Capítulo 14: Consecuencias.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Hola norteños, los extrañé .-. 

Hey, ha sido un tiempo, eh. Espero que ya hayan conseguido novia, virgos. 

No daré tantas excusas, solo diré que Game of Thrones fue un vicio pasajero. Por cierto, ojalá que Sansa muera de una puta vez. 

Ahora, por otro lado, les traigo este cap de 8700 palabras. Lo sé, son poquitas, pero no me gusta alargar demasiado los capítulos de historias que no sean la de buscando un recuerdo. 

Ahora sí, sin mas demoras, lean y disfruten. 

Recuerden que esta historia termina en el capítulo 20, mas u menos. 

Tía x Sobrino = amor heterosexual.

.

.

.

<Mansión Crepúsculo>.

No era conocimiento general, pero el simple hecho de ser conocido por los ejecutivos de la <Familia> daba a entender la gravedad del asunto.

Lo era aún mas si los mismo ejecutivos, valientes y fuertes aventureros reconocidos por todo Orario, se mantenían en alerta máxima y completamente paranoicos ante la llegada de ese temido "ser".

Aquel joven de cabello blanco que con solo sed de sangre pura los había hecho ver sus propias muertes.

Ese chico que había dicho vendría a visitarlos para una pelea amistosa.

'No duerman, y de ser necesario, empuñen sus armas incluso si están comiendo' — había dicho Finn.

La tensión era alta, y esta solo aumentaba con el paso de cada segundo que pasaba y Bell Cranel no se presentaba.

Había sido hoy en la tarde cuando tuvieron, para ellos, el desafortunado encuentro con Bell y Alfia, y el primero dejó muy en claro que los visitaría para un combate amistoso.

Un combate al que claramente no se podrían negar. Las únicas respuestas eran un sí, o un sí.

Debido a eso, cada ejecutivo de la <Familia Loki> se mantuvo despierto incluso cuando el reloj dio las 00:00 am.

Al final, Bell Cranel no asedió la <Mansión Crepúsculo>.



X X X



4:33 am, habitación de Finn Deimne.

Un silencio absoluto se cernió sobre la habitación.

Entre las decoraciones tapizadas y armas, Finn, alias <Braver>, mantuvo una postura sentada sobre la orilla delantera de la cama.

Su mano derecha sujetaba firmemente su gran lanza dorada, y la izquierda portaba una pequeña daga de obsidiana.

"No viene..." — pensó.

Finn estaba entrando en una etapa de ansiedad, su rostro distorsionado por el suspenso de no ser atacados fungía como prueba principal.

El día había cambiado al siguiente, sin embargo, Finn no se atrevió siquiera a parpadear.

Sus sentidos eran tan agudos como los de una gacela en medio de una verde y extensa pradera.

"¿Por qué no viene?"

Sus pensamientos volvieron a cuestionar la ausencia del chico que los había abrumado con solo sed de sangre.

No era una posibilidad de que se hubiese olvidado de ello, después de todo él mismo había declarado seriamente que los visitaría y retaría en un 1 vs todos.

Que fuera a lado de Alfia, mientras esta rodeaba uno de sus brazos, le daba la suficiente certeza de que no estaba fanfarroneando.

"¿Pasó algo...? No, solo un milagro podría detener a ese chico"

Finn nunca pensó que le dolería la cabeza de solo pensar en una sola persona, si es que se le podía considerar a ese chico como una persona.

-- ....

En completo silencio, el tiempo transcurrió lentamente.

Segundos pasaron a minutos y minutos a horas, y aún así, Bell nunca llegó. Sin embargo, Finn no cerró sus ojos por ningún motivo.

Se mantuvo alerta en espera de una emboscada, una que nunca llegó.



X X X



Esa noche, larga e interminable, nadie pudo mantenerse mentalmente estable o siquiera dormir un par de minutos.

Aizu seguía con las secuelas de una muerte imaginada, lo que la puso en un trance dentro de sus pensamientos.

Su confiable estoque, <Desesperate>, se mantuvo empuñado en cada momento. Algo que ella no podía creer, fue que el extremo de su arma temblaba ligeramente.

Ella se mantuvo despierta de pie junto a la ventana de su habitación, observando hacia el exterior mientras pensaba en la extraña y familiar sensación que experimentó al estar frente a ese chico.

Mientras lo esperaba, se preguntó si el poder espiritual que había sentido fue solo su imaginación.

"Madre..."

Debía serlo, de otra manera, no encontraba una forma en que hubiese alguien más, aparte de ella misma, que pudiese usar magia espiritual.

En la mas remota casualidad, si ese chico era portador de magia espiritual como la de ella, entonces—

"¿Quién eres?"

¿Por qué se había presentado hasta ahora? ¿Dónde había estado todo este tiempo? ¿Cómo fue que se hizo tan fuerte?.

Aizu deseaba saberlo y, de ser posible, adquirir una fuerza como la de él.

Si eso llegase a suceder, entonces—

"Madre..."

Existía la posibilidad de volverla a ver.



X X X



La sensación de no querer dormir, querer dormir, no poder dormir y dormir pero despertar al instante; todo eso al mismo tiempo y momento, era una sensación que Bete Loga no le deseaba ni a su peor enemigo.

Incluso después de haber pasado varias horas desde su encuentro contra aquel cazador de su especia, sus instintos de hombre bestia seguían alertas.

Su pelaje estaba erizado y sus orejas de movían ante cualquier sonido que captasen, aún si se trataba de un simple soplido colándose por la ventana.

-- ... Maldita sea.

Bete maldijo con gran rabia impregnada en sus palabras.

No solo estaba siendo atormentado por el miedo natural que sus instintos sentían ante la presencia de aquel cazador, era de la misma manera con la impotencia que sintió y sentía al ser sometido y usado de tapete con tanta facilidad.

Bete soltó un suspiro tembloroso.

Eran alrededor de las 4:00 am, pero el cazador seguía sin aparecer. El pensamiento "seguro se le olvidó" nunca pasó por su mente.

"En realidad, es obvio si lo piensas"

Bete sabía muy bien lo que estaba pasando. La razón por la que el cazador no se presentaba.

"El cazador está cazando..."

Crear tensión, suspenso y terror sin siquiera estar presente, eso era lo que el cazador estaba haciendo.

Por eso, para Bete Loga no era exagerado tener equipadas sus <Frosvirt> y tener diversas dagas mágicas en sus bolsillos.

Su instinto de hombre bestia le gritaban que claramente él era la presa, y pese a saberlo de antemano, estaba listo para luchar contra el cazador, incluso si era la presa y al final moría como una.

"Qué esperas, muéstrate de una jodida vez, bastardo"



X X X



La fragancia natural de la flora adornó la habitación, sin embargo, no fue suficiente para eliminar la ansiedad que Riveria Ljos Alf estaba experimentando.

Ella, a diferencia de los paranoicos de sus compañeros, no estaba sufriendo debido a la ausencia de Bell Cranel.

"No..."

De alguna manera que ella misma no entendía, sabía que Bell Cranel no haría algo tan bajo como ponerlos en un estado de alerta falso.

"No... por favor"

Por eso mismo es que no presentaba angustia alguna ante la no llegada del chico de cabello blanco.

"Por favor, detente..."

Ella, a diferencia de los demás, si podía dormir.

"Ya no... deja de..."

Ella, a diferencia de los demás, no estaba experimentando algo tan suave como la paranoia.

"Te lo suplico, por favor..."

Acostada sobre el suave colchón de su cama, el rostro de Riveria mostró ligeras gotas de sudor.

"Deja de matarme..."

Sus pensamientos volaron al momento que sus párpados se abrieron. La habitación era oscura, y lo único que su vista enfocaba borrosamente era el techo de madera barnizada.

Las pupilas verde jade temblaron alborotadamente. Podía sentir pesados jadeos asustados emerger de entre sus suaves y refinados labios.

-- .... Y-Ya, por favor, para.

Su cuerpo temblaba.

Había despertado de esa pesadilla por centésima vez. Otra vez, su cabeza había sido cortada por aquel chico.

Era decapitada, una y otra vez, como si estuviese en un bucle sin escapatoria.

La sangre emergía de su cuello tal fuente en el centro de un parque bajo el atardecer. Todo era de un rojo oscuro, uno que ascendía y caía sobre su cabeza rodando en los adoquines del suelo.

Sus ojos, abiertos en su totalidad, enfocaban el rostro frío e indiferente del chico que le miraba hacia abajo desde la altura.

Ojos del mismo color que la sangre que manchaba su hermoso cabello verde jade.

-- Por favor...

Riveria sollozó en silencio, apretando las sabanas que le arropaban mientras su cuerpo temblaba.

-- Te lo suplico... para.

No creía que fuera patético despertar asustada 5 minutos después de caer en el mundo de los sueños, incluso si en ese crudo despertar sus ojos liberaban gotas cristalinas que se deslizaban por sus mejillas.

"Debo verlo, solo así se detendrán estas aterradoras pesadillas..."

Lo que sí creía era que las pesadillas que actualmente la atormentaban no se detendrían hasta que tuviera una plática con el causante de estas.

Necesitaba hablar con él; hacerle entender a su débil y atormentado corazón que el joven de cabello blanco no era una amenaza para ella.

-- De otra forma, no podré dormir por el resto de mi vida...

Riveria llevó ambas manos a su pecho, tratando de disipar la punzada de dolor. Tomó aire, el suficiente para controlar el temblor que la acosaba.

Luego, intentó una vez más conciliar el sueño.

-- ¡¡...!!

5 minutos después, despertó de la misma forma.

Aterrada, temblando, sollozando.



X X X



La luz azul pálida de la luna se coló por la ventana acompañada por la brisa, otorgando un ambiente fresco a la habitación de las gemelas Amazonas.

Tione, quien se recargaba sobre el marco de madera de la ventana y observaba hacia el exterior, soltó un suspiro tembloroso.

-- ... Qué frío.

Eran las 6:00 am.

A Tione se le hacía raro que su aliento fuera visible, demostrando que su cuerpo estaba helado. Era raro, se suponía que ella estaba en el Lv. 5.

No era algo normal presentar escalofríos por una simple brisa colándose por la ventana abierta.

"¿Qué me pasa...? Es como si tuviera miedo"

Mientras vigilaba y pensaba, Tione viajó al pasado.

Hace muchos años, en el territorio de la gran Telskyura, la tierra de las Amazonas.

Ese recuerdo, sangriento y desesperante, fue comparado por su inconsciente con el recientemente experimentado a manos de aquel chico.

La sensación de sus entrañas emergiendo de su estómago y cayendo a los adoquines de concreto la hicieron estremecerse.

-- Maldición...¿cómo puedo estar temblando por eso?

Tione reforzó el agarre de su mandíbula. Sintió que sus dientes podrían agrietarse en caso de no detenerse, pero el simple hecho de comenzar a temblar con mas intensidad al dejar de hacerlo no le permitía ese lujo.

Había algo llamado instinto de supervivencia, y esa muerte ilusoria causada por sed de sangre pura desencadenó ese instinto de supervivencia de forma prolongada.

Solo bastaba el recuerdo, solo eso y el cuerpo de Tione comenzaría a temblar.

-- En ocasiones como esta te envidio, tonta hermana.

Aún temblando ligeramente, Tione miró hacia atrás por encima de su hombro. El fondo de la habitación entró en su campo de visión.

Ignoró cualquier decoración u otra cosa que no fuera el lado derecho al costado de la pared, donde estaba una durmiente Tiona sobre su cama.

Su rostro estaba tan sereno, y parecía estar teniendo un gran sueño.

"¿Cómo puede estar tan tranquila?" — Pensó Tione.

No tenía idea del tipo de muerte que había experimentado su hermana menor debido a que nadie tuvo la fuerza de voluntad y estabilidad mental para explicarla con palabras, pero estaba segura de que fue todo menos lindo.

Después de todo, incluso Tiona no quiso hablar sobre la muerte que experimentó. Se mantenía calmada y sonriente, pero nunca se atrevió a mencionar algo de su muerte ilusoria.

Mirando a la dulce y tierna Tiona, Tione curvó sus labios en una ligera sonrisa.

"Supongo que estás esforzándote en no pensar sobre ello, ¿cierto, hermanita?"

No podía estar segura de lo que pasaba por la mente retrasada de su hermana, pero el simple hecho de que Tiona estuviese durmiendo mientras abrazaba a su confiable <Urga> demostraba que no se tomaba a juego la prosa visita de aquel monstruo con forma humana.

Y era justo como ella pensaba, Tiona simplemente se esforzaba en no pensar sobre el encuentro con aquel chico.

-- No te preocupes, pase lo que pase, te protegeré.

Susurrando suavemente, Tione regresó su atención hacia el exterior de la mansión, esperando el asedio del conejo.

Uno que nunca llegó.



X X X



-- ¡B-Bastardo... suéltame!

La voz de Lefiya nadó por la habitación.

Eran las 6:30 am, y actualmente estaba acostada sobre el cómodo y suave colchón de la cama, murmurando mientras fruncía ambas cejas.

-- ¿Eh? ¡N-No me amarres tan fuerte, estúpido conejo!

Elfi, quien compartía habitación con Lefiya, no tenía ni la mas mínima idea sobre qué hacer. Sus mejillas se mantenían calientes y manchadas de un lindo rosa por las barbaridades que la Elfo gritaba constantemente.

-- ¡Podrás tener mi cuerpo, pero jamás mi corazón!

Ni siquiera el dios de la sabiduría podría imaginar el tipo de sueño que estaba teniendo.

Pero algo era seguro, que cierto chico de cabello blanco estaba altamente relacionado.



X X X



Se escuchó un rechinar.

No era el de la puerta, mucho menos el de una ventana siendo abierta.

Era ese rechinado obsoleto y antiguo, uno similar al de la madera crujiendo por el paso del tiempo.

-- Haah, que martirio nos estás causando, chico.

Gareth, balanceándose en la antigua silla mecedora de su habitación, dio un largo trago a su tarro de cerveza.

Las cortinas de su habitación estaban agarradas hacia ambos costados, permitiendo que el exterior fuese visible.

Los ojos cansados del Enano observaron la tranquila noche estrellada mas allá del cristal de su ventana.

La silla siguió balanceándose.

-- Termina esto de una vez, este anciano no goza de la paciencia como privilegio.

Con una sonrisa seca y una de sus manos en su frondosa barba, Gareth soltó con gran simpleza.

-- Deja de torturarnos, solo hazlo y ya.

Esa noche, larga y desesperante, Gareth terminó todas sus reservas de alcohol. Mismo qué le ayudaba para despejar la mente, y así no pensar en la muerte ilusoria de esa tarde.

Sin embargo, por más alcohol que consumió mientras se mantenía a la espera, el amanecer llegó y aquel chico no.



X X X



Al día siguiente, 6:00 pm.

-- ¡¡¿Por qué no viene?!!

Ambas manos de Finn azotaron la superficie de su escritorio.

Todos los ejecutivos estaban en la oficina del capitán, observando con ojos en blanco la paranoia y pánico extremo de <Braver>.

-- ¡Dijo que vendría, lo dijo! Lo dijo, ¡¿verdad, Gareth?!

-- Bueno, si lo—

-- ¡¡¿Entonces por qué no viene?!! ¡Me está volviendo loco, mi cerebro no deja de formular estrategias para un enemigo que ni siquiera se ha molestado en presentarse! ¡No he podido dormir! ¡¿Qué es eso de mandar a dormir a toda la <Familia Freya> y después desaparece sin ninguna explicación?! ¡¡¿Lo hace a propósito, lo hace?!! ¡¿O será que se apiadó de nosotros y se conformó con apalear a la <Familia Freya?! ¡¡¡NO LO ENTIENDOOOOOO!!!

Gareth, Riveria, Aizu, Bete y las hermanas Amazonas se quedaron en completo silencio.

Incluso al estar presenciándolo, no podían creer que Finn, apodado <Braver> y digno capitán de la <Familia Loki>, hubiese perdido la cordura.

Claro, no lo culpaban, después de todo ellos estaban igual o más traumados que el pobre Hobbit paranoico.

-- Además, ¡¿qué es eso de escapar después de ser puesto bajo la custodia de la <Familia Ganesha?! ¡¿A caso cree que todo es un juego?! No puede ser cierto, ¡¿cierto?!

Finn continuó despotricando, desahogando hasta la ultima queja que tenía hacia aquel joven despreocupado.

Sin que ningún ejecutivo de diera cuenta, además de la falta de insonorización en la oficina del capitán, gran parte de los bajos niveles en la <Familia Loki> escucharon la paranoia de su líder.



X X X



Por otra parte.

-- ¡Ah, me quedé dormida!

Una sudorosa Lefiya despertó.

Rápidamente tomó una postura sentada sobre el colchón de su cama, volteando hacia todos lados en busca de su compañera de habitación.

-- ¿Eh...? Elfi, ¿qué haces en esa esquina? ¿Y por qué tienes tantas ojeras? Oye, te estoy hablando.

Lefiya fue ignorada.

Ella no entendía el raro actuar de su amiga, lo que le hizo ladear ligeramente la cabeza con un gran signo de interrogación encima.

Que Elfi abrazara sus rodillas, sus ojos estuviesen rojos e irritados por no ser cerrados y la parte baja, las ojeras, estuvieran muy marcadas mientras ella murmuraba cosas inaudibles; aumentaba la confusión de Lefiya.

-- Qué extraño — murmuró — ¡Ah! ¡¿Por qué mi pijama está desgarrada?!

La tarde terminó con un grito consternado de la hermosa hada, preguntándole a su compañera el por qué los tirantes de su pijama estaban rotos.

Sin embargo, no recibió respuesta alguna.



X X X



"Que agradable es el silencio"

Alfia estaba posando su cuerpo sobre un cómodo sofá colocado en el balcón de su habitación (que también era la de Bell), mientras bebía un poco de té y pensaba sobre su futura relación con su sobrino.

El dilema que inundaba sus pensamientos no era de un origen reciente o inesperado, era algo que llevaba años y años pensando.

"¿Soy una degenerada por amar de forma no familiar a Bell, Meteria?"

Desde hace tiempo, Alfia se sentía demasiado culpable.

Su hermana, madre de Bell, le había encargado el cuidado de su hijo con su último aliento. En cambio, Alfia se había enamorado del propio hijo de su hermana.

Lo había amado desde el primer vistazo que le dio, o el primer cruce de miradas que tuvo con el pequeño y recién nacido Bell.

"¿Tan estúpida y desvergonzada soy?" — se cuestionó.

Por supuesto, Alfia se había negado a esos sentimientos en un principio, pasando por alto la petición de Meteria y desapareciendo por un par de años.

Luchaba contra los latidos de su inestable corazón ocasionados por el recuerdo del Bell chiquito, cuya sonrisa plasmada en sus labios era genuinamente hermosa.

Un ser puro en su totalidad.

La Alfia de entonces, y la de la actualidad, creía firmemente que Bell era algún tipo de encarnación enviada solo para ella.

La encarnación de la bondad y amabilidad, una que rivalizaba con la de su hermana.

"Oh, ángel enviado desde lo alto..."

Alfia sonrió con amor.

Desde el balcón, dirigió sus ojos hacia el cielo manchado por el color anaranjado del atardecer.

Muy seguramente, mas allá de las nubes, estaba la explicación del amor que ella guardaba hacia Bell.

"Si, es cierto... Bell, te amo porque..."

Él había iluminado su mundo.

Cuando ella estaba deprimida, cuando estaba herida por la partida de su hermana. Bell actuó como un hermoso rayo de luz que barrió con toda la oscuridad que la rodeaba.

"Cuando me acuesto contigo..."

Sus mejillas se pintaron de un lindo rosa.

A su mente vinieron los recuerdos de las tantas veces que compartió la cama con Bell, usándolo como una almohada que calmaba sus mas profundos temores.

"Podría quedarme allí, cerrar los ojos y sentir que estarás ahí conmigo para siempre"

Sus entrenamientos, las horas de ducha donde ella lavaba cada parte de su cuerpo, las veces que Bell usaba toda la espuma de la bañera y la cubría en cada parte de su cuerpo, diciendo con una linda e inocente sonrisa que ahora ella se había convertido en una mujer de nieve.

"Tú y yo juntos, no hay nada mejor, Bell"

La ligera sonrisa se amplió en una bellamente encantadora.

Era, en esencia pura, la sonrisa de una mujer completamente enamorada.

"Todo el tiempo estás en mi mente, y no sé por qué, pero el sentimiento está bien. ¿No puedes verlo, Bell? Cariño, tú eres para mí..."

Alfia ya no se preocupaba por el pasado, y mucho menos cuestionaba sus sentimientos hacia su sobrino.

Sí, podía tener un sentimiento de vergüenza ante el recuerdo de su hermana, pero había decidido hace ya mucho tiempo que priorizaría los deseos de su corazón.

Por eso, Alfia estaba segura de algo.

"Estamos destinado a estar juntos"

No importaba el obstáculo que se interpusiera entre ella y Bell, estaba segura que de una u otra forma lo superaría.

Al final, esa boda y luna de miel que tanto deseaba se cumpliría.

"Un poco mas, seguiré siendo paciente un poco más"

De un momento a otro, sus hermosos ojos de diferente color brillaron con determinación.

"Cuando llegue el momento, Bell, espero estés listo. No me contendré, te vas a enamorar de mí, lo prometo"

La linda sonrisa se transformó en una ferozmente atractiva. Su piel clara mezclada con el rosa de su sonrojo le dio un plus a su ya increíble belleza.

-- Alfia-sama.

En ese momento, Haruhime entró al balcón.

-- ¿....? Haru, lo siento, no te esperaba. ¿Llevas tiempo ahí?

Alfia fue traída de vuelta a la realidad, entrando en un ligero trance antes de contestar a la recién llegada.

-- Oh, no se preocupe.

Haruhime, en cambio, sonrió cálida y amablemente. A paso ligero, se colocó justo al costado derecho del sofá donde Alfia reposaba.

Con la misma sonrisa amable adornando sus labios, Haruhime murmuró.

-- Estaba pensando en Bell-sama, ¿cierto?

-- ....

-- Por eso, no hay ningún problema. Bell-sama causa ese efecto, supongo.

Hubo un corto silencio, uno donde Haruhime enfocaba su mirada en el ocaso mas allá del balcón de la habitación; y donde Alfia se notaba ligeramente avergonzada y sonrojada.

Después de ese corto silencio, Haruhime habló una vez más.

-- Hablando de Bell-sama, Alfia-sama, me temo que traigo malas noticias sobre él.

-- ¿...? Qué es? Suenas ligeramente molesta.

-- Verá...

La felicidad que antes irradiaba todo el ser de Alfia fue desapareciendo conforme la historia de Bell siendo arrestado por la <Familia Ganesha> avanzaba.

Cuando Haruhime terminó de contar la información que recabó por las calles de la ciudad, el ambiente cálido y confortante se convirtió en uno helado y hostil.

La mirada en Alfia cambió, la superficie de sus ojos se plasmaron de un tono vacío y desprovisto de emociones.

Con un tono de voz seco y siniestro, murmuró.

-- Haru, trae mi arma, y prepárate, iremos a erradicar una <Familia>.

-- Fufu, será un honor hacerle compañía, Alfia-sama.

Así, con un semblante aterrador alrededor de ellas, Alfia y Haruhime dirigieron una masacre hacia la sede de la <Familia Ganesha>.

Alfia, caminado lentamente, pensó de forma tétrica.

"Que les quede claro que si llego ver una sola lágrima tocar su mejilla, traeré mil infiernos a sus vidas"



X X X



La tarde estaba cayendo.

Mas allá de las murallas, detrás de las montañas en el poniente, el sol comenzaba a ocultarse, dando vida a un bello atardecer.

Bajo los rayos solares del ocaso, Bell Cranel transitaba las calles de la gran ciudad. Vestía su traje habitual, y en su mano derecha cargada una fritura de papa.

Un Jugamaru-kun.

Su apariencia; un traje similar a los de la nobleza y una espada corta en su cintura, le daba la similitud de un caballero de la realeza.

Pero en realidad, pese a tener un aura noble a su alrededor, y atraer las miradas de muchas jóvenes mujeres, Bell era un fenómeno de la sociedad.

Alguien muy educado, pero carente de sentido común.

Con ojos tranquilos y mejillas regordetas por el Jugamaru-kun, Bell murmuró suavemente.

-- Oye Treyni, no sé por qué, pero siento que olvido algo importante.

Una extraña sensación lo carcomía.

Tenía en él el más leve sentimiento de haber pasado por alto algo que tenia en su lista de pendientes, sin embargo, no lo recordaba.

Por eso, recurriendo a su confiable y amigable secretaria espiritual, consultó un recordatorio de la semana.

"Hmm, no lo sé. Pero hey, si lo olvidaste significa que no era tan importante"

-- ....

Bell quedó en un corto silencio.

También se le había olvidado que su compañera era una completa idiota, una cuya seriedad se encontraba en escasos momentos.

De hecho, no recordaba un momento en el que Treyni hablara seriamente desde que lo entrenó para poder manejar el poder espiritual.

Bell pensó un poco sobre la idiotez de su compañera, segundos después, formó una ligera sonrisa y comentó.

-- Tienes razón.

Que Treyni fuera una idiota no significaba que estuviese equivocada.

Su respuesta era, esencialmente, correcta.

Si eso "importante" que presentía haber olvidado se le olvidó, solo significaba que no era tan importante como lo pensaba.

Fue por eso mismo que dejó el tema de lado y sacó uno de mucha, muuuuuuucha, mayor importancia.

-- Bueno, a pesar de haber recorrido media ciudad, aún no la encuentro. Qué raro, ¿a caso la tierra se la tragó? De ser así, espero esté preparada para sufrir las consecuencias por haber lastimado a mi futura amada.

"Bell, ¿qué carajos estás diciendo?"

Si Treyni tuviese forma física, definitivamente su cara estaría inundada por la incredulidad mientras sus ojos verde jade se tornaban completamente blancos.

A su incredulidad, Bell respondió.

-- Solo digo, ¿por qué sigo sin encontrarla? Hemos visitado tanto locales que apenas los recuerdo.

"Tal vez la asustaste demasiado y está huyendo de ti"

Treyni habló con total despreocupación, soltando la bomba sin siquiera preguntarse si Bell la soportaría o no.

Y como era de esperar, el corazón del inocente conejo crujió con armonía suelta a sus rodillas colapsando contra los adoquines de la calle.

-- ¡¡¿Q-Q-Q-QUÉ?!!

Bell entró en shock por la impactante información recibida de Treyni.

No podía creerlo, o más bien, no se veía capaz de hacerlo.

¿Asustar a su alma gemela? Arrancarse la cabeza y ofrecerla a los dioses no era suficiente como disculpa.

-- ¿Pero qué he hecho...? — preguntó Bell a forma de murmullo.

El lamento era notorio en su voz, sin embargo, lo que más había en ella era el arrepentimiento.

Ahora que se ponía a recapitular, estaba bien en claro que había sido un tanto intenso al estar frente a su tan anhelada alma gemela.

A la mujer que le haría compañía por el resto de su vida.

"¡¡¿Por qué soy tan estúpido?!!" — se recriminó.

Su corazón dolía. El simple hecho de llegar a hacerle algo no debido a su alma gemela le partía el corazón.

"Debo ser más cuidado y reservado. No puedo echar a perder esta oportunidad, no después haber esperado mas de 10 años"

"Bell, a caso tú..."

"Lo he decidido, iré con más calma. Precipitarse solo me llevará a un terrible fracaso, he de comenzar con cosas sencillas; regalarle un ramo de rosas, por ejemplo. Sí, necesito actuar serenamente y ganarme su corazón de la forma en que Bell Cranel lo haría"

Treyni no creía lo que estaba presenciado.

Era, en esencia pura:

"Este desarrollo de personaje, sin palabras" — Treyni estaba maravillada.

Un increíble crecimiento de madurez y razonamiento en cuanto a cuestiones del amor se trataba.

El coeficiente de Bell se había adaptado a la irregular situación de un Bell sin escrúpulos, haciéndolo evolucionar como en el pasado cuando se enfrentaba a situaciones de vida o muerte.

Esto era Bell Cranel, un prodigio en todo el sentido de la palabra. Desde técnicas y magias, hasta perfecta educación y temas de amor.

"Andando, primero regresemos a mi juicio. El plan "conquistar a mi alma gemela" comenzará después cumplir mi sentencia"

"Bell, no te lo he dicho, pero en serio, no dejas de sorprenderme"

"Gracias, sé que soy verdaderamente impresionante"

"Por favor recuérdame no elogiarte de nuevo"

El chico se levantó de los adoquines de la calle y, una vez mas, reanudó su caminar.

Había ignorado todas las miradas intrigadas que estaban por encima de él, ya que posiblemente lo estaban tachando de rarito por haber hecho una escena melodramática a media calle y después regresado a la normalidad como si nada hubiese pasado.

No le tomó importancia ni a las jóvenes que le miraban con mejillas sonrojadas. En este momento, solo se enfocaba en llegar a su destino:

La sede de la <Familia Ganesha>.

"Por cierto Treyni, ¿qué opinas de mi alma gemela?"

"No me preguntes Bell, yo soy Team Alfia hasta el final"

"... ¿qué?"



X X X



-- ¡C-Corraaaaaaaaaan...!

-- ¡¡S-Son unos monstruos, huyan, huyan por sus vidas!!

-- Oye idiota, ¿dónde están tus modales? ¡¿No ves que son muy hermosas?!

-- ¡¿Qué mierda estás diciendo, José?! ¡La sede está en llamas! ¡Que sean hermosas no les quita lo aterradoras que son!

Sergio gritó con furia a su amigo de tez morena.

-- Hmmmm, cierto, cierto..... ¡¡¡COOOOOOOORRAAAAAAAAAAN!!!

La sede de la <Familia Ganesha> ardía entre las abrasadoras llamas.

Muros cayendo, habitaciones derrumbándose, gritos desentonados impregnados con terror y agonía; todo se mezclaba en una armonía mortal.

En el centro de ese caos:

-- Lo preguntaré una vez más, ¿dónde está Bell?

La silueta de Alfia emergía de entre la cortina de humo y polvo.

Sus ojos estaban apagados, mostrando una superficie gélida y sin emoción alguna. El sable plateado que empuñaba en su derecha incrementaba el miedo en sus víctimas.

-- ¡Ahhhhhh....!

-- ¡B-Basta, bastaaaaaa...! ¡AHHHHHHHHHH!

-- ¡¡Joaquín, nooooooooo!!

Gritos agónicos sonaron desde otro lado, uno completamente alejado de la posición de Alfia.

José y sus compañeros de <Familia> giraron por un momento hacia esa dirección, viendo a la segunda belleza causante del estado actual de su sede.

Una sacerdotisa de la muerte.

-- ¿Dónde está... Bell-sama? Lo quiero de vuelta, ahora.

El par de abanicos dorados manchados con sangre mandó un escalofrío a la columna de José y sus compañeros.

La sacerdotisa de la muerte había sido tan cruel mientras los cortaba sin emoción alguna en su bello y tranquilo rostro.

Sus ojos, al igual que los de Alfia, carecían de sentimiento alguno.

La sacerdotisa caminó lentamente hasta posarse al lado de la encarnación del talento.

Ambas emisarias enviadas por el heraldo de la muerte (sus sentimientos hacia Bell), miraron fríamente a José, Joaquín, Sergio y sus compañeros antes de torturarlos.

Los gritos de los últimos miembros de la <Familia Ganesha> resonaron por el ambiente sepulcral del lugar.



X X X



-- Hah... Haah.... Haah....

Jadeé cansadamente.

Mi cuerpo estaba cubierto por cortes, unos profundos y otros superficiales, así que mi resistencia poco a poco, al igual que mi sangre, me abandonaba.

-- Nada mal para una Lv. 5.

-- En efecto, Alfia-sama. La señorita Shakti-sama es muy fuerte.

Por supuesto, estaba segura que los cortes superficiales habían sido con esa intención desde el principio.

La única razón por la que mi cabeza seguía unida a mi cuello era porque, según las invasoras, yo aún no soltaba la información.

Débilmente moví mis labios rotos y ensangrentados.

-- Y-Yo...

Apenas podía formular palabras. El simple hecho de ejercer fuerza en mis cuerdas vocales provocaba un dolor abrasador en mi garganta.

-- No sé... donde está Bell-san...

En ese momento, un puño se hundió en mi abdomen. Mi cuerpo fue lanzado en el aire, formando una curva antes de aterrizar y rodar por encima de los escombros.

-- ¡Puaj...!

Tosí sangre, misma sangre que dudada me quedara.

-- ¿Bell...? ¿Por qué hablas sobre mi Bell con tanta libertad, mocosa?

Levanté mi cuerpo y, como pude, me puse de pie.

Incluso ya levantada, me tambaleaba hacia ambos lados ocasionalmente, como si no fuese mas que una simple borracha caminando por los callejones oscuros de Orario.

-- L-Lo... siento.

-- Claro que lo sientes. Vuelve a llamarlo por su nombre y me encargaré de aparecer en tus sueños y convertirlos en pesadillas.

Levanté la mirada, observando con temor el rostro enfurecido de la señorita Alfia. La vena marcada en su frente dejaba muy en claro lo posesiva que era con Bell.

Todo mi ser tembló ante la gélida mirada que me lanzaba.

"Ah, maldita sea, ¿tenías que escapar, en serio?"

Habíamos cavado nuestra propia tumba al arrestarlo, pero no podía negar que estaba formando un poco de resentimiento hacia Bell Cranel por haberse dado a la fuga horas después de ser puesto en la celda.

"Y para empeorar las cosas, se llevó a los niños que desobedecieron a su madre... ¿qué tipo de revolucionario te crees que eres, Bell Cranel?"

Ni siquiera yo creía que incluso en mis pensamientos dejé de llamarlo por su nombre.

Presentía que la señorita Alfia lo sabría, no sabía cómo, pero mi instinto de supervivencia me lo decía.

-- Alfia-sama.

Una voz sonó.

Era un tono tan grácil y amable, cubierto por bondad y generosidad.

Llevé mis ojos cansados y atormentados hacia el origen de esa voz. Cuando la capturé en el campo de mi visión, nuevamente temblé.

-- ¿Si, Haru?

-- Comienzo a pensar que Shakti-sama verdaderamente desconoce el paradero de Bell-sama. De ser así, es innecesario perder tiempo con ella.

-- Ya veo, ciertamente pensaba lo mismo. ¿Qué sugieres?

-- Noqueémosla y busquemos a Bell-sama en la ciudad. Conociéndolo, ha de estar jugando con cualquier cosa que haya atraído su atención.

A pesar de estar presenciándolo, no podía creerlo.

Esa chica, Haruhime, era casi igual de aterradora que la señorita Alfia.

No llegué a pensar ni en mis más profundos pensamientos que siquiera existiera alguien que sonriera de esa forma mientras sugería terminar conmigo.

Amable, bondadosa, sincera, atenta; su apariencia gritaba todo eso y mas. Una encarnación de la inocencia.

Sin embargo, la superficie gélida sobre sus ojos verde jade causaban un inmenso terror en mí.

Ella era sigilosamente más despiadada que la señorita Alfia a la hora de infligir daño, pues se aseguraba de no causar golpes mortales con la intención de prolongar el dolor.

-- Tienes razón, es algo que Bell haría. No me sorprendería que estuviese perdido en algún callejón de la ciudad o jugando con alguna mariposa.

-- Fufu, si, Bell-sama es muy lindo cuando es distraído.

-- Lo mimas demasiado, Haru.

-- Alfia-sama, no creo que usted sea la indicada para decirme eso.

Ya no entendía nada de nada, solo que mi conciencia pronto sería apagada por las dos jóvenes mujeres que sonreían mientras comentaban cosas sobre Bell Cranel.

Intenté empuñar mi espada, pero esta se deslizó de entre mis dedos. Mi fuerza por fin había llegado a su límite.

Mis labios se movieron.

-- Supongo que... se acabó.

Observé el lento caminar de la señorita Alfia y la sacerdotisa llamada Haruhime.

Mis sentidos captaron todo como si el mundo se moviera en cámara lenta, o poco a poco se congelara.

-- Bien, es hora—

-- De que tome una siesta, Shakti-sama.

El último pensamiento que tuve fue el recuerdo de mi hermana dando una linda sonrisa. Inevitablemente sonreí débilmente.

"Arde..."

Fue justo cuando cerré mis ojos que—

-- ¿Qué significa esto, Alfia, Haruhime?

Él llegó.



X X X



Una gran llama se alzaba hacia los cielos frente a mí, que estaba a unos metros de la <Sede de la <Familia Ganesha>, o lo que alguna vez había sido su sede.

"¿Qué demonios pasó?" — pensé.

Había civiles alejándose del lugar, y podía escuchar perfectamente los gritos de pánico incrementando entre el público espectador a la distancia.

Sin poder procesar correctamente el inesperado escenario, me pregunté.

Mi cerebro analizó las pocas posibilidades causantes de una sede destruida y en llamas.

"¿Un conflicto entre <Familias? Si es así, ¿estaría bien meterme? Otra posibilidad es un levantamiento en armas interno, no creo que sea correcto decidir un bando al azar y ayudarlo... ¿qué hago?"

No tenía tiempo, pero al mismo tiempo, no tenía idea sobre cómo actuar. Tampoco podía simplemente irme y hacer como si no vi nada, no tenía tal descaro.

"Oye idiota, si lo piensas un poco con ese cerebro tuyo, la respuesta es obvia"

"¿Eh?"

Fui sacado de mis pensamiento por la irritante voz de Treyni. Ella me insultó con total libertad mientras clamaba saber el trasfondo de la situación actual.

Tratando de ocultar mi irritación, pregunté.

"¿Ah, sí? ¿Y cuál es la respuesta correcta, niña genio?"

Quise ser amable, pero mi actuación fue muy pésima. Treyni sería muy tonta si no detectaba el sarcasmo en mi tono de voz.

"Hhmp, idiota. No es cuál, es quiénes"

"... ¿Eh?"

"Solo pasa y lo sabrás, trata de no molestarte"

No la estaba entendiendo del todo bien, como era de costumbre. Treyni tendía a dar respuestas que en realidad no eran respuestas, algo muy difícil con lo que tuve que lidiar.

Sin embargo, ignorando mis sinceros pensamientos, hice caso a la sugerencia que me dio.

Lentamente caminé hacia el interior de la sede en llamas.

En el transcurso de mi camino me encontré con muchos bultos de carne tirados a los costados del camino, si es que podrían llamarse camino, y si es que podrían llamarse bultos de carne.

Eran, en realidad, personas inconscientes y en muy mal estado.

"Espera, reconozco este tipo de ataque..."

A mitad de mi avance, rápidamente me apoyé sobre una de mis rodillas y analicé las heridas de un humano de cabello negro.

La placa de identificación en su pecho deletreaban el nombre "Joaquín", pero eso no fue lo que me preocupaba.

"Cortes superficiales centrados en desangrar al objetivo.... No me digas que..."

Mis pensamientos fueron conectando los puntos, y una sensación desagradable se apoderó de mi cuerpo.

Me levanté y a una gran velocidad me dirigí hacia el lugar donde podía sentir 3 presencias, una de esas tres a tan solo unos centímetros de las puertas de la muerte.

"Todo menos esto, por favor"

Si mis miedos se convertían en realidad, verdaderamente sería el peor escenario posible.



X X X



-- ¿Qué significa esto, Alfia, Haruhime?

El tono usualmente amable y carismático de su voz desapareció.

Los hombros de Alfia y Haruhime saltaron al notarlo; sin siquiera regresar a verlo y con solo escuchar la sequedad de su voz, lo supieron.

Bell estaba molesto.

Muy pocas veces se le había visto molesto.

Las mencionadas dudaron en voltear.

-- ¿Bell?

-- ¿Bell-sama?

Alfia y Haruhime no regresaron sus miradas hacia él, si algo detestaban a morir, era ver la superficie carente de emoción alguna en los ojos rubíes cuando él se molestaba.

Aún así, ambas tuvieron que voltear a mirarlo.

Girando lentamente, mostrando nerviosismo en sus miradas, encararon al chico cuyo rostro mostraba irritación por el escenario.

Cuerpo apilados, salpicaduras de sangre, escombros y armas rotas.

-- ¿Qué significa esto? — volvió a preguntar Bell.

Las miró a ambas.

Alfia y Haruhime solo pudieron tragar saliva ligeramente.

No sentían miedo hacia la sofocante presión que emanaba de su cuerpo, ni por la frialdad con la que entonaba sus palabras.

Sentían miedo, o mas bien temor, por como reaccionaría.

-- ... Te vinimos a buscar, Bell.

Finalmente, después de dudar un poco, Alfia respondió cautelosamente.

Le habían dado la espalda a la ya casi inconsciente Shakti, que por puro milagro seguía de pie con ayuda de su lastimado cuerpo.

-- ¿A buscarme? Ya, nunca pensé que buscar a alguien conllevara la destrucción de una <Familia>

-- ....

-- ....

Ambas mantuvieron la boca cerrada.

Querían explicarle. Decirle que habían venido a su rescate después de enterarse que había sido encarcelado por la <Familia Ganesha>.

Pero ambas sabían la respuesta que obtendrían por parte de Bell, y no era una que les gustara.

-- No dirán nada, ya veo.

Cuando Bell dijo eso, ellas agacharon la mirada. Sus ojos enfocaron el suelo quemado y bañado de escombros y no se atrevieron a mirarlo incluso cuando caminó hacia ellas.

Lentamente, los pasos resonaron.

A veces se escuchaba el crujir del concreto siento aplastado, otras la partitura del pasto quemado siendo aplastado.

Los pasos se detuvieron, y los ojos de Alfia y Haruhime alcanzaban a divisar las botas de Bell.

Eso indicaba que estaba justo frente a ellas, a tan solo centímetros de distancia.

Pero aún así, no se atrevieron a levantar la mirada. Parecían un par de niñas regañadas en espera de un castigo aplicado por su padre.

-- Alfia.

Los hombros de la mencionada saltaron ligeramente. Como lo pensaba, ella sería la primera en recibir un sermón.

-- ¿S-Si?

Si las circunstancias fuesen diferentes, muchos verían de forma cómica la manera en que una de las mujeres mas fuertes que hayan existido mostrara un lado tan temeroso en espera de su regaño.

Pero Alfia no era tonta. Ella misma sabía que se había sobrepasado con la <Familia Ganesha>, así como también sabía que Bell usaría las palabras que una vez ella le dijo como consejo y educación.

-- ¿Lo recuerdas?

-- ¿R-Recordar qué?

Solo entonces fue que Alfia levantó la mirada y se encontró con la de Bell.

El chico, mas que estar molesto, parecía estar sufriendo.

Alfia sintió una punzada en el corazón por tal expresión en el rostro de Bell.

El joven murmuró.

-- "Aquellos que nacen con mas talento que los demás deben usar su poder por el bien de otros"

-- ¡....!

Fue exactamente como lo había pensado.

Bell estaba repitiendo uno de los muchos consejos y enseñanzas que Alfia le había inculcado desde pequeño, y ella no pudo hacer otra cosa que abrir los ojos de par en par.

Sus labios temblaron.

-- "No se debe usar el poder que te concede el cuelo para lastimar o aprovecharse"

-- ....

Incluso Haruhime, que seguía con la mirada hacia el suelo, reaccionó a las palabras de Bell. Ella no se atrevía a decir una palabra, pues sabía que su sermón vendría justo después que terminara el de Alfia.

-- "Es obligación de los fuertes ayudar a los débiles"

-- ....

-- "Es un deber que han de cumplir"

-- ....

-- "No lo olvides"

Las pupilas de Alfia pulsaron repetidamente.

Las palabras dichas por Bell, que en su momento ella le había dicho, le hicieron recordar la escena del pasado.

Donde Bell había declarado con gran determinación curarla de su enfermedad.

-- ¿Lo recuerdas?

Bell volvió a preguntar.

No parecía estar interesado en explicar mucho, o cuestionar mucho. Era mas bien un estado similar a la decepción.

Solo quería asegurarse de algo.

-- Sí, lo recuerdo.

Que Alfia recordara.

Muchas veces los recuerdos eran el origen del mas grande sufrimiento.

Para Alfia, era justo así. Por eso mismo bajó la mirada una vez más, intentando soportar las ganas de llorar.

-- Bien.

Bell llevó su atención a Haruhime, sin decirle una palabra más a Alfia.

-- Haruhime.

-- ¡...!

La bella Renard tomó una postura recta.

Incluso su esponjosa cola dorada se mantenía inmóvil mientras sus llorosos ojos miraban temerosamente a los de Bell.

-- Estoy muy decepcionado.

Para Haruhime, fue como si su mundo se cayera en pedazos.

Incluso al tratar de bloquear las lágrimas, le fue imposible.

Sin siquiera un gemido tembloroso proveniente de sus labios, líneas de agua cristalina recorrieron sus mejillas.

Las cascadas emergían de los ojos desenfocados de Haruhime, que mostraban el reflejo de la expresión en el rostro de Bell.

-- B-Bell-sama... yo...

No sabía qué decir, e incluso si supiera qué decir, era muy seguro que no podría darle voz a las palabras.

Su garganta se sentía seca, y las lágrimas no dejaban de humedecer sus mejillas.

El goteo de las gotas cristalinas cayendo desde su barbilla hasta el suelo causaron un estado de trance en Haruhime.

-- ...

-- ...

Con ambas en silencio, y habiendo recibido sus sermones, Bell pasó entre ellas. Sus ojos enfocaron el cuerpo maltratado de Shakti, que le miraba con uno solo de sus ojos.

El otro parecía estar tan dañado como para abrirlo.

No hubo obstrucción por parte de Alfia o Haruhime, por lo que Bell llegó rápidamente frente a ella.

-- Parece que te he causado un par de problemas, Shakti-san — dijo con una sonrisa nerviosa.

-- ....

Shakti estaba muy débil, así que poco pudo hacer para responderle. Sin embargo, pudo formar una sonrisa seca con sus quebrados y ensangrentados labios.

Bell entendió eso y actuó.

-- Perdona mi atrevimiento — dijo.

Shakti no entendió la razón de la disculpa, pero bastó con sentir la suave mano de Bell en la piel de su abdomen.

-- ¡¡....!!

Su rostro se volvió tan rojo como un tomate y una expresión avergonzada apareció.

"¡¡¡¿Q-Qué está haciendooooooooo...?!!!"

Ahora, la reacción normal sería abofetearlo, pero su agotamiento era tal que no podía ni levantar sus brazos.

No creía que Bell fuese a aprovecharse de su estado debilitado, no lo creía esa clase de enfermo degenerado.

Pero que estuviera presionando la palma de la mano contra su abdomen no le daba muchas defensas.

"¿Eh?"

Al menos fue así hasta que el dolor, agotamiento y entumecimiento comenzó a desaparecer.

Estaba segura de que ahora ya podía mover ambos brazos con total facilidad; además, sus heridas desaparecían lentamente, una por una.

-- ¿Q-Qué hiciste?

Para cuando se dio cuenta, ya podía hablar.

Su garganta no dolía ni ardía. Eso también la sorprendió.

-- Ah, haha, ¿es una forma de disculparme en nombre de ellas? — dijo Bell mientras señalaba con el pulgar por encima de su hombro.

Shakti miró hacia dónde Bell señalaba, y ahí divisó las espaldas de ambas mujeres que habían atacado su sede.

Ambas mantenían la cabeza gacha, como un par de cachorrillos recién regañados por haber tomado algo que no les pertenecía.

-- Y-Ya veo...

No supo qué más decir. Sinceramente, mas que rencor, sentía temor hacia aquellas chicas rodeadas por una aura deprimente.

-- Si... — Bell se sintió incómodo por la relación de Shakti — Una cosa mas, ¿podrías decirme cuántos miembros están en la <Sede>?

-- Lo que antes era una <Sede>, querrás decir.

-- .... L-Lo siento.

Shakti soltó un suspiro.

Sus mejillas ya se habían enfriado, y con la vergüenza eliminada, ya podía pensar racionalmente.

-- Si tan solo hubieses permanecido en tu celda, Bell... Cranel.

Shakti recordó lo que Alfia le había dicho en el último momento, así que se aseguró de corregirlo. Por supuesto, que Bell estuviese presente ahora mismo no eliminaba un futuro peligro.

Nunca se sabía si estaría siempre para detener a Alfia.

-- Sí, también siento eso — murmulló Bell.

Shakti entrecerró los ojos.

Analizó detenidamente al arrepentido peli-blanco. Él parecía estar encogiéndose como un conejo recién regañado, avergonzado de sus actos.

-- Quisiera decir "no te preocupes", pero...

Ella observó a su alrededor.

Seguía muy preocupada por el estado de sus compañeros inconscientes. Eso sumado a la sede de su <Familia> en ruinas.

-- Dime, ¿tú dejarías pasar todo después de ver esto?

No estaba siendo exigente, mucho menos autoritaria. Shakti simplemente estaba hablando con la verdad.

Sabía que si por Bell fuera, él podría no importarle menos que un insecto siendo aplastado y seguiría su camino.

Después de todo, era la persona más fuerte de la ciudad. Según los reportes recibidos.

-- B-Bueno, ciertamente no, no lo haría...

-- Sí, no lo harías. Parece que tu condena será mucho mayor a la que sería, Bell Cranel.

-- U-Uhh...

Ella sabía, muy en el fondo, que el recuerdo que veía en Bell de su hermana no era para nada su imaginación.

Estaba muy segura que Bell no era una mala persona.

Eso, inevitablemente, le trajo una suave sonrisa.

-- Shakti-san, ¿y si dijera que hay una manera en que podría reducir mi condena?

Siendo sacada de su trance, en el cual miraba con suavidad el rostro arrepentido y avergonzado de Bell, Shakti levantó una ceja en confusión.

-- Te pediría escucharla. Claro, si es que esa manera existe. ¿A caso puedes reconstruir la sede en menos de un minuto o curar a todos mis compañeros de una sola vez?

El sarcasmo en su tono fue notorio, así como la sonrisa divertida y seca.

-- Con lo primero, no, pero con lo segundo...

-- ... ¿eh?

Así como también la incredulidad en su rostro fue muy notoria. Shakti abrió de par en par sus ojos inundados por la confusión.

-- ¿Qué quieres decir? No estoy para bromas, así que realmente podría golpearte, ¿entiendes?

-- Haha, tranquila, tranquila, hablo muy en serio. Solo observa.

Bell le dio la espalda, caminando hacia el centro de lo que se suponía era una sede.

Pasando por en medio de las todavía deprimidas Alfia de Haruhime, Bell amplió sus labios en una descarada sonrisa.

"Treyni, ¿no extrañas tomar una siesta?"

".... Hijo de—"



X X X



2 días después.

-- Voy saliendo.

-- ¡E-Espera, Bell, espera te digo!

La escena donde Bell abría la puerta de la casa y Alfia se aferraba a una de sus piernas trajo una sonrisa seca y sudor nervioso al callado Zald, que se enfocaba en leer tranquilamente en la sala de estar.

-- Tía, ya suéltame. Debo buscar al abuelo, no lo veo desde mi regreso a la superficie.

-- ¡¿A quién le importa ese viejo?! ¡Solo importamos tú y yo! ¡¿No lo entiendes?!

Bell poca importancia le puso a los lloriqueos de una llorosa Alfia y siguió caminado hasta llegar al jardín delantero, con Alfia todavía sujetada a una de sus piernas.

-- ....

Bell suspiró.

Detuvo su lento caminar, y por consiguiente, Alfia también dejó de ser arrastrada.

El joven de 14 años, casi 15, miró hacia abajo con indiferencia. El rostro lagrimoso de su linda tía entró a su campo visual.

-- Suéltame, te recuerdo que tú y Haruhime siguen castigadas ¿A caso lo olvidaste?

-- ¡Eres muy cruel! ¡Entiendo lo de no dejarme salir por una semana, pero no entiendo por qué dejar de dormir conmigo! ¡Esto no era parte del trato cuando acepté que vinieras a Orario! ¡¿A caso no tienes palabra?!

-- Tía, estás siendo muy dramática. Madura un poco y acepta las consecuencias de tus actos. ¿Debo mencionar que por lo que le hicieron tú y Haruhime a la <Familia Ganesha> enfrentaré mas delitos en mi contra?

-- B-Bueno...

Alfia desvió la mirada, tratando de silbar pero fallando en el intento.

Bell suspiró otra vez, había perdido la cuenta de los suspiros que había dado en el transcurso de estos dos días repletos de las rabietas de Alfia.

-- Y sin mencionar que es muy seguro que deba pagarles el psicólogo a todos los miembros de la <Familia Ganesha>. Escuché por parte de Shakti-san que unos incluso le tienen miedo a las mujeres ya. Pobres José, Sergio y Joaquín.

-- ....

Alfia siguió con su intento de silbidos.

Bell entendió muy bien que ella seguiría de ese modo hasta que le compensara o la mimara un poco, pero como él mismo había mencionado, debía buscar a su abuelo, que estaba obligado a presentarse en la corte donde Bell sería juzgado.

Por eso mismo, y pensando racionalmente, Bell suspiró una vez más y ofreció.

-- Bien, ¿qué tal si tenemos otra cita para cuando mi juicio concluya? Por supuesto, será solo si sueltas mi pier— ¿eh, tía Alfia?

Bell miró a todos lados, y Alfia no se encontraba en ninguna parte.

"¿Pero qué ha pasado?"

Le sorprendió que Alfia lo tomara con la guardia baja y desapareciera sin que él lo notase.

"Hey, mira en el pasto, conejo"

"¿El pasto...?"

Un poco confundido, y ligeramente molesto por cómo fue llamado, Bell llevó su mirada hacia el pasto, buscando una irregularidad.

-- ....

Por supuesto, la encontró al instante.

En una parte del pasto, antes en muy buen estado, estaba escrito "¡Trato hecho!" con una letra un poco distorsionada, tal vez por la prisa.

-- Hah... a veces pienso que mi tía es una niña en el cuerpo de una adulta.

"Es una de las cosas que piensas correctamente, Bell"

"No me digas..."

Bell, habiendo sido librado de los brazos de hierro de su tía, siguió su camino. Salió por el portón hacia las calles de la ciudad y comenzó la búsqueda de su abuelo.

Pronto su compañera espiritual habló.

"Oye conejo, ¿puedo preguntarte algo?"

"Claro, tabla enana"

"...."

Hubo un corto silencio.

Ahora que Bell recordaba, Treyni seguía un poco indignada por haber sido usada para sanar a los ciento y tanto miembros de la <Familia Ganesha>.

Debido a eso, ella había estado inconsciente por un día entero, lo cual no apaciguaba su ira.

"Voy a ignorar eso" — dijo ella.

Su voz infantil, pero a la vez impregnado de ligera sabiduría, resonó por la cabeza de Bell.

"¿No crees que fuiste un poco duro con Alfia y Haru-chan? Quiero decir, Haru-chan no ha salido de su habitación desde que desperté. ¡Extraño verla con su traje de maid, idiota!"

"Tú..."

Bell puso ojos en blanco.

Entendía el punto de Treyni, pero al mismo tiempo, no entendía sus razones. Después de todo, ocasionalmente mostraba su gusto por las mujeres.

Tal fue el ejemplo de Ryuu desnuda en el piso 18, o la vestimenta erótica de Revis en los pisos superiores.

En este caso, Haruhime vestida de Maid.

"No es que esté molesto, es solo que..."

Aún así, dejando de lado las preferencias de su compañera, Bell respondió a la pregunta de Treyni.

"No las traje a la ciudad para que sean vistas como villanas, ese es mi papel. No tendrá sentido haber rechazado la propuesta de Erebus si lo que yo haré será lo mismo que él"

"Oh, entonces..."

"Sí. El único que será odiado, temido y repudiado aquí, seré yo. No quiero ser héroe de todo mundo, solo de mi tía. Así que está bien ser un villano para la ciudad, es un tanto divertido"

"Hmm, ya veo. Tenía razón, estas demente Bell"

"Haha, ¿gracias? De todos modos, por ahora, busquemos a mi abuelo, ¿alguna idea sobre dónde podría estar?"

"No lo sé, un anciano pervertido perdido en la ciudad que tiene un distrito nocturno especialmente para ancianos pervertidos, es difícil imaginar dónde podría estar el gran Zeus-sama"

"....."

La búsqueda se redujo a un solo lugar gracias a la sarcástica ayuda de Treyni.

Bell, sin el consentimiento de Alfia o Haruhime, se aventuró al <Distrito del Placer> en busca de su abuelo perdido.

Nombre de la misión: Buscando a Zeus.

Continuará....




Bueno, qué puedo decir xd

La razón por la que puse un breve párrafo sobre los sentimientos de Alfia hacia es es porque en el próximo capítulo por fin se viene un desarrollo definitivo para Alfia. 

Y uno nuevo para Bell. 

En fin, espero les haya gustado tanto como a mí me gustó escribirlo. Mas u menos, ya que es un poco difícil últimamente escribir cosas a como me las imagino. 

A continuación, los buzones. 

Buzón de halagos: 😎👊🏻

Buzón de sugerencias: 🧐🍷

Buzón de quejas: 😔👊🏻

Buzón de dudas: ❓

Buzón de amenazas: 🤯

Es todo, barrita fuera mi gente, espero verlos pronto nuevamente 👋🏻

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro