micro relato

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-¡Vuela muy alto!- le dijo el muchacho agarrando el brazo del mayor mientras clavaba sus ojos en la cometa.

-Sí, pero seguro que tu puedes hacer que llegue más haya de las nubes ¿verdad? - Exclamó su padre agachándose frente a él. Tendiéndole el amasijo de hilos antes de revolverle el cabello- Vuelvo en seguida- le aseguró mientras entraba en la casa cerrando la puerta tras de sí.

-¡Vuela, vuela!- gritaba el niño mientras corría de un lado a otro haciendo crujir las hojas secas bajo sus pies para finalmente detenerse en el linde del bosque y quedarse mirando a una silueta bajita que lo observaba desde lo alto de un risco.

 -Hola pequeño,parece que te gusta mucho ese juguete- Le comento clavando sus fríos ojos en el niño que simplemente asintió sonriente. 

 -Sí, es lo mejor, me lo ha regalado mi papa. 

-Entiendo, entiendo ¿y dónde esta tú papa?- Le preguntó acuclillándose a la vez que entrelazaba los dedos y le sonreía mostrando sus afilados dientes 

-En casa, con mama y mi hermanito- Le explicó sin prestarle demasiada atención al otro niño.

-¿Y vivís todos en esa pequeña casa?¿no es un poco molesto?- le preguntó sin dejar de mirarlo mientras su sonrisa se iba haciendo más y más amplia

-Mamá dice que no necesitamos una casa grande para ser felices solo los unos a los otros- Le respondió acercándose un poco

-¿Y tú que piensas sobre ello?- Preguntó con cierto interés mientras el bosque a sus espaldas comenzaba a llenarse lentamente de bruma

-Se que mamá miente y está triste- Le contestó alicaído

-Bueno tal vez yo pueda ayudarte- Dijo dejando caer una moneda de plata que rebotó contra la roca resultando en un leve tintineo antes de perderse entre las hojas. 

-Mamá dice que no debo aceptar nada de desconocido- Le explicó mirando la reluciente moneda.

-Tranquilo, yo no se lo voy a decir, si no se entera no podrá regañarte ¿no? - Le dijo mientras la bruma se hacía más densa devorando piedras y árboles para detenerse a la espalda de la criatura

-Sí, seguro se alegrara cuando se la enseñe- dijo agachándose para agarrar la reluciente moneda

-Un poco más- murmuró a la vez que sus uñas comenzaban a crecer rayando levemente el risco produciendo un leve chirrido.

-Mamá estará muy contenta gra...- Dijo levantando la cabeza y encontrándose con que el niño había desaparecido. ''Lo habrá llamado su madre'' Pensó alejándose del lugar con una sonrisa mientras arrastraba la cometa tras de si. 


En la casa


-Mamá juguemos al escondite porfa- Le rogó el niño tirando suavemente de la falda de su madre

-Lo siento cielo mami esta ocupada pregúntale a papá- Le aconsejó a la vez que frotaba una camisa con un cepillo para meterla a los pocos segundos en el agua y repetir la acción. El niño suspiró antes de dirigirse al otro extremo de la habitación en el que se encontraba su padre sacándole brillo a un hacha

-Perfecta- Se dijo a si mismo a la vez que contemplaba la herramienta con cierto orgullo.

-Papá juguemos al escondite- Le propuso mientras lo miraba fijamente con un atisbo de esperanza.

-Estoy ocupado¿Por qué no vas a jugar con tu hermano?- Le recomendó señalando la puerta-Tú empiezas,... cuenta hasta diez y...- Su padre le cortó antes de que pudiera terminar la frase repitiéndole que estaba ocupado y que fuera a jugar con su hermano.El muchacho suspiró antes de agachar la cabeza y dirigirse hacia el exterior. 

-Mamá, mamá- la voz de su hermano resonó por toda la casa tras abrir la puerta. El chico corría hacia ellos sonriente dando algún que otro salto

-Juguemos al escondite- le pidió cuando estuvo justo frente a él

-No tengo tiempo de jugar he encontrado algo muy importante- Le aclaró mostrándole la moneda de plata antes de entrar en casa cerrando la puerta tras de sí

-¿Por qué nadie quiere jugar conmigo?- masculló a la vez que sus ojos se volvían vidriosos.

-Yo puedo jugar contigo- tras oír esto el muchacho levantó la cabeza topándose con un niño de su misma estatura que lo miraba sonriente desde la bruma tendiéndole su mano.

-Mamá, mira lo que he encontrado- gritó ilusionado a la vez que le tendía la moneda a su madre que se quedó perpleja

-¿De dónde has sacado esto?- preguntó con cierto temor mientras lo tomaba de los hombros antes de que un grito escalofriante quebrara el silencio.

-¡Tomi!- murmuró el hombre antes de tomar el hacha y salir a toda velocidad solo para encontrarse a su hijo gritando y llorando mientras sus ropas se rasgaban y la sangre salpicaba en todas direcciones. El hombre contempló este macabro espectáculo inmóvil con la mirada fija en su hijo antes de que la cabeza de este fuera arrancada de cuajo poniendo fin a los horripilantes gritos. 

-¡Tomi!- Pensó el muchacho antes de comenzar a correr hacía la puerta pero no recorrió ni un metro cuando su madre lo agarro del brazo para arrastrarlo tras de si hacia su cuarto para después atrancar la puerta con una silla.

-Eliot escúchame cariño escóndete bajo la cama y pase lo que pase no salgas no importa lo que oigas o veas¿ Vale tesoro?- Le explico su madre con los ojos llorosos y la voz temblorosa a la vez que miraba la puerta.

-Pero... -No hay peros hazme caso-le rogó antes de que otro grito agónico resonara por todo el lugar. El niño asintió antes de ocultarse bajo la cama. Tras hacer esto todo quedó en calma el angustioso silencio solo era interrumpido cada pocos segundos por el viento o el crujir de las hojas.

No llevó mucho tiempo antes de que se comenzara a oírse el crujir de la vieja madera seguido por un goteo y finalmente un leve chirrido. La mujer agarró la escoba y apuntó hacia la puerta antes de que la manecilla de esta comenzara a temblar cada vez más y más. La muchacha tragó saliva a la vez que apretaba más la escoba entre sus dedos sin dejar de mirar la manecilla que se agitaba frenéticamente haciendo vibrar la propia puerta hasta el punto de que esta comenzara agrietarse.

 -¡Dejanos en paz!- le gritó la mujer con todas sus fuerzas causando que el temblor cesara- Funcionó- susurró ilusionada mientras las lágrimas brotaban de sus ojos antes de que la puerta estallara en mil pedazos lanzándola al otro lado de la habitación causando que chocara contra el armario y cayera al suelo mirando hacia su hijo aún con la sonrisa en la cara antes de que una garra huesuda y completamente llena de gusanos le atravesara el cráneo causando que el niño retrocediera dando con los pies en la pared atrayendo la atención de la criatura que extrajo la mano de la cabeza de la mujer y comenzó a buscar por la habitación arrastrando su miembro por la pared dejando una estela de sangre.

 -¡Mamá...!- Murmuró apretando los dientes mientras extendía el brazo para tratar de acariciar el rostro de su madre a la vez que su respiración se aceleraba y comenzaba a sentir un cosquilleo húmedo en sus hombros.

- Tus dientes son preciosos- Se oyó a su espalda antes de ser arrastrado hacia la oscuridad



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