Capítulo 30

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

El calor que desprende el imponente cuerpo del alemán me hacen sentir segura mientras duermo a su lado —o al menos eso finjo, dormir— hace una hora me he despertado, pero he sido demasiado cobarde para dar algún símbolo de vida, solo me mantengo inmóvil disfrutando del momento.

Lo que ayer parecía la mejor y más caliente idea del mundo, en la mañana y con la luz del sol no parece ser tan buena.

Me he acostado con Daemon.

Se suponía que solo viviría un año con él sin crear ningún tipo de apego emocionar, que después regresaría junto a Sam y Kelly con el dinero que sobró después de pagar la deuda de mi padre y fingiría que nada de esto ha pasado, se suponía que no haría amigos, que no extrañara nada de este lugar, pero eso solo eran supociones, ahora se de la existencia de Caroline, Robert y Marta. Me he acostado con el hombre que se supone que no debo tener ningún sentimiento, y Angel, no deberia estar pensando en él mientras me encuentro desnuda junto a Daemon, aun así su nombre pasa por mi mente con una imagen de su sonrisa, me muevo un poco algo incomoda por mis pensamientos.

Las manos del alemán sostiene mi cadera.

—Buenos días —giró para mirarlo, ni por el hecho de estar acabado de despertar su belleza es opacada.

—Disculpa, te desperté —todo lo contrario, se ve condenadamente caliente.

—No te preocupes —su acento cosquillea en mi piel—, de igual modo ya tenía que despertar para ir al trabajo.

—Mmmm —me muevo nuevamente, no me agrada la idea de pasar el día encerrada en esta mansión sola.

Daemon aprieta su agarré.

—No te muevas.

—¿Por qué?

—Porque te encuentras desnuda en mi cama y te juró que si vuelves a hacerlo olvidare que tengo una reunión dentro de una hora y te haré mía hasta que nos desmayemos del cansancio.

Mi cuerpo se pone rígido y mi piel se eriza.

—Lo siento —mis mejillas se sonrojan, algo en él me hace ser tímida.

Pega mi cuerpo más al suyo.

—¿Qué sientes? —su pene ya listo para la acción roza mis muslos.

Muerdo mi labios aguantando las ganas de besarlo, pero es inútil porque él rompe el escaso espacio que nos separa y me besa.

—¿No tenías que ir a trabajar? —pregunto sin detener el beso.

Daemon se aparta, echa un vistazo al reloj en su muñeca.

—Por llegar unos minutos tardes no dirán nada —sonrie—, lo bueno del ser el jefe.

Después de dejar mis piernas temblorosas y mis ganas saciadas Daemon toma un baño y se va para el trabajo.

Busco en la cocina mi cartera y enciendo el móvil.

Jack te extraña.

Sonrió por el mensaje de Ángel.

Buenos días.

Saludo en respuesta.

¿Que haces hoy?

La pregunta me sorprende un poco

No demasiado

¿Quieres ir a dar una vuelta?

Pienso unos segundos antes de responder, no debería salir con él, menos después del día de ayer.

Claro

Ignoro las advertencias de mi cerebro y envió el mensaje antes de que pueda arrepentirme, pasaré el día sola en casa, Daemon nunca se dará cuenta.

¿Donde te recojo?

La pregunta aprieta algo dentro de mi pecho, ha pasado mi vida haciendo lo que amo sin temer que ocultarme, incluso mi relación con mi madre no es la más amena por hacer yo lo que me plasca y mirame ahora, ocultándome otra vez, como si tuviera doce.

En el centro comercial.

Después de acordar la hora de nuestros encuentro corro hacia el baño, lavo mi cuerpo borrando todo rastro de Daemon sobre mi piel. Salgo se la ducho con mi melena roja mojada, dejando marcas de agua por donde paso llego al armario —¿Qué debería usar? — pienso a la misma vez que me regaño, solo es un encuentro casual con un amigo, no debería preocuparme tanto lucir bien para él.

—Buenos días, Martha —saludo a la mujer en la cocina después de cubrir mi cuerpo de algunas telas caras de marcas conocidas.

—Buenos días, ¿Qué desea para desayunar?

—Fruta picada estará bien, llevo algo de prisa, ¿Has visto a Robert, necesito que me lleve al centro comercial?

—Esta en el estacionamiento.

Desayuno lo más rápido que puedo, para luego correr en busca del chofer, sin hacer demasiadas preguntas.

Inspecciono el lugar donde debería estar esperándome Angel, no hay rastro del rubio por ningún lado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro