Capítulo 10: Casualidades.

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Lo subo hoy ya que mañana iré de compras, por lo que no tendré nada de tiempo. 

Hmm, ¿cómo lo digo? Ha llegado el momento mas temido, mi regreso a clases XD. 

Empiezo el lunes, lo que significa que muy difícilmente podré publicar capítulos como hasta ahora lo hacía.

Tuve dos semanas, lo que les hará pensar que tengo muchos capítulos terminados. Déjenme decir que solo tengo este XD. 

Como había dicho, estuve una semana en reposo y la otra de viaje, también me medicaron por una cirugía menor en las encías, pero ya todo bien. 

En fin, disfruten del capítulo, es un poco largo. 

7, 500 palabras. 

Masajista profesional.

.

.

.

-- Ya veo, entonces eso pasó. Lamento lo de Pepe-sama, Bell-sama.

-- Oh, no te preocupes, fue mi culpa en realidad. Esa aventurera me pareció muy débil, pero solo para mí. Debido a ese error mío, mandé a Pepe contra un oponente fuera de su liga.

Ahora estaban caminando por las calles de la ciudad, dirigiéndose a una velocidad calmada y constante hacia el nuevo hogar donde vivirían a partir de ahora.

Bell estaba aterrado por lo que tendría que sufrir a manos de su tía por haber desaparecido por 4 días, sin embargo, resignándose a su destino, decidió platicarle sobre su exploración en el calabozo a Haruhime.

La joven Renard se mostró maravillada por las descripciones de los monstruos que Bell señalaba, aunque también tuvo celos cuando escuchó sobre el encuentro con la Elfo en el piso 18.

Por último, presentó su pésame sobre el ahora difunto Pepe, el primer discípulo de Bell.

Guardando silencio un poco, cruzaron una esquina y continuaron por el callejón hacia la siguiente calle.

-- Por cierto, Haruhime.

-- ¿Si, Bell-sama?.

-- ¿Es necesario que vayamos agarrados de la mano?.

Haruhime pareció no querer contestarle, sin embargo, había reforzado sus delgados y suaves dedos entrelazados con los de Bell, dando a entender que no quería separarse.

-- Esto lo hago por su bien, Bell-sama — Justificó con una linda sonrisa.

-- ¿Por mi bien?

-- Hm, sí. Si lo dejo solo, podría perderse o algo podría captar su atención y entonces se marcharía sin siquiera avisarme. Es mi deber escoltarlo correctamente hacia Alfia-sama.

-- ... Ya veo.

Tuvo que asentir a sus palabras, después de todo, tenía razón.

Él más que nadie se conocía perfectamente, y sabía que en dado caso que viera a una persona que le pareciera fuerte, saltaría a retarlo a un duelo.

Además, le alegraba ver a Haruhime sonriendo de forma tan feliz, así que simplemente seguiría la corriente esta vez.

Naturalmente, llamaron la atención de los transeúntes.

Ver a una chica con vestimenta de sacerdotisa a lado de un chico con vestimenta, un poco maltratada, pero de noble, no era algo de todos los días.

Siguieron un par de minutos mas hasta llegar a una zona donde las personas eran escasas, lo que ponía en alerta a Bell.

"¿No te estará llevando a una trampa, Bell?" — comentó Treyni.

"No me ayudas, ¿sabías?"

Nunca desconfiaría o dudaría de la lealtad de Haruhime, pero eso no eliminaba el "instinto" de precaución que había desarrollado desde pequeño.

Mientras pensaba seriamente en dónde demonios se encontraba su nuevo hogar, un grito llegó a sus oídos.

Parecía el de una niña gritando de dolor, y había sido a solo unos metros, al callejón de fondo en la siguiente esquina frente a ellos.

-- ¡¡Maldita mocosa, danos todo tu dinero!!

-- ¡Oh! Eso es una <Espada Mágica>, ¿cierto? Hehe, ¿a quién se la has robado?

-- No importa si la tomamos nosotros, ¿verdad?.

Al parecer se trataba de un asalto, y eran varias las voces masculinas.

-- Bell-sama, ¿qué quiere hacer?.

A Bell a veces le preocupaba la personalidad dependiente de Haruhime, quien siempre se limitaba a preguntar o esperar por ordenes.

Realmente, era la imagen perfecta de una sirvienta personal.

-- Bueno, mi tía siempre me ha dicho que mi fuerza es para ayudar a los débiles.

Dejando de pensar en ese problema y decidiendo darle solución después, Bell sonrió.

-- Vayamos a saludar.

Soltando la mano de Haruhime, comenzó a caminar lentamente hacia el origen de los gritos.

La joven Renard asintió, siguiéndolo por detrás y sacando debajo de su <Chihaya> un par de abanicos dorados.



X X X





X X X



Los golpes cayeron sobre su pequeño y maltratado cuerpo.

Patadas y puñetazos; impactando en sus piernas, estómago y rostro.

Tirada sobre el frío piso en una posición fetal tratando de protegerse con todas sus fuerzas, Lili maldijo al mundo por millonésima vez.

"Ahh... supongo este es el lugar de Lili"

Si alguien le diera la opción de entre destruir o salvar el mundo, ella estaba segura que sin dudar elegiría su destrucción.

Desde que había nacido solo la desgracia no la había abandonado, apegándose a ella como una enfermedad incurable que la condenaría hasta la muerte.

-- ¡Oye, idiota! ¡¿Dónde es que tienes tu tesoro?!

Otra patada impactó, haciéndola rodar un par de metros.

Ella estaba segura que hoy podría ser el día de su muerte, después de todo, sus compañeros de <Familia> no eran el tipo de personas que la dejarían vivir después de obtener lo que querían.

Aunque tampoco eran del tipo que la dejarían vivir sí no obtenían lo que querían.

De cualquier manera, el resultado terminaría en su muerte.

-- ¡Maldita mocosa...! Te estoy hablan—

-- Disculpen, ¿podrían detenerse?.

Ajeno a los gritos e insultos llenos de hostilidad, una nueva voz interrumpió al que parecía ser el líder.

Esta voz era calmada, y en cierta parte, refinada.

Mostrando una expresión de dolor, Lili abrió con dificultad uno de sus ojos.

Su vista borrosa tardó en enfocarse, pero cuando todo se aclaró, lo que vio fue a un chico con una vestimenta noble un tanto maltratada y detrás de él una hermosa joven con vestimenta de sacerdotisa.

¿Tal vez eran amo y sirviente? Posiblemente.

"Idiota..."

Incluso en tal situación, Lili insultó al chico de cabello blanco que mantenía una sonrisa mientras se acercaba a paso lento por el callejón.

Seguro que era el típico niño ricachón que intentaba hacer de héroe.

Ese tipo de persona, era el tipo de persona que Lili mas odiaba.



X X X



Para alguien como Bell, la situación era muy sencilla.

Eran simples idiotas que se aprovechaban de los mas débiles que ellos para poder obtener una gratificación extra.

Ese tipo de persona, era el tipo de persona que Bell mas odiaba.

-- Hey, es mejor que regreses, idiota. No te quieras hacer el héroe, chico bonito.

Su sonrisa relajada no cambió incluso después de haber recibido una advertencia de quién parecía ser el líder de los asaltantes.

A unos 2 metros de distancia, Bell detuvo sus pasos.

Se quedó observando a los cuatro hombres que le miraban con hostilidad, y Haruhime se mantuvo en silencio a su lado derecho a un paso de distancia hacia atrás.

"Heh, Bell, ¿qué les vas a hacer?"

El comentario agraciado de Treyni lo llamó, sonando tan divertida y curiosa como siempre lo era.

"No lo sé realmente. ¿Estaría bien con romperles los brazos y las piernas?"

"Oye, eso es muy suave. ¡Es una chica inocente la que está tirada y golpeada ahí!"

Ahora, si pudiera elegir sobre quién era más cruel, Treiny o Alfia, Bell confesaría que era una decisión muy difícil a tomar.

-- Oye, Moss. ¿No es esa chica detrás del idiota muy hermosa?

-- Hehe... tienes razón, tiene un lindo rostro.

-- Está toda cubierta, pero aún puedo ver sus eróticas curvas bajo su ropa.

Escuchando los comentarios vulgares de los ladrones, Bell se preguntó seriamente si la gente simplemente era idiota por naturaleza o si lo hacían a propósito.

"Treyni, ¿sabes qué?"

"¿Qué?"

"Dejaremos que la aprendiz de mi tía lidie con esto"

"Ehehe, eso suena divertido"

Era imposible para él saber qué tipo de sonrisa estaba haciendo Treyni, pero estaba seguro que no era algo muy lindo para ver.

Dejó de pensar en la posible tétrica sonrisa de su compañera espiritual y le habló a la chica a su lado.

-- Haruhime.

-- ¿Si, Bell-sama?

-- Puedes eliminarlos.

-- A la orden.

Esta vez no se molestó por la absoluta obediencia de Haruhime, sabía perfectamente que ella no era el tipo de mujer que gozara de cumplidos vulgares.

Por eso fue la ocasión perfecta para que ella se desahogara.

Mientras Haruhime daba un paso hacia delante, Bell metió ambas manos a sus bolsillos y se quedó observando el escenario frente a él.

Sus ojos, diferente a la tranquila sonrisa en sus labios, mostraban tanta serenidad que llegaba a ser aterrador.

No tenía pensado ser tan cruel en un principio, pero toda amabilidad había quedado en segundo plano cuando miraron a Haruhime con ojos lujuriosos.

-- Oh, ¿a caso piensa entregarla para que lo dejemos ir?

-- ¡Hahaha! ¡Qué divertido! ¡Este tipo si que es patético!

-- ¡Hey, hey, aceptemos su petición, hace tiempo no me divierto con una linda chica!

3 de los 4 comenzaron a reírse, sin embargo, Haruhime no detenía su lento caminar hacia ellos.

El par de abanicos dorados en sus manos estaban sellados, pareciendo pequeñas vainas doradas.

Cuando los dos metros de distancia se acortaron, centró sus ojos verde jade en el suelo, mostrando una pequeña y amable sonrisa.

Sin embargo, la amabilidad que desprendía no era dirigida a ninguno de los hombres delante de ella.

-- Es hora del castigo.

Era su agradecimiento hacia Bell por entender sus sentimientos, pues ella misma se había sentido ofendida por los comentarios hacia su persona.

"Nadie que no sea Bell-sama tiene permitido verme de tal forma"

El par de abanicos se abrieron en sentidos contrarios, causando una pequeña explosión de polvo y aire que se expandió por el callejón, luego, el castigo comenzó.

Como una Lv. 3 entrenada personalmente por la humana mas fuerte de la historia, Haruhime no presentó piedad alguna y con el filo de sus abanicos, los cortó a todos.

-- Q-Qué demo—¡¡Ahhh!!

Rostros decorados con líneas profundas que no paraban de sangrar.

-- ¡N-No...!

Profundos cortes que llegaban a los huesos, traspasando músculos y tendones.

-- ¡D-Detente...! ¡Ahhggg!

Un par de pulgares salieron volando por el aire mientras el grito desesperado de su dueño resonaba por el frío callejón.

El crujir de huesos aplastados se compararon al crepitante sonido de las llamas.

La batalla no duró ni siquiera 3 minutos, y terminó pareciendo más una tortura que otra cosa.

Aunque de los 4 faltaba uno al que Haruhime no había eliminado.

-- ¡M-Monstruo...!

El hombre estaba tirado sobre su trasero mientras retrocedía con ayuda de sus temblorosas piernas.

Arrastrando su cuerpo por el rocoso y sucio piso, su rostro se llenó de terror ante la escena de todos sus compañeros inconscientes y la linda chica de pie en medio de todo.

Tal belleza en su rostro no combinaba para nada con la sangre salpicada en las paredes del callejón, era mas bien, incluso más aterrador que un monstruo.

-- ¡P-Piedad, por favor, déjame ir...!

Su cuerpo sintió un escalofrío cuando su espalda se topó con la pared del callejón, indicando que era el final y un camino sin salida.

Lágrimas comenzaron a salir de sus ojos cuando vio a la joven sacerdotisa acercarse a paso lento.

Sentía que estaba a punto de mojarse en sus pantalones, si es que no lo había hecho ya.

-- ¿Estás bien?

Sin embargo, la chica monstruosamente fuerte se detuvo cuando estuvo justo en frente de la chica que antes él estaba golpeando.

Se arrodilló frente a ella y comenzó a recitar algún tipo de magia, comenzando a curar sus heridas.

-- Ella es increíble, ¿no lo crees?

-- ¡¿H-Hiii...?!

Siendo ignorado por la belleza de templo, Moss giró su rostro con gran velocidad hacia su derecha, viendo ahí al chico de cabello blanco recargado contra misma pared donde él estaba.

Los ojos rojo rubí del chico ni siquiera lo miraron, simplemente se enfocaba en la escena de la joven sacerdotisa curando a la chica herida.

-- Ella es increíble, ¿no lo crees?

La pregunta se volvió a repetir, lo que lo puso en un estado de alerta.

Sentía que si no respondía podría atravesar la pared en la que se recostaba, ese tipo de presentimiento inculcaba la voz del chico con cabello blanco.

-- S-Si.... ¡Es increíble, es increíble! ¡Por favor, deja que me vaya, te lo ruego!

Soltó su voz en una exclamación algo lamentable, asintiendo una y otra vez con tal fuerza que su cabeza comenzaba a doler.

El joven con apariencia noble sonrió.

-- ¿Verdad? Tienes buen ojo, en serio.

Que fuera tan amable era simplemente aterrador.

Su voz se negaba a salir para agradecer el cumplido recibido, así que se limitó a seguir asintiendo.

-- Sabes, mi tía una vez me dijo que los fuertes existen para proteger a los débiles. ¿Qué piensas sobre eso?

La tensión no era sofocante, pero no podía evitar querer que así lo fuera en lugar del ambiente agradable que desprendía este chico.

Pero deseara lo que deseara, ahora lo único que podía hacer era contestar y coincidir al 100% con lo que dijera el joven de cabello blanco.

-- T-Tu tía es muy sabia.

-- ¿En serio? Vaya, sí que eres bueno con las palabras.

Él soltó una risita divertida, llevando su vista hacia arriba y observando el cielo partido por el callejón.

-- Si... ella es muy sabia.

Parecía estar pensando en la mujer de la que hablaba, así que Moss decidió no interrumpir esos pensamientos.

Luego de un par de minutos, el chico extendió su brazo izquierdo hacia adelante, formando un puño con su mano.

-- Te llamas Moss, ¿cierto? Lo escuché de uno de tus compañeros.

-- S-Sí.

-- Ya veo. Entonces, Moss...

Aún con su brazo izquierdo extendido hacia delante, el chico dejó de contemplar el cielo y por primera vez lo miró a los ojos.

-- Si te vuelvo a ver molestando a alguien mas débil que tú, te arrancaré la cabeza. ¿Te quedó claro?.

Esta vez, la presión sofocante que Moss deseaba hizo presencia, y podía jurar que casi moría por el susto.

*¡Asentir!* *¡Asentir!* *¡Asentir!*

Diferente a las veces que le permitía hablar, su voz se negaba a salir al igual que el aire atrapado en sus pulmones.

El sudor frío por todo su cuerpo humedeció su ropa, haciéndole parecer como alguien recién salido del sauna.

Una vez más, el chico sonrió.

-- Excelente, si es así entonces no hay problema. Oh, es verdad, cura a tus amigos antes de que mueran por un desangre.

-- E-Entendi— ¡¡¿Gah...?!!

*¡Baam!*

El brazo extendido por fin se había movido, aunque en dirección del pecho de Moss, golpeándolo directamente y haciéndolo atravesar la pared en la que se recargaba.

-- Por supuesto, lo harás después de que te logres levantar. Sus vidas dependen de ti, basura. 



X X X



No estaba seguro si sus últimas palabras habían sido escuchadas ya que posiblemente el hombre llamado Moss estaba inconsciente.

Bell había escuchado el crujir de las costillas rompiéndose, así que era probable que tardara unas horas en levantarse.

-- Bien, justicia por mano propia terminada.

"Fue divertido" — el comentario de Treyni lo ayudó a no sentirse culpable.

Ahora ambos eran cómplices de lo que acababa de pasar, aunque también lo era Haruhime quién se había encargado de la mayoría.

-- Haruhime, ¿cómo está?.

Se levantó del suelo y caminó hasta llegar a lado de Haruhime, quien ya estaba de pie mientras observaba con tranquilidad a la chica acostada en el piso.

-- Su vida no corre peligro, Bell-sama. Todas sus heridas fueron tratadas, y me aseguré de que ningún hueso estuviera roto.

-- Ya veo. Eres asombrosa, Haruhime. Gracias.

-- E-Eh... no, no es realmente algo tan grandioso.

Se había comenzado a sonrojar, cosa que hizo sonreír a Bell al entender que le avergonzaba que la halagaran.

Tuvo que dejar de mirarla y darle su espacio para que volviera a la normalidad, así que aprovechó para sentarse sobre una de sus rodillas para hablarle a la chica con apariencia de niña.

-- Oye, ¿te puedes levantar? Podemos llevarte a casa, indícanos el camino a seguir y te dejaremos con tu familia.

Pudo escuchar perfectamente una risa despectiva llena de ironía saliendo de los pequeños labios de la joven, cosa que lo confundió.

-- ¿Está todo bien? — preguntó.

No era muy bueno comunicándose, y no por ser malo en ello, sino por el simple hecho de encontrarlo fastidioso.

Pero esta vez hizo un esfuerzo.

-- Hmm, puedo llevarte a tu hogar, solo indícame el cami—

-- Déjame sola, idiota.

Todo esfuerzo suyo fue rechazado por las frías palabras de la niña que abrazaba su cuerpo en posición fetal.

".... ¿Eh?"

Tuvo que procesar lo dicho por unos segundos, mostrando su sorpresa hacia la ingratitud de la "damisela" en peligro.

"¡¿Quién se cree esta mocosa?! ¡Todavía que la salvé!" — Treyni dejó salir su disgusto.

Bell ignoró los gritos y la obvia mentira de Treyni que decía haber salvado a la niña extrañamente madura.

También levantó una de sus manos para detener a Haruhime que parecía querer reclamarle a la chica con personalidad malagradecida.

-- Entiendo — no teniendo otra opción, sonrió.

Había llegado a la conclusión de que posiblemente no tenía familia y ningún lugar al que llamar hogar, así que era natural que le dijeran idiota después de todo lo que dijo.

Se puso de pie y comenzó a caminar lentamente hacia la salida del callejón.

-- Me llamo Bell, Bell Cranel. Si estás en problemas y necesitas ayuda, no dudes en buscarme. Tómame como una última opción, sea lo que sea, lo solucionaré.

Dijo con voz calmada sin detener su caminata.

Haruhime le dio una última mirada a la niña tirada sobre el suelo que se negaba a mirarlos.

-- Bell-sama no miente — le susurró antes de seguirle el paso a Bell



X X X



Lili se quedó en completo silencio después de que el par de extraños salieran del callejón.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero sabía que tenía que irse de aquí lo antes posible.

-- ... Idiota.

Volvió a murmurar mientras se ponía de pie lentamente.

Le sorprendió que sus heridas estuvieran completamente sanadas y que no sintiera ningún tipo de dolor, pero en ningún momento mandó sus agradecimientos hacia la joven con vestimenta de sacerdotisa.

Sacudiendo el polvo de su cuerpo, Lili comenzó a caminar hacia el lugar donde actualmente se refugiaba.

—'Si estás en problemas y necesitas ayuda, no dudes en buscarme' —

Por alguna razón su cuerpo temblaba de ira al recordar las palabras del chico de cabello blanco.

—'Tómame como una última opción, sea lo que sea, lo solucionaré'—

Tal vez era la forma en que lo decía.

Jactándose y clamando con total confianza que él podría sacarla de su vida de mierda que desde su nacimiento y hasta ahora había llevado.

-- ... Idiota.

Una vez más, lo insultó.

Definitivamente era el tipo de persona que Lili mas odiaba.

-- Maldito idiota...

Pero por alguna razón, estaba llorando.



X X X



El edificio frente a él no era algo que podría llamarse mansión, pero era sin duda algo 100 veces mejor que su antigua cabaña.

-- Haruhime, sé que el abuelo y mis tíos tenían sus ahorros para emergencias, pero...

Dos pisos de altura y cuatro cuadras de ancho.

Era una casa lo suficientemente grande como para organizar un evento festivo con mas de 100 invitados.

-- ¿Cómo es que compraron este lugar? — preguntó.

Haruhime parecía divertirse mientras lo miraba, y era posiblemente por la incredulidad que mostraba en su rostro.

-- Es un regalo del dios Hermes. Dijo que Zeus-sama, Zald-sama, Alfia-sama y usted no merecían rentar en una posada.

La sorpresa fue imposible de ocultar.

-- Ya veo. Hermes sí que sabe dar regalos.

No pudo evitar sonreír irónicamente, pensando en el dios con sombrero de viajero que le caía muy bien.

-- Seguro que Asfi lo golpeará por haber comprado este lugar con los ahorros de su <Famlia>.

-- Posiblemente así sea, Bell-sama.

Mandó su agradecimiento a Hermes, y también a su antigua conocida Asfi, por tal detalle de su parte.

Pero dejando de lado todo detalle y agradecimiento, Bell tragó saliva y sudó frío.

-- Realmente, no quiero pasar. Siento que si cruzo esa puerta podría morir, en serio.

Haruhime a su lado formó una sonrisa amarga, mirándolo de una forma complicada y compasiva.

-- Si pide mi consejo, yo diría que no la haga esperar mas, Bell-sama. Podría ser peor por cada segundo que pasa.

-- T-Tienes razón.

Coincidió con ella y miró nerviosamente la casa.

Esta desprendía una aura aterradora que le daba la apariencia de una casa embrujada, soltando por los alrededores una presión sofocante.

"¿Seguirá vivo el abuelo?"

Eso posiblemente era lo más aterrador, el no saber si su abuelo seguía con vida por la sofocante presión.

-- No se preocupe, Zeus-sama salió con Hermes-sama hace dos días. Dijeron que irían al paraíso, aunque no les entendí muy bien.

Haruhime adivinó sus pensamientos, dandole información que lo hizo soltar un suspiro de alivio.

Ahora que sabía que su abuelo estaba fuera de peligro no podía poner mas excusas para postergar lo inevitable.

-- Bien, aquí voy...

Se armó de valor y tomó la manija de la puerta de madera, desbloqueándola y abriéndola lentamente.

El chirrido de las bisagras de metal solo ayudó a aumentar el suspenso.

-- E-Estoy en casa...

Finalmente, dio un paso hacia el interior, haciendo crujir el piso de madera y saludando con en voz baja.

*¡Baam!*

Un instante después, sintió un golpe en la parte posterior de su cabeza, haciéndolo caer sobre el piso de madera.

El mundo comenzó a dar vueltas.

"Ahh... ¿me debilité después de no dormir, comer y tomar agua durante 4 días?"

Sea como sea, ahora estaba perdiendo la consciencia.

Tal vez se debía a que su guardia estaba baja por al fin haber llegado a su nuevo hogar, pero no se podía dejar de lado la monstruosa fuerza de su tía.

Un ataque sorpresa por parte de ella seguro que era fatal para cualquiera.

"Buenas noches, Bell"

Las palabras de su compañera espiritual fue lo último que logró escuchar antes de que su consciencia se apagara.



X X X



En otra parte, mientras un Bell inconsciente era arrastrado por una muy molesta Alfia hacia su habitación.

Otra Amazona cayó rendida sobre la alfombra de la habitación, sumándose a sus hermanas caídas.

El lugar era una amplia habitación, bastante grande como para ser llamada alcoba principal, y el ambiente era llenado por el aroma del almizcle.

Las tonalidades rosas y purpuras como iluminación le daban un estilo mas erótico al lugar, y eso sumándose a los jadeos de las numerosas Amazonas, humanas y semi-humanas esparcidas por la habitación.

Sobre la gran cama, sobre los sofás y sobre la extensa alfombra, la cantidad podría rebasar fácilmente a un par de docenas.

-- Bueno, ahí va otra. ¡La siguiente!

De pie imponente y orgullosamente entre todas las mujeres, estaba Zeus, mostrando una sonrisa feroz mientras acariciaba su barba.

Ya llevaba aquí dos días desde que había salido con Hermes para huir de la ira de Alfia, y ahora mismo no sabía ni de la ubicación de Hermes.

Posiblemente estaba en la habitación de a lado, divirtiéndose al igual que él.

-- ¿Eh? ¿Ya no hay más?

Dejó de pensar en su fiel amigo cuando notó que su llamado había sido ignorado, haciendo que se confundiera.

Se suponía que este lugar estaba atiborrado de prostitutas.

-- Disculpe, querido cliente — una Dog-man entró a la habitación — Es de mi desagrado informarle que ya no hay damas disponibles en esta área, todas están laborando en sus respectivos burdeles.

Estaba haciendo una leve inclinación a forma de disculpa, pero eso realmente no era lo que le preocupaba a Zeus.

Lentamente se acercó hacia la mujer con excelentes atributos, y una vez que la distancia se eliminó, la abrazó por la cintura y la atrajo hacia él.

-- ¿Y tú no estás disponible, bombón?.

-- ¿E-Eh...? Q-Querido cliente, yo soy la encargada de este burdel, tristemente no puedo ofrecerle mis servicios.

La mujer pareció sonrojarse, respirando pesadamente mientras posaba sus manos sobre el pecho desnudo de Zeus.

Estaba jadeando, y pese a negar sus servicios, su esponjosa cola de un hermoso color negro se movía de forma hechizante.

-- No le des tantas vueltas, solo serán un par de horas. Te encantará.

-- E-Eh...

Sus ojos, de un color verde claro, brillaron por un momento con éxtasis.

Las exhalaciones que se escapaban de sus carnosos labios eran cada vez mas visibles, denotando su excitación por la extrema cercanía.

Finalmente.

-- S-Si soy lo suficientemente buena para usted, querido cliente, con gusto le ofreceré mis servicios.

-- Excelente.

Una sonrisa de mejilla a mejilla se formó en el rostro de Zeus, mostrando su blanca dentadura y haciendo brillar sus ojos azul eléctrico.

En un destello de velocidad desvistió a la mujer, dejándola completamente desnuda y no dudando en acariciar cada una de sus seductoras curvas.

Presumía de un gran trasero y un par de pechos suaves y firmes, decorados con unas hermosas aureolas rosadas.

Pero lamentablemente, después de darle con gran intensidad y hacerla gemir por 10 horas, también cayó rendida, incapaz de seguirle el paso.

La desesperación cayó sobre el dios, así que con gran fervor y pasión, gritó el nombre de la única prostituta que le podría seguir el ritmo.

-- ¡¡Tráiganme a Ishtar!!

Sus ojos brillaron de un intenso azul eléctrico.



X X X



Sus párpados temblaron ligeramente, anunciando su pronto despertar.

-- Uh...

Sentía una gran sequedad en su garganta, cosa que lo hacía querer tomar grandes cantidades de aguas para hidratarse.

Pero los mas destacable, era que se sentía sumergido en un mar de suavidad.

Su espalda, sus extremidades y su cara.

"... ¿Cuánto tiempo estuve dormido?" — se preguntó.

No tenía las cosas muy claras y no entendía del todo su actual situación, pero estaba seguro de que no se había bañado antes de ser atacado por su tía.

Entonces—

"¿Por qué siento toda mi piel húmeda?"

Parecía que acababa de salir de la ducha, cosa que lo confundió.

"¡Oh! ¡Despertaste, Bell! Sabes, pasaron cosas que ningún mortal debería de ver, en serio. ¡Tienes que pagarme una terapia para Dríades!"

"... Treyni"

El saludo y las quejas inundaron su cabeza cuando tuvo suficiente fuerza para poder restaurar la comunicación con su compañera espiritual.

Pero no le tomó importancia, ahora mismo su visión borrosa por fin se había aclarado en su totalidad.

Aunque por alguna razón no veía nada en su campo de visión.

-- Hm, hm...

Unos lindos y suaves gemidos sonaron por encima de su cabeza cuando se movió, cosa que lo hizo imaginarse sobre el lugar en donde actualmente sus rostro estaba sumergido.

Los pechos de Alfia.

"Demonios, ¿es en serio?"

Y estaban completamente expuestos, sin la más mínima tela cubriéndolos.

La suavidad y firmeza acarició sus mejillas, y su cara se hundió mas cuando un par de delgados brazos lo rodearon.

Alfia lo estaba usando como almohada, enrollando sus largas, esbeltas y suaves piernas en las de él.

Ahora lo había confirmado, su tía estaba completamente desnuda.

Y él estaba en nada más que bóxers.

-- ¡T-Tía Alfia...! ¡Mmmmmm...! ¡Mmmm...!

Finalmente decidió hablar, tratando de salir de los pechos de su tía y usando sus brazos para poder alejarse de ella.

Pero Alfia, aún dormida, simplemente frunció lindamente sus cejas y reforzó su agarre sobre él.

Estaban en un tira y afloja donde el que tuviera mas fuerza saldría victorioso.

"¡M-Maldición...!"

Obviamente, Bell tenía mayor fuerza bruta, pero estaba seguro que si ejercía mas fuerza de la necesaria podría lastimarla.

Eso era lo último que deseaba, lastimar a la mujer mas importante en su vida.

Así que dejó de forcejear, entregándose al agarre de su tía y siendo nuevamente hundido en sus grandes y redondos pechos.

"¿Ahora qué...?"

Estaba acorralado, y debido a su negación a querer lastimarla, moriría de asfixia entre sus pechos.

"¡Bell, tengo una solución! ¡Muerde la cosa que está en el centro de la aureola rosada! ¡Es la única forma de no morir asfixiado por los pechos de Alfia!"

Treyni había llegado al rescate, pero no con la mejor solución posible.

"Treyni, eso es—"

"¡Hazme caso, estúpido conejo! ¡¿Quieres morir sin poder cumplir tu promesa con ella?! ¡¿Eso quieres, inútil albino?!"

Ella gritaba con gran pasión, pero Bell pudo detectar la más leve gracia en sus palabras.

Seguramente era una de sus bromas, pero en realidad sabía que era la única manera de salir vivo de esta precaria situación.

No teniendo más opción, comenzó a deslizar sus labios en busca del objetivo.

Sentía el latir del corazón de Alfia, así como también sus lindos jadeos por cada vez que navegaba por sus pechos.

En un momento de suerte, logró elevarse hasta la punta de una de las montañas gemelas, visualizando difícilmente el pico color rosado.

"¡Tía, por favor perdóname por lo que estoy a punto de hacer!"

Sintiéndose culpable por sus acciones, abrió su boca y presionó sus labios contra el pezon del pecho derecho.

Ejerció la fuerza suficiente para que Alfia despertara, pero también cuidando de no lastimar una de sus partes sensibles.

-- ¡Ahh~...!

Finalmente, bastó con el pasar de dos segundos para que un sexy y lascivo gemido saliera de los temblorosos labios de Alfia.

Luego, abriendo sus ojos y entendiendo la situación, gritó de vergüenza y emoción.

-- ¡Kyaaaaaa...!

Su voz emocionada coincidía perfectamente con el rojo intenso que inundaba sus mejillas y la punta de sus orejas.

-- B-Bell... ¡¿q-qué acabas de hacer?! A-Al menos avísame con tiempo para prepararme mentalmente.... A-Aunque se sintió bien...

Estaba murmurando incoherencias, pero no es que realmente Bell le tomara importancia.

Por otro lado, Treyni—

"¡Misión cumplida Bell, misión cumplida!"

"Cállate, idiota"

El rostro de Bell había sido liberado, permitiéndole respirar.

Ya liberado de los brazos y piernas de su tía, pudo acostarse libremente sobre el colchón, mirando el techo mientras su pecho subía y bajaba.

Alfia se había alejado hacia la esquina de la cama, abrazando su cuerpo con mucha vergüenza y enrojeciéndose cada vez mas mientras sus ojos desprendían una extraña emoción.

Por alguna razón mantenía una respiración errática, jadeando completamente excitada.



X X X



Después de rogarle las suficientes veces como para perder la cuenta, Alfia finalmente había aceptado su petición de que se vistiera.

Aunque lo que se había puesto apenas pasaba como una vestimenta que cubriera por completo las seductoras curvas de su cuerpo.

Era un Babydoll semi-trasparente color coral.

-- Y bien, ¿no tienes algo que decir?.

-- L-Lo siento. No debí haber tardado tanto tiempo en el calabozo, fue mi culpa por perder la noción del tiempo.

Ahora mismo Alfia estaba sentada sobre el colchón al igual que él, cruzando ambos brazos bajo su escote y alzándolo mas de lo que normalmente ya estaba.

Su rostro mantenía una expresión enojada e indignada.

-- ¿Solo eso? Estuve muy preocupada, ¿sabes? ¡Dormí sola 4 noches! ¡¡Cuatro noches, Bell!!

-- .... ¿Es eso lo que te molesta?

Ahora mismo sus ojos estaban en blanco, mirando con incredulidad a Alfia que mantenía una posición de "indignación" por cosas como haber dormido sola.

Se sentía culpable, sí, pero realmente hubiese preferido escuchar un "pensé que ya nunca volverías" o "creí que habías muerto", algo por el estilo.

No tenía ni idea sobre cómo reaccionar a un reclamo de "dormí sola 4 días".

-- Por supuesto que es lo que me molesta — Alfia reafirmó — Después de todo, es imposible que mueras en el calabozo. ¿Estoy equivocada?

-- No — sonreír fue inevitable — No lo estás.

Para alguien como Bell, morir en el piso 50 era simplemente absurdo, y no pudo evitar agradecer la confianza absoluta que Alfia depositaba en él.

Volviendo a pensar en la situación, preguntó.

-- Entonces... ¿estoy perdonado?

Hizo su mayor esfuerzo en sonar arrepentido y apenado, mirando con expectación a los ojos de Alfia.

Ella parecía haberse sacudido por la repentina pregunta y ataque sorpresa.

-- Uh...

Estaba mordiendo su labio inferior, mirándolo con muchas emociones mezcladas.

Los minutos parecían ser eternos, pero después de cerrar por un segundo sus ojos y abrirlos nuevamente, Alfia respondió.

-- Eres demasiado lindo y tierno... lo usas en mi contra, conejo tramposo.

No le importaba o molestaba que ella lo llamara así, después de todo era la única a la que se lo permitía.

Era la mujer que lo había criado con tanto amor al fin de cuentas, por lo que para Bell, Alfia era lo más importante en este mundo.

-- ¡Está bien, te perdono!

Exclamando con una sonrisa, se lanzó hacia él y lo abrazó, tumbándolo de espaldas contra el suave colchón y presionando su gran escote contra su pecho.

-- G-Gracias.

-- De nada, cariño.

-- ... No me llamo cariño.

-- Está bien, cariño.

Ahora estaba en otro problema, uno donde Alfia estaba acariciando su cabello y restregando una de sus mejillas contra la de él.

Sus suaves y blandos pechos, que no eran cubiertos por nada mas que una fina tela, también eran un problema.

Al final, tuvo que soportar ser una almohada de tamaño completo por media hora, media hora que Alfia lo estuvo abrazando.

-- Tía, una pregunta. ¿Limpiaste mi cuerpo?

-- Hmm, sí, ¿por qué?

-- .... ¿Todo?

-- Tooodo~

Sus labios formaron una sonrisa traviesa, mirándolo con cierta diversión.

Tuvo que pedir una explicación más clara sobre ese tipo de limpieza, lo que mas tarde lo hizo arrepentirse por tal petición.

Resultó que Alfia había usado una toalla humedecida con agua a temperatura ambiente, limpiando cada centímetro de su piel.

-- Por favor, no vuelvas a hacer eso.

-- ¿Por qué? Me recordó a cuando eras un niño, ¿a caso está mal?

-- No lo estaría si siguiera siendo un niño, pero ahora tengo 14 años, puedo asearme por mi cuenta.

-- Hmm, ya veo. Aún así no me importa, si tengo la oportunidad, lo volveré a hacer.

-- ...

Tuvo que callarse y no comentar nada más sobre el tema, sabía perfectamente que nunca le ganaría en una discusión.

Pero ahora que mencionó sobre el aseo, recordó que tenía pendiente una ducha para poder relajarse.

-- Me daré un baño. ¿Puedes liberarme?

-- No.

-- .... ¿Por qué?.

Alfia comenzó a tararear, lo que no le daba un buen presentimiento a Bell. Parecía que ella estaba comenzando a actuar de forma caprichosa, otra vez.

-- No quiero dejar de abrazarte. Si te quieres bañar, levántate y ve, pero no me voy a separar de ti. Oh, y quiero un masaje después de la ducha.

Como lo había pensado, ahora Alfia había optado por comportarse como una niña caprichosa de 15 años.

Solo había una posible razón para que todo esto estuviera pasando.

-- ¿Es este mi castigo? — preguntó.

-- Fufu, correcto~

Dio en el blanco.

Ya se le había hecho extraño que fuera perdonado sin ser obligado a cumplir las demandas poco coherentes de Alfia.

-- Pensé que había sido perdonado — murmuró.

-- Mh, mh. Ser perdonado no te libra del castigo, Bell. Después del masaje iremos a recorrer la ciudad, será nuestra primera cita.

Se le notaba muy emocionada, y lo podía decir con solo ver la sonrisa que sus labios formaban.

Por una parte le alegraba verla tan animada, pero por otra le daba un poco de miedo por lo terriblemente cruel que podía llegar a ser.

-- Entendido.

Sea como sea, ahora solo le quedaba cumplir.



X X X



Después de bañarse, con una Alfia pegada a él negándose a soltarlo, fue a la habitación donde había despertado y abrió el clóset.

En su interior estaban cuidadosamente ordenadas todas sus prendas, siendo estos los trajes a la medida que Alfia le había regalado.

Formó una sonrisa.

"Seguro que lo hizo Haruhime" — pensó.

Tuvo que agradecerle mentalmente, ya que ella siempre lo ayudaba en cosas como esta.

Tomó un gancho que sujetaba su traje completo y lo colocó sobre el colchón, entonces tomó la toalla enrollada a su cintura y comenzó a secarse por completo.

Primero su cabello y después su cuerpo.

"Oye Bell, ¿por qué tienes tantos trajes iguales?"

Mientras se secaba, Treyni habló. Parecía intrigada por la forma en que no buscaba un estilo diferente de vestimenta.

-- Verás, mi abuelo una vez me habló sobre un humano que compraba su ropa con el mismo diseño, color y estilo. Esto lo hacía para no perder tiempo pensando sobre qué ponerse cada día. Me gustó la idea y lo copié, así de simple.

"Entiendo, tiene sentido. ¡Oh, tu amigo creció otra vez!"

"Por favor, no lo menciones"

"¡Hahaha, era broma era broma!"

Debido al comentario sobre su hombría, Bell tuvo que apresurarse y ponerse el bóxer lo más rápido que pudo.

Una cosa que sí le molestaba era que Treyni estaba con él en todo momento, lo que le impedía tener un espacio completamente privado y personal.

Una vez con su bóxer colocado, se vistió lenta y cuidadosamente.

El traje en especial debía ser correctamente colocado para evitar las arrugas en la tela, así que fue tan minucioso como siempre.

"Hey, todavía falta que le des el masaje a Alfia. Créeme, el traje se va a arrugar"

".... Tienes razón"

Pero ya había terminado, por lo que soltó un suspiro y se dirigió hacia la habitación de Alfia, que estaba a la espera de su masaje.

Salió hacia el pasillo y no le llevó ni siquiera un minuto para estar frente al cuarto de su tía, puesto que era la habitación a lado de la suya.

-- Tía, soy yo, voy a pasar.

-- Adelante.

Girando el pomo de la puerta y caminando hacia la cama, lo que vio sobre el colchón fue a Alfia completamente desnuda acostada boca abajo.

Su blanca y brillante piel era cautivadora para la vista.

-- Estoy lista, por favor, sé gentil.

Sus labios estaban curvados en una feliz sonrisa, con sus ojos desprendiendo gran emoción.

Asintió a sus palabras y, quitándose sus zapatos, se subió a horcajadas sobre las piernas de Alfia, entonces, comenzó su trabajo.

Tomó el pequeño frasco al lado derecho y untó el aceito entre sus dedos, luego posó ambas manos sobre la espalda baja de Alfia.

Estaba a un centímetro de tocar su trasero, pero no fue una distracción para Bell, que con mucha agilidad y maestría comenzó a deslizar hacia arriba y hacia abajo.

-- Ah, ahí... justo ahí~

-- Por favor, no hagas ruidos extraños.

Que soltara lindos y suaves gemidos lo ponía nervioso, pero no tuvo de otra más que aceptar su castigo.



X X X



Después del masaje, la cita era lo último de este problemático día para Bell Cranel.

Alfia se había marchado hace unos 5 minutos, diciendo que se reunirían en un lugar llamado la <Plaza del Amor>, ya que según ella, eso era algo esencial para el comienzo de una cita.

Sin embargo.

"Aunque diga eso...¿cómo diablos llagaré a ese lugar? Soy nuevo en la ciudad"

Bell no tenía ni la más mínima idea sobre la localización de esa plaza.

Caminó en círculos por su habitación por unos segundos, luego bajó hasta la sala del primer piso y tomó asiento en uno de los sofás.

Pensó demasiado en ello, sintiendo pánico por cada minuto que pasaba por el castigo que recibiría en caso de dejar plantada a su tía.

-- Bell-sama, ¿se encuentra bien? Su rostro está pálido.

Un milagro.

Para Bell, quien estaba al borde del precipicio a punto de caer en el abismo de la perdición, Haruhime fue como un milagro caído del cielo.

-- Haruhime...

La miró con una mirada nublada, obteniendo un ladeo de cabeza muy tierno mientras mostraba su confusión.

Bell, quien se sentía patético por siempre depender de su fiel compañera Renard, se tragó esa pena y preguntó.

-- ¿Aceptarías ir conmigo a la <Plaza del Amor>?

-- ...

Un ataque directo.

-- ¿E-Eh...?

Estaba esperando una respuesta, pero lo primero que sus ojos esperanzados e implorantes miraron fue el extremo rubor que se apoderaba de todo el rostro de Haruhime.

-- ¡Ehhhhhhhhhhhhhhhh...!

Incluso el chillido que salió de sus labios fue adorable.

Sus ojos verde jade desprendían vergüenza, así como timidez mezclada con emoción.

Por último, lo más destacable fue su cola de zorro moviéndose de lado a lado en su parte posterior.

Todo eso terminó por confundir a Bell, haciendo que al final concluyera el motivo de sus reacciones.

-- ¿...? No será que... ¿no quieres ir? Ya veo, supongo que tienes cosas que ha—

-- ¡S-Se equivoca! N-No es que no quiera, es solo que... ¡fue muy repentino! N-No es justo, Bell-sama...

Haruhime lo interrumpió, exclamando con voz avergonzada.

Desviaba su mirada hacia todos lados, haciéndola ver más linda.

-- S-Si conmigo está bien, acepto su invitación con mucho gusto, Bell-sama.

Finalmente, para alegría de Bell, Haruhime hizo una pequeña inclinación después de calmar sus alteradas emociones y aceptó.

-- ¡Genial! Entonces no perdamos más tiempo y vayamos.

Se levantó rápidamente del sofá, entonces tomó la mano de Haruhime y comenzó a caminar hacia la salida.

-- ¡E-Ekkk...! B-Bell-sama, está siendo muy atrevido...

Ignoró los murmullos de Haruhime, que le seguía el paso mientras tomaba una de sus mejillas con su mano libre.

Se limitó a caminar, sonreír y preguntar.

-- Por cierto, ¿puedes ser la guía? No sé donde queda la <Plaza del Amor>.

Su prioridad era el encuentro con su tía, así que estaba seguro de que a ella no le molestaría que llevara a Haruhime con él.

Alfia había dicho que se iba con una persona, pero seguro que era algo muy normal que fuera con dos mujeres en las famosas "citas".

Haruhime ladeó su cabeza un poco por la confusión, luego contestó.

-- ¿...? Claro, por favor no suelte mi mano.

Ahora que lo recordaba, sabía que Bell ni siquiera debería de conocer el nombre de la plaza a la que se dirigían.

Se confundió, pero no cuestionaría el motivo de la oportunidad para tener una cita con Bell.

Ahora mismo estaba feliz de haber realizado el reconocimiento de toda la ciudad los primeros dos días de su llegada.



X X X



Si quisieran describirla con una palabra, esa sería "resplandeciente".

Alfia liberaba una aura tan brillante y hermosa que dejaba cegado a todo hombre que la miraba.

Por supuesto, bastó una mirada asesina por parte de ella para tratar con las miradas vulgares.

-- No tarda en llegar...

Sus labios se curvaron en una hermosa sonrisa.

Actualmente estaba frente a la fuente de la <Plaza del Amor>, vistiendo con su famoso vestido negro gótico.

Su cabello parecía más brillante y sedoso de lo normal, dejando en claro que había sido recién cepillado y lavado.

Todo estaba destinado para ser la cita perfecta, así que estaba segura de nada saldría mal en este día.

-- Así que los rumores eran verdad.... Mucho tiempo sin verla, señorita Alfia. ¿Podría preguntar el motivo de su visita a la ciudad?.

Pero los cielos presentaron sus obstáculos.

Una voz mencionó su nombre, haciendo que mirara hacia el origen.

-- ...

Allí estaban 8 personas, 3 hombres y 5 mujeres.

Le llevó unos segundos el recordarlos, mostrando una expresión irritada en su rostro cuando reconoció a la mayoría.

-- Los hijos de Loki, ¿huh? Piérdanse, estoy esperando a alguien.

Dejó de verlos y miró hacia el frente una vez más, esperando con ansias ver una cabellera blanca balancearse con el viento.

Para ella, quien estaba en espera, la misma voz volvió a hablar.

-- Perdone si no nos dimos a entender, señorita Alfia.

El Hobbit de cabello rubio y ojos azules agudizó su mirada.

-- Su <Familia> fue desterrada de Orario junto a la del dios Zeus. Por favor retírese, no queremos recurrir a la violencia.

Golpeó su lanza dorada contra su pequeño hombro, usándolo como una advertencia.

El Hombre lobo y el Enano barbudo se pusieron en guardia, lo mismo hicieron las hermanas Amazonas junto a la joven Elfo y la humana de cabello y ojos dorados.

-- ...

Alfia volvió a mirarlos, frunciendo el ceño con gran irritación.

Le estaba enfureciendo que la molestaran en su cita.

¡En su primera cita con su Bell!

-- Eres ruidoso...

A ella le gustaba el silencio, y nadie que no fuera Bell tenía permitido molestarla con voces ruidosas y desagradables.

-- Guarda silencio.

Afiló su mirada, mostrando ojos gélidos que causaban una pesadez fría en el ambiente.

En ese momento, todos, incluso la Alto Elfo que se había mantenido al margen y callada, se pusieron en guardia y listos para atacar.

Finn había dado toda la información disponible sobre la mujer de cabello plateado cuando los rumores le llegaron a su <Familia> hace 4 días, así que estaban preparados.

Incluso al ser una Lv. 7, sería fácil suprimirla entre 7 primeras clases y una de segunda mientras conocieran todas sus magias y habilidades.

Además de que su enfermedad era información que poseía el <Gremio> y, por consiguiente, que ellos sabían.

Sin perder tiempo, el mas veloz del equipo se lanzó de frente.

La acción pareció romper la barrera del sonido.

En ese momento—

-- Oigan, ¿qué creen que están haciendo?.

—el tiempo pareció detenerse.

*¡Baam!*

El primero cayó.

Para mala fortuna de ellos, Alfia no estaba sola.

'Piérdanse, estoy esperando a alguien'

Las palabras de Alfia invadieron la mente de Finn, quien abrió sus ojos de par en par mientras observaba al recién llegado.

Un chico de apariencia joven, tal vez en sus 15 años de edad; su cabello era de un hermoso color blanco y sus ojos de un intenso rojo rubí.

Su vestimenta era como la de un noble, y la presencia que imponía con solo estar frente a ellos era escalofriante.

-- Repito. ¿Qué creen que están haciendo?.

Parecía molesto, enfurecido podría ser el caso.

Parado sobre la espalda de Bete, quien había sido derribado antes de siquiera acercarse a Alfia, el chico los miró fríamente a todos.

El cuerpo de Bete, que actuaba como una alfombra para el joven, comenzó a agrietar el suelo bajo él.

-- ¡Grr...! ¡¡¡Ahhrrrrggggggg!!! — Bete soltó un grito por el dolor.

Estaba siendo aplastado, cosa que envió un escalofrío a todo el cuerpo de Finn.

"¿Qué clase de monstruo es este chico?"

Su pulgar ni siquiera dolía, parecía haber perdido la sensación de dolor y daba la posibilidad de que haber sido cortado.

Un segundo después, al no responder, los ejecutivos de la <Familia Loki> fueron asesinados.

Sin saberlo, cruzaron una linea que nunca debía ser cruzada, atentar contra lo más valioso para él:

Alfia.

To be continued. 



Bueno, una Familia menos en la ciudad XD. 

Bueno, hagan sus teorías sobre el futuro de los hijos de Loki, si leen bien esa última parte será sencillo de entender. 

Ah, por favor lean esto:

Como ya estoy en clases nuevamente, elegiré dos historias a las cuales darle seguimiento con un capitulo por semana. 

La primera será obviamente la historia principal (buscando un recuerdo) , así que la segunda quedará a decisión de ustedes. 

Ya sea la de Asfi, Aizu, Alfia o Revis, mañana o el sábado publicaré un link de encuesta en mi muro, ahí podrán elegir la segunda historia. 

Las 3 restantes quedarán en hiatus hasta terminar una de las dos escogidas. 

Buzón de sugerencias: 🧐🍷

Buzón de halagos: 😎👊🏻

Buzón de quejas: 😔👊🏻

Buzón de amenazas: T.T

Buzón de dudas: 🤔❓

Es todo, Barrita fuera, Bye Bye 👋🏻


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