Capítulo dos

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Lili Rose

El timbre suena por todo el departamento, Jeray se pone de pie para ir a abrir y ni si quiera volteo a ver quién o qué es lo que ha llegado, porque lo sé. Durante tres días seguidos, cada tres horas ha estado llegando un ramo de flores con dedicatoria hacía mí, no todas han sido lindas, vienen escritos desde súplicas hasta amenazas. No me emociona recibir el ramo, más bien averiguar qué grito desesperado ha puesto ahora Blake.

Me sorprende el hecho de no ver sido contactada por Mark o algún abogado por incumplimiento de mi contrato, eso me tranquiliza y me permite seguir disfrutando el sufrimiento que tiene Blake. Lo han de ver amenazado con algo fuerte para que esté tan desesperado para que yo vuelva, tal vez le prohibieron tener a su chófer o le limitaron su tarjeta... probablemente sea eso por la manera en que está actuando.

"Lily Rose, por favor ven a la playa Santa Mónica a las cinco"

Leo la tarjeta que estaba en las flores.

Vuelven a tocar el timbre y mi amigo recibe otro ramo, mucho más grande, lo deja en la mesa y averiguo lo que dice.

"Lily Rose más te vale que vengas, sino iré por ti y te traeré hasta acá"

Suelto una carcajada y se la muestro a Jeray que reacciona de la misma forma que yo.

¿En serio cree que haré caso a lo que dice solo porque ha llenado mi casa de flores? Está alucinando. Tiro las tarjetas en el bote de basura al igual que las demás y vuelvo a sentarme en el sillón para seguir jugando en mi celular. Siento como la mirada de Jeray no se quita de mí, así que cansada de eso, le preguntó lo que ocurre para que me deje en paz.

—Deberías de ir.

Estoy sorprendida por lo que ha pronunciado. Él fue el de la propuesta de hacer sufrir a Blake hasta que un abogado me hiciera volver a mis deberes y ahora me dice que debo ceder. Niego con la cabeza sin intenciones de hablar del tema.

Blake fue el estúpido que me despidió porque un periódico lastimó su ego, no soy yo la que debe ceder nada más porque parece desesperado en que vuelva. Esta situación le quedará como experiencia para que deje de actuar por impulso y razone bien las cosas.

—Hablo en serio, Lily, debes de ir —dice Jeray con cara de preocupación.

—¿De qué hablas? Tú propusiste hacerlo sufrir...

—Nunca había visto a Blake tan desesperado, tal vez ya fue mucho sufrimiento.

Lo miro incrédula e intentando averiguar si lo que dice es verdad. Ante la respuesta de su silencio me doy cuenta que lo es, por un segundo pienso en hacerle caso, luego recuerdo la actitud de Blake en el restaurante y descarto esa idea con rapidez. ¿Por qué razón debo ceder cuándo él se ha portado demasiado mal conmigo? Y si Blake me está rogando, no soy quien para detenerlo.

Decido no comentar nada más y volver a concentrarme en mi granja y seguir plantando zanahorias, esa acción funciona porque Jeray no vuelve a abrir la boca para decirme algo, sabe muy bien que si tomo una decisión es casi imposible que cambie de idea y mucho menos por el cantante fastidioso, pero demasiado atractivo... oh no.

Más flores con dedicatorias siguen llegando, solo que ahora lo hacen cada sesenta minutos y eso está colmando mi paciencia lentamente. Escuchar sonar el timbre cada momento, no es nada agradable, por lo que me dirijo al teléfono para llamar a recepción y decirles que no suban más arreglos florales, antes de poder escuchar una respuesta negativa cuelgo la llamada y me dirijo a mi habitación para ver alguna película que me quite el aburrimiento.

No pasa mucho tiempo cuando escucho el grito de Jeray diciendo que alguien me busca, suspiro fastidiada debido a que no me hicieron caso en no mandar los obsequios, me levanto en seguida para ir a discutir, solo que me detengo en seco al ver a Blake Allen en la entrada de mi departamento, busco con la mirada a mi amigo, el cual ha huido y será asesinado en cuanto lo localice.

Intento recuperar la compostura lo más veloz que puedo y doy pequeños pasos hasta donde se encuentra, Blake solo me mira intentando averiguar lo que haré y yo hago lo mismo, no confío en él para nada. Al estar frente a frente hago un movimiento con la mano para indicarle que comience con su explicación de porqué se encuentra en mi hogar.

—Ya son las siete.

—Tengo reloj, lo sé.

—Te dije que a las cinco nos viéramos en la playa.

Me río ante lo que acabo de escuchar. ¿En serio creyó por un segundo que iba a asistir? Sí que vive en su propia burbuja.

—No asistí porque no quise, ya vete. —señalo la puerta detrás de él.

—No pienso irme hasta que aceptes venir conmigo. —cuando termina de hablar, empieza a dar pequeños pasos acercándose más a mí, por instinto hago lo mismo, pero hacia atrás para alejarme de él.

Miro hacia los lados rogando que Jeray salga de su habitación para correr hacia él y así evitar lo que está pasando en este momento. No hay señales de que eso vaya a ocurrir.

Lo veo tan decidido a hacer lo que sea para que lo acompañe a la playa que provoca que me estremezca, pero intento aparentar que me encuentro firme ante la decisión de no ceder ante él. Seguimos dando esos pequeños pasos, hasta que mis pies ya no encuentran más lugar para retroceder, el pánico aparece en mi rostro y Blake se percata de eso debido a la sonrisa que me muestra, no sé qué hacer, no tengo lugar de escapatoria, me tiene encerrada tal como quería.

Trago saliva nerviosa, veo como analiza la situación y se acerca tanto a mi rostro como para que nuestros labios solo estén separados por unos milímetros.

—Vas a acompañarme a la playa ¿entendido?

Afirmo delicadamente con la cabeza, se separa tanto de mí que puedo volver a respirar en paz y procesar lo que acaba de pasar. Me intimidó tanto que accedí a algo que estaba segura no hacer, ahora no encuentro una forma de retractarme. Blake me mira esperando que haga algo, yo lo miro a él esperando que haga algo. Ambos solo nos observamos de manera alerta ante la acción del otro.

Yo soy la primera en ceder, me doy la vuelta y entro a mi habitación en busca de mi celular y una bolsa, al tenerlas en mi mano vuelvo a la sala, donde encuentro a Blake sentado de manera cómoda en el sillón, ruedo los ojos ante su tranquilidad y me pongo frente a él para apresurarlo y acabar con todo de una vez. Me recorta con la mirada y hace una mueca, lo que provoca que la furia vuelva a mí.

—No irás así vestida. —señala mi atuendo con asco.

—Tú solo querías mi presencia, la tendrás, así que cállate y vámonos.

Para mi sorpresa no obtengo contestación de su parte y hace lo que indiqué.

Al salir de su edificio veo su auto, un Audi R ocho, color rojo que atrapa las miradas de todos los que cruzan por el lugar. Me coloco en el área de copiloto esperando a que me abra la puerta, en cambio lo miro subir de piloto y apresurándome con la mano para que lo imite.

Pocos minutos después del viaje, nos estacionamos frente a una tienda de ropa, confundida por nuestro destino exijo una explicación, que claramente no obtengo, tengo que bajar y apresurar el paso para alcanzarlo en la entrada del lugar siendo recibido con una espléndida sonrisa de la trabajadora.

—Necesitamos un hermoso vestido de playa, accesorios, zapatos y todo lo necesario para que se vea más hermosa de lo que es.

No soy la única que esas palabras la toman desprevenida, la mujer tarda en procesar la petición de Blake, cuando lo logra camina en busca de lo solicitado y yo me quedo estática, intentando ocultar mi sentimiento de odio que estoy generando hacia el chico.

Siento un empujoncito en la espalda de Blake indicando que es momento de comenzar a avanzar a donde se encuentra la trabajadora para buscar mi atuendo ideal. Lo único bueno de esta situación es que tendré ropa nueva sin gastar un solo centavo y me aprovecharé de esta situación.

Blake, si quieres convencerme para que vuelva a fingir frente a todos que soy tu novia, tendrás que comprarme toda la tienda. Hay que darle un buen uso a tu dinero.

Blake

¡Voy a matarla!

La cuenta va subiendo tanto que estoy comenzando a olvidar como se respira, ella solo tiene una gran sonrisa de satisfacción al ver como más ropa va siendo colocada las bolsas. Perdí la cuenta de la cantidad de zapatos que eligió al llegar al número quince y al número veinticinco con las prendas. Estoy a casi nada de ponerme a gritar que está loca y que no pienso pagar nada de lo que seleccionó, solo que no lo hago porque habría muchos testigos de mi escena y solo me hundiría más.

Entrego la tarjeta haciendo lo posible para que no se note mi tembladera e intentando demostrar una sonrisa feliz por verle comprado todo lo que quiso a mi novia. Mientras actúe mejor el papel, esto acabará más rápido. Resignado volvemos al auto, un hombre nos ayuda a meter las compras a el y cuando Lily Rose revisa por enésima vez que todo está dentro, por fin accede a emprender camino a nuestro siguiente plan.

Detenidos a la espera de que cambie el semáforo, le doy una rápida mirada. Puede que no me agrade en lo absoluto, pero tiene un buen gusto por la moda, ahora sí parece que saldría con ella en verdad... si tan solo no pronunciara una palabra, eso funcionaría.

Cuando llegamos a la playa, ya casi no hay luz, la única que se puede ver es la que está posicionada estratégicamente para nuestra cena romántica. Para mi suerte mientras caminamos a la zona, puedo ver como hay algunos paparazis escondidos tomándonos fotografías. Estiro la mano para tomar la suya y la quita de inmediato haciéndome una mueca de desagrado.

—Sonríe y toma la mano de tu gran amor que acaba de gastar una fortuna en ti —susurro de manera imponente.

Ahora es Lily Rose la que me da la mano y un beso rápido en la mejilla.

Está por sentarse, pero le hago una seña con la mano para que me permita mover la silla y así tome asiento, rueda los ojos y de inmediato coloca una enorme sonrisa ocultando el gesto que acaba de hacer, antes de retirarme a mi lugar, le doy un beso en la cabeza y me siento frente a ella.

—Hasta parece que me amas. —habla levantando su copa llena de vino, la imito.

—Cuidado con tu bebida, puede que tenga algo. —murmuro maliciosamente.

Le da un gran trago, demostrando que no logré intimidarla.

Hago una seña para que el mesero se acerque con el platillo de la noche, necesitamos entretenernos con algo para lograr aparentar que estamos en una cita romántica y no queremos matarnos ante la primera oportunidad que se nos presente.

Me encuentro concentrado en mi corte de carne sin saber qué hacer, cada tanto levanto la vista para sonreírle a Lily Rose, en cuanto ella me corresponde vuelve mi atención a la comida. Siento un golpe en la pierna lo que hace que la mire mal y exigiendo una explicación respecto a eso, de forma despistada señala que hay gente llegando a la playa y caminando a donde nos encontramos.

—¿A caso no podías elegir un restaurante en donde no lograra llegar gente?

—Nuestra relación es para el público, tienen que vernos y no hay mejor lugar que aquí.

Respondo sonriendo, pero poco a poco el miedo se va apoderando de mí al ver como la cantidad de personas se encuentra en aumento y que no podré controlar. Busco a Oliver para que haga su trabajo y me proteja ante la multitud, solo que no está, le di el día libre y me reprocho por eso. Sigo sin mover un solo músculo en el asiento, con el pánico presente en mí, viendo como las personas se están acercando con rapidez a nuestro sitio.

Lily Rose me jala del brazo con fuerza, logrando sacarme de mi mente, se quita las zapatillas y comenzamos a correr, tratando de alejarnos lo máximo posible, la multitud al ver lo que acabamos de hacer, apresura el paso para lograr alcanzarnos. Ninguno de los dos nos soltamos y de cierta manera, lo agradezco, porque puedo caer y ser abandonado en este terrible sitio.

—¡Esas zapatillas que abandonaste costaron dos mil dólares! —grito con dolor de verlas abandonado.

—¡Solo cierra la boca y corre más rápido!

Me jala con fuerza para ir con mayor velocidad, nos detenemos en seco al ver un baño portátil, me voltea a ver y giro la cabeza reiteradas veces. Me niego rotundamente a entrar a ese baño asqueroso y no pienso permitir que Lily Rose lo haga con ese atuendo que me costó tan caro.

Abre la puerta y mueve la cabeza en dirección al cubículo para entrar, sigo pegado al suelo sin intenciones de moverme. Primero muerto.

—Bien, quédate ahí y muere asfixiado por toda la gente que viene hacia ti —dice, entra y lo cierra dejándome fuera.

Busco otro sitio donde me pueda ocultar, no hay nada, giro hacia atrás y me percato que las chicas se encuentran acercándose, están cerca de llegar a mí. Podría seguir corriendo, en algún punto me cansaría y lograrían atraparme.

Maldita sea mi yo del pasado que se le ocurrió esta tonta cita.

Golpeo la puerta del baño suplicando que abra de una vez, lo hace y entro sin pensármelo dos veces, en cuanto lo hago las ganas de vomitar se apoderan de mí. Apesta horrendo.

—Increíble idea de escondite. —digo con sarcasmo queriendo asesinarla.

—Magnífica idea de cita. —contesta en reproche.

—Eres insoportable...

—Y tú un idiota...

—Ya cállate...

Somos interrumpidos por las voces de las chicas cuestionándose donde nos hemos metido. Contengo la respiración, no solo para que no me oigan, también por el terrible hedor que hay. Pasan varios minutos hasta que, por fin no escuchamos nada fuera, quiero escapar ya de este lugar.

Le doy un empujoncito a Lily Rose para que sea ella la primera en salir y averiguar si está libre, me mira molesta, pero lo hace, espero unos segundos para después asomar la cabeza con cuidado. El aire fresco y que no huele a popo, inunda mi nariz.

Me encuentro aliviado al verificar que solo nos encontramos nosotros dos, por lo que, sin decir nada emprendo camino a mi auto. Necesito con urgencia llegar a mi casa y darme una larga ducha. Escucho los pasos de Lily Rose siguiéndome, supongo que deberé llevarla a su departamento.

Antes de poder montarme al auto, veo a Lily Rose ya dentro, sin ninguna otra opción y con miedo a que alguien vea como saco a patadas a mi "novia" del Audi, me subo a su lado.

—Apestas terrible. —comento haciendo mueca de disgusto y bajo todas las ventanas para que ventile.

—Gracias, Lily por verme salvado de una avalancha de fans locas. —intenta imitar mi voz.

—Lily Rose me metiste a un baño asqueroso y dejaste abandonadas unas zapatillas que cuestan más de tu vida, no hay nada que agradecerte.

—Soy Lili. —habla entre dientes.

Noto que le molesta que le diga por sus dos nombres. Excelente.

—Lily Rose a partir de ahora...

Golpea mi cabeza con su mano enojada por mis palabras, mi estado de ánimo se pone igual al de ella e intento devolver el golpe, en ese instante pierdo un momento el control del volante, provocando que nos movamos de la carretera y estemos a casi nada de chocar con una camioneta, recupero el control casi de inmediato y la tensión nos rodea, el pánico aún está en nosotros, ninguno sabe qué comentar al respecto y solo nos mantenemos en silencio procesando lo ocurrido.

Si no mato a Lily Rose, ella lo hará conmigo,acabo de confirmarlo. 

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