Capítulo 20: "La primera vez"

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesterod

Pov's Matt 

 
—Ya pareces todo un jefe —Dice William cuando nos quedamos solos, él es mi abogado, quien remplazó a mi madre cuando ella se jubiló, es un buen amigo.—A este paso, el puesto es todo tuyo —Habla dándome un apretón de manos. 
 
—Gracias Will —Digo feliz. Las reuniones venían saliendo según lo planeado, en las juntas todos escuchaban mis propuestas y pedían mi opinión, me siento tan bien de por fin poder vivir por todo lo que trabajé.

—¿Que harás ahora? —Pregunta —Podríamos salir a cenar.—Toma su teléfono cuando suena —Aguarda, es mi esposa.— Dice con una sonrisa, se aleja un poco. 
 
—Felicidades, Matt. —Escucho que dicen a mis espaldas. 
 
—Oh, gracias Mía —Digo sincero, estrechando la mano de mi más reciente abogada, quien ocupa el lugar de Sasha, madre de Lía. 
 
—¿Quieres salir a festejar? —Pregunta enredando un rizo dorado en su dedo —No sé, a cenar si quieres.— Dice sonriéndome de costado, es una chica muy inteligente y buena en su trabajo por eso es que conserva el puesto que tiene. 
 
—Claro, no hay problema —Digo y veo a Will acercarse —Will, Mía nos acompañará a salir —Le hablo, Will la mira a ella, luego a mí y asiente. 
 
—Bueno, nos vemos en recepción en dos horas.—Dice Mía de mala gana para luego irse. 
 
—Idiota —Reprocha Will golpeando mi brazo, lo miro sin entender. 
 
—¿Por qué me golpeas? —Pregunto un poco enojado y confundido ¿A este qué le pico? 
 
—Ella quiere contigo, ya sabes.— Dice riendo y guiñándome el ojo —Si quieres digo que estoy enfermo, así pueden salir solos y recrearse.— Sugiere moviendo las cejas. 
 
Ohhh, ya entendí lo que insinúa.
 
—No quiero acostarme con ella.— Aclaro simplemente. 
 
—¿Por qué no? —Pregunta casi gritando —Es muy linda —Lo miro. 
 
—No dije que no lo sea, solo no quiero acostarme con nadie ahora. — Termino de decir cuando estamos en la puerta del asesor —Y cuida tu lengua, estás casado —Digo riendo. 
 
—Corrección, felizmente casado.— Dice señalándome con un dedo —Ella Aparte es linda pero mi esposa está como quiere.— Es increíble pero hasta yo sé que cuando te enamoras, por más que tengas la posibilidad de estar con cualquier otra persona sabes que no será lo mismo que con la persona que amas, como con Lía. 
 
Lía, como la extrañaba. 
 
—Como sea, vendrás con nosotros — Sentencio cuando bajo en mi piso. — Adiós —Comienzo a caminar a mi habitación, estoy agotado solo quiero tirarme en la cama y dormir, pero se supone que debo prepararme para salir más tarde.  
 
Saco la tarjeta de mi bolsillo y la pongo en el identificador para abrir la puerta, una vez dentro me deshago de la fastidiosa corbata, era la única parte que no me gustaba de este trabajo, debía usarla todo el maldito tiempo para estar formal.
 
Camino hacia el baño tirando mi teléfono junto a la corbata en la cama, abro la ducha y me saco todo rápidamente, no quiero tardar tanto, siempre que estoy aquí me pongo a pensar en Lía, creo que no es bueno para mi salud mental estar todo el tiempo recordándola, menos ahora que estamos lejos.  
 
Me baño lo más rápido que puedo, salgo y ato una toalla a mi cadera y agarro otra para secar un poco mi cabello, me apuro a salir cuando escucho mi teléfono sonar desde la mi cama. 
 
¿Y si es Lía? 
 
No lo creo, está actuando rara, más de lo normal. 
 
Esta evitándote, idiota. 
 
Alejo todo pensamiento y salgo para tomar mi teléfono rodando los ojos al ver el nombre de mi padre en la pantalla,  atiendo de mala gana. 
 
Llamada 
 
—Padre.— Digo al descolgar, acercando el celular a mi oreja. 
 
—¿Hola, hijo, como va todo por allí? — Pregunta Federico. 
 
—Bien, todo bajo control —Digo con las palabras justas y necesarias. 
 
—¿Sucede algo? —Pregunta extrañando. Levanto mis cejas un poco exasperado. 
 
—No, solo estoy ocupado, salúdame a mama.— Hablo pasando una mano por mi cabello.  
 
Cuelgo la llamada y me tiro de espaldas a la cama. Si, estaba enojado con mi padre, todo había comenzado por el trato que había creado él sin preguntarme, sabiendo que no podía negarme, si no el puesto no sería mío. 
 
Esa es la cosa más injusta de todas, nadie trabaja tanto en esta empresa como yo, tantas horas dedicadas tanto esfuerzo para que él cometa un error y yo tenga que levantar su mierda. 
 
Suspiro y trato de pensar en algo que me calme, inmediatamente un aroma inunda la habitación, seguro es mi imaginación, pero estoy seguro que es su aroma, sin pensarlo respiro hondo, con la imagen de sucrostro en mi mente. Tan hermosa, su sonrisa, esos labios con sabor a vainilla, tan dulces y adictivos que ahora estaban tan lejos de mí, siento cosquillas en mi estómago cuando recuerdo muchas de las travesuras que hicimos juntos.

 
Flashback  
 
Salgo de mi casa camino a la de los Sanz, hace ya unos días que le estoy dando clases de inglés a Lía, está en el anteúltimo año de secundario y según ella es muy difícil y como yo ya terminé el secundario hace un tiempo, puedo orientarla un poco, no me iba mal en inglés. 
 
Toco el timbre en cuanto estoy frente a la puerta, está es abierta por la señora Sanz, siempre sonriente. 
 
—Oh, hola, Matt, adelante —Dice corriéndose a un costado para que yo entre. 
 
—Hola, señora Sanz —Le sonrío sacándome mi abrigo. 
 
—Dijo Lía que te espera en su habitación para empezar con la clase.— Señala la escalera —Sube que yo tengo que ir a cuidar un pastel que estoy cocinando. — Dice para luego desaparecer por la puerta de la cocina. 
 
Cuelgo mi abrigo en el perchero y subo las escaleras ansioso por ver a mi preciosa Lía, nos estábamos viendo prácticamente todos los días pero no podíamos hacer nada ya que sus padre merodeaban por la casa, obviamente, por lo que no quiero insinuarme ni pasarme de la raya, por más ganas que tenga de sentir su cálido cuerpo junto al mío.  
 
Resumiendo: estoy en abstinencia temporaria  
 
Llego a su habitación y toco dos veces a su puerta. 
 
—Adelante —Grita Lía. Abro la puerta y la veo acomodar la falda de su vestido floreado, miro su cama y esta desacomodada, raro ella siempre tenía todo impecable. —Hola —Dice con sus mejillas rojas y su pelo un poco desacomodado. 
 
—Hola, cielo —Me acerco para dejar un beso en su mejilla, pero ganas no me faltan de comerle su linda boquita. 
 
—Hola —Dice desviando su mirada a mis labios, parece que no era el único con ganas —¿Comenzamos? —Pregunta mordiéndolo un poco. Asiento para luego caminar detrás de ella hasta su escritorio de estudios viendo su movimiento de caderas. 
Miro hacia otro lado tratando de controlar mis ganas de agarrarla, subirla a ese escritorio y saciarme de sus besos. 
 
Matt, sus padres están en la casa. 
 
—¿Quieres tomar algo? —Pregunta cuando nos sentamos uno al lado del otro como todos los días anteriores, no tan cerca, era lo mejor si quería que nos concentremos. 
 
—No, estoy bien.— Digo un poco nervioso cuando ella acerca su silla a la mía, tanto que nuestras piernas rozan gracias que la está no tiene apoyabrazos. — Empecemos —Piensa en otra cosa, piensa otra cosa. 
 
No mires sus piernas, no mires sus piernas.  
 
Me repito una y otra vez en mi cabeza, tomo un lápiz de su cartuchera mientras ella saca su cuaderno, el cual venimos usando desde hace días. 
 
—Bueno, hoy veremos Presente continuo — Ella asiente y agarra otro lápiz — .Okey, este tiempo verbal tiene una estructura, que se forma así —Tomo el cuaderno y voy escribiendo, mirándola de reojo —Primero va el sujeto, que puede ser, I , he , she e it o you, we y they. — Tiene el lápiz entre sus dedos y juega con él, su mirada no se despega de mí, parece inquieta.  
 
Me quedo callado cuando siento la mano de Lía posarse en mi muslo muy cerca de ya saben dónde, la miro un poco confundido. 
 
—Lo siento, se me cayó el lápiz.— Susurra inocente estirándose para agarrar el lápiz sin bajarse de la silla mientras se sostiene de mi muslo. 
 
Piensa en cosas feas, piensa en cosas feas. 
 
—Uhm... —Aclaro mi garganta y respiro profundo cuando ella se poner recta y me sonríe un poco roja. 
 
—Aquí está. — Señala, acariciando ahora mi muslo sin ningún descaro. 
 
—¿Vas entendiendo lo que te dije? — Pregunto como idiota, ¿por qué me ponía así? Solo era Lía con quien mil veces había compartido momentos íntimos, no había razones, pero me ponía nervioso. 
 
—Si —Susurra. 
 
—Lía, hija —Dice su madre entrando a la habitación haciendo que ella saque rápidamente su mano de mi muslo.— Traje algo para que merienden, hice un pastel de chocolate, tu favorito —Agrega dejando todo en el escritorio. 
 
—Gracias, mamá. — Dice la pelinegra agarrando su mochila haciendo que busca algo, seguramente para que ella no note su cara totalmente roja. 
 
—Gracias, señora Sanz, se ve delicioso — Como su hija pienso riendo internamente. 
 
—De nada chicos, coman y avísenme si necesitan algo, estaré abajo.— Dice para luego cerrar la puerta. 
 
—¿Quieres que paremos y luego seguimos? —Pregunto cuando ella deja la mochila en el piso. 
 
—Tengo hambre. — Dice mirándome seria para luego levantarse a no sé qué. Me quedo quieto sin saber por qué cambio tan rápido de humor. 
 
—¿Quieres torta? —Pregunto y la escucho caminar a mis espaldas, me sobresalto cuando toma mi hombro y me da vuelta gracias a que la silla es giratoria —¿Qué? — Le pregunto cuando rápidamente ella se sube a mi regazo haciéndome mirar la puerta. 
 
—No tengo hambre de pastel.— Susurra en mi oído creándome escalofríos. 
 
—Puede entrar alguien, Lía. —Le recuerdo tratando de regular mi respiración y conteniéndome de agarrar su redondo trasero entre mis manos y besarla. 
 
—Puse seguro. — Dice comenzando a dar besos por mi cuello, mi maldito punto débil aparte de ella. Puedo sentir mi pene crecer sin permiso. 
 
—T-tus padres están abajo. — Me excuso tratando de pararla. 
 
—¿No quieres hacerlo conmigo? — Pregunta separándose todavía sobre mi regazo mirándome un poco triste —Ash lo sabía, de seguro parezco una idiota, yo pensando que te puedo seducir. — Murmura tratando de bajarse a lo que yo la tomo de su cadera para que me mire. 
 
—Yo no dije que no quería hacerlo. — Digo mientras ella sigue mirando mi pecho, levanto su mentón para que me mire —Amo hacerlo contigo, pero nos pueden oír.— Ella me mira. 
 
—¿Sabes cuántas veces me masturbe pensando en ti? —Su voz es ronca, siento una corriente recorrer todo mi cuerpo hasta mi pene, automáticamente mis manos van a su trasero para acomodarla bien sobre mí. 
 
—¿Eso hacías cuando llegué? —Pregunto un poco excitado acercándome para besar su cuello. 
 
—Si... —Suspira enredado mi pelo entre sus dedos —Fueron muchos días —Jadea cuando aprieto un poco su trasero atrayéndola más a mí. Volvemos a besarnos mientras ella comienza a balancearse contra mi — .Estás muy duro —Habla nuevamente al separarse. 
 
—¿Cómo quieres que me ponga si me dices eso? —Pregunto dándole ligeros apretones a su trasero ayudándola a restregarse. 
 
—Te necesito ahora.— Sus manos tantean mi cinturón comenzándolo a desabrochar mientras sigue besado mi cuello.  
 
Necesariamente suelto una de sus nalgas y meto la mano en uno de mis bolsillos traseros sacando un preservativo, siempre hay que tener uno por las dudas. 
 
Una vez que se deshace de mi cinturón se separa dejando que pueda bajar un poco mi pantalón para luego volver a su antigua posición, solo que ahora dejando espacio para que pueda poner el preservativo. 
 
—Hazlo tú.—Le hablo al oído con la voz más ronca de lo normal mientras le tiendo el sobrecito plateado, ella sin dudarlo lo hace, aprovecho el tener mis manos libres para estimularla un poco. Meto mi mano por debajo de su vestido tocando sus suaves muslos, sintiendo una punzada en mi pene al notar su pequeña tanga mojada, como me ponía saber lo que yo le provocaba eso, me gustaba darle placer. 
 
Mi mano esquiva la tela adentrándome para pasar un dedo por toda su resbaladiza entrepierna. Suelto un gruñido cuando sus manos suben y bajan por mi pene antes de colocarme el preservativo. Mis dedos pasean por toda su vagina deteniéndose en su manojo de nervios, sonrío cuando la escucho suspirar. Comienzo a mover mis dedos en círculos y de un lado para el otro, como sé que le gusta, siento como su cuerpo se tensa, dejo un último beso en su cuello para mirar su cara, no quería perderme su preciosa carita de placer para nada.  
 
Acelero el movimiento de mis dedos desviando cada tanto un dedo para acariciar su entrada, sus ojitos se mantienen fuertemente cerrados y su boca la cual está  entreabierta, respira agitadamente.
 
—¿Así te gusta cielo? —Pregunto perversamente viéndola al borde. 
 
—Si, ahm... —Sus caderas se mueven buscando mis dedos como si quisiera montarlos.  
 
Mi mano desocupada va hacia el tirante de su vestido bajando primero el izquierdo y después el derecho, tirando un poco más hasta que logro liberar sus seños. Se me hace agua la boca, se ven tan deliciosos, como sabían. 
 
Rápidamente mi boca se apodera de uno mientras sigo masturbándola con la otra. 
 
 —Matt.— Susurra rápido. Muerdo su pezón mientras acelero un poco el dedo que seguía sobre su clítoris quedando satisfecho cuando siento su cuerpo temblar hasta finalmente caer sobre el mío, saco mis dedos de ella y los llevo a mi boca saboreando su esencia. 
 
—Deliciosa.— Susurro juguetón cerca de su oído dándole tiempo a recuperarse de su orgasmo. Siento sus labios en mi cuello — ¿Aún quieres más? —Le pregunto sabiendo su respuesta. 
 
—Siempre. — Dice separándose un poco para alinear nuestros sexos, tomo su trasero para ayudarla a bajar lento, que saboree cada centímetro —Matt — jadea aferrándose a mis hombros clavando un poco sus uñas creándome una extraña sensación de placer y dolor, dejo caer mi cabeza hacia atrás cuando el placer me abarca nublando mis sentidos.  
 
La miro, se ve tan malditamente sexy, su cabeza echada hacia atrás, sus manos se sostienen fuertemente mientras sube y baja envolviéndome con su calor, moviéndose como una diosa.  

Acerco mi cuerpo hacia ella para poder besar sus senos, llevo una mano hacia su clítoris para estimularla mientras la otra sigue tocando su maravilloso trasero 
 
— Matt. — Suplica muy bajo, queriendo controlar su tono para que no nos escuchen. 
 
—Ahg... —Gruño cuando empieza a rotar sus caderas, para luego comenzar a ir más rápido, levanto mi pelvis para penetrarla y ella me abraza fuertemente ahogando los gemidos. Cuando llegamos al orgasmo cae rendida sobre mí. 
 
—Te quiero.—Susurra. Siento mi corazón acelerarse tanto que tengo miedo que ella lo escuche, es la primera vez desde que nos enrollamos que lo dice. Envuelvo mis brazos en su cintura dándole un abrazo. 
 
—Te quiero, Lía —Digo dándole un beso en su cabeza. 

 
Fin del flashback 

 
Pongo un brazo por debajo de mi cabeza, y sonrío como un tonto al recordar la primera vez que ella me dijo te quiero. Había pasado como un año desde que habíamos empezado. Recuerdo que yo lo quería decir desde hace tanto pero no me animaba por eso preferí demostrárselo lo hacia todo el tiempo y lo sigo haciendo. 
 
Suspiro, no quería levantarme. Todavía seguía en toalla, pienso en llamar a Lía pero descarto la idea cuando no quiero parecer un pesado. Paso mi mano por mi cabeza despeinando un poco mi pelo para luego levantarme. Debía ir a la cena. 
 


_____________________________ 

 
N/A: ESPERO QUE LES GUSTE EL CAPÍTULO, VOTEN, DEJEN SU COMENTARIO Y SÍGANME EN IG.  
 
-Aldi🥀 
 
CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesteros

Vestido de Lía en multimedia. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro