Capítulo 12

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Winston se agachaba a recoger las hojas nuevamente. Antes de que sus gruesos dedos llegaran a esta, el sonido de las pisadas intercaladas por el sonido seco del metal contra la baldosa lo hiso desistir. El conserje Jamison se aproximaba a toda velocidad sin llevar los implementos de limpieza consigo.

—Vaya, vaya —Dijo Ajustándose los lentes— ¿A qué se debe tanto revuelo joven? ¿Has perdido algo?

—Has dicho... Que... Un momento, por favor—Tosió un par de veces antes de continuar agarrándose de las rodillas— ¿Dijiste que eres profesor o algo así ...de ciencias?

— ¿Yo? Pues claro —Aseguró orgulloso— Soy el especialista encargado de la planta de ciencias, por eso me dicen doctor... —Amablemente puso una mano sobre la espalda de Jamison— Pero ¿No tenías que limpiar? ¿Dónde están las cosas?

—Verás... Estaba ocupado adentro, sí. Muy ocupado y ya sabes, los conserjes no podemos llegar e irrumpir así ¿Cierto?

—Entonces buscas hacer tiempo hasta que se desocupen. Pero me temo que tienes bastante tiempo libre antes de que alguien salga de allí, están haciendo inscripciones para un evento navideño. Pero no te preocupes —Sin dejarlo responder le dio una palmada amistosa, que se sintió más bien como si una camioneta le diera un topón por detrás— Llegaste en el momento ideal, voy ahora mismo a ver un problema con el sistema de seguridad en el laboratorio. ¿Te parece acomañarme?

— ¿A mí? Si... ¿A quién no?

—Exactamente, acompáñeme señor Jamison.

Más que un laboratorio, parecía una simple galería de botellas agrupadas en estanterías donde deberían ir libros de estudios y mesas organizadas en filas para parecer mesones de pruebas, las sillas eran comunes y varias tenían el costado autografiado con marcador permanente. Fuera de eso todo estaba limpio, las paredes sostenían varios afiches de ayuda sobre compuestos, como tratarlos y su composición algebraica, varios de ellos familiares a su conocimiento; entre ellos nitrato de potasio, azufre monoclínico y carbono; sus componentes preferidos. Componentes principales de la pólvora. A esto daba una sonrisa mientras seguía inspeccionando. Porque regla número uno para un ladrón, conocer el lugar que vas a robar y qué planeas robar. Hasta ahora, los carteles. Se verían fabulosos en la pared de su guarida cuando la recuperase. Los implementos eran ridículamente escasos, Jamison no era mucho de ciencias, pero pudo percatarse de que a ese lugar le faltaban cosas. Por un instante al pasar junto al escritorio de maestros, un vaso de cristal tenía en su interior un punzón para el cabello con un copo de nieve colgando. Era de ella. Recordó que estaba haciendo clases de compuestos, y esta debería ser su área favorita. Pero el lugar era tan patético y deplorable que si alguien dijera que es una sala de descanso, le creería. Salvo por el enorme panel tras el mueble del profesor. La escuela estaba a tope de lo último en lo que respecta a tecnología, pero en cuanto a financiamiento para recursos de inmobiliaria, se estaba quedando atrás. Pasó la vista a Winston, este sabía bien lo que hacía; movía los cables de un lado a otro y registró un par de anotaciones en una libreta. Era interesante ver como un gorila pudiera hacer todo aquello.

—Todo parece en orden —Comentó mientras comenzaba a teclear un par de cosas en el panel que emitía una luz roja de un costado parpadeando contantemente.

— ¿Qué ocurrió aquí? —Preguntó Jamison por pura curiosidad, tomando el palillo para el cabello de Mei.

—Una de nuestras estudiantes más talentosas, se metió en el sistema de seguridad, apagó y saboteó el sensor de las cámaras.

— ¿Ah sí? —Ya entendía por qué nadie lo había increpado.

—Sí, ¿Te imaginas que algún extraño entrase y robase dentro de la escuela?

—Que mal las tendría... ¿N-No? Hehe.

—Desde ahora... —El sonido positivo de la máquina cambió la luz roja a verde— Listo, desde ahora sería atrapado. Verás, todo aquí está registrado, el personal, objetos que entran y salen, libros, créeme cuando te digo todo —Rió y volteó a verlo— Las cámaras los escanean una vez que pasan por la puerta y son asociados con la persona que los trajo —Sacó una tarjeta del bolsillo de su blusa y la utilizó deslizándola por una ranura. El panel se apagó, dejando solo la luz verde encendida.

Jamison estaba seguro de que en cualquier instante la alarma se escucharía por toda la escuela, con las cámaras apuntándolo a él como el presunto fugitivo. Podía ver a Winston abalanzando su enorme cuerpo de gorila sobre él para golpearlo y no dejarle escapatoria posible, pensaba que aquel amable tipo tan solo era una fachada para un bruto animal como lo era su compañero atrapado en prisión. Le dejaría la cara irreconocible... Y le vería la cara otra vez a la joven profesora, pero esta vez para una mirada despectiva. La idea le provocó un nudo en la boca del estómago, anclándole los pies al piso.

Pero nada ocurrió.

El gorila se dio la vuelta para darle una sonrisa de afilados pero amables dientes, se entró los lentes en el liso tabique y se dirigió a la puerta.

— ¿Vamos mi buen? Ya todo está en orden.

—S-Seguro —Asintió nervioso, dejando el palillo de vuelta en el vaso.

¿Qué demonios había ocurrido? ¿Qué la seguridad no era casi perfecta en todo el edificio? Se esperaba un problemón armándose, que lo atacaran, algo. Pero no. La dama suerte podría estar sonriéndole precisamente en ese momento, pero le preocupaba en qué momento le daría la espalda. No estaba ni disgustado ni nada, pero se esperaba algo emocionante. De todos modos, era mejor aprovechar la oportunidad y no quejarse. ¿De hecho quién lo haría? Estaba totalmente limpio, según su sofisticado e inequívoco sistema de seguridad. Tenía todo el lugar para recorrer a sus anchas. Rió para sus adentros. Pero por el primer susto lo había hecho olvidar algo... ¿Qué fue?

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