51. De sorpresas a encuentros inesperados.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¡Importante! Leer por favor la nota al final.

L A C I E

—Entonces...a ver si entiendo. —La observó llevarse ambas manos a la cintura mientras inspecciona el lugar con su mirada—. ¿Viviremos aquí?

—Temporalmente —respondo. Suelto un suspiro enderezándome después de dejar las bolsas en el suelo y agregó—: estaremos aquí hasta que consigamos algo más...económico.

El departamento de Tae era bellísimo, casi igual que el suyo propio. A comparación de aquel, este tenía dos habitaciones y una sin construir. Como cada habitación contaba con su baño privado, Carter sugirió la idea de remodelar el lugar vacío para ocuparlo como otra habitación más. Por lo tanto, son tres habitaciones con solo dos baños, una cocina y sala.

Cuando entras principalmente te conectas al mismo pasillo que aquel departamento, con sus dos puertas en cada costado que conecta a la cocina y sala. Al final están las demás, el balcón también conecta con la sala general y es un poco más reducido que los otros.

Antes de que me lo enseñara me había dicho que esta zona estaba restringida porque aún faltaba terminar, en realidad Carter jamás lo hizo porque en ningún momento tuvo intenciones de que personas vinieran a vivir con él. Sí, tenemos vecinos y para mi suerte son dos parejas: una de ancianos y otra de abogados.

Tae me explicó que cuando busco un lugar para vivir descarto la idea de una casa porque le resultaba algo más familiar y como tampoco quería estar rodeado de personas, entonces compró el edificio completo. La pareja de ancianos son unos ex trabajadores de su empresa y si no mal recordaba los abogados eran algo de Bera.

Lo único que no tenía el último piso, donde es que viviríamos temporalmente nosotras, era esa habitación y una pequeña falla en la puerta principal, así mismo él insistió en que bajaría la cuota porque era lo que correspondía.

Como sabrán, no me escucho. Quise decirle que no me importaba, que estaba dispuesta a pagar lo que realmente costaba solo por unos días, pero él alegó que no era ético alquilar un piso de esa manera. Ahora supe que aparte de ser un estúpido sexy comprador de Chanel, también era perfeccionista.

—¿No te gusta el lugar? —inquiere ella girando a verme.

A mi me encantaba, realmente era un sueño. No era una casa como estábamos acostumbradas a compartir, se notaba muchísimo que el departamento estaba hecho para una o dos personas, pero eso no quitaba el hecho de que era hermoso.

Carter se había ocupado de amueblarlo los días que estuve en el hospital y como no sabía muy a fondo mis gustos, dejó que Amelie interviniera. ¿Saben lo que hizo, no? Exacto, convirtió un departamento de solteros en algo más hogareño, así como ella llamó a mi casa la primera vez que fue.

—Seamos realista, Idaly —musito fingiendo firmeza en mis palabras. Se notaba muchísimo que le encantaba el lugar tanto como a mí y eso me frustraba, porque ella se merecía algo así y muchísimo más—. Lo siento.

—¿Por qué lo sientes? —Cierro mi boca no dispuesta a responder y me muerdo el labio inferior. Ella pone sus ojos en blanco cuando se da cuenta—. Como si vivimos debajo de un puente Lacie, a mi me importa estar contigo.

Asiento tragando saliva y esquivando su mirada me inclino para tomar las bolsas que Evolet nos había dado cuando supo la noticia. Dijo que no era mucho, pero que sábanas y platos no nos iban a faltar. Creo que ahora más que nunca me iba dando cuenta de las personas que me rodeaban y no podía dejar de sentirme tan afortunada.

—¿Tienes que trabajar? —pregunto ingresando a la cocina. Dejó las bolsas en la barra y abro una de ellas para sacar los platos que nos había dado.

—Sí... ¡Oh! Audrey dijo que después pasaría, tal vez vengamos juntas. —Entra y se sienta en uno de los taburetes. La veo fruncir el entrecejo mientras apoya su mentón en una de sus manos—. ¿Si le enseñas un pezón no nos bajará un poco la cuota?

Abro mis ojos sorprendida, intentando no sonrojarme.

—¡Idaly! —chillo, provocando que se ría de mí.

—Lo siento, es que ni se lo enseño yo lo único que me dará será una patada en el culo, en el sentido literal de la palabra.

Revoloteo mis ojos y niego retomando mi trabajo.

—Eres imposible. ¿Podrías sacar las compras? Haz algo por la humanidad, muchas gracias —ironizó, guardando la bolsa vacía en una de las gavetas—. Jarvis vendrá con comida, quiero tener todo ordenado.

—Ni que fueran muchas cosas. —La reprendo con la mirada—. ¡Bien! ¡moveré mi culo, mamá! —Se baja del taburete y se pone en la orilla de la barra—. Ahora que tenemos tiempo, ¿cómo van las cosas con el bombón de Tae?

Lo que sea que tuviera con Carter desde el primer momento comenzó a ser una telenovela dramática para Idaly de la cual se divertía muchísimo más que yo. Días atrás, cuando aún seguía internada, le había contado sobre lo sucedido la noche de la fiesta y como respuesta grito más de veinte minutos contados.

Idaly para mí es una parte fundamental, es mi mayor confidente y como tal, cuando trabajábamos para Oscar, puso como regla burlarnos de nuestros desastres nocturnos comiendo helado. Nos era tan fácil contar con detalle sobre el sexo solo porque era nuestro trabajo y porque habían anécdotas gracias por contar, que cuando quise intentar hacerlo de nuevo con ella pero con lo que había sucedido con Tae me trabe. No pude.

Ella me dijo que era normal, que cuando considerabas algo de tu intimidad tu cuerpo mismo te obligaba a conservarlo para ti misma, aunque sean mínimos detalles la historia jamás será contada en su totalidad. Sí, claro que le conté muchas cosas, pero hubo detalles que decidí dejármelos para mí y ella lo comprendió más feliz que yo.

—No lo sé —farfulló, ella gira a verme—. Es decir, estamos... ¿bien?

Conociéndome nota que algo anda mal en mí antes de que yo misma pueda hacerlo y deja de hacer su tarea para prestarme atención.

—¿Qué está mal, Lacie?

¿Qué estaba mal? Esa era una buena pregunta, desgraciadamente no tenía respuesta.

Me pasaba que con Carter me sentía muy bien, de hecho era una de las pocas personas a las cuales me podía abrir con demasiada confianza, pero mis sentimientos aún seguían divididos en dos. Cada vez que él daba un paso más con respecto a nosotros, a mi no me temblaban los recuerdos para compararlo con Oscar.

Sentía que en cualquier momento él me enseñaría su verdadero rostro porque saber que el lobo podía disfrazarse de cordero lo aprendí de Oscar. Esperaba siempre algo malo de él que cuando no veía nada su presencia comenzaba a molestarme. Él no podía ser perfecto, él no podía quererme de la forma en la que lo hacía, él tenía que tener algo y como no lo encontraba entonces lo inventaba.

—Me dijo que me ama.

—¿Y qué tiene de malo?

—Que yo no lo amo —confieso. Eso era completamente cierto, yo no sentía que así fuera y me dolía en gran parte—. Y porque no lo hago entonces siento que no lo entiendo. Hay veces que me hace sentir la persona más especial, pero cuando se abusa de eso me hace sentir como si estuviera obligada a corresponderle.

—¿Hablas de algo en concreto o te molesta que sea como es?

—Me molesta que me ame —musito. Suspiro y la veo—. Me molesta porque no estoy preparada para lo que tiene que venir después.

Idaly asiente procesando mis palabras y vuelve a sacar las cosas que había comprado en el supermercado.

—Es entendible que estés confundida, Lacie —dice, rompiendo la pequeña pausa que habíamos tenido—. Ni siquiera has superado los fantasmas de tu relación pasada y aunque no lo creas importante, si no te deshaces de ellos siempre van a estar ahí desconfiando de cualquiera que se acerque, actuando como autodefensa cuando en realidad nadie quiere dañarte. Para entender qué está sucediendo primero tienes que sanar, pero no tomes decisiones antes de hacerlo porque terminarás dañando a personas que están dispuestas a darlo todo por ti.

—No quiero herir a Tae.

—No te veo con ganas de querer seguir adelante.

—¿Por qué lo dices?

—Porque aunque digas que no, sigues amando tus recuerdos con Oscar y gracias a ese amor que tienes ahí escondido, no vas a conseguir jamás seguir adelante. —Se detiene nuevamente y toma mi mano apoyada en la barra—. Si no quisieras dañar a Tae, entonces comenzarías a preocuparte, a mejorarte, a superarte, porque aunque no lo creas el anhelo más grande que tiene ese hombre es sacarte de donde sea que estés. Y eso no me lo dijo nadie, eso lo vi. De eso me di cuenta y lo confirmo cada vez que él te ve. Así que si no quieres herirlo, comienza por buscar ayuda para superar cualquier maldito recuerdo que no te deja seguir adelante y cuando lo consigas, entonces ahí encontrarás tus respuestas.

Deja un beso en mi dorso guiñándome uno de sus ojos, dejándome sin palabras como siempre, así que le respondo con una sonrisa que ella no tarda en devolvérmela. Se separa de mí y alzamos la mirada al oír unos sonidos de tacones acercándose hasta donde estamos. Aprovechando la puerta abierta porque no habíamos podido cerrarla hasta que el hombre de confianza que tenía Carter viniera, Amelie y Bera se detienen en el umbral sonriendo.

Ambas van vestidas con vestidos apretados al cuerpo y muy formal como para no sospechar que vienen del trabajo.

—¿Cómo está una de mis personas favoritas? —canturrea en lo alto con intenciones de provocar a Idaly. Para su suerte lo consiguió.

—¡Uhg! Llegó la competencia.

—¿Celosía? —Bera menea su cabeza en dirección al cuerpo de mi mejor amiga que gira para guardar las cosas—. Eres más solicitada de lo que pensé.

—Ya ves...

—¿No me vas a responder? Me siento ofendida, he levantado mi culo gordo para venir hasta aquí y te dignas a ignorarme. —Amelie se cruza de brazos.

—¿Estamos histéricas? —bromeó. Bera se ríe.

—Que te cuente mejor lo que hizo la inteligente del grupo. —Negó apartándose de su cuerpo e ignorando la mirada aniquiladora que le dio.

—¿Qué has hecho ahora? —pregunto llamando su atención. La pelinegra se pasa un mechón detrás de la oreja y se encoge de hombros.

—Nada muy importante, solo...—detiene sus palabras cuando sentimos la voz de Estrella entrando al departamento.

No pensé que el mensaje de Jarvis sería un "estoy a tres cuadras, mueve tu culo" pero cuando aparecen en el umbral confirmó que en definitiva llegaron. La pequeña suelta su mano y corre hasta mí, a comparación el modelo francés se apoya contra el marco cruzándose de brazos con una bolsa de comida en la mano.

Me resultaba gracioso que ahora "el gran modelo de Francia" vistiera para darle honor a su título y dejará los pijamas atrás. Como ahora que vestía tan bien con un pantalón color crema, unas botas de combate y camiseta negra que no podía evitar compararlo con el chico que odiaba ir a la universidad y se pasaba el día completo despeinado con el pijama puesto.

Él nunca fue un chico coqueto, solo unas pocas veces lo había encontrado usándole la crema para el rostro de Idaly, pero ahora era todo lo contrario. Jarvis transmitía una coquetería que envidiaba sanamente.

—Pensé que tardarían. —Tomó el cuerpo de Estrella y la alzó abrazándola por la cintura. Ella rodea con sus piernas la mía y mi cuello con sus manos.

—Tus heridas, Lacie...—me recuerda desde atrás Idaly. Pongo mis ojos en blanco y la bajó al suelo nuevamente.

—Nos entretuvimos en la veterinaria de la otra cuadra —responde Jarvis sonriendo—. A Estrella le encantó un gatito que vio ahí.

Sonrío tocándole el cabello y la pequeña rubia me señala al frente de ella.

—Lacie...—pronuncia Estrella. Elevo la vista hasta lo que está viendo y cuando la encuentro es demasiado tarde para rodear la barra.

—¡Amelie! —grito, llamando la atención de todos en la cocina. Jarvis actúa rápido y toma su cuerpo antes de que caiga al suelo.

(...)

Nerviosa aumento la velocidad de mi mano y sigo abanicándole con un pedazo de caja que encontré en una de las habitaciones. Jarvis, el único en la habitación, aprovecho que Idaly sacó a Estrella y tomó sus snack para esperar al igual que yo. Aparta su mirada de la ventana girándose y se apoya contra la pared doblando uno de sus pies bajo mi atención.

—Deberíamos llamar a la ambulancia —insisto. Él se encoge de hombros.

—¿La otra chica no dijo que llamaría a su hermano? Que se ocupe él.

—¡Jarvis! —reprendo.

Elevo la mirada hasta la puerta cuando escuchó pasos acercándose y la presencia de Tae cruza el umbral preocupado. Se sienta en la cama en su otro extremo y toca su mejilla pálida antes de verme.

—¿Qué sucedió? —interroga.

—No lo sé, se desmayó. —Intentó reunir más información, pero la verdad es que no la tenía, eso fue lo que sucedió.

—Le dije que se fuera a casa —masculla. Toma su cuerpo atrayéndolo hasta donde está él y palmea su mejilla levemente. Retomo mi trabajo y la abanico al verla despertándose—. Amelie...despierta.

Frunció su entrecejo comenzando a parpadear de a poco para acostumbrarse a la claridad de la habitación. Cuando veo que relame sus labios me estiro hacía atrás para tomar el vaso de agua y se lo extiendo a Tae. Él la ayuda a beber el contenido de apoco después de acomodarla. Su ceño va desdibujándose mientras recupera un poco el reconocimiento y sigo su mirada cuando oímos el sonido de una bolsa. Jarvis sigue comiendo, concentrado en la vista por la ventana relajadamente.

Vuelvo a verla y esta vez descubro a ambos hermanos observándose como si compartieran mensajes subliminales. Al parecer comparten telepatía o su conexión es tanta que Carter no tarda en descifrar lo que sucede. Ambos vuelven a verme.

—¿Quién es él?

Sin comprender su pregunta giró para ver si se refería a Jarvis y frunzo mi entrecejo observándolo.

—¿Jarvis? —inquiero, apuntándolo. Los hermanos asienten—. Él es mi hermano.

Tae pone sus ojos en blanco y apretando su mandíbula se gira hasta su hermana.

—No me jodas —murmura, soltándola de apoco—. No me jodas, Amelie.

Se pone de pie de un solo salto y la pelinegra suspira llevándose una mano a la cabeza.

—Quiero irme —pide.

Carter no espera nada más y la ayuda a ponerse de pie antes de cruzar la puerta de la habitación. Más confundida que anteriormente giro sentándome en la cama e interrogó con la mirada a mí hermano. Él se encoge de hombros tan confundido como yo.

—Estas personas son raras —bromea, acabándose la pequeña bolsa de snacks. Ignoro su comentario y meneo mi cabeza.

—Vamos a comer mejor.

Me levanté de la cama tomando mi móvil y le envié un mensaje de texto a Idaly para que vuelva. No era el momento correcto para preguntarle a Tae qué fue lo que sucedió, así que intente ignorar lo que había sucedido poniendo los platos en la barra para cenar cuando las chicas llegaron nuevamente.

Compartimos un corto periodo de tiempo los cinco juntos porque Idaly tuvo que ir a trabajar y segundos después de que ella se fuera, tomándome por sorpresa, Amelie me pidió si Estrella podía ir a su casa para estar con Thomas por pedido del niño. No pude negarme, sobre todo cuando se lo pregunté a la pequeña y entusiasmada me dijo que sí.

Cuando bajé al departamento de Tae a dejarla porque ambos la llevarían, me tope con él en la puerta esperándonos. No sé si fue mi imaginación, tal vez fue mucho por hoy, pero sentí que me ignoró lo más que pudo después de responderme monótonamente.

Tal vez, también estaba loca, eso no se descarta. Así mismo debido a lo sucedido no pregunte o exprese nada, tal como él aceleró el asunto me fui sin despedirme.

Por suerte Jarvis se había quedado a hacerme compañía lo que Idaly trabajaba y como no teníamos televisión aún, ocupamos su móvil para comenzar a ver una serie juntos.

Nuestra primera serie compartida.

—¿Y si robamos un banco? —propone. Retira su mano del sofá y se acomoda mientras el siguiente capítulo se reproduce—. ¿Cómo te llamarías? Yo claramente Francia.

—Estoy pensando que eres un fraude como modelo, en serio ¿qué traumas tienes? Deja de alardear que eres un modelo conocido.

Jarvis sonríe.

—Eso se llama envidia, ¿sabes todas las mujeres que me siguen? ¡Mi cuenta de Instagram creció muchísimo! Esto es un sueño.

—¿Tienes redes sociales?

—¡Claro que sí! ¿Sino cómo contactan con este bombón?

Me muerdo el labio riéndome y niego. Ambos oímos el timbre de la puerta y esta vez decido levantarme yo. Le saco mi dedo del medio cuando no pone en pausa y trotando me acerco hasta la puerta que por suerte ya habían arreglado. Abro un poco sin sacar el último candado y cuando veo quien es por la pequeña abertura vuelvo a cerrar.

Asustada doy un paso hacía atrás y con la mirada busco algo que pueda ayudarme a mi alrededor. El corazón me late tan rápido que no escuchó unos pasos acercándose hasta que tengo a Jarvis detrás de mí, preocupado por mi reacción. Veo sus labios moverse, pero siento tanto eco producido por los latidos de mi corazón que no logró responder antes de que abra la puerta definitivamente.

Juvier observa sorprendido a Jarvis, él solo aprieta sus puños antes de abalanzarse contra su cuerpo.

—¡No, Jarvis!

Holas, seré breve. Comencé con la facultad y la verdad que con la virtualidad esta siendo caótico, no solo para mí. No estaré muy activa con los capítulos algunas veces porque estoy tratando de adaptarme, así que quería aclarar eso de ante mano.

Por cierto, ¡Faltan muy pocos capítulos para acabar! ¿Cómo piensan que acabará?

No se olviden que este es el primer libro de una trilogía y solo para aclarar, la historia de Tae y Lacie termina aquí. Los demás serán otros personajes.

No se olviden de votar, comentar y si les gusta la historia compartirla también <3

¡Nos estamos leyendo! Gracias por leer :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro