Capítulo 17

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— ¿Quién era?

— ¿Ella? —Levantó la vista— Su nombre es Ángela Ziegler, la enfermera de nuestra escuela.

—Oh, muy bien —Llegó al fondo de la taza de té.

—Entonces... ¿Hacemos planes para mañana?

—Obviamente —Se limpió el bigote de espuma con la mano, para luego tomar una servilleta y limpiársela— Aunque no hay que apresurarnos, tenemos todo el día para hacer algo.

—Tienes razón —Sorbió la taza de té y al pensar en algo que le vino a la cabeza, dejó la taza en el platillo— ¡Dios lo olvide!

— ¿Ah?

—Tengo que conseguirte un pase para que puedas entrar a la escuela, sino no podrás ingresar. Espera, se lo pediré a un compañero —Sacando el teléfono del bolso que tenía en las piernas hiso un dibujo en la pantalla y comenzó a teclear— Winston, Winston... Aquí está.

— ¿El mono?

—Es un gorila, y no lo llames así —Se puso el teléfono en la oreja— Llámalo por su nombre, ¿No te gustaría que te llamasen humano sin razón verdad?

—Claro, pero la cosa es que él es un animal de zoológico y yo una persona —Dijo jugueteando con la cuchara hasta ponérsela en la boca.

—Si serás... ¡! Winston, hola, habla Mei —Respondió— Verás tengo un invitado para el evento, necesito sacar un permiso. Si, si, que esté libre desde el lunes. Sí. Jamison, Jamison Flawkes. Gracias. Claro, te llamo en un momento, ¿Tú lo harás? Gracias, Winston, hasta luego. —Colgó haciendo un dibujo sobre la pantalla— De acuerdo, él se encargará.

—Espero no tener que estar cargando con una tarjeta al cuello todo el día —Comentó mientras se imaginaba a sí mismo con una identificación como si fuese una corbata.

—Descuida, bastará con que pongas tu dedo en un escáner dactilar y ya. Te reconocerá enseguida.

— ¿A qué te refieres con reconocer? —Puso ambas manos al borde de la mesa mirando a Mei con preocupación.

—Pues, verá tu perfil personal, descuida, Winston se encargará de colocar todos los datos referentes a tu nombre. Es pan comido para él —Sonrió.

—C-Claro, pan comido. Hehe...

El teléfono de Mei comenzó a sonar sobre la mesa. Los ojos de Jamison se movían de un lado a otro. Si ese mono era capaz de encontrar su base de datos, encontraría no solo su nombre y cédula de identidad expuesta, también los registros de los delitos que ha cometido a lo largo de su vida. Vio como Mei hacía el mismo dibujo de antes sobre la pantalla.

— ¿Hola? Mei al –Jamison le quitó el teléfono de las manos y se lo puso en la oreja — ¡Oye!

— ¡Jamison al habla!

— ¡Jamison! Qué gusto hablar contigo—Respondió Winston tras la línea—Veo que estás con Mei. La llamaba por el permiso. Dile que no hace falta, tú eres parte de los funcionarios, no te es necesaria una invitación.

—C-Claro, grandote, yo le diré —Le guiñó un ojo a Mei.

Bien, solo era eso. Que pasen una bonita tarde.

—Tú también, hehehe, adiosito.

Adiós, Jamison —Dijo esto procediendo a cortar la llamada.

Extendiéndole el teléfono, Mei se lo recibió con ganas de arrebatárselo, pero esta lo tomó entra las manos y guardó el aparato dentro del bolso. Con una afilada mirada, se cruzó de brazos y esperó una respuesta por parte de Jamison.

— ¿Era muy necesario?

— ¿E-El qué? —Sonrió corriéndole una gota de sudor por la cien.

—Tomar mi teléfono. ¿Qué pasa? —Alzó una ceja relajando el gesto de desaprobación— No te ves bien...

—Sí que lo estoy.

—Si tú lo dices... —Entrelazó los dedos sobre la mesa— Bueno ¿Y qué dijo Winston?

— ¿Él? Pues él dijo que... Dijo que todo está correcto, el... ¡El lunes! El lunes podré entrar sin problemas, sí. Eso dijo.

—Qué alivio —Sonrió— Pero no vuelvas a quitarme el teléfono de las manos, si querías saludarlo solo tenías que pedirlo, ¿De acuerdo?

—Como tú digas, eres la jefa —Rió.

Declinando la idea de otra taza de té. Terminaron saliendo del local hacia la parada del autobús, Mei había decidido corregir las tareas que había dejado como último a sus alumnos y Jamison sin tener en verdad planes para ese día, mintió diciendo que se devolvería a su casa. Sin embargo, esto no era del todo irreal, planeaba volver a su guarida, no iba a volver a estar a las afueras por más tiempo, en especial si iba a estar viéndose con ella a menudo. Tenía que estar lo mínimo presentable. Si permitía que supiera que vivía como mendigo, se irá ella y conjuntamente el codiciado premio del concurso. Llegaron así a la parada del autobús.

—Lamento no poder quedarme hoy... —Dijo ella apretando la cinta del bolso con ambas manos.

—Oye, está bien, yo tampoco podría quedarme. Teno mucho que hacer en mi casa, sí.

—Si pudiese, te invitaría a pasar a mi departamento, pero me temo que no hay suficiente espacio para ensayar debidamente.

—Oh, ¿Es pequeño?

—Algo así. Es lo que alcanza con el salario. No digo que sea malo, pero sería genial poder pagar algo menos estrecho —Sonrió ocultando una risa— Bueno, supongo que es algo normal para cualquiera.

—Sí, tienes razón. Mi casa es espaciosa, pero es un basurero, lo que más ocupa espacio es el taller.

—Ouh, ¿Tienes un taller?

—Sí, allí fabrico bom-—Se detuvo, casi revelando la palabra más obvia para él— Bom... Bombines, para trajes. Y eh... ¡Trajes! Trajes y bombines. Ugh —Se agarró la cabeza mordiéndose el labio, era un pésimo mentiroso.

— ¿Entonces tienes un taller de costura? —Lo miró sorprendida— no creí que te gustase eso.

—Pues creíste mal, querida. S-Si me gusta, hehe. —Apartó la mirada, no podía creer que se lo había tragado— ¿P-Por qué? ¿Qué creías?

—Yo, eh, la verdad creí te gustaban las cosas un tanto más emocionantes. Sin ofender.

—Oh, no descuida, yo también lo creo... —Dijo con cierto toque de ironía en la voz.

Fue entonces que desde la curva más lejana de la autopista, se asomaba la silueta del bus. Viendo como el semáforo cambiaba de color, era la oportunidad de fijarse si el vehículo que esperaba era el correcto. Este era totalmente blanco con detalles en los bordes en un gélido color celestino, justamente el que estaba esperando. Mei volteó a ver a Jamison que achicaba la visión para ver mejor a lo lejos.

—Descuida es el que necesito.

— ¿Vas a irte? Digo, pues que te vaya bien, compañera.

—Lo mismo digo —Le extendió una mano— Nos veremos mañana ¿En...?

— ¿La cafetería a esta misma hora? Como si nunca nos hubiéramos separado —Se mordió la lengua al jactarse lo cursi que puso haberse escuchado. Estrechó la mano con cuidado, pero esta la apretó con fuerza. Algo en eso le agradó, como si en eso le estuviera pidiendo un refuerzo de confianza. La estrechó entonces con la misma fuerza.

—Está bien —Cerró los ojos en una sonrisa pequeña.

El bus había avanzado hasta la parada, deslizando la puerta hacia un costado para que ella pudiese subir— Hasta mañana, Jamison.

—Hasta mañana, Mei.

Despidiéndola con la mano, observó como el vehículo se ponía en marcha llevándose a su nueva compañera. Que buena decisión fue el haber ido a buscarla. Pero entre más se alejaba el bus por la calle, más volvía a car en su tosca realidad. No podía seguir engañándola así, al menos tenía que volver alguna de sus mentiras realidad...

—Así sea enterrándolos a todos vivos, tengo que recuperar mi casa, un hombre necesita su castillo —Dijo poniendo ambas manos en las caderas— ¡Decidido, yo, Junkrat! Tendré de vuelta mi guarida, así tenga que... eso ya lo dije. Oh, ya vámonos.

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