Del odio al amor...

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El par de amigos fueron recibidos por las luces estroboscópicas del lugar. Pese a que la noche es relativamente temprano las personas ya estaban conglomeradas en la pista disfrutando y bailando con la música que el dj encargado reproduce.

—Esto luce genial—afirma su amiga con asombro al ver la decoración bonita y llamativa del establecimiento donde se llevará a cabo la bienvenida de Nakamura Rio, su amiga que regresa de Londres—Espero que le guste

—Estoy seguro de que sí

—¡Kayanocchi, Nagisa-kun!—una animada Yada va a su encuentro ondeando su falda de gasa color lila—Ya estamos casi todos. Terasaka-kun ya está de camino con Rio-chan. Vamos, vamos

—¡Excelente, que ya empiece!—dice con emoción la su amiga de cabellos verdes

Los tres se dirigieron al segundo piso donde el área reservada esperaba para el grupo de amigos, los recién llegados saludaron a todos

—Hola Nagisa-kun~

Pero no quería saludar a este chico en especifíco. La voz cantarina detrás de él lo hizo girar

—Karma-kun. Buenas noches—Nagisa  ofrece una sonrisa cortés al muchacho frente a él—Que sorpresa verte aquí

—Lo mismo digo, hasta donde sé tenías mucho trabajo—inquiere el joven pelirrojo con las manos en sus bolsillos y una pose relajada

—Estás mal informado Karma-kun. Acabé con todo y con tiempo de sobra ¿Que tal te va a ti? ¿Vas por otro fraude fiscal?—dice con sorna el de ojos azules pero fingiendo inocencia

Karma ríe ante lo dicho. Hace unas semanas un idiota perdedor intentó culparlo de un desvío de fondos en la empresa en la que labora. Se encargó de la basura y de manera discreta pero directa se encargó de que toda la oficina lo supiera

—Por desgracia Nagisa—se acerca peligrosamente al más bajo con la intención de intimadarlo, pero Nagisa no retrocede, le planta cara con coraje—No te desharás de mi tan fácil. Y el pobre diablo fue tan idiota que no ocultó su odio hacia a mi.

El de hebras azules no trató de ocultar su desgrado y Karma ensanchó su sonrisa para molestarlo.

—Vamos, vamos chicos. No hablen de trabajo aquí ¡Es una fiesta!—Maehara palmea sus espaldas animosamente—No presuman que trabajan juntos—Maehara ríe pero Nagisa y Karma no.

—¡Ya llegó Rio!

Nagisa le dedicó una última mirada de desprecio al de ojos cobre y se acomodaron para recibir a su amiga y comenzar la celebración.

. . .

Comenzaron con una plática casual sobre como les estaba yendo a cada uno.  Algunos trabajan en lo que les gusta y otros aun no encuentran un trabajo que realmente que les apasione pero siguen intentando

Así es como Rio se entera que el dúo de Karma y Nagisa trabajan en la misma empresa. Se supone que habían perdido contacto en la preparatoria debido a que el pelirrojo se mudó por los constantes viajes de sus padres. Y años después terminaron en el mismo lugar de trabajo, siendo Karma el jefe del departamento de finanzas en la empresa de su tío y Nagisa como uno de los mejores abogados que aquella compañía tenía.

Según Karma, desde que se encontraron no volvió a ser lo mismo. Se trataban con cortesía pero nadamás. No había salidas si no era por trabajo, no había risas sino era por obligación al igual que la convivencia.

Nagisa le contó que desde que Karma se fue no lo contactó y tuvo que olvidarse de él. Y cree, que de manera incosciente Nagisa está enojado con Karma.

Entendible.

Pero ha llegado su cúpido. Como bien dicen: Del odio al amor solo hay un paso.

—¡Bien!—Nakamura se pone en pie y llama la atención de sus amigos por sobre el sonido de la música—¡Vamos a hacer un par de juegos para entrar en ambiente de manera divertida!—El grupo vitorea la idea de su amiga rubia y todos ponen atención—Busqué un par de juegos que irán genial

—¿Involucran alcohol?—grita Okajima desde un sillón cercano

—¡Sí! ¡Juego o shot!—de su bolso saca un pequeño frasco el cual contenía unos papeles, de este toma una y lee: —¡Flip cup!

Comienza a despejar la mesa con ayuda de Terasaka que se queja por hacer eso, una vez listo coloca shots que pidió previamente. También saca una pelota de ping pong y ordena a sus amigos por turno. Nagisa tiene una gran habilidad pero finge que no por lo que apenas logra tomar 2 vasitos. La mayoría posee buena coordinación pero nadie quiere caer borracho siendo la noche tan joven.

Después de un par de rondas cambia de juego: Verdad o shot. Nadie se salva y más tequila ingresa al sistema junto a unos bocadillos para tratar de mitigar el efecto del alcohol.

Posterior a ese, UNO. El perdedor toma 5 segundos de tequila. Para ese momento ya habían vaciado una botella.

Cuando Itona observó que la mayoría estaban mareados dijo que la hora de bailar había llegado. Y el grupo bajó a la pista de baile.

Nagisa fue uno de ellos. Estaba mareado pero muy animado y la canción ayuda a ello. Rápidamente se incorpora al grupo con sus amigos y la masa de gente que grita eufórica junto a saltos.

El de hebras azules baila conforme a la música, mueve la cadera junto con su cuerpo de manera lenta a la par que baja y sube. Se siente atractivo y sensual. Lo sabe, Kayano le ayudó con su ropa. Una camisa con transparencia en tono negro, lo suficiente para dejar ver un poco de su piel blanca y unos pantalones ajustados.

—Hey lindo, te ves bien—Nagisa ya con la mente nublada por el alcohol apenas nota al chico rubio y alto que ha llegado a su lado—¿Quieres bailar?

Ya lo hago, quiso decir lo obvio pero se lo guardó. En su lugar le dedica una sonrisa coqueta

—Seguro

No se dio cuenta cuando se separó de sus amigos, pero tampoco le importa. Ya es un adulto de 27 años, puede cuidarse solo.

El chico se pega a él percibiendo la diferencia de altura. Ignora ese hecho y se dedica a disfrutar la atención. Nagisa se da la vuelta, y con descaro se restriega contra él, el joven posa sus manos en su cadera acercándolo aún más logrando sentir un bulto contra su espalda. Un poco de acción después de la fiesta le vendría de maravilla.

La canción cambia y sigue moviéndose provocador. En unos segundos, Nagisa deja de sentir las manos en su cintura para después sentir un ligero roce en sus manos que hace que electricidad recorra su sistema.

Sin ponerle atención a ese hecho, sigue disfrutando la música. El extraño inicia un recorrido que va de sus manos, sigue por sus brazos y pasan a su cintura donde le aprieta ligeramente

Decide encarar al chico y cuando da la vuelta cree que el alcohol ya le hace ver alucinaciones. Pues quién aun le sostiene es Karma Akabane con el ceño ligeramente fruncido, las mejillas ligeramente rosadas por el tequila y los ojos cobrizos caídos por la ebriedad.

—Ese sujeto iba a aprovecharse de ti—dice Karma cuando hala el cuerpo de Nagisa al suyo para inclinarse y hablarle al oído—Así que lo asusté

Nagisa traga saliva, nervioso ante la cercanía. Ya no se sentía tan valiente sin su pared de indiferencia eregida. Ahora solo siente el calor emanando del cuerpo del pelirrojo y su perfume mezclado con el tequila. Posa sus manos en su pecho, haciéndolos puños en la camisa negra del más alto.

—Que tal...—Nagisa se relame los labios  dejándolos brillosos.Karma observa atento esa acción—Si te dijera que quería que lo hiciera. Y lo espantaste—termina de decir con un puchero

Karma sin miedo a morir, toma preso a Nagisa con sus brazos rodeando su pequeña cintura y por ende su cuerpo. Ante la acción del pelirrojo, Nagisa logra sentir la erección del contrario en su estomágo situación que le eriza la piel y todo lo que le rodea es el olor del pelirrojo.

Su mente está borrosa y exitada, ni siquiera se detiene a pensar en las consecuencias de sus pasos posteriores. No protesta cuando le saca del club, ni recuerda las respuestas que le dio al encargado de seguridad del club para salir. Algo recuerda de haberle dicho "novio de preparatoria".

Tampoco se opuso cuando la ropa entre ambos comenzó a desaparecer y quedar dispersa en la habitación. Solo el calor de sus cuerpos ocupa su mente, el extásis de saberse deseado, ser besado con rudeza y anhelo. Con prisa y lentitud incluso estando bajo los efectos del alcohol. La luna siendo confidente eterna de los amantes que alguna vez se amaron. ¿Realmente dejaron de hacerlo?

Piel con piel, por lo que pudieron parecer horas o años. No lo saben, solo sienten la pronta culminanción de sus deseos siendo llevados a lo más alto en las estrellas o algún lugar sagrado prometido.

Sus ojos comenzaron a parpadear poco a poco, acostumbrándose a la escasa luz de la mañana que se cuela por las cortinas. Luego, una fuerte jaqueca le hace fruncir el ceño del dolor. Nagisa, por fin logra despertar correctamente y es cuando cae en cuenta que no es su cama, ni su habitación al ver los colores oscuros que gobiernan ahí.

Gira su cabeza aun sobre la almohada, y ve al hombre junto a él. Sus rojizos cabellos resaltando por el negro de la tela de su almohada, su rostro sereno pero sin perder esa picardía natural en él. El sonido del teléfono le sobresalta y el dueño del aparato abre los ojos cobre. Ni siquiera hace amago de revisar su celular. Los ojos del pelirrojo conectan con los azules. Por lo que parecieron largos minutos.

Karma se sentó en la cama de golpe, con la mirada perdida procesando la información: Nagisa. En su cama. ¡Nagisa está en su cama!

—Buenos... días—Karma saluda aun dándole la espalda, sin verlo

Escucha un suspiro, gira en su sitio para verlo. Percibe un sonrojo en las mejillas de Nagisa. Aquello le extraña, pero sus neuronas hacen su trabajo cuando el ojizarco se incorpora para quedar sentado junto a él y lo nota al caer la sábana de seda negra: pequeños chupones en el cuello, el pecho y el abdomen.

—Sí que nos divertimos anoche eh—dice intentando aligerar el ambiente

—Tu también tienes. Marcas de mis uñas y unas... mordidas—dice avergonzado con la vista al frente, sin verlo a los ojos

Ambos suspiran al mismo tiempo y aquello les provoca risas. Las palabras no salen. Al menos, todo fue consensuado. Muy consensuado.

—Debería irme—con cuidado y sujentado su cabeza por el dolor se pone en pie. Apenas y siente dolor en la cadera

—Espera, te llevaré—Karma rápidamente se saca por completo de encima la sábana

Escucha el crujir de algo bajo su pie, lleva su mirada al suelo. Una envoltura de un condón, y más allá otro, junto a este otro.

—Vaya noche más loca—dice Karma divertido al ver el desatre en el suelo. Su ropa tirada, las envolturas y un par de almohadas

Nagisa toma la sábana y se cubre con ella para ver lo que tiene con una sonrisa al diabólico Karma. Su cara enrojece al ver las envolturas de condones esparcidos en el suelo.

Con rapidez deja la sábana y comienza a ponerse sus prendas de ropa. Busca su télefono y pide un auto por aplicación. Llegará en cinco minutos.

—Me voy

—Supongo que no hablaremos de esto—duda Karma ante la actitud bastante tranquila de Nagisa

—Solo quedará como una noche más—el más bajo guarda su móvil en su bolsillo trasero viendo en dirección a la salida de la habitación—No te preocupes por nada. Nuestro trato seguirá siendo el mismo

—¿El mismo eh? ¿Cuál? ¿Fingir que no nos conocemos?—el enojo es palpable en la voz del pelirrojo, Nagisa lleva su mano derecha a la altura de su corazón—¿Huirás ahora?

—¿Huír yo?—con furia contenida vuelve sobre sí, enfrentando al más alto—Te recuerdo que no fui yo el que terminó con lo que teníamos. Si es que lo tuvimos

El pecho de Karma se amplió, cuadrando sus hombre viéndose más alto si era posible, buscando los ojos azules que solo le evadían

—Como te-

—De todas formas ya no importa—el timbre de la aplicación indicaba que su transporte había llegado—Adiós

Esto fue estúpido

. . .

UN MES DESPUÉS

—Insisto que deberías ir al hospital. No te ves bien. Estás pálido, más de lo normal—Ayumi, su compañera y amiga me insta desde hace dos días para que vaya a una revisión

—Ya estot mejor. Solo fue un vómito por infección estomacal

—¿Que tal si tienes anisakis? ¿Un parásito o algo más grave?—lleva sus manos a su boca espantada

—Eso es extremo—responde Nagisa con una sonrisa nerviosa mientras guarda sus pertenencias en una mochila—Pero, para tu alivio y el mío ya agendé una cita médica

Una cita médica. Para revisar sus analísis sanguíenos.

—¡Excelente!—la chica se cuelga su bolso al hombro e inician la caminata hacia el elevador del edificio—¿Quieres que te acompañe?

—No, estaré bien. Gracias.

—Si necesitas algo, háblame—ofrece su amiga con sinceridad

El timbre de las puertas siendo abiertas le hace mirar al frente y salir. Se despiden del guardia y de la recepcionista y salen a la calle.

Ayumi se va en dirección a la estación del tren y el para a un taxi para que le lleve directo al hospital. Quince minutos después ya está esperando su turno en el área de ginecología.

Suspiró. Hace un par de días comenzó con síntomas extraños. Cólicos en em vientre bajo, disminución del apetito y sueño. Tuvo un caso particularmente difícil, pensó que esa era la razón. Hasta que su perro, Caius un doberman,  comenzó a dormir pegado a él.

No le pareció extraño, Caius suele dormir en su cama pero ahora le gustaba poner su cabeza en su estómago en su vientre antes de dormir. Y aquello le tomó por sorpresa y se hizo una prueba de embarazo.

Lloró en el baño, con la cabeza de Caius en su regazo.

—¿Shiota Nagisa?—el mencionado se pone en pie y la enfermera le hace pasar—Por aquí por favor, el doctor le espera.

Amablemente la enfermera abrió la puerta y tras el escritorio estaba su doctor. Un hombre de mediana edad, con una sonrisa amable le insta a sentarse.

—Muy bien Shiota-san. Vayamos directo a los resultados, lo noto... ansioso

Nagisa dejó de mover su pierna cuando el doctor dijo aquello.

—Por favor.

Del sobre blanco, desdobla una hoja y empieza a leer. Se detiene unos segundos y lee.

—Concentración alta de la hormona gonadotropina coriónica humana

—Es...

—Shiota-san. Está usted embarazado. Tiene poco más del mes y medio...-

Embarazado.

Nagisa dejó de escuchar las palabras del doctor, de hecho su menté quedó en blanco. En shock, si pudiera usar una palabra. Ya lo sabía, lo sabía y aún así...

—¿Shiota-san? ¡Shiota-san! Tranquilícese por favor—el doctor le pasó una botella de agua—No se altere por favor.

Tampoco se dio cuenta de que había empezado a hiperventilar.

—Respire conmigo y dígame cinco cosas de alrededor

—Eh, sí eh. La botella—sus ojos azules vagaban en la oficina— Su computadora. Eh...

—Van dos, Shiota-san. Vamos

—Su placa con su nombre. Una copia de su título y una planta de plástico

—Muy bien. ¿Se siente mejor?—le ofreció la botella de agua abierta, Nagisa toma un sorbo—Lo siento, pero tenemos que revisarte

—Estoy bien, entonces... embarazado. Debería no poder creerlo. Usamos condón—dice avergonzado al recordar los envoltorios en el suelo.

—Los condones no son infalibles. Ahora, sonará cruel lo que diré pero ¿Desea tenerlo?

Luego de haber llorado en el baño de su casa, lo decidió

—Sí, lo quiero

—Bien, entonces. Le daré unas recomendaciones a seguir y agendaremos su próxima cita.

SEPARADOR

Tenía que pasar sus reportes de gestante al médico de la empresa para su control. Como política de la empresa, el padre o madre gestante tendrá que llevar un control, tener periodos de descanso estrictos para alimentarse y tener su licencia de gestante.

Pero antes, tendrá que decirle a Karma Akabane que será padre. Genial.

Estaba en su sofá, con la cabeza de Caius en su regazo. Le acaricia la cabeza con cariño

—Y pensar que tu supiste antes que yo—el doberman alza la mirada hacia su humano—No cabe duda que tienes un buen olfato. Serás un gran hermano mayor

El can vuelve a recostar su cabeza y Nagisa deja caer su cabeza hacia atrás.
¿Cómo le dirá?  Maldita sea, ni siquiera puede decir que tiene una amistad con el pelirrojo. De hecho, desde la última vez que lo vio trataba de evitarlo lo más posible.

No le gustaría negarle el derecho a su pequeño de conocer a su otro padre. Karma podrá ser muchas cosas para otras personas. Pero lo conoce lo suficiente para saber que no huiría. Ni dudaría de él.

—¿Qué opinas Caius? ¿Vamos o que nos visite?—el perro baja del regazo y comienza a andar por la sala y ladra—Muy bien. Iremos.

. . .

Sábado por la tarde y se encuentra de pie frente a la puerta del pelirrojo dudando de tocar o correr para regresar a casa. Baja la vista y encuentra los ojos negros de Caius, sentía que le juzgaba con la mirada diciéndole cobarde.

Sujetó con fuerza la correa para tomar fuerzas y toca el botón del timbre. Espera unos segundos hasta que la puerta se abre dejando ver al alto pelirrojo.

—Buenas tardes Karma—saluda Nagisa y le tiende una cajita con pastelitos y dice: —Son... tus favoritos

—Gracias—dice genuinamente sorprendido por el gesto—Pasa

—Vengo con alguien, espero no te moleste

Karma no hace ninguna expresión pero está confundio, busca a alguien con la mirada en el pasillo, hasta que inevitablemente ve a un doberman a un costado de Nagisa que se mueve junto a él al entrar.

—A lado de él—señala al can que olfatea a su alrededor—pareces un chihuahua

Nagisa frunce el ceño, luego se relaja y suspira derrotado

—Bueno, es quién cuida de mi ahora—Nagisa acaricia la cabeza del doberman y este disfruta de los mimos—¿Interrumpimos tu sábado?

—Está bien, no tenía planes—Karma estaba francamente sorprendido al ver el mensaje que le mandó ayer diciendo que necesitaba hablar con él—Toma asiento. ¿Quieres algo de beber? Tengo café, té, agua, refresco

—Agua está bien

El de hebras azules guía consigo a Caius y se sienta en uno de los sofá de la sala. Mientras su can se sienta a un costado suyo. El pelirrojo vuelve con un vaso de agua para el más bajo

—Gracias—toma un trago del líquido y lo deja en la mesita frente a él—Necesito decirte algo importante

La seriedad en el redondo rostro de Nagisa hace que quiera aligerar el ambiente. Nunca le ha gustado ver frustrado al más bajo.

—Debe serlo si pusiste esa cara de ratón asustado—dice para aligerar el ambiente pero se detiene al ver el ceño fruncido de Nagisa—Lo siento, continua

—Desde que nos separamos en preparatoria no tuve un relación lo suficientemente formal—inicia relatando los años sin llegar a nada con nadie—estaba enfocado en obtener un lugar en la universidad pero eso no significó que no me dolió cuando te fuiste, que no me importó

—Nagisa...

—Déjame terminar, por favor—dice alzando su mano para detener las palabras de su contrario, sentado frente a él—Lo hizo. Pero a pesar de que debemos de luchar por lo que amamos, éramos jóvenes como para hacerlo por nuestra cuenta. Intenté olvidarte, de verdad lo intenté. Salí con un par de personas pero nunca sentí nada más allá de amistad o cariño

Los ojos azules de Nagisa comienzan anegarse en agua, pero no le interrumpe

—Y cuando te vi en la empresa creí que los dioses me odiaban. Creí que era un castigo por no haber puesto todo de mi en las relaciones anteriores. Así que te evadí lo más que pude pero eres... eres un idiota persistente

Karma trata de permanecer impasible en su lugar, viendo las lágrimas descender por las pálidas mejillas de Nagisa.

—Quiero que sepas, que yo no quería irme. Pero como bien dices, era joven y aunque soy un maldito diablo rebelde no pude salirme con la mía—explica Karma con un tono cansado en su voz

—Me alegra que lo admitas

Shiota se toma unos segundos para limpiar sus mejillas y tomar aire. Venía lo más importante

—No quería volver a involucrarme contigo Karma. No voy a decir que lo que pasó después de aquella fiesta fue un error, ebrios o no. No lo fue

—Si te soy sincero, no recuerdo mucho—la culpa se refleja en los ojos cobre cuando conecta su mirada en los ojos azules—Aún así, lo quería. Recuerdo que cuando te vi bailar con aquel rubio sentía que el estomágo se me revolvió de celos. Y antes de poder frenarme ya estaba frente a ese sujeto asustándolo

—¿Lo asustaste? No recuerdo que haya dicho algo

—Se lo dije con la mirada—dice arrogante y eso le saca una sonrisita divertida al de hebras azules—Cuando lo recordé después de que te fuiste supe que estabas tan hondo en mi alma

Nagisa se quedó en silencio, preocupando a Karma al verlo pensativo y cabizbajo.

—Quiero que sepas Karma, que después de ti no hubo nadie más—de su pequeña mochila azul saca una carpeta y se la tiende al intrigado pelirrojo—Nadie más

Aclarado eso abre la carpeta y los ojos cobre comienzan a vagar sobre las letras y documentos de hospital a primera vista.

Segundos después alza la mirada para ver a Nagisa quien está aferrado a su perro en el suelo, ocultándose de la vista del más alto.

—Na-nagisa, esto...—Karma palidece ante la información de los documentos, hace cuentas coincidiendo con las semanas ahí puestas—Tú estas...

—Embarazado—susurra bajito aun abrazando a Caius

—Pero-

—No preguntes como, ya sabes la respuesta: se rompió o no funcionaba tu condón—masculló entre dientes el azulino—Descuida, no te culpo realmente. Siempre habrá una probabilidad de quedar embarazado aun utilizando un método anticonceptivo

—No... no iba a preguntar eso—Karma frunce el ceño al verlo pegado al perro y sin dirigirle la mirada, por lo cual se acerca para tomarlo pero Caius le gruñe a modo de advertencia—¿Puedes por favor verme a la cara?

Nagisa acaricia el lomo de su perro y le dice palabras tranquilizadoras. Karma le tiende la mano y el azulino lo acepta para ayudarle a ponerse de pie

—¿Cómo te diste cuenta?—el pelirrojo le  insta a sentarse junto a él sin soltar su mano. Está ligeramente fría, probablemente por los nervios

—Es gracioso de hecho—sonríe en dirección a Caius y le extiende la mano para que se acerque—Él fue quién me dijo, prácticamente. A veces olfateaba mi vientre bastante seguido, dormía con su cabeza e igualmente en mi vientre. Y luego vi un video donde los perros detectaban enfermedades o embarazos. Sospeché de ambos pero me decanté por lo segundo al tener una farmacia cerca: fue positivo.

—Entonces... él me ganó

—Incluso a mi—señala con diversión

Segundos pasan en silencio, ambos suspiran a la par y ríen rompiendo la tensión

—Es mío—dice al fin

—Sí

—Estamos embarazados

—Sí—Nagisa asiente riendo ligeramente—Quería decirtelo antes de reportarme con el doctor del trabajo. No quería que te enteraras por otras personas que estoy embarazado—vuelve a suspirar hondo—Gracias Karma, por no entrar en pánico y por no huir. Y sobre todo por no negar que es tuyo. Porque es tuyo. Tu bebé

Y rompe en ligeras lágrimas, de alivio por supuesto. Pero Karma se alarma ante el repentino cambio y sinceramente no sabe que hacer por lo que atina abrazarlo, o lo intenta al oir el gruñido del perro.

—Oye, deja de gruñirme. Vas a verme todos los días de ahora en adelante. Además, yo le puse el bebé ahí dentro

Karma siente un golpe en su brazo izquierdo, al girar su cabeza ve a Nagisa haciendo un puchero con sus rojas mejillas empapadas, se ve tentado a besarlo. Pero primero, toma el rostro del más bajo entre sus manos y limpia las lágrimas.

—No le digas eso. Se llama Caius. ¿Y como que nos veremos todos los días?

—Mi bebé no va nacer con padres separados. Vendrás conmigo—sentencia el de ojos cobre con seguridad y deja de amasar las mejillas ajenas

—¿Ah sí? No veo un anillo puesto en mi dedo, de hecho no tengo un propuesta formal. Hasta donde sé, nos saltamos esa parte—dice el de hebras azules con sarcasmo pero notablemente divertido—No sé, quizá lleve mi apellido

—Tan tradicional. Ratoncito—Nagisa se sonroja al oír el apodo de hace años, Karma acaricia sostiene las manos pequeñas de Nagisa entre las suyas —El orden de los factores no altera el producto. Pero descuida, te daré todo lo que quieras, todo cuanto necesites.

—Suficientemente cerca Akabane. Lo tomaré por ahora

—Gracias por decírmelo—agradece de repente

—Merecías saberlo, y el ser que crece dentro de mi también

—¿Puedo besarte?

Nagisa asiente con una sonrisa genuina en su rostro. Karma deposita un beso en la frente contraria, luego en su mejilla derecha y por último un ligero beso en los labios rosados del más bajo.

Si Nagisa alguna vez pensó que odiaría a Karma, ahora solo se ríe de ese pensamiento.


Karma cumplió su palabra a la semana. Le hizo una cena en su departamento, le entregó un anillo de lo más bello y elegante junto a la fecha de boda establecida en la que ambos estuvieron de acuerdo y las lleves de su nueva casa donde su hijo o hija crecerá.

Cuarto mes de embarazo

Después de haber prácticamente anunciado el embarazo al doctor de la empresa, todo mundo se enteró. De esta manera es que Nagisa a veces se sentía cohibido con la atención que recibía de sus compañeros más cercanos. Le daban  algunos dulces, le ayudaban con cosas que creían eran pesadas y casi no lo dejaban caminar. Y lo agradecía, pero prefería caminar a estar durmiéndose en el escritorio.

El sueño es uno de los síntomas que le han persistido. No hubo vómitos, ni ascos. Por fortuna no ha tenido antojos extraños.

Karma lo ha estado apoyando en todo lo que puede y le derrite el corazón cuando le habla a su vientre o cuando pone su dedicación a la habitación de su bebé. O cuando le cumple los pocos antojos que tiene o masajea sus pies y pantorrillas. Sí Nagisa es muy mimado por Karma.

Es la semana 19 y Nagisa ya lo siente moverse en su interior. La primera vez que lo sintió pensó que era un cólico, como los que tuvo a principio de mes o como cuando se te revuelve el estomago. Pero no, fueron dos movimientos seguidos. Siendo sincero se asustó ante la nueva sensación.

Recuerda que rápido llegó Karma a su lado cuando emitió un jadeo entre asustado y asombrado con las manos en su creciente vientre.

"Vamos, vamos ratoncito bebé. Me alegra saber que estás ahí—dijo el pelirrojo poniendo su cabeza en el vientre del más bajo—"Solo no le encajes tu piesito en las costillas a tu papá".

—¿Akabane Nagisa-san?—el mencionado levanta la mirada ante el llamado y camina por el pasillo adornado con crías de animales animados y recomendaciones neonatales y de embarazo. La enfermera le guía hacia el consultorio —Por aquí por favor

La enfermera toca un par de veces y abre. El doctor le indica pasar y antes de que se cierre la puerta una mano la detiene

—Perdón, perdón. Tuve que ir al baño—entra Karma y cierra la puerta—Buenas tardes

—Tome asiento por favor—le indica el doctor al pelirrojo en tanto él prepara el equipo—Y usted Nagisa-san por favor recuéstese en la camilla y descubrace el vientre.

El azulino acata la orden y con ayuda de Karma -que ni siquiera volteó a ver la silla- sube a la cama

El matrimonio Akabane –sí, se casaron apenas el mes pasado– estaban en la cita de descubrir el género de su bebé. O algo así.

—Bien, voy a poner el gel para el trasductor—al instante el ginecólogo vierte el frío gel de color azul en su vientre que comenzaba a ser protuberante y comienza a mover el trasductor buscando el punto exacto—Muchas veces no se dejan ver a la primera pero tengamos fé

El matrimonio Akabane se toman fuertemente de la mano, esperanzados ante la vista en el monitor

—Hasta ahorita sus estudios han ido bastante bien. Y se ve bien—teclea algo en el computador y de repente un golpeteo constante llena la sala—Ese es su corazón, como oyen está fuerte

Nagisa conecta la mirada azulada llena de brillo y emoción en los orbes cobrizos que le miran con ternura. Mirada que solo le va dirigida a él.

—Entonces, aquí está es...

—¡No!—le detiene Nagisa—Uh, me gustaría que fuese sorpresa. Nuestros amigos quieren organizar una fiesta de revelación

—Excelente, entonces se lo anotaré—vuelve a teclear e imprime una hoja que posteriormente sella y entrega con una sonrisa—Aquí está. Viene un sorpresa dentro

—Gracias

. . .

Octavo mes de embarazo

—¡Que bueno que llegaron! Ya está todo listo

Okano les da la bienvenida a un pequeño jardín que arrendaron para la ocasión. Estaba adornado en tonos rosa y azul.

Nagisa entra acompañado de Karma y Caius que se adelanta a olfatear alrededor. Costumbres de un perro entrenado.

—Vamos, te llevaré a que te sientes

—Gracias, pero puedo aguantar y caminar me hace bien

La panza de Nagisa ya era notoria. Su respiración ya era medianamente pesada debido al crecimiento del pequeño. A veces no puede dormir porque no logra acomodarse correctamente.

—¿Te duele algo? Tienes unos segundos con el ceño fruncido—sin preguntarle, Karma le levanta en brazos. Caius ladra a su alrededor y le sonríe para tranquilizarlo—Cálmate, solo lo llevo a que se siente 

—No es necesario pero aprecio el gesto

—¡Nagisa!—Kayano se acerca con un vestido de volantes rosa para el calor—Sus lugares ya estan. Karma, por favor llévalo para iniciar.

Al llegar a su mesa de padres, sus amigos les saludan al llegar y es cuando observa que todos vienen de rosa o azul. Nadamás.

—¿Puedo preguntar el porqué están vestidos únicamente con esos dos colores?—Nagisa es quién saca la duda por Karma mientres este depósita a su esposo embarazado en la silla adecuada y cómoda para él

—Es una apuesta: los de rosa piensan que será niña, azul niño—explica algo avergonzado Isogai al llegar para saludar—No pude pararlos lo siento

—También te arrastraron eh—indica Karma divertido al verlo de rosa—Así que piensas que será niña

—Yuma tiene buena intuición—Maehara también se acerca con un par de bebidas que deja frente a los futuros padres—Y yo confío en él

—Se ven bien chicos—Megu igualmente vestida de rosa—Comenzaremos en 5 minutos

—Los dejamos solos~

Los tres se retiran y dejan a Karma y Nagisa solos en su mesa

—¿Tú que piensas que será?—busca el pelirrojo una respuesta, el externa su pensar—Sinceramente, no sé

—Algo extraño que me pasó hace una semana—inicia Nagisa un relato que hace que el pelirrojo preste atención—Soñé. Soñé que Caius jugaba con una niña. Era pelirroja

La sonrisa que se dibuja en el rostro de su pequeño esposo le quita la respiración y detiene cualquier pensamiento

—Entonces...

Karma se ve interrumpido por el sonido de un microfono siendo encendido.

—Buenas tardes chicos, gracias por venir. Amigos y compañeros de este loco par—empieza Maehara que logra sacar risas—Hoy sabremos si el bebé Akabane será niña o niño. Aplausos.

Los invitados aplauden emocionados ante lo que se preparó para la celebración

—Bien, primero comeremos y luego iniciaremos con un par de juegos—explica Megu—Después los padres haran la revelación

Los invitados vitorearon emocionados por lo que después de los alimentos llevaron a cabo dinámicas como cambiar pañales a muñecos, darle biberon a tu compañero o alimentar con papilla. También calcularon la circunferencia del vientre de Nagisa con papel sanitario.

Karma también participó dejándose llevar por su espirítu competitivo, y más que nada por oír las risas divertidas de su esposo. Y más tarde, luego de tomar el postre se llegó el gran momento.

Colocaron un par de globos con tiras atadas a unas plantas y se colocaron debajo de estos.

—Bien. Cada uno pinchará un globo, al mismo tiempo—Rio, les entrega a ambos una aguja y recalca: —Al mismo tiempo ¿De acuerdo?

—Entendemos. ¿Ya podemos hacerlo?—presiona el pelirrojo a su amiga rubia y toma la mano de Nagisa que también luce ansioso—Listos o no, aquí vamos

Nakamura se aleja para posicionarse junto a los demás. Okajima es el encargado de grabar el momento con sus cámaras profesionales, por lo que se pone a ello

—1...

Los invitados inician el conteo emocionados

—2...

Los padres suben las agujas, Nagisa con un poco más de dificultad

— ¡3!

Y explota.

Pero no hay nada, ni papeles de azul o roso ni polvo o algo más

—Pero que mier- ¡Nakamura!—Karma comienza avanzar para reñir a su amiga que está ríendo

—Ya, ya. Broma, ahora sí

De pronto, Caius inicia una carrera hasta su humano que luce desconcertado hasta que el doberman se agita contento frente a él con un globo blanco atado a su collar

—Oh, Caius. Mi protector—deshace con cuidado el nudo donde más abajo había una tarjeta doblada, al abrirla lee en voz alta—¡Hola papás, Caius me hizo el favor de ayudarme! Me presento ante ustedes como Suzume

Luces en color rosa iluminan el jardín a modo de respuesta a la incógnita: Será una niña.

Karma toma a Nagisa con cuidado para girar un par de veces, preso de la emoción. Deposita un casto beso en su frente y grita extasiado—¡Una niña!

—¡Felicidades a los papás!

Si le preguntaran a Nagisa si ese era el plan trazado por él diría que no. No en definitiva. Pero como Karma le dijo una vez: el orden de los factores no altera el producto.

1 mes después

Nagisa observa absorto y genuinamente feliz al ver a su esposo y a su bebé frente a él. La ve con suma adoración, como la joya más preciosa.

Nació un 11 de junio a las 6:45 de la mañana. Con un trabajo de 6 horas de parto está sumamente agotado y dolorido pero no quiere volver a dormir ya que le acaban de traer a su bebé.

Suzume Akabane pesó 2 kilos y 500 gramos al momento de nacer. Emitió un chillodo agudo y estridente dando a entender que estaba ahí con ellos, que estaba sana.

Fue un mar de lágrimas cuando la acercaron a él. Una pelusita roja cubría la cabecita de la recién nacida, sus manitas hechas puño y su cuerpo aun cubierto de restos de placenta. Lloraba, pero cuando le habló su llanto disminuyó.

Fue un momento mágico. Tal como su nombre.

Y Karma quedó embelesado al ver a su amor, y al fruto de este. Pensaba que nunca volvería a ver a Nagisa cuando se mudó, y aquí está ahora. Con su hija recién nacida.

—Oh, creo que va a llorar—el azulino ve al pelirrojo mecer a su hija suavemente, y sí suelta un chillido que se convierte en llanto—Vamos, vamos ratoncita ¿Ya tienes hambre?

—No le digas así—Nagisa hace un puchero fingiendo molestia

—Es que tu ya tienes el ratoncito—Karma le pasa a sus brazos a la llorosa bebé, acomoda la almohada tras la espalda para soporte y luego acerca una silla.

—Suzu-chan—susurra Nagisa mientras acerca a la bebé a su pecho descubierto y rápidamente inicia la succión—Eres preciosa. No puedo esperar a ver el color de tus ojitos

Karma observa embelesado la escena que se desarrolla ante él. Fascinado o cualquier otro sinónimo.

—Oye Suzume—la bebé sigue aliméntandose. Nagisa le besa su cabecita delicadamente en espera de las palabras de Karma—También compartiremos esa parte de Nagisa

—¡Karma!—llama la atención en un susurro al pelirrojo—No le digas eso a la bebé

—Pero si es la verdad—el mencionado se encoge de hombros

—Qué padre te cargas es mi angelito de cabellos de fuego—Nagisa le sonríe a la pequeña

—Aprenderé junto a ti Suzume

—Ambos 

El embarazo es solo el primer escalón de una laaaarga vida de crianza.

¡Biemvenidos al Agosto Mpreg!😭😭😭😭🥳

Ahhh estoy muy emocionada. Es mi primer reto y con poco tiempo pa escribir. Pero espero cumplir con los prompts que tengo vistos.

Por cierto, el reto le pertenece a IlitiaForever, en Facebook. Todos los créditos a ell💖💫

Viva el Karmagisa bandaaa

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