Capítulo 38: "Silencio"

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesteros

Pov's Lía

Abro los ojos cuando siento mi cuerpo frio, encontrándome con que estaba destapada, alcanzo la manta al borde de la cama para volver a dormir pero justo escucho la puerta del apartamento cerrarse, miro la hora en la mesita auxiliar, son las 6:30 pm. Había dormido demasiado, quizás era mi madre que se había ido.  
 
Me levanto pesadamente envolviéndome en mi manta, sentía mucho frio. Refriego mis ojos cuando salgo al pasillo que tiene las luces prendidas, bostezo y decido ir a prepararme algo para merendar, cielito tenía hambre, el dolor de cabeza no se sentía, solo tenía una pesadez en el cuerpo.  
 
Estoy a punto de entrar a la cocina cuando escucho un ruido de dentro, me quedo parada en la puerta de está viendo a Matt, quien está buscando algo en la alacena, y solo me quedo ahí parada, sin saber qué  decir realmente ¿Debería esperar que me hable? ¿O tengo que hablar yo primero? Miles de preguntas llenan mi mente abandonándome justo en el momento que él se gira, quedamos frente a frente, mi mirada no se aparta de sus ojos los cuales no portan emociones, es como si no le generara nada mi presencia, como si no le importara, siento como si el frio en la habitación aumentara. Miro sus manos y parece no haber encontrado lo que quería.  
 
Mi boca se abre para preguntarle si necesitaba ayuda justo en el momento que lo veo caminar hacia mi, me atraganto con mis palabras, me siento pequeñita a su lado, más que de costumbre, corre su vista de mí y pasa por mi lado sin decirme nada, lo sigo con la vista dándome vuelta para ir tras de él.  
 
Camino lentamente, sujetando fuertemente mi manta la cual cubría mi cabeza y cuerpo dejando ver solo mi cara. Él entra en su habitación y me quedo parada en el marco, no me mira, no me habla, es como si no estuviera siguiéndolo. Ya dentro de la habitación lo veo abrir su armario y comenzar a dejar su ropa arriba de la cama, toda ordenadita, como siempre, camina hasta el baño y sale con su cepillo de dientes algo que me confunde ¿Qué hace?, mi corazón comienza a bombear fuerte cuando saca una mochila de abajo de la cama que antes compartíamos para comenzar a guardar las cosas que había dejado sobre la cama.  
 
¿Se va? ¿Nos dejara?  
 
Siento como mi corazón está corriendo una maratón, una ola de frio me invade por completo, no quiero que él se vaya.  
 
—Matt... —Susurro para llamar su atención pero aun así él no me mira —¿A-a dónde vas? —Pregunto en un hilo de voz, sigue ignorándome, guardando más rápido sus cosas, camino hasta él y tomo su brazo para que se detenga y me mire —Matt... —Digo finalmente mirando sus ojos tratando de encontrar en ese café casi negro alguna emoción.  
 
—Suéltame —Susurra mirando mi mano, lo suelto y él vuelve a mirar su mochila ya con todo a dentro para creerla, la cuelga en su brazo y pasa por mi lado dejándome helada.  
 
—Matt, por favor —Digo llegando hasta él, apoyándome en la puerta de su habitación para que no se vaya —No te vayas, si quieres me voy yo —Susurro con el corazón a mil de solo pensar que no viviremos juntos, si no podíamos estar juntos por lo menos podía verlo.  
 
—No me voy a ir —Dice mirando el suelo, pasa una mano por mi lado para tomar el picaporte de la puerta, me corro y él abre, está yéndose de la habitación. ¿Y si no se iba? ¿Para qué era la maleta? Camino detrás de él cuando entra a mi habitación apoyando la mochila en la cama.  
 
—Mi madre vino a hablar conmigo —Susurro tratando de que me hablara, él solo se queda quieto dándome la espalda —Ellos no sabían —Digo dándole a entender que yo sola fui la que mentí.  
 
—Lo sé —Dice seco, haciendo que una mínima parte de mí se agriete por su tono.  
 
—¿Qué les dijiste a tus padres? —Pregunto, necesitaba saber qué dijeron sus padres. Se gira y ahí es cuando puedo ver sentimiento en sus ojos, uno que no me gustó para nada, enojo.  
 
—La verdad, yo no voy a ocultar a mi hija — Dice tenso, siento un dolor punzante en mi pecho —Quiero que todos sepan que cielito es mi hija, no tengo por qué ocultarlo —Dice molesto y sé que cada una de sus palabras son para remarcar mi error —Junta tus cosas —Habla luego de un silencio incómodo, lo miro confundida — Cambiaremos de habitación, no quiero que a cielito le haga falta nada —Dice haciéndome entender que es por el baño que era una gran comodidad tenerlo en la habitación y la cama de dos plazas que también lo era.  
 
Asiento para comenzar a caminar hasta mi armario, él sale de la habitación hacia la sala, por lo que la próxima hora me dedico a pasar mi ropa hasta la otra habitación, hacia una pila con mis cosas y las llevaba hasta el armario de la otra habitación, seguido de mis zapatos, también fui hasta el baño principal para traer mi cepillo de dientes y ponerlo en la habitación.  
 
Suspiro mirando el mueble, era raro ver el mismo armario que compartíamos sin su ropa, saber que voy a dormir sola en esta habitación me daba nostalgia, no podía evitar que los recuerdos me invadan, creo que era mejor para mi salud mental y mi corazoncito que no volviera a este lugar, en la que viví tantos sentimientos y ahora me parecía tan... vacía.  
 
Cierro el armario y me doy la vuelta encontrándome con un Matt cruzado de brazos recostado en el marco de la puerta, le doy una sonrisita de costado, creo que esos fueron mis nervios, él sigue serio mirándome, me aclaro la garganta para romper el momento incómodo.  
 
—Ya terminé... —Digo y él asiente para luego darse vuelta y entrar a la que ahora es mi antigua habitación —Mierda —Susurro cubriendo mi cara con ambas manos, odiaba esto, el que él esté tan enojado, su distancia, su desinterés, supongo que debí pensarlo antes de mentirle.  
 
Camino pesadamente hacia la cocina para prepararme algo, al final no había comido nada y todavía seguía con un poco de hambre; ya en la cocina solo pude comer unas uvas que se me habían antojado, bueno en realidad unas cuantas.  
 
Parece que a cielito le gustan mucho las uvas.  

 
. . .  

 
Eran las nueve de la noche, Matt y yo nos encontrábamos cocinando, con una charla de aproximadamente tres palabras por parte de él, decidimos hacer fideos con salsa, todo estaba siendo incomodo, más que nada para mí.  
 
Mi vista me traicionaba desviándose cada cinco minutos hacia él que parecía muy concentrado preparando la salsa, su indiferencia me estaba matando, necesitaba a mi dulce y tierno Matt ese que a pesar de todo me seguía viendo como su cielo, él que me escuchaba y apoyaba e intentaba seducirme todo el tiempo. Respiro hondo cuando siento una opresión en el pecho.  
 
No llores, no puedes hacerte la victima cuando fuiste quien mintió y creo esta situación.  
 
Doy una rápida mirada hacia él encontrándome con sus ojos en mi vientre, lo mira fijamente, reflejando en sus ojos algo que no podía ver cuando me miraba, amor, siento un cosquilleo en mi estómago, él reflejaba ese amor mismo que vi en los ojos de David cuando miraba a Sarah, miraba a cielito, a nuestro cielito.  
 
Luego de la cena en la cual el silencio reino, nos dedicamos a levantar la mesa y lavar los platos justo como antes, nos repartíamos las tareas solo que no había chistes de por medio, ni manoseos, ni cosquillas ni nada, solo silencio.  
 
Él parecía perdido en sus pensamientos mientras lavaba los platos, lo encontré muchas veces viendo mi vientre y otras mirándome a mí.  
 
Una vez que terminamos todo ambos nos quedamos parados, sin saber cómo despedirnos, yo simplemente quería abrazarlo, necesitaba sentir sus cálidos brazos alrededor de mi cuerpo, necesitaba aspirar su aroma. Mi respiración se corta cuando lo siento cerca de mí y lo veo inclinarse a la altura de mi vientre.  
 
—Buenas noches, cielito —Dice acariciando este, haciéndome estremecer por el calor que transmite su piel —Te amo —Susurra muy bajito dejando un beso en mi vientre desatando una erupción de sentimientos en mi para luego levantarse hasta mi altura, da un paso atrás, ya ni siquiera me mira, mis ojos lo buscan pero... —Buenas noches, Lía —Pero ya lo perdí.  Lía, él me dijo Lía, justo en ese momento me di cuenta que ya no volveríamos a ser los mismos, había traicionado su confianza había sido una perra egoísta, y me odiaba por eso.  
 
—Buenas noches —Susurro suplicando que se vaya rápido porque no sabia cuanto podría contener mis lágrimas, en estos últimos seis años jamás me llamó Lía, a pesar de que peleáramos yo siempre fui su cielo, podrá parecer muy estúpido, es solo un apodo, pero para mí esa era su forma de decirme te quiero.  
 
Ahora soy solo Lía...  
 

_________________  
 
N/A: Espero que les haya gustado el nuevo capítulo, si es así deja tu voto, comenta y seguime.

-Aldi🥀

CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesteros


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro