I'm Moreno Bitch

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Los once fue una etapa ciertamente confusa, para los adolescentes aún eres un niño pero para los niños ya eres grande, la mayoría de los juegos en las plazas y los centros son hasta los once pero te subes y claramente se te quedan viendo como bicho raro.

Pero eso si la preadolescencia estaba siendo un martirio pues según papá era completamente un pequeño idiota, cosa que mamá ya no podía ni debatir.

Nuestro grupo se había hecho un poco más corto pues la enfermedad de Sam hizo que tuviera que dejar la escuela, lo solía visitar constantemente pero no era lo mismo.

En cuanto a nuestro reinado seguía dominando, e Invierno seguía siendo mi presa favorita, de cierta manera molestarle era la única manera que tenía de poder estar cerca de él.

Así fuera golpeándole, bajándole los pantalones un par de veces, metiéndolo en los botes de basura, oh si días buenos sin embrago de un momento a otro todo cambio... el cáncer llegó.

Un día simplemente faltó, no lo volvimos a ver por un par de semanas hasta que la maestra no los explicó, tenía Leucemia.

Los pocos días que vino se veía terrible, y no fui tan imbecil con él, de todas formas no estaba por tanto tiempo.

Sin embargo se estabilizó, lo suficiente para volver a la escuela.

En mi interior quería ir y decirle que me alegraba de que estuviera mejor, que no soportaba la idea de que algo le sucediera... en su lugar hice lo que siempre hacía, molestarle.

—Lindo gorro Inviernito —sonreí quitándoselo, dejando su cabeza calva.

—No lo molestes —ordenó Perry a su lado.

—Que dices si venimos en buen plan —dijo Lu a quien la pubertad le estaba sentando bien— es más te traje una ofrenda de paz —sonrió chupándose el dedo para meterlo en su oreja.

—¡Hey no! —exclamó molesto.

Invierno me miró, sus ojos azules y profundos me miraron cansado.

—Dámela Santiago —pidió Invierno molesto.

—Pero si me queda perfecta —dije poniéndomela.

—Dámela —insistió— o te...

—Me iras acusar —completé riendo —o le iras a llorar a tu hermano tenis para que te venga a defender.

Invierno suspiró para tratar de quitármela.

—Oh quieres jugar —empecé riendo— pues alcánzame si puedes.

Salí corriendo con su gorra, con él tras de mí mientras los gemelos y Lu detenían a Perry.

Me alcanzó al jalarme del gorro la sudadera haciéndome retroceder ahorcajándome con ella por unos segundos,  aquella sudadera se quedó marcada en el contorno de mi cuello.

Me sobé un poco con algo de tos pero él se quedó mirándome un tanto asustado.

—Yo... dame mi gorra —retomo haciéndose el fuerte.

—Alcánzalo si quieres calvito —ataqué levantando el brazo con la gorra.

El chico se estaba quedando chaparro a mi lado posiblemente por las quimios, nos quedamos uno frente al otro demasiado cerca para ser honestos.

Un golpe en la cabeza que de no ser por qué Invierno se apartó un poco terminábamos besándonos.

—Eres un imbecil—dijo Sofia quitándome la gorra para dársela a Invierno.

—Le quitas lo divertido —gruñi volviéndome a tocar mi cuello que dolía.

—Lo siento —se disculpó mi hermana para apartarme.

Su amigo llegó, ambos se sentaron pues la corrida lo había agotado.

—En que pensabas —me regañó examinando mi cuello— ahora si te pasaste.

—El me lastimó —le recordé— pero claro solo te importa él y su amiguito.

Mi hermano me pego en la cíen con la palma de su mano como siempre hacia, se fue dejándome ahí herido.

Estaba por entrar cuando la profesora me detuvo.

—Crees que molestarle esta bien Santiago —me regañó molesta.

—Si no se sintiera bien no lo haría —aseguré.

Ella suspiró para llevarme a la oficina, llamarían a mi madre claramente, pero no estuve solo por mucho tiempo.

—Siéntate ahí Winter en lo que llega tu mamá —mencionó la secretaría— se comportarán no es así.

Ambos asentimos cansados, me miró para sentarse un par de asientos después de mi.

Me seguía sobando el cuello pues las costuras me habían irritado y ahora parecía que me habían ahorcado, lo malo de tener piel sensible.

—Lamento haberte lastimado —murmuró cansado.

—No lo haces —negué.

—No la verdad no —se retractó para reír.

Le miré serio, se quedó mirándome por unos segundos.

—Te han dicho que... olvídalo —se detuvo bajando la mirada apenado.

—Lu lo llama la mirada del diablo —agregué sabiendo a que se refería.

Claramente yo no lo veía pero al parecer mis ojos castaños atraían la mirada, "hipnotizantes" decía mamá, "no me veas así" decían los  gemelos.

Invierno asintió sonriendo.

—¿Estas... mejor? —pregunté nervioso de su respuesta.

—Aún no —contestó— pero no me rendiré tan fácil.

—Bien, si no a quien molestaré —agregue, era un halago ¿No?.

El chico sonrió para asentir, nos quedamos un rato en silencio cuando nos llamó la atención una escena afuera, nuestras madres.

Mamá acababa de bajar del auto, mi mamá... que puedo decir tenía un buen cuerpo y amaba hacerlo lucir.

La mamá de Invierno la miró para luego verse, jeans y una sudadera, lo que mi mamá evidentemente notó.

—Tranquila linda te ves bien —ánimo.

—Gracias por mentir —negó divertida— por favor dime que no eres madre para no hacerme sentir mal.

Mamá negó para sonreírle .

—Lo soy —dijo orgullosa— unos gemelos.

La mamá de Invierno sonrió avergonzada, no la culpo señora teniendo a este como podría.

—Gracias a uno de ellos tengo estas canas —bromeó mi mamá.

—Te ves preciosa —aseguró— digo mírate pareces modelo, y ese cutis Wow.

En efecto mamá había sido modelo, Miss México hasta que conocío a papá, claramente lo guapo lo había sacado de ella.

—Bueno para eso te puedo ayudar —dijo sacando sus benditos cupones— di que vienes de mi parte y te harán un descuento extra, Sarah Dagda.

—Juliana Jones —le tendió la mano.

Invierno y yo nos miramos, no podíamos permitir eso pero así como el destino nos juntó las junto a ellas volviéndose amigas inseparables.

—Vamos Santi te espera la directora —mencionó su asistente.

Entré, esperando a mamá viendo cuando llegaban,

—Hola cariño —dijo la mamá de Invierno abrazándole.

Mi mamá llegó viéndome no tan feliz, miró directamente mi cuello para besar mi frente... iba a pelear.

—Antes de decir algo me dirán porque mi hijo parece que lo hubiera ahorcado —fue al grano— y porque es el único que está aquí y no quien se lo hizo.

Le directora le miró seria.

—Como sabe desde que su hijo llegó a tenido un comportamiento hostil contra uno de los alumnos...

—El que le causó la contusión y supongo esto —le recordó mamá.

—Así es, este alumno actualmente está padeciendo leucemia, su hijo le robó la gorra y salió corriendo, Winter lo trató de alcanzar y lo jaló del gorro esa es la razón por la que tiene el cuello así —explicó con su cara triunfante.

—No se la robe, estábamos jugando —aclaré— se la devolví.

—Tuvo que entrar tus hermana —agregó.

—Se la iba a devolver —aseguré— no soy un ladrón...

—¿De verdad? —preguntó mirándome insegura.

Miré a mamá, si esa mirada... me acomodé para ver el Show.

—¿Santiago te revisaron en cuello? —preguntó mamá.

—Nop —sonreí.

—Adivino se lo llevará para revisarlo —se quejó la doña— Señora Dagda, su hijo tiene graves problemas de comportamiento que pone en riesgo a sus demás compañeros.

—Habla de él como si fuera una amenaza —sonrió riendo— pero tengo entendido mi hijo no es el único que molesta a sus compañeros.

—Los chicos se molestan entre sí es normal, sin embargo Santiago se a ensañado con él —explicó.

Mamá sacó el teléfono, al parecer ya le había estado armando un caso.

—Louis Menéndez, Robert y Bobby Stepler, Michel Richard, Jason Todd —leyó una lista— tengo una lista completa aquí con cerca de catorce niños los cuales son nombrados más que mi hijo entre las madres.

—Que no hablen de su hijo...

Mi mamá levantó la mano para detenerla.

—Han sido llamados cerca de una a dos veces —señaló— Santiago lleva veintitrés en los últimos año.

—¿Y eso que le dice señora Dagda? —le preguntó ganadora.

—Que entre quince chicos problema usted se a esforzado en resaltar uno, el único chico moreno de entre ellos —lo soltó.

—Señora Dagda me está acusando de racista —mencionó ofendida.

—Señora directora se lo estoy confirmando —asintió— tengo en mi poder comentarios provenientes de su parte hacia mi hijo refiriéndose "El chico moreno es un problema" "En que momento debimos aceptar al moreno" y está este "El moreno no debería asistir con los demás" Puede explicarme porqué insiste en resaltar su color de piel —mencionó molesta— tiene más si tributos que ese.

—Señora Dagda...

—Oh pero no solo es a él también tengo uno hacía mi hija "la morena debió hacer trampa, no es posible que sea el primer lugar" —Uh podía decir cosas de mi pero de mi hermana... tenía suerte de que papá no estuviera aquí, la hubiera destrozado.

La mujer se quedó más blanca que nada.

—De nuestra parte es todo, el comité hablará con usted para quitarla de su cargo y poner alguien nuevo —dijo mamá tomando mi mano.

—¿Es una amenaza? —señaló molesta.

—Es una notificación —contestó empoderada— agradezca que no levantáremos cargos.

Nos fuimos de la oficina sin importar que la directora la llamara, no dijimos nada hasta entrar al auto.

—Wow —mencioné— solo pensaba que estaba siendo borde.

—Hablaremos de eso con tu hermana en la tarde de acuerdo —el racismo la ponía de malas, no era su tema favorito de hablar.

Asentí un poco cansado.

—Pero aún así lo que hiciste estuvo mal —reprochó.

—Así nos llevamos —insistí.

—Santiago ese pobre chico está enfermo, tal vez así se llevaban pero ahora no es momento mi amor —aseguró— está pasando por algo muy duro y lo que menos necesita es tenerte molestándolo.

—Dudo que quiera la lastima —considere internamente.

—No te estoy diciendo que seas hipócrita eso nunca solo no lo molestes, aléjate si así quieres pero contrólate —ordenó.

Asentí pero no podía... estar lejos de él era difícil, ahogar mis sentimientos era fatigante.

—Vamos te dejaré con tu padre en el hospital—soltó la bomba.

—¡No! — me quejé.

—Oh claro que si, me sacaste de mi clase y tengo cosas que hacer y no te dejaré en casa solo para que duermas —gruño.

Traté de convencerla pero me obligo a ir, me dejó en la oficina de papá.

—Lo cuidas Sebastian —amenazó a papá— y que me lo revisen.

—Sarah se cuidar a mi hijo —la calmó, claramente no.

Mamá se fue dejándome con él.

—Vamos te llevare a curar —dijo aburrido.

Me revisaron bien para terminar colocando una pomada y una venda pues no me quedaría quieto a esperar.

—Bien, tengo una junta importante—mencionó papá— quédate en el área de pediatría y no molestes.

—Papá aquí es muy aburrido —me quejé— y si me da hambre.

—Hay muchos juegos y si te da hambre le dices a cualquier enfermera o te compras algo de la máquina —dijo dándome un billete— quédate aquí y no molestes Santiago.

Puse los ojos en blanco pero se fue sin más, me subí a mi patineta para rondar por ahí, claramente nadie me decía nada.

Jugué un rato videojuegos pero eran para niños, bastante aburrido incluso molesté a un payaso que estuvo a punto de irse antes de su show, termine en oncología pues en su sala tenían las mejores galletas y películas, tomé un par para sentarme a ver la tele, mi plan de tomar una siesta se vió interrumpido.

—Muy bien Wint ya estás listo —dijo su madre.

—Pues no hay de otra —se quejó cansado.

Los cubículos estaban separado por una tela liguera por lo que aún no me veía.

—Olvidé la maleta —se quejó su madre— ahora vuelvo si, no huyas.

Podía verle por la rendija de las cortinas, la enfermera se acercó a él.

—Dame tu brazo —ordenó.

—Deberíamos esperar a mamá —dijo confundido.

—Tomaré tus signos solamente —gruñó sin más jalándolo del brazo.

—Puede ser más cuidadosa —pidió él.

—Niño te están llenando de químicos tienes que ser fuerte —lo regañó.

—Si no seas dramático —dije abriendo la cortina, tenía que parar a la mujer.

Invierno me miró confundido.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

—En mi hospital no lo sé —murmuré irónico.

—Me refiero aquí en oncología —reformulo.

—Las galletas de aquí son las mejores —asegure.

—Son para los niños —se quejó.

—Así es yo soy un niño —señalé lo obvio— además tengo que darle show a mi fan no es así Lucy.

La pequeña de ojo azul asintió feliz.

—Puedes hacer un truco Santi —pidió.

Sonreí para asentir, empecé hacer trucos simples a los que la niña quien era un par de años menor aplaudía, y sonreía y si él quería hacerse el que no le importaba pero no, podía ver su sonrisa que trataba de ocultar.

Todo iba bien hasta que pasé alado de la enfermera quien me tomó de la mano con fuerza para jalarme haciéndome caer.

—No puedes patinar aquí acaso eres tonto —regañó aún sosteniendo mi mano con mucha fuerza.

Miré a la mujer serio.

—Será mejor que me suelte —gruñi molesto— no sabe con quien se mete.

—Otro niño mimado hijo de cualquier doctor no me va a venir amenazar —me gritó— compórtate.

La mujer me soltó en cuanto vi a la mamá de Winter entrar.

—Empezamos —le dijo ella.

—Si —dijo la mamá de Wint— ¿Todo bien Santiago?

Asentí para sonreírle a la enfermera, algo que mi futuro esposo Invierno llama la sonrisa del diablo... me comparan mucho con él.

Pero claro de esta no se libraría.

Cabe señalar que el dibujito de este capítulo a sido mi favorito. 🥰

Santi tenía razones para molestar a Wint: estar con él. 🧐 No le veo fallas en su lógica.

Que podemos decir, el racismo es un asco y vivirlo desde una edad temprana es horrible 🤧, pero moreno y orgulloso para siempre.💅

Pinche enfermera, hay que putearnosla fin.😡

Santi siempre fue el rey y en el hospital todos lo sabían.👑

El siguiente cap es uno de mis favoritos así que nos vemos la siguiente semana. 😉

Cuídense, tomen agua, nos vemos.🥰

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