Prólogo: Un fantasma en el calabozo.

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Así es, me dio por subir otra historia muahahaha.

Che, es que lo tenía escrito desde hace rato ya, y me estaba picando la mano el tenerlo ahí empolvado. 

Prometo que solo subiré el prólogo para ver la reacción de quienes lo lean.

El editor estuvo de acuerdo en subirlo porque, honestamente, me estaba quitando espacio en la cabeza y no me dejaba escribir cómodamente los otros capítulos.

Sobre la historia, bueno, no dice mucho al inicio, pero ya la tengo muy bien estructurada una vez que la retome. No quiero decir mucho porque me gusta le idea de que ustedes hagan las teorías. Es divertido leerlas y darles la vuelta xd.

Tienes los ojos tan llenos de dolor que yo te miro y odio al mundo por haberte clavado mil espinas en la piel. 

- Mikoto Yamato.

X X X

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.

.

Hay un fantasma en el calabozo.

Esa frase que inició como un rumor pronto pasó a ser parte de un mito o leyenda. Un cuento para asustar a los niños, incluso a los adultos.

No vayas de noche al calabozo, decían. El fantasma te atrapará, y nunca de los nunca volverás a ver la luz del día.

La historia sonaba en las cantinas, naciendo de las conversaciones entre los aventureros ya ebrios.

Muchos juraban haber visto al fantasma, y lo describían con una expresión de horror y temor.

"Tiene ojos rojos, iguales a la sangre mas profunda. Dicen que sus ojos representan el mar de sangre que derramaron sus víctimas".

"Su cabello es tan blanco como la nieve. Escuché que en realidad no es de ese color, sino negro, pero que usó el polvo de los huesos de sus víctimas para pintarlo".

"Tiene una expresión plana. Es como ver una pintura de terror que no se mueve y mantiene sus ojos fijos en un solo lugar".

Muchos creían que eran exageraciones de aquellos que buscaban atención, pero con el pasar del tiempo, esas exageraciones tomaron fuerza y sentido.

Porque un día, el fantasma salió del calabozo.



X X X



La luz del medio día iluminó la ciudad, bañando las calles de un color dorado brillante. Bajo esa brillante iluminación, cierta chica miró resueltamente la ciudad con una sonrisa.

-- ¡Finalmente estoy aquí, Orario!

Mikoto Yamato, una joven oriental de apariencia hermosa y con una personalidad noble y honrada. Su llegada a Orario no pasaba de los 10 minutos, por lo tanto, no tenía ni la más mínima idea sobre el lugar al que debía ir.

Esa era la razón de estar parada durante 10 minutos frente al portón de la entrada norte.

"Mi investigación me trajo a este lugar. ¡Definitivamente debes estar aquí, Bell-dono!".

Aún así, su ánimo no decayó en lo más mínimo a pesar de las miradas extrañas de los peatones que pasaban a su lado.

Por supuesto, también estaban los que se quedaron embobados con su belleza.

"Lo primero que dijo esa persona fue que buscara rumores en tabernas y cantinas. Si es Bell-dono, entonces su reputación le hará honor y será difícil, casi imposible, de ocultar".

Con ese pensamiento, Mikoto avanzó a paso seguro por las calles en busca de cantinas.

Mas tarde, se dio cuenta que todas estaban cerradas porque era medio día. Tontamente vagó por los fuertes rayos del sol durante horas.

-- Tengo hambre. ¿Habrá un lugar por aquí...? No, para empezar, ¿dónde estoy?.

Mikoto estaba hambrienta y deshidratada. No solo había recorrido media ciudad en unas cuantas horas, sino que lo había hecho con el estómago vacío.

Así de grande era la emoción por la idea de encontrarse con Bell Cranel. Ni siquiera se molestó en comer una migaja de pan.

Cuando fue consciente de ese hecho, su cara se llenó de un rubor intenso mientras pausaba su búsqueda desesperada e iniciaba una exploración por la supervivencia.

Afortunadamente, cuando su estómago ya estaba haciendo ruidos apocalípticos se encontró con una taberna/restaurante.

[La señora de la abundancia].

El nombre dejaba mucho que desear, pero el aroma exquisito que salía del interior hizo que Mikoto pasara rápidamente.

-- D-Disculpe, ¿tienen servicio...?.

Al son de su pregunta, una de las camareras se acercó animadamente. Tenía cabello y ojos color gris ceniza, así como una cara bella y amable.

-- ¡Buen día! Sí, tenemos servicio. ¿Es mesa para una persona, señorita?.

-- Si, por favor...

-- ¡Por favor sígame!

Mikoto pensó que hubiese sido increíble decir: "No, estoy esperando a alguien más", como si insinuara tener pareja.

Sin embargo, no solo no la tenía, sino que hacía años no podía encontrarlo.

Si tan solo no estuviera cegado con aquella obsesión, Mikoto pensó que no sería raro que estuvieran casados hoy en día.

-- Este es el menú. Estamos por abrir el bar, así que si gusta una bebida alcohólica, podemos prepararla sin problemas. ¡Elija bien, regreso pronto!.

-- Sí....

Mikoto no bebía, pero llegó a pensar si el alcohol, sería capaz de aliviar un poco del dolor en su pecho.

Llevaba años buscando a ese chico, y por más cerca que llegara a estar, siempre se escapaba de sus manos. Era como agua.

Inevitablemente se llegó a sentir decaída, preguntándose si era mejor dejar de seguirlo.

Por supuesto, esas dudas solo duraban unos minutos. Ella no podía ni quería dejarlo solo.

-- Esto..., ¿no es bastante barato?.

Mikoto sacudió sus pensamientos pesimistas y puso atención al menú. Había numerosos platillos, los cuales mostraban precios por debajo de sus expectativas.

Tal vez se debía a que llevaba bastante dinero con ella, o tal vez el lugar era realmente barato.

-- ¿Se ha decidido, señorita?.

-- Uh, sí. Me da un pescado en aceite de oliva y ajo, un poco de arroz revuelto en mantequilla y un jugo de manzana como bebida, por favor.

-- ¡Lo traeré enseguida!

La camarera llevó el pedido, dejando a Mikoto en sus pensamientos.

"¿Me equivoqué otra vez? Pero esa persona juró que él estaría aquí...".

Mikoto recordó su exploración de hace unas horas, donde había buscado arduamente alguna pista que lo llevara a Bell Cranel.

Ignorando las tabernas cerradas, incluso las personas no sabían nada de él.

Tuvo la sensación de que evitaban hablar de ello, ya que sus expresiones se volvían toscas y pálidas.

"Tal vez estoy viendo cosas que no son por lo desesperada que estoy".

Mikoto soltó un suspiro. Le habían traído la bebida por adelantado, así que tomó un pequeño sorbo para hidratar sus labios.

"Debió haber pasado por lo menos un año. Eso es tiempo suficiente para que Bell-dono fuera conocido por toda la ciudad. ¿Por qué nadie sabe de su existencia? ¿Fui engañada?".

Tomó un segundo sorbo a su bebida, dejando nada de jugo sin darse cuenta. Para cuando llegó la comida, tuvo que pedir otro jugo y comer en silencio.

La comida era deliciosa, pero no pudo eliminar el sentimiento amargo dentro de su pecho.

La disfrutó, sin embargo, en su cabeza cruzó la idea de compartir esta comida con ese chico insensible.

-- Bell-dono....

La expresión de Mikoto decayó mientras daba pequeños bocados al pescado y arroz. A pesar del tiempo que estaba tardando en comer, la comida nunca perdió calor o sabor.

Eso hablaba muy bien de la habilidad del chef.

"Tendré que partir mañana a primera hora a seguir mas pistas. No puedo evitarlo, fui timada".

En cuando ese pensamiento cruzó su cabeza, un hombre de mediana edad entró al lugar mientras gritaba como loco.

-- ¡Vi al fantasma! ¡Vi al fantasma! ¡¡Vi al fantasmaaaaaa!!

Parecía estar delirando por la forma y tono de sus gritos.

Su cara pálida y sudorosa representaba perfectamente la de alguien que acababa de ver lo que dijo ver. Un fantasma.

Mikoto le miró con extrañeza. ¿De qué fantasma estaba hablando? Para empezar, debía enfocarse en controlar su respiración o realmente iba a morir.

"Ya es de noche. ¿Tanto me quedé aquí?.

Mikoto dio un último bocado a lo que le quedaba de comida mientras miraba el espectáculo en la entrada.

Muchos de los aventureros, que ya estaban en sus mesas compartiendo tragos y aventuras, se pudieron de pie con expresiones de pena mientras le echaban una mano al sujeto.

-- Vaya suerte. No es un novato que lleva apenas 6 meses como aventurero? Es desafortunado.

-- Sí, ahora que se encontró con el fantasma, su crecimiento como aventurero se detendrá. Este tipo está arruinado.

-- Hey, toma mi mano. Te invitaré una cerveza, pero trata de respirar.

Mikoto se quedó en silencio ante la escena.

No eran solo los aventureros que se acercaron con expresiones oscuras, sino los que estaban sentados e incluso las camareras. Todos mostraban la misma mirada apagada en sus ojos.

"¿Qué está pasando?".

Por la forma en que lo escuchó, Mikoto podía especular que encontrarse con el dichoso fantasma arruinaba tu crecimiento como aventurero. Era similar a una historia urbana donde el espectro maldecía a las personas.

No pudo evitar mostrar interés ante ello. Más aún por la sombría atmósfera que se formaba ante la mención de un fantasma.

"Bueno, ese es un cuento maravilloso para espantar a los niños".

Pensó con una sonrisa, y justo en ese momento, una de las camareras se acercó al hombre casi muerto.

-- ¿Lograste ver como se veía?.

El hombre tembló ante la pregunta. Sus ojos temblaban como locos, como si frente a ellos estuviera la silueta del fantasma.

-- E-Es como los rumores...

Su voz estaba rota, sonando junto al escalofriante castañeo de sus dientes.

-- Ojos rojos. Ojos rojos. Ojos rojos. ¡Esos ojos rojos como la sangre! ¡La sangre! ¡Sangre!¡¡Sangre!!

-- ¡Oye, respira!

Uno de los hombres a su lado le ayudó a calmarse, pero el temblor en todo el cuerpo del tipo moribundo no se detenía.

Era como si todo su ser no pudiese olvidar el terrorífico sentimiento que le causaba la presencia del fantasma.

-- Cabello... blanco.

Después de unos minutos, el tipo pareció calmarse.

El bar estaba en silencio, tanto que incluso las respiraciones podían ser escuchadas.

Especialmente la de Mikoto, que poco a poco se volvió más pesada conforme escuchaba la descripción del famoso fantasma.

-- Ojos rojos, cabello blanco.

-- Sí. ¿Qué más pudiste ver?.

-- S-Su cara... su cara—¡Urk! ¡Urrkgg!

-- .....

La camarera se detuvo al ver que el tipo comenzó a convulsionar. Estrechó sus ojos, mirando cómo los demás se arrimaban para tratar de ayudarlo.

Ya no podía sacar nada más de información de él, e incluso dudaba de si sería capaz de recuperar la cordura.

-- ¿Era necesario ir tan lejos, Ryuu?.

-- Syr...

-- Siempre es lo mismo, ¿por qué te molestas en preguntar? Sea quien sea, la descripción es igual.

-- Lo sé, pero no puedo dejar que esto continué. Ha pasado un año. Él no sería capaz, no, él jamás...

-- Aún así—

Syr detuvo sus palabras al ver que una chica, la joven oriental que había recibido por la tarde, corría hacia el hombre inconsciente.

"¿Eh?".

Mikoto no se molestó en mostrar modales mientras tomaba al tipo de los hombros y comenzaba a sacudirlo con fuerza para despertarlo.

En sus ojos estaba arraigado un sentimiento desesperado.

-- ¡Oye, ¿sabes algo más sobre ese fantasma?! ¡Por favor, dime todo lo que sepas!

Su tono de voz alterado dejaba en claro que su cuerpo estaba siendo impulsado por nada mas que una esperanza desesperada.

Finalmente, tras tanto tiempo, había llegado al lugar donde ese chico estaba. Su pecho estaba lleno de distintas emociones, tantas que le era difícil de controlar.

Ni siquiera le prestó atención a los aventureros que le gritaban a su lado, pidiendo que dejara en paz al tipo moribundo.

-- ¡No se metan! ¡Necesito saber sobre ese fantasma! ¡Oye, tú! ¡Despierta, hombre! ¡¿Acabas de decir ojos rojos y cabello blanco?!

-- ¡Detengan a esa lunática! ¡Spencer está convulsionando otra vez!

Todo se volvió un desastre porque Mikoto no dejó de insistir en que le dieran información sobre el fantasma. Tampoco podían tocarla despreocupadamente, porque cada vez que un hombre intentaba apartarla poniendo sus manos sobre ella, tomaba la empuñadura de su katana y le miraba con intenciones asesinas.

Los gritos se elevaron hasta que un par de camareras, Ryuu y Syr, tomaron a Mikoto y la alejaron del hombre desfallecido.

Pensaron en botarla del lugar por crear caos en un establecimiento que solo era para beber y comer, pero se detuvieron al ver lo desesperada que parecía estar por algo de información.

-- Si quieres saber sobre el fantasma, te hablaré de ello, pero primero cálmate.

Dijo Ryuu, tomando a Mikoto por el hombro y ejerciendo presión. Claramente no era una sugerencia, sino una orden.

-- ¿En serio...? ¿Me dirás todo?.

Pero a Mikoto no pareció importarle. Su obsesión le cegó de cualquier otro sentir mientras miraba con esperanza a la hermosa Elfo.

Tras un asentimiento de Ryuu, Mikoto finalmente se calmó. Regresó a su mesa después de disculparse y esperó en silencio a que el par de camareras fueran a ella.

"Perdí la compostura".

Se dijo así misma, bastante apenada.

Mientras tanto, el resto de personas se metieron en sus asuntos e hicieron todo lo posible por olvidar el tema del fantasma.

El moribundo también recuperó algo de color en su cara, y tras unas pocas horas, incluso estaba compartiendo un par de tragos con los hombres que le ayudaron.

El bullicio incrementó en gran medida. Las camareras iban y venían con grandes platos de comida y tarros derramando cerveza fría.

-- .....

Mikoto observó el ambiente en silencio.

Su pierna derecha subía y bajaba por la ansiedad que le pesaba en su pecho. Hasta ahora, nunca había sentido que el tiempo fuese tan lento.

Era mas eterno que su larga búsqueda de años.

"Pero finalmente lo encontré. Bell-dono definitivamente es el fantasma".

Aunque le molestaba mucho el nombre de fantasma. Así se les decía a las personas que ya no estaban en el mismo plano terrenal.

¿Significaba ese apodo que Bell había muerto y que su espíritu vagaba por los pisos del calabozo?.

"No, es imposible. Bell-dono sería incapaz de morir así".

Mikoto sacudió esa idea de sus pensamientos. Se había sumido tanto en ellos que el tiempo perdió sentido y, cuando logró regresar a la realidad, el par de camareras estaban sentadas junto a ella.

El lugar estaba vacío, y afuera ya se podían ver los primeros rayos del sol. Los clientes ya no estaban, y las mesas quedaron libres de platos o tarros.

-- E-Eh...

-- Tienes una gran capacidad de concentración. Llevamos aquí cerca de 30 minutos.

Las palabras de Ryuu hicieron que Mikoto se pusiera roja por la vergüenza. Estuvo a punto de hacer una dogeza de no ser porque el par de chicas negaron de lado a lado.

-- Mostraste interés por el fantasma del calabozo. ¿Puedo preguntar por qué?.

-- Uh, bueno, su descripción... es similar a la de un viejo amigo. Estoy buscándolo.

-- .....

Ambas jóvenes miraron a Mikoto en silencio, sin siquiera parpadear.

Fue como si les hubiesen echado un balde de agua fría, mandándolas a un trance momentáneo.

Mikoto no sabía a qué se debía, y cuando preguntó el por qué de sus reacciones, Ryuu contestó.

-- Te daré un consejo.

-- .... ¿Eh?.

Los ojos de la Elfa se mantenían estáticos, similares a las manecillas de un reloj descompuesto.

-- Si valoras tu vida, vuelvas a mencionar algo como eso.

-- .....

-- Ellos te cazarán.

-- ¿Qué dices? ¿Cazarme?.

-- Sí, porque si realmente conoces al fantasma, te usarán de rehén para llegar a él.

-- ¿N-No estoy entendiendo nada? Por favor, explícate.

-- Es bastante obvio. ¿Cómo cazas un fantasma?.

-- No lo sé, nunca he cazado uno antes.

Ante la respuesta de Mikoto, Ryuu mostró una sonrisa afilada. Luego dijo suavemente.

-- Usas un médium.



X X X



Fue hace poco más de un año. Un día, cierto chico llegó a Orario.

No en busca de ser un héroe, enamorar o salvar doncellas en peligro.

En sus ojos resplandecía una fuerte obsesión, casi hasta el punto de la locura.

No buscó Familia, tampoco hizo amigos. El chico pasó ilegalmente y se adentró al calabozo de inmediato.

-- ¿Estos son Goblins de la mazmorra? Es un poco decepcionante.

No se estaba jactando de ello, ya que sabía sobre lo absurdamente débiles que eran los Goblins. Su único nivel de peligro era si se trataba de grupos grandes acorralando a un novato.

Él no era un novato, así que incluso si venían en grupo, no dejaría de ser aburrido.

"Tal vez si bajo unos pisos más".

Con ese pensamiento, el chico bajó un piso seguido de otro.

No veía nada interesante en los monstruos de los primeros cinco. Ninguno era digno de matarlo.

Fue así hasta que, durante su exploración del quinto piso, se encontró con un Minotauro.

-- Se supone que estos monstruos están en el piso 16. ¿Mi información está mal?.

Si era así o se trataba de una anomalía, el chico sonrió ante el hecho de por fin toparse con un oponente digno.

Le pareció que su constitución musculosa era increíble, así como la ferocidad en sus ojos sedientos de sangre.

-- Bien, tú me sirves.

¡¡UUOOOHHH!!

El Minotauro soltó un rugido atronador capaz de hacer añicos los tímpanos de una persona normal.

Sus pisadas resonaron sobre el calabozo, haciendo que la gravilla del suelo se sacudiera violentamente.

-- Eres bastante ruidoso. Si vas a atacar, hazlo en silencio.

El Minotauro resopló violentamente mientras alzaba uno de sus brazos. Lanzó un golpe con todas sus fuerzas, y en ese momento....



X X X



Unos momentos después, Aizu Wallenstein llegó a la escena.

-- .....

La razón por la que el Minotauro vagaba en los pisos superiores era culpa directa de su Familia, que provocó una estampida de Minotauros innecesariamente.

Cerca de 30 Minotauros se dispersaron por los pisos debajo del décimo, y en todo su trayecto hasta el quinto piso, Aizu había eliminado a la gran mayoría a excepción de uno.

Ese Minotauro era aquel que estaba justo frente a sus ojos, cuyas manos grotescas caían incesantemente sobre el cadáver de un joven aventurero.

La escena hizo que Aizu sintiera naúseas. Apenas y podía catalogar como una persona a esa bola de carne destrozada, cuya sangre se esparció al igual que los ríos sobre el suelo.

-- No....

Su voz perdió fuerza, siendo incapaz de atravesar el nudo que se formó en su garganta.

Estaba a tan solo 4 metros. El Minotauro no prestaba atención a su presencia, enfocándose en masacrar a su víctima.

Cada golpe, más fuerte que el anterior, salpicaba sangre y pedazos de carne granulada por todos lados.

Lo único que Aizu logró distinguir del color rojo enfermizo fue el cabello blanco puro que apenas y se mantenía libre de impurezas.

-- Urgk...

Incapaz de soportar la vista espeluznante, volteó hacia otro lado.

Sus pensamientos se volvieron un caos al concluir que la muerte de ese chico era culpa directa de su Familia.

No, más exactamente, de ella. Si hubiese acelerado un poco más, entonces ese joven aventurero seguiría con vida.

Pero sabía que pensar en supuestos no cambiaba la realidad.

-- Tsk, mierda.

Bete llegó por detrás, mirando con un fruncimiento al Minotauro ignorante de sus presencias.

Si esto se llegaba a saber, la fama de su Familia caería indudablemente, y eso sin mencionar las sanciones que recibirían por parte del Gremio.

Se apresuró en matar rápidamente al Minotauro de una patada, echando un último vistazo al cadáver cubierto de sangre.

Si no fuese por su cabello blanco, entonces realmente parecería más un tomate que un cadáver hecho pedazos.

-- Aizu, esto debe quedar entre nosotros.

-- .....

Aizu abrió los ojos en sorpresa por el tono indiferente que mostraba su compañero.

¿Debía guardar silencio ante la muerte de un aventurero inocente?.

No lo conocía, pero era muy probable que ese chico tuviese una familia. Esposa, hijos. Personas que llorarían su muerte.

Y aquí estaba Bete, diciendo que no le tomara importancia y guardara silencio.

Cuando estuvo a punto de protestar furiosamente, una voz llegó por detrás de ellos.

-- Bete tiene razón. Aizu, necesito que no menciones nada sobre esto.

-- .... Finn.

-- Lo entiendes, ¿no? Si se sabe que la estampida de Minotauros fue causada por nosotros, y que debido a eso un ajeno murió, el golpe sería demasiado incluso para nosotros.

-- Pero... sus familiares.

-- Lo sé. Investigaremos la identidad del joven y brindaremos apoyo económico a sus familiares. Ya sean su esposa, hijos o padres.

-- .... ¿Piensas solucionar esto con un poco de dinero?.

Finn asintió fríamente.

-- No somos la Familia Freya. Nosotros debemos cuidar nuestra reputación, tener el apoyo del pueblo y mantener una dignidad al nivel de la Familia caza gigantes.

-- .....

Aizu pensó que seguir hablando de ello no cambiaría el resultado.

Le dio la espalda a Finn y Bete y se marchó, mientras que en su pecho se formaba un profundo sentimiento de culpa.

La muerte de ese joven pesaba sobre sus hombros y no había ningún tipo de cura para ello.



X X X



Una semana después.

Tal y como estaba previsto, la actitud de Aizu con sus compañeros dejó mucho que desear. No era grosera o agresiva, sino que se mostraba distante en pláticas y convivios.

Usualmente era así, pero ahora mostraba una actitud diferente a la habitual.

La primer en tratar de animarla fue Riveria.

Ella comprendía perfectamente el sentir de Aizu, ya que sentía lo mismo sobre la tragedia de la semana pasada.

Los primeros días se mostró un poco de respeto entre los que sabían sobre la muerte del joven aventurero, pero tras eso, fue como si nunca hubiese sucedido.

Todos continuaron con sus deberes y rutinas diarias sin siquiera molestarse en mencionar o recordar el error que cometieron.

Especialmente Finn.

Debido a eso, Aizu se encerró en su habitación por un tiempo.

No interactuaba con los demás a excepción de recibir comida y salir a explorar el calabozo. No era como si odiara a sus compañeros, simplemente sentía una incomodidad difícil de explicar y procesar.

-- Aizu, salgamos a comer algo con los chicos.

Riveria entró a la habitación de Aizu y tomó asiento a su lado en la cama. Puso una de sus manos encima del bulto bajo las sábanas.

-- No tienes que decir nada, solo toma un poco de aire. Necesitas aclarar tus pensamientos, encerrarte en tu cuarto no ayudará.

-- .....

-- No tienes que hacerlo por ellos. Te lo pido yo, ¿si? Vayamos a tomar algo.

Aizu mantuvo silencio durante algún tiempo. Le era difícil ignorar a Riveria, que era lo mas cercano a una madre.

Seguía decaída por el incidente, pero no era capaz de seguir negándose a convivir con los demás.

Después de todo, tarde o temprano tendría que hablar.

-- Está bien.

-- Perfecto. Vayamos esta noche, le diré a los demás.

-- .... Sí.

El día pasó más rápido que de costumbre. En el transcurso, Riveria se encargó de aliviar el estado de Aizu quedándose con ella en la habitación y hablando de cosas triviales.

Mientras más ocupada estuviera su mente con otras cosas, más fácil sería olvidar la muerte de aquel joven.

"Pensar que era su primer día en la ciudad me hace sentir aún peor".

Pensó Riveria para sí misma, guardando un sabor amargo en su boca.

"Tampoco tiene familia, amigos, pareja u alguien que lo conozca. De no ser por el guardia que lo interrogó, no sabríamos ni su nombre".

Ese también era un punto clave en lo que sentía culpa.

Sabía lo egoísta que era, pero Riveria trató de buscar un poco de consuelo al ayudar a la familia de Bell Cranel.

"Pero no tiene nada que lo ligue a esta ciudad, ni siquiera al mundo. Nadie a excepción de nosotros lo recuerda, e incluso unos ya empezaron a olvidarlo. Igual que un mal sueño".

Si hubiese tenido esposa e hijos, tenía la intención de proveerles lo necesario y más.

Era un acto sincero, sí, pero también esperaba liberarse un poco de la culpa que le carcomía por dentro.

"Si tan solo no hubiésemos creado esa estampida. ¿Qué razón tenía ese joven para ir al calabozo? ¿Qué lo impulsaba si no tenía familia a la que mantener? ¿Qué lo orilló a arriesgar su vida...?".

Podían ignorar la realidad, pero no podían ignorar las consecuencias de haber ignorado la realidad. Esa consecuencia terminó siendo la muerte de alguien más.

-- Ya es hora, Aizu.

Riveria sacudió sus pensamientos. Miró hacia adelante, donde Aizu salía de su vestidor con un conjunto básico de ropa.

Botas largas y una blusa larga. Por supuesto, de la cintura colgaba su estoque.

-- Estoy lista.

-- .....

Riveria tuvo una fuerte necesidad de palmear su cara y arrancar el estoque de la cintura de Aizu. Sin embargo, reprimió sus impulsos y soltó un suspiro cansado.

-- Sí, vamos.

Ambas salieron de la habitación, encontrándose con el resto de ejecutivos y unos cuantos otros de la Familia Loki en la entrada de la sede.

Todos las esperaban con expresiones ansiosas, pensando en cómo sería la actitud de la princesa.

-- ¿Cómo te sientes, Aizu?.

Aizu volteó hacia Finn.

Allí estaba él, su capitán y amigo, sonriendo como siempre lo hacía.

Verlo sonreír de esa manera le hizo sentir incómoda, pero devolvió el saludo en consideración de Riveria, que había hecho todo lo posible para organizar esta salida.

-- .... Bien.

-- Ya veo, me alegra oírlo. Pongámonos en marcha entonces, nuestra reservación espera.

Así, una de las Familias más fuertes de Orario dio inicio a un festín en la señora de la abundancia.



X X X



El lugar destinado era la señora de la abundancia, una taberna que la Familia Loki visitaba con frecuencia tras cada expedición exitosa.

Ya era de noche, cerca de las nueve. Los clientes presentes charlaban ruidosamente entre ellos.

Aunque al mismo tiempo, se aseguraban de no alzar tanto sus gritos al punto de ser una molestia para aquellos que disfrutaban de un festín en una gran mesa ubicada en el centro del lugar.

La Familia mata gigantes.

Desde el punto de vista de un tercero, parecían estar conviviendo alegremente entre ellos. Sin embargo, no podían bajar la guardia solo por eso.

La Familia Loki tenía una reputación excelente, pero no dejaban de ser la seguían Familia más fuerte de la ciudad. Si así lo quisieran, podrían eliminar a cualquiera que les arruinara la velada.

-- Es la princesa de la espada....

-- Es tan hermosa como dicen.

También había uno que otro tonto mirando fijamente a Aizu, que prácticamente era la única que podían mirar sin correr el peligro de morir.

Riveria estaba fuera de cuestión, ya que en el instante en que la miraran con ojos lascivos, toda una raza iría a por sus cabezas. No había hombre alguno que pudiera hacer tal cosa.

Tione era capaz de romperles las costillas, así que estaba fuera de cuestión. En cuanto a Loki y Tiona, bueno, no había mucho para mirar.

-- ¿Está rico?.

-- Mhm, sí, lo está.

Ajenas a las miradas, Riveria y Aizu hablaron entre ellas.

El ambiente entre todos se fue calmando poco a poco, ya que incluso otros aparte de Riveria le hacían plática.

Antes de que dieran cuenta, todo regresó a la normalidad.

Las bebidas iban y venían, y con ellos la ebriedad en la mayoría de hombres, que empezaban a hablar estúpidamente entre ellos, contando cosas que mayormente eran mentiras.

-- ¡Lo digo en serio! ¡Esa chica me acaba de guiñar el ojo!

-- Josh, esa "chica" es hombre. ¡Mírala bien!

-- ¿Eh? Uh, mmm.... ¡La mire por donde la mire, claramente es una mujer! ¡¿No estarás intentando evitar nuestro amor, bastardo?!

-- ¡Qué? Imbécil, entonces ve y habla con "ella", yo te lo advertí.

-- ¡Jah! La psicología inversa no funciona conmigo.

Josh se puso de pie energéticamente y fue a por ella. Su amigo solo le miró con ojos vacíos, esperando que Josh fuese el mismo al día siguiente.

De verlo incapaz de caminar, entonces ya se encargaría de animarlo después de restregarle en la cara un "te lo dije".

-- Todos están muy animados.

Dijo Riveria en voz baja.

Aizu, que estaba sentada a su lado, asintió mientras daba un bocado a las papas fritas frente a ella.

Fue tal y como dijo Riveria. Tomar un poco de aire siempre era bueno para despejar los malos pensamientos y liberar la presión del corazón.

Comprendió que no había nada bueno con el hecho de ignorar la muerte de alguien, pero así mismo, entendió que tampoco era bueno estancarse en un mismo lugar.

Ella seguiría su camino, asegurándose de recordar al joven llamado Bell Cranel. Mantendría ese nombre en sus memorias y lo llevaría al futuro. Solo así no moriría en verdad.

-- ¿Puedo pedir un poco más de jugo?.

Riveria asintió con una sonrisa.

Estaba feliz de ver a Aizu un poco más animada que la semana pasada.

-- Por supuesto, puedes pedir tanto como quieras.

-- Gracias.

Fue entonces que la pesadilla comenzó.

Al alzar la mano para pedir más jugo, una silueta pasó a su lado, casi chocando con la silla donde estaba sentada.

Normalmente escucharía un "Lo siento", pero esta vez no fue así.

Más importante, Aizu perdió todo movimiento y sensación en su cuerpo, mirando fijamente la espalda de la persona que pasó a su lado.

Especialmente su cabello blanco. Puro como la nieve, brillante como los rayos del sol reflejados en un espejo.

-- ¡Bienvenido, Bell-san!

-- Buenas noches, Syr-san. ¿Todavía hay espacio?.

-- Para ti siempre.

Debía ser un error.

Seguro estaba imaginando cosas.

Porque, extrañamente, ver la espalda de ese joven le traía el recuerdo del cuerpo destrozado de aquel joven en el calabozo.

Ese cabello blanco.

Mientras más lo miraba, más vívidos se volvían sus recuerdos.

El sonido de los puños machacando la carne, el chapoteo de la sangre esparciéndose por todos lados.

Era él.

Era ese chico que se supone debía estar muerto.

Aquel que sonreía amablemente a una camarera sonrojada.

-- ¿Aizu? ¿Qué pasa, no vas a pedir más jugo?.

-- .... Riveria.

El tono tembloroso de su voz alarmó a Riveria.

Miró el cuerpo estático de Aizu, así como lo inquietas que estaban sus pupilas, temblando rápidamente dentro de la órbita de sus ojos.

¿Qué le había asustado tanto?.

Intrigada, llevó su vista hacia el lugar donde Aizu miraba.

-- .....

-- ... es él.

No había necesidad de decir más que eso.

Rivera no presenció la muerte de aquel joven, pero sí fue informada detalladamente.

Cabello blanco y ojos rojos.

Esto lo sabían porque tuvieron que desaparecer el cuerpo del chico muerto para evitar problemas en el futuro.

-- Es el que murió a manos del Minotauro.

-- ....

Riveria quiso decirle a Aizu que guardara silencio.

No le gustaba escuchar el tono aterrado de la joven espadachín, porque de alguna manera, ese terror se traspasaba a ella.

El bullicio del bar desapareció por completo. Ninguna de las dos era capaz de escuchar o mirar otra cosa que no fuera ese joven con apariencia de conejo.

Solo un sonido sordo resonaba en sus oídos, haciendo eco junto con los latidos descontrolados de sus corazones.

Entonces, como si sintiese las miradas sobre él, el joven regresó a mirarlas.

-- .....

-- .....

Les vio fijamente, tal cual ellas le miraban.

En sus ojos, a pesar de la considerable distancia entre la mesa y la barra, ambas pudieron ver sus rostros reflejados.

No tenían piel.

Eran simples calaveras con cabello jade y dorado flotando en un mar de sangre.

-- R-Riveria.

-- Tranquila, es tu imaginación.

Tal vez era alguien más.

Gracias a la investigación, sabían que no había ninguna persona que tuviera ojos rojos y cabello blanco aparte de Bell Cranel. De hecho, fue gracias a eso que el guardia logró identificarlo.

Como Bell Cranel ya estaba muerto, entonces tal vez era un familiar lejano que vino a visitarlo sin saber de su fallecimiento.

No obstante, Aizu escuchó a la camarera llamarlo por el nombre de aquel chico. No podía haber escuchado mal.

-- Es él.

-- No.

-- ... lo es.

Justo en ese momento, el joven les sonrió por un instante antes de darles la espalda.

No era la sonrisa que uno daba por cortesía, sino una que saludaba a viejos conocidos.

-- Es Bell Cranel.

Ese fue el primer avistamiento del fantasma.

To be continued... xd.



Cuando escribí "Es Bell Cranel", uf, se me enchinó bien machín la piel. Me imaginé todo, tanto que pareció un vívido recuerdo dentro de mi cabeza repitiéndose una y otra vez.

Bueno, pues esta es la base para esta historia. No quise poner el tag de un ship en específico, ya que quiero darles la opción de elegir a la que mas les guste en el transcurso de la historia. 

Aunque esto fue por opinión del editor, ya que yo tenía pensado hacer que mikoto fuese la fmc. Bueno, no la dejé de lado por eso mismo. Aparte de que tiene sus sentimientos muy en claro sobre Bell, también tiene un pasado con él.

Y si debo decir algo sobre este Bell, eso sería lo ingenioso y manipulador que puede llegar a ser. En serio, ni me acuerdo en qué me basé para escribirlo.

De todos modos, esto sería todo. Como dije, solo lo subí porque me carcomía por dentro el solo tenerlo ahí en mis archivos. No me dejaba escribir mis demás historias porque constantemente imaginaba las escenas de esta historia.

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