Capitulo 2: ¿¡Magia!?

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Notas al final del capítulo, espero que disfruten.

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Frente a aquella pequeña niña se hallaba el libro, un libro de cuentos que su madre había empezado a leerle con una sonrisa serena.

Érase una vez una dulce princesa, hermosa y gentil que logró ganarse el corazón de su pueblo, con una enorme sonrisa parecía brillar de felicidad al mirar a su gente, pero había algo que sus seguidores ignoraban, ella sentía que le faltaba algo. Buscó y buscó por todos los lugares que pudo, intentando encontrar eso que le faltaba.

En ningún momento lo encontró.

Los años pasaron y con ello su edad aumentaba, volviendo a la princesa cada vez más y más hermosa, su juventud desbordaba vida en su hermoso ser, amada y aclamada por su pueblo era el mayor de los tesoros.

Pero, los tesoros atraen miradas codiciosas…

Una tarde especialmente oscura, el viento se tornó seco y árido, la temperatura se elevó dramáticamente, la niebla de la ruina se podía ver incluso frente a sus narices.

Los vientos acelerados cómo un huracán, capaces de derribar a los hombres, de lanzar troncos por los cielos y de arrancar los techos de las casas.

No había duda de que era aquello.

Eso que se acercaba era el rey de las bestias, con un aliento capaz de regresar todo a la tierra.

Eso era un dragón.

Los gritos de horror provenientes de los pobladores de aquel reino pronto se elevaron al cielo cómo lamentos, el feroz dragón no dejaba nada a su paso destruyendo las esperanzas de muchos pobladores que vieron su final bajo el armagedón alado.

Esa bestia buscaba una sola cosa, un tesoro que supera al oro y la plata, a cualquier joya o alhaja, buscaba a la princesa del reino, el mayor tesoro a los ojos del destructor.

Los caballeros salieron en busca de proteger a su princesa, armados con espadas y armaduras de acero forjado por los mejores herreros del reino, pero, las duras escamas del monstruo nunca fueron penetradas por el hierro, nunca pudieron hacer un solo rasguño a semejante criatura.

El dragón entonces abrió sus fauces, mostrando a cada caballero el terror de mirar directamente a los ojos de la muerte, pero, una suave voz melódica cómo las voces de aquellos que cantan para preparar la entrada de los caídos al otro lado detuvo a la codiciosa bestia.

La princesa rogó al monstruo que detuviera esta masacre con lágrimas en los ojos, ella se ofreció a ir con él, cayendo de rodillas frente a la bestia, la bella calmó a la bestia.

Pero, ella fue llevada por la criatura, la princesa se sacrificó por su reino, por aquellas personas que dieron su vida para defenderla.

Los años pasaron, la belleza de la princesa seguía siendo incomparable y crecía día con día, dejando cada vez más maravillado a la bestia que la mantenía cautiva en las ruinas de una abandonada fortaleza.

Por todo el mundo resonaban y reverberaban las noticias, la princesa de una incomparable belleza era cautiva de un monstruo sin paralelo en la vasta creación, cómo si fuera un incentivo. El guerrero que fuera capaz de salvarla podría casarse con ella.

Muchos incautos lo intentaron, y murieron frente a los ojos de la princesa, que cada día se volvía más bella, pero perdía el brillo de sus ojos.

Pronto muchos dejaron de intentarlo, el dragón era muy fuerte para cualquier guerrero en solitario y ni siquiera una armada pudo pasar sobre la bestia, la princesa entonces fue abandonada, con la única compañía del dragón que la tenía cómo la joya de la corona, una hermosa mujer que humillaba incluso a las diosas con su hermosa sonrisa.

Eso siguió así hasta que un hombre con una armadura brillante se adentró en la fortaleza, la princesa sabía que iba a ver más muerte. Desesperada intentó que el hombre diera la vuelta y se marchara, pero él, escondiendo su rostro detrás de una capa y blandiendo una espada no retrocedió ni un paso.

El dragón malvado intentó incinerar al guerrero, su aliento de fuego bramó con la fuerza del infierno, pero, aquel hombre cubierto con su capa ni siquiera retrocedió un paso, era inmune al fuego.

La batalla entonces empezó, el héroe saltó sobre el dragón blandiendo su espada.

Se dice que la batalla se extendió tres días y tres noches, hasta que una mañana, aquel héroe que se levantaba de entre los vencidos, con su armadura destruida por los fuertes golpes del dragón y su capa rasgada salió de la fortaleza con una princesa que lloraba lágrimas de felicidad, su héroe había llegado por ella.

Ambos se casaron, y vivieron felices.

—¿Te gustó la historia? —Preguntó la madre de la pequeña cerrando el libro en sus manos, tenía una sonrisa serena mirando a la niña rubia en su regazo.

La niña asintió tres veces con una sonrisa emocionada.

—Mamá ¿Tú tienes algún héroe? —La pequeña le hizo aquella pregunta a su madre alzando sus ojos para verla.

La mujer sonrió y señaló a un hombre pelinegro que estaba muy absorbido por el entrenamiento, era un arte con la espada bastante bien hecho, era comparable al uso de un takt mientras mantenía el movimiento con la parte inferior de su cuerpo al mínimo y balanceaba su espada de forma libre.

—Él es mi héroe —dijo con una sonrisa.

El hombre le había concedido a su esposa y a su hija el verlo entrenar, la mujer rubia miraba a su marido con una sonrisa serena, disfrutaba de verlo entrenar.

—Aiz, recuerda que tú también tienes derecho a un héroe que sea solo para tí.

Después de eso todo se volvió oscuro.

Y Aiz Wallenstein, la princesa de la espada, despertó mirando al techo de su habitación en la sede de la familia Loki, la facción de exploración del calabozo más fuerte que existe en Orario.

Pero ella actualmente sentía una paz que nunca había sentido, su llama negra estaba perfectamente controlada, no intentaba quemar nada ni de ella ni a su alrededor, el día estaba empezando y ella exhibía una sonrisa sincera.

XxXxX

Bell estaba despierto recibiendo un regaño bastante impresionante por parte de su "madre", el chico tenía la cabeza agachada mientras Alfia lo regañaba por la imprudencia que había hecho al bajar tanto y pelear durante toda la noche.

—En fin… dime, ¿Qué pasó en el camino de regreso?

Alfia terminó de regañar a su "hijo" cambiando su semblante severo por uno más tranquilo, demostrando que había terminado el regaño del albino.

Bell alzó la mirada e inclinó un poco su cabeza, parecía que le costaba recordar o entender la pregunta, en cualquier caso, no estaba respondiendo.

—Nos referimos al hecho de que tu espada está partida a la mitad, y no tiene más de medio mes que la compraste, ¿Cómo fuiste capaz de romperla?

Hestia miró con intriga a su dependiente mientras tomaba la espada envainada y la retiraba de su funda, mostrando la espada completamente rota.

El albino miró el arma algo sorprendido, parecía que de verdad no recordaba nada de lo que había ocurrido la noche pasada, o de cómo rompió la espada.

—Todo lo que recuerdo es que hablé con una chica y que después apareció una manada de dragones… no se que pasó después, pero, cuando cobré consciencia, estaba en la calle de las ruinas con un dolor increíble en mi pierna, sangre por mi cabeza, un fuerte deseo de ser más fuerte… y…

—¿Y?

—Y sabor a sangre en mi boca… pero no era cómo la sangre normal, era más como sangre mezclada con azufre…

—Cómo la sangre de dragón…

Alfia dió en el clavo mientras miraba al menor, el cual tocaba un poco sus labios intentando recordar.

—Bell… ¿Has comido algo que venga del Calabozo?

El albino miró a su madre con algo de sorpresa, no pensó que ella fuera a descubrir su pequeño secreto: se había alimentado de la carne y la sangre de varios dragones en estos dos días.

El chico bajó un poco la cabeza.

—Sí… los infant dragon del quinto piso…

—Ya veo… Hestia, ¿Puedes actualizar el estado de Bell?

Alfia le preguntó aquello a la diosa de la familia, la cual miró a la albina y después al ojirojo que miraba fijamente a la nada intentando recuperar sus recuerdos de la noche anterior.

—Claro que puedo, vamos Bell.

XxXxX

Hestia y Alfia miraban abrumadas la espalda de Bell mientras su excelia almacenada se manifestaba en el estado del chico, era algo increíble pues el chico aumentó sus estadísticas de una forma muy poco normal, incluso para esa habilidad que Hestia mantenía oculta del albino.

Y aparte de todo, ante la mirada de la diosa y la humana apareció algo que no esperaban.

—Magia…

—¿Qué?

—Bell, desarrollaste magia…

—¿¡Enserio!?

Bell Cranel

Nivel 1

Fuerza: H 145 → F 324
Resistencia: I 33 → H 123
Destreza: H 157 → F 300
Agilidad: G 259 → E 425
Magia: I 0

Magia
[Rey Dragón]
-Muestra lo que eres en realidad.
"Reclamo el derecho de ser"

Habilidades
[Dragking]

Las estadísticas de Bell habían aumentado casi seiscientos puntos en una sola noche, esto incluso para un aventurero pródigo era exagerado, bueno, más que eso, realmente era irreal.

Alfia no pudo ocultar su sorpresa, y mucho menos una sonrisa expectante al ver todo el crecimiento que su hijo había tenido, parecía que su mente estaba trabajando en una teoría mirando a la segunda habilidad del chico. Aunque eso sí, no podía apartar una sola frase de su cabeza.

"Bell es un tramposo".

—¿¡Magia!? ¡Kami-sama, mamá, desarrollé magia!

El chico estaba alterado, primero había recibido una habilidad y ahora también tenía magia, todo lo que siempre había querido tener, la fuerza para poder ser un héroe.

Entonces la madre del chico lo hizo levantarse y lo guió hasta el sofá, sentándose frente a él mientras Hestia se sentaba en la cama, era hora de que Alfia hable de su teoría.

—Bell, escucha atentamente… ese crecimiento tuyo no es normal, ni de lejos, pero, creo que tengo la respuesta a ello, y eso es por una de las líneas de tu habilidad "Crece al alimentar".

Bell miró atentamente a su madre mientras analizaba las palabras.

—Recuerda que nos dijiste que habías comido y bebido de los dragones del quinto piso, ¿No?

Bell asintió lentamente mientras intentaba analizar las palabras de su madre la cual tranquilamente intentaba darle sentido a todo lo que estaba pasando en ese momento.

—Bien, mi teoría es que absorbiste la fuerza de esos dragones al alimentarte de ellos, y con ese aumento de fuerza, llegó un aumento en tu crecimiento… ¿No te sentiste más fuerte o con más energía cuando dabas un bocado?

—Si… estaba muy cansado cuando terminé de pelear con un grupo de War Shadow, pero, apareció un infant dragon y después de comerme un trozo de su cuello me sentí más… fuerte.

—Bien, teorizando un poco, imagina que comes la carne de uno y después de eso haces un entrenamiento intensivo para aumentar tu agilidad durante una hora, un aventurero normal ganaría unos pocos puntos, supongamos unos cinco o seis puntos, pero, tú aumentarás el doble, o más dependiendo de cuánto comas, aunque es solo una teoría…

Bell entonces dirigió su mirada a la espada rota, recordando todo lo que pudo hasta un punto en el que su memoria fuera clara.

—También me sentía más agresivo cuando los comía, cómo si no solo tomara su fuerza, sino también su mente…

—Supongo que es algún tipo de efecto secundario… me recuerda a la habilidad de un compañero en mis tiempos de aventurera…

La mirada de Alfia se dirigió a la espada rota y sonrió, tal vez tenía que ir a verlo, pero no en este momento, había vuelto de un viaje largo para conseguir ramas de árboles de los bosques de elfos así que mejor descansaría un tiempo.

—Haciendo más cuentas, ¿cuántos dragones recuerdas haber enfrentado?

El albino miró su mano y empezó a contar, su mente era brumosa, realmente le costaba recordar las partes en las que esa chica rubia no estaba, pero al final logró decir una cifra.

—Nueve…

—… Creo que entiendo algo más de tu habilidad… "llama a los tuyos"

Bell miró sorprendido a su madre la cual estaba algo pensativa acerca de lo que estaban hablando.

—En el quinto piso no nacen más de tres infant dragon en un día… así que si mi teoría es correcta, los monstruos de tipo dragón podrían nacer más rápido en tu presencia… y si ellos llegan hacia tí en diversos pisos también significa que hay alguna especie de área de efecto que atrae a los dragones hacia tí…

El albino miró completamente alterado a su madre, eso significaba que iba a enfrentar a más dragones de los que cualquier aventurero podría en toda una vida, y sumado al hecho de que los dragones eran llamados "Los monstruos más fuertes" significaba que estaría en serios aprietos.

—Entonces en ese caso… creo que hay algo más.

Ahora fue Hestia quien habló, se había mantenido al margen de la discusión mientras analizaba las palabras de Alfia y las líneas de la habilidad de su dependiente.

—Tu magia dice "Muestra lo que eres en realidad" sumado al hecho de que en tu habilidad hay una línea que dice "Eres menos que Humano", y todo en tu habilidad está orientado hacia los dragones… creo que tu magia debería darte capacidades similares a ellos al activarla…

—¿Eh?

Bell abrió los ojos cómo platos, hacía relaciones entre su habilidad y su nueva magia, realmente todo apuntaba a lo que la diosa estaba diciendo.

Pero entonces ¿Eso en que lo convertía a él?

Cuando el chico estaba intentando acomodar todo en su mente, Alfia habló.

—Deberías probarlo hoy en el calabozo… pero primero compra una nueva espada.

—Uh, pero ¿No saldría más barato repararla?

El silencio cayó en la habitación mientras Alfia miraba incrédula a su hijo.

—Bell, rompiste tu espada por la mitad… ¿Creés que un daño así se puede reparar jovencito?

El albino entonces entró en una especie de modo en el que estaba analizando la situación, dándose cuenta de lo estúpido que había parecido.

XxXxX

En aquella habitación se encontraba Aiz sentada, miraba su espada envainada recordando la noche anterior, aquella experiencia se le quedaría grabada en la memoria toda la vida.

El estoque que el Dios Goibniu le dió como reemplazo para desperate después de dejar el arma en su taller era pesado, un arma de clase alta que le recordaba a lo hecho por el albino, el cual una vez más le trajo un recuerdo en sus sueños. Mientras la miraba recordaba cómo el chico desenvainó su espada de novato, saltando sobre el dragón con ira para intentar cortarlo, pero, la debilitada arma se quebró justo en la mitad.

Un pequeño escalofrío corrió por su espalda, no sabía qué era lo que le pasaba cada que recordaba las acciones del chico después de eso.

Él saltó sobre el dragón después de que su arma se rompiera justo a la mitad, y con una potente mordida penetró furiosamente el cuello de la bestia.

Su mente se empezaba a perder en sus recuerdos, hasta que la puerta resonó con un par de golpes que venían del exterior, indicando que alguien quería entrar o saber si la rubia estaba ahí.

Aiz se levantó y caminó hasta la puerta, abriendo la misma para ver a una elfa peliverde mirándola con una expresión seria.

—Aiz… Tenemos que hablar.

XxXxX

Estaba llegando al gremio con una bolsa de cuero en mis manos, después de ese sermón interminable y de que mi madre me regaño por la ruptura de mi espada me dió esta bolsa y según dijo.

"Venía contigo cuando Hestia te encontró en la calle"

Miré el objeto, estaba repleto de algo que parecían ser piedras, si no estaba mal serían piedras mágicas. Tal vez en esos momentos de los que no recuerdo nada me preocupé por el dinero y tomé las piedras de los últimos monstruos que maté.

Sin tomarle mucha importancia finalmente llegué al gremio, me adentre en la sede mirando a mi alrededor pensando en varias cosas, una de ellas era ¿Dónde voy a comprar otra espada? La mía había sido proporcionada por el gremio y apenas hace unos días había terminado de pagarla.

Aunque no me quejo de la misma, era un arma que me gustaba mucho, una espada que podía usar a una mano con un alcance mayor al de una espada corta.

En el momento en el que entré lo suficiente en la sede fui recibido por Eina, ella me miró con una sonrisa radiante mientras se acercaba, o por lo menos así era hasta que se detuvo viéndome.

Probablemente había notado la ausencia de mi talabarte y mi pobre armadura.

—¿Bell-kun? ¿Y tu equipo?

Ella preguntó mientras me analizaba de pies a cabeza, era una mirada muy extrañada. Sentí mi vida correr peligro mientras pensaba en la excusa que tendría que darle a Eina.

Le dí una explicación lo más detallada que pude hacer rascando en mi memoria para dar la mayor cantidad de detalles.

Y tal cómo lo pensé, Eina me dió el regaño de mi vida, diciendo algo similar a "¿Que tan idiota puedes ser?" Aunque en mis recuerdos suenan muy calmados, estoy seguro que fue más entre gritos.

—Así que… Quieres una nueva espada, ¿no?

—Si… ¿Dónde puedo comprar una?

—Depende del presupuesto… aunque creo que con 7,000 Valis te puede alcanzar para un arma un poco más fuerte que la del gremio… eso es el saco, ¿no?

—De hecho tiene piedras mágicas, al menos me tomé la libertad de recuperar las piedras mágicas así que decidí cambiar las piedras y después de eso comprar el arma en base a mi dinero…

Suspiré mirando al saco, Eina seguido de ello me llevó hasta el cambio de la sede dónde dejé las piedras mágicas.

Por su tamaño busqué en mi mente y apareció la imagen de una de las piedras de Infant Dragon del quinto piso.

Me alarmé un poco, pero, el cambio fue hecho, y ante mis ojos estaba una bolsa de Valis.

—14,000 Valis.

La respuesta del hombre me dejó sin aliento, en una noche había ganado más que en varios días.

Tomé el dinero aún estando aturdido y voltee mi mirada hacia Eina la cual sonreía, al parecer se divertía con mi reacción.

—Bien, creo que hay presupuesto para un arma más fuerte.

XxXxX

Bell se encontraba frente a un taller con tres martillos cómo símbolo, era el taller de una familia de herreros conocida cómo la familia Goibniu.

Eina le dijo a Bell que conocía a una persona que podía hacer armas de bajo costo y a pedido, así que el albino fue enviado aquí para pedir un arma que por lo menos le fuera a durar un tiempo en el calabozo.

Esperaba que pudiera resistir lo que venía, el chico se iba a tener que enfrentar muy seguido a monstruos dragón, así que por lo menos quería un arma capaz de usar con su nueva fuerza.

Entró en la tienda y fue recibido por un par de herreros, el chico sonrió y habló.

—Disculpen, busco a Mina…

—Así que la buscas a ella… ¡Bien! La traeré en un momento.

Después de un tiempo una chica se le acercó con una sonrisa, tenía el cabello castaño largo y unos enormes ojos azules, su piel parecía ser suave en contraste del lugar en el que ella se estaba ganando la vida con una actitud positiva.

—¡Yo! Nuevo aventurero, nuevo cliente. Mina, Mina Jakel

Una chica de la familia Goibniu, a decir verdad no la conocía de nada, pero, al menos sonreía ante la posibilidad de hablar con alguien así, aunque ella hizo las primeras presentaciones.

Bell la miró completamente, era una mujer bonita, estaba vestida con un delantal de cuero, ropa ligera, un par de guantes marrón y un cinturón en el que tenía colgando varias herramientas. Bell finalmente decidió presentarse.

—Bell, Bell Cranel, verá Jakel-san, pasa que quiero pedirle un arma…

—Veo, veo, bien, no pareces más que un novato, pero si tienes por lo menos un cuarto del precio te puedo dejar pagarlo en cierta cantidad de plazos, así que dime, ¿Qué tipo de arma quieres?

La chica hizo un análisis rápido de la apariencia de Bell de pies a cabeza y pronto dio el veredicto acertado, el chico no era más que un novato.

Así que con un poco de daño a su orgullo por haber sido tan fácil de leer decidió hacer su pedido.

—Una espada bastarda, por lo menos 120 centímetros de largo incluyendo la empuñadura, y que pueda resistir asaltos fuertes…

Una espada bastarda, es el mismo tipo de arma que era su espada de novato, un arma que estaba entre una espada corta y una espada larga. Una empuñadura lo suficientemente extendida cómo para ser usada con dos manos, pero, con el peso y la longitud lo suficientemente reducida para ser usada cómodamente con una mano sin perder tanto alcance.

El albino fue más específico con ciertas cosas pero la herrera apuntaba bien todo en una libreta, ella sonreía, una nueva oportunidad de hacer a un aventurero feliz con su arte.

—Bien, el primer pago será de 13,000 Valis, puedes pagar todo durante un mes, ¿Estás de acuerdo?

—No tengo objeciones.

—Entonces pasa por ella a las cinco de la tarde, ¡Gracias por su visita!

Bell sonrió, había hecho su primer pedido de arma, algo que no creyó que fuera a hacer tan pronto en su tiempo de aventurero, una señal de que estaba creciendo cómo guerrero.

El chico salió del taller sintiéndose satisfecho.

XxXxX

La chica se encontraba en el patio de la familia Loki, estaba haciendo unas cuantas pruebas con el estoque que el dios Goibniu le prestó cómo reemplazo de su arma principal.

Su técnica era hermosa pero muy agresiva, sin desperdiciar ni un solo movimiento blandía su arma con firmeza mientras desataba estocadas cómo el viento en cuestión de segundos.

El entrenamiento a ella le servía para distraer su mente un rato, aparte de que debía acostumbrarse a usar el estoque, de igual manera lo iba a tener que usar hasta que su espada favorita estuviera reparada.

Su mente empezó a divagar regresando hasta la plática que tuvo con Riveria en la mañana.

«Hace unas horas»

La elfa había entrado a la habitación de Aiz y la miró con tranquilidad mientras ambas se sentaban en la cama de la rubia.

—Bien, no sé qué habrá pasado entre tú y ese chico, pero es verdad que desapareciste después de que él saliera…

—… lo siento… yo, sentí que debía disculparme, creí que lo había asustado, pero al final ni siquiera mencionamos el tema…

—Así que él fue a quien salvaste… Bete no ha parado de dar vueltas en la sala mientras murmura cosas, realmente hasta a mí me asustó un poco la aparición del muchacho…

Aiz pensó un momento, no sabía porque todos se alarmaron ante el leve duelo de miradas que el chico tuvo con todos los miembros de la familia, pero ella en ese momento se sintió muy bien, cómo si fuera protegida.

Ella no dió mucha más importancia al asunto, pero por otro lado Riveria miraba a Aiz con algo de intriga.

—¿Conoces al chico…?

—Si… se llama Bell…

Su expresión distante se mantenía en pie, aunque por alguna razón su mente se mantenía alrededor de ese chico que blandía una espada con tanta fiereza bruta.

—Bell… Aiz, ese chico es extraño… creo que, aunque sea un poco descortés de nuestra parte, deberíamos investigarlo…

«Actualidad»

"Por si las dudas…"

Esa era la conversación que tuvo con la elfa, ella solo decidió practicar para meditar todo lo que fue dicho.

Ella de primera mano vió cómo el albino se volvía un salvaje cuando se enfrentaba a esos dragones, lo cuál para un chico que no tiene tanto tiempo siendo aventurero era impresionante.

Pero también era extraño, pareciese que hubiera desarrollado una especie de gusto u odio por las bestias que aniquiló tan fervientemente anoche, su estilo de la espada era sumamente simple, de un novato cualquiera, si pudiera adivinar, el chico apenas sabía lo básico.

Pero cada asalto que dió estaba cargado de una fuerza impresionante, casi cómo si fuera más fuerte a la hora de pelear con ellos.

Aiz miró su estoque, su estilo propio era veloz y fuerte, aunque por la brutalidad del mismo ningún arma era capaz de resistir en sus manos.

Pensó en ello y recordó el estilo del albino, al parecer su estilo también parecía sentarse en la fuerza y  la velocidad solo que enfocada de manera diferente.

—Tú… ¿Te volveré a ver…?

La chica suspiró y con un movimiento rápido que pareciese que hubiera practicado muchas veces envainó su espada, fue elegante en ese aspecto y si alguien la hubiera visto hacer aquello hubiera pensado que se veía más hermosa que de costumbre, aunque pareciera algo imposible.

—Tal vez debería ir al calabozo…

Suspiró y se sentó en las raíces de un árbol en el patio mientras miraba al frente, empezó a recordar la noche anterior.

«Anoche/Calabozo»

Después de que ambos chicos se encontraran y de forma contraria a lo que mini Aiz le dijo claramente de no decir la verdad, los chicos habían empezado entablar una conversación sorprendentemente fluida.

Ellos hablaron de bastantes cosas, pero intentaban evitar las palabras que la chica le dijo al hombre lobo en el bar "Lo elegiría a él sobre tí".

Bell se sentía bastante feliz de haber escuchado aquellas palabras, aunque por el hecho de que parecía que ella evitaba el tema él también intentó evitarlo. Recién en este momento que tuvo un poco de paz interior para poder pensar en todo lo que había pasado pudo recordar esas palabras.

Aiz por su parte no sabía que decir al respecto de lo mismo, así que decidió evitar el tema, aunque parecía que mini Aiz no estaba de acuerdo con ello.

Mini Aiz se había sentado en las piernas del albino mientras ambos hablaban con calma y una creciente alegría, Bell simplemente no podía creer que esa chica que parecía una muñeca pudiera tener tantas expresiones.

—¿Así que tu madre te enseñó lo básico de la espada?

—Si, ella dice que fue una aventurera algo fuerte cuando estuvo en Orario, pero que lo dejó cuando nací, dijo que cuando estuviera listo me iba a dar un verdadero entrenamiento.

—Wow… parece ser una buena madre…

La rubia bajó un poco la cabeza recordando a una mujer que era cómo un cálido viento que podía alejar las preocupaciones de las personas con una sola sonrisa.

—De hecho ella no es mi madre…

El albino confesó a lo que la rubia lo miró con sorpresa.

—Ella realmente es mi tía, su hermana gemela era mi madre… pero ella murió el día en el que yo nací, y según dice mi abuelo, mi padre murió de una forma heróica… Mi tía me crió desde que tengo memoria, así que es como si fuera mi verdadera mamá.

Ella solo lo miró algo sorprendida, entendió pronto lo que pasaba, el chico no conoció a sus verdaderos padres, aunque con el hecho de que su tía lo crió el chico si tuvo una madre, pero, al parecer nunca conoció la figura de un padre.

A ella le entristeció aquello mientras recordaba a cierto hombre con una espada plateada.

Ella inmediatamente pudo saber un poco de su dolor.

Pero justo cuando estaba por intentar darle un apoyo, el chico saltó sobre ella, parecía un reflejo, algo de lo que ella no se dió cuenta instantáneamente.

Posiblemente no hubiera pasado nada, pero, el chico ignoró aquello y se lanzó.

Una fuerte luz y un aumento de temperatura fue lo que la chica notó.

El albino había recibido una bola de fuego disparada por un Infant Dragon en un intento de que a ella no le pasara nada.

La había protegido a cambio de su propia integridad.

—¿¡Estás bien!?

El albino volteó a ver a la chica, estaba quemado, pero no pareciera que realmente le hubiera afectado tanto, más bien pareciese que la marca de la quemadura era simplemente algo de hollín que se hubiera pegado de su piel.

Ella por su parte se sorprendió mucho de ver al chico recibir un ataque por ella.

Sus ojos abiertos cómo platos y una expresión sorprendida de la chica fueron más que suficiente.

El albino miró al dragón con ira.

—Pagarás…

El chico desenvainó su espada y saltó sobre el monstruo, alzó la espada sobre su cabeza y dió el golpe más fuerte que pudo con su filo, la cabeza del monstruo fue lanzada hacia abajo ya que otra cosa pasó con la espada: Se había roto justo en la mitad.

El chico al ver aquello solo frunció el ceño y cuando cayó al suelo se lanzó con toda su velocidad hacia el cuello del monstruo abriendo sus propias fauces.

Ante la atónita mirada de la princesa, sus dientes penetraron con ira en la carne del dragón bañando al chico en sangre instantáneamente cuando él arrancó un trozo de carne y se lo tragó.

El chico miró justo detrás del dragón, dos más.

Con una ira desenfrenada usó su espada rota, su fuerza y sus dientes para atacar a los que se acercaban.

Aiz miró eso con algo de asombro, pero pronto su pecho se llenó de un nuevo fuego, uno que era cálido, sereno y agradable.

No sabía el porqué de ello, pero, sí sabía que esa llama apareció cuando el chico la protegió aún sabiendo que ella no saldría herida.

Miró el suelo, el chico había dejado caer una bolsa de cuero vacía. Su mirada pasó de ello al cadáver del monstruo del que Bell la protegió, tal vez podría ayudarle.

XxXxX

Después de peleas con casi diez dragones en la subida, Aiz había llenado la bolsa con las piedras de los monstruos que Bell mató.

Así es, el chico tuvo a Aiz de soporte y de forma gratuita.

Cuando por fin salieron del calabozo aún era de madrugada, así que la chica podría intentar seguirlo, pero, decidió solo darle las piedras al albino y sonreírle, diciendo ciertas palabras "Gracias por salvarme".

Después de eso, ella se fue a la mansión y llegó directamente a su habitación con una sonrisa satisfecha.

«Actualidad»

Después de un tiempo, Bell había regresado a la forja, tenía el dinero preparado y una notable cantidad de nervios en su ser, pero una enorme sonrisa adornaba su rostro, así que no había nada a qué temerle.

El chico entró con algo de nervios y dió un par de golpes al mostrador mientras esperaba que la chica que había forjado su nueva espada se acercase y le entregue su arma.

—Eh, disculpen, vengo a recoger una espada…

El chico dijo aquello mientras suspiraba con nervios.

Después de unos instantes apareció la Herrera castaña con una sonrisa y algo envuelto en una manta blanca.

—Yo, Cranel-Kun, tal cómo pediste, aquí está tu arma.

Ella puso el objeto en el mostrador para después desenvolver el arma, estaba en una vaina bastante normal, de madera y recubierta de cuero con los extremos enchapados en lo que parecía ser bronce.

Pero lo importante era lo que la vaina estaba protegiendo, ella le entregó la espada envainada a Bell el cual cómo un niño que recibía un juguete nuevo para navidad la desenvainó, su sorpresa fue impresionante.

Tal cual fue pedida, con una hoja de unos 105 centímetros de largo y la empuñadura de 15, la longitud fue respetada.

Era un arma que reflejaba perfectamente su alrededor, parecía ser resistente. Su hoja larga era algo robusta, tal cual se veía que podía resistir los impactos. Su guarda era un par de barras que creaban una cruz entre la empuñadura y la hoja, y el pomo del arma era una estructura en forma de una especie de rombo circular, era delgado por lo que tampoco era estorboso, así que servía.

—No tiene nombre, así que cómo tú eres el aventurero, decide cuál será.

Mina habló mientras Bell apreciaba el trabajo de la herrera.

El chico al ver el arma solo podía recordar el cuento de un héroe, un héroe que en ese momento le recordaba lo que él mismo iba a hacer usando la espada.

George, un caballero santo que empuñando una espada entregada por un espíritu aniquiló a un dragón.

El nombre de la espada santa asesina de dragones.

—Ascalon…

Fue el nombre que Bell le puso a su espada nueva.

XxXxX

El albino estaba en el cuarto piso, una vez obtuvo su espada ni siquiera intentó regresar a casa, fue directamente al calabozo para probar el arma, y probar su magia también.

Bell tenía unas inmensas ganas de probar su magia, pero al no saber qué hacía el hechizo no se atrevió a ir hacia el calabozo sin su espada.

Sonrió mientras esperaba la aparición de cualquier criatura, sonreía mientras mantenía su mano izquierda sobre la vaina colgada en el talabarte de su cintura.

Entonces empezó a escuchar algo, era débil, muy débil, pero pronto se volvió más y más evidente, eran aleteos, varios aleteos, un grupo de seis o siete pares de alas.

El chico volteó la mirada y pudo ver qué era aquello, se trataba de una… ¿Manada?

Era una especie de parvada o manada del mismo tipo de monstruo, un monstruo lleno de escamas y de color marrón, sus patas traseras poseen garras afiladas, grandes alas que permiten volar con gran habilidad, un pico largo lleno de colmillos cónicos y de ojos rojos.

Un grupo de Barnos, un monstruo de tipo dragón que aparece en el séptimo piso del calabozo, del tamaño de goblins ligeramente más grandes.

Tiene la mala costumbre de formar grupos grandes para abrumar a sus presas, y cómo todo dragón, un aliento de fuego que no se debía tomar a la ligera.

—… No sé si mi habilidad es buena o es mala… primero Infant Dragon del quinto piso y ahora Barnos…

El chico desenvainó su arma y tomó una postura de guardia mientras alzaba la punta de su espada alineando la misma con el centro de su pecho.

Recordó el canto de su magia y decidió probar las dos cosas por las que vino.

Tomó aire y cerró los ojos intentando unir cada pizca de su poder mágico para que su magia fuera lo más efectiva posible.

—Reclamo el derecho de ser…

Cántico corto fue realizado, estaba listo para invocar su magia mientras abría los ojos, viendo directamente a los Barnos que empezaban a acelerar hacia él.

—[Rey Dragón]

Cuando activó su magia instantáneamente Bell sintió una enorme fuerza, se pudo dar cuenta de que a su alrededor la temperatura había aumentado, intentó respirar, pero al hacerlo, sintió que todo ese aire que había entrado en su cuerpo se volvía energía, un poder destructivo se infundió hasta el centro de su ser.

Bell se sintió con tanta fuerza que instantáneamente sonrió, era una sensación muy placentera.

Pateó el suelo y la nueva fuerza que recorría cada fibra lo disparó hacia los monstruos alados dando una vuelta en el aire y lanzando una tajada sobre el cuello de uno de los Barnos, el primero de ellos cayó. Se pasó de largo, quedando detrás de los monstruos los cuales dieron una vuelta en el aire con su enorme habilidad de vuelo, abriendo sus bocas para disparar a Bell varias bolas de fuego, pequeñas, pero poderosas.

Bell usó su brazo para detenerlas, no sintió dolor, saltando sobre ellos una vez más para quedar rodeado, atrapando con los dientes el ala de uno de ellos y usando su nueva fuerza con su brazo y su boca lo despedazó, el segundo de ellos cayó.

Su mirada se enfocó ahora en el tercero el cual voló a toda velocidad intentando morder a Bell, el chico apretó los dientes y tragó el ala de aquel al que acababa de derribar, la llama se encendió, sostuvo su espada y la balanceó con toda su fuerza cortando el aire hasta llegar a la boca abierta del monstruo, el golpe junto con los aumentos que había recibido literalmente le dieron la fuerza de partir al monstruo por la mitad de forma horizontal. El tercero cayó.

Los últimos cuatro monstruos vieron a Bell, asesinar a sus hermanos, así que se esforzaron, cargaron aire en sus pulmones y descargaron toda su potencia de fuego sobre el albino.

El chico recibió las llamaradas, pero no sintió dolor, cómo si el fuego no le estuviera afectando.

Sonrió y miró a los dragones con una sonrisa, los monstruos volaron un poco hacia atrás.

Justo detrás del albino se formó la presencia de una enorme cabeza, la cabeza de una bestia de escamas negras y ojos amarillentos.

Los dragones se asustaron, estaban frente a un dragón increíblemente poderoso.

—Según dice mi diosa esta magia me da capacidades similares a ustedes… veamos si es cierto…

El chico inhaló profundamente, sintiendo el enorme aumento de poder con ese simple hecho, y se enfocó en sus pulmones, recordando lo que habían hecho las criaturas.

Pronto, el infierno se desató.

Desde la garganta de Bell, una enorme llamarada fue disparada hacia las criaturas, ellos no se pudieron resistir, sus cuerpos a prueba de fuego fueron lanzados contra la pared, las llamas eran abundantes y bastante fuertes, si esto era así con 0 en magia, entonces era una magia increíblemente poderosa.

Cuando Bell terminó de exhalar empezó a toser, de su garganta salía humo.

—Aaah, me extralimité… ¿Uh?

Los Barnos fueron completamente pulverizados dejando en el suelo sus piedras mágicas.

Una sonrisa de Bell se hizo presente.

—¡Si! ¡Estoy más cerca de tí, Aiz-san!

El chico celebró con una sonrisa inocente completamente distinta a la personalidad que dió cuando se enfrentaba a la manada de monstruos.

Con esa misma sonrisa empezó a reunir las piedras mágicas y los ítem caídos.

Cuando finalmente terminó escuchó más gruñidos, era un grupo de Barnos y un par de Infant Dragon.

El chico dió una sonrisa mientras su presencia volvía a ser la de aquel dragón.

XxXxX

«Mansión Crepúsculo/Algunas horas antes»

Aiz se encontraba sentada en las raíces del árbol pensando en aquel chico que la había protegido un par de veces aún sabiendo que a ella no le pasaría nada.

Tenía una leve sonrisa, aunque aún estaba un pequeño aire de tristeza mientras recordaba que no sabía dónde estaba el chico y en una ciudad tan grande cómo Orario solo podría encontrarlo en el calabozo y en los primeros pisos, pero, no sabía hasta que piso llegaba el chico, bien podría ir al sexto piso dónde lo encontró la última vez, pero, teniendo en cuenta el hecho de que estaba enojado y que su pierna estaba herida, actualmente tendría que quedarse en pisos más altos, por lo que, era imposible saber en qué piso lo iba a encontrar.

Suspiró y miró sus piernas, ese chico y esa poderosa presencia.

Él en apariencia era muy similar a un conejo, pero cuando estaba en una pelea, su presencia parecía ser más la de un dragón albino con los ojos rojos.

Dos conceptos totalmente opuestos y de alguna forma, ese chico los tenía a ambos.

El conejo y el dragón en el mismo cuerpo.

Su pensamiento hubiera seguido revoloteando alrededor del albino de no ser porque el grito de una Amazona la sacó de sus pensamientos al momento.

—¡AIZZZ!

—¿Tiona?

La Amazona tenía una sonrisa enorme en su rostro mientras abrazaba a la rubia de manera cariñosa.

—¡Vamos de compras!

XxXxX

La calle principal Norte, ahí mismo se encontraban un grupo de cuatro mujeres pertenecientes a la misma familia: Aiz, Tiona, Tione y Lefiya.

Ellas caminaban entre una zona que estaba bastante llena de comercios, entre puestos de venta de productos en las calles hasta varias tiendas de ropa.

Era justo el porqué de que las chicas se encontraban allí: comprar ropa.

Eran muchas tiendas, aunque esto era normal en el mundo de la moda debido a que cada raza tenía una preferencia de ropa.

Los pequeños y delgados hobbits no podían comprar ropa en las mismas tiendas de los enanos que eran pequeños pero robustos.

Así mismo los elfos tenían su propia preferencia en cuanto a una ropa más conservadora mientras que las Amazonas preferían una ropa un poco más… "reveladora".

Por ello cada tienda tenía que tener mucho cuidado para adaptarse específicamente a su clientela o de lo contrario las disputas entre razas no terminarían.

Era todo un mundo y por lo mismo siempre se decía que "Orario era el pionero en el mundo de la moda".

—Señorita Tiona ¿No sería mejor explorar las tiendas más pequeñas en los callejones? Son más baratas y menos abarrotadas…

Lefiya hizo aquella sugerencia con una sonrisa nerviosa viendo hacia la Amazona hiperactiva.

—¡Ah sí! En esa esquina está la tienda que a Tione y a mí nos gusta, ven Aiz.

—Huh…

Las chicas llevaron a la rubia y a la elfa hacia una tienda que se encontraba algo apartada de todo, mientras que la mente de Lefiya empezaba a carburar entendiendo prontamente lo que eso significaba.

—E-Espera, entonces esa tienda es de Amazonas…

Cuando llegaron a la tienda, el color fue drenado del rostro del hada. Coloridas y brillantes telas se mostraban en la tienda, ropas que harían que cualquier persona con un poco de pudor quisiera apartar los ojos por lo escasas que eran.

La ropa de las Amazonas, puesto que solo eran mujeres, se vendían en sistemas de dos piezas con colores vibrantes que no cubrían más que la ropa de las bailarinas del barrio rojo. Incluso la empleada de la tienda que era una Amazona vestía ropas que para muchas personas sería solamente ropa interior.

Tiona y Tione se adentraron en la tienda tirando de la mano de Aiz y siendo seguidas por Lefiya.

En ese momento y hablando con la empleada las hermanas Amazonas tomaron los primeros conjuntos que les gustaron con una sonrojada Aiz y una Lefiya tan roja cómo una remolacha viéndolas.

—Mira Aiz, ¿no te parece bonito?

—E-Eh…

—Por favor no hagan que la señorita Aiz vea estas cosas.

—No seas aguafiestas Lefiya, ¡Hasta encontré uno para tí!

—M-Me niego…

Las gemelas Amazonas se veían felices mientras abordaban a las avergonzadas chicas con ropas de su especie.

Si bien era un hecho el que cada raza tenía sus preferencias en cuanto a ropa, también era verdad que habían algunas que usaban la ropa otras razas, un tipo de moda poco común pero interesante a partes iguales.

—Mira, mira Aiz, este combina con el mío.

Tiona le presentó a Tiona un conjunto de ropa que era una tira de tela gruesa y una falda de estilo pareo.

Aiz vió la ropa de la Amazona que era idéntica a la que le estaban presentando.

Aiz instantáneamente se imaginó a sí misma usando ese conjunto, su sonrojo creció hasta igualar la ropa.

—¡No-No voy a permitir que hagan que la señorita Aiz use ese intento de "ropa"! Ella merece algo más refinado y elegante, algo, ¡Algo cómo lo que utilizamos nosotros los elfos!

La elfa gritó golpeando un poco su propio pecho mientras intentaba dar un ejemplo de ropa adecuada.

—Pero ¿No te gustaría ver a Aiz con esto?

La Amazona hizo su pregunta mirando a la elfa, ella aterrizó su mirada en la ropa de la chica, el conjunto que estaba ofreciendo y finalmente en el pecho de Aiz.

Se sonrojó muchísimo y miró hacia otro lado.

—¿¡Po-Por qué debería!?

—¿Pero lo imaginaste?

Lefiya negó enérgicamente y tomó a Aiz de la mano.

—Venga señorita, le mostraré ropa digna de usted.

La elfa salió volando de la tienda mientras eran seguidas por las Amazonas.

XxXxX

—OHH—

Los sonidos de asombro por parte de las féminas no se hicieron esperar, todas veían a la rubia la cual abrió la cortina del probador.

La chica vestía un top blanco sin mangas acompañado de una minifalda. Un hermoso modelo floral fue cosido apenas sobre el dobladillo de la camisa. Era una combinación simple pero el cabello dorado y la figura femenina de la portadora hacían que las ropas cobraran vida.

—Te ves realmente bien, Aiz, Loki estaría sobre tí si estuviera aquí.

—Tu piel es tan clara, y esa ropa muestra tu cuerpo… realmente podría estar un poco celosa.

—T-Te ves realmente bien señorita Aiz.

Los elogios de las chicas cubrieron a la rubia la cual realmente se sentía cómo un pez fuera del agua.

Después de un tiempo las chicas pagaron, habían terminado al final en una tienda de ropa para humanos.

Aunque cuando se dispusieron a salir inmediatamente se detuvieron, tres de ellas se sintieron brutalmente inseguras y Aiz por su lado sintió que su corazón daba un vuelco.

Caminando tranquilamente frente a la tienda pasaba un albino que todas reconocieron, el chico llevaba una espada envainada en sus manos y su rostro exhibía una sonrisa radiante.

A los ojos de la rubia el chico se veía perfecto, una pequeña aura transparente que emanaba una paz impresionante flotaba a su alrededor, para ella era el hombre más maravilloso que nunca había presenciado, pero, no pudo intentar hablar con él, aunque mini Aiz estaba dando vueltas por el suelo haciendo un berrinche para que fuera a hablar con él conejito.

Pero, para los ojos de las tres mujeres que acompañaban a la princesa, esa sonrisa tan perfecta era digna de sus peores pesadillas.

Mezclaban su experiencia con él en el bar a su apariencia actual y ese rostro amable se transformó en el rostro de un psicópata que iba a aprovechar la mínima oportunidad para cortarle el cuello a alguien usando esa espada en sus manos.

Dos puntos de vista muy diferentes entre sí, pero que iban dirigidos al albino que pronto se perdió en las calles.

—Bell…

Aiz extendió un poco su mano, cómo si quisiera atrapar a su mascota mientras su corto hilo de voz salía de su garganta.

Se notaba triste, vió a aquella persona que la protegió aún sin tener su consciencia activa y a pesar de saber que a ella no le pasaría nada.

Pero las chicas se giraron rígidamente a ver a la chica con un silencio sepulcral, nunca esperaron que verían a la chica así, y menos por alguien que realmente parecía ser capaz de incinerar humanos a pesar de su tierna apariencia.

Sin más tomaron de la mano a la chica y huyeron de ahí.

XxXxX

Después de un momento se encontraban en la calle principal Norte mientras respiraban pesadamente, habían puesto toda la distancia posible entre ese chico y ellas.

El aura depresiva de Aiz ahora era más densa y algo pesada.

Y por su parte mini Aiz estaba llorando a todo pulmón y pidiendo que el conejito regrese, aunque Aiz no entienda eso del todo.

—Mooo, Aiz se ve triste…

Tiona le dijo a Tione mientras recuperaba la compostura y veía a la rubia la cual hacía pequeños círculos en el suelo con su dedo índice.

Y por su parte la elfa estaba intentando recuperar el color del rostro.

Aunque esa situación hizo que para ellas fuera imposible notar una cabellera blanca larga acompañando a una negra, un par de mujeres.

XxXxX

Unas cuantas horas después habían regresado a la mansión crepúsculo, el susto de ver a aquel aventurero hizo que las tres chicas arrastran a la rubia de regreso a casa, la cual sencillamente parecía extrañar algo.

En su mente solo revoloteaba el nombre del albino que cazaba dragones.

—Bell…

—¡Aiz-tan!

Mientras la chica se mantenía sentada pensando en algo, su diosa había aparecido con un vestido en sus manos, al parecer ella iba a asistir al banquete de dios.

La diosa tenía la intención de preguntarle a su niña la opinión que ella tenía acerca del vestido, pero, ver a la chica de esa forma ciertamente movió un poco su ser.

La rubia volteó a ver a Loki con una mirada un poco suplicante.

—¿Hmm? ¿Que pasa Aiz-tan?

Loki inclinó su cabeza un poco mientras miraba a la chica la cual parecía empezar a buscar las palabras para decirle a su diosa.

—Loki, ¿Sabes algo de la familia Hestia?

XxXxX

«Iglesia abandonada/Actualidad»

Alfia se encontraba sentada en el sofá viendo la hoja de estado que Hestia recientemente había sacado de su hijo, la expresión de la mujer era algo complicada, por un lado estaba feliz, pero por el otro su mente no dejaba de repetir la misma frase.

—Bell es un tramposo.

Bell Cranel.

Nivel 1

Fuerza: F 324 → E 450
Resistencia: H 123 → H 199
Destreza: F 300 → E 401
Agilidad: E 425 → D 537
Magia: I 0 → H 198

El aumento de estadísticas del chico habían sido bastante impresionantes, podría haber sido por el constante combate que mantuvo durante las horas que estuvo en el calabozo, sentía que de alguna manera el rango de "atracción" de su habilidad había aumentado, atrayendo monstruos de pisos mucho más profundos.

Si este fue su crecimiento del día con unas pocas horas, Alfia no quería imaginar cuánto crecería después de la labor que se avecinaba.

Por su lado Bell miraba a la nada sosteniendo su espada entre sus manos, pensaba en lo que estaba pasando, en unos pocos días sus estadísticas dieron un salto brutal, y ahora con esa magia tenía un poder mucho más elevado.

Había apuntado en su mente todo lo que había sentido cuando usó su magia, era una magia de encantamiento cómo nunca había visto, pues no sé imbuye en ningún tipo de elemento para aumentar su fuerza, si no que más bien se auto reforzaba de una manera poco normal.

Y después estaba esa llamarada que había dejado salir, Bell la usó únicamente dos veces y tenía la sensación de que esta misma era un cañón de energía mágica, energía que también parecía poder "recolectar" cuando tomaba aire.

—No quiero ni imaginar qué pasará cuando puedas acceder al séptimo piso o más allá… ser atacado por las bestias más poderosas del calabozo tiene sus ventajas, ¿No?

Hestia se había burlado un poco hasta que Alfia le ordenó que guardara silencio.

Después de eso la albina miró la mesa, ahí estaba una bolsa de cuero llena de Valis.

Bell había hecho casi el doble de lo que había hecho la noche anterior, teniendo en cuenta de que los dragones a pesar de ser criaturas peligrosas eran escasas, sus piedras mágicas resultaban ser más valiosas de lo que valía cualquier piedra de esos pisos.

Bell aún no asimilaba que había hecho 23,000 Valis.

Aunque teniendo la deuda de un arma, ese dinero en este momento era casi intocable, pues aún tenía que reponer sus pociones.

—Bell, Hestia y yo nos vamos a ausentar un par de días.

La madre del chico sentenció mientras miraba a su hijo girarse hacia ella con algo de sorpresa en su rostro.

La madre del chico sonrió mientras empezaba a hablar de una forma un tanto más explicativa.

—Esta noche hay una fiesta que se conoce cómo Banquete de dios, varios dioses van a estar ahí, y por recomendación mía, Hestia va a asistir para buscar a una vieja amiga suya.

—Entiendo, pero, ¿Eso no debería ser solo de la noche?

—El resto del tiempo es porque vamos a hacer unas cuantas compras, viendo tu crecimiento, creo que es hora de empezar con algo que necesitas.

—¿Huh?

—Bell, voy a entrenarte.

La sentencia de su madre hizo que los ojos del chico se llenaran de brillo mientras se levantaba de un salto.

—¿¡Enserio!?

—Haces mucho ruido…

El albino cerró la boca.

Después de un momento, la madre asintió.

—En mis hombros descansa toda la experiencia de la que una vez fue una familia poderosa, y toda esa experiencia te la voy a transferir a tí después de que Hestia y yo regresemos, y, probablemente te revele el secreto que nunca te dije.

La mujer guardó silencio haciendo una pausa mientras que el albino abría sus ojos cómo platos al empezar a entender lo que eso significaba.

—Te revelaré a qué familia pertenecí y cuál era mi alias.

Al ver la sonrisa del chico que no podía simplemente mantener su entusiasmo, la albina sonrió.

Tal vez era hora de llamarlo.

—Bien, Alfia, me voy a cambiar, ya casi es hora…

Hestia se había levantado mientras caminaba al ropero de aquella habitación.

XxXxX

Hestia estaba en un carruaje que Alfia conducía, al parecer la albina había pagado por todo ello mientras se acercaban al lugar en el que iba a ser el evento.

La diosa portaba un vestido azul escotado que se ajustaba perfectamente a su pequeña pero curvilínea figura, el vestido se dividía en dos partes, una iba desde los hombros y pecho hasta la falda hecha con tela azúl marino y un leve bordado justo en dónde la tela se unía a la falda del vestido que resultaba ser celeste y que seguía su longitud terminando el vestido. Era acompañado por un par de guantes blancos y tacones del mismo color.

—Alfia, ¿estás segura de que debiste gastar dinero en este vestido?

La diosa preguntó mientras veía su vestimenta con una expresión complicada a lo que recibió una respuesta de la mujer.

—Fui una aventurera conocida hace quince años y estuve mucho tiempo en el calabozo antes de irme de Orario, ¿Crees que no tengo unos pocos ahorros personales?

Dijo la mujer con una risa mientras seguía conduciendo el carruaje hacia el lugar del evento.

—Define pocos ahorros personales…

Alfia se quedó un momento callada mientras avanzaban, era incómodo el silencio que tenían.

—Con lo que tengo podría pagar varias docenas de armas de la familia Hefesto y aún sobraría…

Hestia inmediatamente guardó un silencio sepulcral mientras veía hacia adelante pensando en lo que acababa de escuchar.

—Casi nunca gastaba mi propio dinero en cosas innecesarias, eso causa mucho ruido… y digamos que Bell no necesitaba de muchos gastos.

La diosa suspiró, no quería irritar a la ex aventurera, así que sencillamente guardó silencio esperando a que llegaran.

Realmente sabía poco de la familia a la que pertenecía esa mujer, solo que eran extremadamente fuertes y que por un descuido terminaron cayendo junto a una familia que los rivalizaba en fuerza.

Aunque teniendo en cuenta todo el dinero que la mujer presumía de tener realmente no quedaban dudas de que en esa familia debieron haber sido monstruos en cuanto a fuerza, se preguntaba si estarían cerca del nivel de la familia Freya o Loki.

XxXxX

—Esto tiene que ser una broma…

Hestia miraba la estructura que se erguía frente a ellas dos.

Un edificio con la forma de un gran hombre musculoso con la máscara de un elefante que se mostraba sentado cruzado de piernas y de brazos.

Y para rematar la puerta por la que se accedía al interior del edificio se encontraba justo en la entrepierna del edificio.

Yo soy Ganesha.

Ese era el nombre del monstruo arquitectónico que estaba frente a ambas.

—Bien… Hestia, voy a esperarte en el carruaje hasta que termine el evento, por el momento ve y disfruta… y ya sabes, controla tus impulsos, no queremos una mala imagen para la familia.

—Está bien… ah, esto va a ser imposible.

Hestia se dirigió al interior caminando tranquilamente, usar tacones no parecía ser tan difícil para ella.

XxXxX

Los murmullos corrían alrededor de la sala en la que varios dioses hablaban con sonrisas enormes, mientras degustaban vinos y probaban la comida todos ellos intercambian información o se reúnen con sus amigos del cielo.

Casi todos los dioses de Orario se reunían cada vez que un evento de este tipo se presentaba, lo cual era algo reconfortante teniendo en cuenta las capacidades de cada familia para que éstas hicieran sus banquetes.

Hestia por su parte se encontraba comiendo con tranquilidad, casi se lanzaba sobre la comida una vez la vió pero logró retener sus impulsos salvajes para tomar un plato y comer educadamente mientras parecía buscar con la mirada a alguien.

Aunque eso no tardó en pasar.

—¿Hestia?

La voz de una diosa apartó a Hestia de su comida, encontrándose con una diosa pelirroja que lucía un vestido rojo con largos guantes blancos, aunque lo más destacable de ella no era su curvilínea figura, si no el parche negro que cubría su ojo derecho.

Hephaestus, la diosa de la herrería.

—¡Hephaestus! Tanto tiempo.

Hestia saludo a la diosa con una sonrisa mientras se acercaba a ella.

—No sé qué está pasando, pero no pienso prestarte ni un solo Vali más.

—Oye, te estoy saludando, no pienso pedirte Valis…

Ambas diosas hicieron su intercambio de palabras dejando una risa.

Una pequeña conversación se había levantado entre las dos.

—Ese vestido te queda bien, mis felicitaciones a quien lo escogió.

Hephaestus hizo la observación con una sonrisa mientras Hestia rascaba un poco su mejilla con una expresión algo complicada.

Aunque antes de poder seguir su tranquila charla, una tercera deidad se acercó a ellas dos.

—Ara, Hephaestus y Hestia, hola.

Era una voz tranquila y sumamente relajante.

Una diosa extremadamente bella que lucía un vestido blanco muy escotado el cual acompañaba su cabello plateado y sus ojos violáceos.

—Freya…

Hestia dijo aquel nombre con un poco de disgusto al ver a la mujer acercándose a su conversación.

—Hestia, ¿Soy una molestia?

—No… es solo que no me caes bien…

Admitió a la diosa con algo de culpa mientras desviaba la mirada un poco.

La conversación se reanudó un poco, con Freya tocando el tema de que había hecho varias invitaciones a la diosa más baja para ir de compras, invitaciones que ella cordialmente rechazó.

Era una lástima, pero no se podía hacer más.

Realmente no era difícil conversar entre ellas, pero Hestia seguía con algo de incomodidad.

Y entonces se unió una piedra más a la terracería.

—¡Yo, Chibi!

Loki se unió a la fiesta.

—Bueno, creo que hay gente más molesta que tú, Freya.

Dijo con una sonrisa viendo a la diosa bromista.

La diosa le regresó el gesto, cosa que Hephaestus notó y siendo sinceros, le heló la sangre.

Esas dos diosas eran enemigas naturales, cómo perros de distintos barrios, pero, se estaban sonriendo la una a la otra.

—Bueno, venía para burlarme de ti por ser tan pobre que no te podrías comprar un vestido, pero, realmente ese te queda bien.

Sentenció Loki a lo que cada dios que pudo escuchar volteó la mirada, todos estaban horrorizados, aunque lo peor estaba por empezar.

—Gracias, fue un regalo de uno de los niños de mi familia, normalmente me burlaría de ti por exponer ese pecho plano con el vestido que tienes en este momento, pero, creo que en cierto punto te queda bien.

Un par de gritos y personas alejándose varios pasos fue lo que ocurrió, era una escena terrorífica, la diosa tabla y la enana tetona estaban hablando entre ellas cómo seres civilizados.

—¿Se sienten bien?

Preguntó Hephaestus mientras se pellizcaba el brazo para cerciorarse de no estar soñando ante la escena.

—Completamente, ¿Por qué?

Preguntó Hestia.

—Ustedes ¿Desde cuándo se llevan tan bien…?

—No lo hacemos—

Fue la respuesta de ambas con una sonrisa.

—Aunque, tenemos que intentar hacerlo…

—Supongo que para tí está pasando algo similar, no, ¿Loki?

—Si… Aiz-tan me preguntó por tu familia y ese chico tuyo, Hestia.

Muchos dioses salieron corriendo despavoridos, era la señal de que el apocalipsis estaba llegando, el armagedón, el Ragnarok, la caída de todo.

Freya sonrió un poco.

—Bien, ya he comprobado lo que quería comprobar… nos vemos, Hephaestus, Loki, Hestia…

La mujer se retiró con una sonrisa, dejando solas a las tres diosas.

—Esta va a ser una larga noche…

Dijo Hephaestus mientras se bebía una nueva copa de un solo trago.

—De hecho, Hephaestus, si había algo que quería pedirte…

La diosa miró a Hestia con un poco de intriga.

Realmente, esta sería una larga noche.

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Bien, si, esos dragones eran del Monster Hunter.

Necesito nuevos Dragones para el calabozo así que tomé varios de ellos y los hice más adecuados para Danmachi.

En fin, quitando ese hecho.

¿Qué tal el capitulo?

Te agradecería que dejaras tu voto y me siguieras que eso siempre me motiva a seguir escribiendo.

Gracias!

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