Capítulo 7: Efímera felicidad.

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Hola gente. 

jsjsj, casi un mes sin actualizar aquí. Pero hey, esta vez no fueron 2 meses al menos. Ya es un avance. 

En fin, no tenía pensado publicar esto, pero como se lo debía al pana Siris, bueno, tuve que hacerlo. 

En fin, espero les guste este efímero reencuentro entre Bell y Ryuu. 

Genjutsu.

.

.

.

Te vas a morir.

Nada es tan terrible, te vas a morir.

No hay más que esa certeza, te vas a morir y no hay garantías, te vas morir.

Así que cáete, levántate, enamórate, desenamórate, ríe, llora, canta y baila ahora ahorita, antes de que no puedas hacerlo.

Ahora.

¿Temes a la muerte?

Temer a la muerte es caer en la ignorancia, pues desconocemos si la muerte es un bien o un mal.

Temer a la muerte es creer saber lo que no se sabe. Entonces la muerte puede ser dos cosas.

Un absoluto anonadamiento, es decir, la nada total, o un tránsito del alma de un lugar a otro.

En el primer supuesto.

La muerte sería como un sueño pacífico, en una noche tranquila, sin ninguna perturbación. Entonces la muerte sería un bien al ser una tranquilidad.

O en el segundo supuesto.

La muerte es una posibilidad de reencontrarse o encontrarse con los que ya han muerto, entonces podrías hablar con los amigos de tu pasado y llorar con ellos, teniendo la oportunidad de seguir conviviendo, por lo cual sería una felicidad.

Entonces.

O bien el que está muerto no es nada ni tiene sensación de nada, o bien, según se dice, la muerte es precisamente una transformación, un cambio de morada para el alma de este lugar de aquí a otro lugar.

Ahora, ¿sigues temiendo a la muerte?



X X X



Suspiré.

Mi cuerpo estaba empapado por los fluidos internos del <Amphisbaena>, ni siquiera haberme sumergido en el lago logró limpiarme por completo.

Usando una de mis manos, esparcí mi cabello hacia atrás, exprimiendo el agua contenida. Una vez que mi vista se aclaró y mis heridas sanaron por completo, me moví.

La oposición del agua fue como una brisa para mis piernas, que con facilidad caminaban hasta salir a tierra firme.

Mi mano derecha seguía sujetando la <Piedra Mágica> del <Amphisbaena>, su peso era considerablemente estorboso.

Necesitaba salvar a Ryuu, sin importar qué.

-- Pero primero debo reponer energías.

Miré la <Piedra Mágica>. Sin importar cómo lo viera, no podía partir sin antes recuperar mis fuerzas.

En el mas mínimo error, incluso yo podría ser devorado por los monstruos.

-- Esto sabe horrible. ¿Cómo es que Revis ha podido ingerir esto como si nada?

Mordí y tragué lo más rápido posible, soltando comentarios banales con el fin de calmar mis nervios.

No podía disimularlo, cada fibra de mi ser parecía desgarrarse por cada segundo que pasaba sin Ryuu.

La desesperación podría consumirme, algo que en estos momento no podía darme el lujo de dejar pasar. Tranquilicé mis pensamientos, escuchando mis deseos que clamaban ir hacia Ryuu.

Ella, solo a ella, no podía dejarla morir.

No lo entendía por completo, pero en el momento que mis ojos se encontraron nuevamente con el hermoso azul cielo de sus ojos, me sentí salvado.

Por un momento, mis esperanzas habían regresado.

No podía perderla, no a ella.

-- ... Debo, a cualquier costo, salvarla.

Lo último de la <Piedra Mágica> fue triturado por mis dientes y engullido por mi garganta.

Mi cuerpo vibró por la anormal energía.

Suspiré.

Ahora tenía la suficiente fuerza para ir al infierno y regresar.

-- ¿...?

Sentí que un tipo diferente de energía recorría mi cuerpo, al igual que las llamas abrazadoras con las cuales casi fui incinerado.

No le tomé importancia y, en cambio, me impulsé sobre la superficie rocosa del suelo. Mi cuerpo tomó la suficiente velocidad como para tornarse borroso.

Pasé por la entrada del piso 27 hacia el laberinto de cavernas, buscando el hoyo por el cual aquella serpiente se había abierto paso piso por piso.

No me llevó demasiado, a pesar de estar 2 niveles de donde originalmente el monstruo había descendido, solo tuve que localizar el área mas destrozada.

A un paso del oscuro agujero, tragué saliva.

La oscuridad parecía estar mirándome, así como yo la miraba a ella. Mis pupilas temblaron. No me sirvió de nada tener una visión perfecta para la oscuridad, todo seguía siendo de un negro desesperante.

-- Espérame, Ryuu.

Sin dudarlo, salté.

Mi cuerpo cediendo a la gravedad y siendo golpeado por las corrientes de aire ascendentes bajó por varios segundos.

No sabía hasta qué piso llevaría este camino obligado, pero fuera cual fuera, solo había una cosa que yo necesitaba hacer.

Matar.

A todos los obstáculos, seguiría matando hasta llegar con ella.

Con mi amiga.

Un anciano, hace ya mucho tiempo, me dijo una vez.

Que más allá del bien y del mal, el que con monstruos lucha cuidara a su vez en no convertirse en monstruo.

Cuando miras largo tiempo a un abismo, también este mira dentro de ti.

Eso estaba bien para mí.

Si ese era el precio, lo pagaría cuantas veces fuese necesario.

-- Resiste, por favor.

No mueras, Ryuu.

En ese momento, las suelas de mis botas impactaron en el sólido piso del calabozo. Grietas se extendieron como telarañas y un retumbante sonido se esparció.

Había llegado a los pisos profundos.

Era mi primera vez, así que no tenía forma de saber. Sin embargo, el estremecimiento en mi piel me indicaba que así era.

Llegué al infierno.



X X X



"Todavía no, aún no te rindas. Sigue luchando"

La misma frase se repitió en mi cabeza tantas veces que perdí la cuenta. Mi cuerpo estaba humedecido y pintado por el color rojo oscuro de mi sangre.

Demasiadas heridas fueron talladas sobre mi piel, y sin embargo, seguí luchando. Hubo un momento en el que el arma que tenía se rompió, desde entonces, había estado usando mis puños.

Me aferré a la vida como nunca antes lo había hecho.

Pese a los incontables cortes profundos en mi piel o la gran cantidad de sangre perdida, no dejé que mi cuerpo se congelara y seguí atacando.

Los monstruos llegaban cada vez más rápido, eran tantos que tuve que moverme constantemente de mi ubicación original.

Me pesaba, ya que así Bell tardaría más en encontrarme, pero fue la única forma de permanecer con vida hasta ahora.

"¿Aún... no?"

Mordí mi labio inferior para suprimir el dolor de las garras de un <Barbarian> perforando mi piel.

Retrocedí unos pasos, desarmé a un venezolano y con movimientos bruscos degollé al monstruo.

*Thud*

Sin darme cuenta, ese fue mi limite. Mis rodillas cedieron ante el agotamiento de mi cuerpo, incluso tenía la leve sensación de que mi cuerpo se estaba helando poco a poco.

Mis labios, posiblemente, estaban azules.

*¡Whoosh!*

El sonido de un arma balanceándose contra el viento silbó por el aire.

*¡Baam!*

Y la sólida estructura del arma en sí golpeó por completo contra mi rostro. Mi cuerpo salió volando. Sentí que el mundo daba vueltas. Mi boca se llenó con el sabor a óxido.

No sé cuantos metros fueron, pero después de aterrizar y rodar por el frío suelo del calabozo, escupí una gran cantidad de sangre.

Mis labios fueron rotos y mi mejilla desgarrada.

-- Ja...

Inevitablemente, me burlé.

¿Qué estaba haciendo?

Luchando.

¿Para qué?

Para ser salvada.

¿Por quién?

Por él, mi luz.

¿A caso... lo merezco?

Sacudí mi cabeza.

El dolor, el mareo y los conflictos desatados en mis pensamientos se esfumaron momentáneamente.

La adrenalina que corría por mi cuerpo eliminaba el dolor y me mantenía consciente, si llegase a acabarse, sería mi fin.

No podría llegar a verlo.

-- ... No.

Dejé de pensar en ello.

Mis ideas y sentimientos chocaban unos con otros, desequilibrando mi estado mental. No estaba bien, si seguía así, moriría.

*Tap, tap, tap, tap*

El sonido de pasos lentos y pesados llegó a mis oídos, un monstruo estaba acercándose para ponerle fin a mi vida.

Levantando mi rostro ligeramente, lo observé.

Una gran maza de cristal estaba en su brazo.

Deslicé mi mano con la suficiente sutileza para no ser notada. También liberé la tensión en mi cuerpo.

Tan liviana como una pluma sobre el frío suelo, fingí mi muerte.

Esto era una apuesta.

No podía ni levantarme o apoyar mi cuerpo sobre la planta de mis pies, mis fuerzas estaban agotadas. Era absurdo siquiera pensar en luchar cara a cara con el monstruo.

Por eso, dejé todo a mi suerte.

La gran desgracia que siempre acechaba por mí, ahora recibía mis súplicas de que por una, solo por una vez, me apoyara.

"Por favor..."

Sentí el temblor de mis labios.

Tenía miedo.

"Quiero verlo, al menos una última vez"

Mientras rogaba a los cielos, me di cuenta de la naturalidad con la que mi alma deseaba la luz, en este caso, a Bell.

En la profundidad de mi roto corazón, estaba ese deseo. Que él llegara, tomara mi cuerpo entre sus brazos y me cargara.

Mi imaginación recreó su sonrisa.

Tan pura y calmante, solo recordarla traía calma a la intranquila yo.

*Tap, tap*

Los pasos se detuvieron. Sentí que la feroz mirada del monstruo se clavaba en mi espalda, observando por si aún quedaba algún signo de vida en mí.

Dejé de respirar, mi garganta fue tapada por un nudo de aire.

Mis párpados se apretaron al punto de que la superficie oscura de mis ojos comenzó a arder.

En ese momento.

-- ¡¡...!!

Algo frío, áspero y calloso se enrolló sobre la parte posterior de mi cuello.

Mi cuerpo fue levantado en el aire, al igual que cualquier trapo sucio.

La mano del monstruo me había sujetado, lo entendí un segundo después.

"..."

Incluso el fuerte agarre y el filo de las garras que atravesaban mi piel no forzaron a que mi respiración se reiniciara.

Mis ojos estaban cerrados, así que tuve que esperar el momento exacto para poder actuar. Un error y mi vida estaba condenada.

*Huf, huf*

Los resoplidos del monstruo sonaron entre el silencio y mi "cadáver". Incluso si mi respiración estaba siendo contenida, el pútrido olor me dio náuseas.

Quería vomitar y alejarme tan rápido como fuera posible, pero entonces, moriría.

Me frustró saber que en el mínimo error que cometiera mi vida terminaría.

En ese momento—

*Escalofríos*

Algo húmedo se deslizó sobre el lado izquierdo de mi cara.

-- ¡¡¡¡¡¡¡......!!!!!!!

La larga lengua del monstruo lagarto causó el sonido de hielo siendo raspado. Mi cuerpo tembló.

Sentí tanta repulsión que podría vomitar mis entrañas.

Cada poro de mi piel gritaba por la desesperación, angustia e impotencia de no poder hacer nada

No, eso estaba mal.

Mis ojos se abrieron de par en par. Desprendí tanta hostilidad hacia el miserable monstruo que me sostenía del cuello.

Por un momento pensé que las venas de mis ojos se reventarían y liberarían sangre.

Tanta sed de sangre por mi parte hizo que el monstruo se alertara y reaccionara.

El brazo libre que sostenía su arma retrocedió para tomar impulso, entonces la balanceó contra mi cabeza.

Pero ya era tarde.

*¡Slash!*

Una estalactita.

Tan rápido como pude mover mi brazo, hice que el trozo de roca solidificada y reforzada cortara a través del aire hasta llegar al cuello del monstruo.

El sonido del gorgoteo inundó mis oídos.

La sangre, de un rojo oscuro, brotó como una fuerte y manchó parte de mi rostro. Sin embargo, no cerré mis ojos.

Manteniéndolos fríos, observé de inicio a fin la muerte de aquel que se atrevió a profanar mi cuerpo.

-- Muere en las cenizas, asquerosidad.

Lancé crueles comentarios, e incluso mientras el monstruo de desvanecía entre las cenizas, no paré de insultarlo.

Mi pecho ardía de ira.

Mi mano dejó que la estalactita se deslizara entre mis dedos, cayendo al suelo con un ruido tosco. Inmediatamente, usé la palma de mi mano para quitarme los restos de saliva sobre la parte izquierda de mi rostro.

Fue asqueroso.

El único hombre que había tocado mi cuerpo, y tenía derecho a hacerlo, era él. Mi luz. Si fuese él, las quejas ni siquiera exis—

-- ¡Q-Que estoy pensando!

Sacudí mi cabeza de lado a lado.

Mi corazón estaba latiendo tan fuerte que podía escuchar el latiente sonido. Sentí el ardor invadiendo mis mejillas.

Superponiéndose con el color rojo de la sangre esparcida en mi cara, un sonrojo apareció.

Se sentía tan bien pensar en Bell, a tal punto que mi cuerpo y mente se relajaban. Pero no podía permitir que estos impuros pensamientos continuaran.

-- Por el momento, debo alejarme de aquí.

No era seguro que permaneciera en este lugar. El sonido de la batalla anterior seguro que no pasó de largo en los monstruos alrededor.

Lo mas obvio era buscar un lugar donde esconderme, no importa cuánto, hasta que Bell me encontrara.

Avancé.

-- ........ ¿Eh?

Y como si todo volviese a rodar sobre la marcha, el tiempo fluyó. Ni siquiera pude levantar mi pie cuando mi cuerpo ya estaba cediendo contra la gravedad con dirección al suelo.

Era lógico. Mi cuerpo estaba lleno de heridas, la sangre perdida era mas de la que podría darme el lujo de perder y mi agotamiento, físico y mental, estaban en su limite.

Mi cara se estamparía contra el duro piso y ni siquiera podía mover mis manos para tratar de cubrirme.

-- ¡...!

Cerré fuertemente mis párpados, esperando que el dolor se traspasara.

Esperé.

El viento en contra dirección acariciaba mi demacrada piel mientras los segundos pasaban

1.

2.

3.

4.

5.

8.

*¡Thud!*

Mi cuerpo fue tomado en media caída.

Una gran calidez emanaba de los dos brazos, unos sosteniendo la parte de mi abdomen y la la otra posada sobre mi espada y aferrada a mi hombro derecho.

Esa misma calidez fue transferida a mi cuerpo.

-- Ah...

Mis labios, al igual que mis párpados, se abrieron.

Quise formular palabras y decir algo, pero mi voz se negaba a salir. Las comisuras de mis labios temblaron ligeramente.

Las esquinas de mis ojos ardieron y formaron pequeñas lágrimas cristalinas.

Mi vista estaba enfocada hacia el suelo, donde se suponía que mi cara impactaría. Quise mirar hacia mi lado, pero no pude.

Un par de botas estaban fijas sobre el piso, luego dos piernas cubiertas por un pantalón negro le siguieron.

-- Te encontré.

No tuve que levantar mi rostro. Fue suficiente con su voz. Era él, Bell había llegado.

Inevitablemente, un mar de lágrimas brotaron de mis ojos, goteando y humedeciendo el suelo.

Un llanto para nada digno de un Elfo se filtró por mi garganta.

-- ¿B-Bell...?

Mi cuerpo fue jalado. Una de sus cálidas y suaves manos de deslizó entre mi cabello, impulsando mi rostro hacia su pecho.

-- Ya todo está bien, Ryuu.

Mi sollozo incrementó.

Olvidé por completo la posibilidad de atraer monstruos y lloré como una niña desconsolada que después de tantas horas, era encontrada por su papá.

En este caso, Bell, mi héroe, me encontró.

La desesperación que el infierno de los pisos profundos causó en mi corazón de desvanecido como las cenizas en una ventisca.

Seguí llorando.

Tenía mucho miedo.

Mi cuerpo, antes de que fuera abrazado y confortado por el suyo, temblaba aterrorizado.

No hubo segundo desde que salí del estómago del monstruo serpiente que estuviera tranquila.

Sí, solo me limité a llorar.

Mis brazos, antes sin fuerzas, lucharon contra cualquier lógica y rodearon su espalda. Naturalmente, me aferré a él.

No quería separarme ni un centímetro.

El aroma que su cuerpo desprendía invadió mi nariz, enviando un estremecimiento por todo mi cuerpo. Olía maravilloso, este aroma era uno que podría gozar cada mañana.

Mis sentidos se enfocaron en sus manos acariciando mi cuerpo. La derecha cepillaba con gran delicadeza mi cabello, otorgándome la mas grande tranquilidad.

La izquierda por el contrario, se aferró por detrás de mi espalda y mi cintura lateral, acercando su cuerpo contra el mío.

No me molestó, ni siquiera el más mínimo disgusto nació en mí. Que me sujetara con tanta firmeza me daba la seguridad de que ya nunca me soltaría.

Fue anhelante, de alguna forma.

Mis labios estaban fruncidos por el llanto que incluso ahora no se detenía, pero a pesar de no estar formando una sonrisa, yo estaba genuinamente feliz.

Restregué mi rostro contra su pecho, buscando el refugio para mis lágrimas. Las gotas cristalinas humedecieron su camisa, pero a él no pareció importarle. Solo siguió acariciando mi cabello y sujetando mi cuerpo.

"Esto..."

No necesitaba nada más que esto.

Su calor, su tacto, su compañía...

Su amor.

Los recuerdos de los días donde pensé que lo había perdido se desvanecieron de mis recuerdos. Las noches sin sofocos, donde lloraba sin parar y sufría de insomnio, todo desapareció.

-- Bell...

Ahora, incluso ante lo inesperado, estaba segura.

-- ¿Si, Ryuu?

No me separaría de él.

-- ... Te extrañé.

-- ....

-- No tienes idea... de cuánto te extrañé. Tu rostro, tu sonrisa, tu voz.

Probablemente mi voz sonaba patéticamente mala mezclada con el llanto y los sollozos, pero no le tomé importancia.

Solo quería trasmitir lo que mi corazón me exigía que le dijera.

-- Por favor, no vuelvas a irte de mi lado.

Un deseo.

El deseo de mi alma.

-- ...

Esperé su respuesta. No era algo a lo que estaba obligado, pero incluso así, insistiría. Dejaría que el egoísmo me consumiera si eso significaba no volver a perderlo.

El balanceo de sus dedos entre mi cabello se detuvo, el fuerte agarre sobre mi cintura se aflojó.

En ese instante, todo mi ser tembló de miedo.

-- Ryuu.

Me estremecí por el tono de su voz.

Deslizó su mano desde mi cabello, pasó por mi oreja hasta llegar a la mejillas. Usando el indice y pulgar, tomó mi barbilla e hizo que levantara el rostro de su pecho.

-- ...

-- ...

Nuestras miradas se conectaron.

*Deslizar, deslizar*

No pude evitarlo, volví a derramar lágrimas sobre mis mejillas.

El cautivante rojo rubí de sus ojos me dejó sin habla. Me sumergí en su mirada, había un iris a diferencia de antes, pero no dejaba de ser hermoso.

Su blanco cabello, su hermoso rostro y sus rosados labios.

Todo era exactamente igual al Bell de mis recuerdos.

-- Bell—

Su dedo se posó sobre mis labios. Él sonrió de la única manera en la que sabía hacerlo.

*¡Ba-dum, ba-dum!*

Mi corazón gritó y saltó de alegría.

-- No tenía pensado hacerlo. Puedes estar tranquila, me quedaré a tu lado.

-- ...

¿Había un límite en la cantidad de lágrimas que una Elfo podía derramar? No lo sabía, pero seguro que rompí el récord.

Esta vez, con mis labios un poco partidos y pálidos por la pérdida de sangre, sonreí.

Mis brazos, aferrados a su espalda, tomaron fuerza una vez más y de deslizaron hasta la parte posterior de su cuello.

Gentilmente acaricié su cuello con mis dedos, todo hasta tomar sus mejillas.

-- ¿E-Eh?

Él mostró una expresión perpleja, pero eso no me detuvo.

Ejerciendo toda la fuerza que pude reunir, con mis manos acerqué su rostro hacia el mío e impulsé mi rostro hacia el suyo al mismo tiempo.

Inevitablemente, sin que él se negara, lo besé.

Nuestros labios se unieron. Los míos le robaron la calidez que a los de él le sobraban y los suyos probaron el frío que a los míos inundaba.

Con el pasar de los segundos, el frío y la calidez se mezclaron, creando la temperatura perfecta.

En ese momento, la sensación de sus labios chocando con los míos fue indescriptible.

Mi corazón latió mas fuerte que nunca.

"Te amo, Bell"

Mis sentimientos revelaron la verdad de mi alma.



X X X



Un fuerte bufido resonó por la habitación.

A pasos que causaban un retumbar en el suelo, él se retiró.



X X X



El sonido del agua deslizándose sobre mi piel sonó por la tranquila habitación.

Actualmente, me encontraba tan roja como un tomate.

¿La razón? Bell estaba lavando mi cuerpo.

Desnudo.

No había ni una sola prenda que cubriera la desnudez de mi piel. Naturalmente, me congelé. Estaba tan estática que parecía antinatural.

Estaba genuinamente avergonzada.

Esto no se comparaba a nada con el beso que le robé hace unos minutos, no, esto ya iba más allá de lo que yo podría hacer sin desmayarme por la vergüenza como resultado.

Por otra parte, estaba él.

-- ....

Lo miré disimuladamente, aunque pudo sentir mi mirada, y nos miramos el uno al otro por un corto segundo.

Desvié mi vista rápidamente, mis orejas ardían y juraba que emanan humo desde las puntas.

Tontamente, formé un puchero en mis mejillas.

Estaba actuando tan tranquilo y sereno mientras recorría cada parte de mi cuerpo son sus dedos. Claro, estaba lavando la sangre de mis heridas y cerrándolas para evitar una muerte por desangre, sin embargo...

Lo miré disimuladamente una vez más.

"Podrías actuar un poco nervioso..."

¿Tal vez mi cuerpo no causaba ese sentimiento en él? Eso hizo que mi pecho se estrujara de dolor.

Cerré mis ojos, tratando de fingir que no estaba siendo bañada por el chico que amo, entonces me puse a pensar.

Él, tanto estatura, los iris en sus ojos y esta personalidad tan madura; definitivamente había cambiado.

La curiosidad sobre saber qué había estado haciendo todo este tiempo me consumió, pero cuando logramos escapar de ese Minotauro negro hasta este lugar, una zona segura no descubierta, él inmediatamente hizo que me desvistiera para tratar mis heridas.

Por supuesto, mi reacción había sido un golpe contra su mejilla. Fue mi error, pero la vergüenza me había ganado.

Ningún hombre, ni siquiera otra mujer, había visto mi cuerpo desnudo. Era completamente natural que lo abofeteara.

-- Ah... ¡....!

Tapé mis labios con ambas manos, que habían dejado escapar un leve jadeo.

-- Lo siento, Ryuu. Seré más cuidadoso.

¡¡No podía seguir con esto!!

Una de sus manos había pasado por encima de mi trasero, ¡¿cómo es que eso podía ser posible?! No creía que hubiese heridas ahí, era imposible.

-- ... E-Está bien, no te preocupes.

Aún así, la tonta yo enamorada de Bell, roja hasta las orejas, murmuró eso tímidamente.

Esto estaba mal, era indebido. Pero aún así no pude evitar sentirme ligeramente feliz.

Había sido recién rescatada por el hombre que creí nunca volvería a ver. En esos días, cuando las mañanas eran nubladas, la frase "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" resonaba mucho por mi cabeza.

Sin embargo, para mí fue diferente.

"Sabes lo que tienes, solo pensabas que nunca lo perderías"

Ligeramente, mis sentimientos hacia Bell nunca fueron unos que remarcaban simple amistad. Después de todo, había sido el hombre que tocó mi mano y no fue rechazado por mis reflejos de Elfo.

Lo entendí perfectamente el día en que su muerte me fue notificada. De forma patética, me lamenté día y noche por no haber confesado mis sentimientos.

"Pero..."

Se me había sido concedido un milagro.

Él estaba vivo, no sabía cómo, pero definitivamente era real.

Debido a eso, yo, sin una pizca de duda, se lo diría.

"Bell, te amo"

Por milésima vez, mis pensamientos clamaron mis sentimientos.

Solo faltaba darles vida con mis propias palabras.

-- Listo, he terminado. ¿Cómo te sientes?

Cuando dejé de pensar, la suave y amable voz de Bell llegó a mis oídos. Volteé a verlo, él, a diferencia de mí, estaba semi-desnudo.

En el pequeño fragmento de segundo que mis ojos se desviaron a su abdomen, mi rostro comenzó a arder.

-- G-Gracias, Bell....

Desvíe la mirada, esperando no haber sido atrapada con las manos en la masa. Me moriría de vergüenza si eso era así.

-- No es nada, por el contrario, debería de disculparme por tocar tu cuerpo.

-- .... (Si eres tú, no me importa)

-- ¿Eh?

-- ... Nada.

Tenía que ser capaz de controlar mis sentimientos, no podía dejar que hicieran lo que quisieran en el momento que fuera.

Tomando un poco de aire para calmarme y recibiendo la camisa de Bell para cubrir mi cuerpo, esperé unos segundos antes de preguntar.

-- Bell...

-- ¿Qué pasa, Ryuu?

Podría estar tocando un tema difícil para él, pero yo definitivamente quería saberlo. Todo. Desde ese fatídico día hasta el de hoy en nuestro reencuentro.

Cautelosamente moví mis labios.

-- ¿Qué fue lo que pasó... todo este tiempo?

-- .....

No obtuve una respuesta inmediata. Eso lo esperaba.

Era natural que Bell se tomara su tiempo en pensar si contestar o no. En caso de negarse, simplemente insistiría.

No podía reprimir la curiosidad que me consumía por no saber lo que había pasado la persona que amo.

-- Es una larga historia.

Dijo él.

Sus labios formaron una ligera sonrisa.

Sus ojos, tan hermosos como rubíes, me miraron directamente.

-- Tenemos mucho tiempo. Por favor, quiero saber.

Sin romper el contacto visual, respondí firmemente.

Mi cuerpo ya estaba recuperando un poco del calor debido a su camisa, pero seguir temblando era inevitable.

Perder mucha sangre y recibir tanto daño no era algo tan fácil de curar, incluso usando mi magia, <Noah Heal>.

Bajo mi mirada, él suspiró.

-- Ya veo... supongo que no me puedo negar si eres tú la que lo pide.

Sonrió de una forma peculiar.

Entre amable y divertido. No había visto esa sonrisa antes, pero era radiantemente hermosa.

-- G-Gracias...

No supe si tartamudee por el frío o la vergüenza. De todas formas, ya nada que hiciera podría ridiculizarme frente a Bell.

Me había visto incluso desnuda.

-- ¿Tienes frío?

-- Un poco, sí. Parecen los síntomas por el excesivo sangrado .

-- Entiendo, deja te ayudo.

-- ... ¿Eh?

No tuve tiempo de reaccionar. Él se levantó del lugar donde estaba sentado, justo frente a mí, que estaba recargada contra la pared.

Dio unos pasos hacia delante y se sentó a mi lado.

-- Bell...

Abrí mis ojos en sorpresa. Estaba segura que estaban brillando por lo cercano que él estaba de mí. Sus labios se miraban tan apetitosos.

*¡sacudir, sacudir!*

Negué varias veces con la cabeza, completamente roja como una tomate.

Justo cuando le quería hablar otra vez, él se movió.

-- ¿Ah?

No, era mas preciso decir que movió mi cuerpo un poco más al frente y él se sentó justo detrás, como si estuviésemos en una fila recta.

Cuando mi cerebro lo entendió, ya era muy tarde.

-- ¡B-Bell...!

-- Así no sufrirás de frío alguno.

El suave susurro de sus palabras, tan cerca de mis oídos que su aliento me acariciaba como la brisa en las mañanas, me estremeció.

Sus brazos rodearon mi abdomen desde atrás, juntando mi espalda contra su pecho y abdomen descubiertos tonificados.

Otra descarga eléctrica recorrió mi cuerpo.

-- ¿Qué tal?

Sus palabras, ignorando mi vergüenza, me llenaron de paz.

Descansó su mentón en mi hombro izquierdo y dejó caer su mejilla contra la mía.

*¡Ba-dum, ba-dum!*

Mi corazón saltó de alegría.

Mi cuerpo fue llenado por la calidez que su cuerpo emanaba, y sus brazos rodeando mi abdomen me daban la sensación de estar completamente segura.

Fue encantador.

Me sentí genuinamente maravillada que la sonrisa complacida en mis labios fue imposible de ocultar.

-- Es perfecto — contesté.

Era tan cálido.

Retrocedí un poco, acercado mi espalda más hacia él. Atrevidamente, y por puro error, mi trasero quedó ligeramente encima de su entrepierna.

-- Gracias, el frío se ha ido.

-- Eso me alegra.

¿Qué era esta calidez? El amor que mi cuerpo desprendía en reacción al cuerpo de Bell me conmovió profundamente.

Después de un par de minutos donde me acurruqué como una niña mimada y él me aceptaba, escuché su historia.

Fue desesperantemente aterradora.

De principio a fin, él había sufrido durante todo este tiempo en completa soledad.

Por supuesto, eso terminaba hoy mismo.



X X X



Perdí el sentido del tiempo.

No supe si fueron minutos u horas, me sumergí tanto en sus palabras que el tiempo en sí pasó a segundo plano.

La felicidad llenaba cada parte de mi ser.

-- ... Pudiste haber regresado a la superficie, conmigo. ¿Por qué no lo hiciste?

Aún así, mientras nuestros cuerpos se acurrucaban el uno con el otro, no pude evitar revelar la pena impregnada en mis palabras.

Ya estaba totalmente seca al igual que mi vestimenta, sin embargo, no tenía la intención de decirle eso a Bell. Simplemente di rienda suelta a mis palabras mientras su calidez me rodeaba.

-- Yo... perdí de vista mi camino, supongo.

Dijo de forma suave y tranquila. De alguna manera, eso me molestaba. Pensar que no fui suficiente motivo como para darle el impulso de regresar conmigo. Hera frustrante.

-- Entiendo, perdón por mi pregunta.

Sin embargo, lo entendí perfectamente.

Fue de alguna manera diferente, pero con los mismos resultados que ambos perdidos a nuestras <Familias>.

Saber sobre el dolor que lo estaba atormentando hizo que mi corazón se estrujara.

Quise seguir preguntando, seguir hablando y seguir apoyando. Quería verificar por mí misma si ya no había tormento en su corazón.

-- Ryuu, ¿puedo preguntarte algo?.

Sin embargo, me ganó la palabra.

Fue como un susurro, pero la cercanía extrema de sus labios en mis orejas me permitió escucharlo perfectamente.

-- ¿Qué pasa?

Ladeé mi cabeza hacia atrás, mirando directamente a sus ojos rojo rubí. Él, con un ligero sonrojo en sus mejillas, preguntó.

-- ... ¿Por qué me besaste?

-- ....

.................

Sentí que el tiempo se detenía.

*Sonrojar, sonrojar*

¡Ahora que lo pensaba, no habíamos hablado sobre el beso que le había robado! Mis ojos se abrieron de par en par y moví mis labios para hablar, pero las palabras no se formaban.

Estaba segura que el color rojo, tan intenso como el de sus ojos, estaba reinando en cada espacio de mi piel.

¡¡No sabía que contestar!!

¡Qué me mirara de forma tan seria y que sus mejillas se tiñeran de un lindo rosa no me ayudaba para nada! ¡De hecho, mi corazón se aceleraba más por cada segundo que pasaba!

Era muy pronto para decirle sobre mis sentimientos, no, ni siquiera estaba preparada mentalmente para hacerlo.

En primer lugar, ¿por qué ahora sí mostraba su vergüenza? Se veía lindo, muy lindo, ¡pero se supone que eso debió ser cuando lavó mi cuerpo desnudo!

Ah, eso no importaba, solo necesitaba responder con algo que me sirviera como tapadera por el momento.

Cualquier cosa, solo necesitaba ganar tiempo para poder organizar mis ideas.

-- F-Fue... un accidente.

-- ... ¿Eh?

¡Idiota!

Mis labios se habían movido y formado esa patética y terrible excusa de forma automática. Inmediatamente me insulté de las peores formas posibles.

Pude ver el rostro perplejo en Bell, definitivamente no se esperaba algo como lo que le dije. En primer lugar, ese beso era imposible de ser catalogado como un accidente.

¿Qué tan inexperta era situaciones amorosas como estas?

-- Y-Ya veo... Haha, sí, eso tiene sentido.

¡No creas en todo lo que digo con tanta facilidad, tonto!

No sonrías de esa forma mientras quitas una de tus manos de mi abdomen y rascas tu cabello. ¡Además, en ningún momento dije que podías quitarla!

-- ... L-Lo siento — me disculpé.

-- ¿Eh? ¿Por qué te disculpas?

Tuve que obligar a mis sentimientos calmarse. No podía perder la calma, no en un momento tan importante como este.

Lo pensé un poco, sí recapitulaba lo anterior sucedido, justo ahora era el momento perfecto para decirle mi sentir.

Pasó la noticia de su muerte, los días que sufrí un infierno por creer haberlo perdido, mi breve reencuentro en la batalla contra la calamidad, la breve separación donde fui traída a los pisos profundos y finalmente, nuestro reencuentro definitivo.

Había venido a salvarme y ahora mi cuerpo desnudo estaba siendo abrazado por el suyo. La situación era perfecta.

-- ¿Ryuu?

Su llamado me sacó de mis pensamientos.

Suspiré.

Mi corazón seguía saltando como loco, mi temperatura corporal era a tal grado que sentía podía estar quemando a Bell; sin embargo, mi mente estaba tranquila.

Mi determinación, al igual que mis sentimientos por Bell, se elevaron a su máxima altura.

-- Yo... mentí, no fue un accidente.

-- ...

Pude sentir cómo sus labios tomaban una bocanada de aire por la sorpresa. Desvié la mirada y agaché la cabeza.

-- Lo hice intencionalmente... porque quise, no... porque deseaba hacerlo. Bell, desde el fondo de mi corazón, yo deseé darte ese beso.

Solté palabra tras palabra con la fuerza de un ligero suspiro. Pude sentir que el agarre sobre mi abdomen se reforzaba ligeramente.

Mis labios formaron una sonrisa.

-- ¿Quieres saber por qué?

Pregunté.

Moví mis brazos, sujetando las manos de Bell que abrazaban mi abdomen y haciendo que me jalara mas hacia él.

-- Sí, quiero saberlo.

Mi sonrisa se amplió.

Podía sentir la explosión de emociones que estallaban en mi interior. La sensación era muy hermosa, una que nunca antes experimenté.

Sin querer perder tiempo, quité los brazos de Bell sobre mi abdomen. Hubo cierta resistencia por su parte, lo que me hizo muy feliz, pero después de un par de segundos, dejó de rodear mi abdomen.

-- Qué pa—

Ni siquiera le di chance de terminar, moviendo mi cuerpo y girándome para estar cara a cara con él.

Tenía vergüenza, por supuesto. Era tanta que la punta de mis orejas exudaban estelas de vapor.

Mis pechos estaban descubiertos, así que me aseguré de presionarlos contra el suyo para que no viera mis pezones.

Esto era... mucho más de lo que un día pensé en llegar a lograr. Si no fuese por el sentimiento de ya haberlo perdido una vez, apenas y hubiese tomado su mano como mayor muestra de afecto.

Pero ahora lo sabía, que la vida y el tiempo no eran eternos, o al menos el tiempo en que podría tenerlo a mi lado.

No podía contenerme, no tenía ese lujo.

-- Eso es porque...

Acerqué mi rostro al suyo, lo suficiente como para sentir su respiración chocar contra mi nariz.

El sonrojo de sus mejillas aumentó drásticamente, lo que me hizo que un brillo anhelante se reflejara sobre la superficie de mis ojos.

-- Te amo, Bell.

Por segunda vez, lo besé.

Uní mis labios con los suyos, probando la calidez que los inundaba por segunda vez. La sensación suave y cálida era una de la que nunca me cansaría.

Pude detectar una ligera oposición en Bell, pero un segundo después, al igual que el primero, correspondió mi beso.

Continuamos así por segundos, e incluso un par de minutos. Sinceramente, no quería que nuestros labios se alejaran.

Era muy inexperta, por lo cual fui un poco rápida. Sin embargo, Bell usó sus labios para alentar el movimiento de los míos.

Dejé que me guiara, así logrando un intercambio constante y uniforme en nuestro beso. Fue, en pocas palabras, hermoso.

-- Ah....

-- Ah....

Finalmente, rompimos el beso.

Mi cara estaba roja, y para mi felicidad, la de Bell era de un intenso rojo como el de sus ojos. Tontamente formé una sonrisa.

-- E-Esto es una prueba de que lo que dije es verdad. S-Si no te es suficiente, lo podemos repetir.

Mi atrevimiento llegó a nuevas alturas.

Tartamudeé un par de veces, pero mi mensaje fue entregado.

Como respuesta, Bell dijo.

-- Creo... que no fue suficiente.

-- ¿En serio?

-- Mh, sí, en serio.

-- ¿Entonces... puedo demostrarlo una vez más?

-- ... Por favor.

No lo pensé demasiado y acerqué mis labios hacia los suyos. Los brazos de Bell rodearon mi espalda, abrazándome con fuerza y apegándome hacia él.

Yo hice lo mismo y rodeé la parte posterior de su cuello con mis brazos, asegurándome de que por nada del mundo nuestros labios se alejaran.

Sin darme cuenta, la temperatura del ambiente había ascendido considerablemente.

El beso se intensificó de un momento a otro, y ni mi mente o cuerpo consideraban la idea de detenerme. Por primera vez, estaba experimentando el sentimiento llamado amor.

Iría hasta donde se tuviera que ir, si era este momento y con Bell, ciertamente no me importaba.

*Jadeo*

Fue momentáneo, pero hubo cierta molestia cuando separamos nuestros labios por la falta de aire. Sin embargo, aproveché para preguntar.

-- Bell, ¿mi cuerpo no es lo suficientemente bueno como para encender algo en ti?

-- ¡¿E-Eh?! ¡¿Por qué preguntas eso?!

Su reacción fue linda, mostrando ligeramente su lado avergonzado. Me miraba con ojos llenos de amor, y que sus mejillas siguieran pintadas de un ligero rosa me hacía sentir bien.

Desvié ligeramente la mirada, formando un puchero con mis mejillas.

-- Cuando lavaste mi cuerpo no reaccionaste en absoluto, y ahora que estamos así... b-besándonos y con mi cuerpo desnudo tan cerca de ti... pese a eso, no has intentado nada.

No fingiría ignorancia. Fue gracias a Kaguya que estaba enterada sobre el atractivo sexual que los hombres veían en las mujeres.

Lo que yo me preguntaba, era si Bell veía ese atractivo sexual en mí.

Alineé mis ojos con los suyos una vez más, preguntando con un tono bajo de voz y cierta tristeza impregnada.

-- ¿No soy... sexy? A tus ojos, ¿no es mi cuerpo atractivo?

Presentía que la llama calentando mi interior se apagaría si recibía una repuesta negativa a mis preguntas. Por eso mismo es que tenía cierto miedo para entonarlas.

-- Ryuu...

Que me nombrara causó un alboroto en mi remolino de emociones. Me mantuve en silencio, esperando su respuesta mientras lo miraba directamente.

-- Lo siento.

Dijo sin más.

Pude haberme apartado, pude haberlo abofeteado o simplemente pude haberme lamentado. Pero no se me fue permitido.

-- ¡¡....!!

Algo suave, no, dos manos se deslizaron por mi espalda hasta llegar a mi columna baja y tomar firme pero suavemente mi trasero.

Mi cuerpo se estremeció mientras una corriente eléctrica lo recorría.

-- ¡B-Bell...!

Naturalmente, miré con ojos avergonzados al chico sobre el que estaba encima. Él mantenía un sonrojo en sus mejillas, pero con suficiente confianza, declaró.

-- Definitivamente eres sexy, Ryuu. También... créeme, tu cuerpo me atrae demasiado.

-- ...

Me quedé sin habla.

Podía sentir la suavidad de los dedos de Bell acariciando mi trasero, y no me molestaba. De hecho, tuve una sensación extrañamente estimulante.

No sabía cuándo, pero me di cuenta que pequeños jadeos excitados salían entre mis labios.

-- Eso... me hace feliz. Me alegra de que mi cuerpo sea atractivo y sexy para ti, Bell.

No supe cómo, pero sonreí.

Decir tales cosas mientras daba una sonrisa era raro, pero no se sentía mal. Verdaderamente, esto era amor.

Yo amaba a Bell.

Y estaba segura de que él me amaba a mí, sus labios y tacto me lo confirmaron.

Si era así, entonces, yo...

-- B-Bell...

Había cosas que yo deseaba hacer antes de pasar a algo tan importante, pero el orden justo ahora no importaba.

-- ¿Q-Qué pasa...?

-- Yo... quiero entregarte algo. ¿Lo aceptarías?

La declaración de amor en el bosque élfico bajo la luz de la luna podría esperar. La que no podía esperar era yo y mi deseo de ser una con Bell.

-- Por supuesto, si es de tu parte, aceptaría cualquier cosa.

Su voz se calmó, y una vez más, mostró esa sonrisa adornada por la seriedad de sus ojos. Por lo que diría a continuación, inevitablemente me sonrojé.

-- Y-Ya aceptaste, no dejaré que te retractes, ¿entendido?

-- Nunca lo haría, tú lo sabes bien.

-- .... Bueno.

Tomé un poco de aire y valor, todavía recargando mi cuerpo contra su pecho. Tuve que cerrar los ojos y mentalizarme por unos segundos. Cuando finalmente me calmé, lentamente levanté mi cuerpo superior.

Dejé que mi pecho, abdomen y entrepierna estuvieran a completa vista de Bell.

-- ¡¿H-Hah?! ¡¿Ryuu, qué haces?! ¡Puedo ver todo!

Sus ojos se abrieron por la sorpresa, pero no dejé que retrocediera. De hecho, fue increíble que estuviera de espaldas contra la pared.

Mirándolo, murmuré.

-- T-Tonto, no desvíes la mirada.

-- ¡P-Pero...!

-- Está bien, este es mi regalo.

-- ¡¿Q-Qué?!

-- Te estoy diciendo que... ¡yo soy tu regalo! ¡Mi cuerpo, mas específicamente!

No soporté que se mostrara tan dudoso. Podía entenderlo sin que me lo dijera, que me tenía un gran respeto y no quería mancillar mi cuerpo.

Pero él era él. No me importaba dejar que recorriera cada curva de mi cuerpo con sus dedos. Siempre y cuando fuera él.

-- V-Vamos, puedes tocarlas...

Guié sus manos con las mías hasta mis pechos, haciendo que las presionara ligeramente. Cuando sentí su tacto sobre mi piel, no pude evitar soltar un leve gemido.

Lentamente y con delicadeza, comenzó a acariciar mis pechos. Di todo de mí para evitar gemir, no quería mostrar un lado tan indecente sobre mí, así que lentamente dirigí mis labios a los de Bell una vez mas.

Mientras nos besábamos, mis manos se deslizaron sobre su pecho. La firmeza y suavidad de su piel era encantadora.

Fue un punto de quiebre.

Mis manos navegaron por todo su cuerpo, y las suyas lo hicieron en el mío. El tiempo se volvió relativo mientras nos perdíamos en nosotros mismos.

Las cosas llegaron a un punto donde no pudieron ser detenidas y, entre su calor y mi calor, hicimos el amor.

Frotamos nuestras pieles tanto como pudimos y superpusimos la piel del otro mas amplio posible. Incluso reprimimos nuestros sonidos tanto como nos fue posible.

Cuando los gritos de ambos se escapaban de vez en cuando, el sonido llegaba tan alto como en el techo.

Me entregué en cuerpo y alma, y él me aceptó.






X X X







Oye, ¿no es encantador estar completamente solo?






To be continued. 

Y bien, ¿qué tal? Espero que les haya gustado. 

Sinceramente, la forma en que escribí los sentimientos de Ryuu me fue bastante agradable. No sé, sentí como que verdaderamente esos podrían ser sus verdaderos sentimientos y no una creación mía. 

En fin, yo me despido no sin antes dejar los buzones. 

Buzón de sugerencias: 🧐🍷

Buzón de halagos: 😎👊🏻

Buzón de quejas: 😔👊🏻

Buzón de amenazas: t.t

Buzón de dudad: 🤔❓

Es todo, Barrita fuera, 6500 palabras, Bye Bye 👋🏻

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