𓏲★. behind every hallway.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

PÁGINA DIEZ
Detrás de cada pasillo.


Mi padre me abrazó como nunca lo ha hecho y fue algo que me dolió en el medio del pecho, ya que estos últimos días, simplemente, hemos peleado como perro y gato, ahora quería tener todo el tiempo posible para disfrutar juntos, sin tener que discutir, debido a que Vittoria me dijo que Felix decía la verdad, que nada era mentira y que sería una buena idea que la familia se encuentre unida antes de que sea demasiado tarde para mí padre.

Pero él estaba en su oficina, hablando con unos hombres que no conocía para nada, sin embargo, extrañamente había uno en especial que lo tenía de vista. De todas formas, no dije nada y me concentré en mi padre, el cual estaba muy feliz de verme a su costado. Estuvimos unos pocos minutos conversando cuando apareció mi hermano Enzo, diciéndome que su esposa me quería decir algo importante, sacándome del despacho de mi padre, solamente que dejando a mi esposo con ellos.

—¿Qué pasó?—le pregunté a Bella, ella estaba muy concentrada en terminar de coser algo en la máquina que estaba en su habitación. Pero me mira con el ceño fruncido.—Enzo me dijo que me querías decir algo.

—¿Umh? ¿Yo?

—Sí, ¿qué necesitab...?—me quedé muda cuando me percaté de que mi hermano me mintió. No obstante, no fui la única que se percató de eso, Bella se levantó.—Hijo de puta.

—¡Miki, espe...! Fottuta madre...

Abandoné habitación a pasos rápidos, tenía que llegar a la oficina de mi padre. Quería llegar en el tiempo justo y no cuando la conversación que iban a tener se terminara. Empero, mi mamá sale del pasillo de repente.

—¡Cariño! Justam...

—Ahora no, mamá.

La interrumpí, pasando por su lado muy enojada y a pasos apresurados, estaba segura de que algo más estaba sucediendo. Solo que cuando quise abrir la puerta del despacho de mi padre ésta se encontraba cerrada, tanto que mi enojo iba en aumento.

Golpeé la puerta.

—¡Abran la puerta!

¡Cariño, solo es una reunión de hombres!

—¡Papá, abre la puerta!

Miki, non preoccuparti.

—Hija, ¿qué sucede?—cuestionó Vittoria, tenía en su mano izquierda una copa de vino tinto.—¿Por qué estás así?

—Quiero entrar y cerraron la puerta.

—Ay, linda, sabes cómo es tu padre.

—¿Dónde está Hyunjin?—indagué, tratando de buscar a mi esposo con la mirada desde el pasillo de la casa.—Seguro que está ahí adentro, no quiero que esté a solas con papá.

—Miki, ¿no crees qué estás exagerando?

—¿Exagerando?—reí sarcásticamente.—¿Te debo recordar quién es tu esposo? No quiero y menos necesito que ellos introduzcan a mi esposo en su mundo de mierda.

—Ese «mundo de mierda», como tú le llamas, te alimentó, te vistió, te llevó a las mejores escuelas y universidades, Miki. Así que muestra un poco de respeto por el esfuerzo que tu padre ha hecho por ti.—dijo molesta, comenzando a caminar por el pasillo.

—¡Oh, sí, mamá! No sabes cuán agradecida estoy de que mi padre haya tenido que matar a tantas personas para poder alimentarme, vestirme y llevarme a los mejores institutos de la maldita Italia. ¡Merda!

Exclamé con ira.

Sentí unas manos frías sobre mis hombros descubiertos, me encontraba sentada en la hamaca de madera que me hizo mi padre cuando era una niña de 4 años, tenía un libro entre mis manos, mientras disfrutaba del viento de este día, no podía hacer otra cosa, porque mi padre decidió encerrarse con mi esposo en su maldito despacho. Empero, sabía de quién eran esas manos, del pelinegro que no vi desde que llegamos a Calabria, pero estaba muy molesta con él en estos momentos.

Hyunjin se dio cuenta.

Rodeó la hamaca, colocándose frente a mí, tratando de que mis ojos se centren en él, pero veía el libro con cansancio. Ni siquiera tenía ganas de leer, pero la señal aquí es una mierda, por lo tanto, era lo único que podía hacer en estos momentos. Sin embargo, Hyunjin se agacha, quedando exactamente sobre mis rodillas, para obtener mis luceros en los suyos, él sabía mi emoción.

—No me mires así, princesa...

Directamente, decidí ignorarlo.

Él sabía lo que pensaba de que esté a solas con mi padre, no quería que esté involucrado en nada que tenga que ver con el mundo con el cual me crié desde que era una mocosa. Empero, esta vez decidió tomar el libro entre sus manos, viéndolo con desinterés.

—No te puedes enojar conmigo, amor.

—Sí qué puedo, ¿no ves?—bufé, tomando el libro entre mis manos, nuevamente. En cambio, él no hizo nada más, solo se mantuvo callado.—¿De qué hablaron?

No me pude contener, tenía que saberlo todo, no quería quedarme fuera de lo que sea que estén haciendo esas personas con mi matrimonio. Era demasiado perfecto para que se pueda cagar en cuestión de segundos.

—Nada malo, Miki-ssi.

—No puedo creerte.

—Quería que conociera a sus amigos y a los miembros de su familia, ¿no querías que fuera parte de tu familia? Ahora lo soy, Miki, por favor, es la primera vez que siento que le agrado a alguien de aquí—expresó tristemente, se levantó del suelo, intentando alejarse de mí. Pero no podía—. Se supone que debería sentirme así, porque vamos a estar mucho tiempo aquí.

—Simp...

—Ya sé que piensas que seré capaz de hacerte una cosa como esa, pero no va a pasar, no seré capaz de aceptar ese puesto, princesa. No si... sé que te puedo llegar a perder.

Ahora me sentía una tonta.

Por desconfiar de él, solo necesitaba que él me lo confirmara. Sabía que en el momento en que lo haga, todas las cosas pasarían a segundo plano y ya no me estaría preocupando tanto por lo que mi padre pueda llegar a hacer con Hyunjin.

Pasaron dos semanas apenas.

Mi padre cada vez estaba peor, vivía tosiendo con sangre y a veces hervía de la fiebre, tanto que ni siquiera era capaz de ir a un hospital a tratarse, únicamente, quería morir en su casa, necesitaba estar con su familia y su gente. Empero, eso no me gustaba. Había esperanzas de que siga con nosotros, pero él no quería, pensaba que éste era su único final y tenía ganas de decirle que no era así, solo que no quería discutir más con él, por eso mismo es que pasé todo lo que me quedaba de tiempo a su costado, tratando de animarlo y hacerle creer que estoy orgullosa de lo que ha hecho por sus hijos, aun cuando, eso no era así.

—Ragazza, quiero que me prometas algo.

—Papá, no es momento para eso.

Maurizio toma mi mano, viéndome con sus ojos castaños profundamente, eran esas típicas miradas de padres amorosos, que solamente les quería decir a sus hijos cuánto los quería.

—Estoy orgulloso de ti, quiero que lo sepas.

—¿Por qué dices eso?

—Eres mi única niña—sus ojos brillaron de repente y se pusieron rojos.—y la única heredera que no quiere ser parte de esto, sé que haces bien, es por eso mismo que no puedo estar orgulloso de tus hermanos, mia ragazza, ellos no saben siquiera en lo que se están metiendo.

—Entonces, haz algo, papá.

—No puedo.

—Papá, sabes que respetan tu palabra.

—Escucha, quiero que... pase lo que pase, no te enojes con ninguno de esos hombres, ni con nadie de la familia, ¿me oyes? Le prometí a tu madre que esto no volvería a suceder y, para mi mala suerte, lo hice. Por eso te pido que no te enojes con ninguno. Promételo.

—Papá.

—Hazlo, Miki, por favor.

—No entiendo por qué me estás haciendo esto.

—Quiero tu bien.

—Pero, ¿qué tiene que ver mi bien con enojarme con mis hermanos?—indagué confusa.—Ya, papá, no quiero hablar más del tema, aún no es el momento.

—Me refería a todos los hombres de la familia.

—Lo siento,—dijo mi mamá, abriendo la puerta de la habitación.—pero es hora de la pastilla.

En ningún momento le quité la mirada a mi padre desde que pronunció sus últimas palabras para mí, sabía que detrás de aquello hay un significado importante, sin embargo, era algo que no podía entender muy bien ahora mismo. Me despedí de mi papá, dejándolo a solas con su querida esposa, mientras caminaba por los largos pasillos de la casa mis fanales van a la ventana con cortinas bordo, observando el tiempo exacto en que Felix le dice unas palabras a Hyunjin.

Se han vuelto más unidos.

Pero sabía que mi esposo sería incapaz de hacerme sentir una mierda. Por eso sonreí de a poco, quería que sea parte de la familia y sabía que se estaba sintiendo así, por lo tanto, evité lo que mi cabeza estaba pensando para ir a mi habitación a descansar unos pocos minutos más. Estuve toda la tarde cuidando de mi padre.

—Hmh...

Mordí mis labios con fuerzas, sentía sus dedos recorrer mi intimidad lentamente, siendo resguardada por mis bragas rojas, el simple hecho de sentir sus largos dedos sobre mi piel me ponía de los nervios. De repente las telas que me cubrían del frío de la madrugada se alejó de mi cuerpo, sintiendo el cuerpo de mi esposo sobre mi espalda, quitándome las bragas de una forma tan brusca. Levantó el vestido rosado con diseños negros en sus bordes, mordiéndome la piel y dejando unos que otros besos, sin dejar de acariciar mi cuerpo con sus manos suaves.

Hasta que ya nada era de ese estilo, rompió el vestido dándome la vuelta, su mano izquierda se dirigió a mi cuello para besarme bruscamente, mordiendo mis belfos y jugando con mi lengua.

—Pídelo.

Estaba cansada de tener que jugar al juego de la sumisa con él, pero mierda, cómo me ponía cada vez que me lo decía en ese tono tan demandante y me era imposible no hacerlo. Sin embargo, ya que no me oyó sonreí perversa, eso significaba una sola cosa, dirigir su lengua a mis pezones, chupándolos, dejando unos chupones sobre mis senos y morderlos, pero tan fuertes que únicamente dejaban sangre alrededor y eso es lo que más me ponía a su par.

—Hy-hyun...

—¿Mmh?—gimió lentamente, mientras besaba mi cuello.—¿Lo pedirás?

—Aquí hay un balcón.

Rápidamente, elevó su cabeza hasta donde mis ojos se encontraban posados.

Una sonrisa fue a sus labios de inmediato, cosa que me tomó de la cintura, enredando mis piernas en su cuerpo, acercándonos al balcón de la habitación. Algo detuvo nuestro momento sexual, la hermosa luna que se postró delante de nuestros luceros, la madrugada se veía muy brillante y hermosa. Mi cabeza terminó apoyada en el pecho desnudo de mi esposo, los dos observando lo que teníamos delante de nuestros ojos, era una vista demasiado bonita. Él enredó sus brazos sobre mi cintura, manteniéndome cada vez más cerca de su cuerpo caliente, me gustaba tenerlo tan cerca, eso me hacía sentir muy segura.

Pero todo se arruinó.

¡Amore mio, no!

—¿Qué fue eso?—cuestionó Hyunjin, debido a que fue un grito escalofriante, tanto que me fue imposible hacer un movimiento.—Iré a ver.

Una parte mía sabía lo que estaba sucediendo, solamente que no quería hacer nada al respecto, entonces, Hyunjin vuelve a entrar al cuarto con su remera mal puesta, ojos asustados y tratando de que lo vea a sus fanales claros.

Bella se asomó a nuestra puerta, viéndome con los mismos ojos aterrados que mi esposo, solo que trataba de caminar, sin embargo, me costó muchísimo que eso sucediera rápidamente. En eso, Enzo me sacó a las patadas de mi habitación para que entremos al cuarto de nuestros padres, Maurizio Stefano se encontraba en sus últimos momentos, mi mamá estaba a su lado con sus lágrimas chorreando, mis hermanos al par de la cama, escuchando lo que decía.

Hyunjin me tomó de los hombros, tratando de que me sume al momento melancólico que se está formando en la habitación. También estaban los hombres de mi padre, aquellos que él consideraba una familia, los ojos de mi papá van a los míos, quien me sonríe a más no poder, apenas movió la mano, indicándome que me acerque a su cuerpo débil.

—Mia ragazza, la mia povera ragazza...

—Papá, no me hagas esto...—balbuceé, tenía un gran dolor en la garganta que necesitaba soltar en cualquier minuto.—Vayamos al hospital, aún tenemos tiempo...

—Miki Stefano, mantente fuerte.

—Maurizio, por favor.

—¿Sabes por qué te pusimos ese nombre? Es por lo mismo qu-e tus hermanos han salido tan sciocchi,—reímos con lágrimas en nuestros ojos.—tú eres el tallo de la flor, eres hermosa, eso es lo que significa tu bello nombre y necesito que me prometas... eso.

—¿Sigues con lo mismo?

—Miki, tu papá...

—De acuerdo, trataré de no enojarme con ninguno de estos estúpidos hombres. Pero, papá... ¿Papá?—pregunté alarmada.

Supuse que ese fue lo último que le pude decir. Porque me hicieron a un costado, tratando de saber lo que sucedía, hasta que mi padre volvió en sí, únicamente que me sacaron del cuarto, de la misma forma que pasó con Bella y Vittoria, las dos con lágrimas en nuestros ojos.

—¡¿Por qué siguen haciendo eso?!

—Cariño...

—¡Está en sus últimos minutos, Vittoria, y nos sacan del cuarto como si fuéramos nada! ¡¿Por qué mierda hacen eso?!—grité colérica. Me encontraba tan enojada en estos momentos, ya que ni siquiera me podía despedir de mi padre como se debía.

Eso me jodía.

—P-porque... están... hablando de quién tomará el puesto del señor Stefano.

Bella comentó, ocasionando que mis ojos vayan a su silueta. Para eso me cansé y empujé la gran puerta de madera, viendo que Hyunjin está a un costado de mi padre, mientras el resto se encontraban con lágrimas en los ojos...

Mi papá murió.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro