Capítulo 2: Una carta.

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Los corridos tumbados me consumen, ahhhhhhhh. 

Hey, que tal, ha sido un tiempo por este lado de mi perfil. He decidido que ya era hora de actualizar esta historia. 

Disfruten :3 

Después de haber apuñalado a la persona que más he odiado en mi vida. 

Después de llenar mis manos con su sangre. 

Incluso después de determinar su muerte, la policía no lo declaró un asesinato, sino un suicidio.

X X X

.

.

.

Había una Iglesia.

Su apariencia no era digna, mucho menos rebosante de la majestuosidad habitual de estas estructuras religiosas.

-- Llegamos, jefe.

Welf bajó del vehículo cuando uno de sus subordinados le abrió la puerta. Mirando la Iglesia con ojos fríos y una expresión impasible, ordenó.

-- Solo Tsubaki entrará conmigo. Los demás, hagan guardia y esperen.

-- A la orden.

Sus hombres, 10 en total, aseguraron un perímetro alrededor. Iban vestidos con trajes negros, y todos y cada uno llevaban gafas oscuras.

A pesar de parecer empresarios de alta clase, en realidad eran profesionales en el asesinato. Cada uno llevaba un sub-fusil y micrófonos pegados a sus orejas.

-- Jefe, ¿qué hará? Se le ve de mal humor.

Tsubaki, una de las pocas personas de confianza de Welf, y una de sus comandantes, preguntó con curiosidad.

-- Haré lo que tenga que hacer — respondió Welf.

Al obtener una respuesta, Tsubaki sonrió divertidamente. Siguió a Welf por las escaleras gastadas que llevaban a la entrada principal de la Iglesia.

No tocaron, ni se molestaron en avisar de su llegada. Tsubaki abrió sin pena alguna, así permitiéndole el paso a su jefe.

-- S-Señor Crozzo...

Vestido con un traje italiano rebosante de clase y autoridad, Welf miró a la mujer que le mencionó. Parecía ser una de las madres encargadas de la propiedad.

-- Madre — dijo Welf, aunque su tono no indicaba respeto o cortesía — Tenemos que hablar.



X X X



La oficina, muy diferente al aspecto exterior de la Iglesia, fue decorada minuciosamente. Daba la impresión de pertenecer a un ministro, o incluso a un presidente regional.

-- Tienen buenos gustos — la voz de Welf se esparció por la oficina.

Las madres, ahora 3 junto a la que había recibido a Welf, tragaron audiblemente. Fueron capaces de notar el tono despectivo en la voz del jefe mafioso.

-- ¿Quería vernos, señor Crozzo?

Una de las madres, la que parecía estar a cargo de esta Iglesia, hizo una pregunta.

Welf asintió con un "sí".

-- ¿A todas? — preguntó la madre una vez más.

Welf volvió a asentir junto a un "sí" cortante. Tsubaki a su lado sonrió mientras encendía un cigarrillo.

Comenzó a fumar sin preocupación alguna, a pesar de estar en la casa de Dios.

La madre, un poco dudosa, preguntó otra vez.

-- ¿A las 6:30 de la mañana?

No hubo respuesta esta vez. Welf esperó pacientemente sentado, y cuando la madre vio la acción de Tsubaki, indicó:

-- Aquí jamás fumamos.

-- Me importa un carajo — refutó Welf.

-- ....

La madre bajó la mirada, diciendo sutilmente:

-- Tampoco maldecimos.

Tsubaki, tomando el silencio de Welf como luz verde, exhaló una bocanada de humo blanco y habló:

-- Nosotros no castigamos al inocente, y usted sí — señaló a la madre con el cigarrillo, que desprendía un pilar de humo al aire y recalcó con voz seria — Usted si lo hace...

La oficina quedó en silencio, y Welf parecía estar pensando detenidamente sus palabras. Ese silencio suyo hizo que las madres se angustiaran en gran medida.

La madre principal, la encargada de la Iglesia, obtuvo el coraje suficiente y preguntó.

-- ¿Puedo preguntar de qué se trata esta reunión?

-- La empresa Crozzo es el mayor benefactor de esta instalación de caridad — Welf habló de inmediato, y Tsubaki arrojó un portafolio sobre el escritorio — Dedicada al cuidado de niñas huérfanas en la ciudad.

Siendo observada por los ojos fríos de Welf, la madre bajó la mirada y expresó su gratitud.

-- Y estamos agradecidas, señor Crozzo.

-- Ajá — espetó Welf.

Tsubaki notó el comportamiento de su jefe, y mientras empujaba el portafolio sobre el escritorio, explicó alegremente.

-- Mi temperamento es parecido al que se denuncia ahí, la diferencia es que yo espero que sean de mi altura.

-- ¿Cuál denuncia? — preguntó la madre.

-- El testimonio de niñas — soltó Tsubaki.

La madre guardó silencio, y al tomar el portafolio, hizo otra pregunta.

-- ¿Con quienes han hablado?.

Tsubaki sonrió ampliamente y contestó.

-- Por usted, solo hablarían con Dios — insinuó.

-- Dios era su testigo — refutó la madre.

La situación había escalado a una donde la madre ya podía refutar con confianza, por lo tanto, Welf habló fríamente.

-- Está Dios, y la <Familia Crozzo> — la madre le miró con ojos asustados — Estamos en la ciudad, mucho más cerca que ustedes de Dios.

-- Y hemos escuchado terribles cosas — le siguió Tsubaki.

Las tres madres tragaron en silencio, y tras poder calmar su acelerado corazón, la madre mayor se excusó.

-- Tenemos en este lugar niñas de la peor clase — dijo con descaro — Mienten con demasiada facilidad.

-- Hay una niña mitad negra, la obliga a usar otro jabón — interrumpió Tsubaki.

Hubo un breve silencio, y tras no enconar algo factible a decir, la madre se dirigió a Welf.

-- Señor Crozzo, sus pecados son leyenda.

En ese momento, incluso Tsubaki guardó silencio. Las otras dos madres quedaron fuera de la discusión mientras temblaban ante lo venidero.

Welf, mostrando una ligera sonrisa, contestó.

-- ¿Mis pecados? ¿Cómo golpear a niñas inocentes con ladrillos y tubos? Mis pecados...

Welf sacó un pequeño frasco de cristal con polvo blanco dentro. Mientras Tsuaki se ponía nerviosa ante eso, él vació el polvo blanco sobre la palma de su mano.

-- Mis pecados... — murmuró antes de apuntar hacia la madre y soplar el polvo blanco.

El polvo blanco, cocaína de la mejor calidad, se asentó sobre el rostro de la madre. Ella solo pudo cerrar los ojos a pesar de estar usando anteojos, sin poder moverse.

Las otras dos madres desviaron sus miradas mientras Welf continuaba.

-- ¿Cómo la niña negra que se colgó por miedo a usted, madre?

El silencio se volvió asfixiante.

-- No veo—

-- ¿No ve?.

Welf saltó de su asiento y le arrebató los anteojos a la madre, para después azotarlos contra el escritorio de madera.

-- ....

-- ....

-- ....

El crujido del vidrio resonó por la oficina, y al ver que nadie se atrevía a decir una sola palabra, ni siquiera Tsubaki, Welf ordenó.

-- Póngaselos.

La madre no pudo moverse por el shock, pero a Welf no le importó y ordenó una vez más.

-- Póngaselos, o serán sus ojos los que rompa — sus labios temblaron de ira — Y por favor no crea que no lo haré ahora mismo, o que me asustan sus plegarias y sus cruces.

La madre miró hacia todos lados, incapaz de conectar su mirada con la de Welf.

Su cuerpo temblaba, y sentía que la garganta se le secaba. La presión que ejercía Welf con solo una mirada le generó un trauma en sí.

Lentamente tomó sus anteojos rotos con una mano temblorosa y los puso entre el punte de su nariz. La visión tras los antojos rotos fue perturbadora.

-- ....

Al ver la mudez de la madre, Tsubaki señaló.

-- Ve el mundo quebrado, como lo verán esas niñas.

La madre, junto a las otras dos, no paraba de temblar.

-- Ahora míreme — ordenó Welf —Míreme...

Al ver que la madre no lo hacía, tomó aire y gritó enojado.

-- ¡Míreme!

El cuerpo de la madre se estremeció mientras alzaba su mirada vacilante para mirar a Welf.

Con un rostro desinteresado, Welf sentenció:

-- Fondos retirados.

Tras eso, se levantó de su asiento y caminó hacia la salida. Tsubaki le siguió de cerca mientras sonreía y remarcaba con voz clara:

-- Las niñas serán retiradas a nuestras instituciones.

-- ¡No tiene derecho a decidir sobre—!

Antes de que la madre pudiera terminar de objetar, Tsubaki sacó una pistola y la presionó contra la frente de la madre.

Con ojos feroces, pronunció.

-- Si vengo por usted, y todavía no decido si vendré, usaré tacones para que pueda escuchar mis pasos y tenga tiempo de arrepentirse.

Sonó una campanada de fondo, indicando las 7:00 de la mañana.

Mientras presionaba el cañón de acero frío contra la frente de la madre, Tsubaki murmuró con un tono escalofriante.

-- Espere atenta a mis pasos.



X X X



Ya en el vehículo, un Mercedes-Benz GLE Coupé, Welf miró los edificios y las calles borrosas sobre la carretera.

Detrás de él iban 2 autos, y por el frente otros dos. Su seguridad estaba a la altura de ser un jefe de la mafia luchando contra los 3 grandes de la ciudad.

Además, omitiendo a la muy capaz Tsubaki, los otros diez hombres a su mando eran lo suficientemente capaces para responder a un atentado sin siquiera salir heridos.

-- Welf — Tsubaki, quien conducía, le habló — Parece que la <Familia Thanatos> se ha movido.

-- ¿Huh?

A pesar de ser llamado tan descortésmente, Welf no le mostró queja a eso. Estaban solos, y como Tsubaki era una muy buena amiga de su esposa, Hefesto, Welf le tenía gran aprecio.

-- ¿Qué tipo de movimientos? — preguntó.

-- Al parecer, se han estado escabullendo cerca del penthhouse de la señorita Demeter, la amante del señor Cranel.

-- ....

-- Si las sospechas de nuestro centro de inteligencia son correctas, podrían intentar actuar contra ella para afectar al señor Cranel.

Welf siguió mirando los edificios pasantes. Pensó en la <Familia Thanatos>, una de las mafias que operaban bajo su permiso en los territorios bajo el control de la <Familia Crozzo>.

Tras meditarlo, respondió:

-- No le prestes demasiada atención. Thanatos no es tan idiota como para desobedecer una de mis órdenes. Sin embargo...

-- ¿Sin embargo?

-- Añade dos hombres más a la seguridad de la señorita Demeter. Asegúrate de que no fallen en su trabajo.

-- No te preocupes, pondré a dos hombres de mi confianza en su guardia.

-- Bien. Apresura el paso, si llego tarde, Hefesto se va a molestar.

-- Jeje, jefe, actúa tan genial frente a los demás, pero con la señorita Hefesto...

-- Guarda tus comentarios — replicó Welf, todavía pensando.

Omitiendo el hecho de que Tsubaki tenía algo dé razón sobre su actitud con Hefesto, no pudo deshacerse de un malestar carcomiendo su cuerpo.

Recordó al jefe de la <Familia Thanatos>. Él junto a su hermano, el segundo al mando, eran rusos. Difíciles de tratar, pero útiles cuando de distribuir drogas y armas se trataba.

Si era sincero consigo mismo, Welf no confiaba en ellos en absoluto. Mantenía una relación de negocios, nada más allá de eso era real.

"No creo que sean tan idiotas..."

Pensando eso, Welf soltó un suspiro y miró la ciudad a través del cristal de la ventana polarizada.

"Hace tiempo no te veo, Bell"

Se preguntó cómo es que estaba su mejor amigo, y la única persona a quién le confiaría su vida.



X X X



Muy lejos del centro de la ciudad, en una de las tantas sucursales de Carl's Jr.

-- Buen día, ¿qué desea ordenar?.

-- Una CheesBurguer por favor, con papas y una gaseosa de limón.

-- A la orden.

Bell Cranel, un antiguo y muy famoso detective de homicidios, tomaba orden tras orden de diversos clientes durante el día.

Con un gorro estúpido sobre su cabello blanco y una sonrisa fingida, Bell Cranel era el empleado estrella del local.

Famoso entre las compañeras de trabajo por su apariencia poco vista, y envidiado por los compañeros masculinos; era el típico empleado con salario mínimo que podrías encontrar en cualquier lugar.

"Haah, otro día ordinario lleno de paz..."

Bell Cranel siguió vendiendo hamburguesas y demás comidas por el resto del turno, para al final recibir un mensaje de su jefa citándolo en cierto lugar.

Al parecer, sería abusado sexualmente una vez más.



X X X



Departamento de homicidios, oficina del escuadrón Astrea.

El ambiente era tenso. Si bien todos los días se mantenía de manera similar por los muchos homicidios, esta vez era diferente.

Astrea, mirando a sus subordinadas, explicó.

-- Debido al incidente con el señor Cranel, la comisionada está de visita. Específicamente hablando, viene a evaluarnos.

-- ....

-- ....

Todas guardaron silencio mientras tragaban audiblemente.

Incluso la audaz y desvergonzada Kaguya se mostraba tensa en este momento. Eso por sí mismo hablaba muy bien de la presencia que imponía una figura como la comisionada.

Era una mujer fría, desalmada, minuciosa y rebosante de inteligencia. Su puesto, el más alto de la ciudad en cuanto a la ley se refería, apenas y le hacía justicia a su prestigioso e increíble historial.

Ese tipo de mujer vendría a verlas este día, por lo que ninguna podía evitar sentirse nervios, incluida la propia Astrea.

"Es por ella que considero a México un mejor lugar de operaciones" — confesó.

-- ¿Por qué ha llegado a este nivel, todo por un vago indigente que no sabe lo que es aseo personal?

Ryuu mostró su descontento.

Al igual que sus compañeras, estaba nerviosa. Solo habían sido un par de veces que se cruzó con la comisionada, sin embargo, esas veces fueron suficientes para hacer que su espalda sintiera escalofríos.

-- Parece que le tiene gran estima al señor Cranel, Lion.

-- ¿No se considera eso corrupción? Mostrar favoritismo por encima de la Ley debe ser castigado según lo exijan los artículos constitucionales de la Ley Federal.

-- Estás en lo correcto, pero—

-- Eso hubiese estado bien en cualquier situación, menos esta.

La puerta fue abierta, y el sonido de una voz no perteneciente a ninguna de las chicas en el escuadrón Astrea interrumpió el diálogo de Ryuu y Astrea.

Al escucharla, Astrea volteó al instante, y rápidamente mostró su respeto mientras saludaba.

-- Bienvenida, Comisionada Alfia.

-- ....

Alfia ignoró el saludo y miró a la conmocionada Ryuu. Esta le miraba con sorpresa no esperada, para después agachar la cabeza junto a las demás.

-- Es un honor tenerla con nostrosas, Comisionada Alfia.

Sus ojos, uno verde y otro gris plateado, miraron con detalle a las 4 jóvenes promesas que recientemente la habían hecho en grande.

Al decir grande, no se refería al hecho de algo bueno, sino algo estúpidamente malo. Tan malo para merecer su presencia en este momento.

-- ....

Alfia se ahorró el suspiro irritado y tomó asiento alrededor de la extensa mesa de operaciones.

Su extenso cabello plateado, brillante y suave a la vista, se balanceó junto a su cuerpo mientras tomaba asiento.

Sin mediar palabra alguna, colocó un pequeño trozo de tela sobre la mesa.

-- Alguien dígame a qué grupo pertenece este logo.

Las del escuadrón Astrea observaron el pequeño trozo de tela. Tenía forma de cuadro, y sus medidas eran cercanas a 7x7 cm.

-- ¡Ah, eso es...! — Kaguya reaccionó.

La figura de una parca con una gran hoz sobre sus hombros le hizo saltar de su asiento.

Emocionada, sintiendo temor y euforia, preguntó.

-- Pertenece al escuadrón "Maligno sa tulay", ¡¿cierto?! ¡Son la muerte en el puente!

Las estrellas en sus ojos se debían al hecho de que ese escuadrón era el sueño frustrado de Kaguya. Había solicitado unirse numerosas veces, pero en todas fue rechazada por escasa habilidad.

-- ....

Alfia asintió mientras miraba a las demás. Por sus caras distorsionadas con muecas amargas, supuso que igual las conocía.

Muy probablemente no tenían buenas experiencias con dicho escuadrón, o tal vez no. Alfia no le tomó importancia mientras soltaba una foto retrato sobre la mesa.

-- Él fue integrante del escuadrón.

-- .... ¿Eh?

La emoción de Kaguya se apagó como fuego contra agua al ver el rostro de la fotografía.

-- Él es... ¿no es el tipo al que arrestamos injustamente?.

Miró a sus compañeras mientras preguntaba, y estaban igual de sorprendidas que ella. Astrea, por el contrario, parecía saberlo, ya que no mostraba sorpresa.

Su cara, lejos de estar conmocionada, parecía complicada.

-- Comisionada Alfia... — Ryuu habló — Esto... ¿lo que dice es cierto?

-- ¿Me toma como alguien que haría una broma, agente Lion?

-- .....

Ryuu apretó sus manos bajo la mesa con fuerza. Mordió sus labios al punto de casi hacerlos sangrar.

-- Pero... le di una paliza. Puedo decirlo, no pude notar un atisbo de técnica en él... si en realidad perteneció a este escuadrón...

-- O se dejó ganar, o por motivo desconocido, no pudo responder — terminó Alise.

Ella estaba en un absoluto silencio antes de cooperar con Ryuu. Sus ojos temblaban mientras miraba la fotografía de Bell Cranel sobre la mesa.

"Maligno sa Tulay", o traducido, "La muerte en el Puente".

Tenían varios nombres. Mensajeros de la muerte, operaciones nocturnas, phantoms, muerte silenciosa.

Eran un grupo de francotiradores que operaban de noche, los cuales nunca fueron detectados.

'De lejos escucharás un sonido que no verás pero te dolerá' — Esa frase era usada para describirlos.

Alise contuvo el ardor de sus ojos.

"Papá..." — recordó.

Su padre, a diferencia de ella, había sido un reconocido narcotraficante. Mismo narcotraficante, junto a todo su cartel, fue eliminado por la "Muerte en el Puente" en una sola noche.

-- Ahora ya saben el por qué del favoritismo, ¿saben ustedes, idiotas, lo que hicieron? Pasaría por alto este asunto si tan solo tuviese sentido, pero no solo no tenían evidencia firme, sino que su capitana, Alise Lovell, fue engañada.

Alfia parecía furiosa. Su enojo incrementaba por cada palabra que este grupo de inútiles le obligaban a decir.

No le gustaba hablar, y era amante del silencio. Sin embargo, debido al escuadrón Astrea, tuvo que venir a este lugar escandaloso para reprender a sus subordinados.

Soltando un largo suspiro, sentenció.

-- Desmantelaré al escuadrón Astrea.

-- ¿Eh? ¡C-Comisionada Alfia, por favor!

-- ¡N-No puede hacer eso! — Ryuu siguió a Astrea.

--¡¿Está yendo a tal punto por un vagabundo?! ¡Qué importa sí fue integrante de ese escuadrón leyenda, ahora no es más que un empleado con sueldo mínimo! — gritó Lyra, completamente furiosa.

Kaguya junto a Alise, a pesar de estar exaltadas, no hablaron. La primera por el hecho de haber estado frente alguien de ese escuadrón indetectable, y la segunda por los recuerdos de su padre y la vergüenza de haber sido ridiculizada como capitana al ser engañada.

-- ¿Integrante? — Alfia fijó su mirada sobre Lyra, ignorando a las demás.

La inspeccionó de arriba y abajo, y mientras recordaba todo el historial de esta mujer, habló.

-- No fue un integrante, fue el comandante del escuadrón "La muerte sobre el puente".

-- ¿Q-Qué...?

Alfia se puso de pie, lista para abandonar la oficina que pronto sería ocupada por otro escuadrón.

Mirando por encima del hombro, soltó pocas palabras con indiferencia.

-- Tráiganlo ante mí, tienen 7 días.

Dejando eso, salió de la oficina y dejó al resto.

Astrea junto a las demás mantuvieron el silencio mientras entendían el mensaje.

-- Chicas.

-- " " " "Lo entendemos" " " "

La nueva misión, una cuyo éxito o fracaso decidiría el futuro de su escuadrón, fue localizar y traer a Bell Cranel.

Desconocían la razón, sin embargo, no la cuestionarían.

Lo que no sabían, es que el objetivo, Bell Cranel, había dejado el escuadrón "La muerte en el puente" tras solo un año de servir como líder.

Su motivo: estaba aburrido.



X X X



6 días después.

Salí del trabajo.

El sol pegó fuerte sobre mi cabellera, y sentí escalofríos recorriendo mi cuerpo. La temperatura estaba bien, sin embargo, los fuertes rayos del sol no eran la mejor combinación.

-- ¿Debería llegar y preparar algo de comer, o por fin subir a legendario?

Mientras tomaba mi barbilla pensativo, miré unos pocos metros hacia delante. Iba caminando por la cera, y los peatones incrementaban cuando mis ojos captaron a una pequeña niña pidiendo dinero.

"Fuah, está siendo ignorada"

Vestía ropa desgastada, la cual bien podría ser considerada harapos que ni los perros deseaban.

Su cara estaba sucia, y sus ojos, de color marrón, reflejaban su desprecio por el mundo.

-- Oye niña, si, tú.

-- ....

La niña me miró con ojos vacíos. Mantenían un reflejo implorante, pero al mismo tiempo, exudaban desprecio hacia mi persona.

-- No hay necesidad de estar a la defensiva — expliqué.

-- ....

No hubo respuesta, pero no fue como sí la esperase. Me caía bien, eso podría decirlo. Las personas que no tienen el mínimo interés en otras siempre han llamado mi atención.

Ese tipo de personas son las que no tienen miedo a hacer nada.

-- Oye, no tengo dinero porque mi trabajo es una mierda, pero, ¿qué tal esto?.

-- .....

Saqué 7 paletas de mi bolsillo. No soy amante de lo dulce, por lo que eran paletas bañadas en polvo picante y salado.

Amablemente, y con una sonrisa fingida, se las ofrecí.

La niña las miró sin entender por unos segundos, para que después sus ojos me mirasen con duda.

-- ¿Qué hace? Quiero dinero, no paletas.

-- Jaja...

Soporté la carcajada que amenazaba con salir de mi garganta. Me gustaba la gente directa, así como también la que sabe lo que quiere.

Claro, no es como si me gustara la gente, pero entre odia y soportar, podía soportarlas de manera agradable.

-- Te entiendo, son unas paletas, así que no tienen nada de especial. Oye, ¿quieres saber algo interesante?

-- ....

-- Si quieres dinero, aprende a manipular a las personas.

Sonreí como un demonio.

No sabía cómo es que sonreía un demonio, pero si me guiaba con las películas o videojuegos, bien podría estar sonriendo de esa forma.

-- Estas paletas son mágicas, y su magia te permite manipular a las personas.

-- ... Se ven como unas paletas comunes y corrientes.

-- Precisamente eso las hace mágicas.

Me agaché para estar a su altura, y tras concluir que mis dedos dolían por el peso de mi cuerpo, me senté a su lado.

-- Verás, si sigues pidiendo dinero sin nada que ofrecer, realmente vas a morir de hambre. La realidad es simple, y si comprendes esa simpleza, la realidad se vuelve un juego donde las ilusiones de las personas te guían a sus puntos débiles.

-- Señor, habla mucho.

-- Haha, ¿sí? Bueno, iré al punto. Mocosa, memoriza esto.

-- ....

-- Recompensa, trofeo, evidencia. Estas paletas son esas tres cosas al mismo tiempo. No te digo que las vendas, te digo que las ofrezcas a cambio de una "ayuda".

-- ¿No sería eso estúpido? Si las paletas valen 5 y me dan 3, ¿no estaría yo perdiendo?

-- Tu lógica tiene sentido, pero carece de visión. Los humanos son seres simples, y siempre buscan el bien propio. Son seres con un gran ego, y si es que no son realmente unos patanes sin vergüenza, te darán diez veces mas el valor de una sola paleta.

-- No entiendo.

-- Mmmm, lo tengo.

Me puse de pie y caminé hacia adelante, dejando atrás a la niña. Tras caminar unos metros, di vuelta y regresé.

-- Ah, ten.

Lancé una moneda de 10 y tomé una paleta. Seguido de eso, me senté a su lado otra vez.

-- Ahora esta paleta es una prueba de que yo ayudé a alguien necesitado — expliqué — Hubiese dado mas, pero bueno, soy pobre haha. De todos modos, lo que quiero decir es que las personas darán su ayuda cuando lo vean conveniente.

-- ... Es decir, ¿las paletas son los trofeos que recalcan sus buenas acciones?

-- Bingo — sonreí con alegría — Puedes aprovechar el hecho de estar en una calle concurrida. Si la persona en cuestión está siendo observada, tiende a ayudar más. Es un sistema de auto satisfacción en las personas, así se convencen de no estar podridas por dentro, y se dan la pequeña esperanza de merecer algo más.

-- Señor, usted parece inteligente.

-- Lo soy.

-- Y es pobre.

-- .... L-Lo soy.

-- ¿Por qué...?

-- Hmm, si tuviera que dar una respuesta...

Cerré los ojos, pensando algo para decir.

Si daba vuelta a las páginas, mi vida era una serie de felicidad seguida de tragedias y mas tragedias.

-- Hm, creo que es eso. Sí, supongo que soy pobre porque no tengo motivos para ser rico. ¿Eso te sirve?

-- Ya, ¿es usted entonces de los que piensan que el dinero no lo compra todo?

-- ¿Hah? Ni hablar, esos son idiotas. Después de todo, si bien el dinero no lo compra todo, la pobreza no compra nada.

Fui observado por la niña tras decir eso. Sus ojos, antes despreciando todo a su vista, parecieron mostrar un atisbo de luz.

Esa luz era ambición.

"Niña, acabas de ser manipulada"

Sonreí ante mi buen trabajo y, tras levantarme, me despedí no sin antes decir.

-- Niña, recuerda una cosa.

-- ¿Qué cosa, señor?

-- Las personas son tan egoístas que es necesario hablarles de una recompensa en la otra vida para que hagan el bien en esta.

Siendo observado por la niña, que se quedó muda, sonreí con picardía y retomé mi camino. Pude escucharla correr tras de mí.

Con una voz infantil, gritó.

-- ¡Lili está agradecida por sus consejos, señor de cabello blanco!

Seguí caminando mientras sus gritos se volvían distantes, y no dejé de sonreír por lo bajo.

La verdad, es una mentira. Todo, absolutamente todo, es una mentira.

'Bell, el viernes vayamos al cine, ¿sí? Seika se irá de campamento, así que tenemos espacio para pasar tiempo en pareja'.

Una linda mentira. Los recuerdos también lo eran.



X X X



Un día después, me encontré con un raro espécimen de la raza humana.

-- ... Hola.

-- Hola.

Un hombre ya en su edad adulta. Su pelo pintaba algunas canas, y las arrugas en su rostro ya eran visibles.

El señor me miró con cautela mientras señalaba con su dedo un plato del menú, entonces preguntó:

-- Quisiera hacerte unas preguntas sobre este combo para almorzar.

-- Ah... sí, sí. Una cajita feliz.

-- Así es — el señor miró la imagen del menú, entonces siguió — Tengo entendido que la cajita feliz es exclusivamente para niños, ¿es correcto?

-- Eh, bueno, dicen que la cajita feliz es para niños en los comerciales, pero...

-- Ajá, ajá... ¿y eso lo impone la Ley?

¿Qué carajo estaba pasando con esta conversación? ¿Por qué mierda la ley impondría algo tan estúpido?.

-- Ah, no que yo sepa, no.

Llegué a pensar que esto era una broma de cámara oculta, pero la seriedad en el rostro del tipo al otro lado del mostrador era algo digno de elogiar.

¿Realmente estaba hablando con un adulto?.

Como si pensara un poco después de mi respuesta, preguntó:

-- Y si la compro... ¿tendré problemas?.

-- No, usted va a estar bien.

-- ¿Y te queda claro que yo no soy un niño?.

-- Eh, sí, creo que lo pude deducir, sí.

-- .......... Okey, la voy a llevar a mi departamento.

-- Ah... sí, sí, por mí está bien.

-- Y, eh... ¿no me van a seguir?.

-- Eh, no, es que no tenemos presupuesto para eso...

El largo intercambio de esta extraña conversación llegó a un lapso de silencio. El señor sacó dinero de su billetera y pagó por la cajita feliz.

Tras darle su pedido, él inclinó su cuerpo hacia mi lado de la barra y susurró con voz seria.

-- Oye... no olvidaré lo que hiciste por mí hoy.

-- Yo preferiría que lo hiciera....

Tras responderle, tomó la cajita feliz y la puso bajo su chaqueta, como si intentase esconder algún tipo de bomba o droga.

-- ....

Lo miré salir de la sucursal en silencio.

-- ¿Qué carajos fue eso?

Supongo que ese tipo de lunático aparece de vez en cuando. Tras salir del shock, uno que no esperaba tener, seguí atendiendo a los clientes.

Fue cerca de terminar mi turno que miré una cabellera familiar fuera de la sucursal. Habiendo notado sus ojos sobre mí, solté un resoplido disgustado.

"Sí, ya era demasiado bueno que no me molestaran durante una semana. Estoy seguro que esa vieja bruja tuvo que ver en esto..."

Entregué mis rutinas, y a diferencia de los días anteriores, no me llegó un mensaje de Demeter pidiendo que nos reuniéramos.

"Ha de estar ocupada, supongo"

Pasé a los vestidores y me cambié. No podía salir por la entrada de personal o la principal, así que salí por la puerta trasera, donde estaba el depósito de basura.

-- Buenas tardes, señor Cranel.

-- Kugh... hija de...

Al salir, esa mujer violenta ya estaba en la entrada del callejón.

-- ¿Qué quieres? — pregunté.

-- ¿Podría hacerme el favor de ir a nuestras oficinas en el departamento de homicidios?.

-- ¿Hah, por qué debería hacerlo? Me niego, deja de molestar mocosa.

-- .....

Para mi sorpresa, se movió y dejó el paso libre.

No tenía idea de lo que pensaba, pero si quería atacarme como lo hizo en el pasado, la iba a pasar mal. No tenía razón para contenerme esta vez.

-- Hm....

Sin embargo, no me atacó furtivamente o algo por el estilo. Me dejó seguir tranquilamente, solo con el pequeño detalle de estar caminando detrás de mí.

Su intensa mirada estaba fija en cada movimiento de mi cuerpo, casi como si estuviese analizándome.

-- Oye, ¿a caso eres una acosadora en tu tiempo libre? Deja de seguirme.

-- No lo estoy siguiendo, es solo que casualmente nuestros caminos coinciden.

-- Coincidencia, eh...

"Coincidir mi culo, perra"

Hice mi mejor esfuerzo en no explotar de ira. No era algo de provecho gastar mi energía en personas como la agente Lion.

Solo por su fachada e historial, puedo asegurar que es el tipo intensa, recta, fría y justiciera. Una combinación extraña, pero lo era.

-- ¿En serio no me estás siguiendo?.

-- En absoluto.

-- Entonces... ¿dices que también tenías planeado entrar a esta tienda? Definitivamente me estás siguiendo, Elfa demente.

-- .... Estás imaginando cosas.

Había entrado a una tienda de abarrotes para comprar una soda, y aprovechando, para poder deshacerme de la molesta acosadora.

Pero, contrario a lo que esperaba, se aferró como una garrapata y entró a la tienda. Se hizo idiota mientras miraba los refrigeradores, haciendo como si fuese a comprar algo.

-- Haah, ¿por qué no solo lo admites?.

-- ¿Admitir qué?.

-- Qué estás siguiéndome.

-- No estoy siguiéndote. Me dio sed, así que pasé a comprar una botella de agua.

-- Serás....

Quise golpearla, pero hacer eso era justo lo que ella quería. Si bien tal vez no estaba en servicio, seguía siendo una funcionaria de la Ley.

El hecho de golpearla le daría la excusa perfecta para llevarme a sus oficinas como retención por agravio a una oficial.

-- Bien, solo te ignoraré — solté esas palabras y tomé un gansito de la tienda — Señor, ¿cuánto es?.

-- .... 10 pesos.

-- Aquí tiene.

Pagué por el gansito y rápidamente lo abrí.

-- ¡Oh!

-- .....

El señor de la tienda me miró con recelo, como si supiese la razón de mi sorpresa fingida.

-- ¡Mire, una estampa de un producto gratis!

-- ....

-- ¡Lo cambiaré por otro gansito, gracias!

-- .....

Tomé otro gansito del mostrador, y al abrirlo, gané nuevamente.

-- ¡Oh!

La escena se repitió tantas veces que el señor ya estaba llorando lágrimas de sangre mientras se arrodillaba y pedía que me largase.

-- Por favor... ¡te daré una soda gratis, pero por favor...!

-- Hmm, está bien — resoplé con indignación — ¡Pero que sea de fresa!

Tras recibir mi soborno, salí de la tienda y retomé el camino a casa. La acosadora, la agente Lion, preguntó a mis espaldas.

-- Eso se considera robo.

-- ¿Hah? Solo tuve buena suerte, no molestes, psicópata.

-- ¿Cómo puedes ser tan cruel...? Por lo que vi allá atrás, no es la primera vez que asaltas a ese señor.

-- ¿Y qué si es así?, sigue siendo legal tener suerte y ganar. Y no creo que tú, quien me agravió injustamente, sea la indicada para hablar de la crueldad.

-- .....

-- Si, sí, te ves mejor callada. Ahora, por favor, deja de seguirme y—

Detuve mis palabras.

Mientras encaraba a la insistente Ryuu Lion, una hermosa Elfo con larga cabellera dorada, mi bolsillo derecho vibró.

"Una llamada"

La linda sonrisa de Demeter vino a mi mente, y tras sacar mi teléfono para confirmar la llamada, mostré mi duda.

-- Número desconocido.

-- ¿Vas a contestar?.

-- A ti que te importa, largo.

Mientras sacudía mi mano libre para que la agente molesta se fuera, contesté la llamada y esperé a que la otra parte dijera algo.

-- .....

No se escuchaba nada, solo una turbia interferencia. El vago y escalofriante sonido me trajo el recuerdo de las llamadas en las películas de terror.

Transcurrieron los minutos, y tras ese largo silencio turbulento, una voz resonó al otro lado de la llamada.

-- Hola, viejo amigo.

-- ......

Mi pecho saltó.

Sentí una presión que no sentía hace años. El sudor cayó sobre mi frente, y mis manos sudorosas se apretaron con desespero.

-- ¿Te he dejado sin palabras? Supongo que sí, ¿no? Han sido, ¿qué, 7 años desde nuestra última conversación?.

-- ......

-- Seré directo, viejo amigo. Recientemente tomé algo así como un aprendiz, pero resulta que fue atrapado fácilmente.

-- .....

-- Creí que se había equivocado, pero... ¡sorpresa, sorpresa! ¡Resulta ser que tú lo desenmascaraste! Haah, como se esperaba de ti, viejo amigo...

-- .....

-- Verás, me siento ofendido tras tu agresión hacia mi pequeño aprendiz. Sí, creo que lo puedo decir así. Por eso, te he dejado un regalo en tu casa.

-- .... ¿Regalo?

Mi respiración se volvió errática. Mi pecho subía y bajaba por la ansiedad que me estaba atacando.

Detrás del celular sonó una risa desagradable y escalofriante.

-- Sí, un regalo. ¿Recuerdas el último de hace 7 años? Bueno, este es similar.

-- D-De qué hablas... maldito hijo de puta

-- Jaja, viejo amigo, espero que volvamos a jugar como en los viejos tiempos.

-- ¡Espera, bastardo!

A pesar de haberle gritado, colgó la llamada. Me quedé atónito por unos segundos sin poder moverme, casi como si me hubiese congelado de forma instantánea.

Un regalo como el de hace 7 años.

Ese regalo fueron los cadáveres de mi esposa e hija.

-- N-No...

Comencé a temblar. Los dedos de mis manos temblaron de miedo y pánico. Sentí como mis dientes comenzaron a castañear.

"Demeter..."

Corrí sin pensar más.

-- Espera, ¿qué acaba de pasar? ¡Detente!

La agente Lion quiso detenerme, pero la noquee fácilmente con un golpe en el cuello. Sus compañeras, quienes estaban espiándonos a la distancia durante todo ese tiempo, gritaron de sorpresa y fueron en su ayuda.

¿Yo? No me detuve a esperarlas y corrí hacia mi casa.

Parecía un borracho tambaleándome de aquí y allá, todo hasta llegar a mi casa. Pasé la puerta tras abrirla de golpe, y tras buscar en la sala y cocina, llegué a mi habitación.

-- N-No...

Lo primero que vi fue una cara sonriente dibujada con la sangre de Demeter en la pared, y como siempre, iba en el sentido de las agujas del reloj.

El <Dragón Negro> se ve así mismo como un showman; un artista que tiene un desarrollado sentido de la teatralidad.

La primera cosa que alguien ve es la cara sonriente en la pared. Primero ves la cara, y entonces lo sabes. Sabes lo que ha pasado y sientes temor. Entonces, y solo entonces, es cuando ves el cuerpo de la víctima.

Siempre en ese orden.

-- D-Demeter....

Ahí estaba su cadáver, con ojos abiertos llenos de miedo mirando hacia la entrada de la habitación, justo donde estaba yo.

Sus ojos llenos de miedo me enfocaron, casi como si estuviese planeado de esa manera.

-- N-No... por favor... para...

Me acerqué a ella. Las uñas de sus pies y manos estaban pintadas con su propia sangre, y su viente estaba abierto en un corte vertical. Las entrañas decoraron la habitación de una forma detalladamente asquerosa.

-- ¿Por qué...?

Comencé a llorar. Lágrimas lamentables rodaron sobre mi cara y cayeron sobre su rostro ya desprovisto de vida.

Pude comprenderlo.

¿Aprendiz? Era una simple excusa. No era una coincidencia. Definitivamente el <Dragón Negro> había hecho que ese hombre matara a su prometida en ese callejón para que yo la encontrara.

Solo así, habiendo atrapado a su aprendiz, tenía una excusa convincente para volver a atormentarme.

-- Lo siento... lo siento mucho, Demeter...

Acaricié su cabello. Seguía igual de sedoso y ondulado como siempre, y parecía enredarse como aureolas entre mis dedos.

Tras llorar como un idiota, pude verlo.

En su pecho, el cual era cubierto por las sábanas, había algo.

Era una carta.

To be continued. 



Confesaré que la idea de matar a Demeter no me pasó por la cabeza hasta que lo vi en los comentarios de los caps anteriores xd. La posibilidad estaba ahí, pero no era algo que quisiera en verdad.

Pero tras pensarlo, bueno, dije: será bueno para el desarrollo. 

Sé que ya le maté a su esposa e hija, además de varios conocidos que aún no salen, pero el desarrollo nunca viene mal. 

Ah, creo que por el momento es todo. También aviso que esta historia la estaré actualizando cada lunes hasta llegar a 10 caps, porque sinceramente no me gusta verle pocos capítulos. Se ve vacía. 

A continuación, lo buzones. 

Buzón de sugerencias: 🧐🍷

Buzón de quejas: 😔👊🏻

Buzón de halagos: 😎👊🏻

Buzón de amenazas: 🤯

Buzón de dudas: ❓

Es todo chicos, los veo el próximo lunes Bv. 

Leíste 6 mil palabras :v 

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