Capítulo 5: El estrés del trabajador

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Si Sans creía que su día estaba yendo mal, al haber sido totalmente ignorado por Linna todo el día al intentar disculparse con ella y quedar en buenos términos había sido un fracaso, tener que soportarle la cara a Frisk al final del trabajo, era la gota que rebalsaba el vaso. El esqueleto no estaba seguro de si podría soportar el desenfreno de gritarle a su hermano menor que tenía un tumor en dentro del cráneo que le estaba apretando demasiado como para permitirle pensar que tendría algún tipo de relación amistosa con ella. Pero cada palabra fue mordida y descartada tan pronto surgían en su mente antes de soltarlas, dejando salir solo un bajo gruñido como resumen.

Sans no podía hacer decaer el buen ánimo de su hermano, tomando en cuenta todas las molestias por las que debió haber pasado en el trabajo para presentarse allí. Pero sin embargo su gran incógnita estaba en la humana. Realmente no confiaba en ella, la vida se había encargado de educarlo bien; los humanos pueden parecer inofensivos y amables cuando buscaban algo en concreto, y cuando eras lo suficientemente débil ante ellos, te apuñalarían por la espalda cuando tuviesen ocasión. No había nadie quien le hubiese demostrado lo contrario, a parte, se hacían lo mismo los unos a los otros y eso bastaba para reforzar su desagradable naturaleza. Todos los humanos son exactamente iguales. No podía permitir que Papyrus se quedara solo con un humano potencialmente peligroso. Papyrus siempre veía la bondad donde no la había y eso era un problema.

Los tres estaban sentados en un salón de té a unas cuadras de The Daily Echo, cada uno con una taza de té en frente y en medio de la mesa había unas galletas de monstruo las cuales Sans no tenía intenciones de tocar. Frisk muy por el contrario, aparentaba ignorarlo y estiraba la galleta mientras charlaba con Papyrus acerca de qué harían para cenar cada uno. Sans realmente no estaba pendiente de qué se estaban hablando realmente, pero escuchar las palabras, pasta y comida le daba esa idea. Tenía las luces de sus cuencas fijas en cada acción de Frisk.

"¿NO TE PARECE GRANDIOSO SANS?" Preguntó Papyrus de repente.

"¿Ah?" Dijo pestañeando al salir del trance. Frisk estaba sumida en su taza de té con los ojos cerrados para no mirarlo "¿El qué?"

"UGH. SANS, YA ES SUFICIENTE. TENIAMOS UNA AGRADABLE CHARLA AQUÍ CON LA SEÑORITA FRISK, ACERCA DE LO IMPORTANTE QUE ES MANTENER HIRVIENDO EL AGUA MIENTRAS EL ESPAGUETI ESTÁ EN LA OLLA" Dijo casi ofendido.

Si, muy importante hermano.

"¿TU QUÉ OPINAS HUMANA?" Frisk lo miró tras la taza de té "YA CREO QUE VIENE SIENDO HORA DE HABLAR DE LO QUE REALMENTE TRATA ESTA REUNIÓN"

"¿Qué demonios, Paps?" Soltó a decir Sans sin pensarlo apretando el maxilar.

"LENGUAJE, SANS, ESTAS FRENTE A UNA DAMA" Lo reprochó.

"Lo siento, hermano. Pero en serio ¿Qué es todo esto?" Miró a Frisk que seguía sin dirigirle la mirada "¿Y tú por qué estás aquí? ¿No tienes nada mejor que hacer?"

Las cejas de Frisk se estrecharon un poco, pero seguía sin mirarlo, lo que le daba mucha más impotencia a Sans.

"¡SANS!" Lo llamó su hermano deteniéndolo "YA VEO QUE HICE BIEN EN TRAER A FRISK AQUÍ" Continuó atrayendo la mirada de sus dos invitados "HE LEIDO MUCHO ULTIMAMENTE EL PERIÓDICO DE THE DAILY ECHO EN EL QUE USTEDES TRABAJAN, INCLUSO HE VISTO TUS HORROROSOS CHITES, SANS"

Sans solo se encogió de hombros algo nervioso.

"Y HE VISTO LO QUE FRISK HACE POR SUS LECTORAS FEMENINAS, SANS, DEBERÍAS DEJAR QUE FRISK TE AYUDE CON TU PROBLEMA"

"¿Problema? Yo no tengo ninguno. El problema son estas plagas que están robándole el aire al mundo."

"SANS, ESTOY SEGURO DE QUE MUCHOS HUMANOS SON COMO LA SEÑORITA FRISK"

"Já. Estoy seguro de que sí"

"¡ESA ES LA ACTITUD, HERMANO!" Dijo con legítima alegría "BUENO, ANTES DE CONTINUAR DE INTRODUCIR EL TEMA, DEBO IR DENTRO POR UN ASUNTO NO MUY URGENTE, NO TARDARÉ Y NO DUDEN EN PEDIR MAS GALLETAS Y TÉ, VAN POR MI CUENTA, MUCHACHOS"

Papyrus se levantó de su silla dando una última mirada a ambos antes de girarse sobre sus talones e irse al interior del salón en dirección al baño de caballeros. Ambos miraron como el largo esqueleto desaparecía tras la puerta y casi enseguida de haberlo hecho volvieron a su sitio sin mirarse.

"Creo que este es el momento perfecto para que te vayas, yo le diré a Papyrus que te surgió un inconveniente" Dijo Sans tratando de no alzar demasiado la voz.

"No quiero estar aquí más que tú, Sans" Le respondió sin abrir los ojos mientras sorbía su té. "Pero Papyrus es alguien decente, y yo le debía algo"

"Eres muy valiente si crees que puedes esconderte detrás de Papyrus, humana" La miró.

"No estoy escondiéndome de nada ni de nadie. En cambio tú" Abrió los ojos de súbito en desaprobación "Resultaste ser horrible un doble cara"

"¿Ha?" Sans alzó la mirada con molestia "¿Doble cara? Mira quién habla, humana. Ustedes no pueden pasar un segundo sin ser desagradables intentando manipular todo a su alrededor"

"Es Frisk. Y no. El único manipulador que veo aquí eres tú. Después de haber sido tan dulce cuando me ayudaste, resultaste ser un racista que solo estaba en busca de faldas que cazar"

Sans sentía que el rostro le ardía.

¿Dulce?

"¿Q-Qué estás insinuando?"

"Digo que solo estabas ayudándome porque creías que estabas convencido de que era una monstruo" Frisk dejó la taza en el platillo. "¿O vas a negar tu decepción al ver que era humana?"

Mierda.

"De haber sabido que era humana te habrías marchado" Afirmó ella con seguridad.

"Claro que sí." Dijo en un tono apagado. "Si hubiera sido mi caso, ¿Crees que me hubieran sacado? Nah. Saben que tengo magia conmigo y que podría hacer cualquier cosa para salir de allí. No hubieran movido ni un carnoso dedo"

"Entonces no eres mejor que ellos." Frisk agachó la mirada.

Sans apretó la mandíbula. ¿Esa humana acababa de insultarlo? ¿Comparándolo con su propia especie? Oh, esto no se iba a quedar así.

"Dices que todos los humanos son iguales. ¿Los conociste a todos?" Frisk se levantó de la silla empujándola hacia atrás "¿Conoces a todos los que fueron asesinados por protegerlos en esta estúpida guerra? ¿O los que incluso estaban de parte de los monstruos por tus mismos y estúpidos ideales que murieron junto con ellos?"

Los hombros de Frisk temblaban con cada palabra. Sans, boquiabierto, más que espantarse por la palabrería ridícula que le estaba lanzando, fue opacado por su repentina actitud envalentonada que expedía de toda ella. Su mirada era fija, se cernía sobre él inquisitivamente, dejándole ver que la chica estaba expresando solo un tercio de lo que en realidad estaba escondiendo. Pero fuera de eso, por un segundo se sintió acorralado por su fortaleza. Gracias a los grandes malentendidos que podía tener con su hermano, Sans había aprendido y tomar como costumbre el masticar y pensar la situación con paciencia antes de acceder y quedarse con una idea en concreto. Esta no era la excepción.

Sans era por mucho, más grande que ella, más poderoso, ella no era nada más que una triste silueta frágil y fácil de hacer pedazos, pero ahí estaba, enfrentándolo como si tuviese una oportunidad. El pecho le subía y le bajaba con fuerza, estaba realmente molesta, mucho más que él mismo podría decir. Todo esto seguramente estaba tocándole una fibra sensible con esto de la guerra. Por un lado agradecería enormemente que se fuera por su cuenta, pero eso a su vez pondría mal a Papyrus, tomando en cuenta de que este podría tratarse de un día libre que se tomó del trabajo, haría que todo su esfuerzo fuese inútil. No podía dejar ir a la chica... Debía calmarse.

"Oye, solo hago esto por Paps. Dejemos esto en claro ¿De acuerdo?" Comenzó el "¿Quieres devolverle el favor de algo? Ok. Lo entiendo. Vamos a fingir que nos llevamos bien, hacemos lo que él nos dice y luego cada uno a lo suyo ¿Te parece?" Sans le extendió la mano.

Frisk dudó, su mirada se había suavizado, pero aún la mantenía sobre él.

"Oye, tu tampoco me agradas. Solo hagamos esto de la mejor manera"

Ella tomó una bocanada de aire antes de volver a sentarse y dejarla ir con todo el peso del meollo del problema. Alzando la mano suya, tomó la mano de Sans antes de apretarla.

"Está bien"

"Es un trato"

Tan pronto ambos compartieron el apretón, una pequeña corriente eléctrica pasó por la mano de Frisk sacándola de su estado de seriedad. ¿Era un juguete de bromas? Ella retiró la mano con rapidez y lo miró casi enfurecida, si no fuera por el hecho de que también le resultaba divertido, se habría retirado finalmente del lugar. No era el mejor momento para una broma.

"Oh, olvidé quitármelo" Dijo tratando de sacarse la goma elástica de la falange. Él la miró y no pudo evitar soltar una carcajada triunfal. Eso realmente la había escozado.

Frisk miró hacia otro lado y continuó con su taza de té.

Papyrus no tardó mucho en llegar del baño de caballeros, llegaba colocándose sus guantes y relucía su sonrisa de siempre. Colocando ambas manos a la cadera miró al par notando algo extraño en la escena, no parecía ser propio de una amistad. Estaba a punto de preguntarles que ocurría, pero Frisk comenzó.

"Papyrus, Sans dice que no tiene ningún problema en recibir consejos de amor de mi parte" Sonrió.

"Q-Qu-" Sans le dio una mirada furtiva a la chica y esta le devolvió la misma intensidad mirándolo por el rabillo diciéndole Coopera para que todo esto acabe pronto. Devolviendo una sonrisa a su hermano respondió "S-Si, así es. Así que nos podemos saltar las preguntas iniciales"

"¡OH! ¡ESTUPENDO! ENTONCES QUE EMPIECE EL CONSEJO.UHUM. ¿SANS?" Preguntó a su hermano que parecía demasiado enfocado en forzar demasiado la sonrisa que terminó creando un silencio inapropiado. "¿HERMANO?"

"Claro, claro" Miró a Frisk "Entonces qué tienes para decirme con respecto a ella"

Frisk alzó una ceja. Oh, no iba a dejar que todo el peso recaiga sobre sus hombros tratando de crear una historia creíble. ¿Quería las cosas en bandeja de plata? Pues bien. Frisk le demostraría que no era la consejera de las femeninas monstruo y humanas por casualidad. No, le enseñaría que con este tema no debía meterse.

"Bueno" Comenzó Frisk dejando la taza de té ya vacía en su platillo "Las mantis tienen una preferencia muy particular para sus parejas, si lo que buscas es pedirle perdón por lo que hiciste, es mejor que lo dejes estar hasta que ella te permita hablar."

Sans expandió las cuencas en sorpresa. Había sido demasiado directa.

¿Ella vio lo que pasó entre ellos o qué?

"ENTONCES SANS, ¿ESTUVISTE CON UNA MANTIS AYER?" Preguntó Papyrus interesado.

"S-Si... Algo así" Respondió el esqueleto rascándose la nuca.

Claro, por supuesto, los había visto ayer. La humana no debió hacer mucho para atar cabos.

"Pero debo decirte que, para tu suerte, las mantis no se comen siempre la cabeza de sus parejas, varias simplemente prefieren tener un encuentro y no saber más del otro"

"¡OH, ESO ES MUY INTERESANTE!" Gritó nervioso.

"A qué quieres llegar con eso, niña" Preguntó Sans por lo bajo.

"Cuando ella te propone ir en serio, se refiere a que formalmente quiere hacer una familia. La cabeza de la pareja sirve como nutriente para los huevecillos, por eso muchas mantis mantienen esa tradición. De otra forma no pueden asegurar el buen desarrollo de los bebés" Dijo Frisk sin una sola expresión en su cara.

"Oh... Oh, mierda" Dijo Sans pasándose la mano por el rostro.

Si lo que decía era cierto... Entonces realmente la había cagado con Linna.

"LENGUAJE" Lo reprochó rápidamente.

"Lo siento, Paps." Miró a Frisk. "...Linna debe sentirse terrible ¿Verdad?" Dijo para sí en voz alta.

Sans vio como la mirada de reproche de Frisk sobre él se suavizaba. Estaba dándole lástima, excelente, algo más para que pueda arrastrarlo por el piso. Aventajarse de algo así para su conveniencia, podía esperárselo. Pero en aquel momento solo sentía culpa y remordimiento, Linna no era mala, solo era una solterona que quería una familia. Igual a él... Pero ya entendía que en ella no podría encontrar lo que buscaba. Y no podría explicárselo hasta que ella se lo permitiese.

Necesito saber que vas en serio conmigo.

Ugh. Y todo por no saber un dato que podía sacar de cualquier enciclopedia de especies en la biblioteca.

"Linna es buena, y tiene sus defectos como todos los demás" Comenzó Frisk "Pero personalmente, si ella estaba dispuesta a quitarte la cabeza de los hombros, puede que solo haya estado usándote para llegar a su meta." Sans frunció el entrecejo "Por eso no sientas que eres el único egoísta aquí. Espera a hablar con ella y deja que se sincere contigo." Su mirada se clavó en sus manos para recoger una galleta del medio de la mesa. "Si quieres que eso funcione, las cosas deben ser claras para ambos, no solo que uno saque provecho mientras el otro está muerto." Terminó de decir partiendo la mitad de la galleta en la boca.

"... Entiendo" Dijo Sans bajando la mirada.

"WHOW FRISK, NUNCA ME SENTÍ TAN INFORMADO ACERCA DE LAS RELACIONES AFECTIVAS DE LAS MANTIS ¿DÓNDE APRENDISTE TODO ESO?" Preguntó Papyrus admirado por la chica.

"Oh, bueno... No es nada" Dijo Frisk cubriendo su boca mientras masticaba al hablar con un leve rubor en las mejillas "Solo un montón de libros de mi padre sobre costumbres" Tragó la galleta y estaba punto de tomar té cuando notó que estaba vacío "Eso y varias visitas a la librería."

"OH, CREO QUE DEBERÍA VISITAR ESA LIBRERÍA ALGÚN DÍA" Dijo con alegría. "POR CIERTO ¿QUISIERAS MAS TÉ?"

"¿Mh?" Frisk miró primero su reloj de muñeca "Lo siento, Papyrus, me tengo que ir ya" Dijo levantándose de la silla con apuro.

"OH, ¿NO QUIERES QUE TE ACOMPAÑEMOS? YO TENGO EL DÍA LIBRE Y NO ME MOLESTARÍA PASEAR CON LAS MEJORES PERSONAS QUE CONOZCO" Saltó a decir.

"De verdad Papyrus, ha sido un placer volver a verte y tratar de ser de ayuda" Se acomodó el bolso sobre el hombro y dio una rápida mirada a Sans quien parecía estar sumido en sus pensamientos. "Pero no tengo tiempo para pasear. En otra ocasión ¿Si?"

¿Qué acaba de decir?

"OH, POR SUPUESTO, TE AVISARÉ A LA BREVEDAD EL DÍA DE NUESTRO PRÓXIMO ENCUENTRO Y ESTA VEZ SIN ARREGLOS DE JUSTAS ¡SOLO COMO BUENOS AMIGOS! NYEHEHEH" Dijo él sonriéndole a Sans.

Frisk sonrió y alzó una mano en despedida.

"¡Adiós chicos, gracias por el té!" Les gritó finalmente al salir del local.

"FRISK ES UNA HUMANA MUY AGRADABLE" Dijo Papyrus con suavidad "ESTOY ORGULLOSO DE QUE SEAN AMIGOS USTEDES DOS"

"No lo somos..." Dijo para sus adentros.

* * * *

La noche había caído y las luces de las farolas no se encendieron en respuesta esta vez. Era una noche despejada lo que según Papyrus daría comienzo a los bombardeos nocturnos. El plan era tomar a Ebott por sorpresa y hacerlo retroceder a las áreas de impacto. Todo el mundo sabía y estaba al pendiente de las situaciones, pero muy por el contrario a como estaban esperando los esqueletos a que reaccionaran sus habitantes, casi ninguno prestaba atención. Malditos arrogantes, pensaba Sans. Muchos estaban con linternas, salían por la noche a divertirse incluso después del toque de queda, el cual estaba próximo a deshacerse según comenzaban a escucharse los rumores en las calles; no valía la pena tener esa estúpida regla si atacaban en las noches y la gente no podía salir de casa para huir.

Ambos esqueletos llegaron al departamento, habían dado un par de vueltas por la calle solo para que Papyrus pudiese cotizar un juego de té. El esqueleto menor había insistido en que tener uno de esos para servir el té cuando hubieran visitas sería lo ideal; visto que el té era parte esencial de la costumbre de humanos y monstruos en Ebott. Si su hermano traía alguna clase de compañía nada decía más es un placer tenerlo aquí, era un buen juego de té y una taza preparada por EL CABALLEROSO PAPYRUS. Nada podía fallar en ese aspecto, aseguraba. Sans simplemente asentía a todo lo que decía su hermano, todo lo que el necesitaba era mantener a su hermano a salvo y un trago con urgencia.

"SANS, EN CASA NO" Le gritó desde la cocina a su hermano mientras intentaba encender un cigarrillo.

"Ok." Respondió Sans dirigiéndose al balcón con el cigarrillo entre los dientes.

"TE VAS A ARRUINAR EL SENTIDO DEL GUSTO, HERMANO"

"No puedo Paps, si no tengo lengua" Dijo él guiñándole una cuenca.

Papyrus refunfuñó antes de volver a prestarle atención a la cocina.

Dando una bocanada al cigarrillo, Sans colgó los codos por el barandal del balcón para mirar el cielo. La vista a la parte de la ciudad estaba totalmente oscura, podía ver los tejados de los edificios cercanos y unas pocas luces de linternas a lo largo de las calles tímidamente apuntando de vez en cuando a las murallas. Sans estaba inquieto, las palabras de Frisk retumbaban en su mente como algún chico que tiraba su pelota hacia un portón de lata, molesto y resonante, llenándolo de culpabilidad cada vez que recordaba como la Linna le gritaba en la cara y terminaba en un portazo. Lo había meditado todo en el camino de vuelta a casa, y en cada oportunidad, llegando a la misma conclusión; Linna no era para él. Adoraba demasiado a su hermano para dejarlo solo, desaparecer de la nada por el aparente capricho de alguien más... Solo haría que esa historia se repitiera de nuevo. No podía hacer pasar por lo mismo a Papyrus. Tampoco es que lo hubiera considerado siquiera, pero tenía que tenerlo en mente. Pero eso no significaba que iba a dejar las cosas como estaban.

Realmente no le agradaba esa humana. Ahora menos que había marcado un punto en su razón.

El teléfono sonó en la sala de estar. Sans no se movió en lo absoluto, podía escuchar a su hermano ya dar zancadas hasta él, así que ¿Para qué molestarse? Pronto, comenzaba a hablar, probablemente asintiendo con energía como si desde la otra línea pudieran verlo. Sans, probablemente ya era hora de que los pusieran al día con el trabajo de la siguiente semana.

Luego de un rato, Papyrus quedó en silencio.

Parece que ya es mi turno.

"¡SANS!" Gritó Papyrus.

"La noche no puede ser tranquila ¿Verdad? Heh." Riendo para sí, apagó el cigarrillo a medio consumir en la baranda y lo dejó caer en el cenicero en el piso que ya tenía varias colillas mejores aprovechadas.

Papyrus sostuvo el teléfono hasta que su hermano llegase antes de retirarse a la cocina nuevamente. Sans acercó el auricular y no fue necesario hablar para anunciar su presencia, la voz del otro lado en seguida comenzó a hablar.

"Sans, la ubicación de las flores es correcta." Dijo una gangosa voz femenina.

"Oh, no, no. Sabes que el saludo va primero" Bromeó Sans.

"Soy consciente de que no te he saludado"

"Hola consiente de que no te he saludado, soy Sans" Rió.

Una forzada y lenta respiración se escuchó del otro lado, inquiriendo en voz baja que no le pagaban lo suficiente para hacer esto. Sans oyó un gruñido proveniente de Papyrus en la cocina.

"Hola, Sans" Dijo finalmente con un tono de resignación en ella.

"Yup. ¿Qué pasa?" Dijo retomando seriedad en la voz.

"Las flores están listas para usarse, la señal para mover a la Comandante se dará dentro de las próximas semanas"

"¿Qué quieren que haga?"

"Recopila información de las fábricas"

"Son al menos seis de ellas" Dijo apretándose el tabique. Ese tipo de documentos no estaban en las gavetas del viejo Elder, eso ya estaba dentro de los archivos antiguos del Editor en jefe del periódico.

"Tienes tiempo, Alphys te enviará los detalles con Papyrus."

"Claro..."

"Y Sans"

"¿Uh? ¿Hay algo más?" Sans apartó las manos de su rostro, ya estaba sintiendo el cansancio de hacer viajes con magia en los siguientes días.

"Mantén un perfil bajo"

Tras escuchar esto, Sans colgó el auricular con desgana.

"¿LLEGARÁS TARDE MAÑANA, HERMANO?" Preguntó Papyrus mientras salteaba verduras en una sartén mirándolo desde una esquina de la cocina.

"Yup, no me esperes" Se sobó la nuca "Pero descuida, llegaré directo aquí, a tiempo para la cenar" Le sonrió con aparente despreocupación.

════════ ♡ ════════

"¡No puedo creerlo!" Decía Frisk alzando el medallón colgando entre sus manos, resplandeciendo su borde dorado al contraluz. "Finalmente lo pude comprar" Dijo ya más tranquila acercándolo a su rostro para verle los preciosos detalles de enredaderas.

Había guardado el accesorio en la caja durante todo el camino a casa y no la abrió hasta haber tenido todos los quehaceres que faltaban en la casa, tan solo para poder admirarlo con tranquilidad. Frisk, habiendo saciado sus ansias de mirarlo por varios minutos, se levantó del taburete de la cocina. Se dirigió al dormitorio y buscó las fotos que tenía preparadas. Entonces sentándose a la cama, comparó los tamaños del cuadro del medallón y las imágenes. Con cuidado recortó los bordes tratando de hacer una réplica del resultado que quería en la mente, alisó bien los bordes puntiagudos de las fotos y las introdujo con cuidado en la ranura. Alzó el medallón para ver el trabajo y lo contempló buscando algún error en el recorte. Con una enorme sonrisa en el rostro se lo colgó del cuello y se fue al tocador a ver como se veía puesto.

No era demasiado grande, y podía esconderse con facilidad bajo la ropa sin hacer mucho bulto. Con la mano levantó el corazón y lo abrió, allí estaba, todo lo que más le importaba en este mundo. Su amado, su padre y sus hermanos. Todo cerca de su corazón.

Frisk decidió que si tenía a todos a quienes ella amaga tan cerca, las cosas no podían ir mal en ningún caso, y si los iban, no la iban a dañar.

Tal vez hacerse este regalo para ella misma era egoísta, y Drew se ponga furioso una vez que lo viera. Pero él entendería. A demás, no se había gastado todo el dinero en ello, compró todo lo necesario para el mes, incluso dejando algo de sobra para comprar pan todos los días. Si... Sí lo entendería.

Mientras Frisk preparaba algo de leche con azúcar y canela en una cazuela, escuchaba la radio sintonizando una estación de cocina que solía escuchar a diario en sus años escolares "La escuela de pastelería al aire de Muffet la Araña". Tenía ganas de preparar algo dulce ¿y qué mejor que usar una receta de los libros que tenía acompañados de unos consejos de una adorable araña pastelera?

"Recuerden, la leche al hervir se evapora, así que apáguenla cuando comience a crear espuma" Decía la dulce voz de la pastelera.

Cuando vio que estaba a punto de hervir, agregó los huevos y la vainilla, y bajó la intensidad de la llama. Pronto un aroma dulce le llegó a la nariz mientras revolvía la mezcla, haciéndola suspirar de la alegría. Era tan reconfortante.

"Ahora, el toque especial."

Frisk dejó de lado la estufa y se volvió a la despensa. Encontró entonces el frasco de polvo que tenía la etiqueta de "Special Muffet's bakery spider taste". Marcando con letras violetas la palabra "Spider".

"Recuerden, solo una cucharada, no queremos que tenga más sabor a arañas sea más fuerte que el de la vainilla, querida" Rió.

Frisk sacó la cantidad requerida con una cuchara, derramándose como mermelada de un color violeta concentrado por los costados hasta que se acentuara totalmente en el utensilio. Ella la añadió a la mezcla y tan rápido como empezaba a revolverla, esta tomó en seguida el adorable color lila, un humo rosa comenzaba a dispersarse con forma de telarañas hacia arriba. Frisk no pudo contenerse a tomar una gran bocanada del indescriptible aroma, había hecho aquello tantas veces y aún no podía cansarse de lo agradable que era.

Derramó la mezcla en un gran cuenco de cristal y dejó un paño por encima para dejar que se enfriara antes de meterlo en la nevera.

Frisk se llevó las manos a los costados, su maestra debería sentirse orgullosa que pese a los años, no había perdido afinidad en los dulces.

"Tal vez debería llamarla..." Miró el teléfono en la esquina del mesón de la cocina. "O incluso visitarla... No la he visto hace años... No desde esa vez."

Frisk se acercó al calendario e inspeccionó las posibilidades de su horario. Nada. La escuela para señoritas Dreemurr estaba demasiado lejos como para poder ir después del trabajo y volver a casa, tomando en cuenta que los viajes al norte, Old Ebott, resultaban tortuosos por el pésimo estado de la carretera de nieve. Para llegar allí era mucho mejor ir un día libre, el cual ya no tenía, y ocuparlo desde temprano para ir. Aunque quedaba el caso de usar la línea del ferrocarriles, pero era algo pesado para su bolsillo... No, ir en tren estaba descartado de momento.

Varios minutos habían pasado, llevándose el agradable aroma del postre, la radio había vuelto a ser puesta en una estación de Jazz y Frisk se había sentado en el sofá de la sala a leer lo que le quedaba de su libro en lo que esperaba a que sonara el teléfono. De vez en cuando miraba el reloj de pared en la cocina alzando la vista por sobre su asiento, viendo como cada vez se hacía más y más de noche. Frisk sacudía la cabeza al pensar que debía haberlo olvidado. Claro que no, solo habían sido un par de días fuera de casa y la idea estaba demasiado fresca para olvidarse de un día para otro. Además, dijo que la llamaría casi a la misma hora que la vez anterior, una hora o dos no tenían por qué asustarla. Y así en medio de la tranquilidad, el timbre del teléfono sonó de repente y una gran sonrisa se dibujó en sus labios. Debía ser Drew. Pasando un pañuelo por la página, cerró el libro y lo dejó en uno de los colchones del sofá antes de contestar.

"¿Sí?" Dijo Frisk con suma alegría, había esperado tanto por escuchar su voz.

"¿Frisk?" Preguntó otra voz, que no era la de Drew. "Soy, Winki"

"¡O-Oh! Winki, ¿Qué tal la velada?" Preguntó tratando de esconder su desconcierto y casi notoria decepción.

"De maravilla" Dijo en un tono cálido que a Frisk le subieron los colores al rostro "Dime ¿Ya te ha llamado tú novio?"

"N-No..." Contestó ella con un hilo de voz "...Aún no"

Se escuchó a Winki bufar desde el otro lado.

"De acuerdo. Mira, quizás te tome por sorpresa, o tal vez no." Frisk frunció las cejas en desconcierto ante sus palabras "¿Has sabido del bombardeo que ocurrió en el norte de Ebott?"

Frisk ahogo un grito al recordar que la escuela estaba allí.

"N-No, no lo sabía..."

"Niña, ¿No lees las noticias en el periódico?"

"S-Si lo hago pero..."

"¿Otra vez has estado con la cabeza en las nubes? Ugh, niña..." Pero antes de que Frisk pudiera responder, él prosiguió "No importa, el hecho es que según me ha estado contando Amelle, las centrales de telecomunicación de MTT están totalmente vueltas locas, reciben señales extrañas de otros sitios, como si los mensajes se mezclaran entre sí. Han sabido manejarlas y clasificar la información según van a cuento. El punto es, si Drew no te llama en los siguientes días quizás se deba a esa intervención."

"Dios..."Frisk se mordió los labios "Está bien, gra-gracias por avisarme... Ya estaba preocupándome"

"Imaginé que querrías saberlo" Dijo él con cierta frustración en el tono de su voz. "Descansa, niña"

"Sí. Nos veremos mañana Winki, descansa tú también"

Pero a pesar de la advertencia del conejo, Frisk se quedó una hora más esperando a que el teléfono sonase, engañándose a sí misma, de que solo quería un rato más de lectura.

* * * *

Al llegar a The Daily Echo, Frisk se encontró con el bullicio más grande que jamás había presenciado en aquel lugar hasta ahora. Los gritos iban y venían, los reporteros estaban de un lado para otro volando o corriendo con las notas en la mano. El humo del cigarro prácticamente había hecho neblina por todo el lugar acosando la visión de cualquiera que entrase con una bofetada de tabaco en la nariz. En seguida recordó lo que Winki le comentó sobre el problema con las centrales, por supuesto que esto causaría revuelo, ¿Pero cómo? Solo esperaba que se resolviera, sea lo que haya sido, antes de que acabara su jornada. Odiaba pensar que estaría sin noticias de Drew.

Con el correo del día ya en las manos, Frisk subió a su lugar de trabajo en la oficina, como siempre, su compañero estaba ocupadísimo con sus reportes para la parte más emocionante del periódico, e igual que ayer, la oficina estaba organizadísima. Pero no parecía en lo absoluto contento.

"Será mejor que te ocupes ya del correo, van a ocupar este lugar el día de hoy" Soltó Winki. Tenía su usual taza de café, pero esta estaba llena, y por la falta de humo en ella, se había enfriado hace mucho.

La tarde transcurrió excesivamente rápida, Frisk intentó imitar el ritmo que tenía Winki en la máquina, pero no pasaba de cuatro letras antes de equivocarse, sentía que los dedos se le enredaban y tenía que hacerlo de uno en uno. Muchas de las cartas de esta vez eran relacionadas a la guerra, necesidades y preocupaciones, y su sección de cartas favoritas se vio afectada por este mismo número, no podía integrarlos todos a la vez, ya no le quedaba espacio suficiente para el especio de la hoja que tenía. Así que organizando rápidamente unas cuantas cartas más extensas que otras, las dejó para días posteriores, haciendo un puzle de estas para lograr encajarlas. Todo un reto si no contaba con el tiempo.

Dicho y hecho, tan pronto como dieron las tres de la tarde, una dama de aspecto de pájaro rojo entró para solicitar la máquina de escribir de Frisk como todos los días. Ella tomó sus cosas y tan pronto se retiró esta comenzó a teclear rapidísimo, seguramente ayudada de su magia para que no se le doblasen las plumas al presionar. A ella también le encantaría tener esas ventajas de vez en cuando. Winki sin embargo continuó trabajando.

"No me esperes, tengo mucho trabajo" Respondió casi a secas "Ve a descansar por los dos, no me podré mover de aquí hasta acabar, niña" Dijo tratando de sonar menos arisco y casi disculpándose.

Frisk no quiso seguir interrumpiendo y como no quería estar sola en el balcón, se dijo a sí misma que no iba a matarla estar entre el tabaco y un montón de monstruos con aliento a brandy en el salón de recesos. Por lo que, tomando el almuerzo que tenía preparado de ayer, se fue a comer.

Debido al esfuerzo extra, Frisk sentía que las yemas de los dedos le palpitaban alarmantes, no podía presionar nada sin sentir que todo lo que tomase fuese demasiado delicado. Frisk miró a su alrededor, estaba totalmente sola, sentada en un cómodo sillón junto a un cesto de periódicos del día y un cenicero descansaba sobre la mesa de café junto a unas revistas femeninas. Todo el mundo estaba en medio del trabajo aún. Parece que era la única que se había tomado un descanso. Bueno, tampoco es como si hiciera algo tan importante, se ponía a pensar.

Frisk podía escuchar como todos trabajaban para llegar a tiempo a su meta. Debía ser emocionante ser un reportero, en especial en estos tiempos se estremecían con cada día. Ella estaba a punto de tomar uno de los periódicos junto a ella como le había recomendado Winki, para estar al tanto de las situaciones, cuando pasó la vista a la revista semanal, de esas que miraban las chicas. Dudó un poco antes de decidirse a tomar el periódico. Los primeros párrafos relataban la explosión en el norte y sus repercusiones, Frisk abrió los ojos de par en par, cruzando los dedos de que no fuera cerca de la escuela. Tras leer que las bombas habían sido arrojadas en campos de cultivo se llevó una mano a la altura del pecho y suspiró. Claro, era igualmente malo, pero al menos no había heridos, solo comestibles perdidos. Uff, eso incrementaría el alza del precio en las hortalizas. Pensaba. Dando vuelta a la hoja, se hablaba de como una escuela local se había preocupado de asistir a las familias afectadas, ayudándoles con la tierra y sus hogares. El corazón de Frisk retumbaba de alegría al leer el nombre de la escuela Dreemurr en letras gruesas. Si, tendría que ir a visitarla pronto. No por nada todo se junta de una sola vez, estos se convertían en tiempos de unión, cuidado y familia, pero por sobre todo misericordia por los menos afortunados.

Frisk miró la mesa de café y se levantó para tomar las cosas que había traído. Había metido un poco del postre de ayer que ya estaba totalmente cuajado, (que pese a llevar leche, este ahora era totalmente transparente con un natural diseño de telarañas formándose arriba del todo) y un sándwich de jamón y lechuga. Ella comió la mitad de este último y lo dejó a un lado sobre una servilleta, no era lo mejor que había hecho, pero al menos el postre estaba segura de que lo compensaría.

Ojeó unas cuantas páginas más fuera de su interés, aún le quedaba algo de tiempo y buscó en las últimas páginas en la parte de entretenimiento. Y lo primero que vio fue una tira cómica corta bien coloreada con dos chicas monstruo, un ave y la otra una lagartija como protagonistas:

"Debo tener cuidado de poner un huevo"
"Pero si tu marido es estéril"
"¡Exacto!"

Frisk intentó contener la risa un momento, pero al realizar que estaba sola en una sala y con los demás trabajadores demasiado ocupados trabajando en lo suyo, que se permitió reír a carcajada limpia tirándose en el sillón. Tras casi recuperarse, volvió a leer la tira y podía sentir como el hipo se le colaba en el pecho al reírse otra vez.

"Demonios" Dijo ella riendo, parándose para alcanzar la taza de té dejando el periódico sobre la mesa de café. De un sorbo apresuró la bebida y la dejó de vuelta en la mesa ya más aliviada. Tomó el periódico para buscar el crucigrama de siempre, pero solo encontró una sopa de letras. Algo más complicado que hacer, en su opinión. Le tomaría más tiempo, pero al menos tendría algo que hacer hasta que fuesen las cuatro Era una lástima, ella realmente quería enterarse de la velada de Winki.

Dispuesta a completar el puzle, retrocedió unos pasos antes de sentarse. Pero había algo extraño, el sillón ya no era para nada suave, de hecho era duro con una hendidura por la que caían sus piernas, podía sentir una especie de surcos en el respaldo y se vio mucho más cerca del borde que antes. De un momento a otro realizó que no estaba sentada en el sillón, si no que estaba sentada sobre alguien.

"¡H-Hey!" Gritó alarmada una voz grave por detrás de ella.

Pero antes de que pudiera hacer nada, un par de manos temblorosas se colocaron en sus hombros y la apartaron con una fuerza contenida. Frisk, dando pasos rápidos, hiso distancia suficiente para poder apartarse y largarse cuanto antes.

"¡L-Lo siento mucho!" Dijo avergonzada "N-No sabía que alguien había llegado y-"

Las palabras se atascaron en su garganta tan pronto se giró a ver de quién se trataba.

Ahí estaba Sans, sentado en donde ella estaba, mirándola fijamente con sus luces, confundido y casi en el mismo estado de shock en el que ella había quedado. Tenía junto a él unas carpetas de cartón, vestía la misma camisa y tirantes de siempre, el tipo no hacía mucho esfuerzo en escoger lo que se pondría, llevaba la corbata mal anudada y metida dentro de uno de los agujeros de la camisa que se hacían entre los botones. Frisk logró ver un leve rubor asomándose sobre los pómulos antes de que sus cuencas se oscurecieran y escuchase como apretaba la mandíbula.

"¿Qué estás haciendo aquí?" Pregunto seriamente como si ese lugar fuera exclusivo.

Pero Frisk no contestó, ni siquiera le importó el tono petulante en que lo había hecho. Ella volteó sintiendo como el rostro se le coloreaba de la vergüenza. Estaba a punto de ponerse en marcha a la azotea, cuando su mente comenzó a procesar lo que había pasado. ¿Con qué cara miraría a Drew ahora? ¡Se había sentado en el regazo de alguien más! Nunca debió de cambiar el lugar que tenía solo para ella. ¡Fue una completa estúpida! Poco a poco comenzó a dar pasos tambaleantes hacia la salida cuando una mano la detuvo del brazo. No fue capaz de voltear, tampoco podía verle la cara a Sans. Solo temblaba y se mordía el labio intentando alcanzar el pomo de la puerta con la otra mano deseando que la soltara.

"P-Por favor, suéltame..." Suplicaba en su mente sin poder sacar las palabras fuera.

"Estoy... Hablándote" Dijo fríamente tras de ella. Pero Frisk no se movió e incluso dio un apretón al pomo de su mano "¡Te estoy hablando humana!" Le gritó dándola vuelta.

Frisk entonces se encontró con la mirada fulminante de Sans. ¿Tanto asco le daba? Por supuesto. ¿Qué señorita decente iba y se sentaba en el regazo de alguien que ni siquiera es capaz de mirar a la cara? Ya no podía considerarse una señorita. Drew jamás la volvería a tocar de nuevo, ni dirigirle la palabra. Era una vergüenza...

De pronto para su sorpresa, la mirada de Sans se suavizó súbitamente, volviendo las luces de sus cuencas a mirarla fijamente. Frisk no lo entendió hasta que se dio cuenta de que tenía la cara empapada. No se había percatado de que sus emociones se estaban desbordando sin su permiso.

"Escucha" Dijo apartando la mirada de ella, estaba frunciendo el ceño, pero no parecía estar molesto "Esto no pasó ¿De acuerdo? Si andas divulgando eso por todos lados, nos caerá una gorda a los dos ¿Ok?"

Esto no es justo...

Sans no dijo nada más. Luego de soltarle el brazo, Frisk observó cómo Sans tomaba el periódico y se sentaba en donde había estado sin devolverle la mirada. Frisk no podía creerlo.

Así... ¿Así de simple?

Pero sin tratar de pensar en nada más, se limpió la cara como pudo, abrió la puerta y salió corriendo hacia el tocador de damas.

════════ ♡ ════════

Para su suerte, la tarde había ido considerablemente rápida. El ajetreo que se vivió durante toda la mañana culminó en bufidos, gruñidos y quejidos prolongados de cansancio. Todos ya tenían su trabajo hecho a pesar de que las flores seguían conectadas y sonando para quedar grabadas en mensajes. Sans se ocupó de parecer lo más cansado posible, aunque la apariencia que tenía seguía siendo la misma. Estaba haciendo un muy buen trabajo. Se despidió del resto de sus compañeros y vio al viejo Elder salir de su oficina.

"Tú, huesos sueltos, deberías aprender a irte cuando ya nadie te necesita" Le dijo antes de soltar un portazo a la puerta.

Elder era viejo y un cascarrabias, pero sabía bien que cuando algo andaba mal, siempre había alguien con la culpa y hace bastante rato había puesto el ojo en Sans. Pero este no rompió jamás la fachada de artista cansado. Pero ese no era el problema, no, no. Elder quería echarlo de su sección, sus chistes eran atroces, aburridos y de muy mal gusto. Y aunque al Editor En Jefe del periódico le había hecho saber que "Sans es otro caso y necesitaba el trabajo" no hacía nada por esconder su descontento con el esqueleto. Le estaba arruinando la sección de entretenimiento que tanto le costaba mantener a flote, pero a Sans poco le importaba lo que una bellota que nunca alcanzó a casarse y echar raíces le viniera a refregar en la cara que su humor no encajaba con el resto. Siempre había público que gustase de ellos. Aunque fuesen contados con los dígitos de su mano.

"Hey, Linna" Intentó decirle a la mantis que salía de la sala de impresiones "Q-Que tengas buenas noche"

Pero ella no le dirigió la palabra.

Cuando ella te lo permita.

La voz de Frisk resonó en su cabeza. Claro que había escuchado el consejo, pero no tenía idea de cuándo Linna dejaría que volviera a fluir una conversación entre ellos.

Sans simuló salir del lugar con un grupo de muchachos y se distanció de ellos cuando vio que el lugar era cerrado bajo llave. Pero algo le preocupaba. Lady Graf, la dueña y Editor en Jefe de The Daily Echo, no había salido aún.

La última vez que había estado a escondidas de allí fue por pura casualidad, y no hubo ni rastros de ella en su oficina. La vieja rana era resbalosa y ni un alma sabía en dónde podría estar, no por nada es la cabecera que inició ese periódico. Había dos posibilidades, Graf salió y nadie la vio, o seguía en su despacho. Sans esperaba a que fuera la primera opción.

Dando un paso hacia el atajo, apareció frente a la recepción, estaba totalmente oscuro y casi enseguida tuvo que poner algo de luz con magia. Subió al segundo piso encontrándose con un largo corredor alfombrado, con tan solo una ventana en el fondo del todo que daba una vista a los edificios del frente con lo que tuvo que apagar la llama para evitar ser visto desde afuera. Pasó los carteles de las oficinas sin verlos, todo estaba apagado por dentro y por suerte el piso no era del que se quejaba con cada paso, pero igualmente avanzó con cautela de no toparse con alguna tabla saliente. Llegó así a una puerta un poco más larga que la del resto. Todo se veía oscuro.

Sans estaba a punto de tomar un atajo hacia adentro hasta que vio una sombra moverse desde el otro lado.

No puede ser que siga aquí.

Agachándose a ver por la cerradura, cuidó de no apoyarse en la puerta y observó con detenimiento. No era muy claro, pero parecía haber una silueta mirando por la ventana.

No puede ser ¿Cómo se supone que entre allí?

Entonces Sans ideó crear una distracción. Si hacía el ruido suficiente, ella saldría a averiguar. Si no, tendría que ver otra forma de sacarla de allí. Otro día.

Voy a tener que hacer un esfuerzo extra, pero veamos como resulta este experimento.

Sans se dio un paso hacia atrás llegando en medio de la oficina adyacente. Encontrándose en medio de la oscuridad, apenas logró discernir el escritorio de teca y un par de sillas a ambos lados. Tirar una bastaría. Así que tomando una del respaldo la arrojó al piso con fuerza, esta chocó con un perchero que también cayó.

Perfecto.

Sans entonces dio un paso hacia adelante para ver si la rana se habría movido de su sitio, con una sonrisa triunfal en su rostro miró por la cerradura. La silueta seguía exactamente allí. Sans estaba tan cabreado que estaba a solo un paso de mandar todo a la mierda, cuando se percató que esta no se movía ni siquiera para respirar.

Pero antes vi algo moverse. ¿Qué está pasando aquí?

Quedándose un momento para observar, una ráfaga de viento pasó por la habitación elevando las cortinas creando sombra alrededor de la silueta. Había algo extraño. Sin embargo al ver que estas se movían, significaba que la ventana debería estar un poco abierta. Necesitaba otra perspectiva.

Ya no me está quedando tanta magia... Hagamos esto rápido.

Sans dio un paso hacia adelante llegando al tejado de enfrente a la ventana, sintiendo como la magia era drenada de su cuerpo. Estaba a punto de resbalar con una teja suelta, pero alcanzó a quitar el pié de encima, viendo como esta caía al suelo.

Adiós al factor sigilo.

Poco a poco se acercó hasta el borde del tejado, entrecerró las cuencas y se enfocó en la forma de la ventana.

Efectivamente, alguien la había dejado abierta. Y la silueta que había visto, pese a que no podía verla muy bien, parece que continuaba en el mismo sitio sin moverse. Sans intentó dar un paso hacia atrás para volver dentro del edificio y fue cuando comenzó a sentir su límite.

"Maldita sea" Dijo al darse cuenta de que no le quedaba suficiente magia para dos viajes.

Sans tuvo una idea, tal vez lo hiciera llegar un poco más tarde a casa, pero todo valía si podía hacer avanzar este maldito trabajo. Si conseguía la información ahora, las cosas se tornarían incluso más complicadas. Esto no debía compararse con lo que seguía. Era mejor irse adelantando.

Dando un paso atrás, llegó a la sala de recesos, Sans podía sentir el cansancio acumulado de usar magia inútilmente de forma seguida. Fue a la nevera y sacó la última botella de tabasco llena que le quedaba. Esta era de otra marca, y el sabor del picante era mucho más intenso, con unos pequeños sorbos bastaría, no quería llegar a casa tambaleándose. Se tiró en el sillón y bebió un poco.

Así mismo había quedado esta tarde ¿No?

Sans se sobó la sien, ¿Por qué demonios siempre estaba en su camino? Ya estaba pensando en que tendría que contactar a alguien para que moviera los hijos y la despidieran de alguna forma u otra. La humana hubiera descubierto algo que no debía, estaba muy cerca. Suerte que para ella la carpeta con los documentos eran una simple copia de sus ideas para las bromas donde pensaba mezclar la información. Pero jamás imaginó encontrársela allí.

Volvió a tomar un trago del picante, tal vez un poco más prominente de lo adecuado que había calculado.

"Siempre está con ese conejo ¿Son como amigos o algo?" Sans miró hacia arriba frunciendo el entrecejo "¿Y eso a mí que me importa? Ese cascarrabias de Elder dijo que no me buscara problemas con él, y menos con la chica ¿Qué se mete? Yo sabré cuando inmiscuirme, si ella se atreve a hacer alguna estupidez, como cualquier humano, yo me encargaré de correrla de aquí" Volvió a tomar un sorbo más prolongado aún "De los hombros, no es tan difícil. La tomo de los hombros" Hiso mímica de colocar ambas manos sin soltar la botella y mover la figura imaginaria a un lado. "Y... Aquí estaba." Sonrió por lo bien que lo hacía.

La mente de Sans en seguida creó una imagen perfecta de cuando el cayó sobre el sillón, agotado por haber salido en aquel momento, sin percatarse de que estaba solo. Un tacto fantasma pasó por su pecho al recordar el suave cuerpo de Frisk acomodándose sobre él. El contacto cálido de su cuerpo contra sus huesos cubiertos por la tela fue extrañamente agradable, y en especial como su trasero se aplastaba cómodamente contra el arco de sus pelvis. Su mente nebulosa le traía esa imagen gráfica a la mente doblando el material se la falta, y mientras la producía, sentía que algo le apretaba cada vez más el seguro del pantalón. Sans gruñó para sí casi molesto por dejar que esa sensación se desvaneciera tan pronto llegase.

"O tal vez la deje un rato más así. Que... Que se levante sola." Haciendo mímica otra vez, devolvió la figura imaginaria a su regazo. Cerró las cuencas tratando de imaginar el aroma de había recibido en sus fosas nasales en aquel momento, era algo suave, como un toque de vainilla. Volvió a abrir los ojos y contempló la figura imaginaria de ella sentada en sus piernas antes de mirar hacia el frente en un punto perdido "Oye, humana"

¡L-Lo siento!

La voz de ella sonó en su mente como respuesta.

"No, eso no ha pasado aún. Heh." Dijo agitando la mano por un costado. "¿No pudiste ser un monstruo? Qué lástima. Heh. A puesto a que te gustaría, por eso estás trabajando aquí." Tomó otro trago "Tienes suerte de que le caes bien a Papyrus. No puedo quitarte del camino con él de por medio. No... Conociendo a Paps, te invitaría a comer y me arrastraría con él"

Intentó beber otro poco, pero la botella estaba vacía.

"Demonios, ¿por qué estas cosas tienen tan poco?"

Olvidando de la escena que había imaginado, apoyó las manos en las rodillas y se intentó levantar. Sentía el cuerpo pesado y la cabeza demasiado ligera, cayendo otra vez a los cojines del sillón agarrándose la parte posterior del cráneo con rapidez, como si este se le fuera a caer hacia atrás.

"Oye humana" Dijo de repente, como si ella estuviera allí. "Tenías razón, Linna no va a volver a hablarme. Heh. Creo que no podrá ser mi a-mantis." Sans echó para atrás riéndose de su propio chiste.

Pero no hubo respuesta. Era extraño, ella había sido un excelente público la primera vez.

"Estoy hablándote humana, ¿O mi monstruoso sentido del húmero no va contigo? Heh." dijo con el ceño fruncido riendo con desdén. Pero el silencio de la falta de respuesta lo comenzó a cabrear "¡Que no es tan malo, respond-!"

Sans abrió los ojos de súbito al recordar esa mirada lastimera de la chica. Ella estaba conteniendo las ganas de llorar, puede que fuese una humana, pero aun así, era una señorita. Señorita que se había sentado sobre sus piernas. Claro a él no le molestaba para nada, su cuerpo pequeño había sido suave y frágil cuando se dejó caer en él. Pero ¿Qué habrá sentido ella?

"Repulsión por supuesto. Todos los humanos sienten repulsión cuando se trata de nosotros." Sans hiso una pausa para pensar "¡Yo debería sentirme asqueado porque me pusiste el trasero encima! ¡No tú!" Se levantó chocando con la mesa de café en un intento por volver a ponerse de pié.

"¡Maldita cosa...!" Tomó la mesa por ambas esquinas, con toda la intención de arrojarla. "¿Ah?"

Sobre esta, aún descansaba la taza de té, un sándwich a medio comer y un pote con una sustancia gelatinosa. Encendiendo una pequeña llama con un dedo, tomó el pote, que parecía ser lo más interesante de todo lo que había. Parecía comida de monstruo casera, un postre de algún tipo. Sans pestañeó por un momento tratando de ver el pequeño diseño de la película con forma de telaraña.

"Oh..."

A quien quiera que se le hubiera quedado, le daba las gracias por olvidársele, esto podría serle de ayuda.

Dándole unos pequeños golpes por la parte trasera del pote, la mezcla cayó dentro de su boca manteniendo su forma. No era el mejor dulce de la vida, pero sintió como el toque de extracto de araña le recomponía la fatiga mágica que le estaba faltando. Comprobó dando unos pequeños pasos hacia adelante para ver aún era posible mantenerse de pié. Excelente.

"Bueno, no fue hoy, pero mañana será." Se dijo dándose por vencido en su encargo "Paps, allá voy, hermano"

Y dando un paso nuevamente al frente, calló sobre el sillón de su sala de estar quedándose completamente dormido.

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