Capítulo 23

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El sol entra por la ventana.

Abro los ojos.

—¿Qué podré hacer hoy? —pienso mis posibilidades, mientras elijo la ropa que usaré.

Vrrrrrr vrrrrrrr vrrrr.

Una llamada entrante hace que se ilumine la pantalla del teléfono.

Respondo enérgica. Caroline, del otro lado de la línea habla con igual entusiasmo.

Entro en un pequeño, pero sofisticado restaurante, no muchas personas se encontraban desayunando en el lugar, eso sí, todos adinerados.

Mesas y adornos de madera, un toque rústico que le daba un aire cálido al lugar.

Tomo asiento.

Mi cita llega segundos después que yo llamativa y puntual.

Imposible no mirarla, desde que atravesó la puerta de entrada se convirtió en el centro de atención, toma asiento frente a mí, le regreso la sonrisa que me dedica, el camarero toma nuestros pedidos y se retira dejándonos solas.

—Si no te llamo para desayunar, no te veo —sonríe—, te extrañe.

—Yo también, he tenido unos días complicado, pero claro que pensaba en quedar contigo —hago pucheros.

—¡Sí! Cuando, en una semana, cuando nos tengamos que ver obligatoriamente en la universidad —pongo mi mejor cara de perrito inocente—, no me mires así, sabes que tengo razón.

El camarero interrumpe nuestra plática colocando los pedidos sobre la mesa.

—Dejemos de discutir, cuéntame, ¿Qué ha sucedido en mi ausencia?

—No mucho —responde cruzando los brazos sobre su pecho, aparentando aun estar molesta.

—Vamos, dime.

—He conocido a un chico —le dedico mi sonrisa más amplia.

—Interesante ¿Cómo es? —quiero saber más.

—Es guapo, alto, estudia en la universidad, cuando comiences  las clases puede que te lo muestre.

—¿Cómo que puede? Me lo mostrarás, es un hecho.

Hablamos por media hora, después Caroline, me dejo en su coche frente a Sherydan Company.

Estoy en la acera, frente a un imponente edificio, entro en este.

La recepcionista al verme me deja pasar de inmediato, me reconoce, ya he estado aquí.

Investigo por mi cuenta cada recoveco del lugar intentando ser cautelosa, sé que mi novio reside en la última planta, por tanto, no creo toparme con él.

Observo todo, algunos trabajadores notan mi presencia, pero también parecen saber quién soy, ellos no me hablan y yo no doy explicaciones, y así en cada piso hasta que mis pies se cansan.

Tomo el elevador, no tarda en llegar, en este hay dos hombres de traje.

Pienso por un momento que van al mismo lugar que yo, me doy cuenta que no cuando se quedan dos plantas abajo de la cual me dirijo.

La secretaria me mira, le sonrió.

—¿Daemon está en su oficina? —pregunto rezando porque no este en ninguna reunión de negocios.

—¡Sí! —Su respuesta es corta y tímida.

—¿Se encuentra reunido o solo? —Sigo con mi cuestionario.

—Solo.

—¿Puedes decirle que estoy aquí?

—Puede pasar, tengo entendido que cuando se trate de usted no tengo que avisar —Esas palabras me haces feliz, simples palabras, puede que también sea parte de la falsa relación, pero por algún motivo me hace feliz.

Daemon no sabía si yo vendría algún día a su empresa, soy su novia falsa, no tengo porque está aquí, aún así informo a su secretaria que cuando yo viniera simplemente no tenía que avisar de mi presencia, y eso me hace feliz, es una confianza que no muchos entenderían.

Alegre interrumpo en su oficina, Daemon teclea algo en su ordenador

—Buenas tardes —Me mira, pero no hay sorpresa en su rostro, eso me decepciona un poco.

—Hola, Sky, ¿qué haces aquí?

—Fui a desayunar con una amiga y le he pedido que me dejara aquí —Curiosidad se asoma en su mirada.

—¿Con una amiga?

—¡Sí! —Pero no pienso saciarla.

La oficina de Daemon es fría, paredes blancas, varios muebles en el mismo color, un buró, computadora y grande monótonos de papeles, apilados y ordenados, todo se ve tan perfecto, no hay una foto, ni nada que exprese amabilidad, solo se ve orden y control.

Orden y control habla mucho de Daemon, siempre tan perfecto, nunca se suelta el pelo, nunca se arriesga, prefiere ir a lo seguro.

Me gustaría romper todo lo que hay dentro de esta oficina, lanzar al suelo las hojas, caminar sobre ellas, así como las sillas, romper los muebles, todo. Romper el orden, también hacer lo mismo con Daemon, romper su coraza, ver dentro de él, ver a través de esos ojos blindados, descubrir cómo es en verdad.

Me niego a aceptar que Daemon es solo una cara bonita que lucha por su imagen perfecta, debe haber algo más, siempre lo hay.

Bebo de una botella de agua que se encuentra sobre si escritorio sin pedir su autorización, Daemon no dice nada, solo espera a que le cuente como ha sido mi desayuno.

Me levanto de la silla donde me encontraba sentada y comienzo a invadir la privacidad de don perfecto. Revisó sus gavetas, leo algunas hojas, este solo me observa, curioso de mis actos, juraría que nadie ha hecho esto antes, no así, no en su cara. Su adorno colocado perfectamente horizontal a la ventana lo muevo un poco a la derecha, las hojas que leí no las coloco nuevamente en su lugar, simplemente las dejo donde entiendo.

Don perfecto me pira algo incómodo, no le gusta lo que hago, desajusta un poco su corbata y comienza a tomar aire, inhala por la nariz y exhala por la boca, río al ver como intenta contenerse.

Me pregunto: ¿cuanto faltara para qué exploté?

—¿Qué crees qué haces? —pregunta, lo miro inocente.

—Nada, solo investigo.

—Pudieras solo sentarte y no tocar nada más —Ja, en tus sueños.

—¿Por qué?, no creo hacer nada malo —Podría jurar que Daemon está incluso sudando, a pesar de encontrarnos en una temperatura fresca por el aire acondicionado, ¿tanto le molesta que rompan su perfección?

—Solo siéntate de una vez —su voz tiene un tono hostil, el globo que cada vez se llena más de aire y está a punto de estallar.

No le prestó atención, continuó mi labor de sacarlo de quicio, podría jurar que la vena que se asoma en su cuello va a estallar.

¿Debería detenerme?

¿Estaré llegando a límites qué no debo propasar?

Nunca he sido muy devota de seguir de las reglas, pero al ver el cuerpo de Daemon frente a mí, comencé a dudar entre sí desafiarlo u obedecer.

Había abandonado su lugar silenciosamente sin que me percatará, camino hasta mi posición agregando todos los detalles de las cosas que no estaban perfectamente colocadas. Lo miro a los ojos, me dedica esa mirada paralizante que tanto odio, no puedo luchar contra él, no si me mira de esa forma.

—Puedes sentarte tranquila cinco minutos en lo que termino de revisar unos papeles, después nos iremos —Y como si sus palabras fuera alguna clase de hechizo, mi cuerpo se comenzó a mover solo, tomando asiento.

—¿No entiendo por qué te molesta? —Aunque mi labor fue interrumpida, no pienso rendirme, pregunto.

—Sky, soy muy reservado con mis cosas, no me gustan que las anden moviendo de sitio, o leyendo mis documentos —Su voz es serena, y me molesta verlo sentado, tan relajado.

—No soy cualquiera, vivo contigo —Daemon no habla, el silencio me molesta aún más que sus serenas palabras, aprieto mis puños.

—Vives conmigo contra tu voluntad, si pudieras regresarás a tu antigua vida sin dudar —Mi sangre comienza a hervir.

—Claro que vivo contigo contra mi voluntad, claro que si hubiera tenido otra opción no me hubiera subastado como una puta, no todos nacimos en cuna de oro como tú.

—No tenías otra opción, pero tampoco has tenido tan mala suerte, la cosa podría haber sido peor, podría haberte comprado otra persona, una que te obligara a tener sexo —hace una pausa pensando en sus siguientes palabras, dudando en sí debería continuar o no. Decide continuar —No hables de mi infancia, cuando no tienes ni idea de cómo fue.

Analizo sus palabras, tiene razón, podría ser peor, algo aprieta en mi pecho, puede que me esté quejando una como una niña mimada cuando en realidad Daemon no es tan malo. Aparto esos pensamientos ¿cómo habrá sido su infancia? Realmente no tengo ni idea sobre este tema, es mi turno de pensar cuidadosamente que responder, aunque la ira nubla mis sentidos.

—Tienes razón no debería hablar de lo que no sé, aunque en realidad no debería hablar y ya simplemente, estoy aquí solo para seguir órdenes. —Me duele referirme a mí como un objeto, pero así es como me siento. Daemon suspira, como si me entendiera, cuando no tiene ni idea de lo que siento.

Daemon termina con los papeles sobre su escritorio más rápido de lo que pensé.

Salimos de su oficina, camino justo a él silenciosa, no puedo olvidar nuestra pequeña discusión, si digo una palabra más, la que explotara seré yo.

Don perfecto luce sereno, me pregunto si su actitud desinteresada por todo será también una de sus muchas fachadas, de las mentiras que lo rodean, como su imagen perfecta, intento alejar todo pensamiento sobre Daemon, no quiero que siga rondando en mi cabeza, pero mis intentos solo causan el efecto contrario al que busco.

Respiro profundo —Vamos Sky. Piensa en otra cosa. Tú puedes—. Me auto ánimo.

Miles de palabras se encuentran atoradas en mi garganta, trago saliva, debo contenerme, Odio contenerme.

Nos detenemos frente a la puerta del ascensor, la secretaria de Daemon no presta atención, parece estar muy sumida en su trabajo, pobre chica, debe ser una tortura trabajar para él.

Las puertas se abren, solo nos encontramos nosotros en el interior.

El ascensor es bastante amplio, en el techo y una de las paredes hay espejos, me observo en ellos, Daemon a mi lado parece ido, no habla, no me mira.

Debería decirle algo.

Abro la boca con la intención de decir algo, cualquier cosa. No puedo más con este silencio, pero don perfecto se me adelanta

—No digas nadas, no quiero oírte —sus palabras, esa forma tan fría y seca de hablar, unidas a su marcado acento alemán.

—Debiste haber elegido a otra chica si esperabas que cumplieran tus órdenes al paso de la letra —Sus ojos están sobre mí, pero no me mira directamente. Observa mi reflejo en el espejo. Hago lo mismo, adoptó una posición firme.

—¿Por qué te compré? ¿Quieres saber por qué lo hice? —gira su cuerpo hasta quedar frente a mí, por cada palabra que pronuncia da un paso, haciéndonos quedar cada vez más cerca—. Te compre porque no podía imaginar que te fueras con alguien más de ese sótano después de mirarme como lo hiciste, te compre porque el solo hecho de tenerte secar, de oler tu perfume hace que pierda el control. Te compré porque solo yo quiero tenerte.

Y mi mundo se detuvo. Todo lo que creía saber lo olvide. Daemon se encontraba a escasos centímetros de mí y sus manos se encontraban al costado de mi cabeza. Impidiéndome escapar, aunque de igual modo, aunque no estuvieran hay no tendría a donde ir, nos encontramos en un ascensor

Dudo unos segundos, entre mantenerme en silencio, responder o besarlo.

Es hora de que deje de mentirme, las cartas están sobre la mesa y la pregunta es: ¿Qué siento yo realmente por Daemon?

No podía imaginar que te fueras con alguien más de ese sótano después de mirarme como lo hiciste.

El solo hecho de tenerte secar, de oler tu perfume hace que pierda el control.

Solo yo quiero tenerte.

Sus palabras desencadenan una oleada de recuerdos.

Como mi cuerpo temblaba incontrolablemente mientras todos esos hombres me miraban en la subasta, la primera vez que vi esos ojos inigualables, como anhelaba que nadie hablara en esos diez segundos, solo deseaba pertenecerle a él, el alivio que sintió mi cuerpo al descubrir aquel mismo día en el avión que no me vería obligada a acostarme con él. La ilusión al saber que viviría en una casa igual a las que soñaba de chica al oír los cuentos de princesas. El atrevimiento de esperarlo en la piscina casi desnuda, al sentir como esa misma noche bajaba mis bragas deslizándolas lejos de mi cuerpo. El desconcierto al ver que me encontraba desnuda, espuerta frente a él y aun así no se propasó, aunque mi cuerpo lo pedía a gritos. Curiosidad al conocer a sus padres; sobre su infancia celos al verlo hablando junto a la rubia en su oficina, enojo al encontrarlo en casa junto a aquella trigueña, felicidad cuando me defendió en las vegas...

Junto a Daemon no todo era color de rosa, nuestros mundos eran distintos, él velaba por su imagen perfecta ante la sociedad cuando yo solo deseaba hacer lo que me plazca sin tener que darle explicación a nadie.

Soy demasiado joven para reprimir mis impulsos de experimentar, conocer, es de humanos cometer errores. Temo llegar a mayor y arrepentirme de no haber vivido por el miedo al que dirán.

Las puertas de ascensor habré, Daemon se separa de mí, algunos trabajadores ingresan en este, todos en silencio, al vernos saludan respetuosos.

Buscó la mirada de Daemon, este ha regresado a su posición anterior, su vista se encuentra hacia el frente, pero no mira a nadie, hago lo mismo.

Pienso, aun queriendo dejar de hacerlo no puedo evitarlo, pienso como será si intentamos que nuestro falso noviazgo se convierta en uno verdadero.

Podría funcionar o quizás no.

Si no funciona la convivencia seria caótica, y sobre todo después de un año, cuando termine nuestro contrató, no me gusta estar lejos de Kelly, de Sam, de mi hogar. Daemon es demasiado perfecto como para permitir que su novia trabaje en un club y yo soy demasiado yo, como para dejar que el pague todos mis gastos.

Mi cabeza empieza a doler de tanto darle vuelta a la situación, de tantas suposiciones —Se supone que esto sería fácil.

*****
Hola Angeles.

¿Cómo están?, espero que bien.

Recuerden de que aparte de deuda tengo otros dos libros publicados los cuales adoraría que leyeran.

Dejen sus comentarios, los leo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro