Capítulo 1

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Finalmente había logrado relajarse un poco, a pesar de tener la taza de café caliente sobre un posavasos lejos de su rostro, el humo de vez en cuando le empañaba el borde de los lentes. Introdujo en la computadora la última observación del día y se recostó sobre el respaldo de la silla.

—Profesora Zhou, buen trabajo.

Una voz femenina detrás de ella se escuchó a sus espaldas. La dueña de esta puso una mano sobre su hombro invitándola a darse la vuelta. Con una cálida sonrisa se sentó junto a ella en la silla junto a su puesto.

—Enfermera Ziegler— Le devolvió la sonrisa— Que gusto verla aquí.

— ¿Cómo está tu espalda?

—Oh, se encuentra bien. Los analgésicos hicieron efecto durante la noche, pero...

— ¿Pero?

—Bueno, ya sabes. El alumnado cada vez es más numeroso y por ende es mucho más complicado que presten atención. Eso sin contar con el momento de corregir los exámenes uno por uno, creo que estaré al borde del colapso...

—Mei, no has descansado en días —Le reprochó tomándola de un brazo— El estrés se está acumulando, y mírate, tomar cafeína solo te dará más ansiedad —Dijo esto último echando un mirada rápida al tazón.

—Pero es lo único que me mantiene con energía, Ángela.

La enfermera miró la computadora de la muchacha. Tenía todo muy bien organizado, cuidaba de los detalles del maquetado de los documentos y mantenía siempre un panel de ayuda para corregirse. Siempre ponía especial atención a ese tipo de detalles, que aunque fuesen pequeños, todos y cada uno eran relevantes, ya que hacían relucir su trabajo de forma profesional. Ahora pensaba en estos detalles aplicándolos a su estilo de vida cotidiano, llegando incluso a pensar que su despensa podría estar igual de organizada. La tortuosa tarea de mantenerlo todo a su manera le estaba pasando factura.

— ¿Sabes? —Preguntó Ángela— ¿Y si te tomas un descanso? Aunque sea por una simple semana, puedo hacerte los documentos necesarios para que puedas relajarte.

— ¿Hablas de tomar vacaciones? Ni hablar. Quedan muchas cosas por hacer, no puedo dejar todo mi trabajo tirado.

—No me refiero a eso, se bien que una vez que empiezas algo no te detienes hasta terminarlo —Miró hacia arriba— Te pregunto si quieres que el tiempo en la escuela sea un poco más corto, ya sabes, salir a media jornada para que tengas el resto de día libre. No perderías tus horarios, tranquila.

—Ángela, no lo sé...

—Mira, voy a hacer un informe —Dijo levantándose de la silla y tomando su organizador de tabla— Te daré un par de semanas.

— ¿Qué? ¡No falta nada para navidad y yo...!

—Profesora, esa es la cuestión —Le guiñó un ojo.

Viéndola llegar hasta la puerta, repiqueteando los talones sobre la baldosa, se detuvo para voltear a darle unas últimas palabras.

—Confíe en mí, es lo mejor para su salud.

Sonriendo, dejó la sala de maestros.

¿En serio era necesario ir más lento? Quizás, Ziegler tenía razón, ya era momento de tomar las cosas con un poco más de calma. Había estado dando todo de sí hace nueve años desde que se había instruido como maestra de química práctica en Overhigh, su currículum estaba tan limpio que no hiso hincapié en tomarse las cosas a la ligera. No soportaría fallarle a su título, ni mucho menos a la recomendación de su mentor, Winston. Pensando en aquello, cayó en cuenta de lo que trataba de decirle Ángela, si su cuerpo falla, en cualquier momento su mente lo hará y desataría un lío difícil de salir.

Asintiendo, ahora más convencida de la oferta de la enfermera, guardó el resto de archivos que le quedaba por terminar. Se hecho el boso que colgaba de su silla al hombro y salió hacia el pasillo cerrando la puerta.

* * *

El autobús, la dejó frente a su apartamento; un edificio no muy alto de tres plantas, con una escalera negra que llevaba al último. Cuatro de las seis ventanas estaban encendidas, solo faltaba la de ella.

Tomando una bocanada de aire nocturno, cruzó la calle y sacó las llaves del enrejado de la subida.

Cuando finalmente entró a su hogar, dejó la chaqueta y el bolso colgando del perchero en la pared antes de encender la luz del otro lado de la pared. Alguien había diseñado mal el cableado, pero bueno. Era por eso que la renta tenía una oferta bastante buena para vivir en los suburbios.

— ¿Snowball?

Al llamarlo por su nombre, las luces de la habitación del fondo se encendieron, dejando ver una máquina con forma de media esfera, este se acercó encendiéndose el resto de luces a su alrededor.

— ¡Mei!

—Hola amigo, ¿No hay noticias nuevas?

—Negativo— Dijo meciendo su cabeza de un lado a otro.

—Bueno, iré a tomar un baño, ¿Puedes abrir mis listas de quehaceres? Parece que tendré que hacerle unos cambios a mi horario.

Dicho esto, se metió al cuarto de baño. Nada como agua caliente para quitarse por un momento los problemas del día.

Pasó bastante tiempo con el mentón hundido en la bañera, rodeada de burbujas en la superficie, y solo hasta que su mente comenzaba a atosigaba con lo que podría hacer con la agenda libre, se obligó a sacudirse la cabeza y salir.

Encendió el televisor un rato, pasaban una noticia de hace un mes atrás. Dejó en el microondas una porción de comida congelada calentándose, en lo que ella buscaba un refresco en el refrigerador.

—"...Y así es como los saqueadores del banco han quedado entre las rejas —Reportaba el noticiero en la televisión— No duraron mucho escapando, tres de los oficiales a cargo, reconocieron sus pistas dentro de la caja fuerte y no tardaron en dar con su antigua guarida. Solo esperamos que no escapen de sus celdas otra vez."

Al escucharse el timbre del microondas, la muchacha, sacó la bandeja con el surtido de comidas.

—Es increíble cómo la gente puede llegar a convertirse en algo tan terrible... —Dijo abriendo la lata de refresco sentándose a comer.

"Ahora con Opara, nuestro reporte con el clima... —Dijo el presentador, cambiando la imagen a una mujer de tez morena con unos documentos en la mano frente al panel— Gracias y buenas noches. Como se espera para esta estación, estamos a punto de recibir la primera nevada del mes dentro de la semana, la cual irá intensificándose a medida que llegamos a nuestras fechas festivas, esperamos que no signifique un problema."

—Esta vez estamos preparados para algo así, ¿verdad amigo? —Sonrió pasando la vista del televisor a su dron.

Cuando ya estuvo por terminar de comer, la sintonía entró en comerciales, y como no le interesaba demasiado la propaganda, decidió que ya era suficiente. Las noticias era lo único relevante que encontraba a estas alturas, las caricaturas y series de ficción ya pasaban a segundo plano, además, era lo único que calzaba con su rutina.

—Es cierto. Snowball, despliega mi lista —Dijo antes de sorber lo último que le quedaba de gaseosa en la lata.

Sobre la mesa, el dron iluminó con una luz por debajo donde se ubicaba el panel de sus ojos, un cuadro perfecto sobre la madera lisa, de esta imagen se mostraron varias cosas con antepuestas por un cuadrado pequeño del tamaño de la letra, algunas con una marca verde y otras vacías.

—Veamos, el seguro del aire acondicionado ya expiró... —Con un dedo marcó la casilla de la frase y esta se desplazó hacia abajo del todo, dejando espacio para las tareas que hadaban por hacer— Ahora... El árbol de navidad, la cena o junta con el resto de profesores, el baile... No es algo que quisiera preocuparme ahora mismo.

Haciendo una melodía, Snowball, movió un par de frases hacia arriba, dándole a Mei una segunda opción para tener en mente. Se mostraba una cafetería de libros en la ciudad cerca de la escuela, pero por el camino contrario por el que ella transitaba para volver a casa. Y otra opción para ir a comprar ropa nueva para las fiestas.

—Oh, Snowball, eres muy dulce —Sonrió acariciando la cima de su cabeza— Podría ir ahora que tengo tiempo, además Ángela me dijo que me relajara —Movió la opción por encima de todo— ¿Qué mejor que una taza de té en un lugar tan bonito? Podría dedicarme a leer un par de novelas cortas. Hace mucho tiempo que no logro encontrar que algo me enganche con tanto ajetreo del trabajo.

Diciendo esto, pidió a su amigo guardar los cambios de la lista y apagar las luces de la cocina.

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