsamente ofendido y asiento —Pero si soy un santo —Dice con sarcasmo y ruedo los ojos. —Ya enserio —Deja de reír. —¿Cómo van las cosas? —Pregunta curioso. 

—Nosotros —Susurro sintiendo unas extrañas mariposas en mi vientre por ese nosotros. —Estamos bien... —Suspiro sintiendo mis mejillas claramente coloradas. 

¿Por qué me avergonzaba tanto sentirme enamorada? 

—Veo que van bien —Dice moviendo sus cejas y me acerco para tirar se su claro cabello. —¿Tendrán una cita? —Pregunta luego de quejarse por mi tirón de pelo. 

—No en realidad —Hago una mueca —El lugar en donde Alex trabaja está casi en quiebra y quiere buscar otra cosa, lo ayudaré —Explico tomando un sorbo de mi té. Liam sonríe como un tonto. —¿Qué? —Pregunto sintiéndome expuesta de alguna forma. 

—Lo amas —Solo dice eso y ya me siento en el máximo nivel de vergüenza. Me costaba aceptar mis sentimientos frente a los demás, pero lo que sentía hacia Alex era demasiado fuerte como para ocultarlo. —Espera... —Levanto la vista hacia él —¿Ya se lo has dicho no es cierto? —pregunta sorprendido tanto que su boca queda abierta. Me remuevo en mi lugar y sonrió un poco. —¡Oh, se lo has dicho! —Dice completamente impactado. 

—Lo he hecho —Admito en un susurro dejándolo todavía más impactado a mi pequeño hermano. 

—¿Qué ha dicho? —Pregunta —Hay pues claro que ha dicho que te ama —Lleva una mano a su boca y la tapa cuando yo asiento. —¿Y ahora qué? —Pregunta y frunzo el entrecejo. 

—¿Ahora que, que?  —Pregunto. 

—¿Qué debería pasar? Es decir, confesaron que se aman y seguramente no se privan de demostrarlo —Asume y mis mejillas están a nada de explotar por que todos aquí sabemos que tiene razón. 

—No,  no sé... —Suspiro —No quiero meternos presión o un título, supongo que solo estamos saliendo por ahora —Un título... siempre quise ser llamada la novia de Alex,  fue mi ilusión desde pequeña y ahora, sentía que ese título nos quedaba chico, todo era demasiado intenso junto a mi castaño y parte de esa ilusión seguía existiendo, aunque no represente al cien por ciento lo que nos queremos. —¿Tú debes hacer algo ahora? —Pregunto cambiando de tema. 

—Seguir estudiando —Se encoge de hombros. 

—¿Sabes que estamos en receso no? —Digo haciendo una mueca, Liam no era partidario de salir a tomar aire pero como yo tampoco lo era tanto no decía nada. 

—Si, lo sé pero puedo mantener la mente ocupada en algo que me gusta —Explica haciendo una pequeña mueca y lo observo algo triste por su comentario. 

—¿Quieres que me quede? —Pregunto estirando mi mano para tomar la suya. 

—No —Niega rápidamente —Pásala bien, y no te preocupes ¿Si? —Sonríe. 

—¿Seguro? —Pregunto tratando de convencerlo, vuelve a negar. 

—Si tranquila. —Sonríe tratando de tranquilizarme —Sabes que me gusta estar solo —Agrega despreocupado. 

—Por lo menos llama a una amiga, a Ria —Propongo y él asiente. 

—Veré que hago —Cierra su libro. 

—Otro día me debes una pijamada ¿si?—Pregunto viéndole levantarse, sonríe. 

—Claro —Rodea la isla para dejar un beso en mi frente —Diviértete, pero con precaución —Enarca una ceja y ruedo los ojos. 

. . . 

La puerta frente a mi sede gracias a mi propia copia de la llave principal, esa misma que había usado la noche de mi cumpleaños para escabullirme hasta la habitación de mi castaño. 

La casa se encuentra silenciosa en cuanto cierro la puerta detrás de mí, lo que me hace dudar de que Alex esté en la casa. 

Luego de lo que pasó anoche, esos acalorados y largos minutos en los que me deshice con él al otro lado de la línea ambos nos despedimos, yo caí rendida por el sueño, debía hacer más actividad física, por que ese poquito de adrenalina me había dejado completamente dormida para antes de las diez de la noche. Mi madre se habrá cansado de llamar a mi puerta para que baje a cenar, no lo sé porque lo último que escuché antes de dormirme fue a mi castaño deseándome buena noche. 

Esta mañana, apenas desperté me sentía bien, es decir, mis piernas pesaban un poco pero nada comparado a cuando lo tuve para mi de verdad, no dolía nada y no podía sacar la estúpida sonrisa de mi rostro cuando estaba sola y mi mente divagaba en él, estaba robándose todo de mi, suspiros tontos y gemidos de placer, risas y muestras de afecto que nunca había tenido con una pareja. 

Él mensaje de Alex fue lo primero que vi en mi teléfono, sus buenos días no se hicieron esperar, como ya se estaba haciendo costumbre. Hoy de verdad deseaba verle y busque en mi mente cualquier excusa para estar con él, justo antes de que propusiera siquiera algo Alex ya se había adelantado diciendo que quería verme, ambos pusimos la excusa de su trabajo, aunque en realidad yo si quería ayudarle. 

Y aquí estaba, cerrando la puerta a mis espaldas y adentrándome en la casa, la cual solo habitaba mi castaño con su pequeña bola de pelos desde que Matt y Lía se fueron hace apenas unos días. 

—¿Por que tan pensativa? —La voz de mi castaño me hace pegar un salto cuando aparece de repente en mi campo de visión. Sale desde la cocina, mientras limpia sus manos con un trozo de tela blanca. Mis ojos van a su ropa, y de verdad necesito resaltar lo bien que se ven esos pantalones color camel, junto a su polera negra, una pequeña cadena rodeaba su cuello y por supuesto llevaba anillos en sus gruesos dedos. 

—Nada... digo, no pensaba en nada —Aclaro rápidamente teniendo que levantar la vista para mirarle a los ojos cuando se aproxima más a mi cuerpo, pegado contra la puerta. —Tu cabello —Susurro cuando llegó a este con mis ojos, Alex ríe ante mi expresión de sorpresa. 

—¿No te gusta? —Pregunta enarcando una ceja, lo tenía hacia un lado con lo que parecía ser gel, lo hacía ver más serio y aunque no le quitaba lo bueno que estaba era raro verle así. 

—Pareces un niño bueno —Me burlo levantando una mano para acariciar el pequeño mechón que se había separado y caía sobre su frente. 

—Soy un niño bueno —Dice con una pequeña sonrisa pretendiendo que es uno. Y ruedo los ojos. —En cambio salgo con una niña mala que me rueda los ojos y no da placer, a mí, a quien le alivia cada que la incomodidad llega a su entrepierna. —Dice con un falso reproche. —Me siento usado —Una de sus manos llega a mi cintura tirando de esta. 

—Veo que te despertaste con ganas de guerra —Digo un poco divertida mientras mis manos escalan por su pecho cubierto con tela negra. 

—Siempre, contigo amor —Se excusa algo divertido y en cuanto mis manos llegan a su cuello acarició la tela de la polera y la esquivó para tocar su piel. 

—Gracias por lo de anoche —Susurro cerca de sus labios, sus manos acarician mi baja espalda mientras nuestros ojos no se separan, su avellana brilla al igual que la hilera de dientes que se asoma entre sus rosados labios. —No solo fue sexo telefónico —Susurro frotando nuestras narices. 

—Nunca es solo sexo contigo —Sus manos se adentran en mi camiseta para acariciar mi espalda baja, su tacto cálido me hace suspirar llena de sensaciones. 

—Siento que puedo disfrutar de mi sexualidad y del sexo sin sentirme culpable —Alex no me juzgaba por tener deseo, por exitarme, en realidad parecía gustarle. Sus ojos están atentos a mis labios y después vuelven a mis ojos llenos de éxtasis por mis palabras.

—Gracias por confiar en mí —Sus manos me acercan más a él y mientras que sus ojos todavía me mantenían cautiva y enamorada su mano asciende hasta mi mejilla, la acaricia suavemente. —Eres hermosa de tantas formas que no me culpo por enamorarme de ti —Sus palabras me quitan la respiración por un segundo, Alex mira mis labios y sin dejarme procesar todo lo que me hacía sentir sus labios se pegan a los míos, comenzando un suave y lento beso que me hace aferrarme fuerte a su cuello cuando creí que me desmayaria. 

Sus labios dulces y suaves me toman,  remarcando en mi corazón su nombre, siempre había intentado borrarlo de allí para que ahora con el simple hecho de ser él rompiera todo mi esfuerzo, contrarrestar años de trabajo, haciéndome caer rendida a sus pies en este momento. 

Estaba loca, enamorada en cuerpo y alma del castaño frente a mi pero por momentos pesaba en mi pecho el no saber como demostrárselo por la vergüenza que siempre me recorría al tener que demostrar mis sentimientos. 

Al separarnos  una pequeña sonrisa se plantó en mis labios, tímida porque sabía que aún sin decirlo Alex notaba lo mal que me traía. 

—¿Has desayunado? —Pregunta enarcando una ceja con autoridad y yo ruedo mis ojos. 

—Te pareces mi padre —Tan sobreprotector siempre. Suelto una pequeña risita, todavía seguíamos presionados uno contra el otro, ya no había fuerza en la tierra que nos mantenga las manos alejadas cada que estábamos juntos. 

—Bueno soy más adulto, es mi deber —Dice con una sonrisa llena de burla. 

—Tú eres el adulto y yo la que manda en esta relación —Lo picó porque todavía seguía fascinada con su parte dominante, una nunca antes conocida por mi pero de la cual he estado disfrutando. Alex bufa por la bajo. 

—¿Tú lo eres? —Pregunta divertido acercando su rostro al mío para intimidarme. Le gusta llevar el control y a mi me encanta lo sexy que puede llegar ser. 

—Si —Aseguro ahora acercándome yo para provocar aún más.  —Yo llevo los pantalones de la relación —Sonrió de costado con un intento de superioridad en mis palabras. 

—Preferiría que llevaras una tanga —Sus manos se deslizan hasta mi trasero mientras no oculta su sonrisa pervertida, sin poder evitarlo me río alto rompiendo con mi actuación. —Me gusta como te quedan las tangas —Agrega mordiendo un poco mi labio inferior. 

—Tonto —Suspiro ahora yo mordiendo poquito su labio. —Que bueno que hoy me puse una entonces —Digo con malicia, sin querer perder esta pelea de ver quien era el más dominante. 

Justo luego de decir eso me separo solo para jugar con su control, le doy una última mirada notando como mantiene apretados sus labios mientras que se mandíbula está un poco tensa, manchandose de una forma atractiva, la que me llevó a pensar en cómo podía crearme cosquillas en lugares privados  esa parte de su cuerpo, lo mismo sucedía con su espalda, lo había notado las veces anteriores que lo vi desnudo. 

—¿A dónde vas? —Pregunta cuando paso por su lado en dirección a la cocina, declarando mi indiscutible victoria. 

—¿Has desayunado? —Pretendo cambiar de tema para no darle lugar a quitarme mi premio, él tenía ventaja, claro que sentía su ventaja entre mis piernas. 

Maldita sea, me había excitado con tan solo mirar su mandíbula y recordar su espalda, con ese lunar entremedio de los omóplatos y sus hombros anchos donde había clavado las uñas anteriormente... okey, debo dejar de recordar o terminaré peor. 

—Oh no —Se queja detrás de mí —No puedes decirme que llevar una tanga y pretender que quiero verla —Sus palabras llevan erotismo y algo de diversión a la vez, sus manos se enredan en mi cintura desde atrás y me atrae a su pecho frenando mi huida. —No puedes hacer lo que hiciste y no pretender que quiero probar lo que gotea entre tus piernas. —Su boca está pegada a mi oído y cierro los ojos mientras tomo una bocanada de aire. 

Me gustaba que hablara de esa forma. 

—No hay nada entre mis piernas —Jadeo sin rendirme rápido pero con muchas ganas de seguir jugando. 

—Claro que sí —Su lengua se pasea por mi lóbulo y luego lo captura, jadeó apretando sus brazos. —Mira tus piernas, te va a doler de tanto apretar —Susurra llevando una mano hasta estas que hasta ahora no había notado que mantenía presionadas fuertemente. Su voz carga algo de burla por mi clara derrota y mi orgullo no me permite darle la razón.  Y claro que tenía razón pero no me culpen, no podía pasar desapercibida su semi erección contra mi. 

—Claro que no —Susurro perdiendo un poco de aire cuando sus dedos rodean mi muslo y lo aprieta un poco. 

—¿Osea que no te estás revolviendo contra mi por que estas deseosa de lo que se clava en tu trasero? —Pregunta y detengo mis involuntarios movimientos contra su erección. 

Dios, debo parecer una pervertida.

—Nadie está juzgandote —Su otra mano en mi cadera me mueve sobre su erección debajo de sus pantalones y muerdo mi labio. Parecía leer mi mente. —Me tienes a tus pies, dispuesto a derribar todas y cada unas de tus paredes para que seas solo mía —Sus manos se aferran a mi y damos unos pequeños pasos hasta la pared más cercana. 

Mi respiración se vuelve una mierda por todo lo intenso que siente mi pecho, quito mis manos de los brazos de mi castaño para colocarlas en la pared frente a mi. 

Bip, bip... 

—Dios —Suelto un suspiro cuando uno de  nuestros teléfonos suena, apoyo mi frente contra la pared sintiendo el pecho de mi castaño todavía detrás de mí. 

—Lo siento —Su voz carga un poco de burla y lujuria contenida —Pero tendrás que quedarte mojada, amor... —Deja un beso detrás de mi oreja y se separa. Suspiró sintiéndome un poco desorbitada por todo lo que acaba de pasar. 

Cuando él está a una distancia prudente me giro, observando cómo toma su teléfono de sus pantalones sus ojos están oscuros sobre mi todavía mientras alza el aparato para poder ver la pantalla. Mis ojos recorren su cuerpo y me sostengo un poco fuerte de la pared detrás de mí cuando veo como se marca sin ninguna vergüenza su erección, mis mejillas están rojas a otro nivel. 

Luego de un momento el teléfono no deja de sonar por lo que vuelvo mi vista a él, que observa con el ceño fruncido el aparato en sus manos, se ve confundido y algo enojado por lo que lentamente me despego de la pared. 

—¿Alex? —Susurro bajito pero de todas formas logrando que sus ojos se posen en mi. —¿Sucedió algo malo? —Pregunto con cautela pero él se limita a negar rápidamente. Entrecierro mis ojos y su dedo cuelga la llamada. —¿Colgaste? —Pregunto confundida y lo veo suspirar. 

—Creo que estamos más cerca del almuerzo que del desayuno —Cambia de tema por completo guardando su teléfono y ahora es él el que pasa por mi lado. —Matt y Lía son quienes se encargan de comprar para que yo cocine pero como no están, debemos ir nosotros. —Habla claramente queriendo que me olvidé del tema mientras se adentra en la cocina yo lo sigo de cerca, sintiendo la incomodidad todavía presente entre mis piernas. 

Me quedo en silencio solo mirándole tratando de descifrar qué le sucede mientras acabamos de llegar a la cocina, sus ojos me buscan cuando no hablo. 

—Pediré un taxi —Dice tomando su billetera sobre la isla. Quería saber por qué se había puesto tan raro con la llamada y por qué insistía en cambiar de tema cuando era obvio que algo pasaba. 

. . . 

El taxi tardó poco tiempo en llegar, ahora mismo íbamos camino al centro. Alex no me había hablado desde que subimos y ahora se encontraba centrado en su teléfono, yo por otro lado, todavía me removía algo incómoda por la humedad latente en mis bragas. 

Suelto un suspiro algo aburrida mientras apoyo mi barbilla sobre la palma de mi mano. Puedo ver de reojo como mi castaño voltea a verme, seguramente por ese suspiro  y sin dejar pasar mucho tiempo su mano se coloca en mi pierna. No nos miramos, no decimos nada, solo disfruto de sus delicados movimientos en mi muslo. 

—Quieto —Murmuro con advertencia cuando su mano distraídamente va hacia el interior de mi muslo. 

—¿Qué? —Pregunta queriendo aparentar inocencia y ruedo los ojos. Lo siento inclinarse hasta mi. —¿Incomoda? —Pregunta con algo de burla porque seguramente sabe como estoy  cuando su mano se mueve un poco hacia mi entrepierna. 

—Para nada —Digo orgullosa levantando un poco mi cabeza para enfrentarnos, podía desearlo demasiado en este momento pero yo ganaría. 

—Estás abriendo las piernas para mi, rubia —Sonríe de lado rozando nuestras narices y cuando noto que tiene razón arrugó la mía con molestia. 

—Cállate —Musito golpeando un poco su mano y él la quita con diversión. No iba a perder. 

El taxi se estacionó justo frente a uno de los más grandes supermercados de la ciudad y ambos bajamos del auto. No peleé, dejé que él pagara él taxi, lo dejaría ganar por esta vez. 

En cuanto entramos al lugar pude notar lo enorme que era, de hecho, en el tiempo que viví con Matt y Lía yo nunca había venido aquí,  ellos siempre se encargaron de esto. Era un supermercado, pero no sólo vendían comida, sino que tenía tantas áreas distintas que parecía un centro comercial. 

La mano de Alex sujeto la mía tomándome desprevenida, pero cuando pensaba decir algo, ya estaba llevándome entre las personas mientras cargaba un canasto con su mano libre y la otra me mantenía enganchada a sus largos y anchos dedos decorados por sus anchos anillos... por los dioses. 

No me quejo, en realidad trato de disimular todo lo que me hace sentir, esa molesta sensación mis piernas,  esa se la iba a hacer pagar caro.

—¿Qué debemos comprar? —Digo tratando de aparentar normalidad. 

—Para el almuerzo y compraré para el resto de la semana —Explica mientras vuelve a tomar su teléfono. 

—¿Haz hablado con Matt? —Pregunto cuando desbloquea su pantalla. 

—Si, de hecho lo hacía cuando veníamos en el taxi —Me da una pequeña mirada. Y nos guía entre las personas y los distintos pasillos. 

—¿Que está pasando? —Pregunto curiosa en saber que no se encontraban todos allí. 

—Lía y su hermana salen a distraerse juntas y Matt cuida a Ali —Sonrío un poco, Lía iba a ser una buena compañía para su hermana. 

—¿Y Derek? —Pregunto enarcando una ceja. Alex suelta mi mano para sujetar un paquete de azúcar y meterlo dentro de él canasto. 

—Matt dijo que él trabaja —Ambos nos miramos con duda. 

—Él debería estar apoyando a su esposa —Frunzo mis labios. 

—Cada uno tiene su propio duelo —Se encoge de hombros. —No sé mucho, cada relación es distinta —Dice volviendo a tomar mi mano para seguir caminando. 

—Supongo que sí —Suelto un suspiro. —¿Qué vamos a cocinar? —Pregunto un segundo después cuando seguimos caminando entre los pasillos. Alex se encargaba de ir tomando las cosas que necesitaba, como un paquete de arroz, harina y un par de especias.

—Estaba pensando en algo sencillo —Giramos en uno de los pasillos topandonos con el área de ropa —Albóndigas de carne molida con salsa de tomate y arroz —Explica mientras seguimos caminando por el, quizás cortando camino hacia otro. —¿Te gusta? —Pregunta y asiento rápidamente. 

—Si, lo haces tu me gustará —Le doy una sonrisa de lado cuando se gira para mirarme. 

—¿Así que ahora lo haré yo solo? —Enarca una ceja divertido y ruedo los ojos, en un rápido movimiento Alex acorta la distancia dejando un pequeño beso en mis labios que me hace sentirme avergonzada rápidamente, estábamos en medio de un pasillo rodeados de gente. Sonrío como idiota. 

—No quiero arruinarlo —Digo un poco divertida. 

—¿Eso no es una excusa para no cocinar, no? —Pregunta reanudando nuestra caminata que se había detenido por un segundo cuando decidió besarme. 

—Para nada —Digo aparentando inocencia, no me mira pero si niega un poco con su cabeza a la vez que sonríe.  Justo antes de salir del  pasillo de ropa Alex nos detiene dejándome delante de una prenda de ropa interior. 

—Se parece al que tenías la noche de tu cumpleaños ¿No te parece? —Pregunta detrás de mí con algo de sugerencia en su voz. Miro a los lados descubriendo a varias personas alrededor. 

—Alex —Reclamo su descaro con algo de diversión, mentiría si dijera que no me tiene loca su forma directa de ser. 

—Todavía recuerdo cómo corrí ese encaje que se apretaba tan bien a tu cuerpo —Su voz está sobre mi oído y entreabro mis labios sin poder creer lo que estaba diciéndome, ni siquiera le importaba que a pocos pasos de nosotros se encontrará una señora mirando camisetas. —Como la tela se perdía aquí —Su mano se desliza suavemente por mi trasero y aprieto mis labios mirando de reojo a la señora, deseando que no se voltee a vernos. —No he olvidado que me debes mostrar tu tanga, rubia —Captura mi lóbulo y jadeo cuando se separa de mi cuerpo. 

Una sonrisa triunfante se posa en su rostro justo antes de tomar mi mano y seguir camino como si nada hubiera pasado. 

Esto no se quedará así Alex Hale... 

Llegamos a la caja pocos minutos después del pequeño incidente en el pasillo  de ropa interior, luego de eso un perverso plan comenzó a formarse en mi inocente mente. 

Ahora Alex se encontraba pagando lo que llevamos, por lo que creí que sería esta la mejor oportunidad que tendríamos, ya que él estaba muy entretenido hablando con la señora de la caja. 

Yo a unos metros de él, esperando que terminase y ya con la imagen seleccionada en mi teléfono solo debí presionar el botón de enviar para que Alex, quien pagaría mediante su móvil reciba mi mensaje. Lo veo fruncir el entrecejo mientras la señora seguía parloteando, seguido los ojos avellana se abren con sorpresa para luego bloquear su teléfono. 

—Le pagaré en efectivo mejor —Lo oigo decir y sonrío divertida viéndolo sacar su billetera. Luego de tomar unos cuantos billetes se los entrega a la señora y cuando esta se distrae los ojos de mi castaño corren a los míos rápidamente su mirada se oscurece y lo veo abrir sus labios para murmurar algo. —Espera al llegar que estemos solos —Logró entender lo que dice y tanto mi corazón como otras zonas de mi cuerpo comenzaron a latir. 

. . . 

La puerta principal se cierra con cierta brusquedad luego de que me adentré en la casa. No volteo porque siento los ojos de Alex pegados a mi yugular luego de pasar por su lado. Ambos llevábamos bolsas por lo que tranquilamente camino a la cocina dejando a mi castaño junto a la puerta cerrada. 

En el camino a la casa él no dijo nada ni tampoco me tocó, la interacción se limitó a conectar cada cierto tiempo nuestras miradas, la mía por supuesto una orgullosa, la suya... nunca había visto tanta intensidad en ese par de color avellana, pero me encantaba que una foto mía lo haya logrado, de hecho era la única foto en ropa interior que tenía, una de las que me había tomado para sentirme bonita, ahora me sentía poderosa de haber despertado a lo que escondía en su pantalón, lo sabía, pude notarlo durante todo el camino queriendo llamar la atención, marcándose. 

Dejó las bolsas donde la isla y en cuanto lo oigo entrar empujo disimuladamente una de las bolsas dejando caer uno de los tomates que había comprado. 

—Ash —Me quejo algo divertida para inclinarme sin doblar mucho mis piernas queriendo poder darle una buena vista de mi trasero, no sabía que estaba haciendo pero sabía por que, me divertía mucho verlo caliente y disfrutar de los resultados no sonaba nada mal. 

—¿Vas a seguir? —Me levanto con una pequeña sonrisa en mis labios cuando habla justo detrás de mí. 

—¿De qué hablas? —Pregunto dejando el tomate en la isla a la vez que lo miro de reojo, mientras él deja las bolsas también en ella. 

—Sacando el hecho de que me enviaste una foto casi desnuda, llevas meneando y mostrando tu hermoso trasero desde que entramos —Su mano se enreda en mi cintura y da un paso más cerca de mi, casi pegado a mi espalda. 

—No lo he meneando —Susurro y muerdo mi labio cuando su otra mano también me alcanza y se aprieta en mi piel. 

—Entonces admites que si lo estás mostrando —Su voz se va acercando a medida que su rostro lo hace a mi cuello, solo posa su nariz ahí, lo siento aspirar sobre mi piel. 

—Tu estás mostrando sin descaro algo —Señalo hacia su entrepierna con un leve movimiento de cabeza —Y no te he dicho nada —Mi voz aparenta tranquilidad pero mi pecho ya comenzó a latir rápidamente cuando el cuerpo de mi castaño se pega por completo dejándome sentir todo, y cuando digo todo, es...todo. 

—Ya veo... entonces por eso has estado molesta todo este tiempo —Su voz no parece demostrar sorpresa por lo que entrecierro los ojos. 

Maldito, lo está disfrutando... 

Tú también.

—¿De qué hablas? —Digo soltando un suspiro bajo, muy bajo, como para que no lo escuchase, provocado por sus inquietas manos que acarician mis caderas y cada vez se acercan más a el botón de mis shorts. 

—Que descortés de mi parte no haberlo notado antes —En su voz podía notar la diversión. —Permíteme arreglar este inconveniente —Separa su nariz y ahora su boca va a mi oído. —Con permiso —Sus dedos rápidos desabrochar de un tirón el botón sorprendiéndome un poco con el hecho de que cuando quise darme cuenta ya estos se encontraban hechos una montaña de tela en mis talones. 

Jadeo inclinándome hacía adelante cuando sus manos me lo indican. Seguido de esto se separó. Miró por sobre mi hombro sintiéndome ahora un poco avergonzada por el tipo de ropa interior que llevaba. 

—Alex —Susurro cuando se arrodilla detrás de mí, sus ojos en mi trasero y mis mejillas rojas. Cierro los ojos cuando sus manos suben por mis piernas lentamente, acariciando toda mi piel. 

Podía sentir todo mojado y más luego de que él apretara con rudeza la carne de mis cachetes seguramente marcando sus dedos en mi piel. Sus manos los separan un poco y me inclino dándole mejor acceso. 

—Creo que encontré el problema de su gotera señorita —Abro los ojos ante sus palabras entre divertidas y excitadas, solo puedo sonreír mientras mi respiración va de mal a peor ¿Como podía respirar de forma decente teniéndolo de rodillas detrás de mí. 

—¿Cual es el problema? —Jadeo con diversión siguiéndole el juego cuando siento sus dedos morder la mejilla de mi trasero. Su mano le da una pequeña palmada al otro y suspiro. 

—Tiene una filtración aquí —La mano que golpeo se arrastra hasta la tela de mi tanga y no sin antes recorrerla entera, la corre hacia un lado. —No se preocupe, es una muy pequeña —Vuelve a separar mis cachetes y el aire frío de la cocina chica contra mi entrepierna caliente —Pero estoy seguro de que tengo algo que la podrá tapar —Escucho una pequeña risita salir de sus labios y antes de que la mía pueda escucharse un grito ahogado sale de lo profundo de mi garganta cuando casi sin aviso Alex entierra su boca contra mi entrepierna. 

—Por los dioses —Suelto en un largo suspiro mientras me dejo caer apoyando mis brazos sobre la isla. Sus manos mantienen todo expuesto mientras su lengua explora todo lo que hay allí, absorbiendo mis jugos y volviendo otra vez a mi punto de placer. —Alex —Chillo sujetando con una mano su cabello cuando centra su atención en mi clítoris. 

Su lengua hace pequeños círculos para luego comenzar a dibujar varias formas con ella, pero definitivamente una fue la que me dejó casi sin respiración, se movía con agilidad y conocimiento dibujando un ocho desde mi botón de placer hasta mi entrada, un enorme ocho que me tenía jadeando como loca. 

Su mano vuelve a impactar con mi piel y mis ojos fallan, mi interior pide más, lo pide a él y me retuerzo sintiendo el pecho volar a mil por minuto. 

Su boca sigue manteniéndome pérdida mientras sus manos dejan de tocarme. Una corriente eléctrica me recorre entera por el bajo sonido de su cremallera abriéndose, seguido del típico ruido del paquete de condón rasgado. 

—Esta es mi herramienta favorita para tapar este tipo de goteras, no deja que nada salga y la llena por completo —El doble sentido de su voz me hace sonreír un poco en medio de todo mi delirio. Su mano libre se pasea por mi estómago finalmente adentrándose en mi camiseta, recorre mi piel lentamente hasta mis pechos. 

—¿S-Si? —Solo logro decir cuando su otra mano desliza por entre mis pliegues la erección ya lista. La respiración de Alex está detrás de mi oído igual de agitada que la mía 

—¿Quiere descubrirlo señorita? —Su boca se pasea por mi cuello y su mano sobre mis pechos aprieta uno. 

—Quiero des... —No pude terminar por que no mucho después de que el quiero salga de mi boca, Alex ya se había adentrado en otra parte de mi. —Carajo —Susurro por lo bajo sintiendo como todo se estira para recibirlo. 

—¿Lo sientes? —Atrapa mi lóbulo y lo succiona haciéndome revólver sobre su pene, la sensación nos saca pequeños jadeos a ambos. 

—Si... —Susurro, quita la mano de mi pecho y ahora con sus dos manos libres toma los bordes de mi camiseta quitandola de mi cuerpo y arrojando la para algún lado. Mis pezones ya sensibles se erizan por el frío mientras mi piel sufre una ola de calor interminable. 

—Es muy eficiente, yo se lo dije —Su voz hace cosquillas en la piel de mi cuello y me desarmó cuando se mueve, saliendo casi por completo para luego volver adentro. 

—Lo es... —Dejo caer mi cuerpo sobre la isla cuando sus manos me piden que me incline dejándole total acceso entre mis piernas. 

Los jadeos eran imposibles de contener cuando en esta nueva posición él lograba tocar cierto ángulo en mi que me estaba desarmando rápidamente. 

—Alex —Suspiro casi sin fuerza con la mejilla apilada en la fría superficie, sentía que me quemaba. 

Sus manos toman mis brazos llevándolos detrás de mi espalda finalmente sosteniéndose con una sola y dejándome presionada contra el mármol. Siento su cuerpo presionarme a mi espalda y su otra mano enrolla mi pelo mientras sus dedos se enredan en él, justo desde el cuero cabelludo. Tira a penas un poco y la sensación me deja desconcertada. 

¿Acaso me había gustado? 

No duele... 

—¿Acaso crees que puedes enviarme ese tipo de fotos.. —Su voz a pesar de estar un poco agitada suena completamente gruesa y cautivadora, me estremezco. —...Y no pagar las consecuencias? —Muerde un poco mi cuello y la picazón de la zona me hace jadear. —Te estoy hablando —Sus caderas nunca dejan de moverse, cambiando la fuerza e intensidad de cómo arremete contra mi, de seguro mi trasero se encuentra rojo y si no lo estaba la mano de Alex impactando contra este seguro lo logró. —Te he preguntado algo —Dice acariciando la zona. Suelta mis manos y puedo apoyarlas en la isla, rápidamente entrelaza nuestros dedos a cada lado de mi cuerpo. 

—Si... al final —Casi no puedo hablar —Me salí con la mía —Jadeo una risita y lo oigo gruñir una pequeña. —¡Ah!—Sale de mi separándose y antes de que pueda moverme es él quien me gira. 

—¿Tengo que follarte más para que entiendas quién manda? —Pregunta pegando nuestros cuerpos, nuestros labios se rozan y sonrio viendo lo negros que se encontraban los ojos, su mandíbula se encontraba tan sexy. 

—Tal vez —Veo su característica sonrisa pervertida asomándose. Su mano va a mi muslo y entiendo esa pierna en su cadera tomando una larga respiración cuando vuelve a entrar. —Maldita... sea —Me quejo cuando la pierna de apoyo me falla quizás por el lugar en donde su pene golpeó, justo creando una sensación desconocida. 

Lo escucho reír un poco y mis manos se sostienen en sus hombros, lento pero firme sus caderas vuelven a moverse. 

—Vas a venirte sobre mi —Su lengua se pasea por mis labios —Quiero sentir como te aprietas a lo que te está dando placer rubia —Su brazo se pasa por detrás de la rodilla de mi pierna elevada para ahora dejarla más arriba ante eso mis uñas se clavan en su piel, era irresistible la sensación.

 Mis labios se entreabren y mis ojos se cierran, jadeó contra su boca mientras oigo los pequeños ruidos de placer que salen de mi castaño, estoy por deshacerme justo entre sus brazos cuando su mano se mete entre ambos y gracias a lo mojada que estaba puede fácilmente deslizar sus dedos por sobre mi punto sensible.

—Alex... —La sensación de sus arremetidas y sus dedos me estaba haciendo perder la cabeza, mis brazos se sujetan más a él y mi garganta duele un poco. —Quiero... —Sus estocadas no dejan que me concentre y aprieto las piernas tratando de contenerme. —Necesito ir al baño —Logro decir cuando la inminente sensación de querer orinar llega, apretando todo mi bajo vientre y llenando de cosquillas mi entrepierna. 

—No —sus labios se unen a los míos y sus caderas no dejan de moverse mientras los dedos cada vez me llevan más cerca. —Hazlo... —Muerde mi labio. —Quiero que lo hagas —Su voz ronca me da el último choque de electricidad. Dejó de presionar y antes de que pueda siquiera pensarlos sus estocadas me tienen gimiendo alto, llevándome justo a donde quería tenerme, apretando me a su alrededor y derramándome contra él. 

Alex se mueve por unos segundos más mientras yo beso perezosamente su cuello tratando de darle más incentivos. Sus manos se presionan a mi trasero y subo mi boca hasta su oído. 

—Vente para tu rubia —Jadeo todavía sintiendo las cosquillas y destellos de mi orgasmo mientras hago un poco de fuerza para apretar más. Su mano golpea mi trasero haciéndome jadear y finalmente escuchó su liberación. 

. . . 

—¿Estás bien? —Un pequeño susurro de parte de mi castaño me hace abrir los ojos. 

—Siento como si hubiera hecho sentadillas toda la mañana —Murmuro contra su cuello. Escucho su risita y suelto un suspiro totalmente relajada cuando sus dedos siguen paseándose por mi espalda. 

Habían pasado minutos desde nuestros respectivos orgasmos pero seguíamos en el mismo sitio, bueno, yo ahora me encontraba sentada en la isla con Alex entre mis piernas. 

—Deberíamos preparar el almuerzo —Sus delicados besos se pantancen cada parte de mi piel expuesta, sin segundas intenciones, sentía como quería mimarme. 

—Si… se nos hará tarde —Ronroneo cansada y yo no había hecho casi nada, no podía imaginar cómo estaba él, aunque no parecía haber sufrido algún dolor. 

—Si… —Ambos suspiramos y los minutos pasan, ninguno se despega. 

—Se supone que tenemos que separarnos —Acaricio su cabello quitando mi cara de su cuello para mirarle. 

—Lo sé —Roza nuestras narices y finalmente planta un pequeño beso en mis labios. Justo cuando nos estamos por separar su teléfono suena. 

—Creo que te están llamando… —No puedo terminar por que sus labios impactan con los míos distrayendome. 

—Dejalo —Sus labios me acarician con delicadeza. El ruido se corta por lo que me permito disfrutar un poco de su boca. 

Mis manos acarician su mandíbula algo tensa, algo parecido a como me besa, parece tenso. El teléfono vuelve a sonar y me detengo poniendo un dedo sobre sus labios cuando él pretende volver a ignorarlo. 

—Lo he ignorado una vez por que respeto tu privacidad —Hablo mirándole fijamente. —Pero no puedo hacerlo cuando esa llamada te afecta en cuanto a mí —Explico recordando como se había puesto más temprano con la primera llamada y ahora con esta. Él cierra los ojos soltando un suspiro.

—No he cambiado mi actitud —Dice serio y enarco una ceja. 

—Las dos veces que te han llamado te has puesto raro. —Digo separandome completamente —¿Qué sucede Alex, estás en problemas? —Llevo una mano a mis pechos para cubrirlos. 

Él me mira por un segundo y luego extiendo su mano hasta la parte de atrás de su pantalones todavía puestos, toma su teléfono y corta la llamada. Aprieto mis labios. 

—Lo siento —Se acerca tomando mi cintura. 

—Podemos resolverlo, solo dime —No dejo de mirarle aún cuando debo levantar mucho la cabeza. Una de sus manos van a mi cabello y lo acaricia quitandolo de mi cara. 

—Lo sé, amor —Sonrío un poco —Te amo por eso —Suspira —Lo hablaremos —Aclara deslizando sus dedos por mi mejilla sonrojada. 

—También te amo —Digo sintiendo como el mal gusto de esa llamada me abandona. 




________________

N/A: ¡¡¡HOLAAAAAA!!!

¿Qué les pareció el capítulo?

¿Cuál fue su parte fav?

¿Se esperaban esta actualización? 

¿Me extrañaron? 

Yo mucho a ustedes y tengo una justificación por la desaparición repentina Jajajaj.  Ingresé a la facultad/universidad (como le digan dónde viven) y eso me tuvo muy perdida, cada que podía y tenía inspiración me dedicaba a escribir, y debo aclarar que el capítulo es más largo de lo que suelo publicar.

En fin… espero que lo hayan disfrutado. 

Gracias por apoyarme aunque los haga esperar, los amo.

-Aldi🥀







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro