Capítulo 11: Sentencia de muerte.

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Bueno, como esperaban, la historia que ganó la encuesta por un gran margen de diferencia fue... la de Alfia XD. 

Aquí les dejo la gráfica.

Sí, hubo una gran diferencia, y solo debo decir algo: Me dan miedo, norteños XD. 

Ah, bueno, ya dejando de lado las bromas, una vez que este fic termine, el siguiente será el de Revis, que quedó en segundo lugar. Luego el del Asfi y al final el de Aizu. 

Espero su comprensión. 

Ah, y habrá una sorpresa en el transcurso de estas dos siguientes semanas, o mas bien varias. Será mi regalo de despedida. 

En fin, disfruten del capítulo gente, como muchos pidieron, escribí las muertes de los hijos de Loki.

Muertes, secuestros, ¿qué, estamos en Latinoamérica?

.

.

.

El día era perfecto para una cita.

Un hermoso y despejado cielo azul, temperatura por debajo de la insoportable, un aire fresco y un ambiente alegre llenando las calles.

Caminando uno a lado del otro, Bell y Haruhime se dirigían hacia la <Plaza del Amor>.

No les había tomado mucho tiempo gracias a Haruhime, que actuaba como la guía perfecta por los caminos de la gran ciudad.

-- Bell-sama, hemos llegado. La <Plaza del Amor> queda a la siguiente calle.

Haruhime, quien guiaba al peli-blanco, detuvo su caminar y señaló la calle del frente, indicando que al otro lado estaba su destino.

Bell observó la dirección y asintió, tan relajado como siempre.

-- Perfecto, no perdamos mas tiempo y vaya—

Se detuvo.

Sin siquiera poder terminar su frase, captó el ligero aroma de comida.

Y no era cualquier comida.

-- Este olor...

-- ... ¿Bell-sama?

Haruhime ladeó su cabeza confundida, mirando al chico con ojos cerrados inhalando el aire a su alrededor.

Parecía estar analizando lo que respiraba y, después de unos segundos, abrió sus ojos de repente con un brillo de emoción ellos.

-- No hay duda, este aroma... ¡pertenece a los Jugamaru-kun!

Exclamó, como un niño en la dulcería.

Miró hacia todos lados mientras usaba su vista dinámica de primer nivel, observando meticulosamente cada esquina del lugar donde se encontraba.

Finalmente, sus ojos se detuvieron en la esquina de la calle a su derecha, observando las estelas de vapor que se elevaban hacia el cielo.

-- ¡Ahí! ¡Vamos Haruhime, comamos algo ante de ir con mi tía Alfia!

-- ¡Hyah...! A-Ah, e-entendido, Bell-sama

Tomó de la mano a Haruhime y la llevó con dirección al puesto de croquetas de papa, ignorando la voz avergonzada y sorprendida de la joven Renard.

Caminaron a paso rápido y en menos de un minuto estuvieron frente al puesto de patatas. Observando a la joven que atendía, Bell ordenó con voz emocionada y ansiosa.

-- ¡Señorita, dos Jugamaru-kun con aderezo especial por favor!

Extendió su mano y mostró el dedo indice y corazón, causando una sonrisa nerviosa en la vendedora.

-- ¡Dos Jugamaru-kun saliendo!

Sin embargo, con una sonrisa contagiosa, ella comenzó a preparar el pedido.

Bell quedó maravillado por la maestría con la que la joven mujer preparaba todo, remojando la papa rellena en huevo batido para después forrarlo con una capa de pan molido.

El sonido crujiente de la papa y el pan cuando cayó al aceite fue cautivador.

Completamente ansioso, Bell regresó a ver a Haruhime, que por alguna razón había estado en completo silencio desde que pidió los Jugamaru-kun.

-- Oye, Haruhime, te va encantar el de aderezo especial, en serio. Solo has probado los sencillos, ¿ver—?

Hablando de forma elocuente, giró su rostro hacia la derecha, donde Haruhime debía estar.

Sin embargo.

-- ¿Haruhime?

La chica Renard no estaba.

Se confundió, no teniendo ni idea sobre por qué desaparecería, así que dio vueltas sobre sus pies en un giro de 360 grados para buscarla por todos lados.

Casi finalizando el giro, vislumbró a una chica de vestimentas purpúreas cargando a una joven sacerdotisa como costal de papas.

-- ...

Se quedó en silencio, no creyendo que todo esto estuviera pasando.

Haruhime había sido secuestrada sin que se diera cuenta, todo por estar emocionado en la espera de sus Jugamaru-kun.

No, ese no era el problema en sí.

-- No importa si es mujer, le romperé todos sus huesos.

De las cosas que Bell más odiaba, mucho mas que ser llamado conejo, era que lastimaran a su familia.

Y Haruhime era parte de su familia.

-- Señorita de los Jugamaru-kun, volveré en dos minutos.

De espaldas al puesto de croquetas de papa, Bell notificó a la mujer que estaba haciendo los Jugamaru-kun que iría a un "mandado".

Ella simplemente dijo "está bien" y continuó con lo suyo.

Bell inhaló, luego suspiró.

-- Bien, andando.

Avanzó un solo paso, mismo paso qué retrocedió al instante de darlo.

*¡Baam!*

Una gran hacha impactó contra los adoquines de la calle, agrietándola y mandando escombros junto con el polvo a volar.

El atacante era un hombre mayor que Bell, con un cuerpo fornido y piel morena.

-- Tus intenciones son visibles a kilómetros — soltó hacia el desconocido.

El misterioso enemigo parecía sorprendido de que fuera esquivado, pero no tardó en reincorporarse y dar un salto en retroceso, alejándose.

Alzó su guardia, mirando a Bell con ojos llenos de ira.

Un segundo después otras 4 personas llegaron y se colocaron a sus costados, dando a entender que eran sus compañeros.

Eran dos mujeres y dos hombres, una de ella tenía un largo flequillo que cubría sus ojos y la otra dos coletas trenzadas.

Los restantes tenían rasgos orientales, al igual que los demás.

-- Maldito noble déspota... ¡¿cómo te atreves a tenerla como tu esclava?! — gritó el hombre de la hacha.

Bell, sin ganas de entender a qué se refería o de qué se le acusaba, solo soltó una advertencia.

-- No me interesa tu historia, si no se van a mover, no me haré responsable de sus vidas.

Bell sabía perfectamente que su apariencia podría ser engañosa, y más aún cuando podía ocultar su presencia por completo.

Sin embargo, no presentaría piedad a aquellos que lo atacaran, mucho menos a los que se interponían en el rescate de Haruhime.

Los miró por una última vez y, al notar que ninguno retrocedía, declaró.

-- Ustedes se lo buscaron.

Caminó lentamente, o al menos así fue para él.

-- ¡¿Q-Qué...?!

El hombre robusto del hacha se mostró sorprendido cuando Bell había aparecido frente a él de un momento a otro, a medio metro de distancia.

Sin decir nada, Bell lo sujetó de la nuca, luego estrelló su cabeza contra los adoquines de la calle.

*¡Baam!*

El sonido explosivo fue seguido por los escombros, el polvo y la sangre dispersándose.

El primero había caído.



X X X



Estaba emocionada, realmente, esto era como una cita.

-- ¡Señorita, dos Jugamaru-kun con aderezo especial por favor!

Se le hacía muy lindo que Bell actuara como un niño pequeño comprando en una gran dulcería.

Curvó sus labios en una ligera sonrisa y se mantuvo a la espera, observando cómo poco a poco los ojos de Bell comenzaban a transformarse en estrellitas color rubí, mirando la preparación de los Jugamaru-kun.

Quería comentar algo para tratar de avergonzarlo, sin embargo, antes de que pudiera formular una palabra, fue cargada.

-- ¿E-Eh...?

Estaba tan enfocada en Bell que realmente no le estaba prestando atención al exterior, por lo que fue fácil para su raptor cargarla como costal de papas.

-- ¡Ehhhhhh...!

Su cuerpo estaba rebotando, siendo indicio de que la persona que la cargaba estaba corriendo a gran velocidad.

Los ojos de Haruhime se abrieron en shock mientras la espalda de Bell se hacía cada vez más pequeña.

"No permitiré...."

Para su buena suerte, era una Lv. 3 a finales de camino.

-- ¡Que arruines mi cita con Bell-sama!

Rápidamente metió sus manos, difícilmente, sobre su traje ceremonial de sacerdotisa, sacando el par de abanicos dorados.

En ese momento—

-- ¡Haruhime-dono, no se preocupe, ahora está a salvo! ¡La llevaré a nuestra sede!

Una voz extrañamente familiar, o más bien la forma de hablar, llegó a las orejas bajo la capucha de Haruhime.

Apenas y podía creer que esto fuera real.

-- ¿Mikoto... -sama?

Mirando sobre su hombro, fue que vio fue el largo cabello negro atado en una cola de caballo.

La chica identificada como Mikoto por igual miró sobre su hombro, entregándole una sonrisa nostálgica.

-- No se preocupe, los chicos se encargaran de que ese noble no nos siga.

Todo parecía un cuento de hadas.

Una reunión inesperada con una amiga de la infancia.

Haruhime tenía ganas de llorar por la emoción, sin embargo, hubo algo impidió tales sentimientos.

-- ¿Eh?

Su mente se quedó en blanco, procesando lo anterior dicho por Mikoto.

Esperaba haber escuchado mal.

No, deseaba con todo su ser haber escuchado mal.

Después de todo, hacerle frente a Bell era la idea más estúpidamente posible.

-- M-Mikoto-sama... ¿con los chicos se refiera a Ouka-sama, Chigusa-sama y los demás?

-- ¡Exactamente! Ellos están felices de verla otra vez, nos alcanzaran en la sede.

Su sonrisa llena de dicha no contagió a Haruhime, quien había quedado completamente en silencio.

Un segundo después, su hermoso rostro palideció.

Toda la sangre se había esfumado.

-- ¡M-Mikoto-sama, debemos regresar!

Fue hasta ahora que hizo uso de su fuerza como Lv. 3, zafándose del agarre de Mikoto y cayendo al suelo de pie.

-- ¡Por ningún motivo deben enfrentar a Bell-sama!

-- ¿Haruhime-dono, de qué habla? Es solo un noble. Ouka-dono y los demás pueden manejarlo.

-- ¡No, no, no! ¡Mikoto-sama, usted está equivocada!

No tenía tiempo para explicarle nada, así que tomó a Mikoto de la muñeca de su brazo derecho y la jaló.

-- ¿Eh?

Mikoto se vio sorprendida cuando fue fácilmente arrastrada por la inesperadamente monstruosa fuerza de Haruhime.

-- ¡Regresemos, o morirán!

No se parecía a nada en la tranquila y silenciosa Haruhime que siempre irradiaba un aire de calma, ahora mismo estaba tan desesperada como le era posible.

Usó toda su velocidad, arrastradnos a Mikoto que gritaba por la sorpresa, entonces, cruzó la última esquina, teniendo en frente la escena de Bell azotando la cara de Ouka contra el pavimento.

-- N-No...

Había llegado tarde.

Incluso a la distancia que los separaba, Haruhime sintió que ese golpe había sido considerablemente fuerte.

No dudaba en que ella caería inconsciente si recibiera ese golpe.

-- ¡¡Bell-sama, por favor no los lastime!!

Pero no le importó y siguió corriendo, gritando tan fuerte como podía, hasta el punto de que su garganta ardía.



X X X



Después de estampar la cara del hombre fornido contra el suelo, la siguiente fue la chica con una lanza, la que tenía un largo flequillo que cubría sus ojos.

Ella se mostraba en shock, mirando a su compañero ahora inconsciente.

-- O-Ouka...

No le dio tiempo de terminar y en un instante estuvo frente a ella, listo para mandarla a volar de un golpe en su estómago.

-- ¡¡Bell-sama, por favor no los lastime!!

Al mismo tiempo de escuchar la voz suplicante de Haruhime, su puño se detuvo a tan solo un milímetro del estómago de la joven.

Se había salvado por poco, sin embargo, los torrentes de aires causados por la fuerza centrífuga de su golpe la mandaron a rodar un par de metros por el suelo.

-- ¿Haruhime?

Estaba confundido, pero cuando vio a Haruhime acercarse a la chica tirada en el suelo y comenzado a curarla, supuso que los conocía.

La parte crucial fue cuando comenzó a murmurar su nombre con extrema preocupación, mostrando indicios de querer llorar.

"Lo he arruinado, ¿verdad?"

"Sí, eso parece. Pero tranquilo, el poder no tiene significado si no se usa"

Ahora mismo solo Treyni le daba consuelo.



X X X



Como lo había pensado, todo era un mal entendido.

Cuando escucharon por parte de Haruhime el nivel de Bell, ciertamente todos los compañeros orientales de la Renard perdieron el color en sus rostros.

Se mostraban arrepentidos, aunque temerosos podría ser una mejor descripción.

Al final resultó que los amigos de Haruhime habían pensado que Bell la tenía como su esclava, todo eso debido a los rumores que habían escuchado hace años cuando la joven Renard fue entregada a un Hobbit por sus propios padres.

Siendo víctimas de sus impulsos, Mikoto y los demás quisieron salvarla como lo habían hecho una vez hace mucho tiempo.

-- Ya veo.

Bell dio un asentimiento y una corta respuesta, mirando al grandulón que no hace mucho había recuperado la consciencia.

Observó su frente, donde principalmente había impactado contra el suelo, pero la herida ya había sido curada por Haruhime.

Aún así—

-- Lo siento fortachón, debió doler.

Se disculpó sinceramente.

El hombre dio una expresión complicada, sin decir nada como respuesta.

"Bell, lo dejaste traumado, no compliques mas las cosas"

"Huh..."

La situación se estaba tornando incómoda, cosa que le desagradaba a Bell.

Ser observado de forma tan temerosa por los demás no era para nada divertido, en serio.

-- Haruhime.

Debido a eso, decidió ir a por el plan B.

-- ¿Si, Bell-sama?

-- ¿No prefieres pasar el día con tus viejos amigos? No te preocupes por mí, sé dónde queda la <Plaza del Amor>.

Hizo su propuesta a la vez que añadía un seguro, el cual era que ya sabía la dirección de su destino gracias a ella, todo para que Haruhime aceptara.

Ella lo miró con duda, mirando entre sus amigos y él, con un semblante de estar indecisa. Viendo eso, Bell decidió darle un empujón.

-- Vamos, hace tiempo que no los ves, ¿no? Estoy seguro que ellos querrán saber de ti estos últimos años.

Le entregó una sonrisa, dando a entender que todo estaba bien y que no tenía nada de malo ser caprichosa de vez en cuando.

Bastaron unos segundos para que los labios de Haruhime se curvaran en una linda sonrisa.

-- Si usted lo dice, Bell-sama, tomaré su palabra.

Inclinó la cabeza levemente, a señal de agradecimiento.

Bell asintió y se despidió, tanto de Haruhime como de los demás que se mantenían a cierta distancia segura.

-- Bien, nos vemos esta noche en casa entonces. Diviértete.

-- Sí, nos vemos en la noche, Bell-sama. Por favor diviértase con Alfia-sama.

Haruhime se acercó a él, extendiendo una pequeña bolsa sostenida entre sus manos.

El sonido metálico sonó cuando Bell tomó la bolsa.

-- Tome, es para que pueda comprarse los Jugamaru-kun que usted desee.

-- Haruhime...

Sintió que las ganas de llorar lo invadían, completamente conmovido por la bondad y gentileza de su amiga.

Con sonrisas en sus rostros, ambos se despidieron.

Bell los observó alejarse hasta que doblaron en una esquina, luego, soltó un suspiro cansado.

-- Oye chico, ¿al final si vas a querer los Jugamaru-kun? ¡Se van a enfriar!

La joven vendedora de Jugamaru-kun lo llamó, un poco precavida pero actuando con la suficiente confianza como para hablarle.

El estado de ánimo en Bell se elevó.

Con una sonrisa de mejilla a mejilla, se acercó a la mujer y tomó el par de croquetas de papa frita.

-- ¿Cuánto le debo, señorita?

-- Son 60 valis, joven.

La transición fue llevada con éxito, terminando en una escena donde Bell lloraba lágrimas de felicidad por el exquisito sabor en sus frituras de papa.

Cayó de rodillas, dando bocados constantes, siendo observado por la mujer que extrañamente estaba sonriendo.

Tal vez se sentía orgullosa después de que Bell le dijera repetidas veces "¡sus Jugamaru-kun son los mejores!".




X X X

Nota: A ver si Wattpad no la elimina XD

X X X



Después de disfrutar un par mas de Jugamaru-kun, Bell se dirigió hacia el lugar donde lo esperaba Alfia.

De acuerdo a la hora acordada, iba justo a tiempo, lo que era buena señal para él que no deseaba volver a ser castigado.

Era sumamente difícil bañarse con una Alfia pegada a él todo el tiempo.

-- ¿Hmm?

Mientras pensaba en eso, visualizó a su tía a unos metros de distancia.

Estaba frente a la gran fuente con su hermoso vestido gótico y su cabello parecía más hechizante de lo normal.

Sin embargo, no estaba sola.

Por alguna razón había 8 personas más. Parecían estar estar hablando con Alfia, aunque esta última los ignorara.

En ese momento, mientras ellos hablaban, uno de los desconocidos se lanzó al ataque.

Un hombre lobo estaba por golpear a su tía.

-- ...

Su cuerpo se tornó borroso y, en un destello de velocidad, ya estaba elevado por encima del hombre lobo, listo para aplastarlo.

-- Oigan, ¿qué creen que están haciendo?

El tiempo pareció detenerse, todo estaba en cámara lenta, o incluso podría decirse que el mundo se había congelado.

Levitando en el aire, justo encima del que trataba de atacar a Alfia, Bell dejó que su cuerpo cediera a la gravedad.

El resultado:

*¡Baam!*

Las suelas de sus zapatos golpearon contra la espalda del lobo, hundiéndolo de golpe contra el frío pavimento.

Usando al primer caído como una alhombra para sus pies, Bell dirigió su mirada llena de ira hacia los restantes.

El Hobbit de cabello rubio en especial lo observaba con sumo cuidado, con sus grandes ojos temblando ligeramente.

Pasando su vista sobre todos los demás; Amazonas, Enano, Elfas y humana, Bell preguntó una vez más.

-- Repito. ¿Qué creen que están haciendo?

Estaba molesto, la ira lo estaba consumiendo al ver que unos completos desconocidos trataban de atacar a la mujer mas valiosa para él.

Sabía perfectamente que no había alguien en esta ciudad que pudiera hacerle frente a su tía, pero sus emociones no escuchaban a su racionalidad.

Sin darse cuenta, estaba ejerciendo una inmensa presión sobre el hombre lobo bajo sus pies.

-- ¡Grr...! ¡¡¡Ahhrrrrggggg!!!

Pero no se molestó en dejarlo escapar, incluso después de escuchar su grito de dolor.

Ahora estaba exasperado, irritándose cada vez más al no obtener una respuesta.

No quería que pasara como lo anterior con Haruhime, que resultó ser un gran mal entendido.

"Pero..."

Esta vez era ligeramente diferente, pues había captado las intenciones hostiles de todos hacia su tía.

No sabía mucho sobre las distintas culturas en el mundo, pero sí de algo estaba seguro, era que atacar a alguien no era ningún tipo de saludo.

Teniendo claro eso, les miró fríamente y sin pensarlo dos veces, desató sus intenciones asesinas.

Al instante siguiente, los desconocidos experimentaron su propia muerte.

Les dio el castigo perfecto por haber atentado contra Alfia.



X X X



Las reacciones fueron diferentes, pero aterradoramente similares.

El joven no mayor de 15 años que tenían frente a sus ojos era tan intimidante e imponente que les ponía los pelos de punta.

Luego, cuando hizo la pregunta por segunda vez y no contestaron por el trance en el que estaban, sus ojos captaron un miasma con forma de demonio que se elevaba por encima del chico.

Un segundo después, realmente murieron.



X X X



Retroceso.



X X X



Para Riveria, fue catastrófico.

Ella como la mejor maga de todo Orario, tenía una increíble destreza en captar el flujo de poder mágico en las personas.

Tal don o habilidad, le resultó en contra esta vez.

Le dieron ganas de vomitar.

Su cabeza dolía como mil infiernos.

Sus extremidades temblaban al igual que pequeños cascabeles.

"¡Huyan...!"

Lo supo de inmediato, que el chico frente a ellos no era alguien contra él que pudieran ganar.

"¡Es un monstruo, no podemos ganar!"

Mientras las esquinas de sus ojos se humedecían y sus hermosos rasgos faciales se distorsionaban, Riveria trató de alertar a sus compañeros.

La montaña de poder mágico que emanaba el cuerpo de ese chico era, hasta el momento, el mas inmenso que había presenciado en su larga vida.

"Su poder... ¡es muy superior!"

Pero su intento se quedó en solo eso, algo en vano.

Ni siquiera su voz podía formularse.

Al momento que sentía la presión sobre ella, los ojos del joven de cabello blanco se tornaron gélidos como el más frío invierno.

En ese momento—

-- ¡¡¡¡...!!!!

Su cabeza fue cortada con suma precisión.

Mientras sus ojos se ampliaban, una sensación helada recorrió cada fibra de su piel, luego, la sensación se volvió cálida, volviéndose poco a poco fría una vez mas.

Era sin duda, la sensación de morir.

La muerte le susurró al oido que su hora había llegado.

"¡¡¡——————!!!"

Su mente gritó, desesperó, lamentó y lloró en completa agonía.

Desde su frágil y débil garganta, ya no podía pasar nada que no fuera sangre.



X X X



Retroceso.



X X X



Era como levitar en la completa nada, o similar a soltar lo último de tu aliento bajo el agua.

Todo se sentía tan liviano, y al mismo tiempo, tan pesado.

Su mente se puso en blanco, sus extremidades perdieron fuerza y su respiración se negaba a salir.

Finn, quien estaba experimentando de primera mano la sofocante presión que el joven de cabello blanco y ojos rojos emitía, se sentía acorralado.

Su pulgar, comúnmente alertándolo sobre los peligros, estaba muerto.

No sentía movimiento alguno de ninguno de sus dedos, pero su pulgar en especial, daba la sensación de haber sido cortado.

Eso definitivamente era una mala noticia.

Mirando de forma incrédula hacia aquel monstruo con forma humana, sus labios se curvaron en una ligera sonrisa amarga.

"Heh..."

Mientras maldecía su mala suerte, observó los fríos ojos del chico.

En ese momento—

Su cuerpo fue reducido en pedazos de carne que se estamparon contra los adoquines del suelo, pintándolo de un rojo oscuro.



X X X



Retroceso.



X X X



La más grande amenaza, o la peor desgracia.

Así lo había considerado Gareth, quien no podía mover ninguna parte de su cuerpo. Sus ojos miraban con temor a la montaña frente a él, tan imponente e inamovible.

Su garganta se había secado y su frondosa barba se erizaba por cada segundo que pasaba. Realmente, sus sentidos de aventurero veterano le dijeron que esta vez no debía ir a la aventura.

Intimidado de forma inconsciente, lo último que sus ojos vieron fueron los fríos ojos del chico.

Un segundo después—

"¡Ha——ah...!"

Ni siquiera sus pensamientos pudieron formar el grito ahogado antes de que su cuerpo fuera dividido en dos verticalmente.

Sus ojos, su boca, su nariz; todo fue separado, dejando lineas viscosas de color rojo rosa pegadas en ambas orillas de carne.



X X X



Retroceso.



X X X



Poder mágico y espiritual, perfectamente mezclados.

Aizu, quien tenía sangre de espíritu corriendo por sus venas, lo supo al instante.

Fue similar a un imán siendo atraído por el metal.

Ni siquiera pudo levantar su estoque para tratar de atacarlo, simplemente se quedó inmóvil mientras la muerte se acercaba y se la llevaba.

En ese instante, cuando los ojos fríos del chico la atravesaron, fue desmembrada viva mientras su rostro se distorsiona por el dolor y la desesperación.

Sus cuerdas vocales no produjeron sonido alguno, sin embargo, sus hermosos ojos dorados clamaron a los 4 vientos su dolor mientras el brillo se apagaba lentamente.

La muerte la arrastró a las profundidades del infierno.



X X X



Retroceso.



X X X



Sus instintos de hombre bestia estaban gritando que huyera de este lugar, le advertían que el ser que lo usaba como alfombra era su enemigo natural.

Un hombre lobo, y el que lo presionaba contra el suelo al punto de agrietarlo, un cazador de lobos.

Era ese el sentimiento que sus instintos animales le decían.

Sin embargo, mientras sus instintos decían eso, era inútil si su cuerpo no aceptaba sus órdenes.

Sin poder hacer nada, cuando el chico sobre parado sobre su espalda actuó, el hombre lobo fue despellejado.

Sus orbitales de un color ámbar giraban mientras la sangre escurría de su piel roja sangrienta.

Luego, sin poder decir nada, su cerebro entró en shock y murió.

1 segundo de dolor, una agonizante experiencia de mil años.



X X X



Retroceso.



X X X

Ambas, experimentadas guerreras que conocían perfectamente el escenario de la muerte, soltaron una sonrisa irónica.

Sus rasgos se distorsionaron mientras sus entrañas caían sobre los adoquines de la calle, causando el sonido similar a un chapoteo.

Mientras la vida se les era arrebatada, los escenarios de todo lo que habían experimentado desde su nacimiento pasaron frente a sus ojos.

Al mismo tiempo que su piel se tornaba azul pálida, sus cuerpos cayeron de espaldas contra el ensangrentado piso.

Muerte.

Muerte.

Muerte.



X X X



Retroceso.



X X X



Lefiya sintió el verdadero terror, y antes de que si quiera Bell actuara, su corazón se detuvo por la aterradora presión.

Murió del susto.



X X X



Retroceso.

Retroceso.

Retroceso.

Retroceso.

Retroceso.

Retroceso.



X X X



*¡Tap!*

Todos cayeron sobre sus rodillas, sin fuerza alguna en sus cuerpo.

-- " " " " " " " "¿Eh...?" " " " " " " "

Incrédulos, sin saber qué es lo que había pasado.

Por alguna extraña razón, estaban...

-- ... ¿Vivos?

No había error.

Finn deslizó sus manos por todo su cuerpo, notando perfectamente que estaba en una sola pieza.

Ya no era la montaña de carne despedazada de hace un segundo.

Tan confundido y fuera de sí como los demás, lentamente levantó la mirada hacia el joven que los veía hacia abajo, aún de pie sobre un desmayado Bete.

Otros que por igual habían perdido la conciencia fueron Tione, Tiona y Lefiya, esta última desmayándose mucho antes que todos.

Como Lv. 3, fue demasiado para su cuerpo y mente de experimentar.

"Entonces..."

Su mente se estaba aclarando, y buscando posibles respuestas, no logró siquiera encontrar pista de alguna.

Finalmente, después de unos segundos donde nadie decía o hacía nada, el joven habló.

-- ¿Qué, nunca han experimentado una intención asesina?

La respuesta a todo lo ocurrido fue tan poco creíble que era absurdo.

"¿Nos hizo ver nuestra muerte con solo intención asesina?"

Eso era otro nivel, uno al que él y su <Familia> todavía no llegaban.



X X X



Alfia eliminó la corta distancia que la separaba de Bell, posándose a su lado izquierdo.

Si ahora mismo era sincera, no podría decir que estaba preocupada por los hijos de Loki ya que sería una completa mentira. De hecho, ahora mismo estaba muy emocionada.

Después de todo—

"E-Esto es como en los libros que leí... ¡dónde el chico protege a la chica de los vándalos que la querían asaltar!"

Llena de emoción, Alfia festejó internamente que uno de sus deseos por fin se cumpliera, ahora solo faltaban la cita, el beso, la noche íntima, la boda y una vida en familia.

"¡Cada vez más cerca, Alfia!" — se animó ella misma.

Por otro lado, de parte de Finn y sus compañeros de <Familia>, ellos por fin habían salido de su shock.

Bete había sido pateado por Bell, así que igualmente, un poco desorientado, estaba junto a ellos.

Riveria apoyaba a una Lefiya flácida y en trance, mientras que Gareth le prestaba sus hombros a las hermanas Amazonas, quienes seguían con los estragos de su anterior "muerte".

Por último, Aizu, quien por fin había logrado desenfundar su estoque, aunque no mostraba signos de atacar.

Todos lo miraban, poco a poco alzando sus guardias en caso de que el misterioso chico los atacara.

Sin embargo, Bell no se dirigió a ellos.

-- ¿Estás bien? ¿Quienes son estás personas? ¿Te hicieron daño?

Se dirigía a Alfia, a la mujer que estaba a su lado izquierdo, rodeando su brazo con los suyos.

Ella mostró una ligera sonrisa, luego respondió.

-- Lo estoy ahora.

Parecía haber respondido solo a su primer pregunta, como sí quisiera recalcar que lo más importante es que Bell ya estaba con ella.

Después de mirarlo con mucho amor, Alfia dirigió sus ojos indiferentes hacia Finn y los demás.

-- Ellos son miembros de la <Familia Loki>, y no, no me hicieron daño, solo estábamos charlando de los viejos tiempos.

Los ojos azules de Finn se abrieron a no mas poder al escucharla, sin comprender el por qué Alfia los estaba encubriendo.

Lo que si era obvio, fue que les presentó su lástima.

-- ¿En serio?

Bell se mostró preocupado, aterrado de que otra vez hubiese mal entendido las cosas.

-- Sí, en serio — Alfia le sonrió al tiempo que respondía — Pero tranquilo, seguro que ellos aprecian la nueva experiencia que les hiciste pasar. Además...

Le estaba dando motivos para que no se sintiera culpable, cosa que estaba funcionando ya que Bell poco a poco mostraba alivio en su rostro.

Luego, cuando Alfia hizo una pausa, miró nuevamente a todos los dependientes de Loki.

-- Son <Braver> y sus ejecutivos más fuertes, estoy segura de que esto no es nada para ellos. ¿No crees lo mismo?

Los ojos de Bell se ampliaron, mostrando incredulidad genuina.

-- ... ¿Qué?

-- ¿A caso no sentiste su fuerza? Es obvio que son ellos sí lo piensas claramente.

Por supuesto, gracias a sus instintos y experiencia, sabía que las personas frente a él eran fuertes con solo mirarlos.

Sin embargo, nunca esperó que fueran famosos aventureros como <Braver> y sus compañeros ejecutivos.

Sorprendido, miró hacia la ahora conocida <Familia Loki>.

-- La <Familia> mata gigantes...

Había escuchado historias de ellos, muchas en realidad, entre las mas destacables sus hallazgos en la mazmorra.

Todo se lo debía a Hermes, quien era su informante de confianza.

Guiándose por esa información, miró cuidadosamente a cada uno.

-- <Braver>...

Mencionó al primero, que era exactamente como la descripción que Hermes le había dado: Rubio, ojos azules, chaparro, una lanza y una aura de liderazgo.

Finn solo pudo crisparse al ser mencionado.

-- <Elgarm>...

Nuevamente, era exactamente igual: Un Enano barbudo con gran carisma que siempre rascaba su barba, aunque ahora mismo no lo estaba haciendo.

Posiblemente se debía a que sus brazos apoyaban a las hermanas Amazonas.

-- <Nine Hell>...

Definitivamente, Hermes no había exagerado cuando decía que Riveria era una Elfo cuya belleza rivalizaba contra la de las diosas.

Bell admitió que era segunda mujer más hermosa que conocía.

-- <Vanargand>.

Un hombre lobo impulsivo que siempre ladraba y atacaba primero que todos, Hermes había dicho eso y, como lo vio cuando quiso atacar a Alfia, Bell tuvo que concluir que era la descripción perfecta.

-- <Amazon>, <Jormungand>, <Princesa de la Espada>...

Chicas con poca ropa, una joven inexpresiva; todos eran exactamente como Hermes decía.

Por último, Bell detuvo sus ojos en la Elfo que se apoyaba en Riveria, Lefiya.

-- ...

Hizo memoria, pero por más que lo intentara, su apariencia no le sonaba.

-- ¿Y tú eres? — finalmente preguntó.

Percibió perfectamente la cara incrédula en la joven, pero realmente no le tomó importancia, después de todo, tenía algo que hacer.

Metió su mano bajo su traje y sacó una hoja junto a un bolígrafo, luego, separándose de Alfia por un momento, se acercó a los ejecutivos de la <Familia Loki>.

-- Por favor, ¿me dan sus autógrafos? Soy un fan de sus historias.

Indirectamente, Zeus y Hermes habían salvado a la <Familia Loki> al hacerlo un fanático de las historias heroicas y relatos de la mazmorra.

Con una radiante sonrisa que enamoraría a cualquier mujer, el chico les pidió sus firmas.

-- ¿Eh?



X X X



Estaban perdidos.

Primero habían sido asesinados y ahora les estaban pidiendo sus autógrafos; para colmo, era el mismo chico en ambas situaciones.

La presencia imponente e intimidante ya no se encontraba por ningún lado en él, ahora solo les daba una refrescante sonrisa.

Sin embargo, para Finn, eso fue aún más aterrador.

Ya no había miedo en él hacia el chico de cabello blanco, pero ese era el punto en cuestión.

¿Cómo era eso posible?

"Tiene una voz y una sonrisa amable.... Pensar que no sentir miedo sería tan aterrador"

Su piel se estremecía mientras pensaba en eso y con su mano temblorosa firmaba en la parte del papel que Bell le señalaba.

Así fue con todos, misma sensación, mismo sentimiento y mismo pensamiento.

La última fue Riveria, que para poder firmar le había pasado a Lefiya a los brazos de Aizu.

Mientras la bella Elfo firmaba, Bell habló.

-- Por cierto, señorita Riveria. Las historias de su gran belleza que he escuchado no fueron para nada exageradas. Me hace mucha ilusión que aceptara firmar.

Fue amable, con el mismo tono de voz y su característica sonrisa, cosa que sacó de trance a Riveria, quien no podía creer que el chico que hace momentos la había "asesinado" la estuviera elogiando de manera tan directa.

-- Es sin duda, la segunda mujer más hermosa que conozco.

Y mas aún, tan sinceramente, sin huella de segundas intenciones.

-- Me llamo Bell, Bell Cranel — extendió su mano para saludarla correctamente — Mucho gusto, señorita Riveria.

Otra cosa a resaltar, era la palabra "señorita".

Entre sus conocidos y no conocidos, nadie la llamaba así.

Muchas veces usaban "vieja", my lady", "-sama", etcétera, etcétera.

Además, era una palabra libre de impurezas, solamente genuinas intenciones amabilidad.

-- ...

Riveria tenía muchas razones para rechazar su saludo e ignorarlo, como por ejemplo, que estaba relacionado con Alfia, quien era una desterrada de la ciudad.

Otra sería que el joven llamado Bell había liberado completa hostilidad hacia ellos, e incluso les había hecho experimentar una muerte terriblemente inimaginable.

Por último, era alguien monstruosamente fuerte que no aparecía en ningún registro que ella hubiera leído.

-- El gusto es mío, Bell Cranel.

Sin embargo, pese a todos los motivos que tenía, devolvió el saludo.

Tal vez se debía a que no quería llegar a ofender a alguien que los había diezmado con tan solo instinto asesino.

Si llegara a molestarse, bien podría destrozar a todos sus ami—

"No..."

Riveria negó esa posibilidad de inmediato.

"No se ve como ese tipo de persona"

Era más que nada un presentimiento, pero por alguna razón, no dudaba en que fuera verdad.

A centímetros de tocar la mano de Bell, alguien interrumpió.

*¡Slap!*

La mano de Bell fue rechazada por un golpe de Lefiya.

-- ¡Sucio humano...! ¡¿Quién te crees que eres como para osar tocar a Riveria-sama?!

Junto al grito de una molesta Lefiya, los corazones de sus compañeros se detuvieron por un segundo.

Giraron sus cuellos robóticamente, mirando con ojos en blanco a Lefiya quien se había dejado llevar por sus costumbres Élficas.

Tal vez ella no estuviera tan apegada a tales costumbres, pero era imposible quedarse sin hacer nada cuando su princesa estaba por ser tocada por un humano.

-- ¡Riveria-sama es una princesa! ¡Un simple humano como tú no puede esperar a ser digno de siquiera estrechar su mano! ¿Sabes lo que estabas por desencadenar? ¡Poner a todos los Elfos del mundo como tus enemigos!

"Alguien por favor calle a Lefiya..." — Finn estaba formando una sonrisa seca, preocupado de lo que podría suceder.

-- Oh... — Bell, quien se había mantenido en silencio, abrió los ojos ante esa revelación.

"Enemigo de todos los Elfos..."

Eso sonaba genial, al menos para él.

"Oye Treyni, ¿qué tan probable es que suba de nivel sí me enfrento a todos los Elfos del mundo?"

"¿Bromeas? Sería un insulto si no subieras de nivel, al menos eso pienso"

"Ya veo..."

Su corazón comenzó a acelerarse, aumentando la emoción que lo invadía poco a poco.

Pero ya se había precipitado bastante, así que primero lo confirmaría.

Ignoró a la furiosa Lefiya, que segundos después había quedado pálida al darse cuenta de cómo había actuado, y se dirigió a Riveria.

-- ¿Es eso cierto? — preguntó seriamente.

Solo necesitaba un "Sí, es cierto" para poder actuar.

Sería algo muy bajo de su parte, pero era un sacrificio que estaba dispuesto a dar.

En el momento que lo confirmara, aquí, frente a ojos de todos, la abrazaría. Por supuesto, sería algo muy grosero y vulgar de su parte, pero ya lo compensaría con lo que Riveria le pidiera.

Para el ansioso Bell, la respuesta fue:

-- Claro que no.

La linda sonrisa de Riveria seguida de crueles palabras que le rompieron el corazón.

-- Disculpa a Lefiya, suele decir cosas incoherentes cuando está nerviosa. Nada que salga de su boca en ese momento debe ser tomado en cuenta.

Incluso Riveria misma no sabía por qué estaba negando la innegable verdad de que en realidad sí podría pasar la escena donde todos los Elfos se volvieran enemigos de Bell.

Solo sentía esa necesidad de negarlo firmemente, como un sexto sentido que le guiaba hacia la supervivencia.

-- Vaya, qué pena...

Su guardia no bajó incluso cuando Bell fue rodeado por una aura deprimente mientras guardaba la hoja con todos los autógrafos en su traje.

Parecía seriamente deprimido, incluso su lindo rostro se distorsionaba con rasgos tristes. ¿A caso había hecho bien negar lo anterior? Claramente, sí.

Justo cuando quería decir algo para sacarlo de ese estado emocional, Bell sacudió toda esa mala vibra en cuestión de un segundo.

Su sonrisa y su rostro calmado habían regresado, ahora viéndolos nuevamente.

-- Bueno, qué se le puede hacer — murmuró — De todas formas, ahora que ya tengo sus firmas, es hora de pelear.

De hecho, mientras él decía eso tranquilamente, Riveria volvió a sentir el pánico anterior cuando experimentó su propia muerte.

No solo ella, sino que todos los demás se pusieron igual de tensos.

-- ¡Oh, es verdad! Todavía no nos saludamos correctamente — Bell volvió a cambiar de tema, restándole importancia al enfrentamiento — Señorita Riveria, ahora sí puedo tomar su mano.

Daba la sensación de ser alguien muy educado, pero terriblemente sin tacto.

Tal vez sí podía sentir la tensión entre ella y sus compañeros, pero era muy seguro que simplemente lo pasara por alto mientras nuevamente extendía su mano para saludarla.

Sin nada qué hacer, nada para decir o nada para pensar, Riveria se limitó a extender su mano para responder el saludo.

Habían empezado con el pie izquierdo, y por mas rara y cambiante que fuera la situación, Riveria entendió que Bell no era un mal chico.

En ese momento—

-- ¡¡Ya tuve suficiente!!

Alfia tomó del brazo libre a Bell y lo jaló mucho antes de que siquiera pudiera tocar la mano de Riveria.

-- Bell, ¡¿a caso olvidaste que esta es nuestra primera cita?! ¡No permitiré que pelees, no hoy!

Alfia encaró a Bell, como una madre corrigiendo a su imperativo hijo.

Señalándolo con su dedo índice, ella se quejó de que la estaba dejando de lado en el día que se suponía que seria el centro de atención para él.

¡Incluso se había arreglado meticulosamente para eso!

Nadie, o ninguna mujer estaría feliz de que su pareja, o cita, ignorara ese hecho y las dejara de lado.

"Además..."

El ceño de Alfia se frunció lindamente.

"... No quiero que toque a ninguna otra mujer, mucho menos a esa Elfo"

Sus celos aumentaban al igual que su puchero mientras miraba con una furia adorable al insensible Bell.

-- A-Ah... supongo que tienes razón, lo siento, me dejé llevar.

Él sonrió torpemente, lo que hizo que su frío corazón de derritiera en menos de un segundo.

Sus mejillas se tornaron de un lindo tinte rosa, luego desvió su mirada mientras murmuraba "tonto conejo" hacia Bell.

Sí, estaba enojada, pero de hecho, había escuchado muy valiosa información mientras Bell conversaba con los hijos de Loki.

"Él dijo que esa Elfo era la segunda mujer mas hermosa que conocía, entonces, eso quiere decir que yo..."

Su cuerpo se estremeció de solo pensar en esa posibilidad.

Por supuesto que estaba enojada, celosa, furiosa, molesta e indignada por la forma en que Bell elogiaba a otra mujer, pero...

"¿Soy la primera...?"

*¡Ba-dump, ba-dump!*

Como una doncella enamorada, su pecho saltó por emoción da la simple teoría de que así fuera.

Si era de esa forma, bueno, a ella no le molestaría perdonar la infidelidad visual y verbal de Bell esta vez sí le daba un beso a cambio.

-- Vámonos, no quiero desaprovechar este día más de lo que ya lo he hecho.

Pero por supuesto, se lo pediría en privado.

Tal vez y ese beso pasaba a algo más íntimo y candente, lo que ciertamente no le molestaría.

-- E-Está bien.

Él no se resistió e hizo caso, entonces Alfia tomó su brazo derecho y lo rodeó con los suyos, al igual que una pareja de enamorados caminando por el parque.

-- ¡Cierto! — Bell miró sobre su hombro — ¡La pelea se pospone debido a mi cita con mi tía, pero no se preocupen, mañana voy a su sede para poder combatir! ¡Nos vemos!

Se dirigió a Finn y los demás, que seguían tan quietos como en un principio.

No obtuvo respuesta, pero tomó su silencio como un "está bien", entonces, lentamente se alejó junto a Alfia.



X X X



La espalda del chico llamado Bell Cranel desapareció de su vista en cuanto giró en una esquina junto con Alfia, fue entonces que Finn habló.

-- Tendremos que considerar cambiar la localización de la sede.

Con un tono que dejaba en claro que no bromeaba, dijo eso.

Los demás asintieron de forma inconsciente.

-- Finn, debemos avisar a Loki sobre Bell Cranel. Se debe hacer una reunión con el jefe del Gremio y dictar un juicio.

De los únicos entre ellos, Riveria fue la que pudo formular un plan a seguir.

El Hobbit asintió, dando vuelta sobre sus talones y caminando hacia la <Mansión Crepúsculo>.

Riveria, Gareth, Bete, Tiona, Tione, Lefiya y Aizu siguieron detrás de él.



X X X



5 horas después.

El crepúsculo estaba descendiendo, iluminando la ciudad de un rojo claro.

Después de haber paseado por los lugares mas atrayentes de la ciudad, haber ido a almorzar a un café, visitar el distrito comerciante en busca de accesorios para recuerdos y finalmente escapar de un beso que Alfia exigía, Bell se encontraba en el último lugar que visitaría este día.

Por supuesto, librarse de Alfia había sido difícil, pero a cambio del beso en los labios, le había ofrecido 10 en las mejillas.

Aunque uno de esos 10 besos tuvo que ser en el cuello, cosa que lo puso muy nervioso cuando el lindo gemido de Alfia había salido.

-- Finalmente, estamos aquí.

De todos modos, gracias al sacrificio que hizo, su tía había aceptado dejarlo salir por máximo 3 horas, justo para que llegara a tiempo a dormir con ella.

Y ahora mismo, lo que tenía frente a él, era un inmenso portón de madera.

El lugar era como una fortaleza, rodeado por grandes murallas de concreto y guaridas en cada cierto punto.

"¿Y ahora qué? ¿Esperamos a que alguien abra para colarnos?"

Treyni sonaba impaciente, como si estuviera a la espera de ver algo interesante.

A su pregunta, Bell sonrió.

"No seas tonta, en casos como estos, uno siempre debe optar por lo tradicional"

"¿Y lo tradicional es...?"

La sonrisa se amplió de mejilla a mejilla, mostrando ligeramente sus dientes.

-- Tocar.

Al instante, golpeó justo en medio del portón de doble puerta.

*¡¡Baam!!*

Las inmensas puertas dobles de madera salieron volando hacia el interior

El polvo se elevó, los estruendosos ruidos de la madera siendo despedazada adornaron el espacio antes silencioso.

Caminando e ingresando a territorio enemigo, Bell invadió la sede de la <Familia Freya>, el <Folkvangr>.

Frente a él se presentó un inmenso mar color verde, y sobre este, grandes cantidades de guerreros que luchaban antes de que él llegara.

Justo ahora todos los ojos; incrédulos, sorprendidos y furiosos; lo miraban.

-- Lamento la intromisión.

Con una sonrisa llena de emoción, Bell desenfundó su <Espada Corta>.

Un todos contra uno comenzó.

To be continued. 



Fin.

Como notaron, decidí simplemente mencionar lo que pasó en la cita con Alfia y Bell, por qué? Bueno, simplemente porque Bell todavía no ve de forma romántica a Alfia. 

Una cita no es una cita si el amor no es por ambas partes, me entienden? Lo que quiero decir es que el capítulo de la cita será cuando Bell ya decida sobre sus sentimientos con Alfia. 

Para meter romanticismo hasta por las orejas. 

En fin, cómo estuvo el capítulo? Sinceramente, lo sentí flojo, como si le faltara algo. Ah, F por Ouka XD. Tal vez me desquité con él por un fanart +18 que vi de él con Anna (la de Ryuu Gaiden). 

De todos modos, les dejo los buzones.

Buzón de sugerencias: 🧐🍷

Buzón de halagos: 😎👊🏻

Buzón de quejas: 😔👊🏻

Buzón de amenazas: T.T 

Buzón de dudas: 🤔❓

Por mi parte es todo, nos vemos para el próximo viernes 👋🏻

Barrita fuera, Bye Bye, 7 mil palabras.

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