Nunca creyó tener los bolsillos tan llenos, meter la mano dentro del bolso tocando el metal frío era algo genial, en especial sentía un alivio poco usual al pensar en que era un pago bien ganado. Enganchó el botón de la bolsa y le dio una palmada para volver a escuchar el choque de las monedas por última vez.

—Esto es fabuloso, con esto estoy a menos pasos de...

Percatándose de que la muchacha que lo había ayudado, se detuvo. Parecía querer decir algo, pero tras escucharlo le produjo un poco de curiosidad. No podía soltarle en toda la cara que ahorraba para pagar una fianza. Irguiéndose se rascó la nuca levando el sombrero por detrás alzando una sonrisa, dispuesto a decir una mentira, pero tendría que pensar en una primero.

—Veo que tienes planes a futuro —Lo interrumpió antes de que pudiese decirle algo— Eso es bueno... —Miró hacia un lado desviando la mirada.

—Claro, claro... ¡Claro que tengo planes! —Aseguró tratando de desviar la idea por si algo la hiciese preguntarse el qué sería y ahorrarse una mentira poco tratada— ¿Quién no tendría planes sin dinero? Digo, con dinero, ¿Verdad?

—Sí, tiene razón.

Se hiso el silencio entre los dos, dejando el barullo de las copas de los árboles aplaudiendo entre sí y las débiles voces de la gente caminando por el lugar como un trasfondo interminable. Estaba helando cada vez más. Agarrándose los brazos, la chica finalmente le plantó cara para hablar.

—Bailas muy bien —Dijo ella, como si ese comentario no lo hubiera escuchado de nadie más.

—Sí, gracias. —Rápidamente procesó lo que acababa de decirle, nervioso, trató de arreglarlo con una sonrisa— Digo, solo gracias. No es como si supiera que bailo bien, no. Tampoco digo que lo haga mal, no es que me importe, pero, pero... Tú sabes lo que quiero decir, gracias. Si, solo gracias... Tú, eh... Tampoco lo haces nada mal.

—Gracias... Eh...

Al entrecerrar los ojos, él lo supo enseguida. Buscaba saber su nombre. Ya había metido la pata solo con dar unas simples gracias. Estaba mucho más acostumbrado a que la gente huyera en lugar de quedarse a saber cómo se llamaba, además era mucho más cómodo y no perdía el tiempo en presentaciones innecesarias. Pero este caso era distinto y la chica le caía bien. Tampoco es que tuviese muchas alternativas de todas maneras. Pensaba.

—Jamison, Jamison Flawkes, un placer—Le extendió la mano humana.

—Jamison, el gusto es mío... Soy Mei-Ling Zhou —Sonrió estrechándosela— Pero con sólo decir Mei está bien. Quería preguntarte algo, a decir verdad, es algo repentino...

—Hey, compañera, nada de timidez, me pisaste tres veces antes de coger el ritmo —Soltó una risotada tirando la cabeza hacia atrás— ¡Vamos! Dímelo.

—Verás, soy profesora...

—Bien por ti.

—Gracias —Dijo subiéndole los colores a las mejillas—Yendo al grano, el cuerpo de pedagogía planeó un evento de caridad para la escuela por estas navidades.

— ¿A si? Qué lindo, Si sabes que falta más de un mes para eso ¿Cierto?—Interrumpió nuevamente, le comenzaba a fastidiar que las cosas no fuesen rápido, tenía curiosidad— ¿Pero qué tengo que ver yo en todo esto?

—A eso voy. Verás, el tema principal del concurso es el baile y... Aún hay espacio para uno más.

Mei a todas luces intentaba no cruzar mirada mientras hablaba, parecía nerviosa, la voz se le acallaba al terminar de hablar y las manos no las dejaba quietas. Sin embargo Jamison estaba ensimismado en acercarse cada vez más que podía con tal de que hablase más rápido. Pero ya se hacía una idea de lo que trataba de decirle.

— ¿Entonces quieres incluirme? —Subió una ceja, arqueando la espalda para quedar a la altura de la chica, sintiendo incluso la respiración entrecortada creando pequeñas nubes de aliento llegándole a la punta de la nariz fría. De no haber ella retrocedido un poco abría chocado con su frente — ¿Es eso?

—La verdad es que sí—Asintió con la cabeza.

—Perdóname, pero no —Se alejó dejando sus manos en la cadera observando con detención a la chica— Tengo mucho dinero que ganar y no puedo perder el tiempo en caridad.

— ¡E-Esa es la cuestión, hay un premio en dinero!

— ¡Por qué no lo dijiste antes! —La tomó de los hombros—Ahora estamos hablando en la misma página, cariño. Dime ¿De qué se trata? ¿De cuánto estamos hablando? Unos... —Pensando un número hiso un gesto con la mano para que le lo dijera.

—...Er. Son cien dólares, si no mal me recuerdo.

— ¿Cien? ...Bueno es un inicio, no está mal.

—Es una buena suma, podemos compartirla.

— ¿Entonces serían cincuenta? —Se tomó la barbilla alejándose de ella para que no la oyese susurrar para sí—Tendría que hacerlo solo...

—Por eso... Quería invitarte a que fueras mi pareja.

— ¿A-Ah?

La boca se le había secado de un momento a otro. No comprendía el porqué, pero la pregunta le retrajo el estómago como si le hubieran dado un puñetazo, el cabello se le erizó, sintió subiéndole desde la punta de los dedos hasta los hombros a la cabeza, una sensación semejante a la adrenalina. Sacudiendo la cabeza, se tomó un momento para convencerse de que había entendido bien. Miró a la muchacha, esperando su respuesta. Estaba a punto de hablar, pero se percató que la voz le temblaría apenas hiciera algún ruido.

— ¿Qué me dice? ¿Asistiría al evento?

Obligándose a responder respondió lo primero que se le vino a la cabeza.

—C-Claro, ¿P-Por qué no? Pero tengo que hacer esto solo —Agarró el bolso, como si se lo fuese a quitar— Es la primera y última vez que bailo con alguien, no quiero que me estén pisoteando el único pie bueno que tengo y no me gustaría perder en frente de tantas personas, es vergonzoso ¿No crees?

—Oh... Supongo—Mirando hacia abajo, se agarró un brazo apretándolo arrugando la punta de los guantes. Apartándose, dio un paso hacia atrás, y otro, hasta que él pudo verla de cuerpo entero— Entiendo... Tampoco soy buena bailando, lo siento por preguntar.

Diciendo esto último, Mei se dio la vuelta y se fue, ondeando la bufanda al viento frío que comenzaba a soplar.