Capítulo 8: Encantadora soledad.

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Ola. 

Quiero pedir disculpas por no responder los comentarios del cap anterior, es solo que no quería dar ninguna pista sobre lo que pasaría en este capítulo. 

De todos modos, leí todos. Desde cumplidos hasta amenazas xD. 

En fin, espero les guste :3

Naces, vives y mueres.

.

.

.

La razón por la cual a las personas les resulta tan difícil ser felices es porque siempre recuerdan el pasado mejor de lo que fue, ven el presente peor de lo que es, y piensan que el futuro es más complicado de lo que será.

La felicidad es una emoción que siempre se encuentra dentro de nosotros mismos, y para encontrarla debemos profundizar en nuestras emociones.

Es difícil encontrar la felicidad dentro de uno mismo, pero es imposible encontrarla en ningún otro lugar.

Sin embargo, ¿qué pasaría si esa felicidad fuera encontrada con la ayuda de otra persona?

¿Qué pasaría si esa persona te abandona?

¿Qué pasaría si, en lugar de encontrarte, te pierdes?

Bienvenido a una encantadora soledad.



X X X



Mis rodillas cedieron e impactaron contra el frío piso del calabozo.

Había grandes cantidades de sangre y <Piedras Mágicas> esparcidas por todos lados. El rojo sangre, similar a una superficie acuosa, era adornada por las brillantes piedras purpúreas, destellando tenuemente en la oscuridad.

En medio de toda la escena, un cuerpo estaba tirado. La forma era una lateral, manteniendo una de sus mejillas contra el líquido rojizo.

Lentamente arrastré mi cuerpo sobre mis rodillas. Mi cuerpo tembló de forma incontrolada. Mi voz, tan quebrada como mi inexistente corazón, vibró.

-- R-Ryuu...

La distancia de 2 metros se volvió nula. Su cuerpo estaba justo bajo mi nariz. Desde la altura de mi cuerpo caído sobre mis rodillas, mis pupilas temblaron.

-- ¿Por qué...?

Detecté una rareza en todo el escenario que se me presentaba. Yendo en contra de la sangre y el frío ambiente, ella:

-- ¿Por qué estás sonriendo....?

Parecía tan feliz.

Su rostro era adornado por una calma tan grande como la superficie de un lago encerrado. Ninguna perturbación existía en ese páramo de blanca y pálida piel.

Sus labios formaban la más hermosa sonrisa que nunca antes había visto. Tan efímera y preciosa como las estrellas fugaces cortando la oscura noche estrellada.

-- O-Oye.... Ryuu.

Mis extremidades siguieron temblando. Eso no impidió que lentamente llevara mi nano derecha a su mejilla.

Un segundo antes de tocarla, sus ojos se abrieron.

El apacible cielo azul de sus orbes mandó miles de estacas atravesando mi pecho. Realmente, ella parecía tan feliz.

Sus ojos vagaron por todos lados débilmente hasta encontrarse con los míos. Cuando nuestras miradas conectaron, ella dejó caer lágrimas silenciosas.

-- ... Viniste.

No eran de lamento, odio, rencor o cualquier otro tipo de emoción negativa.

En el fluir de sus lágrimas se notaba la genuina felicidad.

-- Viniste....

Volvió a repetir las palabras.

Sus labios estaban pálidos, pero mantenían esa lúgubre humedad. Estaban rotos y parecían haber sangrado demasiado.

-- Gracias... por venir.

La superficie de sus ojos destelló en una tenue y efímera sensación de amor. Parecía que mi rostro era lo único en su mundo ahora mismo.

-- Gracias... por no abandonarme.

Mis palabras se ahogaron en mi garganta. Mis ojos vagaron por todo su cuerpo; tenía innumerables heridas.

El filo de las armas, la dureza de los garrotes y las hendiduras punzantes de afiladas garras.

Las heridas eran tantas que no las pude contar.

-- Tuve un sueño...

Volví la mirada hacia ella. Directamente, a través de las ventanas de su alma, noté su felicidad.

-- Fue un sueño... muy hermoso.

Sin embargo, al mismo tiempo, habían grandes cantidades de arrepentimiento.

-- Tú y yo... juntos...

Una descarga eléctrica golpeó mi cuerpo. Todo se tornó lento y se detuvo.

-- Sé que fue una ilusión, pero... fue una hermosa ilusión.

Las grandes cantidades de lágrimas se mezclaron con la superficie roja de la sangre esparcida por el suelo.

Comenzó a sollozar, mostrando dolor incluso en su llanto.

Mirando a través de sus ojos, los míos temblaron. El anhelo y amor que me entregaba con una sola mirada mató mi alma.

-- Ryuu.... ¡¡Ryuu!!

Mi cuerpo reaccionó, y rápidamente la tomé en mis brazos. La fuerza en mis piernas regresó con la intensidad de una cascada en picada.

Con ella entre mis brazos, corrí.

Atravesé la habitación en el lapso de un segundo. Había llegado tarde, la busqué durante horas por todo el piso 37, pero todo había terminado así.

Con su cuerpo que se enfriaba con el pasar de los segundos entre mis brazos. Su calidez moría lentamente.

-- .... cálido.

Ella comenzó a murmura mientras yo me concentraba en ascender pisos. Si lo hacía a tiempo y llegaba al piso 27, podría cazar una <Sirena> y usar su sangre para salvar a Ryuu.

-- Tus brazos... son muy cálidos, al igual que en mi sueño.

-- Basta, no hables, guarda energías. Pronto estarás bien, pronto podrás sentir la calidez con más facilidad.

Mi voz sonaba quebrada. Me di cuenta hasta ahora, o tal vez lo había estado ignorando, pero de mis ojos lágrimas brotaban.

¿Hace cuánto tiempo es que no lloraba?

-- Bell...

-- No hables, guarda energías.

El pánico inundó todo mi cuerpo. No sabía qué más decirle aparte de que ahorrara energías. Verdaderamente, estaba asustado.

No quería detenerme a pensar en lo que estaba por pasar. Me negaba a aceptar la cruel realidad. Mis instintos más profundos me lo dijeron, que abandonara esa falsa esperanza.

-- Bell...

Una vez más, su voz me llamó.

El tono era tan débil como un suspiro que hasta la mas ligera brisa lo rompería.

Antes de que le dijera lo mismo, "no hables, guarda energías", su mano derecha se aferró a la tela de mi ropa.

Incluso estando tan débil, su fuerza mantenía una esencia desesperada y suplicante.

-- Por favor, detente....

-- ¿...Qué?

-- Yo... estoy por morir. No hay nada que puedas hacer, por eso, por favor... bájame.

Su rostro se distorsionaba por cada palabra que entonaba, sin embargo, ignoró ese dolor y siguió hasta el final.

-- No lo haré.

-- Bell...

-- ¡¡No me detendré!!

-- ....

-- No te bajaré. Confía en mí, te salvaré así tenga que destruir este maldito mundo. Así que por favor, resiste.

El viento balanceaba mi cabello y el suyo. Sin pensarlo dos veces, incrementé la velocidad. Seguía en el piso 37, lo que me frustraba en gran medida.

Desde el fondo de mi ser, odié el hecho de que los pisos profundos fueran tan grandes como la ciudad.

-- Bell...

-- ¿Sigues con eso? Ya te lo dije, no me detendré.

-- ... ¿Incluso si llegas a arrepentirte?

Cadenas parecieron emerger del suelo y ataron mi cuerpo. Abruptamente me detuve. Formé dos surcos en el piso pedregoso. Se extendieron por unos 4 metros hasta que pude detenerme.

Con temor en mis ojos, pregunté.

-- ¿Qué quieres decir con eso?

Lo que obtuve como respuesta fue una hermosa sonrisa y la misma palabra.

-- Bájame.

Como si sus palabras me manejaran, inconscientemente hice caso. El tono de su voz era tan amable y amoroso que me mandó a un largo trance.

Caminé lentamente hasta recargarme contra una pared y dejé que su cuerpo estuviera sobre mis piernas y entre mis brazos.

Incluso si me lo pedía, no dejaría de abrazarla.

-- Quiero que escuches mis últimas palabras...

En ese momento, me rompí.

Estaba sucediendo otra vez.

El mundo me estaba quitando algo preciado.

-- N-No...

-- Tranquilo, todo estará bien.

Quise negarme, pero su voz y el tacto de su fría mano sobre mi mejilla me silenció. La miré con súplica.

Entre nuestras miradas se estableció una conexión única.

-- Voy a morir.

-- ....

La cruel verdad salida de sus labios mató las falsas esperanzas que yo no pude. Débilmente dejé que las lágrimas salieran.

"No me dejes. No me abandones, yo... no quiero volver a estar solo"

Las gotas rodaban por mis mejillas hasta la barbilla, cayendo en el rostro de Ryuu. Ella sonrió en ese momento.

Parecía disfrutar la sensación.

-- Pero, te lo aseguro Bell, que el sol volverá a salir para ti.

-- .... No necesito el consuelo de ninguna mentira, ya he visto todo esto antes y no, no habrá un amanecer después.

Sus labios formaron una sonrisa.

-- No seas tan negativo, no es el fin del mundo.

-- Yo...

-- ¿Si?

-- Lo siento mucho, lo lamento...

Mi voz sollozó mis palabras de disculpas. Parecía un niño que pedía perdón por haber roto algo que no era suyo.

-- Siento mucho haber llegado tarde, Ryuu...

Mientras lloraba y me disculpaba, su otra mano se posó sobre mi mejilla restante.

Dirigió mi mirada hacia ella y, lentamente, movió sus labios.

-- Abrázame Bell, como si no hubiera un mañana. Aunque desaparezca de tus ojos, siempre estaré en tu corazón.

-- ¡¡....!!

Desde lo profundo de mi alma, grité.

Deseaba no haber entendido sus palabras, que indirectamente me decía que no nos volveríamos a ver.

-- Y-Yo.... Y-Yo....

Mi cuerpo se movió por voluntad propia y rodeó el suyo en un fuerte abrazo. Un suspiro de alivio salió de entre los labios de Ryuu.

-- Qué felicidad...

No estaba entendiendo sus palabras. Incluso mientras su vida se desvanecía, seguía clamando que era muy feliz.

Yo odié eso.

No quería que se fuera de mi lado.

Quería que se quedara conmigo.

-- Lo siento...

Lo único que podía hacer era disculparme. Lo dije una y otra vez, tantas veces que perdí la cuenta.

En ese momento, con su rostro entre mi hombro derecho y rostro, ella susurró en mi oído.

-- Tonto, deja de disculparte... si tanto te arrepientes, concédeme un último deseo.

-- .... ¿Un deseo?

El palpitar de su pecho se estaba deteniendo. Estaba seguro que el simple hecho de respirar era extremadamente doloroso para ella.

Pero siguió hablando. Hasta el final, pasó cada segundo de su tiempo conmigo.

-- ¿Podrías... besarme?

A su petición, mi garganta se secó.

Su rostro se separó de mi hombro, a la distancia suficiente para tenerla de frente. La cercanía era tanta que nuestras narices se tocaban.

-- ¿Q-Qué?

Mostré mi incredulidad.

El lindo tinte color rosa sobre sus mejillas, orejas y la punta de su nariz fue hermoso. A pesar de que su piel se estaba tornando pálida por la falta de sangre, seguía siendo tan hermosa.

-- Dije que...

Su voz, tan débil como un suspiro, murmuró con ligera vergüenza.

-- Si podrías besarme.

-- ....

-- ¿No se puede?

Ante mi silencio, ella desvió la mirada, pareciendo más avergonzada que antes. Me quedé estático durante unos segundos, sin embargo, me decidí.

-- ¿Segura que ese no es un regalo para mí?

-- He...he, tal vez. Podrías verlo como un último recuerdo mío.

-- .... Entiendo.

Obligué a que mi voz se calmara y que mi llanto se detuviera. No quería mostrar una apariencia deshonrosa ante Ryuu.

-- Entonces, aquí voy...

-- Sé gentil...

El azul cielo de sus ojos fue cegado por sus párpados. Había cerrado sus ojos para maximizar sus demás sentidos.

Hice lo mismo y lentamente dirigí mis labios a los suyos, que me esperaban con gran anhelo.

Después de un segundo, un beso antes de la muerte se formó.

Le transmití la calidez que a sus labios le faltaban y sus labios me transmitieron el frío que los inundaba.

Duramos un par de minutos. El beso se separó, sé unió, se volvió a separar y se volvió a unir una vez más.

Sus manos sobre mis mejillas se aferraron con desesperación, no queriendo que me alejara de ella.

Después de unos minutos mas donde cada uno disfrutó lo más que podía de este primer y último beso, nos separamos.

-- ....

-- ....

Con nuestros rostros ligeramente separados, sonreímos.

Sus labios formaron una sonrisa tan hermosa, siendo adornada por las líneas de lágrimas deslizándose sobre sus mejillas.

Mirándome con el hermoso azul cielo de sus ojos, habló.

-- Te amo, Bell.

La mezcla de sentimientos plasmados en su rostro y ojos fue desesperantemente encantador.

Amor, anhelo, arrepentimiento y miedo.

-- Perdóname por morir antes que tú.

Mi inexistente corazón volvió a romperse en mil pedazos.

-- Por favor, no me olvides.

El sonrojo de sus mejillas fue efímeramente cautivador, pues con el pasar de unos pocos segundos, desapareció.

La sonrisa fue lo único que se mantuvo, sin dejar de mirarme con ojos llenos de amor.

-- Yo...

No fue porque la situación me lo pedía, fue simplemente mi mas sincero sentir.

-- Yo también te amo, Ryuu.

Al terminar mis palabras, ella lloró.

Lloró a mares, enterrando su rostro en mi pecho. Yo me limité a abrazarla y otorgarle tanto calor me fuera posible.

-- No es justo...

Ella comenzó a murmurar.

-- No es justo...

Sollozando y murmurando, su tiempo lentamente terminaba.

-- Yo... no quiero morir.

Finalmente, reveló la razón de su arrepentimiento.

-- Quiero estar contigo, quiero vivir contigo, quiero morir contigo.... Por eso, no es justo... odio este cruel mundo.

Al igual que yo una vez lo hice, maldijo al mundo.

Su arrepentimiento pegó tan fuerte en mí que me hizo llorar una vez más.

-- Yo...

El calor de mi cuerpo ya no era suficiente para mantenerla en una temperatura agradable, y como si el tiempo fluyera de forma infinita:

-- Quiero vivir...

Su respiración se detuvo.

El frío inundó cada parte de su cuerpo.

En ese momento, su vida terminó por desvanecerse. Sin embargo, a pesar de mostrar su miedo a la muerte, sus labios siguieron formando una sonrisa.

-- ....

Una vez más, estaba solo.



X X X










Barrita: *sonrisa diabólica*










X X X



¿Sabes cuál es la peor broma que te hará la vida? Conocer a la persona indicada en el momento equivocado.

Como resultado, la soledad atacaba.

Oh, ¿no es encantador estar completamente solo?

Una voz continuó susurrando la misma pregunta en el fondo de su mente.

Cualquier persona que no sepa dominar su soledad, en su ignorancia, siempre pensará que cualquier compañía es buena.

Por eso, oh, ¿no es encantadora esta eterna soledad?

Nacerás solo, vivirás solo y morirás solo.



X X X



Aquí estoy en esta habitación. Cada esquina se tiñe de fría oscuridad.

Aún si trato de escapar y acercarme a los demás, respuestas de ellos no hallaré. Sé que el culpable he sido yo, es mi reflejo de la realidad.

No queda nada más que decir, es simplemente otro día que llega a su fin. Al igual que un día mi vida lo hará.

Quiero saber por qué no logro ver cuán fácil podría ser borrar la distancia de mi inexistente corazón.

Quiero saber por qué, sin importar que busque la bondad, su calidez no hallaré. Aún sigo aquí, en esta fría habitación. Desesperado y solo estoy.

¿Por qué creí que esto podría terminar con solo fingir que todo sigue igual? Sería mejor renunciar por el miedo de que nada vaya a cambiar.

Quisiera ver qué hay más allá de este frío cristal, un mundo que brille de forma incondicional. Quisiera saber si con mis manos lo podría alcanzar.

Desafiar la realidad.

Quiero saber... si existe aún la bondad dentro de mí. No la siento...

Aquí estoy en esta habitación, fingiendo no ver la llave de mi corazón. Ahora que vuelvo a ver y miro a mi alrededor, nada cambia, todo sigue igual.

Era confuso.

Sin embargo, sabía perfectamente qué estaba mal. Todo mi cuerpo, física y mentalmente, me lo hacía saber.

Me notaba flojo, con pensamientos fatalistas, con una sensación de que todo estaba perdido. Que ya nada volvería a ser como antes.

Comencé a torturarme al recordar las vivencias pasadas aleatorias de mi vida. En aquel entonces ni siquiera parecía un buen momento, pero comparado a como me sentía ahora, podría incluso decir que... fui feliz sin saberlo.

-- Ja...

Mis hombros se sacudieron violentamente.

Seguía sosteniendo el cuerpo de Ryuu entre mis brazos, completamente frío y sin vida.

-- Ja... jaja, jajaja... jajajaja

Yo siempre pierdo lo que no quiero perder. Todo lo que vale la pena desear, es lo que siempre pierdo en el momento que lo obtengo.

Estaba harto.

-- Jajajajajajaja... jue, jejeje, jejeje, juejuejue...

Mis emociones, tan inexpresadas como estaban no se permitieron morir. Simplemente se mantuvieron enterradas vivas esperando el momento perfecto para salir de la peor forma.

Era verdad.

Si quería alcanzar el cielo, primero debía experimentar el infierno.

-- Ja, jue, ja... ja, ¡JAJAJAJAJAJAJJAJAJJAJAJJAJAJAJAJ! ¡JAJAJAJAJAJJAJA! ¡¡JAJAJA, JAJAJAJAJA!!

Mi razón se esfumó.

Ryuu era la única luz que me quedaba, después de perderla, mi visión del mundo cambió. A pesar de mis ojos con pupilas elípticas, no podía ver nada.

La oscuridad consumió mi visión.

Mi voz rugió con extrema desesperación.

-- ¡Nada!

Sostuve fuertemente el cuerpo de Ryuu entre mis brazos. La acerqué a mí tanto como pude. Grité, lloré y derramé lágrimas.

-- ¡No cambié nada!

Las escenas de mis amigos siendo masacrados por monstruos tiempo atrás invadieron mi mente. Al igual que en ese entonces, justo ahora, no había hecho nada.

-- ¡¡No puedo hacer nada!!

Mi diosa, mis amigos y ahora Ryuu. Este mundo se empeñaba en quitarme todo lo que amaba.

-- ¡NADA!

Mi garganta pareció desgarrarse y el estruendo se mi voz recorrió todas las paredes del calabozo. Se ocasionó un retumbar.

Estaba harto.

Me cansé.

Ya no podía seguir adelante.

-- Ah....

El grito quedó atascado, solo para terminar saliendo con mas ferocidad.

Pude escuchar los pasos de monstruos acercándose hacia mí.

-- Abuelo...

¿Qué deseo?

-- No pude...

Sinceramente, ¿qué era lo que deseaba mí yo antes de que todo esto ocurriera?

-- Sigo sin poder hacer nada.

¿Un héroe? Vaya broma.

*Tap, tap, tap, tap*

Los sonidos de pasos acercándose se intensificaron.

Alzando la mirada, vi una gran horda de monstruos. Sus intenciones fueron claras.

-- ....

Ignorándolos, bajé la mirada y observé el rostro de Ryuu. La más ligera pista de una hermosa sonrisa seguía plasmada en sus labios.

-- No molesten...

Me puse de pie, había un lugar que tenía que visitar.

-- Fuera.

Llevando su cuerpo conmigo, masacré a todos y cada uno de los monstruos que se cruzó en mi camino.



X X X



Estaba de pie, observando con ojos de pez muerto el colosal cuerpo de <Udaeus>, el jefe del piso 37, cayendo contra el suelo.

Sus brazos, hechos de huesos, cayeron estrepitosamente de lado a lado. El piso entero retumbó por varios segundos. Ni siquiera hubo un último grito de agonía.

Simplemente, destrozado sobre la superficie dura del cristal, pereció.

Todo se volvió cenizas y, en medio de esa montaña de polvo negro, lo único que quedó fue la enorme <Piedra Mágica> y la espada negra azabache.

Un color purpúreo brillante.

-- Andando.

Murmuré por mera manía.

En mis brazos cargaba el cuerpo de Ryuu, tan frío como el mas cruel invierno. Incluso sabiendo los riesgos de pelear contra el monstruo Rex del piso 37 con su cuerpo conmigo, no la dejé ni por un segundo.

Dando lentos pasos, me detuve hasta llegar al centro del mar negro. Incrusté mi puño en la <Piedra Mágica> y la rompí en pedazos.

Agachándome y recogiendo un pedazo a la vez, lo comí todo. La energía fluyó por mi cuerpo y no tardé en controlarla.

"Ahora soy mas fuerte"

Tenía un objetivo.

Había entendido de la peor manera que si era débil, las personas importantes para mi morirían. Aún sabiendo que ya no me quedaba nada que fuera importante, deseaba conseguir más fuerza.

"Para vengarme..."

No lo había olvidado. No olvidé el hecho de que todo esto estaba pasando por un tercero al que ni siquiera conocía.

Mis sentimientos, solo los negativos, eran dirigidos hacia esa persona. Sin duda alguna, la mataría.

Revis dijo que pertenecía a un grupo llamado <Evilus>, y que ese mismo grupo estaba conformado por una gran cantidad de asesinos y psicópatas que contaban con monstruos extremadamente poderosos.

-- Eso está bien.

A todos, sin duda alguna.

-- Los mataré.

No tenía intención alguna de dejar que uno sobreviviera. Incluso hasta la más mínima especie, humano o monstruo, relacionado con el responsable de todo esto, morirá.

-- Y después de eso, Ryuu...

Bajé la mirada, observando el rostro lleno de paz de la Elfo entre mis brazos. Mirándola con gran amor, susurré.

-- Iré contigo. Si hay un cielo, escaparé del infierno y te besaré sobre una nube en honor a nuestro recuerdo.

Los mechones de su cabello cubrían ligeramente sus ojos, y pese a saber que no me respondería, sonreí ligeramente.

-- Solo espérame un poco más.

Lentamente seguí mi camino hacia la entrada del piso 36. Ya solo faltaban 18 pisos más para llegar a mi destino.

Un lugar hace eco en mi mente, uno donde por primera vez había escuchado sobre el pasado de Ryuu por ella misma.

La tumba donde descansaban sus antiguas compañeras. Concluí que ese era al mejor lugar para darle sepultura.

"Gracias por no interponerte en mi camino, Asterius".

Si me daba prisa llegaría en 24 horas. Mi trote se convirtió en una veloz carrera.



X X X



Sonó un resoplido.

-- Rival...

Asterius observó la espalda de su rival jurado, notando la falta de alma que cargaba. Entendió perfectamente que el chico estaba roto.

Un sentimiento de ira nació en el <Minotauro> renacido, cuyo único propósito era volver a tener la acalorada batalla que una vez en el pasado experimentó con el joven de cabello blanco.

-- Recupérate, Rival.

Él no perdonaría que el rival jurado que tanto ansiaba terminara por desmoronarse por sí mismo. De alguna manera, notando el cuerpo inerte de la Elfo que su rival cargaba, entendió que estaba de luto.

-- ...

Soltando otro resoplido, se giró y marchó.

Llevando el destino contrario que su rival, Asterius bajó hasta las profundidades del calabozo.

No tenía una base segura, pero presentía que el chico de cabello blanco se volvería fuerte, a un nivel completamente diferente.

Entonces solo le quedaba una cosa por hacer, volverse más fuerte.

-- Te veré en el lugar donde los gritos son silenciosos, Rival.

La enorme y colosal figura desapareció entre los pasillos del calabozo.



X X X



No supe cuánto me demoré. Si lo dejaba en claro, la importancia al tiempo que antes tenía se desvaneció tal cenizas en una tormenta.

Pero había llegado. Me encontraba caminando en lo profundo del bosque en el piso 18 del calabozo, una zona segura.

Estaba a unos metros de llegar al lugar donde las compañeras de Ryuu descansaban, o al menos las tumbas representadas con sus armas.

-- Ya casi llegamos, Ryuu.

Me pregunté muchas veces si mi raciocinio estaba intacto, puesto que tenía la extraña sensación de estar muerto.

Sabiendo incluso que una vez mi vida había terminado, se sentía como si la segunda fuese realmente la primera.

Morí dos veces, las dos fueron tan parecidas y diferentes a la vez. Una excepción en la segunda fue que solamente mi alma descendió y se quemó en el infierno.

Lentamente, al llegar al lugar destinado, bajé de forma delicada el cuerpo de Ryuu y la coloqué sobre el verdoso pasto del bosque.

La naturalidad con la que su cuerpo se mezclaba con la naturaleza me dejó sin palabras. Verdaderamente, ella era indistinguiblemente hermosa.

-- Ahora...

Desviando la mirada de Ryuu, observé lo que se me presentaba ante mis ojos.

Cerca de 10 armas estaban clavadas en la tierra, atravesando la delgada línea de pasto y engulléndose en la áspera tierra.

Estas armas eran las tumbas de la <Familia Astrea>, la <Familia> a la que una vez Ryuu sirvió.

Cerré mis ojos y agaché la cabeza. Presentar mis respetos a los caídos era algo que, incluso después de haber muerto dos veces, no dejaría de hacer.

Después de unos segundos, mis párpados se abrieron y enderecé mi postura. Avancé un par de pasos y después caminé lateralmente frente a las armas clavadas.

De izquierda a derecha, me detuve en la última arma.

Ahí, mis ojos se abrieron.

-- Esto es...

No podía equivocarme.

El filo negro y los garabatos divinos tallados en la hoja sin duda pertenecían a mi antigua arma.

-- La <Daga Hestia>.

Innumerables recuerdos se desataron después de nombrarla.

La sonrisa infantil de mí diosa. El primer monstruo que maté con la daga. Las aventuras con mis amigos.

*Sacudir, sacudir*

Bloqueé los recuerdos. Los detuve al igual que se podía detener una pequeña línea acuosa con solo colocar una roca en el camino.

-- Entonces me otorgaste una sepultura junto a tus preciadas compañeras, Ryuu. Qué honor, tanto que no siento ser digno de merecerlo...

Miré por encima de mi hombro durante unos segundos. El cuerpo de Ryuu seguía sobre el pasto del bosque.

-- Pero... si fue tu decisión, entonces la aceptaré con gusto.

Regresé la mirada a mi lápida, viendo un ramo de flores azules junto al filo de la <Daga Hestia> clavada.

Las flores eran de un hermoso azul claro.

"No me olvides..."

Por supuesto que reconocí el nombre de las flores, eran muy famosas entre los enamorados de la superficie.

-- Ryuu...

Murmuré su nombre. Las ganas de llorar me invadieron nuevamente, pero fui capaz de evitarlo.

Tomando un poco de aire, continué.

Tomé la empuñadura de la daga, también el ramo de flores y, después de ponerlas cuidadosamente sobre el pasto, comencé a escarbar. Había concluido que el lugar que ella había elegido para honrar mi memoria sería perfecto para ella.

Después de unos minutos, mis ojos se volvieron a abrir.

-- ¿Un brazo...?

Dudé por un segundo, sin embargo, considerando que era la <Daga Hestia> la que actuaba como lápida para mí, Bell Cranel, ese brazo solo podía ser mío.

Ahora que lo recordaba, un brazo había sido cortado por un monstruo antes de que Mikoto-san se sacrificara para salvarme.

Suspiré.

Un suspiro tembloroso se escapó de entre mis labios.

-- Deja de pensar en banalidades. Has venido aquí a darle sepultura a Ryuu, no te desvíes, idiota.

Me golpeé repetidas veces.

Mis puños chocaron contra mi rostro con toda su fuerza. Piel fue desgarrada y sangre se deslizó sobre la superficie de músculos y tendones.

-- Hah... mejor.

Un segundo después, la regeneración comenzó. La piel desgarrada lentamente se entrelazó y unió, formando lo que originalmente era.

Mi rostro estaba intacto. No había heridas, cicatrices ni dolor.

-- ¿Debería sacar mi brazo o dejarlo?

Con mi mente aclarada, comencé a pensar sobre qué hacer con los "restos" que Ryuu había sepultado de mí aquí.

Ciertamente, estuve indeciso durante un tiempo. La claridad del piso 18 se fue atenuando.

-- Será eso entonces.

Finalmente, cuando me decidí, caminé hasta el cuerpo de Ryuu. Incluso en esta tenue iluminación, su rostro seguía mezclándose perfectamente con el ambiente.

Con cuidado la tomé en mis brazos, cargándola como a una princesa hasta el hoyo que había cavado.

Sin dudar di un paso más al frente, cayendo en la hendidura de 1 metro de profundidad. Lentamente coloqué el cuerpo de Ryuu a lado de mi brazo cercenado. Aunque eran nada mas que huesos en el interior de la manga de mi antigua camisa.

Desde la cima de mi altura, observé con ojos libres de luz. Justo ahora, un arrepentimiento y una pena mas se sumaba a mi lista de pecados.

-- Hasta que nos volvamos a ver, Ryuu.

Me apoyé sobre una de mis rodillas. Bajé mi rostro lo mas que pude y, tomando su fría mejilla con la palma de mi mano, llevé mis labios a los suyos.

Un beso que no duró ni la mitad de un segundo.

-- Te lo juro, acabaré con todos. No quedará uno solo de pie. No tendrán el honor de saber que están muriendo cuando ya no serán mas que simples cadáveres convirtiéndose en polvo.

Sentí que me escuchaba.

Probablemente estaba quedando loco, pero el viento acariciando las hojas de los árboles y formando el sonido de un suave silbido no me dejaba pensar que yo estaba loco completamente.

Por una última vez, miré sus ojos. Sus párpados se mantenían cerrados, pero estaba seguro que el color de sus ojos seguía siendo de un hermoso azul cielo.

-- Te lo juro.

Después de eso, salí del agujero y lo rellené con la tierra que yo mismo había surcado. Usé las palmas de mis manos para aplanar la superficie lo mejor que pude.

Tontamente, arranqué pasto del bosque y lo coloqué encima de la tierra aplanada. Al siguiente segundo, clavé la <Daga Hestia> y dejé el ramo de flores "no me olvides" a su lado.

-- Recordaré mi amor por ti. Por favor, no olvides el tuyo hacia mí.

Después de eso y hacer una reverencia como muestra de respeto, desaparecí entre la oscuridad que acechaba el piso 18.

Encantadora soledad, sorpréndeme una vez más.

Esta vez, sin duda, te mataré.



X X X



El tiempo seguía corriendo.

-- ¿Aún no? ¿Cuánto más vas a tardar, Bell?

Estaba sentada sobre el suelo, apoyando mi espalda en la pared de la misma habitación donde hace ya un tiempo él se había despedido.

Pasaron muchas cosas en ese lapso extrañamente extenso de tiempo.

Primeramente, desde su viaje en busca de volverse fuerte, yo directamente me dediqué a cuidar de los semi-espíritus qué descansaban en Knossos. A los 3 días de eso, los aventureros de Orario invadieron el laberinto artificial.

Murieron tanto miembros de <Evilus> como habitantes de la superficie. Fue una carnicería total.

Después de tal asedio, todo se tornó momentáneamente tranquilo. Aún así, ya llevando días esperándolo para poder obtener un poco de placer carnal, Bell seguía sin aparecer.

Quería que me cogiera a modo de consolación por haber fallado en matar a Aria una vez más, que como las veces anteriores, era salvada por sus estúpidos compañeros.

"Oh, realmente te golpearé si no llegas antes de que el día termine..."

Podría incluso admitir que estaba ligeramente desesperada. La adicción que había desarrollado hacia su cuerpo distorsionaba mis pensamientos.

Qué me hiciera sentir tan bien después de tantos años actuó como un veneno que se manifestó en todas mis hormonas.

*Tap, tap, tap*

Justo cuando pensaba en la forma que me destrozó por dentro hace ya unas semanas, los sonidos de pasos acercándose hicieron eco por la habitación.

-- ...

Lentamente levanté la vista hacia la entrada. La pared que actuaba como un fondo falso para evitar invitados no deseados fue atravesada por un brazo.

Ese mismo brazo que, atravesó el fondo falso como una espada atravesaría el cuerpo de un humano, se deslizó horizontalmente hacia la derecha.

Las lianas finamente tejidas y pegadas se balancearon hacia la derecha, abriendo paso al dueño del brazo.

-- Bienvenido, Bell.

-- He vuelto.

Las comisuras de mis labios se torcieron en una sonrisa juguetona, sin embargo, esa misma sonrisa se desvaneció un segundo después.

-- .....

-- .....

Nos miramos fijamente. Él se mantuvo de pie justo en la entrada del lugar, sin moverse un solo centímetro. Su vestimenta negra se balanceaba ligeramente. Desde mi lugar, lo miré.

Sentí que mi interior se calentaba a temperaturas altamente peligrosas. Incluso pude detectar el ardor en mis mejillas y la humedad en mi vagina.

-- ... ¿Pasó algo que deba saber?

-- Nada importante.

Por supuesto, no le creí.

Sus ojos se habían convertido en un pozo sin fondo oscuro y sin emociones que no tenía fin. El iris azabache de sus pupilas elípticas actuó como una puerta sobre el mar sangriento del rojo rubí de sus ojos.

Era hermoso.

Bell estaba muerto.

Ese no era el rostro de alguien que estaba vivo, y tampoco unos ojos que muestren vitalidad.

Una desesperación y desesperanza silenciosa perfectamente mezclada en su lindo rostro inexpresivo.

-- ¿Oh, si? — me puse de pie — Entonces estás lo suficientemente bien como para atenderme, ¿cierto?

Me acerqué a él. Rodeé su cuello con mis brazos y empujé mis pechos sobre el suyo. Transmitiéndole mis intenciones con el tacto de mi necesitado cuerpo, susurré en su oído.

-- ¿Quieres que vuelva a curar esas heridas tuyas, Bell?

Actué como un diablillo haciendo travesuras, entonando de forma juguetona que le entregaría mi cuerpo una vez más. A mis palabras, él respondió de forma fría y áspera.

-- .... No seré tan amable esta vez.

Eso me calentó en gran medida.

Jadeando suavemente en su oído, contuve mis ganas de tomarlo aquí mismo y di mi respuesta.

-- Fufufu — mordí el lóbulo de su oreja y susurré una vez más — ¿Cuándo te pedí amabilidad? Se agresivo, eso me encanta.

-- ....

Hubo silencio por su parte. Pensé por un leve instante que se negaría, sin embargo, en el momento que sus brazos rodearon mi cintura y me pegaron hacia él, sonreí de forma lujuriosa.

Retiré mis labios de su lado lateral y lo encaré de frente. Nuestros rostros estaban tan cerca que la respiración del otro tocaba, al igual que una brisa, nuestra piel.

Acercando mis labios, entoné.

-- Desde la última vez que lo hicimos, me quedé con las ganas de ser azotada y jadear como una perra para ti... bien, ¿no quieres intentarlo de nuevo?

-- Como dije, no seré amable.

Y con eso, todo se acabó.

Oh, chico desesperado.

Cabalga en mis caderas y baila hasta que te hartes. Azótame, destrózame, rómpeme. Seré tu juguete sexual por el tiempo que desees.

Usa mi cuerpo para refugiarte.

Oh, chico perdido. Desespera y maldice más, hasta que tus ganas por destruir este cruel mundo sean completamente sinceras.



X X X



¿Cuántos días pasaron? ¿3, 4, 5, 10? No lo sabía con exactitud. Fui cogida de forma tan violenta que mi excitación me hizo perder la noción del tiempo.

Admití que no me esperaba un lado tan salvaje en Bell. Fue como si usase mi cuerpo para liberar la frustración que lo consumía por dentro.

-- Fufu...

Sonreí extasiada.

Sí, había actuado de forma tan brusca, salvaje y violenta mientras me embestía sin parar; pero genuinamente lo había disfrutado.

Durante estos días, cuya cantidad exacta era desconocida, fui cogida de distintas formas. Experimentamos de todo.

Sexo vaginal, sexo anal, sexo oral.

Fui azotada y golpeada contra la pared. Me dio tan duro que llegó el momento en que mi vagina tuvo que ser curada por la regeneración de criatura.

Verdaderamente, él me había destrozado por dentro.

-- ¿Tan malo fue allá abajo?

Me pregunté mientras sonreía ante el recuerdo de mi cuerpo demacrado siendo bañado por su semen.

No estaba al tanto de lo que había ocurrido en su corto viaje en busca de fuerza, pero sin duda, era algo por cuyo resultado no me quejaría.

Sus ojos seguían ardiendo con una feroz determinación de sobrevivir, pero a diferencia del día en el que lo encontré, sin sus brazos y piernas, la ardiente mirada que representaba su alma ahora exigía venganza.

-- Has crecido muy rápido.

Acaricié su cabello con mis dedos. Su sedoso cabello era tranquilizante para mí.

-- Superaste mis expectativas.

Ahora entendía el sentimiento de negación que emití cuando Enyo me ordenó matarlo por el simple hecho de bloquear el control mental. Era el mismo sentimiento de encontrar un pedazo de carbón en la calle para que días después te enteraras que era un diamante.

Eso era Bell para mí, un diamante.

Solo bastó con limpiar la mugre de su cuerpo que lo cubría el día que lo encontré, entonces, justo como ahora, brillaría hermosamente.

"Y ahora que has caído incluso después de haber tocado fondo, tú..."

Me gustaban las personas desesperadas, con mentes rotas y destinos rotos. Estaban llenos de sorpresas y explosiones.

Bell era el primero en encajar perfectamente con mis preferencias.

Me encontraba bien con él; una persona desesperada, con su mente rota y su destino roto, porque yo era igual.

Las comisuras de mis labios se torcieron en una ligera sonrisa satisfecha.

-- ... Pareces estar feliz.

Y fue en ese momento que Bell despertó.

Ambos estábamos en la cama, con nuestros cuerpos desnudos pegados al otro y cubiertos por la sábana. Su rostro estaba hundido en mis pechos.

-- Eso es porque estoy feliz. Fufu, hace años que no me sentía así.

-- ... Ya veo.

Él dio esa respuesta con indiferencia, volviendo a sumergir su rostro, que había levantado para hablarme, en mis pechos.

-- Ara, pensé que tendría un beso de buenos días — comenté a forma de broma.

Mi personalidad regularmente fría se esfumaba cuando compartía la cama con él. Éramos criaturas del sexo opuesto que mantenían una relación sexual para saciar los deseos carnales de cada uno.

A mis palabras, un silencio se formó. Su débil respiración hizo cosquillas entre mi pecho.

-- Si lo quieres, te lo daré.

Y levantó su rostro del par de almohadas donde descansaba. Dirigió sus labios a los míos y un apasionado e intenso beso comenzó.

En realidad, no podría ser considerado un beso, sino mas correctamente una succión de mi parte.

Recibiendo gustosamente sus labios, actué. Agarré su cabeza con ambas manos y metí mi lengua en su boca. Fue en ese momento que la succión se convirtió en un beso profundo.

Tomé su respiración y convertí el interior de su boca en un vacío. Habiendo hecho eso, su lengua perdió fuerza. Esa fue la señal para envolver su lengua con la mía y comenzar a chuparla.

-- Ah....

-- Ah....

Ambos nos separamos. Una línea de nuestras salivas mezcladas colgó como un puente, conectando nuestros labios por un segundo.

-- ¿Te gustó?

-- Sentí que me robarías todo el aire.

-- Fufu, esa fue mi intención.

Dejé de sostener su cabeza y, como si supiera que ese era el lugar para ponerla a descansar, él solo enterró su rostro entre mis pechos una vez más.

-- Realmente eres un pervertido degenerado — comenté con gracia.

-- ....

No obtuve respuesta, como esperaba. Sin embargo, que frecuentemente chupara la superficie de mis pechos me daba la respuesta que necesitaba.

Parcialmente, cuando el tiempo fluyó bastante, finalmente pregunté.

-- ¿Quieres que te escuche?

-- ....

Personalmente no tenía interés alguno en darle una nueva esperanza. No, hacer eso solo sería condenarlo mas en un mundo donde las personas ya nacían condenadas.

No era tan cruel, o al menos eso esperaba.

-- En lugar de escucharme, ¿podrías responderme algo?

-- Adelante.

No objeté contra su petición. Mientras llevaba mis manos a su cabello y lo acariciaba, él preguntó con un tono desprovisto de emociones.

-- ¿Qué piensas de los humanos?

Incluso si su rostro estaba hundido entre mis pechos, que para él eran como un par de grandes montañas, pude sentir que su mirada seguía siendo transparente y carente de emociones.

Sabiendo eso, y que yo misma había accedido a responder, cerré mis ojos. Me concentré en la suavidad que transmitía su cabello a mis dedos mientras pensaba en mi respuesta.

Después de un par de minutos, hablé.

-- Te diré lo que pienso. Los humanos son criaturas que siempre se lastiman y luego se arrepienten cuando toman una decisión muy importante.

Vagamente recordé los pocos escenarios que se me eran otorgados de mi vida pasada. Si algo permanecía en mi memoria de criatura, era el arrepentimiento.

No sabía qué lo había causado, pero supe que una vez morí con grandes cantidades de arrepentimiento.

-- La gente siempre dice que debes decidir sin remordimientos, ¿no es así? — continué después de una breve pausa — No importa el terrible dolor del pasado, porque siempre lo lamentarás después. Esa es la naturaleza de todos los humanos.

-- ....

Parecía volverse un hábito, puesto que sus respuestas eran más escasas cada vez. Eso no me molestaba, me era suficiente con que fuera ruidoso mientras cogíamos. Exigir algo cuando ya me daba eso sería avaricia.

-- ¿Contento con la respuesta?

-- ... Un poco, sí.

Era justamente cómo se veía. Estaba completamente roto. Parecía un muñeco con sus hilos cortados.

-- Revis...

-- ¿Qué es?

Por segunda vez sacó su rostro de mis pechos y miró directamente a mis ojos.

La ventanas opacas de su ya muerta alma me observaron.

-- Me pregunto si... un recuerdo es algo que tenemos o algo que hemos perdido.

-- ....

Me quedé sin palabras para contestarle de forma inmediata. Sus ojos parecían suplicarme que lo despertara de esta pesadilla llamada vida.

Sin embargo, no era tan amable como para hacerlo.

-- ¿Por qué mejor no tirar a la basura esos recuerdos? — sugerí.

-- ...¿Tirarlos?

-- Sí. Bloquea eso que te hace daño, olvídalo, entiérralo bajo tierra. Si no recuerdas, no sufrirás. Ese es el camino que muchos toman, fingir no saber nada del pasado para poder seguir cuerdos en el presente.

-- Entiendo... tirar mis recuerdos, huh.

Parecía estar pensándolo seriamente, o tal vez era su rostro que me daba a entender eso. Posiblemente no estaba pensando en nada y en su cabeza existiera solo un espacio en blanco.

Acomodándose a mi lado y sin dejar de mirarme con sus ojos muertos, preguntó.

-- ¿Tú recuerdas algo de tu pasado? Dijiste que eran vagos, ¿qué sean vagos disminuye el dolor?

-- .... Sí, eso dije. Lo único que vagamente recuerdo es... un grupo de mujeres. No tienen rostros, tampoco voz ni cuerpo físico, lo único que tenían eran sonrisas dibujadas en sus labios, nada más.

-- ¿Y es por eso que no sufres?

-- Posiblemente, sí.

-- ....

Me seguía observando. Como si intentase averiguar si mentía o decía la verdad. Después de unos segundos, dejó caer su cuerpo sobre el colchón.

Sus ojos se movieron hacia el techo y una mano se posó sobre su frente. En ese momento:

-- Sería bueno olvidar todo, entonces....

-- ¿No te importa?

-- ¿Importar qué?

Confirmé que estaba a punto de hacer una idiotez, pero no me detuve. Igualmente me acomodé sobre el colchón y rodeé su cuerpo con mis brazos.

Lado a lado, murmuré.

-- Aún hay gente a la que le importas en la superficie.

-- .... Sí.

-- Entonces, ¿no irás a buscarlos?

No hubo respuesta inmediata.

Independientemente de sus futuras acciones, Bell me pertenecía. Si decidía irse, entonces se iría después de pagarme con su vida.

Era ese tipo de relación entre nosotros, al igual que yo le pertenecía. Solo quería confirmar si me traicionaría o no.

Finalmente, con una mirada vacía y una expresión sin emociones, declaró.

-- Están en el pasado, y el pasado no me interesa. Creo que el futuro tampoco me interesa.

Una respuesta perfecta.

No tuve objeciones, a tal punto de que sonreía ligeramente. Sin embargo, había algo que quería saber.

-- ¿Entonces qué te interesa, Bell?

-- La venganza... la venganza de este antiguo humano. En este cruel mundo es lo único que me queda. En la venganza pasa todo a la vez, todo lo anterior no importa y lo que pasa después, tampoco.

Mi sonrisa se amplió. Él siguió hablando con claro odio y rencor en su voz.

-- Sí, quiero venganza. Quiero que estén conscientes de que la muerte se les acerca. Y que nada podrá cambiar eso. Quiero que sientan mi dolor y que sepan que eso es lo ultimo que sentirán en la vida.

Me estremecí notablemente. La emoción llenó cada parte de mi cuerpo. Sí, Bell estaba en su más perfecto estado mental.

Llevando una vez más mi mano hacia su cabello, lo acaricié.

Luego, recordé.

Recordé que los humanos, o cualquier otro ser vivo, eran puro azar. Los fallos se revelan fácilmente, pero los buenos tardan en aparecer.

Por eso, para mí, pasar tanto tiempo con otra persona era molesto. Muchas veces arranqué las traqueas de mis subordinados por el simple hecho de no callarse.

"Pero..."

Miré de reojo el rostro inexpresivo de Bell. Él seguía contemplando el techo de la habitación.

La vez que lo encontré, la vez que lo sané, la vez que lo guíe, y ahora, una vez más lo sané. En ningún momento me causó algún tipo de molestia.

-- No me importa — murmuré mientras lo miraba.

-- ¿Eh?

-- Tú no eres un fallo.

Dejó caer su cabeza de lado, mostrando su confusión, sin embargo, no era mi intención explicarle mis palabras.

Si las entendía bien, si no, eso también estaba bien.

Por mero capricho jalé su rostro y lo hundí en mis pechos. Enredé mis piernas con las suyas y nos acurrucamos junto al calor del otro.

-- Revis...

Me nombró desde el par de montañas de carne donde estaba hundido.

-- ¿Si?

-- ¿Acaso... te enamoraste de mi?

-- ... ¿Quieres que te mate?

Guardó silencio.

Que me hiciera esa pregunta sin emoción alguna en su voz me irritó. Vagamente me recordó a la misma pregunta que yo le hice la primera vez que tuvimos sexo.

Luego, sintiendo comodidad por la temperatura de nuestros cuerpos desnudos, descansamos un par de horas.

Yo estaba agotada incluso si no lo demostraba. Necesitaba recuperarme de la intensa cogida que había recibo por parte de Bell.



X X X



Nuevamente volví a dormirme. Qué descuidado de mi parte. Incluso si mi estabilidad mental estaba hecha un desastre, eso no era una excusa para quedar dormido dos veces.

Cuando mis párpados se abrieron, lo que mis ojos captaron fue el rostro de Revis justo en frente de mí.

Sus labios estaban rosando con los míos, así de nula era nuestra distancia.

-- Al fin despiertas.

-- Lo siento.

-- No te preocupes.

Estuve unos minutos sobre el colchón, incluso Revis se había levantado primero y puesto su ropa. Yo hice lo mismo poco después.

Al momento que ella estaba por salir de la habitación, la detuve.

-- Revis.

-- ¿Hmm? ¿Qué pasa, triste de que me vaya?

-- No es eso.

La sonrisa divertida en sus labios se desvaneció cuando miró mi rostro. No estaba seguro, pero posiblemente estaba siendo demasiado serio.

-- ¿Qué es? — preguntó.

Lo pensé un par de segundos, luego caminé hacia ella y me detuve a tan dolo 1 metro de distancia.

-- El asesino, por favor, dime quién es.

Había pasado bastante tiempo, o al menos así era como yo lo sentía. Ya era más fuerte, así que me fue imposible evitar preguntar.

Ella me miró con un brillo peligroso en sus ojos. Los orbes color verde adornados por pupilas reptilianas se afilaron.

-- ....

-- ....

No supe si pasaron segundos o minutos, pero en ningún momento desvié la mirada de la suya. Ella lentamente se acercó a mí y eliminó la distancia.

En eso, inesperadamente, tomó la parte posterior de mi cuello con la palma de su mano derecha. Ejerciendo presión, llevó mis labios a los suyos.

Fui besado a la fuerza. En realidad, esto no era un beso sino una succión. No había más posibilidad de que esto fuese una succión.

Yo, quien había realizado una pregunta bastante importante, ahora estaba torciendo el cuello con el fin de evitar el beso.

Al hacer eso, por alguna razón, Revis se enojó.

-- Ah, maldita sea, quédate quieto.

-- ¡¡¿Euub?!!

Revis me agarró la cabeza con ambas manos. Finalmente, ella fue capaz de meter su lengua en mi boca. Este fue el momento donde la succión se había convertido en un beso profundo.

Para alguien que tiene la apariencia de una mujer anti-social, su habilidad para besar era extraordinariamente inigualable.

Primero, ella tomó mi respiración y convirtió el interior de mi boca en un vacío. Habiendo sido oprimido, perdí la fuera de mi lengua. Luego, Revis envolvió su lengua alrededor de la mía y comenzó a chuparla.

Nuestros labios se descarriaron por un instante. Yo estaba experimentando un inconfundible Dejavú.

En ese momento, inhalé fuertemente mientras dejaba escapar un "¡Eub... ah!". Eso fue por un instante. Poco después, Revis se apoderó de mi boca una vez más, y en ese momento, presionó el centro de mi lengua con la suya y la estimuló.

La fuerza fue drenada de mis articulaciones.

Revis ligeramente agarró y apoyó mi cuerpo, el cual estuvo a punto de colapsar ya que mis rodillas se habían distorsionado.

"Me va a violar"

Esas palabras pasaron por mi cabeza.

"Realmente, me va a violar hoy"

Honestamente creí que iba a ser violado de esa forma. Revis, quien estaba presionando el centro de mi lengua con la suya, luego envolvió su lengua a ambos lados de la mía.

Soltando un "Eub...", gemí.

"............."

¿Acabo de gemir? ¿Realmente lo hice? ¿Iba a acabar solo por una simple lengua?

No importaba cuánto moviese mis brazos con el fin de quitarme de encima a la otra parte, todo era inútil. Como fui incapaz de poner fuerza en mis brazos, mi agitación se deslizó.

Revis sonrió con su mirada. "Ay, qué lindo". Se sentía que sus ojos decían eso. Como si me dijese que dejara de preocuparme, ligeramente me agarró la entrepierna con su mano izquierda.

Oh, dioses.

Mi visión quedó en blanco. Mi última línea de resistencia había desaparecido sin dejar rastro. No había forma de resistirme ahí.

Mis rodillas temblaron de miedo por la técnica de esta pervertida criatura que había vivido por tantos años.

Revis luego mezcló las técnicas de empujar su lengua como un taladro y capturar la mía con la suya como si fuese una soga y daba vueltas alrededor de mi boca.

Se sentía como si un tornado me batiera el cerebro.

-- Ahhh...

Al final, Revis removió sus labios. Una delgada línea de saliva colgaba vagamente como un puente de suspensión entre la lengua de Revis y la mía.

Mientras jadeaba pesadamente, miré ferozmente a Revis.

-- Tú... realmente tú...

-- Fue para prepararte con la respuesta, ¿te gustó?

-- Por un momento creí que me succionarías el alma.

-- Fufu, ¿a caso nosotros tenemos alma?

-- ....

No objeté eso.

Sinceramente, no le veía sentido empezar una discusión sobre si teníamos o no alma. Además de que me daba igual si la tenía o no.

Por otra parte, siendo más importante, pregunté.

-- ¿Me dirás la identidad del asesino?

-- Hmmm...

Estaba actuando de forma despistada a propósito, eso lo pude ver fácilmente. Fue por eso que no insistí y esperé en silencio un sí o no como respuesta.

Ella, al notar eso, suspiró.

-- Qué aburrido.

Luego, sonrió con malicia.

Sus ojos desbordaron una emoción misteriosa que me confundía. Las comisuras de sus labios se torcieron notablemente.

-- Te lo advierto, romperé tu corazón.

Al parecer eso era un sí, fue por eso que ella dio esa última advertencia. Yo miré fijamente sus ojos desbordantes de emoción.

-- Ya está roto — dije sin mas.

Revis comenzó a reír ligeramente. Su risita era igual a ligeros suspiros contenidos. Luego de reírse durante algunos segundos, contestó.

-- La asesina soy yo.

Sentí que me quedaba sin aire.

-- .... ¿Qué?

Ante este ignorante yo, que no sabía que incluso los pedazos rotos podían ser pulverizados, el mundo se burló.

Revis y yo conectamos miradas por un largo tiempo.

To be continued. 



Advertencia: Información importante, leer todo. 


A ver, creo que en este capítulo solo se necesitará un buzón.

Buzón de amenazas: T.T 


Posdata: 

Bueno, ya concluí el mini arco de Ryuu. Lo siguiente es una masacre unilateral y el final será una buena sorpresa para todos. 

Peeeeero, como sabrán, estoy de vacaciones. La única razón por la que subí estos dos capítulos es porque se los debía a Seris y porque no quería pausar esta historia sin antes darle una conclusión a la muerte de Ryuu. 

Sí, como lo averiguaron, todo el capítulo anterior desde la perspectiva de Ryuu fue un sueño que su cerebro creó con el fin de darle una muerte feliz. ¿Encantador, no?

Para los que pensaban que la dejaría viva.... je, ilusos. Chequen el name de la historia y la etiqueta del ship. 

Pero hey, ya que termine unas cuantas de mis historias haré un BellxRyuu, ya saben, para compensar esto. Roxy, si no lees este cap es porque eres tremendo puto xD.

Por último, quiero dar mis respetos a ItsHelum por haber descifrado lo que en realidad estaba pasando en el capítulo anterior xD tuve que eliminar su comentario para que nadie mas se diera cuenta. 

Es todo, fueron 8 mil palabras y Barrita fuera, Bye Bye 👋🏻


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