Capítulo 2

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Cuando la campana que marcaba la hora del receso sonó, todos los niños salieron amontonándose por la puerta con la desesperación de ser el primero en ganar la cancha de futbol o el arenero. La verdad es que a Keith no le importaba mucho, mientras no fuese molestado por los demás, todo iría de maravilla.

Permaneció lejos de los demás, sentado bajo un árbol encima de una pequeña colina en el patio de juegos. Le daba demasiado miedo el preguntar si se podía juntar con algún compañero, pero tampoco le gustaba que le preguntasen si quería unirse al juego; sentía que lo hacían por pura pena. Y tal vez fuera cierto, porque al final, al día siguiente ni te recordaban.
Empezó a acariciar el húmedo y fresco pasto, mientras abrazaba sus piernas contra su pecho. Le encantaba la sensación de la hierba rozando sus pequeños dedos.

Como aquel diente de león que empezaba a crecer; solo, pero en paz.

Aunque no duró mucho, porque los pequeños pies que quedaron en frente del azabache aplastaron el diente de león que estaba admirando. Vaya, ahora no podría soplarlo.
Keith frunció levemente el ceño y dirigió a la mirada al niño o niña que se había atrevido a pisar su diente de león. Pero para cuando reconoció quién era, su rostro se había tornado de ligera sorpresa, y un poco de confusión.

—"Hola." Dijo el pequeño, que era nada más ni nada menos que su compañero de pupitre. Su rostro adornaba una enorme sonrisa de oreja a oreja y unos ojos azules que brillaban con el resplandor del sol en ellos. Keith quedó paralizado unos segundos, para luego apartar la mirada de nuevo hacia al pasto.

—"... Hola." Dijo, murmurando. Su voz era casi audible, pero al parecer el contrario lo entendía a pesar de ello.
—"Me llamo Lance. ¿Quieres jugar?" Dijo. Mientras balanceaba su cuerpo para adelante y atrás con sus pequeños pies, con las manos tomadas por la espalda.
—"... Soy Keith." Hizo una pausa, y luego volvió a dirigir la mirada hacia el contrario, como si tratase de ver en sus ojos el hecho de que le preguntara aquello era por pena o no. "Uhm, ¿n-no...? No quiero... jugar." Finalizó.

Lance hizo un puchero; pensó que el azabache aceptaría y serían amigos, pero al parecer no.
Por lo menos tenía un plan B.
La dulce sonrisa del moreno no tardó en aparecer de nuevo, y a Keith no le daba mucha confianza que digamos.

—"¡Vamos! Yo sé que te va a gustar." Lance, bruscamente tomó del brazo a Keith y lo jaló lo suficientemente fuerte como para levantarlo de un salto. Keith trató de soltar el agarre ajeno, pero Lance le ganaba en fuerza POR MUCHO. Por lo que no quedó de otro modo más que seguirlo. Era un poco molesto, pero debía de admitir que una pequeña parte de él estaba alegre por tanta cercanía que tomaba el contrario.

Lance había llevado a Keith bajo la colina, una vez ahí, Keith preguntó lo que harían. Pero Lance por su parte, le dio un leve empujón y empezó a correr, mientras gritaba:

—"¡Las traes!"

El azabache no reaccionó hasta después que empezó a correr tras del moreno; aunque se movía con miedo. ¿El porqué? Quién sabe. Sólo jugaba con su hermano, por lo que no estaba acostumbrado a jugar con un niño de su edad.
Siempre había querido eso.

¿Acaso fue tanto pedir?


—"¡A que no me atrapas, tortuga!" Gritó una vez más el moreno, y Keith no se quedó conforme y aceleró. Logró tocar el hombro de Lance y, en cuanto lo hizo, salió disparado al lado contrario. Ahora Lance era el que perseguía a Keith. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se lanzó al adverso como León a su presa. Keith cayó al suelo junto a Lance, el cual inmediatamente explotó en risas.
—"¡Te atrapé!"

El pequeño alzó las cejas, aunque después esbozó una tímida sonrisa.
—"Sí, lo hiciste."

Lance se acercó más al azabache para observar más de cerca los orbes del adverso.
—"Parece que tienes dos uvas como ojos."
—"Lance, ¿por qué tus ojos son así?"
Lance se colocó encima de Keith, sosteniéndose con sus dos manos sobre la hierba y cada una a un lado de Keith.
—"Porque así soy yo."
Por un momento, Keith se sintió extraño... Sentía calor sobre sus mejillas, y no sabía por qué. Aunque decidió ignorarlo por el momento, tal vez porque no estaba acostumbrado a estar tan cerca de un niño de su edad.

Y juntos, tirados en la hierba, rieron.

Ese día fue en el que por primera vez Keith, se quejó de el dolor de estómago por tanto reír. En el que no paró de hablar toda la cena de su nuevo amigo y de lo que hicieron. Tanto como hermano y padre, estaban muy contentos de que por fin, Keith no dejaba de sonreír.

Y fue así, que a partir de ese día, siguió siendo perseguido por su nuevo compañero de juegos incluso cuando no quería estar con nadie.
Keith ya no estaba solo.

Aquel día sería el que marcara un nuevo inicio a la vida de Keith, como la de Lance.
















...

—Por favor.

—No.

—Bájenme, ya no quiero jugar.

—¡Eres un cobarde! Cobarde, cobarde, cobarde ~

Risas, y risas.

— Keith es una niña.

Risas.

— Keith es una mariquita.

Y más risas.

Cada risa formaba una cadena alrededor de la pequeña y frágil alma de él.
Un ladrillo más en el muro que construía para protegerse.

Un pétalo menos en la flor.

...






| ¡HEEEEEEEEEEEEY! Qué tal, ah. Perdonen, sé que dije que lo actualizaría pronto. Pero... k decir. Bueno, si se preguntan sobre lo último de la historia, es una vieja memoria de Keith en primer año de preescolar. En esta historia quiero narrar cada memoria que tiene Keith, como para explicar todo.¿

Also, si también eres lector de  mi otro fanfic Klance (sí, tú ¿)  quería decirte qUE...

Pronto actualizaré, no te preocupes men. <: ¿¿

A no seeeeer...
Ah no /la matan.  |

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro