Oh dear diary.

Esa sonrisa que se manifestaba cuando se emanaba su alegría en su bitácora se había erradicado completamente; ahora sus páginas estaban repletas de odio por doquier.

Y no era un enigma la razón de esto, mucho menos el arrepentimiento que dedicó a haberse enamorado pese a la postulación a ser rechazada.

La culpa la carcomía en su cabellera azulada que escabulle a sus lágrimas viajeras del mundo, sollozando en silencio sin capacidad para visualizar a alguien que la ayude cómo él solía.

We fell apart.

Ni los miles intentos de habladuría de Trent arreglarían el tormento de Gwen, así resoplando con sus brazos cruzados mientras ignoraba al hombre que fusionaba sus energías para reparar la mala relación que tenían ahora.

No era solo por abandonarla enterrada viva, no; iba más allá de eso.

Era una sutil molestia que se propaga en su ser cómo una plaga, con esos lirios que representaban su corona de flores cubierta en el velar de bienestar que excluía a sus disculpas.

¿Quién se creía para imaginar que podrían regresar a lo de antes trás besar a su enemiga mortal; Heather?

Ella no aceptaría nada más de él.

Welcome to the life of... Gwen Ingrid.

En el confesionario se desahogaba con el fastidio asistiendo a su locura que se quebró cuando la tolerancia al guitarrista fue estropeada. Su cordura estaba por los suelos y nada estaría cómo antes...

Justo cómo esa pareja.

Porque ella lo recalcó delante de esas cámaras que le arrebataban su privacidad;

Nunca me volveré a enamorar. Mucho menos de él.

Él jamás obtendrá nuevamente un puesto en mi querido diario.

No se lo merece.