Capítulo 7: "¿La verdad?"

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesteros

Pov's Lía 

 
Es lunes por la mañana, estoy tapada de trabajo y no veo la hora de irme. Dejo los papeles a un lado, me saco los anteojos mientras masajeo mis cienes, quiero dormir. Sigo con mi período y aún que es mi último día, estoy con muchos dolores.  
 
Necesito las atenciones de Matt  
 
Estiro mi cuerpo para sacar tensiones. Fue una semana agotadora.  
 
—Hola, bonita —Habla Lissa entrando a mi cubículo, sentándose frente a mi escritorio.  
 
—Hola, Lissa —Digo desanimada.  
 
—¿Vamos a almorzar? —Pregunta alegre. Desde que conocí a Lissa pude darme cuenta de algo, era siempre así, desprendía mucha luz.  
 
—Claro, pásate por aquí cuando termines, no creo terminar en un largo rato —Paso mis manos por mi negro cabello tironeando un poco.  
 
— Okey, te dejo trabajar, después tengo que contrate algo. —Habla dando una sonrisa tímida.  
 
—Picarona —Le bromeo riendo, ella voltea los ojos y sale hacia su cubículo.  
 
Voy a tomarme un descanso, sacó mi celular y veo un mensaje de Matt.  

 
Matt: ¿Lía, podemos almorzar juntos hoy? Tengo algo que contrate.  
 
Lía: Claro, ¿Es algo malo?  
 
Matt: No quiero hablar de esto por teléfono. Te espero en la cafetería que esta frente al edificio.  

. . . 

 
—Ya terminé, bonitaaa —Dice Lissa con una gran sonrisa —¿Estás lista? —Se sienta en la misma silla que lo hizo hoy en la mañana.  
 
—Lissa, lo siento, lo olvidé.—Digo   preocupada, ella quería contarme algo importante —Matt me escribió y dijo que tenemos que hablar de algo importante —  Me disculpo rápido.  
 
—Descuida —Dice un poco cabizbaja — ¿Están peleados? —Pregunta frunciendo el entrecejo un poco preocupada. Ella quería mucho a Matt como muchos de los trabajadores de ésta empresa, él es muy conocido aquí por ser el vicepresidente, también amaba nuestra extraña relación.  
 
—No, en realidad no sé de qué quiere hablar —Comienzo a ordenar mi escritorio para ir a almorzar. —Te juro que te lo voy a recompensar.  
 
—Bueno, adiós, luego hablamos —Da un beso en mi mejilla para después irse.  

 . . . 

 
 
Entro a la cafetería mirando a los lados, buscando la familiar cabellera castaña de Matt. Está sentado sólo al final del establecimiento, se encuentra observando por la ventana, su mirada está pérdida.  
 
Camino hacia él que gira hacia mi cuando oye el ruido de mis tacones acercarse, se levanta y con un movimiento rápido toma mi cintura estampándome un sus labios sobre los míos antes de que pudiera hablar, sus manos me sujetan fuerte como si necesitara abrazarme. Envuelvo mis brazos en su cuello. Puedo sentir su cariño. Nos separamos y sus ojos no me miran, me evita.  
 
—¿Qué sucede, estás bien? —Tomo su cara obligándolo a mirarme.  
 
—Sentémonos —Pide en un susurro bajo — ¿Cómo te fue en el trabajo? —Pregunta cuando nos sentamos en nuestro lugar, sus dedos juegan en la mesa y sigue sin mirarme.  
 
—Matt ¿Qué sucede? ¿Por qué evitas el tema? —Lo interrogo un poco enojada, estaba evitando hablarme de algo que yo desconocía.  
 
—No sé si quiero hablar —Levanta su mirada dejándome ver sus ojos un poco rojos.  
 
—Háblame —Tomo sus manos rápidamente mientras estás seguían moviéndose nerviosamente sobre la mesa.  
 
—No quiero perderte —Su mirada está cargada de tristeza, no comprendo por qué esta así. Matt podría ser muy serio en su trabajo o con los demás, pero siempre tenía una sonrisa para mí, esa que tanto me gusta.  
 
—No me vas a perder, sobre todo, somos mejores amigos —Le dedico una sonrisa. Podríamos enrollarnos pero sobre todo, éramos amigos.  
 
—¿Recuerdas el día que fuiste a mi oficina, hace unas semanas? —Asiento con la cabeza —¿Recuerdas a Melissa Paz, la chica que estaba conmigo ese día? —Se lo nota nervioso —.Me voy a casar con ella — Mi boca se abre y mi mente se queda en blanco.
 
¿Qué?  
 
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, no puede ser cierto lo que dijo. Mis ojos escanean su rostro buscando algún rastro de broma en el, solo encuentro unos ojos llenos de dolor que examinan a mí, mis gestos; buscando respuestas que no salían de mi boca.  
 
Siento un dolor feo en mi estómago, como ganas de vomitar, mis ojos se cristalizan y suelto lentamente sus manos. Me levanto rápidamente antes de derramar una lágrima, saliendo sin rumbo alguno del café. Sólo quiero estar sola, pensar.  
 
No corrí ni me escondí, sabía que Matt no me buscaría, las pocas veces que peleábamos él sabía que debía darme mi espacio para pensar, porque si no lo hacía, no iba a conseguir nada bueno de mí.  
 
Llegué a otro café en el centro, me senté en una mesa alejada de todos. En cuanto la mesera se acercó pedí un café, necesitaba distraerme, pero aunque me obligara a pensar en otra cosa, mi mente siempre volvía a Matt y a todos nuestros años compartidos; a ese primer beso que nos dimos en mi habitación o a nuestra primera vez juntos, o todas nuestras veces juntos. 
 
 
Flashback  

 
Iba camino a la casita que construí con mi padre cuando era pequeña. Allí me encuentro con él desde hace dos meses, para estar solos sin que nos molesten. Mis padres no saben lo que pasó esa noche en mi habitación, piensan que solo somos amigos por eso me dan tanta libertas y estar sola con un chico.
 
Dos meses habían pasado desde que bese besé a Matt, cuando mis padres estaban de vacaciones, no había pasado nada luego de esa vez, ni tampoco habíamos hablado del tema. Pero no puedo evitarlo, siempre que estamos solos, miro sus labios, su cuerpo; como si tuviera un imán hacia él, que se despertó ese día en mi habitación.  
 
No sé cuánto más aguante sin tirarme encima de él y pedirle que me bese.  
 
Me puse mis auriculares y crucé la calle, comencé a andar por el bosque escuchando música. Iba a llegar antes que Matt, él salía más tarde de clases hoy, así que yo me adelantaría.  
 
Escalé el árbol hasta la entrada y abrí la puerta con la llave que teníamos para que nadie más se metiera. Teníamos tres copias; una mi padre, otra yo, la tercera se la di a Matt cuando comenzamos a vernos, por si un día llegaba más temprano, no me preocupaba por que mi padre pudiera entrar, él nunca venía a este lugar.  
 
Antes cuando era niña solíamos pasar algunas noches con él y mi hermana, aquí acampando, pero de ello ya años. por lo tanto estaba un poco amueblada, en las paredes colgaban cuadros con fotos de mi hermana, mías y otras con mis padres, estaba decorada con muchas masetas y  flores, en un costado había un sillón cama que usábamos para dormir cuando pasábamos la noche en la casita, tenía dos ventanas a las cuales tuvimos que ponerle rejas aunque era un barrio cerrado y seguro, teníamos que tomar precauciones 

. . .   

 
Me tiro al sillón y cierro los ojos, seguía escuchando música, eso era lo que más me relajaba. Luego de unos minutos veo de reojo que la puerta se abre dejándome ver a Matt ;siempre tan encantador con su pelo castaño despeinado, tan imponente con sus 1.70 mts, al lado mío era un gigante. Sus ojos negros se encontraron con los míos mostrándole una sonrisa de costado al verme.  
 
—Hola —Digo en un susurro tímido sacando mis auriculares y turandolos a un lado.  
 
—Hola, Lía —Responde sentándose a mi lado luego de dejar su mochila en el piso. No podía evitar sentirme nerviosa cada vez que lo veía, me daba vergüenza ser yo quien dé el primer paso.  
 
—¿Qué tal tu día? —Pregunto para rellenar el silencio. Mirándolo de reojo.  
 
—Mm...Bien —Dice sacandose el buzo del colegio, levantando un poquito consigo la playera que traía debajo, dejándome ver su abdomen ¡Santo Dios! Qué alguien me dé una servilleta que estoy babeando. Nunca había estado tan cerca de un hombre, como el otro día en mi habitación, eso era lo máximo que llegué a hacer así que toda pequeña cosa me excitaba más de lo que quería. Tira el buzo a un lado del sillón y se acomodó contra la pared mirándome.  
 
—Emm... —Digo esquivando su mirada. Juego nerviosamente con mis dedos.  
 
—¿No me saludarás? —Pregunta mirándome a los ojos un poco divertido.  
 
—Y-ya, ya lo hice —Digo levantando la cabeza para mirarlo un poco sonrojada. No había probado su labio desde aquella vez.  
 
—No como ambos queremos —Su voz profunda hace estragos en mi mente. Comenzó a acercarse tomándose su tiempo o dándomelo a mí para que lo pare.  
 
Claro que no lo haría.  
 
Su aliento choca con el mío y su mano derecha sujeta mi mejilla mientras con su otra mano corre delicadamente los mechones de mi cara, su mirada va de mis ojos a mi boca. Suspiro cuando nuestras narices se rozan. Sonríe de lado y yo, yo sólo lo miraba embobada.  
 
Sus labios están tan cerca de los míos que estoy por desmayarme, me mira divertido y cuando creí que me basaría, desvía su camino y me planta un beso húmedo en la mejilla. Se separa y me dedica una sonrisa, de esas que mojan bragas.  
 
Ah, sí que sabía ponerme nerviosa
 
Se recarga contra la pared del costado del sillón echo cama y  palmea sus piernas estiradas, indicándome que ponga mi cabeza ahí, me acomodo y lo miro.  
 
—¿Qué tal tu día? —Pregunta mirándome desde arriba.  
 
—B-bien, tranquilo. —No me podía concentrar si él acariciaba mi cabello tan delicadamente —¿Y el tuyo? —Sus ojos me escanean detenidamente como si quisiera decirme algo, poniéndome un poco nerviosa.  
 
—Una chica me invitó a salir —Dice mirándome a los ojos atento a lo que yo diría y aunque ese pinchazo en el pecho me molestó, no debía importarme; nunca tuvimos algo, yo sabía que él era muy atractivo y que le gustaba a muchas chicas del Instituto.  
 
—Ahh... —Susurro tratando de no sonar decepcionada —¿Qué bien, no? —Lo miro a los ojos y noto un poco de molestia en ellos.  
 
—Si, es bonita, seguro le diga que si —Dice sin ocultar que le molestaba algo.  
 
—¿Si, cómo es ella? —No puedes reclamar, Lía, no puedes reclamar, Lía. Me repetía una y otra vez mi conciencia.  
 
—Oh, vamos ¿Esto es enserio? —Pregunta Matt con el ceño fruncido. Lo miro confundida.  
 
—¿Q-qué? —Pregunto trabándome por su repentina cercanía. Prácticamente tenía su cara pegada a la mía y me preocupaba que desde donde estaba podría escuchar los latidos de mi corazón, desbocados.  
 
—Yo trato, enserio trato de darte celos para ver si de una vez por todas me besas, y tu sales, ¿Con qué que si la chica es bonita o no? —Habla soltando una carcajada al final —Enserio que soy un fracaso.  
 
—¿Por qué no me besas tú? —Digo con mis mejillas en llamas, tomando un poco de valentía, él me observa sorprendido pero divertido a la vez.  
 
—¿Es lo que quieres? —Pregunta mirando mis labios haciendo que yo mire los suyos, tan carnosos, tan apetecibles.  
 
—Ajá —Digo embriagada en su perfume.  
 
No quería que me bese, necesitaba que me bese.  
 
Se acerca y planta un beso en mi mejilla, otro al lado de ese y otro, lo hace muy lento y con mucha paciencia, como disfrutando de mi piel. Sigue dejando besos semimojados por mi mejilla hasta llegar a la comisura del lado derecho de mi labio, para luego esquivarlos y besar mi comisura izquierda, impacientándome, sentía su sonrisa sobre mi piel.  

 
Quiero tener sus malditos labios sobre los míos.  
 
Sabía que estaba probando mi paciencia de la cual yo carecía. Tomo su cara entre mis manos y en un rapido movimiento estampo mis labios sobre los suyos, soltamos un suspiro de satisfacción. Sus manos atrapan mi nuca, atrayéndome hacia él. Nuestro beso es suave, pausado, un poco tímido, pero sin dejar de ser pasional. Captura mis labios entre los suyos acariciándolos, saboreándolos, dándome de probar los suyos.  
 
Nos separamos y rápidamente me siento a su lado, nos quedamos un momento así, mirándonos.  

El calor comienza a subir cuando sus manos toman mi nuca para volver a besarme, jadeo por la rapidez, Su otra mano Toma mi mejilla. Abro un poco mi boca cuando su lengua pide permiso, juntándose con la mía en una danza erótica que hace que mis bragas se mojen más de lo debido. Tiro de su cabello haciéndolo suspirar. Succiona mi lengua haciendo que suelte un gemido, estaba perdiendo el control.  
 
Me importa un carajo el control, esto se siente muy bien.  
 
Las manos de Matt recorren mi espalda atrayéndome para sentarme en su regazo, sus manos me acarician bajando hasta mi trasero, apretándolo un poco, haciéndome sentir perfectamente su dureza debajo de mí; ya que sólo llevaba unos shorts negros deportivos. Comienza a besar mi cuello y yo muevo mis caderas restregarme sobre su erección cubierta por sus pantalones, poniéndome a mil por lo rico que se sentía. Nuestras lenguas siguen jugando aumentando nuestro calor corporal.  
 
Me separo mientras sigo sentada encima de él, sin detener mis movimientos, toma mi cintura mandando corrientes de electricidad directo a mi centro cuando sus manos tocan la piel de mi cadera. Decidida y con la mente nublada por la excitación tomo los bordes de mi remera y la sacó tirándola a un lado, dejando ver mi sujetador negro. Sus manos bajan para seguir tocando mi trasero mientras comienza a besar mi cuello, dejando también algunas lamidas y mordidas que me hacen cerrar los ojos por lo frustrante que se sentía éste placer, me sacá gemidos bajos.  
 
Su boca llega al lóbulo de mi oreja y lo chupa dándome escalofríos. Me restriego más sintiéndome muy cerca de terminar, estoy muy sensible a estas nuevas experiencias. Sus manos siguen ayudándome mientras yo me sujeto fuertemente de él, tirando de su cabello.  
 
Suspiro casi perdida. Vuelve a besarme. Podía sentir su mano paseando de mi rodilla hasta mis muslos. Necesitaba que me tocara, me faltaba muy poco. Llega a mi muslo y lo aprieta, suspiro sobre sus labios, su mano cada vez estaba más cerca de mi feminidad, volviéndome loca.  
 
—¿Puedo? —Pregunta separándose y mirándome a los ojos. Asiento mordiendo mi labio.  
 
Su mano se mete entre nosotros y abro más mis piernas dejándole lugar. Pasa su mano completa por mi sexo haciéndome temblar, nunca me habían tocado de esa forma, ni yo misma. Cierro mis ojos disfrutando, mientras él vuelve a pasar su mano repetidas veces, mientras mis caderas se mueve inconscientemente siguiendo su mano, para no perder contacto. Abro mis ojos al no sentir contacto, él me miraba con una sonrisa de lado un poco nerviosa.  
 
—¿Quieres quitarte el short? —Me levanto de un salto desabrochando torpemente el pantalón por los nervios —Te ayudo —Dice Matt acercándose al borde de la cama, me lo quita dejando ver mis bragas, toma mi mano y se vuelve a recargar contra la pared sentándome sobre él, no pierde tiempo para volver a meter su mano esta vez en mis bragas, pasando su dedo por mi piel caliente, haciéndome ronronear, se lo veía concentrado y un poco nervioso.  
 
Cuando su dedo hizo el primer círculo sobre mi manojo de nervios sentí que desfallecía en sus brazos. nuestra respiración es entrecortada y sus mejillas estaban rojas seguro igual que las mías.  
 
—Ah, Matt —Susurro un gemido cuando siento la punta de su dedo en la entrada de mi sexo, lentamente, tanteando.  
 
Comienza a subir la velocidad ahora con el talón de su mano encima de mi clítoris, trazando círculos torpes pero deliciosos y metiéndo su dedo cada vez más.

— Ah, Matt, me vengo. —Susurro sobre su oído cuando apenas comenzó a embestirme con su dedo. Aprieto sus hombros clavando mis uñas. Lo oigo gruñir.
 
—Córrete sobre mí.—Susurra con su voz más gruesa por la excitación. Me vuelve a besar.  
 
Mis caderas comienzan un vaivén junto a sus dedos que me hacen voltear los ojos cuando llego al orgasmo.  
 
—Ahh —Susurro mientras mi cuerpo se tensa, mi respiración es errática. Dejo caer mi cabeza en su hombro mientras él retira su mano de mi entrepierna. Mi cuerpo tiembla por las sensaciones que recorren mi cuerpo. Me quedo tirada sobre él, estoy agotada.  
 
Cuando mi respiración se volvió un poco más tranquila siento que Matt deja un beso en mi hombro, subiendo hasta llegar al hueco de mi cuello, todos cortitos pero tomándose su tiempo, haciéndome reír un poco. Me separo para mirarlo, él esta ahí con esa sonrisa que me derrite el corazón y con sus ojos tan oscuros mirándome. Mis mejillas se tornan coloradas cuando me di cuenta que solo estaba en ropa interior. Sé que no tiene sentido que tenga vergüenza después de que metió sus dedos en mi, pero en el momento de la excitación no me molestaba que me viera desnuda, ahora sentía que todas mis inseguridades se notaban más.  
 
—No tengas vergüenza. —Dice acariciando mi mejilla —.Eres preciosa —Sus dedos delinean mi mentón bajando por mi cuello.  
 
—Gracias. —Digo tan bajo que creo que no me escuchó, su boca se vuelve a acercar a la mí y comienza a besarme lento, saboreando mis labios como si de algo delicioso se tratara, su mano seguía su recorrido, ahora pasaba por mis hombros, solamente me tocaba con la yema de sus dedos dándome escalofríos, subía y bajaba.  
 
Sus manos se deslizan nuevamente hacia mi cuello para sostenerme mientras me comía la boca, haciéndome probar de sus dulces labios delineando los míos con su lengua. Suelta mi cuello para bajarla lentamente. Cuando estuvo cerca de mis pechos su mano se desvió pasando por el medio de ambos, dejándome con las ganas. 

Acaricia mi abdomen y mis costillas aumentando ahí mis escalofríos, podía sentir mis bragas un poco húmedas y todavía no me recuperaba del orgasmo, y él con un beso y un par de caricias ya me prendió de nuevo.  
 
Sí que era bueno.  
 
Mis manos se mueven en contra de mi voluntad directo a su pecho todavía cubierto por su camiseta, yo también quería ver su abdomen, su pecho. Suspiro en medio del beso cuando meto las manos por debajo de su remera.  
 
Por fin.  
 
Acarició su piel caliente, firme, pero no era sufriente, quería verlo. Me separo dejándolo  confundido por mi repentino alejamiento.  
 
—¿P-puedo? —Pregunto suavemente sujetando el final de su camisa del instituto. Asiente, levantando los brazos permitiéndome sacarla, para luego volver a unir nuestros labios en un caluroso beso que me quita la respiración. Sus manos están recorriendo mi espalda y mis caderas.  
 
Podía sentir su suave piel debajo de mis manos, comencé a recorrer su abdomen y su pecho mientras nos enredábamos en un beso erótico y húmedo.
 
Me recuesto en el sillón llevándolo conmigo, y abriendo mis piernas para que él se acomodará entre ellas, y seguir besándome.  
 
Mis manos ahora recorren su espalda, su piel tersa y caliente apretándolo cada tanto, necesitando más de él, las suyas ahora acarician mis piernas, desde mi tobillo hacia arriba, hasta mi muslo dejando un apretón en este que me hace suspirar. Nos separamos en busca de aire, los dos respiramos agitadamente, él con sus mejillas levemente rosadas por la excitación.  
 
Poso mis manos en sus hombros y voy descendiendo por su pecho hasta llegar a su abdomen, lentamente disfrutando de su anatomía, él sólo me mira mordiendo su labio inferior, mis manos siguen bajando hasta chocar con el inicio de sus pantalones en donde estaba su cinturón, lo repasé con mis dedos sin levantar la vista, estaba muerta de vergüenza pero mi cuerpo me pedía más.
 
—¿Estás segura? Podemos parar si no quieres.—Su voz sonaba más ronca, parecía  que había leído mi mente.  
 
—¿Puedo? —Le contesto levantando la mirada para chocar con sus ojos cargados de lujuria y con un poco de vergüenza también. sólo asiente. Se para al lado de la cama para ayudarme a sacarle los pantalones.  

Desabrocho su cinturón sacándolo y  tirándolo a un lado junto con la otra ropa.  Desprendo el pantalón y bajo su cremallera, para dejarlo caer al piso. Y ahí es cuando lo vi, su erección en su máximo esplendor aprisionada en sus bóxer.
 
Qué egoísta soy, él me dio un gran orgasmo y ni siquiera me fijé si él había terminado.  
 
—Tu, em.... ¿No llegaste? —Pregunto cuando él vuelve a estar encima mío.  
 
—Lo siento. —Dice él un poco sonrojado —No es que no me pongas, es sólo que estoy nervioso. —Su respiración es agitada.  
 
—No lo sientas, seguro que crees que soy una inexperta. —Digo haciendo un puchero.  
 
—No tiene nada de malo serlo, aprendamos juntos —Me da un beso en la boca.  
 
—¿Te duele? —Pregunto, había escuchado que eso les dolía aunque sea un poco y más si estaban con ropa apretada, pobrecito, estuvo con una dolorosa erección casi por veinte minutos.  
 
—Sólo un poco.—Contesta no muy convencido.  
 
Tiro de su cuello y lo atraigo a mi comenzando un beso dulce, cariñoso, pero hambriento. Giramos un poco quedando de lado ambos para estar más cómodos, duramos un rato así, basándonos, enviando correntadas por todo nuestro cuerpo; producto de las caricias traviesas, atrevidas e insinuantes de nuestro deseo. No lo podía controlar podía estar una vida sintiendo su piel junto a la mía, sus besos, su cuerpo.  
 
Me aprieta más contra sí, chocando su dureza contra mi bajo vientre, aumentando considerablemente el calor que me recorría por dentro.  
 
Oh, vamos, ya hazlo.  
 
Bajo mis manos desde su espalda que antes abrazaba hasta su trasero, apretando éste.  
 
Oh, es tan durito como lo imaginaba, condenado, qué  buen trasero.  
 
Enredo mis dedos en el elástico de su ropa interior tirando un poco para abajo, pidiéndole permiso para sacarlo; obviamente le iba a pedir permiso, quizás se sentía incómodo si se lo bajaba sin consultarle. Baja rápidamente su bóxer entendiendo mi pedido, para luego colocarse encima de mí, apoyando sus codos a cada lado de mi cuerpo, quedando entre mis piernas con su cuerpo desnudo. Corre mi pelo para esconder su cabeza en el hueco de mi cuello.  
 
—¿Puedo? —Pregunta en voz baja mordisqueando mi lóbulo, mientras acaricia las tiras de mi sostén, asiento. desliza las dos para después meter sus manos debajo de mi espalda. 
Saca su cara de mi cuello y me besa con pasión, saboreándome.  

Desabrocha torpemente el broche de mi sostén tirándolo junto a la otra ropa. Sus besos húmedos ahora están en mi cuello, descendiendo hasta mi pecho que sube y baja por mi respiración entrecortada.  

Sus labios llegan al principio de mis pechos en donde deja una mordida que me hace jadear de impresión. Mis manos acarician sus brazos, su espalda, terminando mi recorrido en su cabello, acariciándolo. 

Su mirada está clavada en mi rostro mientras sigue bajando como comprobando que este esté desacuerdo.  
 
Ronroneo un poco alto cuando toma entre sus labios mi pezón derecho mientras que su otra mano agarra el izquierdo, amasándolo despacio. Su lengua envuelve mi pezón, solo se detiene cuando los deja duros. Su boca vuelve a la mía con un beso pausado y romántico.  
 
—¿Quieres seguir? —Pregunta observándome mientras corre algunos mechones rebeldes que caían cerca de mi cara.  Afirmo con mi cabeza. Lo quería, ahora y con él, teníamos la suficiente confianza y me sentía segura de descubrir mi cuerpo junto a él, ansiosa, nerviosa, feliz, muerdo mi labio esperando el siguiente paso.
 
Se levanta dejándome confundida, lo veo agarrar su mochila para luego buscar algo, saca un sobre dorado.  
 
Un condón, idiota, no lo ibas a hacer sin protección.  
 
Matt se sienta en la cama, yo hago lo mismo; me mira, lo miro, miramos el paquete dorado.  
 
¿De verdad lo vamos a hacer?  
 
—Emm...Apóyate en la pared.—Susurro, rápidamente Matt se sienta como cuando nos comenzamos a besar. Gateo y me siento en sus piernas con un poco de vergüenza, le quitó el paquete y lo abro con mis dedos. En la escuela nos habían enseñado a poner un condón. Aprieto la punta y lo coloco en su glande mientas me ayudo con la otra mano a deslizarlo hacia abajo —Leí que duele menos cuando la chica está arriba. —Le digo un poco dudosa —.No sé si es verdad, pero no perdemos nada —Me sonrojo al bajar la vista y ver cuán juntos se encuentran nuestros sexos. Él asiente.  
 
—Si es la mejor posición para que no te duela, lo haremos así. —Sus manos tiemblan un poco al igual que las mías, agarra su erección y yo me levanto para que él se acomode —¿Lista? —Pregunta y asiento segura. Su glande se coloca en mi entrada, y voy bajando de apoco, no quiero que me duela. Matt no quita sus ojos de mi cara mientras sostiene mi tercero haciéndome más fácil la tarea de ir lento. Puedo sentir cada centímetro de él adentrándose tímidamente. Mi cuerpo se tensa al sentir una leve presión, y ahí lo supe.  
 
Ya no era virgen  
 
—¿Estás bien? —Me pregunta  cuando ya había entrado causándome una mueca.  
 
—Si... —Suspiro. Dolía un poco pero podía soportarlo. Nos quedamos así un momento, esperando que mi cuerpo se acostumbrara al intruso.  
 
Matt besa mi cuello y acaricia mi cuarpo par hacerme olvidar de la incomodidad. Mis caderas comienzan a moverse hacia adelante luego de unos minutos por instinto, pidiendo más, comienzo a mecerlas sacándole un gruñido bajo. Sus manos comienzan a apretar mi trasero ayudándome a moverme, me sostengo de él apretando sus hombros.  
 
—Ahh —Suspiro por lo bajo cuando sus manos me guían para que rote las caderas.  
 
—Lía...—Matt echa su cabeza hacia atrás, su gemido envía una corriente de placer a mi sexo. Aumento mi movimiento y comienzo a dar pequeños movimientos acompañados de dos rotaciones de caderas. Jadeo fuerte cuando siento que su lengua comienza a jugar en mi pezón.  
 
—Eres tan hermosa —Me susurra cerca de mis pechos dándome escalofríos por su aliento.  
 
Nos besamos saboreando nuestros labios, aumentando la excitación. Mi respiración se vuelve rápida al igual que mis caderas, siento que estoy por romperme en mil pedazos. En la pequeña casa sólo se oyen nuestras agotadas respiraciones y los gemidos ahogados por nuestro beso.  
 
—Ya... m-me vengo, Matt —Jadeo agitada sobre sus labios para luego esconder mi cara en su cuello. Me toma de los muslos mientras levanta sus caderas para darme unas rápidas embestidas que me llevan al orgasmo. Escucho su gruñido mientras se viene en el condón.  
 
Nos quedamos quietos, abrazados, esperando que nuestras respiraciones se normalicen. Nos separamos para poder sacar el condón.  
 
—¿Cómo te sientes? —Me pregunta cuando nos encontramos acostados en el sillón frente a frente, mientras él el toca mi cara con la yema de sus dedos. Mi pecho se siente cálido.
 
—Un poco extraña pero bien ¿Y tú? —Le pregunto bajo como si fuera un secreto… nuestro secreto. 
 
—En el puto cielo —Ambos soltamos una carcajada.—Gracias —Dice poniéndose serio, lo miro extrañada —.Por dejarme ser tu primera vez y por ser la mía —Sus mejilla están rojas pero igual une nuestros labios en un hermoso beso.  

 
Fin del flashback  

________________________  
 
N/A : Lo que es el amor adolescentes, pura hormona...

Dejen su voto su les gusta el capítulo.  
 
Foto de Lía en multimedia  
 
Los personajes me los imagino yo así ustedes pueden imaginarlos como quieran.  
 
De algunos personajes nos voy a poner fotos por que no encuentro un modelo que se asemeje a lo que me imagino  
 
-Aldi🥀 

CRÉDITOS A LA EDITORA: @Natalia_Ballesteros

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro