Prólogo: Desesperación.

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Lo sé lo sé, esta será mi última historia hasta que termine "Buscando un recuerdo". 

Quise hacer algo distinto a los Fic's de traición, y este fue el resultado. 

No, no es traición, es conspiración. Por favor lee para comprobarlo y notar la gran diferencia.

Quiero advertir que este capítulo lo escribí mientras escuchaba "Akuma no Ko", así que ya se imaginaran lo que se viene. 

De hecho, de ahí viene el nombre de la historia XD. 

Por favor disfruten de este mi último delirio, deseo que comenten si les gustó o no, sin contenerse. 

¡TODO ES UNA CAÍDA!

.

.

.

Siento que estoy cayendo.

Bueno, eso es lo que parece.

Creo que estoy cayendo. ¿Sabes a lo que me refiero?

Parece que me preocupo demasiado cuando estoy solo.

Ellos dijeron que me preocupo demasiado cuando estoy solo, cuando no hay nadie en casa para mí.

Pero oigan, ¿dónde queda mi casa? ¿Dónde está mi hogar? Si regreso, ¿ustedes estarán?

¿Saben a lo que me refiero?

No es como si hubiera intentado alejarme, a veces parece que estoy en sus caminos.

Bueno, eso es lo que parece.

Es como siempre, me preocupo demasiado cuando estoy solo.

Así que por favor, regresen.

No quiero seguir cayendo.



X X X



Ciudad Laberinto, Orario. Superficie, 10:00 am.

<Mansión chimenea>, hogar de la <Familia Hestia>.

Recientemente un gran disturbio había ocurrido en la ciudad, conocido como "Monstruos sobre la superficie".

La <Familia Hestia> fue un pajilla en el ojo de la tormenta, con su capitán Bell Cranel, habiendo defendido a una <Vouivre> delante del ojo público.

Las destrucciones resultantes en consecuencias causaron una gran difamación al prestigio de la <Familia>, centrándose en Bell Cranel.

El antes famoso aventurero en ascenso quien era catalogado como un candidato a héroe fue bajado de su pedestal.

Críticas, insultos, ataques indiscriminados.

Todo se había vuelto en contra del tan amable chico de cabello blanco.

Al final, después de tantas confrontaciones con la <Familia Loki> y un duelo 1vs1 entre Bell y el minotauro llamado Asterius, todo pareció volver a la normalidad. 

Bell Cranel, tan herido como podía estarlo después de enfrentarse a <Kenki>, le había hecho frente a esa temible y feroz bestia a la que nadie se atrevió detener.

Un monstruo Lv. 7 salido de los más profundos miedos de la humanidad había sido frenado por un chico Lv. 3.

Fue suficiente.

La palabra pública cambió de un momento a otro, dejando el acoso sobre la <Familia Hestia> y Bell Cranel.

Su reputación y prestigio había sido restaurado.

-- Los mortales pueden ser tan egoístas y crueles, ¿no piensas lo mismo, Hestia?

La voz divertida de Hermes sentado sobre el sofá llegó a la pequeña diosa frente a él.

-- No me hables tan causal pervertido, ¿ya olvidaste lo que hiciste?.

Hestia, quien miraba con furia a su amigo dios, no fue tan amable en su respuesta.

Ella seguía resentida por las acciones tras bambalinas que había hecho Hermes en el incidente de los Xenos.

-- ¡¡Ya me disculpé mil veces y recibí mil patadas por tu parte!! — Hermes exclamó cómicamente.

Tenía dos marcas con forma de pies en su cara.

-- Hum, no le pongas de mas, idiota.

Con pucheros en sus mejillas, Hestia siguió contestando de mala gana.

Asfi, quien actuaba como guarda espaldas de Hermes, se quedó callada mientras escuchaba con pena.

"Bell Cranel..." — ella había colaborado con Hermes en sus artimañas.

Así que estaba tan apenada como podía.

-- Dejando esas cosas menores de lado, ¿cómo está Bell? No he visto a nadie más, ¿a caso fueron al calabozo?

Le restó importancia a sus acciones y preguntó por Bell y los demás.

-- Están en el calabozo, consiguiendo ingresos y fortaleciéndose, en especial Bell-kun.

Era lo normal.

Después de haber perdido contra Asterius, Bell había alcanzado el Lv. 4 y conseguido una nueva ambición. 

Volverse más fuerte.

-- Entiendo, no deja de sorprenderme — comentó Hermes con una sonrisa suave.

Como fan numero 1 de Bell siempre estaba dispuesto a escuchar o relatar las heroicas aventuras del joven.

Ambos dioses siguieron hablando entre sí, con una Hestia ya más calmada y una Asfi todavía en silencio.

En realidad, quien hablaba era Hermes, despotricando cualquier estupidez que se le ocurría para hacer reír a Hestia.

Aunque no funcionaba.

Pasó el tiempo y la retirada de Hermes había llegado, despidiéndose de Hestia.

-- Bueno, espero no me extrañes. Vendré en otra ocasión para hablar con Bell, nos vemos!

-- Ya lárgate idiota, y no vuelvas — respondió Hestia.

Hermes hizo caso y comenzó a salir de la mansión, siendo seguido de Asfi quien se había despedido con una inclinación.

Una vez sola, Hestia suspiró cansadamente.

Dejó que su pequeño cuerpo se hundiera en la comodidad del gran sofá, dando una expresión complacida.

-- Haa~ Bell-kun, espero que regreses pronto — murmuró entre dientes.

Hoy era su día de descanso en el puesto de Jugamaru-kun y la tienda de Hefesto, así que no hacía nada más que flojear.

Aún acostada, extendió su mano hacia la mesa de centro para tomar un jugamaru-kun de una bolsa café.

Lo alcanzó con éxito, pero antes de que lo comiera, el timbre de la mansión sonó.

-- Ugh... ese idiota se habrá olvidado de algo — comentó Hestia con nada de gracia.

Pensó seriamente en ignorarlo pero al final su buen corazón le ganó.

Entre murmullos donde maldecía a Hermes, se levantó y dirigió hasta la entrada, abriendo la puerta y gritando molesta.

-- ¿Qué se te olvidó idio—? ¿Eh? ———————— ¡¿Gh?!

-- Hola, hasta nunca.



X X X



Es como siempre, me preocupo cuando estoy solo.

¿Saben a lo que me refiero?

Si es así, por favor regrésenmela.



X X X



El sonido del metal cortando la carne reverberó en la entrada de la <Mansión Chimenea>.

Los ojos de Hestia se agrandaron, sus pupilas se contrajeron y su rostro se distorsionó.

"Bell-kun..."

Sangre divina se esparció por el lugar.



X X X



Un pilar de oro atravesó los cielos.

El bullicio de las calles se esfumó de un segundo a otro.

Los niños corriendo, las personas pidiendo un descuento en los puestos, los aventureros con dirección a la mazmorra y trabajadores en sus despachos.

Las personas dentro de sus casas salieron.

Un ambiente estremecedor hizo presencia, el aire se sentía pesado.

La ciudad se quedó en silencio.

Expresiones sorprendidas, aterrorizadas, perplejas, preocupadas.

Los residentes de la ciudad habían presenciado el ascenso de un dios, pero:

"¿Quién fue?" — Todos los mortales se preguntaron.

No lo sabían, no había manera.

En cierta farmacia, el dios Miach dejó de atender a su cliente y salió del lugar, observando el pilar dorado.

-- Tengo un mal presentimiento...

Desde la torre mas alta de la <Mansión Crepúsculo> una diosa de complexión delgada miró fijamente la linea con ida a los cielos.

-- ...

No dijo nada, solo se mantuvo observando.

Pero algo era seguro, que las cosas se pondrían complicadas. 

Desde la entrada de una muy conocida taberna, la <Señora de la abundancia>.

Una linda camarera de cabello gris dejó de balancear la escoba, llevando su vista a los cielos.

Esa línea que transportaba a un dios.

"¿Qué fue lo que pasó?" — La "chica de ciudad" dejó sus tareas.

La enana, Mia Grand, no la cuestionó.

Y finalmente, calles de la ciudad, cerca de la <Mansión Chimenea>.

Su sonrisa siempre alegre y divertida desapareció.

Un pilar dorado había ascendido del cielo, y lo había hecho desde la dirección donde él venía.

-- Q-Que...

Hermes miró perplejo.

Su sombrero de viajero fue arrancado por una fuerte ventisca.

-- ¿H-Hestia...?

No le tomó importancia.

Dio un paso difícilmente, avanzando pocos centímetros hacia esa dirección.

Asfi a su lado igual estaba pasmada, no podía creer lo que estaba presenciando.

"¿Un dios ascendió...? ¿Desde la <Mansión Chimenea...?" — su mente mortal quedó en blanco por la vista inesperada.

-- No... ¡No...! ¡No! ¡No! ¡No!

La voz desgarrada de Hermes la sacó de su estupor, viendo a su dios que había comenzado a correr.

Se dirigía al lugar del que venían.

-- ¡¡¡¡Maldición!!!! ¡No! ¡No! ¡¡No!!

Asfi se quedó de pie sobre los adoquines, sin saber qué hacer.

Estaba en trance.

Solo observó a su dios que corría desesperadamente hacia aquel lugar.

Al lugar donde la diosa de un héroe residía.



X X X



Siento que estoy cayendo.

Bueno, eso es lo que parece.

Creo que estoy cayendo. ¿Saben a lo que me refiero?

Oscuro, muy oscuro.

No veo nada.

¿Sabes a lo que me refiero?

Si es así, respóndeme. ¿Por qué?

¿Por qué me lo quitaste todo?



X X X



Corrió, como nunca lo había hecho desde su estadía en el plano mortal.

Su rostro estaba lleno de sudor, sus mejillas estaban distorsionadas por las muecas de preocupación que daba.

Él siguió corriendo.

-- ¡Hestia, por favor!

Gritó el nombre de su amiga.

La diosa del nieto de su amigo.

Esa alegre y amable pequeña diosa.

-- ¡¡¡Hestiaaaaa!!!

Sus pasos eran irregulares.

Parecía brincar mientras corría desesperadamente.

Tan patético.

Tan impotente.

Tan lamentable.

-- ¡¡¡¡No me estén jodiendo, piernas...!!!!

Ignorando que su <Arcanum> estaba sellado, Hermes siguió corriendo.

Avanzando, gritando, desesperando.

Hasta que finalmente, después de tanto correr y gritar, llegó.

Pasó sin molestarse en avisar el portón que cerraba la propiedad de la <Familia Hestia>. 

Corrió por el jardín y llegó a la entrada principal.

Sus piernas cedieron y cayó de rodillas contra el pavimento.

Sus pupilas se contrajeron hasta el extremo de ser la punta de un alfiler.

Su pecho subía y bajaba, su respiración era errática.

El sudor frío y desagradable inundó cada parte de su piel.

-- He-Hestia...

En la entrada principal no había nada.

-- Po-por favor... esto debe ser una mala broma...

No había cuerpo, no había cabello, no había un arma.

No había nada.

-- ¡¡¡Debes estar bromeando, Hestiaaaaaaa!!!

Solo había sangre divina esparcida por el suelo.

La garganta de Hermes se quebró por el elevado tono de voz en su grito.

De pronto, su corazón punzó.

"Están en el calabozo, consiguiendo ingresos y fortaleciéndose, en especial Bell-kun"

Las alegres palabras de la diosa retumbaron por su mente.

Como el zumbido de una molesta abeja.

Lo atormentó.

-- No...

Su voz quebrada apenas y podía producir sonido audible.

-- ¡¡No!!

Se levantó.

Pasó al interior de la mansión y comenzó a buscar cómo loco.

-- ¡No!

Debajo de la mesa.

-- ¡¡No!!

Debajo de los sofás. 

-- ¡¡No!!!

En las habitaciones.

-- ¡¡NOO!!

En las estanterías, en los muebles, en los roperos, en los baños, en la bodega, en la repisa.

No había nada.

-- ¡¡¡¡NOOOOOOOO!!!!

Volvió a correr.

Su garganta estaba ardiendo y punzando.

Tanto gritar la había irritado.

-- ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO!

Pero Hermes seguía gritando.

Corrió por los pasillos de la mansión hasta llegar a la entrada principal.

Solo ver la sangre divina hacía que volviera a gritar.

Salió corriendo de la <Mansión Chimenea>, necesitaba mandar a un grupo de rescate hacia el calabozo.

Sino, el héroe moriría.

-- ¡¡Nece—!! ¡¿Qu— ?! ¡¡Ugh!!

Entre su carrera, fue tirado hacia el suelo.

Su pecho chocó contra el frío piso, ¿o su pecho era el que estaba frío?

Con su mejilla derecha contra el suelo, observó a quien lo retenía contra su voluntad.

-- Dios Hermes, nos tendrá que explicar la situación.

Shakti Varma.

La <Familia Ganesha> había llegado al lugar.

-- ¡¡¡NO ME JODAAAAAS!!!

En completa ira, el dios gritó.

Sus dientes chillaron por la fuerza al ser apretados.

-- ¡¡SUELTAME!! ¡¡AHORA!!

Gritó por su liberación. 

-- Por favor cálmese, me veré en la necesidad de noquearlo sino lo hace.

Las frías palabras de Shakti lo hicieron enfurecer más.

-- ¡¡Idiota, necesito mandar un grupo de rescate!! ¡¡Suéltame!!

Siguió forcejeando, gritando y exigiendo su liberación.

-- ¡¡El mundo...!! ¡¡El mundo perderá al último héroe sino me sueltas!!!

Siguió gritando palabras que para Shakti no tenían sentido, y al verlo reaccionar de tal manera, lo golpeó.

-- Bell— ¡¡¿...?!!

Su consciencia se desvaneció.

"Bell... lo siento" — con su ultimo signo de voluntad, Hermes se lamentó.

El desesperado dios dejó de gritar.

Dos lágrimas cayeron silenciosamente por sus mejillas.

-- Capitana Shakti, ¿estuvo bien haber golpeado a un dios?

Un miembro de la <Familia Ganesha> le habló a la mujer que retenía al ya inconsciente Hermes.

-- No hubo elección, es el principal sospechoso del asesinato de la diosa Hestia.

Respondió sin tacto o emociones.

Ellos habían llegado no hace mucho, viendo a Hermes que corría y se alejaba sospechosamente de la <Mansión Chimenea>, el lugar donde había ascendido un dios.

No podían dejarlo marchar.

Hermes fue puesto bajo arresto como el principal sospechoso sobre el asesinato de Hestia.



X X X



Interior del calabozo, Piso 25.

El avance iba bien.

Después de una plática severa y analítica con Lili y el resto, se había decidido que bajarían hasta el piso 25 de la mazmorra.

Ahora se encontraban en las cavernas del mismo piso, haciendo uso de un excelente trabajo en equipo para eliminar a los monstruos.

Las mochilas que ambas soportes, Lili y Haruhime, llevaban estaban casi al tope. 

Habían comenzado temprano y temprano se querían ir.

Bell quería pasar el día libre de Hestia en su compañía, al igual que los demás.

Luchando contra las hordas de monstruos que les impedían avanzar, comenzaron a retroceder poco a poco.

Pero gracias a Bell y Mikoto con un esplendido trabajo en equipo, lograron disminuir poco a poco la horda.

Entonces.

-- ¿Eh?

-- ¿Eh?

Las fuerzas abandonaron sus cuerpos.

Mikoto, quien estaba en un brinco, perdió el equilibrio y cayó rodando por el suelo.

Bell, quien estaba por patear al <Merman Leader>, su pie se fracturó por el impacto.

-- ¡¡...!!

La sorpresa y dolor adornaron su rostro.

Luego, un tajo a una velocidad que no pudo captar, su brazo derecho fuer cercenado.

-- ¡¿Bell?!

-- ¡¿Bell-sama?!

-- ¡¿Bell-sama?!

Welf, Lili y Haruhime en la retaguardia observaron con terror.

Ellos también habían sentido que la fuerza los abandonaba.

Con rostros distorsionados por la confusión, vieron al impotente Bell frente al <Merman Leader>.

Sus ojos se llenaron de terror cuando ese monstruo alzó su arma y luego la bajó con fuerza para acabar con la vida de aquel chico.

Sus corazones se detuvieron.

Entonces.

-- ¡¡Bell-dono!!

Una joven oriental de cabello negro atado en una cola de caballo lo empujó y tomó su lugar.

Debido a su posición, ambas piernas fueron cortadas. 

-- ¡¡¡¡ArggAHHHHHHHH!!!!

Mikoto gritó en dolor.

-- ¡¡¿Mikoto-san?!!

Bell, quien había sido empujado, observó con terror a su amiga sin piernas.

La sangre no tardó en salir a chorros, como una manguera abierta.

Ignoró el dolor de su brazo cortado y se levantó para ir en su ayuda.

-- ¡¡¡¡Corran!!!!

Pero Mikoto ya estaba rodeada.

Los monstruos llamados <Merman> ya tenían sus piernas cortadas y estaban levantando su cuerpo entre varios.

-- ¡¡¡Llévense a Bell-dono!!!

La joven, que estaba siendo elevada, gritó implorando a sus demás compañeros.

Sabía que Bell no la dejaría, así que miró fijamente a un peli-rojo.

-- ¡¡¡Por favor, llévenselo!!!

Los <Merman> jalaron con fuerza sobre sus brazos, cabeza y torso en distintas direcciones.

-- ¡¡¡Sobrevivan!!!

El cuerpo de Mikoto fue destrozado.

Se jugó con la vida de la guerrera extranjera.

-- ¡¡¡¡MIKOTO-SAAAAAAAAAAN!!!!

El desgarrador grito de Bell fue seguido de sus pasos en ayuda de su amiga, pero fue jalado.

Volteó frenéticamente su vista, viendo a Welf que estaba llorando.

Haruhime, Lili, ellas estaban con él y de igual forma.

Pero, lo levantaron y comenzaron a correr.

-- ¡NO! ¡NO! ¡¡DEJENME, DEBO AYUDAR A MIKOTO-SAN!!

Sus gritos se superpusieron con los lamentos desgarrados de Haruhime, ella estaba corriendo con todas sus fuerzas.

Pero los rugidos de los monstruos eran cada vez más cercanos. 

Corrieron mientras cruzaban esquinas de la caverna en el piso 25, pero fueron alcanzados.

-- ¡Bell-sama! ¡¡Por favor, viva!!

En un instante, Bell fue cargado solo por Welf.

El peli-rojo apretó sus dientes sin decir nada y siguió corriendo con Bell en su hombro.

-- ¡¡Usted me salvó de ese infierno, es mi turno de salvarlo!!

Haruhime se ofreció como carnada.

-- ¡¡Por favor no me olvide!!

La horda de monstruos pronto la engulló.

Sus gritos de dolor no duraron ni un segundo.

-- ¡¡¡¡HARUHIME-SAAAAAAAAN!!!!

Su cuerpo no respondía, había perdido mucha sangre.

E incluso ahora, cada segundo su herida goteaba cada vez más.

Su piel se puso pálida.

Y sin tener compasión, el zorro fue destrozado efímeramente ante sus ojos.

Lili corría a lado de Welf, llorando y gritando.

No llevaba nada de su cargamento, había dejado todo para poder correr con mas velocidad.

Pero nuevamente, sin la gracias de su diosa, no podían hacer nada.

Siguieron corriendo, con Welf cargando a Bell que seguía gritando que lo dejaran, que necesitaba ayudar a sus amigas.

"¡¡Deja de pensar en los demás por un momento!!" — Welf gritó internamente.

Él lo sabía a estarlo cargando, el cuerpo de Bell cada vez se enfriaba más.

Sus extremidades aún unidas a su cuerpo ya ni siquiera se movían.

Había perdido demasiada sangre.

-- Lilicuajo...

-- Lo sé. Por favor, asegúrese de que Bell-sama sobreviva.

No necesitaron hacer un plan, no necesitaron ponerse de acuerdo, no se necesitó una orden.

Desde que el brazo de Bell había sido cortado sin ninguna explicación, todos lo supieron. 

Algo había pasado en la superficie, algo le había pasado a su diosa, Hestia.

Fue lo mismo que en la pesadilla del piso 27 en la era oscura.

-- Lo siento.

-- No se disculpe, esto es algo que Lili entiende muy bien, si alguien de nosotros merece vivir, sin duda es...

Bell.

Todos habían llegado a la misma conclusión.

Aunque supieran que Bell se lamentaría, cargarían con ese pecado desde el más allá.

-- Fue un honor ser tu compañero, ¿sabes?

-- Por favor no se ponga sentimental Welf-sama, Lili no quiere una despedida triste.

Bell no estaba escuchando, de hecho, no podía escuchar.

El cuerpo de Welf estaba manchado de su sangre.

-- Entonces, hasta pronto.

-- Sí, hasta pronto.

No se dijo nada más y Lili dejó de correr.

La pequeña Pallum se quedó quieta mientras miraba la espalda de Welf alejarse.

No, no estaba viendo su espalda.

Estaba observando ese rostro pálido y lleno de lágrimas, estaba mirando a Bell.

El chico no podía escuchar, pero su vista tan borrosa como podría estarlo, logró enfocar a su amiga.

Y leyó sus labios.

-- Bell-sama, por favor no olvide a Lili...

Diciendo eso, Lili se dio la vuelta y corrió hacia la turba de monstruos.

-- Lili... No...

La débil voz de Bell salió de su garganta.

Y nuevamente, observó a la ardilla florecer en una flor de carne.

-- ¡¡¡¡LILIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!! 

Extendió su único brazo, pero apenas y pudo levantarlo hacia la dirección de su ahora muerta amiga.

Welf no habló, él siguió corriendo y apretando sus dientes.

Con los innumerables lamentos de los sacrificados, se formó un camino de sangre.

Finalmente, después de tanto correr, llegaron al río que desembocaba en la gran catarata.

50 metros de altura.

Welf bajó el cuerpo de su amigo y lo miró a los ojos.

Esos ojos sin luz y vida.

-- ¿Por qué...? ¿Por qué siguieron sacrificándose...?

El joven en mal estado apenas y pudo murmurar.

-- Bell... — Welf lo miró con complicidad, luego sonrió — Tienes que vivir.

Los rugidos de los monstruos comenzaron a sonar.

-- No hay tiempo, aquí nos separamos.

-- No... por favor no...

Entre lágrimas, Bell imploró que todo esto se detuviera.

-- Lo siento amigo, deja que sea egoísta hasta el final.

Welf lo tomó de los hombros, manchando su mano izquierda de sangre por la herida de Bell en su lado derecho.

-- Fue un honor haber luchado a tu lado...

-- Detente...

-- Fue un honor haber sido tu herrero personal...

-- Por favor... no sigas...

-- Fue un honor haber sido tu amigo, Bell.

Estaban a orillas de la salida, o de la boca que expulsaba las grandes cantidades de agua por la cascada.

Los monstruos se acercaban.

-- Ya basta... no sigan...

Al ver que la voluntad de su moribundo amigo dejaba de existir, Welf apretó los dientes con fuerza, luego: 

Lo cacheteó.

Le dio una bofetada con toda su fuerza normal, sin poder hacer uso de su ahora inexistente nivel.

-- ¡¡Escucha, Bell!! ¡Por una vez, solo por una! ¡Preocúpate por tu vida!

Lo miró y gritó con ferocidad.

-- ¡Mikoto, Haruhime, Lili! ¡Todas ellas entregaron sus vidas sin dudarlo para que vivieras! ¡Sé que es injusto de nuestra parte, pero déjanos ser egoístas! ¡¡Nuestro deseo es que sigas viviendo!!

Con sus cuerdas vocales doliendo, Welf gritó con toda su fuerza.

-- ¡¡De nosotros, tú eres el único con la suerte para salir con vida de este lugar!!

Una sonrisa ardiente nació en el rostro de Welf.

-- ¡¡Así que mantén tu voluntad para vivir!! ¡¡Hazlo por nosotros y por ti!!

Levantó su débil cuerpo y lo orilló más a la cascada.

-- ¡¡Que tu corazón siga ardiendo, Bell!!

Diciendo eso, lo empujó.

-- Hasta que nos volvamos a ver, hermano. 

Welf no hizo lo mismo porque los <Merman> los seguirían, así que se quedó para que perdieran el rastro de su amigo.

El cuerpo de Bell cayó 50 metros.

Sus débiles ojos alcanzaron a ver la sonrisa dentuda que su amigo Welf le estaba entregando.

Luego fue atravesado por un arma.

Pero su sonrisa no espabiló.

Ante sus ojos que cada vez más se alejaban, el martillo se rompió.

-- ¡¡¡¡¡¡¡WEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEELF!!!!!!!

El último grito del peli-blanco se escuchó desde su caída hasta el final de la catarata.

Su cuerpo se zambulló en el agua al impactar, sus huesos fueron hechos polvo.

Su consciencia se apagó.



X X X



Siento que estoy cayendo. 

Bueno, eso es lo que parece.

Creo que estoy cayendo. ¿Sabes a lo que me refiero?

Si es así, por favor regrésenmela, regrésenme a mi familia.

Nadie me contestaba, nadie me decía nada.

Así que llegué a mi propia conclusión.

Este mundo es cruel.

Y las sombras de este cruel mundo terminaron por consumirme.

Sí, definitivamente caí.

Terminé cayendo hasta lo profundo del abismo.



X X X



Las pisadas de una persona resonaron por el piso 27.

Aunque, ¿se le podía considerar como una?

Cabello corto de un color rojo intenso como la sangre y ojos verdes con pupilas como las de un reptil.

Revis, una criatura considerada Lv. 7 en poder.

-- Esto es...

La expresión de la mujer se mantuvo sin cambios mientras miraba un bulto de carne a orillas del lago formado por la <Gran Catarata>.

No tenía un brazo.

No tenía sus dos piernas.

Su cabello tenía rastros de ser un hermoso y puro blanco, pero estaba manchado de barro y sangre.

Aunque, su pecho subía y bajaba.

-- Interesante.

Que aún respirara en ese pésimo estado era increíble.

Se acercó a pasos lentos, luego se arrodilló y tomó la mejilla demacrada del chico que apenas y se movía.

Al sentir tacto en su rostro, Bell abrió los ojos.

Esos orbes rubíes seguían ardiendo con una inquebrantable voluntad. 

-- Me gustas, esos ojos son lindos.

Revis sonrió divertidamente y tomó entre sus brazos al casi muerto Bell.

-- Veamos si soportas la gracia de Enyo.

La mujer peli-roja se perdió entre las sombras de la mazmorra.

To be continued XD. 



Este... ¿qué tal?

Estuve repasando las opciones, y créanme, no hay manera de que los amigos de Bell se traguen eso de que es un traidor.

Y si lo fuera, Welf preguntaría sus razones y después de le uniría XD

Es esa clase de amistad. 

Dejen sus opiniones, los estaré leyendo ya que despierte. 

Buzón de sugerencias: 🧐🍷

Buzón de quejas: 😔👊🏻

Buzón de halagos: 😎👊🏻

Es todo, Barrita fuera :3 

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