Capitulo 14: Un herrero peculiar

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Bueeeena, aquí Ritsu.

A que no esperaban que viniera a sacar capitulo 8 días después del anterior ehhh? Yo sé que los tomé por sorpresa jaja.

________________________________________________________________________________

Cuando un aventurero obtiene un alias, es completamente normal que a este se le acose o se le persiga por un tiempo, hasta que se entienda la razón de su nuevo renombre, sin embargo hay veces en las que puede parecer excesivo para algunos, un claro caso era el de Bell Cranel quién estaba huyendo de una turba de diosas enardecidas que buscaban una o dos palabras con el muchacho.

Bell por su lado no esperaba en lo más mínimo este resultado o este curso de acción, simplemente empezó a correr tal cómo se lo dijeron sus instintos de conejo, era una forma muy extraña de decirlo pero Bell parecía una especie de animal que huía a todo lo que daba de su destino en las manos de deidades que lo buscaban.

—¡Hey chico! ¡Ven, hablemos! —fue el grito de uno de los dioses a sus espaldas, pero Bell sabía lo que ellos querían de su persona.

—¡Vamos, puedo darte una mejor familia que la pobretona de Hestia!

—¡Eres muy guapo chico! ¡Estoy segura de que lo pasarás genial en mi familia!

—¡¡Lo siento pero no, gracias!! —Bell corría a todo lo que daban sus piernas para conseguir refugio de las divinas garras que ahora lo estaban acechando, su nueva misión era luchar por su propia libertad en la familia Hestia para evitar que su pureza se perdiera.

Bell iba a asistir a una fiesta en su honor en la señora de la abundancia, era pequeña realmente, apenas sus amigas cómo lo eran Lily e Iris irían, sería simplemente beber un poco y prepararse para las siguientes expediciones que se aproximaban, sin embargo salir de su casa cómo si no fuera nada tuvo sus consecuencias, él esperaba algunas miradas sobre su persona puesto que ahora era el poseedor del récord de subir más rápido de nivel, pero esto era absurdo.

Tras un tiempo de escapar finalmente llegó a terreno seguro para él, la taberna de Mamma Mia, si alguien quería hacer un escándalo en su interior entonces acabarían recibiendo una buena tunda por parte de la gigantesca enana, era básicamente su lugar seguro en este momento así que iba a aferrarse a él con todo lo que tenía.

—¡Tenyamos un cliente! ¡Nya!

Bell fue recibido con la mirada conocida de dos amigas en una mesa grande al fondo de la taberna junto al grito de la camarera gato, también llamada Anya anunciando su entrada al local, eso pintó una sonrisa en su rostro mientras se levantaba para caminar hacia la ubicación de sus amigas y sentarse con ellas.

—Capitán.

—Amo Bell.

—Hola chicas, ¿Llevan mucho tiempo esperando?

—Una cantidad considerable de tiempo, capitán, tuve que detener a Lily un par de veces de ordenar antes de que usted llegara —Iris rió mientras echaba por la borda a su compañera de grupo, causando que la pallum se crispara, poniéndose de pie mientras miraba a la vaca con un gesto acusador.

—¡Usted también trató de ordenar algo, señorita Iris! —la chica menuda miró a la vaca con ojos molestos mientras se recargaba sobre la mesa, con un gesto bastante ofendido por la traición que le dió la chica de los cuernos.

—¡Lily!

—Chicas, chicas, venga, no se peleen, está bien —Bell rió alegre por los ánimos del lugar, le hacían sentirse en un hogar o algo por el estilo, lo cuál causó que sus compañeras también rieran y finalmente se sentaran para ahora sí ordenar algo.

Claro que fue justo a tiempo pues en los asientos libres de esta mesa apartada se posicionaron un par de mujeres con uniforme de empleadas, eran una chica humana y una elfa bastante hermosas las cuales miraron al grupo con una sonrisa. Bell las reconoció inmediatamente aunque inclinó la cabeza en confusión pues realmente no esperaba la aparición de ellas en su lugar.

—¿Syr? ¿Ryuu? ¿Qué hacen aquí? —Bell preguntó mirándolas antes de que Syr sonriera cómo un zorro astuto y se cubriera los labios con la mano antes de hablar.

—Mamma Mia nos dió permiso a dos bellezas cómo nosotras para sentarnos y unirnos a tu pequeña fiesta Bell, el único requisito es que gastes mucho dinero hoy en el bar —el tono coqueto de Syr crispó los nervios de Bell pues para él era más intensa con su agudo oído.

—Cuide bien de nosotras, Señor Cranel —Ryuu apoyó a su amiga con un asentimiento y una leve sonrisa.

Esta era una vista que no se esperaba tener alguna vez en su vida, estaba en una mesa junto a cuatro hermosas mujeres, por un momento creyó que su abuelo estaría sonriendo en el cielo, y luego se golpeó mentalmente a sí mismo por lo que pensó, no debía pensar en otras mujeres que no fueran Aiz.

Sonrió y levantó el puño de forma victoriosa, cómo un campeón que había resultado vencedor en la pelea de su vida.

—¡Bien! ¡Hoy yo invito!

Esa fue la declaración del chico, causando que todos levantaran las manos en una sonrisa para seguirle el vitoreo al joven, las bebidas y la comida empezarían a llegar con prontitud a su mesa para las cinco personas que hoy estaban celebrando al joven aventurero en su victoria sobre el nivel uno.

[Un tiempo después].

—Cranel... ¿Tienes algo en mente para el calabozo? —la pregunta de Ryuu hizo que Bell levantara la mirada con leve confusión acerca de la naturaleza de su pregunta, él no entendía realmente el asunto.

—¿A qué te refieres?

—¿Cuál será el siguiente paso? ¿Piensas adentrarte en los pisos intermedios? —fue la pregunta de Ryuu, haciendo que este abriera la boca en un círculo al entender la pregunta.

—Realmente no, o por lo menos no todavía, queremos estar completamente seguros antes de entrar a ese lugar, para mantener bajo control todos los riesgos y asegurar nuestras fuerzas...

—Una decisión sabia, eres fuerte, Cranel, pero debes estar seguro de que tus compañeras pueden seguirte el paso —Ryuu asintió lentamente mientras miraba al joven, con un entendimiento rápido sobre las palabras del chico —. Aunque, creo que deberías expandir tu grupo.

—¿Huh? ¿Por qué? —fue la pregunta de Bell mientras enfocaba su mirada en la elfa con algo de confusión acerca de sus palabras.

—Los pisos intermedios son traicioneros, su geografía es cambiante constantemente y los grupos pueden salir muy mal parados de sus expediciones... Cuando uno le muestra la más mínima seña de debilidad, él no perdona nada, y empieza a empujar una y otra vez hasta que finalmente su presa cae en la desesperación de sus garras y culmina con la muerte —fueron las palabras serias de la elfa mientras miraba al chico, quería transmitirle el peligro y la veracidad de sus palabras, para alguien que ya lo había vivido en carne propia —. Lo recomendable es ir en un grupo de tres, y tu grupo ya cumple esa condición, pero considere que usted es el único aventurero de clase alta en este equipo.

Bell permaneció en silencio, analizando las palabras de la elfa pues eran consejos que realmente apreciaba y que en algún momento le podían salvar la vida, sin embargo también le hacían preguntarse de qué manera podía aprovechar estas advertencias ya que realmente no tenía una idea.

—Vamos Ryuu, esta es una fiesta, no hablemos del trabajo ahora~ —las palabras de Syr habían cambiado el ambiente en esa mesa con facilidad, causando que Ryuu la mirara con algo de confusión sobre el por qué de sus palabras. Sin embargo, pronto entendió y bajó la cabeza con algo de vergüenza.

—Si... Esto es una celebración...

—¡Vaya! ¡Pero si es Usagi Slayer, el aventurero del momento! —una voz ronca y alta había interrumpido en la mesa de Bell y de su equipo, era un aventurero bastante mayor al chico, de rasgos toscos, lo que más resaltaba en el aventurero eran las dos cicatrices de su rostro; Una en la mejilla y otra en su frente.

Los nervios de Bell se crisparon e inmediatamente su cuerpo se tensó al ver al aventurero claramente altivo buscando irrumpir en su calma, sin embargo trató de mantener la calma ante la situación, tenía que pensar con la cabeza fría para asegurarse de no hacer una tontería.

—Mi nombre es Mord Latro y mis amigos y yo escuchamos que buscabas un grupo para sumergirte más profundo en la mazmorra —las palabras del aventurero estaban bañadas de un sutil veneno que no pasó desapercibido para, básicamente, nadie, ellos sabían bien que decían y pensaban que el chico era lo suficientemente estúpido cómo para no entenderlos —. Estamos dispuestos a dejar que te nos unas, siempre y cuando nos prestes a estas hermosas mujeres —la mirada de Mord directamente se fue hacia la camarera silenciosa, es decir, hacia Ryuu —. Después de todo, los compañeros siempre comparten cosas~

Cosas...

Ryuu estuvo a punto de defender al albino y poner en su lugar al tal Mord, pero se quedó callada, su respiración se agitó y se detuvo cuando presenció cómo el aventurero salió volando por la puerta de forma literal. Parado frente a ella, con un aura de muerte y un rostro que demostraba odio, el joven que parecía un delicado conejo se había vuelto un peligroso dragón. En su ojo brillaba suavemente el ámbar mientras su rostro era cubierto por la sombra del lugar.

—Vuelve... a llamar... cosas a mis amigas... Y no la vas a contar, perro... —las palabras de Bell estaban llenas de odio, un odio que sólo podía sentir una bestia peligrosa cuando miraba a algún ser que buscaba subirse a su autoridad y abusar de ella, algo que él no podía tolerar.

—¡Maldito...!

—Hijo de...

Mord apenas logró levantarse para llevar su mano a su espada, cuando un golpe bajó de inmediato el calor que rápidamente había adquirido la situación, era el puño de la matrona del lugar que había partido la barra dónde aún comían un par de Beast man que habían dado el salto de sus vidas ante el repentino susto que habían recibido.

—¡Si van a causar problemas, lo hacen afuera, en este lugar se viene a comer y a beber! —la voz fuerte y firme de la gigantesca enana los hizo perder el color de sus rostros, los tres payasos habían sido los que comenzaron a ojos de la mujer y ella no pensaba castigar al albino que aún los miraba con desprecio.

Mirar a la enana molesta y sobre todo ver cómo la boca del albino se abría, mostrando afilados colmillos en su interior, cómo uno de los monstruos del calabozo listo para saltarle a la yugular a alguno de ellos los hizo considerar sus decisiones hasta ese momento, y dejando una bolsa de dinero todos salieron corriendo por patas al unísono grito de "¡LO LAMENTAMOS!".

—¡Hey! ¡También tienen que pagar por lo que rompieron! —las palabras de la Enana indicaban que ella estaba incluso dispuesta a cobrarles la barra que su puño rompió por culpa de ellos, lo cuál causó que Mord regresara y volviera a lanzar una bolsa de monedas, esperando que fuera suficiente para volver a huir cómo alma que lleva el diablo.

Bell tenía la respiración agitada, su mente le estaba gritando que fuera a perseguir a esos bastardos y su estómago le rogaba que comiera algo...

Lo que fuera...

En ese momento le regresó el sabor de la carne y la sangre de bestia y se preguntó si la carne de esos imbéciles tendría el mismo sabor... o tal vez tuviera mejor sabor que el de los monstruos de los que se alimentaba, era cómo si de alguna forma sus instintos le rogasen que volviera a perder el control.

Y entonces la imagen de la sonrisa de Haruhime cruzó por su mente, calmando sus instintos de un sólo impacto... Bell suspiró y sonrió, volviendo básicamente a la normalidad para mirar a Mamma Mia y asentir lentamente.

—P-Perdón por causar problemas, Señorita Mía...

—La culpa es de ellos, tu regresa a comer muchacho —la enana le regresó una sonrisa mientras regresaba al ritmo de su trabajo, causando que a su vez el albino asintiera y regresara a la mesa, dónde lo esperaban sus compañeras con una mirada complicada.

Por un lado estaban felices de que Bell las protegiera, por otro lado no se esperaban el radical cambio que tuvo por un instante. Por eso todas lo miraron confundidas cuando él regresó a comer con avidez y voracidad, en serio estaba hambriento, comía cómo si el mundo se fuera a terminar en ese mismo momento.

—¿Qué...? ¿Tengo algo en la cara? —fue la pregunta del albino con una cucharada de arroz en la boca, mirando a todas las presentes que negaron lentamente antes de reír y regresar ellas también a comer.

Al parecer todo estaba bien.

XxXxX

[Torre de Babel, al día siguiente].

Bell estaba fuera de la torre blanca que se erguía orgullosa hacia el cielo, era una vista que ya había tenido una vez cuando Eina lo llevó a comprar su nuevo equipo, él ahora estaba aquí por cuenta propia, estaba ahí para conseguir esto por su propia mano.

Sin embargo todavía había un problema con esto y eso era que no tenía la menor idea de cómo obtener el equipo, ¿Debía acercarse al vendedor y preguntar por el trabajo del herrero en específico? No tenía idea pero lo cubriría todo sobre la marcha, con eso en mente se aventuró al interior de la torre, paso firme, cabeza en alto, mentalidad firme, tenía que luchar una de las muchas batallas que le esperaban cómo aventurero en solitario, tenía que conseguir su propio equipo.

En sus ojos entraron las apariencias, y sobre todo, los precios, de diversos artículos que podrían interesarle, espadas, hachas, lanzas y hasta un mangual encontró, por el lado defensivo pudo encontrar escudos de todo tipo, desde pequeños Broqueles hasta grandes escudos de cuerpo completo, las armaduras tampoco se hicieron esperar mientras buscaba, de todo tipo, desde la armadura de Placas hasta la de Cuero tachonado, todas tenían sus ventajas y desventajas, sumado con el precio que correspondía a cada una de ellas, pero había algo que molestaba a Bell conforme caminaba entre los pasillos de aquella tienda.

"No hay nada de Welf Crozzo...".

Era la tercera vez que revisaba el estante y en definitiva, ninguno de los trabajos del mencionado herrero hacían acto de presencia, le hacía sentir que de alguna manera este no era del todo conocido en el mundo de la herrería, que era lento para trabajar pues buscaba darle el mayor grado de calidad que podía a cada trabajo, o en el peor de los casos que este ya había decidido colgar el martillo para retirarse de ser un herrero.

Sea cómo fuere, él realmente se sentía a gusto con la armadura de aquél artista del acero, por lo que se armó de valor y dió un paso redoblado para buscar al dependiente de la tienda, tenía que hacer un último esfuerzo para encontrar lo que quería, si se rendía ahora entonces nunca conseguiría nada.

"Piensas cómo si fuera el fin del mundo...".

¿Por qué la voz de Fafnir sonaba en su cabeza ahora? No tenía idea, era cómo si le quisieran hablar pero no pudieran hacerlo de forma convencional, él miró al mini-dragón que estaba mirando una espada larga, la pequeña manifestación de su posible esquizofrenia negó con la cabeza cómo si no supiera nada, Bell se encogió de hombros y siguió hacia el mostrador, encontrándose con una escena curiosa cuanto menos.

Había un hombre pelirrojo en el mostrador, con una cajuela de madera que contenía una armadura, el hombre parecía que estaba molesto mientras la colocaba frente al dependiente con un gesto molesto. Su ceño se frunció antes de empezar a hablar con enojo.

—¡Oye, arriesgué mi vida para hacer esta armadura! ¿¡Por qué siempre las pones hasta el fondo!?

—Sabes bien que a nadie le interesa comprar una armadura tuya.

El cabello rojo del hombre parecía ir de manos con una personalidad ardiente, si Bell le podía decir así de alguna manera, este chico podía reclamar con fervor cuando se trataba de algo que le había costado, Bell no pudo identificar más en el tono de los dos, por lo que se acercó con algo de interés cohibido, no quería verse envuelto en la contienda de proveedor y vendedor, hizo lo que tenía que hacer.

—Umnn, ¿disculpa...?

El vendedor detuvo la discusión una vez vió al albino, dejando al pelirrojo con las palabras en la garganta.

—Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarte?

—Uhh, estoy buscando armaduras de Welf Crozzo, pero no encuentro ninguna, ¿Ya no las venden?

La pregunta del albino hizo que el color abandonara el rostro del vendedor, su mirada se movió errática entre el chico y el pelirrojo, Bell no entendió el por qué del gesto hasta que escuchó al pelirrojo reírse a carcajadas por el comentario del albino.

—¡¿No qué no?! —fueron las palabras eufóricas del pelirrojo mientras le pasaba la caja con la armadura a Bell.

El albino no había entendido nada hasta que miró el interior de la caja, la forma de la armadura, el acabado, incluso si esta estaba pintada de un azúl oscuro que difería del blanco platinado que había tenido su anterior armadura. Bell reconoció otro trabajo de Welf Crozzo.

—¡Uh! Es genial... ¿Pero no la estabas comprando tú?

—Chico, ¡Estás hablando con el mismísimo Welf Crozzo!

Habían muchas cosas que pasaron por la mente del albino, en ese momento hasta que por fin entendió el por qué de la discusión que el pelirrojo había estado teniendo con el vendedor, Bell abrió los ojos con genuina sorpresa antes de emitir un sonoro.

—¡¿Heeeeeee?!

[Un poco más tarde]

Bell estaba sentado con la caja sobre las piernas mientras miraba al herrero con un gesto bastante emocionado, no creía que estaba conociendo al que había hecho su armadura favorita en mucho tiempo y sin embargo aquí estaba, hablando con él.

—¡Entonces Usagi Slayer! Eres el aventurero del momento, todo el mundo está hablando de tí.

—Ahh, bueno... La verdad no sé cómo sentirme sobre eso y...

—Cómo sea, has venido a buscar uno de mis trabajos por segunda ocasión, eso significa que eres mi cliente, ¿Verdad?

—Ahhh, si, si, me gusta su trabajo y de verdad me gustaría seguir comprando su equipo.

Las palabras de Bell salieron con algo de nervios tejidos entre ellas, pero también con sentimiento genuino, Bell había sentido genuino gusto por los productos de Welf, así que buscó obtener más de ellos, si él era el que lo estaba buscando, entonces eso significaba que Bell era algo así cómo un cliente. Sin embargo lo que extrañó al albino fue cuando el pelirrojo se levantó y señaló en un gran área con su dedo índice.

—¡Ya lo escucharon sanguijuelas, largo! —fueron las palabras del herrero antes de ver cómo varias personas mostraban un semblante molesto.

—Maldita sea...

—Eres un tramposo...

Comentarios así y similares se escucharon en el lugar mientras una buena masa de personas abandonaron con avidez, dejando el sitio básicamente desierto mientras el pelirrojo se volvía a sentar al lado de Bell. El albino realmente parecía no entender qué demonios acababa de suceder, sin embargo el herrero suspiró y miró al chico con una sonrisa.

—Disculpa por eso, uno tiene que dejar bien marcado su territorio o todos se abalanzan cómo buitres sin buche.

—¿Soy parte de tu territorio?

—Una expresión, no te preocupes por eso —el pelirrojo rió antes de mirar al albino con un gesto agradable —. Bien, Bell, quiero establecer un contrato contigo.

"¿Un contrato?". Eina se los había mencionado una vez, cuando un herrero joven y desconocido quiere empezar en este mercado, busca con velocidad un renombre y parte de ese renombre viene del lugar dónde más se concentra esa popularidad; Los aventureros son los que más lucen lo que puede hacer un herrero, si un aventurero se hacía famoso, las masas lo seguirán, era un paso normal, y en esas masas, también se va a concentrar los que quieren tener un equipo cómo el suyo, equipo que obviamente viene del herrero con la otra mitad del pacto.

Incluso si no se hacían famosos, los aventureros podrían hacer publicidad entre sus compañeros del trabajo. A cambio, los herreros le ofrecían descuentos en la forja de equipos y reparaciones, incluso podrían hacerlos gratis si el aventurero era quién proveía del material. Ambas partes saldrían beneficiadas en ese caso, y a Bell, desde luego, le encantó la idea.

—¡Claro, dime qué quieres! —Bell desde luego podía ser algo ingenuo, sin embargo confiaba totalmente en este hombre, algo dentro suyo, llámalo instintos, le decía que él era de fiar.

—Bien... Todo lo que quiero Bell, es que me dejes unirme a tu grupo para bajar a la mazmorra.

—¿Eh?

Un contrato peculiar para todos desde luego.

________________________________________________________________________________

Y hasta aquí el capitulo gente, espero que les haya gustado mucho, hoy no tengo na que comentar, así que los dejo un rato.

Si les gustó, agradecería mucho que le dieran una estrellita.

—Ritsuka Fujimaru.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro