Capítulo 6: Vida de rutina.

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Hellou, dejo este capítulo antes de ponerme a dormir. 

Una cosita, al parecer hay lectores gringos que leen esto. Yo me pregunto cómo es que leen la historia, a caso copian y pegan todo en el traductor o wattpad traduce al igual que fanfiction? Ni idea la vdd

De todos modos, espero les guste gente. Hay un poco de todo, y como unos esperaban, los conflictos amorosos de Asfi jeje

En fin, disfruten :3

Indicios de un vórtice....

.

.

.

-- No podrás vencerlo.

Sentí haber escuchado mal, pero no pude evitar mostrar incredulidad ante las palabras de Riveria-sama.

Tontamente pregunté.

-- ¿Qué?

-- La profecía se cumplirá si o sí, tú y yo tendremos un hijo. No puedes evitarlo.

La firmeza de sus ojos verde jade me mandaron a un trance momentáneo.

"¿Por qué...?"

Yo solo pude preguntarme.

No lo entendía, y en cierto punto, era como si no quisiese entenderlo. La razón por la que ella se rendía tan rápido.

Quiero decir, ni siquiera había empezado. No había transcurrido ni una semana desde nuestra vida como "pareja casada".

Ella no tenía el derecho de juzgar mi potencial.

-- ¿Por qué dice eso, Riveria-sama...? Tal vez sigo siendo débil, pero si me esfuerzo, seguro que...

-- ¿De verdad crees eso, Bell Cranel?

Sus ojos se fijaron en los míos. Pude sentir que Riveria-sama analizaba cada gesto de mi rostro; cada tic, cada expresión y reacción.

Tragué saliva ante su seriedad.

-- Yo...

Lo supe al instante, no podía responderle con meras emociones o suposiciones. Debía ser sincero, y más que nada, realista.

Un murmullo se escapó de entre mis labios, tomando la débil forma de mi respuesta a su pregunta.

-- Sé que estoy siendo arrogante al decir que derrotaré al <Dragón Negro> en un año, pero... ¿qué otra opción tengo? Riveria-sama, ¿usted conoce una solución que no traiga infelicidad para ambos?

Bajé la mirada.

Seguía reposando en mi cama, para mi mal gusto. No diría que me sentía 100% bien, pero estaba lo suficientemente estable como para ponerme de pie.

Sin embargo, sabía que Riveria-sama no permitiría que me levantase. Por eso me limité a guardar silencio mientras esperaba su respuesta.

-- La dije anteriormente. Casarnos y concebir al héroe de la humanidad.

-- ....

Y vaya tiempo muerto. Mostré mi disgusto en una mueca acompañada de una ligera sonrisa.

De alguna manera, sabía que esa sería su respuesta.

Elevé la mirada, enfocando el techo de la habitación con mis ojos. El café rojizo de la madera barnizada me entretuvo mientras pensaba.

Sonreí con amargura y sin regresar a mirarla, pregunté.

-- ¿Realmente es esa una solución donde ambos seamos felices? No se ofenda, pero puedo ver a lo lejos que usted, en el sentido romántico, no siente el mínimo afecto por mí.

-- ....

-- Yo... la admiro mucho. Es una aventurera muy famosa, <Nine Hell>, en serio, que <Alias> tan genial; usted se asemeja mucho a las heroínas sobresalientes en las historias que tango me gustan. Sí, yo la admiro mucho...

-- ....

-- Pero no la amo en lo absoluto, Riveria-sama. No voy a mentir y fingir que la ilusión de un matrimonio arreglado a conveniencia de los demás es una placentera realidad.

No paré de hablar.

No lo sabía, tal vez se debía a mí muy reciente experiencia con la muerte, o tal vez no; pero yo no deseaba vivir una vida falsa llena de remordimientos y arrepentimientos.

Era lo mismo con Riveria-sama, yo no deseaba su infelicidad.

-- Es exactamente por eso no puedo dar vuelta atrás. Esta es mi elección, mi determinación no vacilará por meros "qué tal si" que la gente diga.

-- ¿Y qué pasara si fallas?

Reí despectivamente.

-- Nada, solo será un reflejo de mi incompetencia.

-- ¿Quieres decir que si fallas simplemente aceptarás esa realidad? Un poco triste, ¿no?

-- Solo si fallo. Esa realidad solo demostraría mi deficiente determinación.

El intercambio continuó seguido de un corto silencio.

Pude sentir la penetrante mirada de Riveria-sama sobre mí. Sentí los sentimientos en ella, las emociones y contradicciones.

A veces mi sensibilidad a este tipo de cosas jugaba en mi contra.

Después de ser observado por varios segundos, su voz sonó suavemente formando una pregunta.

-- Entonces, si fallas y no llegas a nivel 9 en un año... ¿acatarás la profecía al pie de la letra? ¿Te casarás y concebirás un hijo conmigo?

-- ....

Me tomé un tiempo para responder.

No había duda alguna que muchos dudarían sobre mi orientación sexual si se enteraban de mi constante negativa a cumplir con mi deber, y muchos mas me llamarían idiota o insultarían de formas que yo no lograba imaginarme.

Era lógico.

Riveria-sama era catalogada como una de las grandes bellezas de Orario; superior y comparable a varias diosas. Oí por algún lado que hubo disputas y conflictos debido a los celos divinos.

No podía hacer nada; que mi hombría fuera puesta en duda y mi reputación manchada era inevitable. Por supuesto, solo si se enteraban.

Lo sabía perfectamente, y a pesar de eso, mi decisión no cambiaba. Después de todo, mis sentimientos hacia Aizu-san seguían intactos.

Pude haberlos ocultado de los demás, haberlos puesto debajo de una roca o encerrarlos dentro de mi pecho mientras ignoraba su existencia para así poder enfocarme en fortalecerme, pero eso no los eliminaba.

Era frustrante.

No me gustaban las profecías.

¿Por qué tenía que aceptar un futuro dictado? Claro, eran visiones divinas, sin embargo, ¿por qué todo estaba escrito en piedra?

La idea de un mundo siguiendo un guión al pie de la letra me dejaba un mal sabor de boca y ganas de vomitar.

Lo aborrecía.

La idea de las profecías eran ciertamente geniales a ojos del público en general, sin embargo, ser víctima de una no era para nada divertido.

Te acorralaba.

Si tenías sueños y planes, te los arrebataba. Solo te permitía seguir un camino previsto por alguien mas; sin quejas, sin opiniones, sin libertad.

"Ah..."

Llegué a una conclusión:

Yo odiaba la mera idea de no ser libre.

Temía y aborrecía ser un esclavo de las voluntades divinas.

-- Haha...

Solté una risita sin querer, también pude sentir la mirada confundida de Riveria-sama sobre mí.

Solté un suspiro, entonces dejé de ver el techo de mi habitación y la miré directamente.

- Claro que no.

Podía sentir que tras el fondo cristalino rubí de mis ojos llamas se avivaban por mi creciente determinación.

-- ... Ya veo.

Riveria-sama dijo eso después de una ligera y casi imperceptible sonrisa.



X X X



-- Claro que no.

Si Riveria tuviera que describir su reacción a la respuesta de Bell, esa sería una de completo alivio.

Se aseguró de no mostrarlo abiertamente, sin embargo, en su interior una extraña calma la apaciguaba. Era similar a escuchar el sonido de las durmientes olas en una noche de luna llena.

Un suave suspiró fue acompañado de una ligera y casi imperceptible sonrisa.

-- .... Ya veo.

Riveria se alegró, sin embargo, su plática con Bell estaba lejos de terminar.

Debía asegurarse sobre las motivaciones que impulsaban la ardiente determinación plasmada en los ojos rubíes del chico acostado frente a ella.

-- Respeto mucho tu perseverancia, sin embargo... no has considerado algo.

-- .... ¿No he considerado algo? ¿A qué se refiere, Riveria-sama?

Bell la miró confundido mientras Riveria pensaba.

Lo que estaba por decirle a continuación posiblemente afectaría a esa bella determinación del joven, sin embargo, debía arriesgarse.

-- Reconozco que eres un aventurero extraordinario, y tu historial es increíblemente anormal. Has roto cada récord en tus subidas de nivel, y el margen de diferencia no es ninguna broma. No exagero al decir que eres un prodigio que aparece cada siglo, sino es que más.

-- A-Ah... ¿p-por qué de repente me halaga tanto? E-Es vergonzoso....

Bell se mostró avergonzado por los repentinos elogios hacia su persona, pero Riveria hizo caso omiso a su pregunta y continuó.

-- Lo digo como alguien que observó el <War Game> que tu <Familia> tuvo contra la <Familia Apolo>. No eres alguien normal. Tu fama también va en aumento y eres muy popular entre el público. Sin embargo, lo más anormal en ti es....

-- L-Lo mas anormal en mi es....

Riveria lo observó.

Miró más allá del rostro sonrojado del chico avergonzado y se enfocó en el mar rojo al fondo de sus ojos rojo rubí.

En un tono suave, ella dijo.

-- Eres inusualmente bondadoso.

-- ....

Bell la miró consternado. Riveria se preguntó seriamente qué es lo que él miraba al estarla observando tan detenidamente.

-- Por supuesto, no digo que seas el único. Ha habido mas personas amables y con un gran sentido de la justicia antes que tú, pero... tienes algo diferente. No sé qué es, pero algo en ti me hace verte de forma diferente a esas personas.

-- Yo....

-- Aunque eres muy ingenuo e inocente.

-- ¡G-Geh...!

Antes de que Bell pudiese agradecer por los cumplidos de Riveria, su pecho fue atravesado por carámbanos con las palabras de "ingenuo" e "inocente" grabadas.

Torpemente mostró una sonrisa seca mientras soltaba un suspiro desilusionado y regresaba su mirada lagrimosa al techo de madera.

Hubo un silencio incómodo, pero segundos después fue eliminado por Riveria.

-- ¿Has pensado detenidamente el contenido de la profecía?

-- ¿Eh, la profecía...?

-- Sí. Mientras estabas de compras en la <Señora de la abundancia>. yo estaba analizando detalladamente cada parte de la profecía. Dime, ¿no captaste algo fuera de lugar en ella?

-- .... ¿No?

La inspiración de Riveria fue casi cortada por la respuesta ingenua del ingenuo Bell. Había hecho un gran descubrimiento:

Bell Cranel era un ignorante hacia los detalles.

-- Haah...

Riveria soltó un pesado suspiro, pero no permitió que la ignorancia de Bell fuese un obstáculo.

Si él no había notado las lagunas en la profecía, solo necesitaba explicarle cada una de ellas.

-- En primer lugar, está el tiempo que tenemos antes de la gran batalla. Son 18 años, sin embargo, se te dio solo uno para llegar al nivel 9. ¿No es eso injusto?

-- Ahora que lo menciona... sí, es algo loco.

-- Sí, y aparte de eso—

Riveria explicó parte por parte, incluso dictando la profecía palabra por palabra ante la curiosidad de Bell.

Mientras más avanzaba, la expresión de Bell daba la sensación de estar siendo iluminado con la verdad del mundo.

Eso le confirmo algo a Riveria, que Bell era ligeramente tonto.

Para el final, él pareció entender.

-- Y bien, ¿qué puedes decir de todo lo repasado? Te escucho.

-- .... Nuestro compromiso es totalmente innecesario. Tengo 18 años, ¿por qué debería acatar la profecía si esta misma da un tiempo bastante prolongado para la gran batalla? En pocas palabras... ¡¡no estamos obligados a tener un hijo!!

-- Te equivocas.

-- .... ¿Eh?

Riveria soltó un suspiro ante la incredulidad de Bell. De pronto, sin permiso de ella, se había sentado sobre la orilla del colchón.

Sus ojos en busca de respuesta no dejaron de observarla.

-- Verás, lo que dices tiene sentido, mas del necesario de hecho. Sin embargo, no estás viendo algo elemental.

-- Hmmm...

-- Es muy claro que tu velocidad para subir de nivel es lo mas sobresaliente y que mas llama la atención de la ciudad. No sería raro que en poco tiempo se te considere un candidato a héroe...

-- ... Hmmm

Riveria se detuvo un segundo, observando la reacción de Bell.

Por alguna razón, pensó haberlo visto gritando con estrellas en sus ojos, sin embargo, parecía haber sido su imaginación.

Siguió sus palabras.

-- Pero si me lo preguntas, a pesar del rápido crecimiento que tienes como aventurero, yo pienso que un día llegarás a tu limite.

-- ....

-- Y pienso que tu limite no será suficiente para hacerle frente al <Dragón Negro>....

-- ....

Finalmente, después de tantas vueltas y giros en la historia, Riveria llegó al punto que, de cierta forma, quería evitar.

Tenía muy en cuenta que el impacto ocasionado en Bell podría ser tan severo que él al instante diría "pues que va, tengamos un hijo entonces"; y era por eso mismo que se estaba arriesgando de todas maneras.

Ella deseaba confirmar la determinación inquebrantable del joven cuyo rostro era reflejado en la superficie de sus ojos verde jade.

Los segundos pasaron y se convirtieron en minutos, luego, Bell dijo:

-- Am, sí, lo sé.

-- Entiendo que sea difícil de creer ya que has roto el récord dos veces, pero... espera, ¿qué?

Riveria detuvo sus palabras de consuelo, preguntando con sorpresa en su rostro. La sonrisa de Bell se plasmó en sus ojos a la vez que él respondía.

-- Yo sé que tengo un límite. No soy tonto, Riveria-sama. Es lógico pensar que un día dejaré de subir de nivel...

-- Entonces... ¿por qué....?

Fue similar al sonido del viento.

La mente de Riveria se mantuvo en un trance del que le fue difícil escapar. Sus ojos aturdidos seguían enfocando el rostro adornado con una sonrisa de Bell.

Ella había sido cuidadosa y sensata, alargando el tema al que quería llegar desde un principio para no lastimar los sentimientos del chico o arrinconarlo a tomar decisiones precipitadas.

Fue por eso mismo que recibió un gran shock al obtener una respuesta afirmativa y libre de dudas por parte de Bell.

Había caído en un espacio vacío, preguntándose un simple "¿por qué?".

-- ¿Por qué sigues tan aferrado a la idea de vencer al <Dragón Negro>...? Se te dio la opción de un camino fácil; concebir un hijo conmigo y vivir libre de preocupaciones. No tendrías que hacer nada, no tendrías que pensar nada, no tendrías que esforzarte nada... entonces, ¿por qué...?

-- .....

-- .... ¿Por qué muestras esa amable sonrisa incluso sabiendo lo difícil que es el camino que has elegido...?

Riveria no logró comprenderlo.

Las acciones de este tonto e ingenuo joven bondadoso eran un misterio para ella, que actuaba en base a lo racional y lógico.

Entendía la base de obtener valor de las emociones, sin embargo, no estaba tan experimentada en ese campo como el chico frente a sus ojos.

Finalmente, Bell movió sus labios.

-- Haha, no es algo tan honorable, pero...

Lentamente, soltando una linda y refrescante risa, él contestó.

Sus ojos rojo rubí brillaron intensamente mientras la miraban.

-- La mera idea de tener un hijo con la intención de hacerlo luchar contra algo tan aterrador... la aborrezco. Es triste... depender del sufrimiento de alguien que aún no existe y hacer como si no tuviese nada raro.

-- ....

El pecho de Riveria se estrujó por una punzada de dolor.

Mientras sus ojos se abrían de par en par y entendía a lo que Bell quería llegar, sus largas y delgadas orejas de Elfo agudizaron sus sentidos.

Bell siguió mostrando una amable sonrisa.

-- Si llegué a ofenderla en algún momento por mi constante abstinencia a... bueno, hacer "eso", pido disculpas, nunca fue mi intención.

Por supuesto, Riveria no sentía ningún tipo de insulto hacia su persona. Era todo lo contrario, ella estaba más que agradecida por la terquedad de Bell.

-- Incluso si usted y yo llegáramos a tener un hijo, nunca permitiría que ese hijo mío y de usted se enfrentara a tal peligro. Sería mi deber como padre protegerlo, incluso si debo enfrentarme al <Dragón Negro>.

-- ....

Era extraño.

Riveria había dicho que antes de Bell ya existían personas amables y con un gran sentido justiciero, pero, por alguna razón—

"Ya entiendo..."

Ella logró comprender ese algo en Bell que no veía en nadie más que hubiese conocido en sus largos años de vida.

-- Creo firmemente que es el deber de un padre impedir las lágrimas de su hijo, así como su sufrimiento, angustias, preocupaciones; todo. Por eso, no aceptaré un destino donde mi hijo deba enfrentar ese cruel sufrimiento

-- ....

-- Tomaré dichosamente su lugar, y sin importar la dificultad, haré hasta lo imposible para otorgarle una vida donde él no deba luchar. Por eso, si tengo un límite, solo debo superarlo.

"Bell Cranel..."

Qué persona tan inusual, pensó Riveria.

La forma en que expresaba su voluntad y la imponía con una firmeza digna de un héroe; junto a la ardiente determinación brillando en sus ojos, hizo que Riveria respetara profundamente este honorable chico.

-- Por eso...

Bell mostró ligeramente sus incisivos y declaró.

-- Superaré mis limites las veces que sean necesarias.

La gran base que impulsaba y sostenía la determinación y voluntad de Bell Cranel no era ninguna otra que su negativa a dejar el destino de la humanidad en alguien que no merecía tal carga y sufrimiento.

Riveria se mantuvo en silencio por varios minutos mientras digería las palabras de Bell, y cuando por fin lo hizo, soltó una linda risa.

-- Fufu... me has dejado sin palabras, Bell Cranel.

Para Bell, verla sonreír de tal manera, fue extrañamente relajante. Le alegraba saber que Riveria no lo tachaba como un logo exagerado.

Al mismo tiempo, el pensamiento "que linda se ve sonriendo", pasó por su mente.

-- Bien, me avergüenzo de mí misma por haberte puesto a prueba. Realmente me has sorprendido y sobrepasado mis expectativas.

-- ... ¿Eh?

Bell mostró una expresión incrédula acompañada de ojos en blanco mientras que Riveria se ponía de pie.

Lo miró hacia abajo por la diferencia de altura, ella estando de pie y Bell estando sentado sobre el colchón.

-- Está decidido, mañana mismo empezaremos las clases intensivas sobre control mágico. Por ahora deberías descansar, yo igual daré todo de mí, incluso si debo superar mi límite.

Riveria comenzó a caminar hacia la puerta de la habitación mientras que las últimas palabras, las relacionadas con límite, las entonaba con cierto tono de voz divertido.

Bell observó la espalda de Riveria, preguntando tontamente.

-- .... ¿Usted... me puso a prueba?

-- Oh, se me olvidaba...

Riveria no le respondió, y en cambio, lo miró por encima de su hombro.

-- Tu discurso estuvo genial.

Que dijera eso con una ligera sonrisa burlesca hizo que Bell se pusiera rojo en cuestión de segundos.

Parecía haber comprendido la forma en que actuó frente a Riveria, así que sus ojos formaron remolinos por la vergüenza.

-- ¡¡Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh....!!

Riveria salió de la habitación y cerró la puerta, siendo un grito avergonzado de Bell lo último en escuchar antes de entrar a su propia habitación.

La suave sonrisa se mantuvo en sus labios hasta el final del día.



X X X



Al día siguiente.

-- N-No puede ser....

Bell miró con lágrimas la bolsa café sobre sus manos. Un gran sentimiento de desperdicio y lamento inundó su cuerpo al ver el contenido de la bolsa.

"¡¡¿Por qué se me olvidó la comida que compré en <La señora de la abundancia>?!!"

Había dos cosas por las que se lamentaba.

Primera; había pasado por una batalla y persecución a muerte para poder llegar a casa con la bolsa intacta, eso a pesar de haber recibido pequeñas heridas.

Era terrible la manera en que se había desperdiciado tal esfuerzo.

Segunda; de haberse acordado de la comida, no hubiera tenido necesidad de haber comido lo que Riveria había preparado, fuese lo que fuese ese platillo de la muerte.

-- ¿Pasa algo?

Riveria estaba bajando por las escaleras.

Su típico traje de maga no se encontraba por ningún lado, y en cambio, estaba vistiendo unas prendas casuales.

Bell miró por encima de su hombro hacia Riveria, observando un poco lo bien que le quedaba cualquier tipo de ropa, y luego respondió.

-- No, nada importante...

Eran las 5:30 de la mañana.

Bell había madrugado para poder llegar a tiempo al entrenamiento matutino que tendría con Ryuu. Debido a eso, Riveria al haber escuchado movimiento, salió a ver qué sucedía.

-- Iré a entrenar, ayer una amiga me ofreció unirme a su entrenamiento matutino. Después iré con los chicos al calabozo, así que llegaré un poco tarde.

Después de tirar la bolsa café al cesto de basura, con toda la comida de ayer echada a perder, Bell se dio la vuelta y encaró a Riveria.

Estaban en el pasillo frente a la cocina, y los ojos de Riveria observaron todo lo que Bell llevaba.

Portaba su armadura, su inseparable <Daga Hestia>, varias pociones y dos cuchillas de soporte en su pierna derecha.

Rápidamente notó lo que le hacía falta, y como toda buena "esposa", preguntó.

-- Hmm, ya veo. ¿Quieres que te prepare el desayuno para el entrenamiento y un almuerzo para el calabozo?

-- A-Ah... errr, no, está bien. Comeré algo con Ryuu-san en <La señora de la abundancia> y aprovecharé para llevar un Bento de allí para el calabozo.

-- ¿Seguro? Puedo prepararlo en cuestión de minutos.

-- ¡S-Seguro! No quiero molestarla, no por ahora al menos.

-- Entiendo...

Bell se dio la vuelta y caminó por la sala hasta llegar a la puerta principal, no quería que Riveria insistiera más con el desayuno y almuerzo, así como tampoco quería rechazarla una vez mas.

Tomó la perilla de la puerta, y justo en ese momento.

-- Oye, Bell Cranel...

La voz de Riveria sonó justo detrás de él. Los hombros de Bell saltaron ligeramente, y al mismo tiempo, sudor comenzó a correr por su espalda.

-- ¿S-Si, Riveria-sama...?

Se dio la vuelta, y para su sorpresa, Riveria mostraba leves signos de vergüenza y un pequeño rastro de rubor en sus mejillas.

-- Sobre lo de ayer en el baño....

-- Ah....

La mente de Bell fue asaltada por la figura desnuda y húmeda de Riveria. Pronto, su rostro se llenó de un rojo ardiente.

-- V-Veo que lo recuerdas....

-- ¡E-Es imposible que lo olvide de un día a otro! — exclamó Bell.

Ya se le había hecho extraño que sintiera haberse olvidado de algo. Mas bien a los dos se les había olvidado discutir sobre ese asunto.

-- Lo sé, lo entiendo perfectamente, y también sé que fue un accidente.

-- S-Si, gracias por entenderlo...

Bell quiso retroceder un paso. Sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo con tan solo recordar la forma en que había sido convertido en un cubo de hielo.

Así como también su experiencia cercana con la muerte.

-- Por favor, agradecería mucho sí lo olvidaras, también, que no le cuentes a nadie sobre ello. Igual no diré sobre lo que vi de ti...

-- ¡P-Por favor ya no me lo recuerde! ¡Además, estoy seguro que mi vida correrá aún mas peligro si digo eso! ¡Solo un loco lo diría....!

-- Ya veo....

Riveria mostró su vergüenza.

Le apenaba mencionar la escena de ayer, sin embargo, quería asegurarse de que nada saliera a la luz. Tanto por su propio bien, y como lo había dicho Bell, por el de él.

Era seguro que todos los Elfos de la ciudad le darían caza sin importar que Riveria estuviera presente si la información salía a la luz.

-- Gracias por olvidarlo — dijo ella.

-- B-Bueno... en realidad no creo olvidarlo por el resto del año, ayer incluso soñé con eso, creo....

-- .... No tienes que ser tan honesto, Bell Cranel.

-- ¡P-Perdón...!

Riveria puso un rostro en blanco, sin saber si admirar la honestidad del chico frente a ella o darle un golpe por mencionarlo otra vez.

Además, ¿qué había soñado? Solo esperaba que no fuese nada malo.

Soltando un suspiro, y logrando eliminar la vergüenza en ella, despidió a Bell.

-- Deberías ir saliendo, no quiero retrasarte y causar que llegues tarde a tu entrenamiento.

-- Sí, voy saliendo. Regreso en la tarde.

-- Que te vaya bien.

Así, similar a la despedida de unos recién casados, ambos se despidieron con una ligera sonrisa.

Riveria mostró su madurez, mostrando una sonrisa suave. Mientras que Bell mostró su inocencia, mostrando una sonrisa torpe y amable.

El chico caminó por las calles, siendo cuidadoso de no ser visto por ningún Elfo; y Riveria fue a la pequeña biblioteca de la casa donde tenía sus libros de magia.

Ella se encargaría de idear un plan de estudio riguroso para cuando Bell regresara. Por supuesto, también debía tener preparada la cena.



X X X



Mi cuerpo fue lanzado contra la dura corteza de un árbol.

-- ¡¿Gah?!

Mi espalda tronó con fuerza, tal vez con unos de mis discos dislocados. Yo solo pude ceder a ante la gravedad y caí sobre el suelo.

-- Cranel-san, ¿estás bien?

-- S-Si, perfectamente bien.

Eran las 6:30 de la mañana, y desde mi llegada al entrenamiento con Ryuu-san, había sido derrotado mas de 50 veces.

Me sorprendió el hecho de que este árbol soportara tantos golpes de mi cuerpo impactando contra él.

-- Ya veo, ¿quieres ir por una última ronda?

-- C-Claro, una última... nop, parece que mis piernas ya no responden...

Me quise levantar, pero al sentir el increíble cansancio que agobiaba mi cuerpo, recargué mi espalda contra el árbol y solté un suspiro cansado.

Claramente, había sido apaleado por Ryuu-san.

Ella estaba a solo un nivel por encima de mí, sin embargo, su fuerza no estaba enfocada en solo su nivel.

Inteligencia, estrategia, experiencia, técnica, posición de ataque y defensa. Todo eso y más cosas que yo aún no entendía eran parte de su fuerza.

-- Ryuu-san, eres increíble... — murmuré.

-- ¿En serio? Yo pienso que tú eres increíble, Cranel-san.

-- ¿Eh?

Me mostré confuso, así que levanté mi cabeza y la miré directamente.

Ryuu-san estaba sonriendo ligeramente. Ella caminó hacia mí y se sentó a lado mío sobre el suelo.

La sombra del árbol cubrió nuestros cuerpos de los pequeños rayos del sol que comenzaba a salir.

-- Verás, me impresiona mucho que siempre te levantas incluso después de caer.

-- P-Pero justo ahora no pude levantarme....

-- ¿Después de cuántas, 50 derrotas? Cranel-san, nadie se hubiese levantado después de la décima derrota, ya sea por un orgullo lastimado o mero cansancio físico.

-- ....

-- Por eso pienso que eres increíble, tienes una gran voluntad. Sí, una voluntad inquebrantable podría decir.

No sabía cómo es que yo me veía, que posiblemente era fatal, ya que había sido apaleado por la chica que justo ahora me estaba elogiando de forma tan natural.

Pero ver a Ryuu-san decir cosas increíbles sobre mí mientras su rostro estoico de siempre se suavizaba poco a poco, de alguna manera, me hizo sonreír tontamente.

-- Haha...

-- ¿....?

Quise suspirar, pero en cambio, me reí. Me reí ligeramente mientras Ryuu-san me observaba con intriga.

-- Ryuu-san...

-- ¿Si, Cranel-san?

-- .... Muchas gracias.

Me agradaba mucho, no, me gustaba la forma en que Ryuu-san me apoyaba e impulsaba.

Ella me había estado apoyando desde hace mucho tiempo atrás, el evento mas reciente, el <WarGame> contra la <Familia Apolo>.

Siempre estaba cuando mas la necesitaba, apoyando e impulsando.

-- Ryuu-san.

-- ....

-- Estoy listo para una última ronda.

Regresé a verla.

Mi cuerpo estaba lleno de energía y fuerza, tanta que podría batirme a duelo con mil <Minotauros> y salir ganando.

Ryuu-san observó detenidamente, viendo cómo me levantaba y caminaba hacia el centro de nuestra "arena de combate".

Ella sonrío y se puso de pie, empuñando su espada de entrenamiento.

-- Entiendo, no seré amable.

-- Estoy a tu cuidado.

En la batalla que tuvimos detrás de <La señora de la abundancia>, rocé la mejilla de Ryuu-san con mi espada de entrenamiento.

Luego, recibí una patada giratoria en la cara que me mandó al mundo de los sueños.



X X X



Para cuando desperté, ya eran las 7:15 am.

Al parecer, gracias a que Ryuu-san trató mis heridas con su magia y me dio pociones de recuperación, estuve inconsciente durante 15 min.

Se me hacía tarde para llegar a la plaza donde me reuniría con mi <Familia>.

Rápidamente me levanté del pasto y corrí hacia el interior de <La señora de la abundancia>, pasando por la cocina y saludando con una sonrisa a todas las chicas.

Cuando llegué a la puerta, me despedí que Mamá Mia y salí a la calle, topándome con Ryuu-san.

-- Ah.

-- Ah.

Al parecer estaba barriendo la entrada del lugar.

Su rostro se mostró ligeramente preocupado por mí, y preguntó.

-- ¿Te duele?

-- Ah, haha... no, gracias a que me curaste, Ryuu-san.

-- Ya veo. Lo siento, no soy muy buena conteniéndome.

Pude notarlo, o mas bien, mi cuerpo lo experimentó de primera mano. Ryuu-san tendía a ir más allá de lo normal.

Pese a eso, sonreí mientras rascaba un poco mi cabello.

-- No te preocupes, es entrenamiento después de todo.

Ryuu-san asintió un poco apenada, luego me miró por un par de segundos y cambió su atención a las calle que me levaría a mi destino.

Ella estaba al tanto de que me reuniría con los chicos.

-- ¿Quieres que te acompañe?

-- ... ¿Eh?

-- Supe del incidente con los Elfos ayer. No me gustaría que te ataquen nuevamente, así que puedo acompañarte.

Me quedé sin respuesta por unos segundos mientras pensaba.

Ciertamente, la caza de los Elfos hacia mí se hizo noticia por la ciudad y la voz se corrió en cuestión de segundos.

Por eso, no me sorprendía el hecho de que Ryuu-san lo supiera.

Lo que sí me sorprendía, eran sus ojos impregnados ligeramente por el miedo.

Yo era sensible a las miradas, así que de una forma muy rara y que no comprendía, podía detectar los sentimientos en ellas.

-- No te preocupes, estaré bien.

-- .... ¿Estás seguro?

-- ¡Por supuesto! ¡Después de todo, soy muy rápido para escapar!

Hice como si estuviera corriendo, sonriendo tontamente y asegurando que todo estaría bien. Poco a poco ese miedo impregnado en los hermosos ojos azul cielo de Ryuu-san desapareció.

--- Tienes razón, eres muy rápido, Cranel-san — dijo ella con una sonrisa.

-- ¡Sip!

Después de eso, y que me diera un Bento hecho por Syr-san, ambos nos despedimos con una sonrisa.

-- Te veo mañana a la misma hora.

-- No llegaré tarde. ¡Me voy yendo, Ryuu-san!

-- Que te vaya bien, Cranel-san...

Le di la espalda y comencé a correr por la calle de aventureros, teniendo como objetivo la plaza frente al <Gremio>.



X X X



Actualmente eran las 3:00 pm de la tarde, y Riveria se encontraba en la cocina.

Ya había preparado el plan de estudios sobre la magia que Bell tendría que seguir este primer mes, así que ahora se estaba preparando algo para almorzar.

Fue un alivio que ayer comprara de mas en el mercado cuando tuvo que prepararle la sopa a Bell después de haberlo congelado.

Una nota mental que hizo, fue que debía abastecer urgentemente todo lo necesario para la cocina.

-- Hmm....

Para cuando terminó, se sirvió un plato de sopa y tomó asiento en el comedor, Riviera pensó.

"Esto sabe horrible"

Se dio cuenta muy pronto que Bell había mentido sobre lo rica que estaba su comida el día de ayer.

Ahora entendía por qué Bell había rechazado el desayuno y almuerzo que le ofreció a preparar esta mañana.

-- No sirve, tendré que comprar algo de fuera.

Soltando un suspiro y soportando las ganas de vomitar, Riveria se levantó y tiró la sopa en el lavabo de la cocina.

Observó con una mirada fría cómo ese líquido de un raro color se iba hundiendo por la tubería.

-- Bien, supongo que iré con Mamá Mia... este mal sabor de boca no se irá de otra forma.

Salió de la cocina a paso lento, pasando por la sala y llegando hasta la puerta principal.

En ese momento—

*¡thud!*

*¡thud!*

*¡thud!*

*¡thud!*

Varios golpes, o algo similar a golpes, resonaron al otro lado de la puerta.

-- ....

Riveria mostró una expresión curiosa, y un poco alerta, abrió la puerta lentamente. Al abrirla por completo, no vio a nadie del otro lado.

Sin embargo.

-- ¿Eh...? ¿Qué significa esto?

Como la puerta se abría hacia adentro, no le fue difícil notar la gran cantidad de flechas clavadas en la superficie de madera.

Cada una de las flechas tenía amarrada una carta.

-- .....

Riveria tomó una de tantas y la abrió.

<...>

No cederemos a Bell Cranel así de fácil, la ley del club de fans de Bell Cranel dicta "si no es de una, no es de nadie".

Está advertida, señorita Riveria Ljos Alf.

<....>

El rostro de Riveria fue adornado por una expresión incrédula y sus ojos poco a poco se tornaban de un color blanco.

Al parecer, Bell Cranel tenía un club de fans sobre el que ella, y posiblemente el propio Bell, no sabía.

"Nunca pensé recibir este tipo de amenazas...." — pensó.

Dobló la carta y la metió en el sobre, luego quitó todas las flechas y demás cartas e ingresó a la casa nuevamente.

Por alguna razón, se le había pasado el hambre.

"¿Las demás también serán advertencias?"

Impulsada por la curiosidad, Riveria leyó cada una de las cartas, topándose con distintas amenazas redactadas por diferentes personas.

Una guerra había sido declarada en su contra, una que no tenía interés en ganar. Sin embargo, ya estaba involucrada sin saberlo.

-- Qué problemáticas son las chicas enamoradas....



X X X



Cerca de las 6:00 pm, cuando el sol comenzaba a ocultarse tras las montañas en el horizonte mas allá de las murallas.

-- .....

Asfi no había salido de su habitación durante todo el día.

Su cuerpo era cubierto por una pijama azul celeste, y su cabello ligeramente desordenado, le daba una apariencia extrañamente encantadora.

Otra vez, había soñado con él.

"Qué tonta soy..."

Ella sabía que él no la quería, pero aún sabiéndolo, no dejaba de emocionarse cada vez que lo miraba.

Poco a poco sentía que los confusos sentimientos acumulados en su interior la estaban volviendo loca.

Ella sabía, quizás no entendía por qué no dejaba de soñar una vida perfecta junto a Bell Cranel, pero sabía que debía darle una oportunidad a estos sentimientos.

Por mas que se resistía, era como si la Asfi de sus sueños le exigiera que no perdiera a Bell por nada del mundo.

Que luchara por sus sentimientos y el amor de ese chico.

Que lo monopolizara e hiciera feliz.

Asfi sonrió.

Sus labios se curvaron en una sonrisa que desprendía tristeza y confusión.

¿Qué hago? Se llegó a preguntar en algún momento.

Por cada día que pasaba, mas añoraba expresar sus sentimientos por Bell.

"Me tocó ser como la luna, ver el sol de lejos y añorar un eclipse que quizás nunca ocurra..."

Asfi sintió que su corazón se estrujaba.

Ayer había salvado a Bell después de enterarse sobre la cacería de los Elfos, y después de salvarlos, estuvo a punto de besarlo en aquella habitación.

Su corazón dio un brinco.

"Ya basta... por favor, deja de darme falsas esperanzas"

Sus ojos color azul zafiro formaron pequeñas lágrimas.

"Está por terminar el día y no puedo dejar de pensar, deseando que estos sueños desaparezcan"

Sin saberlo, sonrío con ironía.

"Nunca lo hacen. Resulta que la gente miente, dicen "solo deja que el tiempo pase", como si realmente fuera tan fácil para mí olvidarte...."

Asfi se sentía acorralada.

"Tú... solo necesito tiempo"

Pero el tiempo pasaba.

"¿Dónde estás? Todavía estás en mi corazón..."

Los segundos se convertían en minutos.

"No te necesito aquí, sal de mi corazón..."

Los minutos se convertían en horas.

"Porque podría romperme..."

Las horas se convertían en días, desde el amanecer hasta el anochecer.

Entonces, los días se acumulaban.

Ese día, cuando Asfi le habló sobre su peculiar sueño, se había perdido en la mirada de Bell Cranel.

El color de sus ojos le encantaban; no eran ni azules, ni verdes. Eran de color rojo rubí, rubí que te quita el sueño, rubí que produce desvelos.

Asfi pensaba que no le temía a nada, pero seguía sin entender por qué temblaba cada vez que miraba a Bell.

No quería caer en el amor, pero al parecer, cuando se trataba de Bell, no tenía que ser empujada.

Ella misma se lanzaba.

-- .... soy una tonta.

Sus sentimientos contradecían todo razonamiento.

Ella se preguntaba seriamente.

"Qué tendrá tu mirada que no me deja pensar, qué tendrá tu hermosa voz que cada vez que la escucho no me puedo evitar enamorar..."

La única conclusión a la que Asfi había llegado, fue que reunirse o toparse con Bell Cranel solo serviría para potenciar los crecientes sentimientos dentro de ella.

Ellos dos eran dos piezas que encajaban a la perfección, eso le decían los sueños a Asfi, sin embargo, ella temía que no fueran del mismo rompecabezas.

-- Qué complicado es el amor.... — murmuró.

Hundiendo su rostro sonrojado en la almohada, Asfi dejó caer un par de lágrimas.



X X X



Varias flechas atravesaron el aire y pasaron muy cerca de mi cuerpo bajo la luz azul pálida de la luna.

-- ¡¡¿Es en serio?!!

Grité en queja hacia mis perseguidores y seguí corriendo.

Eran cerca de las 8:00 pm, y después de despedirme de Welf y las chicas, emprendí mi camino a casa.

Sin embargo, había sido emboscado a medio camino por un grupo de 10 Elfos. Pude juzgar por su velocidad que todos eran nivel 3.

-- ¡No huyas, cobarde!

-- ¡No creo que tú puedas decirme eso cuando son diez contra uno!

Seguí corriendo.

Por supuesto, cabía la posibilidad de que les ganara fácilmente con ayuda de mi magia, sin embargo, quería evitar un conflicto a toda costa.

Las flechas siguieron lloviendo a mis costados.

Repetidas veces tuve que rodar por el suelo, saltar sobre las casas y cruzar los callejones. Cuando ocasionalmente uno de los Elfos escogía un atajo y aparecía frente a mí, lo mandaba a volar de una patada.

-- ¡G-Guhhh...!

-- ¡Lo siento!

Seguí corriendo incluso cuando el Elfo que pateé rodaba por la baldosa de la calle. Sus demás compañeros saltaron por encima de él y continuaron siguiéndome, dejándolo atrás.

-- ¡Bell Cranel, deja de huir y enfréntanos!

-- ¡No, gracias!

Yo no era el tipo de persona que caía en provocaciones tan fácilmente, la última vez que eso pasó terminé involucrando a mi <Familia> en un <War Game>.

Volverlos a involucrar en mis problemas era lo último que quería, por eso, seguí corriendo.

Corrí, esquivé, corrí y volví a esquivar.

La persecución se prolongó por 5 minutos hasta que logré ver la casa donde vivía con Riveria-sama a tan solo 50 metros de distancia.

"¡Gané!"

Ejercí más fuerza en mis piernas y aceleré lo mas que pude.

Era muy obvio que no estaba siendo tan rápido como de costumbre, pues desde el inicio del día, había estado entrenando y luchando sin parar.

Por eso, siendo un poco más rápido que mis ejecutores Elfos, salté por el portón de la casa y caí rodando dentro de la propiedad.

El pasto aligeró el impacto, y cuando me puse de pie y observé hacia fuera, ya no había nadie.

-- Haah...

Dejé escapar un suspiro.

Al parecer los únicos lugares donde estaba seguro eran esta casa, el Bar de Mamá Mia y el <Gremio>.

Por supuesto, el calabozo era otro lugar seguro, pues nadie quería tener un enfrentamiento en la mazmorra. A menos que fueran unos completos suicidas.

Otra parte también eran mis amigos, más que nada Welf, que llevaba espadas mágicas en caso de que los Elfos nos atacaran.

-- No sé a quien odian mas, si a mí por estar viviendo con Riveria-sama, o a Welf por crear las espadas mágicas que destruyeron varios bosques élficos.

Fuese como fuese, al parecer Welf y yo ya teníamos otra cosa en común. El odio de toda una raza.

Genial, qué par de amigos que éramos.

-- Bueno, es hora de entrar. Mataría por un baño....

Caminé hacia la puerta principal, haciendo nota mental sobre tocar antes de entrar al baño y asegurarme que no hubiera nadie dentro.

No quería volver a ser un cubo de hielo por nada del mundo.

Siendo esos mis pensamientos más sinceros, tomé la perilla de la puerta e ingresé a la casa. Rápidamente cerré la puerta.

-- Estoy en casa.

-- Bienvenido.

-- .......... ¿eh?

Esa voz.

Estaba seguro que no le pertenecía a Riveria-sama, ni siquiera estando enferma hablaría así.

Era la voz de un hombre, y uno que no conocía personalmente.

Un poco nervioso, me di la vuelta.

-- .....

-- .....

-- .....

-- .....

Se formó un silencio incómodo.

Estaba de pie, viendo hacia arriba a un enorme Boaz con un rostro estoico. Su mirada penetrante se clavó en mí, viéndome desde arriba por la diferencia de altura.

"Es <Warlord>...."

¿Qué demonios hacía el capitán de la <Familia Freya> en mi casa?

Me le quedé mirando sin poder formar una sola palabra. Ahora mismo me había congelado sin la necesidad de que Riveria-sama usara su magia.

Por otra parte, lo que más me había dejado en shock, fue escuchar "okaerinasai" dicho por la voz de <Warlord>.

No se escuchaba lindo ni en lo más mínimo.

-- .....

Sin saber cuánto tiempo llevaba en silencio, miré hacia el lado derecho de <Warlord>, y ahí estaba Riveria-sama.

Su rostro era adornado por una expresión complicada e incómoda.

-- Al parecer <Warlord> será tu nuevo maestro... — dijo ella.

No contesté hacia eso, y en cambio, miré a la derecha de Riveria-sama.

-- ....

-- ....

Ahí estaba Aizu-san, tan inexpresiva y calmada como siempre.

-- Y Aizu... bueno, por alguna razón que no me dijo, también te quiere entrenar....

Riveria-sama explicó una vez más.

"¿Qué demonios está pasando?"

El escenario donde llegaba a casa, era recibido por Riveria-sama, tomaba un baño relajante y terminaba en mi habitación para descansar se esfumó de la nada.

To be continued. (6500 palabras)




YEEEEEI, espero les haya gustado. Lo escribí con mucho esfuerzo, ¿saben?! Elógienme.

De todas maneras, creo que ya solo un capítulo mas y podré recabar bien lo que seria toda la vida diaria de Bell. Entonces, los problemas llegan al siguiente jahsja

Tengo buenas ideas para Asfi, y de cierta manera, un buen desarrollo. No me culpen si sale con el corazón roto, así pasa en las guerras de amor. 

A continuación, les dejo los buzones. 

Buzón de sugerencias: 🧐🍷

Buzón de halagos: 😎👊🏻

Buzón de quejas: 😔👊🏻

Buzón de dudas: ❓

Buzón de amenazas: 😔🤯

Es todo por mi parte, yo ya paso a dormir un poco. Barrita fuera, Bye Bye 👋🏻

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